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Día Internacional de Trabajo: Pandemia ¿precariedad laboral?
Tags: día del trabajo dignidad del trabajo derechos humanos monseñor héctor fabio henao Pastoral Social Iglesia San José
El día del trabajo ante todo es una fecha que nos lleva a exaltar el sentido profundo del trabajo humano como un don de Dios en medio de una sociedad que lo ha mercantilizado todo y en la cual el trabajo digno no alcanza a ser una realidad plena para todos los niveles de la sociedad. Es una fecha para renovar el compromiso por un reconocimiento de toda la sociedad sobre la dignidad del trabajo, del trabajador y del mundo del trabajo. Una fecha para reiterar el reconocimiento del legítimo derecho a la asociación y a la participación de los trabajadores.
Esta celebración se hace en medio de circunstancias que impone la pandemia del CORONAVIRUS y que hace que miles de trabajadores y sus familias no conozcan el trabajo digno sino condiciones marcadas por la baja calidad en el empleo, de inestabilidad e ingresos precarios. De allí la importancia de dar a esta fecha un sentido tal que nos permita profundizar en el valor del trabajo y en la forma como este nos coloca en una relación profunda con la obra de la creación.
Ante todo, el trabajo es una bendición de Dios que permite al ser humano cooperar en la obra de la creación, desarrollarse plenamente, conformar una familia, construir comunidad y aportar a la sociedad en términos de fraternidad y de solidaridad.
Esta reflexión nos lleva hacia la pregunta por la forma como viven los hombres y mujeres del mundo del trabajo, especialmente aquellos que se encuentran en condiciones de precariedad laboral. Las cifras son impresionantes: según el DANE el 48.2% de los colombianos trabajan en situación de informalidad, estamos hablando de más de 10.000.000 de trabajadores que están en muy alto riesgo por el efecto del aislamiento social que estamos viviendo por la pandemia. Ante esta grave realidad, la urgencia que emerge con especial fuerza en este momento, es garantizar condiciones para quienes tienen que llevar el sustento a sus familias y asegurar su propio desarrollo humano en una época marcada por incertidumbre a todo nivel.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentó un estudio preliminar del impacto del COVID -19 en trabajadores y trabajadoras, en el que señala tres efectos:
Sobre la cantidad de los empleos; aumento del desempleo y del subempleo -reducción de horas de trabajo.
Sobre la calidad de los empleos: caída de los salarios y empeoramiento en acceso a la protección social.
Sobre grupos de trabajadores vulnerables a “cambios en el mercado laboral”, tales como jóvenes, mujeres y migrantes. Y estiman un aumento del desempleo mundial de entre 5,3 millones (hipótesis “prudente”) y 24,7 millones (hipótesis “extrema”) en este 2020.
En Colombia se calcula que 22 millones de trabajadores se han visto afectados por las normas del aislamiento social como medida de prevención de la expansión del Coronavirus.
No podemos olvidar que “la Iglesia está convencida de que el trabajo constituye una dimensión fundamental de la existencia del ser humano en la tierra” (S.S. Juan Pablo II, Laborm Excersens, 4) y por lo tanto no es un accidente el que la población en grandes masas tenga que entrar en el mundo de la informalidad laboral. Estamos hablando de una dimensión fundamental del ser humano.
La realidad de que solo uno de cada cuatro colombianos tiene garantizado el acceso a los sistemas de pensión se constituye en un reto para el desarrollo humano en nuestro país y, al mismo tiempo, un clamor a la solidaridad para que se tomen medidas prontas para resolverlo.
La paradoja del crecimiento económico junto a estos niveles de informalidad laboral hace un llamado a revisar la forma como se ha planteado el desarrollo de manera que este tenga rostro humano y responda a las necesidades de la población. Estamos hablando de millones de trabajadores detrás de los cuales se encuentran sus familias. Son hermanos y hermanas nuestras que tienen aspiraciones, proyectos de vida y en muchos casos una profesión que han adquirido con mucho esfuerzo personal y familiar. En ese grupo encontramos principalmente mujeres, jóvenes y desde otro lado un grupo grande de personas con un nivel de educación precario.
Este hecho nos llama a profundizar en el deber de nuestra sociedad de fortalecer los mecanismos para que se reconozca planamente la dignidad del trabajo, del trabajador y del mundo del trabajo para superar las condiciones de discriminación que viven muchos de nuestros hermanos y hermanas trabajadores, particularmente aquellos que se ven obligados a recurrir a la informalidad para poder obtener el sustento para ellos y sus familias.
Uno de los fenómenos que más afecta a la dignidad del trabajo y de los trabajadores es justamente el despojo de tierras que ha empujado a miles de familias hacia la informalidad e incluso hacia la miseria. Quienes han perdido su tierra han perdido también la fuente de su trabajo y sustento familiar. Este es un drama cuya solución ha sido determinada por la ley pero que sigue siendo un desafío para el país. Garantizar la restitución de las tierras es un acto de reconocimiento a gentes que, en muchos casos, han labrado sus vidas en el trabajo cotidiano de la agricultura y la pesca. Hoy se impone hacer seguimiento y apoyar las iniciativas de restitución de las tierras y las iniciativas legislativas que puedan poner fin a la situación de quienes obtienen su sustento en medio de la informalidad laboral.
En esta ocasión, Colombia se coloca ante uno de los desafíos más grandes porque tiene que armonizar las condiciones y derechos de trabajadores y trabajadoras ante las metas de libre comercio. Se trata de un tema muy sensible porque indudablemente el libre comercio debe realizarse en condiciones que favorezcan el desarrollo de las personas en la sociedad.
Ante estas realidades hay que reconocer que muchas personas movidas por su fe se han convertido en apóstoles misioneros en el mundo del trabajo. A quienes se encuentran en este apostolado tan valioso les mueve el brindar un testimonio evangélico y evangelizador en los ambientes obreros, campesinos, profesionales, empresariales a todos los niveles. Saben que Jesucristo garantiza la liberación integral más allá de las fronteras culturales, raciales o de cualquier orden y se proponen llevar el mensaje de la dignidad del trabajo y de los trabajadores a todos los niveles de la sociedad. Ellos hacen presente el aprecio de la Iglesia por los movimientos de trabajadores y por la solidaridad entre los hombres y mujeres del mundo del trabajo. La pastoral del mundo del trabajo es presencia de la Iglesia en el camino de la dignificación del trabajo, el trabajador y el mundo del trabajo.
El 1 de mayo, jornada de fiesta y de solidaridad y fraternidad en el mundo del trabajo, recuerda que los trabajadores son «artífices principales de las transformaciones prodigiosas que el mundo conoce hoy» (Concilio Vaticano II, Mensaje a los trabajadores). El 1 de mayo la Iglesia recuerda su reconocimiento y aprecio por el derecho de los trabajadores a organizarse y a participar en la vida y en las transformaciones de la sociedad mediante sus propuestas.
En esta fecha la Iglesia recuerda a San José Obrero, modelo del mundo del trabajo y recuerda que Jesucristo es el “Hijo del carpintero” y ora por todos los trabajadores y trabajadoras del mundo sin olvidar a quienes no tienen un trabajo de calidad. Igualmente es una fecha especial para dar gracias a Dios por la misión y entrega de quienes se dedican al servicio de sus hermanos y hermanas trabajadores desde la obra evangelizadora de la Iglesia.
El 1 de mayo es un momento para dar gracias por quienes trabajan y orar para que el Señor bendiga sus esfuerzos y fatigas y les permita alcanzar los niveles de justicia y de dignificación que anhelan.
Por: Monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria
Director Secretariado Nacional de Pastoral Social
“Reciban el Espíritu Santo” (Jn 21, 22)
Mié 15 Mayo 2024
Miremos y contemplemos el Crucificado
Jue 2 Mayo 2024
Mié 15 Mayo 2024
El papa Francisco nombró obispo para la Diócesis de El Banco: Pbro. Dimas Antonio Acuña Jiménez
El papa Francisco nombró al padre Dimas Antonio Acuña Jiménez, miembro del clero de la Arquidiócesis de Barranquilla, como nuevo obispo de la Diócesis de El Banco, jurisdicción eclesiástica ubicada en el departamento del Magdalena.El padre Dimas se venía desempeñando como delegado de la Pastoral Universitaria y de la Pastoral de los Artistas de la Arquidiócesis de Barranquilla. Además, durante varios años, ha sido rector y formador del Seminario Mayor Juan XXIII.Desde enero de 2023, era monseñor José Mario Bacci Trespalacios, obispo de la Diócesis de Santa Marta, quien se venía desempeñando como administrador apostólico de esta jurisdicción eclesiástica por encargo del Santo Padre, tras el fallecimiento de monseñor Luis Gabriel Ramírez Díaz, quien fue obispo y administrador apostólico de El Banco. BiografíaEl padre Dimas Antonio Acuña Jiménez nació el 25 de enero de 1972, en Usiacurí, municipio ubicado en el departamento del Atlántico. Realizó sus estudios de filosofía y teología en el Seminario Mayor Juan XXIII de Barranquilla. Es Licenciado en Teología de la Universidad Javeriana. Fue ordenado sacerdote el 22 de agosto de 1998, por monseñor Félix María Torres.Se especializó en Filosofía Contemporánea, en la Universidad del Norte de Barranquilla y estudió Teología Bíblica en la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino, en Roma.Entre sus encargos pastorales, se destacan:- Vicario Parroquial de San Pancracio (1997-1998)- Vicario Parroquial de la Catedral María Reina (1999)- Párroco en Nuestra Señora de Fátima (2000)- Párroco en San Carlos Borromeo (2001)- Párroco en San Agustín (2002)- Formador del Seminario Mayor Juan XXIII (2003-2008)- Párroco en Cristo Rey (2009-2010)- Párroco en Santa Laura (2013)- Rector del Seminario Mayor Juan XXIII (2014-2020)- Miembro del Consejo Presbiteral y del Consejo Económico (2014-2020)- Párroco en Nuestra Señora de Torcoroma (2020 hasta la fecha)- Delegado de Pastoral Universitaria y Pastoral de los Artistas de la Arquidiócesis de Barranquilla.
Mar 14 Mayo 2024
El Nuncio Apostólico en Colombia nombra Pro-Vicario para Guapi
Monseñor Paolo Rudelli, Nuncio Apostólico en Colombia, nombró Pro-Vicario para el Vicariato Apostólico de Guapi. Se trata del padre Arnulfo Moreno Quiñonez, miembro del clero de esta jurisdicción ubicada en el departamento del Cauca.El padre Arnulfo se venía desempeñando desde el año 2021 como Vicario General y Párroco de la Catedral La Inmaculada Concepción de Guapi. Además, desde el 2019 lideraba la Pastoral Familiar. Ahora, como Pro-vicario, asumirá la administración eclesiástica de esta Iglesia particular.Este nombramiento se da luego que el pasado sábado, 11 de mayo, monseñor Carlos Alberto Correa Martínez, anterior Vicario Apostólico de Guapi, tomara posesión de la Diócesis de Apartadó, sede en la que fue nombrado obispo el 19 de marzo por parte del papa Francisco.En diálogo con el Departamento de Comunicaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), el padre Arnulfo afirmó que toma esta designación como una gran responsabilidad para la que se encomienda a Dios. Además, como un importante voto de confianza para todo el clero del vicariato.Resaltó también que tienen como tarea central seguir trabajando en el desarrollo del actual plan pastoral, que contempla cinco dimensiones por fortalecer: familia, presbiterio, pastoral social, pastoral educativa y pastoral de la fe o catequesis.Frente a los múltiples desafíos sociales que enfrenta esta jurisdicción ubicada en el litoral pacífico, entre ellos, la violencia, el conflicto armado y el narcotráfico, afirmó que seguir acompañando permanentemente a las comunidades, con enfoque pastoral y humanitario, es una prioridad.Sobre el rol de Pro-VicarioSe utiliza esta figura para designar a quien va a estar temporalmente al tanto de la administración del Vicariato Apostólico en nombre del Santo Padre, mientras es nombrado el Vicario Apostólico en propiedad.Cabe recordar que los vicariatos apostólicos son jurisdicciones ubicadas en territorios de misión, regidas directamente por el Papa como obispo universal, y este ejerce su autoridad a través de un vicario o delegado. De allí, que la designación del Pro-Vicario de Guapi haya sido realizada por el Nuncio Apostólico como representante del Santo Padre en Colombia.BiografíaEl padre Arnulfo Moreno Quiñonez nació en el municipio de El Charco (Nariño) el 25 de marzo de 1979. Su primaria y secundaria las cursó en el Colegio Integral San José de Guapi.Realizó sus estudios de Filosofía y Teología en el Seminario Mayor San Pedro Apóstol de Cali en 2010, cursó Sagrada Teología Universidad Pontificia Bolivariana Medellín (2011). Realizó una especialización en Gestión Humana, en la Universidad Pontificia Bolivariana Medellín (2013), se licenció en Sagrada Teología sobre el Matrimonio y Familia en la Universidad Pontificia Lateranense de Roma (2017).Entre sus encargos pastorales, se destacan:− Vicario Parroquial de la Catedral, La Inmaculada Concepción. Guapi, 2010.− Párroco, Parroquia San Antonio de Padua. Guapi, 2011 – 2014.− Coordinador de campo de profesores oferentes. Guapi, 2011 – 2012.− Párroco, Parroquia Nuestra Señora del Rosario Santa María – Timbiquí, 2017.− Administrador parroquial, Parroquia Nuestra Señora de los Ángeles. España – Valencia, Chelva, 2015-2017.− Administrador parroquial, Parroquia La Santísima Trinidad. López de Micay, 2015.− Delegado para la Pastoral Familiar, Vicariato Apostólico de Guapi. Timbiquí, 2019.- Párroco, Catedral, La Inmaculada Concepción. Guapi, 2021.- Vicario General, 2021.
Jue 9 Mayo 2024
Iglesia Católica colombiana anima la oración, reflexión y el trabajo colectivo por la unidad de los cristianos
Del 19 al 25 de mayo se llevará a cabo en Colombia la versión número 57 de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos (SOUC). Una iniciativa promovida por la Iglesia Católica colombiana a través de la Comisión para la Promoción de la Unidad y del Diálogo (PUD) de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC).En este año la SOUC tiene como lema el texto de Lucas 10, 27: “Amarás al Señor tu Dios…Y a tu prójimo como a ti mismo”. Durante ocho días los cristianos de diversas iglesias y comunidades eclesiales del país están llamados a reflexionar sobre las heridas en la unidad, orar por la plena comunión y plantear líneas de acción para el trabajo común. Para ello, el Departamento para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y del Diálogo Interreligioso (PUD) del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC) pone a disposición un texto que compila y adapta las orientaciones celebrativas propuestas por un equipo ecuménico de Burkina Faso, país de África Occidental, en el que estuvieron presentes representantes de la Arquidiócesis católica de Uagadugú, de las Iglesias protestantes, de los organismos ecuménicos y de la Comunidad Chemin Neuf (Camino Nuevo), que se caracteriza por su vocación ecuménica.En esta ocasión, los círculos bíblicos de reflexión en Bogotá se llevarán a cabo de la siguiente manera: el lunes 20 de mayo, en la sede del Movimiento de los Focolares del barrio La Soledad, el martes 21 en la Iglesia Episcopal de Comunión Anglicana, el miércoles 22 en la Iglesia Metodista, el jueves 23 en la Iglesia Ortodoxa Griega y el viernes 24, en la Iglesia Luterana San Mateo. El sábado se realizará la celebración ecuménica, a cargo de la Iglesia Siro Ortodoxa de Antioquía, en la que estarán presentes diversos líderes religiosos de las comunidades cristianas. Los horarios y direcciones pueden encontrarse en la última página del subsidio de la SOUC 2024.La guía de celebraciones ha sido adaptada para Colombia. En la presentación del material, monseñor Edgar Aristizábal Quintero, obispo de Yopal y presidente de esta comisión episcopal encargada del ecumenismo y el diálogo interreligioso, señala que “la 57ª Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que realizamos este año 2024, tiene un especial contexto pues se enmarca en el deseo de la Iglesia Católica de que una “sinfonía de oración” vincule a todos los cristianos de diferentes confesiones durante el Año de la Oración; precisamente, el Papa Francisco también ha insistido en que el Jubileo de la Esperanza debe contar con un hondo sentido ecuménico pues coincidirá con la celebración de los 1700 años del Concilio Ecuménico de Nicea, realizado en el año 325, en el que fue definida la consubstancialidad de la divinidad entre el Padre Eterno y su Hijo Jesucristo, declaración fundamental para todos los cristianos que vemos en Nuestro Señor el rostro de Dios”. La SOUC 2024 se realiza también en el contexto del camino sinodal. El papa Francisco ha insistido en la “conversión ecuménica” es decir, incentivar acciones y actitudes que conlleven a la comunión real de todos los cristianos. Durante la primera sesión de la Asamblea Sinodal, en octubre de 2023, se propuso elaborar un martirologio ecuménico, la convocación de un sínodo ecuménico y profundizar en el estudio para que todos los cristianos tengan una fecha común para la celebración de la Pascua. Ahora, de camino a la segunda sesión, en octubre de 2024, el pontífice ha dispuesto que haya 10 comisiones de estudio, una de las cuales se refiere a “la recepción de los frutos del camino ecuménico en la praxis eclesial”. En este grupo de estudio se reflexionará sobre el papel del primado petrino al servicio de la unidad, la experiencia de las parejas y familias interconfesionales, así como el fenómeno de las comunidades “no denominacionales” o de los movimientos de despertar de inspiración cristiana carismática/pentecostal.
Mié 8 Mayo 2024
Iglesia colombiana invita a vivir la Semana de la Familia 2024 profundizando en la guía del Espíritu Santo
Del 12 al 19 de mayo, la Iglesia Católica colombiana vivirá la Semana de la Familia 2024. En esta oportunidad bajo el lema “Familias, el Espíritu Santo hacia el amor nos guía: ¡Que nuestras familias sean transformadas por su compañía!”. Buscando unir a todos los fieles a esta celebración, el Departamento de Matrimonio y Familia de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), ha preparado un documento que servirá como guía para que las familias compartan momentos de encuentro que les ayuden a construir una espiritualidad familiar auténticamente cristiana. Esta publicación está disponible también en versión física, a través de la Librería de la CEC.Para la elaboración de este material, se contó con el apoyo de ocho parejas que, unidas en matrimonio, buscan dar testimonio de cómo el Espíritu Santo ha acompañado y renovado su hogar.“Una familia cuyos miembros se dejan impregnar por la moción del Espíritu, es una familia que ha encontrado la ruta de la santidad y esto se verá reflejado en su forma de ser coherente con el ideal evangélico en todos los ambientes en que se desenvuelven sus miembros: hogar, vecindario, colegio, trabajo, parroquia y sociedad en general y, por lo tanto, será forjadora de un mundo mejor, donde prime lo bueno, lo bello y lo verdadero y se contrarresten significativamente todos los antivalores que pululan en las nuevas generaciones y que atentan contra la dignidad del ser humano y las instituciones más preciadas por el creador: el matrimonio y la familia”, plantea el documento.La oración del “Padre Nuestro”, que Jesús enseñó a sus discípulos y que ha acompañado a los católicos a lo largo de la historia, inspira las meditaciones allí propuestas.“A lo largo del texto encontrarán 8 capítulos, cada uno de los cuales ahonda en una frase del Padre Nuestro, exhortando una reflexión de su significado y de cómo llevar a la práctica, en lo cotidiano de la vida, esta sencilla pero profunda y completa oración que Jesús enseñó. Al finalizar la lectura del capítulo sugerido para cada día, se invita a las familias a hacer un compartir de lo aprendido, de aquello que el Señor le dice a cada uno y, posteriormente, hacer un compromiso que los lleve a fortalecer su vida espiritual con el objetivo de que esta permee todas las dimensiones de su vida y se conviertan en discípulos misioneros, dando respuesta a la invitación que nos hace el papa Francisco: “ser una Iglesia en salida”", se expresa allí.En la última parte, se podrá encontrar una sección titulada “Biblioteca de Espiritualidad Matrimonial y Familiar”. Se trata de un listado de 19 libros recomendados para que, más allá de celebrar esta semana, las familias cuenten con herramientas que les permitan seguir cultivando su espiritualidad.Para adquirir la versión física de la cartilla, comuníquese con la la Librería de la Conferencia Episcopal de Colombia a través de la siguiente línea: +57 313 8808447