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Edgar de Jesús García

Sáb 9 Dic 2017

Juan el Bautista

Por: Mons. Edgar de Jesús García Gil - Aparece en el horizonte del desierto de Judea un extraño personaje con un vestido de piel de camello y un cinturón de cuero en sus lomos. Comía langostas y miel silvestre. Es un profeta de Dios que grita en el desierto: “¡Preparen el camino del Señor. Abran caminos rectos!”. Así se presentó Juan el Bautista en el desierto llamando a todos a la conversión y bautizando con agua como señal de perdón por los pecados. Marcos 1,1-8. Preparar cuales caminos? Desde noviembre estamos preparando la navidad: Adornos, árboles de navidad, amigos secretos, pesebres, música en las emisoras y en nuestros autos, villancicos, luces en las ciudades, polvora aunque prohibida, regalos a nuestros amigos y familiares, viajes y encuentros de familia. Manjar blanco, natilla, bueñuelos, desamargado. Falta algo? Creo que si y es todavía lo mas importante. Tu corazon, mi corazón. El camino de tu corazon esta preparado para que Jesus re-nazca de nuevo en tu vida?. No me importa Jesús y no lo necesito me dijo un amigo. Wao! Yo si lo necesito y me importa mucho. Es la razon de mi vida como cristiano, presbitero, obispo. El marca mi camino. Va adelante. Pero yo tengo que arreglar baches, basuras, y egoismos que me han ido dañando mi camino. Debo arreglarlo. Para eso está este tiempo de adviento. Nos ahogan todos los preparativos del mundo. Son convenientes y buenos en cierta medida porque ambientan pero no son lo mas importante. Pongamole mas atencion a Dios y a su Hijo Jesus que nace en un pesebre del campo de pastores para iniciar una propuesta de vida humilde y llena de verdadero amor. Eso si, la cultura del encuentro que hacemos con nuestras familias por estos tiempos es la mejor plataforma para preparar la venida del Salvador. Por supuesto que El abrazo de la reconciliación y del perdon, el Fortalecer los lazos de amor entre la familia y los amigos y La solidaridad con los mas necesitados. + Edgar de Jesús García Gil Obispo de Palmira

Lun 7 Dic 2015

Cómo entender el Año de la Misericordia

El próximo martes 8 de diciembre, día de la Fiesta de la Inmaculada Concepción, el Papa Francisco iniciará el Jubileo del Año Santo de la Misericordia con la apertura de la Puerta Santa en la Basílica Vaticana. Por ello el obispo de Palmira, monseñor Édgar de Jesús García Gil, a través del boletín "Guacara Dominical", recuerda a sus lectores como el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización invita a entendermejor este tiempo de gracia. Descarga: Jubileo Extraordinario de la Misericordia Foto: Tomada de internet

Sáb 24 Oct 2015

Defendamos los derechos y deberes con una sana votación

Escrito por: Mons. Edgar de Jesús García Gil Primera: Defender los derechos de Dios y los deberes que todos tenemos frente a Dios por ser profundamente creyentes, respetando la libertad religiosa de cada una de las personas que viven en nuestro realidad colombiana. Siendo personas de testimonio en la verdad, bondad, belleza y unidad de Dios, del hombre y de la creación, y no mercaderes proselitistas que le apostamos al mejor pagador o comprador de votos. Segunda: Valorar y respetar la dignidad, los derechos y deberes de la personas humanas reconociendo que cada uno es un hermano o una hermana y que merece todo nuestro respeto aunque su ideología política sea diferente a la nuestra. Siendo justos y caritativos con los más necesitados de nuestra sociedad. Siendo muy sensibles y defensores de los derechos fundamentales de nuestros pueblos como la vida en todos sus estadios. No a la guerra, no al conflicto armado, no al aborto ni a la eutanasia. Atentos al trabajo, al alimento, a la educación, a la vivienda, a la recreación, al matrimonio, a la unidad familiar. No dispuestos hacerle juego a las maquinarias politiqueras que manipulan la opinión pública y convierten nuestra débil democracia en una figura vergonzosa. Tercera: Cuidar y guardar la "casa común", como dice el Papa Francisco, es decir, el equilibrio majestuoso de la creación para que en el presente y en el futuro todas las generaciones tengan un lugar digno y hermoso. Fomentar, por lo tanto, una sana conciencia ecológica frente al mundo creado. No permitir en los programas políticos un planeta tierra basurero, sin agua y sin oxígeno limpios por la catastrófica depredación de los que se dejaron arrastrar por los intereses mezquinos y egoístas de personas y empresas sin conciencia ecológica que solo les interesaba sus propios intereses económicos. Por supuesto que en nuestra democracia debemos ejercer nuestro deber de votar a conciencia por aquellas personas que según nuestro criterio pueden llevar nuestro país por los caminos de la auténtica justicia, la reconciliación, el perdón y la paz. No a las Empresas politiqueras que han herido profundamente la democracia colombiana convirtiendo el arte de la política en una feria de mercaderes. Tu decisión de votar o no votar decide, aunque no te parezca, lo mejor o lo peor para Colombia. + Édgar de Jesús García Gil Obispo de Palmira

Sáb 10 Oct 2015

Familia, esperanza de la humanidad

Escrito por: Mons. Edgar de Jesús García Gil Ver Cuando el abuelo materno Pedro, siendo muy niño, me llevaba sobre su cabalgadura a la finca del "otro lado" del Rio Cauca o a las tierras buenas de "Guacará", tomábamos de su mano la leche recién ordeñada, me enseñaba a jugar trompo en la mano, y, los domingos, iba con él a la Misa parroquial, de una manera o de otra yo iba grabando en mi alma que la familia era la mejor cuna para vivir en seguridad, para aprender las cosas importantes de la vida y para saber compartir la vida con generosidad. En la otra orilla de mi familia, la abuela paterna Ana Joaquina, envuelta en su pañolón negro, y con su sonrisa maternal, al terminar de rezar a la hora del ángelus, el santo rosario, me decía: Que Dios lo bendiga y lo haga un santo Jesuita. ¡Cómo amaba la abuela a los Jesuitas! Fue ella la que exigió que mi nombre Edgar, pagano para su época, tuviera el "de Jesús" para que realmente fuera cristiano. Y así quede en la partida de bautismo. Estos detalles muestran como la familia es la mejor transmisora de la fe de nuestros pueblos. Juzgar Es cierto que ahora tenemos otros tiempos, otras culturas, otras ideologías. Pero lo perenne de los principios cristianos sobre la familia no pasa, sino que se va contextualizando en lo que ahora llamamos cambio de época. La vocación y la misión de la familia hoy es el tema que ha tratado el Sínodo Ordinario de los obispos en Roma. El papa Francisco al inicio del Sínodo afirmó: "se podría decir que el 'espíritu familiar' es la carta magna de la Iglesia". Además, el mundo necesita una "robusta inyección" de este espíritu puesto que en la sociedad no se le da el debido "peso, reconocimiento y apoyo". Y esta ha sido la diligente tarea que los padres sinodales, los matrimonios y familias, han construido durante tres semanas para poder seguir fortaleciendo la comunidad familiar, como el mejor patrimonio de la humanidad y como la mejor garantía para construir una verdadera civilización del amor. "El sacramento del matrimonio, como unión fiel e indisoluble entre un hombre una mujer llamados a acogerse mutuamente y a acoger la vida, es una gracia grande para la familia humana" I.L. 99 Es importante, lo dijeron los padres sinodales, reconocer las semillas del Verbo, es decir, las bondades de la vida matrimonial en cada continente, en cada cultura, en cada grupo humano y saber descubrir cuatro constantes que garantizan la base para un sacramento. "Cuando la unión alcanza una estabilidad notable mediante un vínculo público, está connotada de afecto profundo, de responsabilidad por la prole, de capacidad de superar las pruebas, puede ser vista como una ocasión de acompañamiento en la evolución hacia el sacramento del matrimonio". Actuar La vocación y la misión de la familia es ser la primera comunión de amor entre los hombres donde se tejen y se aprenden los principales valores de la vida humana como el amor misericordioso que siempre es sacrificado, el perdonar y ser perdonado, el amar y ser amado, el compartir en solidaridad para apagar el egoísmo de la sociedad consumista, el crecer juntos en familia valorando todas las edades (niños, adolescentes, jóvenes, adultos y abuelos) donde cada uno es una riqueza de vida para todos. Estos valores y muchos más consolidan a lo largo de la historia de cada familia una auténtica calidad de vida, de realización personal, que hace de cada persona una verdadera imagen y semejanza de Dios. Es cierto que son muchas las situaciones nuevas que hoy viven las familias del mundo y que la Iglesia, maestra en humanidad, pide atender con solicitud de caridad pastoral, aportando sobre todo un testimonio de inagotable misericordia para que las heridas se sanen y se pueda mostrar con paciencia y prontitud la belleza del matrimonio y de la familia en el designio eterno de Dios. El sínodo de la Familia en Roma ha sido una señal indiscutible de comunión, pero también de sabiduría que ilumina siempre el caminar diario de los hombres, de sus compromisos fundamentales basados en el amor, de su vida de pareja, de matrimonio y de familia que el mundo necesita para seguir adelante con esperanza y con un optimismo no ilusorio sino basado en la realidad propia de cada uno, de cada nación, de cada raza y de cada cultura. + Édgar de Jesús García Gil Obispo de Palmira