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evangelio domingo

Sáb 28 Oct 2023

29 de octubre | Lectura del santo Evangelio según San Mateo 22,34-40

29 Octubre, Domingo.Mt 22,34-40Amarás al Señor tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismoLectura del santo Evangelio según san Mateo.EN aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba:«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la ley?».Él le dijo:«"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente".Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:"Amarás a tu prójimo como a ti mismo".En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas».Palabra del Señor.

Vie 3 Sep 2021

La voz del Pastor | 05 de septiembre de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Marcos 7,31-37

Vie 18 Jun 2021

¿Por qué tienen miedo? ¿Por qué tienen tan poca fe?

DECIMOSEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Junio 20 de 2021 Primera lectura: Jb 38,1.8-11 / Salmo: Sal 107(106),23-24.24-25.28-29.30-31 (cf. Mc 4,40) / Segunda lectura: 2Co 5,14-17 / Evangelio: Mc 4,35-41 I. Orientaciones para la Predicación Introducción De la Palabra de Dios que se nos ofrece para nuestra oración, reflexión y vivencia, en este decimosegundo domingo del tiempo ordinario, podemos resaltar tres ideas: • La tempestad calmada nos recuerda que cuando tenemos dificultades, en algunos casos, nos falta fe para enfrentarlas con la valentía de los que confían en Él. • El proyecto del creyente se enriquece en la medida en que la persona de Jesús hace parte de él. • La fe, la serenidad y la confianza en el poder de Dios nos asegura que seremos capaces de superar todas las dificultades que se presenten en la vida. • Jesús domina las fuerzas de la naturaleza, cura las enfermedades, libera, incluso resucita a los muertos; es Dios con nosotros que ha venido a salvarnos. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Este breve texto tomado del libro de Job 38,1.8-11, resulta ser la respuesta de Dios ante la queja persistente de Job por el problema del mal presente en el mundo y que él ha tenido que padecer en su propia carne. Luego de un prolongado silencio Dios responde desde la tormenta manifestando la grandeza de su obra creadora “¿Quién cerró el mar con una puerta? ¿Quién le puso las nubes como mantilla y las nieblas por pañales? (Cfr. Job 38,9) ¿Quién es capaz de romper la arrogancia de las olas contra las rocas?” (Cfr. Job 38,1). Solo Dios tiene ese poder. El salmo 106 (107) amplia el tema del mar; en efecto, para el judío el mar es tema de admiración: “Entraron en naves por el mar, comerciando por las aguas inmensas. Contemplaron las obras de Dios, sus maravillas en el océano…” (Cfr. Sal. 106, 23); pero el mar también es tema de temor por sus olas y el viento: “Él habló y levantó un viento tormentoso, que alzaba las olas a lo alto; subían al cielo, bajaban al abismo…” (Cfr. Sal. 106, 25-26); sin embargo, el salmista también destaca la confianza en el poder de Dios: “Pero gritaron al Señor en su angustia, y los arrancó de la tribulación. Apaciguo la tormenta en suave brisa y enmudecieron las olas del mar…” (Cfr. Sal.106, 28-29). La segunda carta a los corintios 5,14-17 expresa los cambios que se han producido en su vida luego de creer en Jesucristo, antes juzgaba al Señor según la carne, es decir, solo bajo la condición humana, “Ahora, ya no” puesto que la muerte y la resurrección de Jesucristo tiene como consecuencia que la vida “no es para sí, sino para él que murió y resucitó por ellos” (Cfr. 2 Cor. 5,15), Jesucristo, “el que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado” (Cfr. 2 Cor. 5,17). El evangelista Marcos, en el capítulo 4,35-40, narra el primer milagro de Jesús, la tempestad calmada. En el mar de Tiberíades suceden tempestades de modo inesperado, el susto de los apóstoles, Jesús durmiendo suavemente, el reclamo de quienes iban en la barca ante la despreocupación de Él, la voz serena de Jesús que increpa el viento y la calma repentina de la tempestad son los antecedentes necesarios para el que podríamos llamar hoy el centro del mensaje evangélico: ¿Por qué tienen miedo? ¿Por qué tienen tan poca fe? San Marcos capta nuestra atención para colocarnos delante del que es capaz de dominar la fuerza de la naturaleza, “¿Quién es este? Hasta el viento y las aguas le obedecen” (Cfr. Mc. 4,41). 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? En el mundo bíblico, el mar es un lugar de mucha admiración por su grandeza como, también, un lugar de amenaza y de peligro, puesto que es el lugar donde habita el mal. Los discípulos que en su mayoría eran pescadores, conocían el fenómeno de las tormentas en el mar de Galilea, pero en la escena que nos narra hoy el evangelio se les percibe muy temerosos y angustiados. La tempestad es una buena imagen de lo que puede suceder tanto en la vida comunitaria, como familiar y personal, todos experimentamos en algún momento de la vida fuertes vientos y grandes olas que sacuden la barca de nuestra vida y sentimos el miedo propio de quien se siente el peligro de hundirse en los problemas y conflictos de la existencia, sin embargo, sabemos con certeza que cuando Jesús está en la barca, así nos toque remar contra corriente y bregar con las dificultades de la vida, Él siempre nos ayudará a superar el miedo de las grandes tempestades de la existencia, no antes sin confrontarnos por nuestra falta de fe y confianza en Él. Todo los bautizados hemos recibido el don de la fe y con este don se nos ha prometido una travesía más llevadera y liviana por esta vida, y aunque nuestra vida no está libre de grandes tempestades, sabemos que si tenemos fe, por difícil que sea el momento, Dios nos salvará, aun cuando pareciera que Dios hace silencio y se muestre hasta indiferente a nuestros problemas; Él nunca nos abandonará, eso sí, nos exigirá tener más fe y confianza en Él para navegar en la barca de la vida en medio de las dificultades que se presenten en nuestras historias, en ocasiones nos toca remar contra viento y marea, con la confianza de que Dios salva. Los cristianos no deben tener miedo de hundirse, fieles a la llamada del Señor de “ir mar adentro” (Cfr. Lc. 5,4), de ser cada vez más profundos, nos debemos lanzar a lo desconocido, donde ya sabemos que hay tempestades, pero seguros a la vez de creer en aquel que es capaz de increpar y calmar las tormentas de la vida. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Cuando oramos con el Padre Nuestro le pedimos al Padre nos libre de todo mal; esta plegaria se asemeja a la súplica de los apóstoles en medio de la tempestad. La confianza en Dios y nuestra fe en Él nos asegura que las dificultades y los problemas que tengamos en el camino de la vida, se sabrán enfrentar con la sabiduría y la serenidad que el mismo Señor nos enseña; esta es una bella oportunidad para pedirle al Señor aumente nuestra fe, nos ayude a ver los problemas no como obstáculos, sino como oportunidades para ser mejores, más valientes, para demostrarnos a nosotros mismos que si el Señor Jesús está en la barca de nuestra vida, el miedo desaparece y se desata todo nuestro saber, para resolver con calma cada situación, que por difícil que sea, nos ayudará a ser mejores personas, mejores seres humanos, mejores creyentes. En San Pablo tenemos una bella inspiración, él tuvo que enfrentar persecuciones, dificultades en la tarea encomendada de la evangelización, pero él saca fuerzas y ánimo para realizar su ministerio con tanta energía y perseverancia, que nos preguntamos ¿de dónde saca tanta fuerza? La respuesta aparece clara en sus cartas, es su fe puesta en Cristo resucitado, esto lo lleva a afirmar con tanta radicalidad “nos apremia el amor de Cristo…” (Cfr. 2 Cor. 5,14). Al pedirle al Señor que aumente nuestra fe, también le debemos pedir nos de la pasión necesaria para enfrentar los retos de nuestra vocación, con la fidelidad y la radicalidad de quien ama con totalidad el nombre de Jesús y ha decidido seguirlo con toda fidelidad. Cuando los discípulos se embarcaron, en la búsqueda de nuevos horizontes y se adentraron en el mar, lo hicieron con confianza, pero cuando apareció la dificultad y la amenaza se llenaron de miedo, más aún, cuando vieron a Jesús ausente de lo que estaba pasando, se espantaron. Esta es la actitud desesperada de muchos hombres y mujeres, que emprenden su proyecto de vida y a la primera dificultad quieren renunciar y se desesperan haciéndose incapaces de resolver los problemas de la vida. Es aquí, donde debemos aprender de la actitud del Señor que con serenidad enfrenta la situación y con poder, transforma la tempestad en suave brisa. Le pedimos al Señor nos llene de su paz y con paciencia y sensatez enfrentemos la vida con valentía. El mundo está lleno de grandes desafíos, que en ocasiones nos llenan de cobardía y nos impiden actuar con sensatez, haciendo que la vida se vuelva monótona, vacía, llena de amarguras; permitámosle a Cristo fortalecer nuestra fe mediante la meditación asidua de su Palabra, alimentémonos de su Cuerpo y de su Sangre para no desfallecer en el camino, contemplándolo en tantos hombres y mujeres valientes, que con radicalidad han seguido al Señor hasta dar la vida por Él. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa En el día del Señor, nos hemos reunido para escuchar su Palabra y participar de la fracción del pan. En el decimosegundo domingo del tiempo ordinario la Iglesia nos invita a contemplar nuestra vida sometida a los problemas y desafíos de estos nuevos tiempos y nos anima a no tener miedo para saberlos enfrentar con serenidad y sabiduría. Coloquemos aquí junto al altar nuestros afanes y preocupaciones y permitámosle al Señor serenar y llenar nuestros corazones de esperanza. Participemos todos con alegría. Monición a la Liturgia de la Palabra Escuchemos con atención el mensaje de la Palabra de Dios que nos invita a contemplar su manera de actuar ante la tempestad en la que se ven envueltos los discípulos, con autoridad y serenidad Jesús calma la situación y nos exhorta a mantener la fe y la confianza en medio de las dificultades que se nos presentan. Escuchemos con atención Oración Universal o de los Fieles Presidente: Dirijamos a Dios nuestra oración pidiendo que nos escuche y nos ayude, nos responda y se vuelva hacia nosotros. Nos unimos diciendo: R. Te rogamos óyenos 1. Por el Papa Francisco, nuestros obispos y todos aquellos que han sido llamados a guiar, en medio de las tempestades de este mundo, al pueblo santo de Dios. Roguemos al Señor. 2. Por los dirigentes de nuestra nación, para que descubran la serenidad y la sabiduría con que Dios calma las tempestades y con fe, dirijan los destinos de nuestro pueblo por caminos de paz y reconciliación. Roguemos al Señor 3. Por los pobres, los enfermos, las víctimas de la violencia, para que Dios esté con ellos y vean sus vidas tranquilizadas por su amor y misericordia. Roguemos al Señor. 4. Por nuestra patria, la cual, clama porque cesen las tormentas de la injusticia, la corrupción y la impunidad, para que, llenos de fe y valentía trabajemos en la construcción de un mundo mejor. Roguemos al Señor. 5. Por nosotros aquí reunidos, para que el Señor haga nuevas todas las cosas por la fuerza del amor de Cristo y dé fortaleza a los atribulados, pan a los hambrientos y salud a los enfermos. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Señor, por tu gran bondad, atiende las súplicas de tu pueblo, que te presenta en medio de las tempestades que experimenta en su vida. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

Vie 12 Mar 2021

La voz del Pastor | 14 de marzo de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Juan 3,14,21

Jue 19 Nov 2020

El Señor es mi pastor, nada me falta

TRIGÉSIMOCUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO 22 de noviembre Primera lectura: Ez 34,11-12.15-17 Salmo: 23(22),1-3a.3b-4.5.6 (R. 1) Segunda lectura: 1Co 15,20-26.28 Evangelio: Mt 25,31-46 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Del mensaje de la Palabra de Dios en esta solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, podemos resaltar tres ideas: • El primero, el pastor que se da por sus ovejas; • El segundo, el pastor que alimenta de manera robusta a su rebaño; • Y, el tercero, la prefiguración de la venida del Hijo del hombre, aduciendo a la manera en que el pastor aparta las ovejas de las cabras, para enfatizar la prudencia, nobleza y generosidad de los que reconocen a Dios en sus hermanos. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En la literatura bíblica la evocación de la figura de Dios como pastor, recorre gran parte de la Escritura. En efecto, desde el génesis hasta el apocalipsis encontramos a diversos pastores que cumplen con la imperiosa y concomitante labor de custodiar, proteger y guardar el rebaño contra los embates frecuentes de las fieras que buscan acabar con la concordia de las ovejas nobles. Es por ello que, la profecía de Ezequiel no es una excepción, en el universo pastoril de los relatos bíblicos, tanto en el Antiguo como en el Nuevo testamento. Pero ¿quiénes eran, ¿qué hacían?, ¿cómo vivían estos pastores?, figuras protagónicas en la liturgia de este domingo. Ezequiel los va a describir como aquellos que buscan a las ovejas pérdidas o desviadas del rebaño, siguiendo el rastro que ellas dejen; igualmente, los retrata como dedicados a sus ovejas y para ello usa seis verbos: buscar, recoger, vendar, curar, guardar y apacentar. El uso de estas acciones son la respuesta a las inquietudes que surgen sobre la comprensión de la función que tiene un pastor al lado de su rebaño. Prefigurando que, si el pastor es así con su rebaño, pues Dios es muchas veces más misericordioso con sus hijos, así que Dios se desase en amor por la humanidad. El salmo 23 (22) es otra respuesta enfocada a la manera que tiene el pastor de alimentar y pastorear a sus ovejas. De nuevo el escritor de los salmos, presenta al Señor como ese pastor que, al cuidar a su rebaño, retrata a un Dios que conduce, repara, guía, prepara y unge a sus ovejas, es decir, a sus creaturas, como se mencionó en el mensaje del profeta Ezequiel. Por tanto, los autores bíblicos quieren describir a un Dios que está en constante relación y actividad con su obra más excelsa el ser humano. De tal forma que la dignidad de la persona es protegida y cuidada por su propio creador, de allí que la evocación de un Dios pastor, es una remembranza de la preocupación de Dios, enfocada en el cuidado de su pueblo y de sus creaturas. La lectura de la primera carta de San Pablo a los Corintios, leída desde la solemnidad de Jesucristo Rey, presenta a Cristo con todo su poder de resucitado como centro de toda la historia de las salvación y redención del ser humano. Así que Pablo buscaba hacer que Cristo fuera todo en todos, y para ello el apóstol de los gentiles, presenta de manera contundente a Cristo como centro y cabeza de la Iglesia, por ello la imagen del símil del cuerpo, en la misma carta a los corintios, es una invitación a dejar que el Señor sea el centro y dinamizador de la vida de los creyentes. La unidad narrativa del capítulo 25 del evangelio de Mateo culmina con la parábola denominada del «juicio final». En ella hay tres imágenes para profundizar el texto del evangelio en esta solemnidad. La primera imagen es la de un rey sentado en su trono, este puede ser el ícono central del texto, en donde se destaca el poder de un rey en su silla, el juicio es inminente y el rey es categórico en sus acciones. Poder, juicio y carácter son los elementos que en el texto caracterizan a este rey. La segunda imagen a contemplar en el texto, es la del rey ejerciendo su poder de separar lo bueno de lo malo, lo tosco de lo suave, lo salvaje de lo dócil, lo arrogante de lo humilde, es Dios mismo que conoce muy bien sus creaturas y sabe quiénes le han sido fieles y cuáles han desaprobado sus órdenes con la desobediencia, es casi una evocación del Antiguo Testamento, cuando la violencia separa al pastor del sembrador, cuando la desobediencia separa la armonía del paraíso de lo agreste de los alrededores del jardín del Edén; o el sufrimiento de los hijos de Jacob del buen hermano piadoso José, entre otras imágenes de separación con las que los relatos sagrados evocarán la fuerza de la libertad a la esclavitud. La tercera imagen del evangelio, en esta solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, es la de aquellos que reconocieron a Dios por la caridad con la que actuaron con sus hermanos, los mismos que no perdieron de vista la compasión y la misericordia, y que pudieron conjugar la imagen del prójimo con la de Dios, los que descubrieron que la encarnación del Hijo de Dios, es la experiencia más desbordante del amor de Dios por sus hijos, ellos son los que entran en el banquete del Reinado de Dios, los que deponen su vida por la de los demás y en ese vaciamiento de su yo descubrieron el valor de los otros. Estas tres imágenes presentadas por Mateo del rey en su trono, la separación de lo bueno de lo malo y el reconocimiento de la caridad con los más débiles, este es un banquete ofrecido por la palabra del Señor que invita a no perder de vista y a no desperdiciar, los dones que él mismo les da a sus fieles. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Sin duda alguna en la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, se celebra la manera de vivir el «Reino de Dios». Pero, ¿qué es el Reino de Dios o cómo dejar reinar a Dios en la vida? El término «Reino de Dios» no puede ser comparado categorialmente con los rasgos de un reino civil, como, por ejemplo: tronos, cetros, coronas, joyas, lujos, cortes, títulos, propiedades, ejércitos, reconocimientos, entre otros elementos propios de los reyes creados por sistemas políticos y regentados hasta la actualidad. Cuando en el cristianismo se hace referencia al «Reino de Dios», no se habla de un lugar concreto, bíblicamente se está haciendo referencia a la manera en que se deja reinar a Dios en la persona y en la comunidad. De este modo, cuando Dios es el que reina en la vida, el interrogante que salta a la vista es: ¿De qué manera le permitimos a Dios ser el dueño de nuestras vidas? ¿Cómo abrir el corazón y la mente para dejarse habitar por Dios? Dejar reinar a Dios es permitirle a Él encarnarse en la vida e historia de las personas y de su pueblo. Pero ¿qué implica vivir las dimensiones del Reino de Dios en la vida del creyente? En una lectura de los textos de los evangelios, hay una manera implícita, una forma de ser, una forma de vivir y de entender cuál es la experiencia de Dios. Pues, el Hijo de Dios que se hizo hombre, derrumbó los muros impuestos por la ley, creando puentes de caridad, de misericordia, de justicia y de inclusión, por ello vivir desbordados por los demás, es dejar que el Señor se manifieste de manera real en los valores que proclama el evangelio y que todos los cristianos están llamados a vivir. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Dejar reinar a Dios es disponerse a discernir, ¿cuáles son las mociones que nos llevan a dejar que los valores del Reino de Dios se conviertan en el anuncio de la Buena Nueva de los evangelios en nuestras comunidades? El papa Francisco lo recalca diciendo: “[…] el Reino de Dios es silencioso, crece dentro. Lo hace crecer el Espíritu Santo con nuestra disponibilidad, en nuestra tierra, que nosotros debemos preparar”, de esta manera, el Señor es el que permite restablecer aquello que Dios quiere que se siga revelando y actualizando en los actos cotidianos de la vida, aprendiendo a descubrir los signos de los tiempos. De este modo la temática fundamental del juicio es el amor expresado hacia los más necesitados y vulnerables de la comunidad. Por ello, no serán suficientes las palabras de consuelo, se hace necesarias las acciones concretas porque “[…] cuando el hombre se siente verdaderamente amado, se siente llamado también a amar”, señala el Papa Francisco hablando sobre la ternura. Es así como el juicio del evangelio de Mateo es una llamada de atención al amor, a la ternura de Dios, a la caridad fraterna, al reconocimiento de Dios hecho hombre por la humanidad y en la humanidad. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa La celebración de la eucaristía en este domingo es una oportunidad de cerrar el año litúrgico pensando en, ¿cómo he dejado reinar a Dios en mi vida? Y al tiempo disponernos a pensar cómo dejaremos reinar a Dios en nuestra vida a partir de esta celebración. Por ello, bienvenidos a este banquete de amor fraterno, en donde Jesús mismo nos invita a reconocerlo en los más frágiles y necesitados de la sociedad. Dispongamos nuestro corazón y mente para vivir el amor del Señor, presente en nuestro prójimo. Monición a la Liturgia de la Palabra El Señor es nuestro pastor eterno, él cuida, protege, cura y alimenta a su rebaño, la Palabra de Dios en esta solemnidad es gran alimento que conforta, vigoriza, nutre y fortalece. Dejemos que el Señor nos apaciente con lo más nutritivo de su mensaje de amor para esta celebración. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Elevemos nuestras súplicas a nuestro Padre misericordioso para que, desde su bondad de Dios de amor, sean atendidos todos nuestros clamores de pueblo santo y digamos: R. Rey del universo escucha nuestra oración 1. Por el Papa para que siga mostrando a su Iglesia la manera de dejar reinar a Dios en los corazones de quienes lo aceptan y acogen con amor. Oremos al Señor. 2. Por la Iglesia para que en esta solemnidad se disponga a dejar reinar al Señor en las obras de caridad para con los más necesitados. Oremos al Señor. 3. Por todos los gobernantes para que trabajen por el bien común y promuevan la dignidad humana especialmente en los territorios más abandonados de la atención estatal. Oremos al Señor. 4. Por los que aún no reconocen a Jesucristo como Rey y Señor, para que encuentren en el camino pastores buenos que los conduzcan al rebaño de Dios. Oremos al Señor. 5. Por nuestra comunidad parroquial, para que sigamos promoviendo actitudes de protección y cuidado de la casa común y allí dejemos reinar a Dios con nuestros gestos de solidaridad. Oremos al Señor. En un momento de silencio presentemos al Padre nuestras intenciones personales Oración conclusiva Acoge Padre de bondad estas súplicas que te dirigimos con esperanza, en esta solemnidad de Jesucristo, Rey del universo. Él que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.

Jue 21 Mayo 2020

Evangelizar es convertir todo cuanto carece de esperanza en vida

Primera Lectura: Hch 1,1-11 Salmo: Sal 47(46),2-3.6-7.8-9 (R. cf. 6) Segunda Lectura: Ef 1,17-23 / Evangelio: Mt 28,16-20 Introducción Los textos que la liturgia sugiere para esta solemnidad de la Ascensión del Señor, son una evocación de la experiencia que la comunidad apostólica vivió en la comprensión de la dimensión misionera presente en su experiencia con el resucitado. Por ello, tres ideas pueden ser consideradas centrales en la reflexión de la palabra de este Domingo. • La importancia de la figura de Teófilo, nombre que traduce, “el amigo de Dios”, pues a él se dedica el texto de los Hechos de los Apóstoles y a lo mejor, aquel personaje, puede ser una evocación del llamado que el cristiano experimenta en su vocación de permanecer en constante encuentro con el Señor. • San Pablo, el apóstol de los gentiles, en la carta a los Efesios, le recordará de nuevo a la comunidad el valor de tener a Cristo como centro de la vida comunitaria. • El llamado misionero de Jesús a su comunidad apostólica, presente en el texto del evangelio de Mateo, se recalcará en el envío misionero y la asignación de la tarea que, los seguidores de Cristo, tendrán en el cumplimiento de la vocación que tiene la Iglesia de evangelizar por mandato divino. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La redacción del libro de los Hechos de los apóstoles, es atribuida a un reconocido, sistemático y hombre que antes de escribir, respeta las fuentes y ante todo, organiza con rigor y método los acontecimientos que narrará en un evangelio que tiene dos partes. Lucas el médico sirio, compañero de Pablo, cultivado en el ambiente griego; es el responsable de la redacción del prólogo que se proclama en la primera lectura, en este domingo, y que, al mejor estilo del autor, presentará la forma que ha sido su método de redacción. Sin embargo, la idea que estará de fondo marcando el trasfondo de la reflexión, está centrada en la manera en que cronológicamente, Lucas resaltará el momento de la Ascensión como el acontecimiento fundante en la vivencia que los apóstoles tienen de amor por su Señor. De esta manera, el texto contendrá una acción que presentará a Jesús, instando y enviando a vivir, a la comunidad, bajo el impulso del Espíritu Santo y la experiencia de tener los pies en la tierra y la mirada en el cielo, es por ello que, el mismo evangelista lo planteará con la interrogación a los apóstoles en el momento de la Ascensión: -“Galileos ¿Por qué permanecen mirando al cielo?”-, el cuestionamiento es una evocación de los relatos en los que los mensajeros de Dios, se presentan como los portadores de una noticia que desacomoda a los receptores del mensaje. San Pablo, por su parte, en su carta a los Efesios, le recordará a la comunidad, el valor que tiene el recibir de parte de Dios, el Espíritu de sabiduría y de revelación, para poder hacer que en todo aquello cuanto se hace, la marca de Cristo esté presente. De esta forma Pablo, instó a los cristianos a mantener la presencia del resucitado presente en todas las obras, pues todo el que ama al Señor, con el don de la sabiduría, procederá prudentemente en sus obras y de esta manera podrá reflejar en su vida y con sus actos, la presencia del Dios vivo y presente en su vida. El texto del evangelio de Mateo en su capítulo final, se ha convertido en el pasaje titular en la comprensión de la dimensión misionera de la Iglesia. Las palabras del mandato misionero presente en esta perícopa, han transcendido la comprensión de la identidad de la comunidad creyente. La fuerza del envío de Jesús a sus discípulos debe seguir retumbando en el corazón de los seguidores del Señor. El imperativo categórico de “vayan al mundo entero”, es la carta de presentación de aquellos que, desde su testimonio de vida, muestran con sus gestos y actos, la presencia, viva y resucitada de Dios mismo en la vida. Pero al tiempo que Jesús ordena el envío misionero, hace también una promesa, y es aquella de permanecer y estar hasta el fin de los tiempos, con aquellos a los que ha enviado. Este recuerdo de la figura paternal de Dios, se prolongará en el alma y corazón de la comunidad eclesial hasta nuestros días. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La liturgia de la palabra de este domingo, es una evocación a la importancia que tiene en la vida del cristiano, la misión de evangelizar con la vida y las obras. Al estilo de Francisco de Asís que enviaba a sus hermanos a evangelizar, con la consigna clara de predicar el evangelio, evitando las palabras. Es así como, portar el evangelio es mostrar con la vida, la existencia de un Dios que es amor; por tanto, la tarea que la Iglesia vive es aquella que el mismo papa Francisco ha insistido desde el inicio de su pontificado que se centra en vivir el dinamismo de una Iglesia en salida, aquella que llega hasta las periferias geográficas, pero, ante todo, transforma, con su testimonio de amor, las periferias existenciales. Por tal razón, celebrar la solemnidad de la Ascensión del Señor es, recordar la misión que tiene la Iglesia de evangelizar con los pies en la tierra, es decir, con la conciencia clara de la manifestación de Dios por medio de los signos de los tiempos. Como creyentes, todos los cristianos, están llamados a dejar que sea Dios quien, con su Espíritu, transforme las situaciones deshumanizadoras de la sociedad. En medio de la desesperanza del mundo, el cristiano está llamado a ser un faro en la oscuridad, el cual ilumine con su luz la vida de tantos hombres y mujeres que, en el mundo, han perdido el rumbo, y se aferran a falsas esperanzas, quizá por la poca fuerza de testimonio que los creyentes deben darle a la sociedad. Los galileos mirando al cielo hoy, son todos aquellos que olvidan que la fe está llamada a verse reflejada en las obras de amor y misericordia por los otros, por el prójimo y en especial por los más necesitados de nuestras comunidades eclesiales. Por tanto, evangelizar es convertir todo cuanto carece de esperanza en vida, es renovar el compromiso de reflejar con el amor, que Dios está vivo y que su presencia, se encarna en los dolores, alegrías, tristezas y demás vicisitudes de la vida. La comunidad cristiana que se siente enviada por Jesús a evangelizar, sale de la comodidad de su fe y se compromete con las acciones que le ayudan a reconocer la presencia de Dios en la carne sufriente, pero, ante todo, en la fe esperanzadora del discípulo que, mirando al cielo con los pies en la tierra, regresa a Jerusalén, consciente de la cruz a la que no debe rechazar, porque ya hace parte de su existencia. 3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La comunidad de fe vive del envío que el Señor mismo les hace a sus apóstoles. Por tanto, dispuestos a acoger el don de la sabiduría, le suplicamos al Señor que la promesa que le hizo a sus seguidores haga parte de la esperanza que mantiene viva la vocación a la que él mismo llama a la Iglesia. Por esta razón, la comunidad eclesial permanentemente abre su corazón a la escucha del mensaje de liberación y renovación que ha dejado el resucitado. De este modo, acoger el don de Cristo ascendiendo al cielo, es un signo de comunión con la misión de la Iglesia, pero al tiempo, es compartir el destino y la prolongación de la acción de Dios presente en medio de la comunidad con su promesa de estar hasta el fin del mundo. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Sería oportuno hacer hoy el rito para la bendición y la aspersión del agua en memoria del Bautismo, que ocuparía el lugar del acto penitencial, al comienzo de la Misa, siguiendo lo indicado en el Apéndice I, propio para la cincuentena pascual, Misal, p. 1058. 2. Es muy recomendable que, desde antes de la celebración litúrgica, se guarde silencio en el templo, en la sacristía y en los lugares anexos. De modo que todo se disponga devota y debidamente para la acción sagrada (Cfr. OGMR 45). 3. Esta solemnidad tiene Misa de la Vigilia (en la tarde del sábado) y Misa del día. El Prefacio es propio de la solemnidad; y si se hace la Plegaria Eucarística II o III, en el memento (Acuérdate, Señor…) hay un recuerdo propio para esta Solemnidad de la Ascensión del Señor. 4. Conviene favorecer un momento de sagrado silencio después de la comunión para alabar a Dios en el corazón y darle gracias (Cfr. OGMR 45). 5. Recordar que en este día se celebra la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, sería recomendable tener presente el mensaje el Papa. 6. Invitar a la comunidad a mantenerse en espíritu de oración en la novena de preparación para la solemnidad de Pentecostés. 7. Tener presente que el domingo, 31 de mayo, es la Solemnidad de Pentecostés. Sería muy importante preparar y celebrar la Vigilia de Pentecostés en un ambiente de oración, de encuentro eclesial de todos los grupos apostólicos de la parroquia, resaltando que con la fiesta del Espíritu Santo se concluye el tiempo pascual.

Vie 23 Ago 2019

Dios es nuestro Padre, y nos invita a retornar a Él

Primera lectura: Is 66,18-21 Salmo: Sal 117(116),1.2 (R. cf. Rm 15,16) Segunda lectura: Hb 12,5-7.11-13 Evangelio: Lc 13,22-30 Introducción • Dios es nuestro Padre, y nos invita a retornar a Él, para que hagamos parte de su Reino. • Dios nos hace sentir su amistad, cuenta con nosotros, nos escoge y nos trata como un buen padre trata a su hijo que quiere formar con rectitud y disciplina para que después pueda gozar de vida, justicia y paz. • La puerta de la salvación es estrecha, exige constancia y dedicación, para hacer parte del Reino hay que esforzarse para encontrar la forma de entrar. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El salmo de hoy nos ha hecho una síntesis de la Palabra proclamada, cuando nos invitaba a responder “Acepta, Señor, la oblación de todos los pueblos” y allí nos dio la clave de lectura para la Palabra que se encarna en la asamblea dominical de esta semana. La salvación, tema recurrente en los profetas y en línea de lectura de toda la Escritura es hoy el foco fundamental del mensaje para la comunidad cristiana, puesto que aparece como un llamado que implica una respuesta:un llamado que genera movimiento e incita a la llegada, de ahí que sea recurrente el verbo “venir” en términos de futuro. Israel entendió que Dios llamaba y su llamada era como una “re-patriación”, como un volver a la casa, de la que había sido sacado como consecuencia de su obstinación y de sus malas decisiones políticas y morales, pero en contexto cristiano, esta Palabra de hoy nos habla de un retorno al Señor, porque si Jerusalén es Madre de todos los pueblos, pues nosotros reconocemos que en Jesús esa maternidad se ha plenificado en Misericordia y bondad, en generosidad y perdón, para acoger a todos los que quieran volver, de cualquier lugar y posición en donde se encuentren. El Evangelio nos da el criterio de la respuesta al llamado, es salir de nosotros mismos e ir al encuentro del otro, lo que significa que volver al Señor, volver a la casa se concretiza en el reconocimiento de su rostro en el hermano. Ser reconocidos por el Señor es una consecuencia de que nosotros lo hayamos reconocido a él en nuestra historia diaria. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? Ante la inquietud por la salvación personal, encontramos las buenas noticias que nos comunica el Señor Jesús: que Dios es nuestro Padre, que Él quiere nuestra salvación y que hagamos parte de su Reino; y, que como Padre nos corrige, porque quiere lo mejor para cada uno de sus hijos, y nos pide estar firmes en la perseverancia y, atentos en la espera. Ante la pregunta por nuestra salvación, que la hace “alguien”, en forma egoísta, personalista o individualista: “¿Son pocos los que se salvan?” el Señor nos responde con la parábola que va más allá de una respuesta calculada. Esta pregunta le sirve al Señor Jesús, como estrategia para presentar la parábola sobre lo fundamental: el Reino; y para cuestionar con su palabra la forma como solemos asumir un compromiso personal: debe ser desafiante y llevarnos al cambio de actitudes. Su Reino, es lo primordial, porque es el Reino de Dios; y el compromiso de bautizados y enviados, nos debe llevar a dar el paso hacia el encuentro, hacia una Iglesia en salida misionera, pobre para servir al pobre, Iglesia con olor a oveja. La parábola, del evangelio, nos muestra cómo más allá de una respuesta teórica, está el colocarnos en alerta; aquí la respuesta del Señor Jesús motiva y toma la forma de invitación a estar atentos, en todo momento, y en ir siempre en la dirección de cercanía al Señor, así nos cueste; de ser previsivos, de estar vigilantes y atentos, para que evitemos sorpresas que nos desconcierten. La propuesta es a asumir el cambio y a encontrar nuevas formas de amistad con Dios y de relaciones exigentes y responsables; de este modo la “puerta estrecha” es proponerse actitudes de cambio, de conversión, que vayan hacia la renovación de la alianza: experiencia de renovar el paso sagrado, la alianza de Dios, que ahora ya no con un solo pueblo, sino con la humanidad entera; validar la grandeza de la alianza en un contexto de sociedad que necesita de la verdad, de la fraternidad, de la solidaridad y el diálogo, que ayuden a crecer las actitudes de fe y de justicia social. La invitación que nos hace el Señor Jesús nos exige saber estar, saber valorar y saber encontrarnos con los justos y los sencillos, quienes son capaces de romper esquemas y de desinstalar esquemas culturales, estructuras de dominio y de manipulación, de modo que prime la exigencia por la verdad, el amor sin fingimiento y el respeto por la dignidad de la persona, en su integridad, ser reflejo del Maestro, Jesús, para que ni por ningún motivo ni en ningún momento escuchemos: “No los conozco ni sé de dónde vienen”. Atendamos la propuesta del plan de salvación que nos presenta el Señor y las exigencias que conlleva, aquí y ahora, en el tiempo presente, para que, ya al estar advertidos, también estemos atentos y perseverantes en el día a día, esforzados y empujando la puerta para poder entrar y participar de la mesa del Reino y del abrazo del Padre misericordioso, como nos lo recomienda el Papa: “Hablar de corazón implica tenerlo no solo ardiente, sino iluminado por la integridad de la Revelación y por el camino que esa Palabra ha recorrido en el corazón de la Iglesia y de nuestro pueblo fiel a lo largo de la historia. La identidad cristiana, que es ese abrazo bautismal que nos dio de pequeños el Padre, nos hace anhelar, como hijos pródigos –y predilectos en María-, el otro abrazo, el del Padre misericordioso que nos espera en la gloria.” (Papa Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, No. 144). 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? • Señor sabemos que estás siempre con nosotros, ayúdanos a reconocer tu presencia y nunca permita que nos separemos de tu amor y misericordia. • Señor, dueño de la vida y de la viña, que nos ofreces las oportuni- dades en el tiempo presente, toca los corazones de personas que se han obstinado en la maldad y ayúdales a reconocer tu amor misericordioso y a encontrar los caminos por los que vuelvan a Ti, Señor de la vida y la felicidad. • Señor de la historia, ayúdanos a encontrar los caminos por los que debemos encauzar a los jóvenes, niños y personas que están en riesgo de perderse ante las tentaciones del maligno, las distracciones de este mundo y las formas de maldad que crecen a pasos agigantados. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Se sugiere utilizar el Prefacio Dominical VIII: “La Iglesia congregada por la unidad de la Trinidad”, Misal p. 390. 2. Motivar a las personas para que se acerquen al Señor en el oratorio y disfruten la alegría de sentir la amistad divina; o que aprovechen otro lugar que les sirva para el encuentro, para que tengan su momento de silencio y contemplación. 3. Tener presente que: - El 29 de agosto, con motivo del martirio de san Juan Bautista, es la Jornada Nacional de Oración por los Cristianos Perseguidos. - El viernes 30 se celebra la jornada del adulto mayor. Durante la semana promover algunas actividades con los ancianos y más necesitados de la comunidad.

Jue 4 Abr 2019

La voz del Pastor | Abril 07 de 2019

Reflexión del cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del santo Evangelio según San Juan 8,1-11