Pasar al contenido principal

mes mariano

Jue 2 Mayo 2024

Lex orandi, lex credendi, lex vivendi

Por Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - El mes de mayo está cargado de hermosas y significativas celebraciones que nos sirven, dentro de la pedagogía de la Iglesia, para profundizar en nuestra vida cristiana. La ley de lo que se ora, se cree y se vive, hace parte de la vida del creyente y la liturgia en la Iglesia.Tenemos las fiestas litúrgicas de los santos apóstoles Felipe y Santiago, el 4 y Matías, quien fue elegido en cambio de Judas el traidor, el 14. Siempre la figura de los apóstoles nos remite a la Iglesia primitiva donde ellos asumen con valentía la misión de anunciar lo que “habían visto y oído”. Sobre la columna apostólica se ha construido la Iglesia a lo largo de los siglos. Su presencia está viva en todos los Obispos del mundo que estamos llamados a ser cuidadores de la doctrina católica y animadores de la unidad del pueblo santo de Dios.El 1 de mayo, que es el día del trabajo, la Iglesia propone la figura de San José Obrero, y bajo esta celebración, se invita a orar para que a nadie le falte un trabajo digno y estable. Es la oportunidad para recuperar el sentido del trabajo humano como participación en la obra creadora de Dios. San José interceda por todos los trabajadores, pero también por los empleadores, para que traten de la mejor manera a sus trabajadores, sean justos con ellos y hagan posible que ellos y sus familias tengan realmente una vida digna.Cuatro celebraciones marianas tenemos la alegría de vivir: María Madre de la Iglesia, después de Pentecostés, Nuestra Señora del Rosario de Fátima, el 13, María Auxiliadora el 24 y la Visitación de la Virgen María, el 31.En María tenemos la imagen de quien fuera la llena del Espíritu Santo que, llevando a Jesús en su vientre, se hace servidora de su prima Isabel y con su ida a Ain Karin, lugar donde vivía su prima, nos da ejemplo de servicio. Es la mujer que conoció en primera persona la historia de salvación que su Hijo, Jesús, llevó a cabo. Es la mujer llena de gracia y valiente que acompañó a su Hijo hasta el Calvario, y es ella la que acompaña a los discípulos para recibir en plenitud el gran don del Espíritu Santo en pentecostés.María es la mujer de la oración. Nos enseña que la más plena oración es la que se hace y brota del corazón. De ella se dice que “lo guardaba todo en su corazón”. Por eso, en este año, dedicado a la oración, su vida y enseñanzas son claves para aprender a hacer oración desde el corazón.Dos celebraciones cristológicas se tienen este mes: la Exaltación de la Santa Cruz, el 3, y la Ascensión, el 12. En recuerdo de la tradición en que santa Elena recupera la cruz del Señor, la Iglesia nos pone a meditar en el misterio de la cruz, que en la pascua adquiere su pleno significado. El viernes santo repetimos: “Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos, porque por tu santa Cruz redimiste el mundo”. Y el hecho de que Jesús hubiera obedecido plenamente al Padre asumiendo la cruz, cargándola y muriendo en ella, hizo que en adelante toda “rodilla se doble en el cielo y en la tierra”, reconociendo a Jesús como su Dios y Señor. De allí que la solemnidad de la ascensión del Señor al cielo, a los cuarenta de su resurrección, se una perfectamente a la cruz. Porque obedeció, Jesús fue coronado de gloria y dignidad. Para la Jesús, su cruz es el trono de gloria.Con la ascensión estamos llamados también nosotros a aspirar siempre a los bienes celestiales. Jesús sube al cielo para enviarnos el gran regalo del Espíritu Santo.Ese regalo lo celebramos a los cincuenta días de la resurrección, en Pentecostés, el 19 de mayo. Jesús cumple la promesa. Se va a cielo y nos envía el Paráclito, el Consolador, el que, con sus dones de sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios, si los acogemos con humildad, vamos a crecer en santidad y vivir con coherencia nuestra fe. Y porque todos los bautizados somos templos del Espíritu Santo, hay que dejarlo trabajar en cada uno.Como síntesis de estos misterios de fe, que son los pilares de nuestra religión, la Iglesia nos propone la solemnidad de la Santísima Trinidad.Simplemente recordemos lo que dice el Catecismo de la Iglesia católica: “El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina. Es la enseñanza más fundamental y esencial en la jerarquía de las verdades de fe” (Catecismo, 234).Vivamos alegres estas celebraciones litúrgicas, y pidamos al Señor que nos aumente la fe.+Luis Fernando Rodríguez VelásquezArzobispo de Cali

Vie 30 Abr 2021

Pide el Papa: “Maratón de oración” en mayo por el fin de la pandemia

En mayo, dedicado en la fe católica como el mes de María, el Papa Francisco rezará cada día el santo Rosario, en lo que él ha denominado "maratón de oración” para clamar por el fin de la pandemia y la reactivación de las actividades sociales y laborales en el mundo. El Santo Padre abrirá y cerrará el mes de oración, junto con los fieles de todo el mundo, desde dos lugares significativos del Vaticano. El primero de mayo, Francisco rezará ante la imagen de la Virgen del Socorro, y, el 31, en los jardines. El Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, al que el Papa ha encomendado la organización del evento, ha extendido la invitación a todos los santuarios marianos del mundo, con el fin de promover la difusión de esta iniciativa en todos los continentes, involucrando a los sacerdotes, a las familias y a todos los fieles, a unirse a esta oración de intercesión y de esperanza a la Santísima Virgen. Este ente eclesial explicó que fueron elegidos treinta santuarios marianos representativos en el mundo, los cuales se encargarán de dirigir la oración mariana de cada día del mes. Para ello, se han elaborado unos subsidios litúrgicos que ayudarán a guiar estos momentos de oración y reflexión. El rezo del rosario se realizará cada día del mes de mayo desde el santuario que haya sido escogido para este fin y será transmitido por los canales oficiales de la Santa Sede a las a las 18:00 h. (hora de Roma). Para esta ocasión especial, el Santo Padre bendecirá unos rosarios especialmente diseñados para ser utilizados en este evento, que luego serán enviados a los treinta santuarios directamente involucrados. Descargar subisidios [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon] Descargar Santuarios marianos seleccionados [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]

Lun 6 Mayo 2019

Con María Santísima en la Alegría de la Pascua

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - En la tradición y en la fe sencilla del Pueblo de Dios este mes es de María, el mes que, con especiales signos de afecto, se honra a la Madre del Señor. En el hemisferio norte, corresponde al tiempo de la primavera, el momento en el cual la naturaleza despierta y muestra lo mejor de su belleza, las flores que animan y alegran con su color los campos y los jardines. Ello llevó al pueblo de Dios a venerar con la belleza de las flores a la Santísima Virgen María. De la evangelización española hemos recibido esta profunda devoción a la Madre de Dios que cooperó en la salvación del mundo. En este mes de mayo los cristianos van a visitar a la Virgen Santa cargados de flores y de oraciones llenas de piedad. En el gozo del tiempo de la Pascua, contemplamos gozosamente la victoria de Jesús sobre el pecado y sobre la muerte; además, este mes nos ofrece el modelo de gloriosos testigos de la fe. Lo abre San José, Obrero -el carpintero de Nazareth- y Señor de su casa, modelo de dedicación y de laboriosidad unidas a la oración. El hombre justo y piadoso que cumple con la voluntad de Dios, cooperando en todo al plan de Dios para salvar al hombre. Luego la mirada se dirige a la Cruz, trono de la vida y de la paz en el que Cristo nos enseña a vivir en clave de entrega y sacrificio, la Cruz que es el trono victorioso de Cristo y que ponemos como signo de fe en nuestros campos y en nuestras casas. El 13 de mayo veneramos a Nuestra Señora en Fátima, allí se nos propondrá la voz de María llamándonos a la penitencia, a la conversión y a la búsqueda de la paz. Luego un gran olvidado: San Isidro, campesino y santo que hizo de su simple vida un llamado a la humildad y a la bondad y cuya devoción permanece en nuestra comunidad como ejemplo de trabajo y confianza en Dios. Más adelante se suceden momentos hondamente espirituales: María Auxiliadora de los Cristianos nos motivará a prepararnos para vivir, bajo su protección, nuestro camino de Bautizados y Enviados. Como hijos piadosos confiaremos a Ella, la protectora y auxiliadora de los cristianos nuestros dolores y esperanzas. Celebrar en la vida la vida misma es ahora nuestro reto. María, modelo de santidad y de fidelidad, nos alienta a perfeccionar nuestra fe, a crecer en la caridad, a amar con amor verdadero al Dios de la vida y al prójimo que nos interpela constantemente y nos llama a algo más que la solidaridad: a la fraternidad iluminada por la gracia de Dios que todo lo eleva y santifica. Es un tiempo para retornar al rosario en familia, para orar con devoción a la Virgen Santa, contemplando los misterios del Evangelio. También en mayo se nos propone pensar en la santificación del trabajo humano y en el vivir el hondo significado de fechas entrañables como el día de las Madres, celosas custodias de la fe y de la vida en los hogares. También recordaremos que nuestros Maestros han de ser no solo informadores: son modeladores de los valores que quedarán grabados en la medida en que estén respaldados por una vida coherente y fiel. Nuestra Iglesia diocesana tiene un particular amor a la Santísima Virgen María, Madre del Salvador y Redentor, a ella miremos con fe y devoción en estos días, retornando al Santo Rosario, que en cada uno de nuestros santuarios diocesanos, lugares de amor a la Virgen Santísima, los primeros el de Nuestra Señora de Chiquinquirá, en Cúcuta y el de Nuestra Señora de Lourdes en Lourdes, además de todas las parroquias y familias se levante al unísono el saludo del Santo Rosario a la llena de gracia. “Salve, Mayo florido”, cantábamos en otro tiempo, poniendo en cada día una flor de ternura y de confianza a los pies de María. Qué bueno fuera que el volver la mirada a estos días de gracia, Dios nos conceda la dicha de amarlo más, de encontrarlo en la grandeza de sus signos de misericordia y de bendición, para que nuestro trabajo, nuestra vida, nuestros afectos más trascendentales, nuestra experiencia de fe y nuestras esperanzas, se iluminen con la maternal protección de la Virgen Fiel y traigan paz y esperanza a esta Iglesia que sigue su camino acogiendo, enseñando, santificando, haciendo presente el Reino del Señor Resucitado. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de la Diócesis de Cúcuta