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Mons Gonzalo Resrepo

Lun 27 Jun 2016

Lo urgente, lo importante y lo necesario

Por: Mons. Gonzalo Restrepo - Hay acontecimientos inesperados que cambian el rumbo de nuestras vidas. Nos hacen aplazar los proyectos y las tareas que considerábamos como urgentes, importantes y necesarias. Un accidente, por ejemplo, es un campanazo fuerte en nuestra vida. Es como un anuncio que nos dice que nada de lo que teníamos proyectado hacer es ni lo más urgente, ni lo más necesario, ni lo más importante. Cuando uno ha vivido esta experiencia tiene que concluir que en la vida uno nunca sabe verdaderamente qué es lo urgente, qué lo necesario y qué lo importante. Creo que todo puede posponerse, retrasarse o incluso cancelarse, y la vida sigue normal. Claro se presentarán algunos cambios, pero por haber dejado de hacer algunas cosas, o haberlas pospuesto o simplemente reconsiderarlas, nada extraordinario va a pasar en nuestras vidas. Sin embargo, lo que no podemos dejar de hacer, posponer o cancelar, es vivir el momento presente. Sea como sea, el tiempo va pasando y los segundos y minutos se van sucediendo. El tiempo es inexorable, no se puede detener. Estemos activos o inactivos, pensando o escribiendo, en clase o en deporte, en oficios de casa o en oficina, estemos haciendo lo que sea, el tiempo pasa y no lo podemos detener. Por eso, lo más importante, lo urgente y lo necesario es vivir “plenamente” el momento presente. El presente no vuelve. Cuando pasa el presente dice adiós para siempre. Sólo quedan los recuerdos, pero no podemos vivir del recuerdo, porque los recuerdos, muchas veces no construyen nuestras vidas, por el contrario pueden destruirlas y empañarlas. Es cierto que necesitamos que tener un grado de planeación y proyección para el futuro y que, en cierto sentido, el futuro depende de lo que seamos y hagamos en el presente, pero también es cierto que no todo depende del pensamiento y del querer del hombre. Uno va poniendo de su parte y las cosas se van sucediendo. Por eso, en nuestra vida, sólo una cosa es necesaria, urgente e importante: tener una mente abierta y un corazón dispuesto para recibir la acción de las fuerzas de la naturaleza, a través de las cuales se manifiesta la acción de Dios. Ningún acontecimiento, ninguna persona, ningún ser existente o por existir puede estar sobre Dios. Por eso, frente a los acontecimientos inesperados, frente a todo lo que consideramos como lo más urgente, lo más importante y lo más necesario, puede servirnos este pensamiento de Santa Teresa de Jesús, maestra y doctora de la iglesia: “Nada te turbe, nada te espante, la paciencia todo lo alcanza. Dios no se muda, quien a Dios tiene nada le falta. Sólo Dios basta”. + Gonzalo Restrepo Restrepo Arzobispo de Manizales