
“Confianza” para poder avanzar en las negociaciones entre el Gobierno y el ELN
Vie 27 Ene 2023
Mons. Héctor Fabio Henao Gaviria, delegado por la Conferencia Episcopal de Colombia para las relaciones Iglesia-Estado, concedió una entrevista a la oficina de comunicaciones de la Arquidiócesis de Bogotá y dialogó sobre las negociaciones entre el Gobierno Nacional y el Ejército de Liberación Nacional-ELN y el papel que cumple la Iglesia católica como facilitadora. La próxima ronda de negociaciones se llevarán a cabo el 13 de febrero de este año en México y la Iglesia católica en Colombia, continuará como acompañante permanente junto a Naciones Unidas, en estas mesas de diálogo que buscan la paz, donde también se hacen parte representantes de países garantes en estas negociaciones como son México, Cuba, Venezuela, Chile y Noruega. En estos diálogos, la Iglesia, es testigo de “excepción” de estos encuentros. Ayuda a mediar cuando se encuentran dificultades entre las partes, es facilitadora de acuerdos. Constancia, perseverancia y paciencia en los diálogos de paz Pero, la Iglesia realiza la tarea más importante; animación y acompañamiento espiritual, para poder llevar un mensaje de acción y transformación para las regiones del país más afectadas a raíz del conflicto armado. Recientemente, en las reuniones o diálogos llevados a cabo en Caracas, Venezuela, frente a los problemas que se presentaron, y, luego de realizarse una reunión de carácter urgente; se lograron poner en claro los protocolos relacionados con el manejo de una buena comunicación y declaraciones en general. De esta manera, se volvieron a revisar los protocolos de cómo proceder para anunciar los acuerdos de la mesa, el desarrollo de los diálogos, los avances y resultados y cómo hacerlo de la manera más óptima en materia de comunicación, en el momento de exponerlo o darlo a conocer a la opinión pública. Así mismo, es importante y cabe destacar, el tema de “Afianzar” la confianza entre las partes; Gobierno y ELN, para poder avanzar, negociar, y tener claridad cuando se dialoga en el manejo de los acuerdos. “Vivir la esperanza y salvar vidas”, es lo más importante para la Iglesia y de su papel en estas mesas de negociación. Salimos con un ambiente de esperanza, de confianza en que se puede avanzar en la búsqueda de terminar con el sufrimiento que hay en muchas comunidades por las transformaciones y crear un clima de paz que asegure también la reconciliación del país". Afirmó monseñor Héctor Fabio Henao, representante permanente por parte de la Conferencia Episcopal de Colombia. Las problemáticas humanitarias también estuvieron sobre la mesa, son relevantes en estos encuentros de diálogos, hay momentos difíciles y de mucha tensión, pero el enfoque de la Iglesia es poder dignificar la vida humana. Los desafíos son grandes, pero se mantiene la esperanza de trabajar por la vida. “Los procesos de paz son muy difíciles siempre, pero requieren de constancia, perseverancia y paciencia”, enfatiza monseñor Henao. Finalmente, monseñor calificó como positivo el que las partes ya tengan una propuesta de temas a discutir y hayan fijado el segundo ciclo de conversaciones para el próximo 13 de febrero en México, donde se trabajarán dos temas grandes: Participación ciudadana y cese al fuego. Más información sobre este tema con nuestro Invitado Especial monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, acompañante permanente en la mesa de diálogos. A continuación entrevista completa:

Avanza campaña: "Católicos olvidados en Siria y el Líbano"
Vie 27 Ene 2023
Desde el mes de enero y todo febrero, las oficinas Global y Colombia de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN), estarán desarrollando la campaña “Católicos en el Olvido. Enciende una luz por Siria y Líbano”. El objetivo de esta campaña es ayudar a los católicos en Siria y en el Líbano a superar los traumas, los horrores de la guerra y apoyar a la Iglesia local a mantener viva la fe de Cristo en estos países. En Latinoamérica hay mucha pobreza y miseria, pero aún existe la libertad de manifestar y proclamar la fe en Jesucristo sin temor a ser asesinados o secuestrados. En medio de la crisis económica y social y de la devastación provocada por una guerra ya casi olvidada, los cristianos del Líbano y Siria aún son las mayores víctimas. La Iglesia presente en esos países sigue pidiendo ayuda a ACN para socorrer a las familias católicas que aún permanecen allí. “Tanto el Líbano como Siria, dos países bíblicos, están vaciándose de cristianos debido a las guerras y a la crisis económica que les ha llevado a la ruina, y ha traído el hambre y la miseria a las familias”, afirmó Regina Lynch, directora de proyectos de la fundación ACN. Dolor por la guerra en Siria La guerra que comenzó en el año 2011 ha provocado cientos de miles de muertos y heridos, más de 6,6 millones de refugiados y más de 6,7 millones de desplazados internos y actualmente el 90% de la gente en Siria vive bajo el umbral de la pobreza. La población católica ha disminuido drásticamente: han pasado de ser 1.500.000 a apenas 400.000. Este éxodo masivo pone en peligro la permanencia de la Iglesia Católica y de las otras confesiones cristianas en la zona. Para evitar que desaparezcan los católicos en Siria, ACN ha apoyado hasta la fecha más de 1.237 proyectos, muchos de ellos de primera necesidad y de emergencia. El Líbano en la ruina En el año 2019 colapsó el sistema financiero y bancario libanés, que provocó el cierre de una gran cantidad de empresas y el aumento del desempleo. La pandemia por el Covid-19, el flujo de refugiados de guerra sirios y la explosión en agosto de 2020 del puerto de Beirut han agravado la crisis y arruinado al país. Antes de la guerra civil, ocurrida entre 1975 y 1990, el cristianismo (católicos, ortodoxos, protestantes, entre otros) representaba el 60% de la población y era conocida como la mayor comunidad cristiana de Oriente. En la actualidad, debido a la emigración, esta cifra se ha reducido a menos del 40%. Tras el desastre que dejó la explosión del puerto de Beirut, ACN ha apoyado 19 proyectos de reconstrucción de edificios afectados. También ha sostenido 23 proyectos de ayuda de emergencia. Lamentablemente, la situación continúa siendo crítica y seguirá siéndolo durante años. Por eso, la Iglesia en Siria y en el Líbano nos suplica ayuda: los sacerdotes y religiosas que permanecen allí nos necesitan para sostener y dar esperanza a un pueblo material y espiritualmente hundido. Los jóvenes necesitan motivos para quedarse y poder pensar en formar una familia. La campaña “Católicos en el Olvido. Enciende una luz por Siria y Líbano” apela a la generosidad de quienes deseen solidarizarse con la Iglesia necesitada en estos dos países. Además, se difundirán en las redes sociales de ACN Global/Colombia (YouTube, Instagram, Facebook y Twitter) varios testimonios de católicos sirios y libaneses sobre cómo los proyectos han cambiado sus vidas. Estos son algunos de los proyectos promovidos por la campaña que se pueden apoyar: ● Proyecto Gota de Leche. Para niños de 0 a 10 años: Desde el año 2015, ACN proporciona leche a los niños, quienes son las principales víctimas de la guerra. ● Zapatos y ropa de abrigo para el invierno: En estos países el invierno es muy crudo y, debido a la guerra, muchas familias no tienen cómo protegerse. ● Ayuda para alquileres de viviendas: La guerra destruyó muchos hogares y obligó a miles de familias a abandonar sus casas, dejándolos sin hogar. ● Alimentación para ancianos que viven solos: Muchos cristianos huyeron de la guerra y, lamentablemente, dejaron atrás a muchos ancianos que no podían salir de su país o trabajar. ● Asistencia sanitaria: La precariedad del sistema sanitario y la escasez de suministros, a causa de la guerra, están causando numerosas víctimas. ● Becas de formación para jóvenes y niños: Para mantener a los jóvenes en el país y propiciar una pronta recuperación en la zona, ACN apoya los estudios y la formación académica de los niños y jóvenes. Más información sobre cómo ayudar en los sitios web www.acn-global.org /y www.acncolombia.org Fuente: Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN)

El Papa Francisco nombra arzobispo para Santa Fe de Antioquia
Mié 25 Ene 2023
Este miércoles 25 de enero, el Papa Francisco ha nombrado a monseñor Hugo Alberto Torres Marín, hasta el momento obispo de la Diócesis de Apartadó, como nuevo arzobispo de Santa Fe de Antioquia, convirtiéndose en el décimo sexto prelado en ocupar este cargo. Desde el pasado 05 de mayo de 2022, la Nunciatura Apostólica había designado como administrador apostólico “sede vacante” de Santa Fe de Antioquia a Mons. Elkin Fernando Álvarez Botero, actual obispo de la Diócesis de Santa Rosa de Osos. BIOGRAFÍA Mons. HUGO ALBERTO TORRES MARIN nació en Briceño el 9 de agosto de 1960, en el hogar formado por Francisco José Torres y Judith Marín Zuluaga. Fue ordenado presbítero para la Diócesis de Santa Rosa de Osos el 24 de noviembre de 1987. En el Seminario menor y Mayor de Santa Rosa de Osos realizó sus estudios de bachillerato, Filosofía y Teología. En la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma obtuvo la licenciatura en Teología dogmática y en la Universidad Católica de Oriente en convenio con la Fundación Universitaria Católica del Norte obtuvo Licenciatura en Filosofía y Ciencias Religiosas. Se especializó luego en Alta gerencia y Pedagogía de la virtualidad. En su Diócesis desempeñó el oficio de: vicario cooperador, párroco, vicario de pastoral, formador del Seminario menor y mayor, integrante del equipo administrativo de la FUCN y rector del Seminario Mayor Santo Tomás de Aquino de Santa Rosa de Osos. Fue nombrado obispo auxiliar de Medellín por su santidad Benedicto XVI el 4 mayo del 2011 y consagrado por monseñor Ricardo Tobón Restrepo, el 4 de junio del mismo año. El 16 de octubre de 2014 recibe el encargo de administrador apostólico de la Diócesis de Apartadó y un año después toma posesión en su calidad de obispo titular. El 25 de enero del 2023 el Papa Francisco lo nombró Arzobispo Metropolitano de Santa Fe de Antioquia. La posesión canónica ha sido fijada para el día 23 de marzo del año en curso.

Mons. Henao: “Reunión extraordinaria entre Estado y ELN revitaliza mesa de diálogo”
Lun 23 Ene 2023
Luego de participar en su condición de acompañante permanente en la Mesa de Diálogos, entre el gobierno de Colombia y el ELN, en reunión que se dio del 17 al 21 de enero en Caracas, Venezuela, monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, valoró como positivo este espacio de diálogo y resaltó que “la mesa sale mucho más vital y con mucha más capacidad de abordar los temas hacia el futuro”. “Valoramos el hecho que se hubiera realizado la reunión extraordinaria en un ambiente de diálogo sincero, propositivo y en un clima de búsqueda de entendimiento”. Resaltó el compromiso de las partes, para encontrar salidas a las situaciones que se han ido presentando, esto dijo el directivo, servirá para “reforzar y dar una nueva vitalidad a la mesa de diálogo”. “Salimos con un ambiente de esperanza, de confianza en que se puede avanzar en la búsqueda de terminar con el sufrimiento que hay en muchas comunidades por las confrontaciones y crear un clima de paz que asegure también la reconciliación en el país”, aseguró. Calificó como positivo el que las partes ya tengan una propuesta de temas a discutir y hayan fijado el segundo ciclo de conversaciones para el próximo 13 de febrero en México, donde tienen previsto empezar a “tratar y acordar” un cese de fuego bilateral. Finalmente, agradeció a México y Venezuela por facilitar los servicios como sedes negociadoras, y resaltó el clima de confianza que algunos sectores y las comunidades mayormente afectadas por el conflicto, han expresado para que se avance en la búsqueda del fortalecimiento de la paz en el país. Cabe recordar que, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), en el mes de diciembre de 2022, aceptó la invitación a participar en "su condición de acompañante permanente" en la Mesa de Diálogo entre el Gobierno Nacional y el Ejército de Liberación Nacional, nombrando como su representante a monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria. Garantes destacan voluntad de paz de Gobierno y ELN de Colombia En un comunicado a la opinión pública, los países garantes y las instituciones acompañantes permanentes de las negociaciones de paz entre el gobierno de Colombia y el ELN destacaron el compromiso de las partes para avanzar en los diálogos. DESCARGAR COMUNICADO DE PRENSA
Diócesis de Cúcuta en salida misionera
Vie 27 Ene 2023

Por: Monseñor José Libardo Garcés Monsalve - Para la gloria de Dios y bien de la Iglesia que amamos, comenzamos el año 2023 con ánimos renovados y fervor pastoral fortalecido, para llevar a cabo la evangelización en nuestra Diócesis de Cúcuta. Damos gracias a Dios por el trabajo pastoral y compromiso apostólico de todos nuestros sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, seminaristas y fieles de cada una de nuestras parroquias, que hasta el momento se han desgastado dando lo mejor de sí para llevar a todos a Nuestro Señor Jesucristo, respondiendo a ese mandato misionero de ir por todas partes a predicar el Evangelio del Señor.
Para llevar a cabo esta tarea con la alegría de los hijos de Dios, les garantizo a todos mi oración constante de rodillas frente al Santísimo Sacramento y la celebración diaria de la Eucaristía, con la intención de ayudarles en su crecimiento en la fe, la esperanza y la caridad, para seguir caminando juntos, en el fortalecimiento de una comunidad viva de fe al servicio de Dios y de la Iglesia.
El llamado permanente del Papa Francisco a ser Iglesia en salida misionera, lo percibo muy vivo en cada uno de los evangelizadores de nuestra Diócesis, ya que encuentro sacerdotes, diáconos, seminaristas, religiosos, religiosas y animadores de la evangelización comprometidos con la tarea evangelizadora, mediante el Proceso Evangelizador de la Iglesia Particular (PEIP), con una conciencia clara de ser comunidades de creyentes en las cuales se realizan y se viven los misterios de la Iglesia Universal, que es Una, Santa, Católica y Apostólica.
Mi compromiso constante consiste en animarlos para que sigan comunicando la alegría que produce el encuentro con Jesucristo, que es nuestra esperanza. Seguiré dedicando todo mi tiempo y mi esfuerzo para acompañar en primer lugar a los sacerdotes, invitándolos a caminar juntos viviendo este ministerio santo en gracia de Dios y en salida misionera.
También seguiré dedicando tiempo para acompañar a las instituciones diocesanas, con el fin de que puedan seguir siendo ejemplo de caridad en el desempeño de su misión y finalmente, quiero seguir acompañando a los feligreses en cada una de las parroquias, con las visitas pastorales y la administración del sacramento de la confirmación, fortaleciendo con ello la acción misionera en cada una de las comunidades parroquiales.
Los invito a asumir como actitud fundamental para continuar este proceso, la acogida de la Santísima Virgen María a la Palabra de Dios, junto con la obediencia a la Iglesia evidenciada en la adhesión alegre y solidaria a nuestro Santo Padre, el Papa Francisco y entendida como comunión eclesial, que nos introduce en la comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y que la hacemos visible en nuestra Iglesia Particular, con nuestro compromiso de evangelizar en salida misionera (cf. Evangelii Gaudium #20), que consiste “en salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG 20).
Nuestro punto de partida tiene que ser una sincera conversión personal, pastoral y de las estructuras, de acuerdo con lo que nos enseñan los documentos de la Iglesia, conscientes que lo que se nos pide a todos es disponernos a la conversión como adhesión personal a Jesucristo, nuestra esperanza, y a la voluntad de caminar juntos en su seguimiento, siendo este momento inicial la raíz y el cimiento sin los cuales todos los demás esfuerzos resultan artificiales. Esto significa un cambio profundo de actitud, que conlleva a una transformación de nuestra vida en Cristo (Cfr. Documento de Aparecida #278b, 366).
Caminando juntos desde la conversión personal, tenemos la fortaleza que nos da la gracia para vivir la audacia de hacer más evangélica, discipular y participativa, la manera como pensamos y realizamos la pastoral (cfr. DA 368). En este sentido, “la conversión pastoral exige que se pase de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera. Así será posible que el único programa del Evangelio siga introduciéndose en la historia de cada comunidad eclesial con nuevo ardor misionero, haciendo que la Iglesia se manifieste como una madre que sale al encuentro, una casa acogedora, una escuela permanente de comunión misionera” (DA 370).
Todo este proceso tiene su culmen y realización en la conversión de las estructuras, que solo puede entenderse en tanto que ellas se vuelvan más misioneras y que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los animadores de la evangelización en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a estar con Él y vivir en su presencia (cfr. EG 27).
Nuestra fuerza está en la Palabra de Nuestro Señor Jesucristo, que es nuestra esperanza y que nos manda en salida misionera a evangelizar al mundo entero (cfr. Mt, 28, 19 - 20), que identificamos como nuestra misión, conscientes de que la fuerza interna, proviene del Espíritu Santo a Quien reconocemos como primer protagonista en la tarea del anuncio del Evangelio (cfr. Evangelii nuntiandi #75).
En este compromiso misionero contamos con la protección maternal de la Santísima Virgen María y del Glorioso Patriarca San José, nuestro patrono, quienes escucharon la Palabra de Dios y entregaron su vida para hacer su voluntad. Con María y San José queremos renovar nuestro compromiso de cumplir nuestra tarea en salida misionera, para encontrar a nuestros hermanos, entregarles la Palabra de Dios, acercarlos a Nuestro Señor Jesucristo y comprometerlos a vivir sin temores la alegría del Evangelio.
En unión de oraciones, reciban mi bendición.
+ José Libardo Garcés Monsalve
Obispo de la Diócesis de Cúcuta
Otros temas para iluminar
Dom 22 Ene 2023

Por: Diario El Catolicismo - El panorama para la población colombiana en el presente año no parece muy tranquilo. Ya hemos comentado el que se refiere a la paz. Pero en el horizonte también vienen asuntos de la mayor repercusión social.
Por una parte, el Gobierno Nacional está por presentar una reforma al sistema de salud y también al sistema del ahorro pensional. Por otra, cada vez es más notable la importancia negativa que empieza a tener la inflación, cuyos niveles no veía el país hace muchos años y que ha tocado casi todo, pero especialmente el rubro de los alimentos, generando o ahondando más la situación de precariedad de muchas familias colombianas.
Y no es menor el problema de desempleo, que no logra disminuir en forma importante, mientras la informalidad ocupa a millones de ciudadanos, con todas las limitaciones y carencias que este modo de trabajo conlleva. Ningún asunto es de poca monta.
Como los temas son tan complejos y prácticamente de especialistas, es importante que desde donde se pueda hacerlo, incluyendo a la misma Iglesia, se den luces a los ciudadanos. Hoy en día la gran tentación, tanto del Gobierno como de algunos sectores de la población, es tomar decisiones sin suficiente fundamento y, a la larga, empeorarlo todo. El muy conocido populismo que arroja a la miseria a tanta gente.
Sin embargo, no hay que desconocer que sí se requieren cambios profundos en muchos sectores para que el bienestar llegue cada vez a más personas en todo el país. Pero a estos cambios hay que ponerles manejo impecable, cero corrupción y muy alta gerencia para que los sienta la gran mayoría de la población. De lo contrario, todo seguirá igual o tal vez peor.
Quizás el primer criterio en las grandes reformas debe ser el de lograr realizar el mayor bien común posible con todo lo que se propone, decide y ejecuta, por supuesto partiendo de la base que lo que está funcionando bien no hay que destruirlo, sino fortalecerlo.
La democracia es el sistema de las mayorías y se trata de beneficiarlas en la medida de las posibilidades reales. Un segundo criterio debería ser la conciencia clara de que el progreso y el bienestar de todos es un proceso largo y nunca automático, pero que se puede acelerar en muchos aspectos. En tercer lugar, debe brillar el uso inmaculado de los recursos que, en un país como Colombia, son limitados: no alcanza para todo y no todo se puede hacer al mismo tiempo. A veces, se sabe, por tratar de hacer mucho, se hace poco. A esto se debe añadir que Colombia ya tiene una deuda externa muy abultada y seguir creciéndola no es otra cosa que dirigir el país a una crisis que llegará tarde o temprano, porque las deudas hay que pagarlas. Y, el cuarto criterio tiene que ver con generar más riqueza y no solo pensar en gastar … porque el dinero se acaba.
A la ciudadanía hay que darle instrumentos para que apoye o no lo que se le propone. Los impuestos salen de su bolsillo, el ahorro pensional también, los pagos por salud por supuesto. Tiene la ciudadanía todo el derecho a estar bien informada en todo lo que se quiera hacer en estos y otros aspectos que tocan directamente su vida. Y los mismos ciudadanos deben vigilar cada proyecto, cada debate, cada decisión que tenga que ver con su vida cotidiana.
El Estado y todas sus instituciones, lo mismo que las instituciones privadas que manejan aspectos como la salud o la pensión de las personas, todos tienen que recordar una y otra vez que su razón de ser y su primer deber moral es responderle a la gente para que pueda vivir dignamente.
Desde la Iglesia, en concreto desde su doctrina social, se puede contribuir con conceptos e ideas significativas para que una ciudadanía en tantos aspectos confundida, y también los dirigentes, se orienten bien, y pensando siempre en el bien común, construyan, entre todos, una sociedad más justa, equilibrada y donde todos puedan vivir bien y progresar siempre.
Fuente: Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones de Bogotá
“Yo no me preparo para un fin, sino para un encuentro”: Benedicto XVI
Mié 18 Ene 2023

Por: Monseñor José Libardo Garcés Monsalve - El Ministerio Petrino en la Iglesia Católica se fundamenta en el texto bíblico del Evangelio de san Mateo que enseña: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16, 18). Con esta certeza que proporciona la Palabra de Dios, comprendemos que la misión que desempeña cada uno de los Pontífices de la Iglesia Católica, es una elección de Dios que responde a su voluntad y al plan de salvación para la humanidad.
Como fieles bautizados, creyentes en Cristo, estuvimos unidos en oración desde el pasado 28 de diciembre, cuando conocimos la noticia que Su Santidad, el Papa emérito Benedicto XVI, experimentaba complicaciones en su salud. Después de su partida a la Casa del Padre, el sábado 31 de diciembre de 2022, queremos presentarles a los bautizados de la Diócesis de Cúcuta esta edición especial del Periódico La Verdad, como un homenaje de esta Iglesia Particular, a quien fue el sucesor de Pedro y Vicario de Cristo desde el año 2005 a 2013.
Joseph Ratzinger sufrió los horrores y las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, experiencia dolorosa, que le dio la fuerza interior y la luz necesaria para rechazar, desde su magisterio, el nazismo y todas las políticas que atentan contra la libertad y los derechos humanos. Decía en Auschwitz: “Hablar en este lugar de horror, cúmulo de crímenes contra Dios y contra los seres humanos sin igual en la historia resulta casi imposible. Es especialmente difícil y opresivo para un Papa que viene de Alemania”, lo que le permitió en su humildad como persona, ver de cerca la miseria humana causada por el pecado y el horror de la guerra, para enfrentarlos con decisión y claridad.
Recordamos al Papa emérito Benedicto XVI, como un hombre de fe profunda, amor al estudio, dedicado a la academia y de gran producción intelectual, que aportó fe y doctrina en diversas etapas de su vida, dejándonos un legado del que todos nos beneficiamos, porque con su doctrina profundizamos más en la fe en Nuestro Señor Jesucristo. Su experiencia cristiana, recibida desde el hogar y vivida con gran fervor, le llevó a entender la fe como un encuentro personal con Jesucristo que debe ser anunciado: “No se puede encontrar a Cristo y no darlo a conocer a los demás. Por tanto, no se guarden a Cristo para ustedes mismos. Comuniquen a los demás la alegría de su fe. El mundo necesita el testimonio de su fe, necesita ciertamente a Dios” (Mensaje a la juventud en Madrid), enseñándonos que el cristiano no se prepara para un fin de la vida, sino que la fe en Jesucristo prepara al creyente para un encuentro con Él.
La entrega y vocación que encarnó en su misión, fue un gran testimonio para la Iglesia, ya que desde muy joven recibió encargos de gran responsabilidad, que, aunque nunca los esperó, los ejerció con generosidad, serenidad y humildad, pero también con seriedad y determinación, mostrando con ello que su único deseo siempre fue ser “un humilde servidor de la viña del Señor”, como lo afirmó el día que fue elegido Papa en el año 2005.
Inició su servicio prominente en la Iglesia como asesor teológico del Concilio Vaticano II, brillando por su grandeza intelectual. Posteriormente fue Arzobispo de Munich y Frisinga (Alemania); Cardenal, Prefecto para la Doctrina de la Fe y decano del Colegio Cardenalicio.
A pesar de su admirable capacidad intelectual, su humildad era lo que más brillaba en su persona. Fue claro e íntegro en sus declaraciones, habló de forma certera, denunciando desde el Evangelio los terribles males que aquejaban en su momento al mundo y a la fe cristiana. Su humildad fue gracias a la indiscutible confianza en el Señor, haciendo en todo la voluntad de Dios, que guio su ministerio desde el momento de su ordenación sacerdotal en el año 1951.
Para la Iglesia ha sido una gran pérdida, un hombre de fe, que, desde su servicio eclesial y la producción intelectual, contribuyó para que el Evangelio de Jesucristo fuera comprendido en los diversos ámbitos en los que se mueve el ser humano. Ahora, en la gloria de Dios, hemos ganado un intercesor que pedirá al Señor, para que la Iglesia, en salida misionera, continúe su misión anunciando a Jesucristo. El Señor en su gran bondad y proveyendo lo mejor para su Iglesia, concede para cada tiempo los pastores eximios a la altura de las exigencias de las épocas, y desde los carismas que el Espíritu Santo infunde en ellos, sirven oportunamente para seguir guiando la Iglesia, en medio de muchas tormentas que la intentan derrumbar.
Damos gracias a Dios por la vida y testimonio de Su Santidad, el Papa emérito Benedicto XVI, y nos unimos en oración constante con toda la Iglesia Universal, para que esté gozando de la gloria de Dios que predicó con fe y que explicó con la razón a través de sus escritos.
Pidamos al Señor que siga guiando a la Iglesia por caminos de fe, esperanza y caridad, de manera que todos nos sintamos protegidos por la gracia de Dios y así, caminemos juntos, en salida misionera, como hijos de Dios, en el Proceso Evangelizador de nuestra Diócesis, hasta que lleguemos un día a gozar de la plenitud de Dios en su gloria. Que la Santísima Virgen María y el glorioso Patriarca san José, alcancen del Señor todas las gracias y bendiciones necesarias, para que practicando la enseñanza que nos ha dejado el Papa emérito Benedicto XVI, podamos crecer en santidad y nos preparemos también nosotros un día no para un fin de nuestra vida, sino para un encuentro con el Señor.
En unión de oraciones, reciban mi bendición.
+ José Libardo Garcés Monsalve
Obispo de la Diócesis de Cúcuta
Un delicado compromiso
Sáb 7 Ene 2023

Se ha conocido la respuesta que la Conferencia Episcopal de Colombia ha dado a la mesa de diálogo entre el Gobierno Nacional y el grupo guerrillero ELN y en la cual acepta ser acompañante de la misma. Allí se designa al Padre Héctor Fabio Henao y a los arzobispos Omar Alberto Sánchez Cubillos, de Popayán, y Darío Monsalve Mejía, emérito de Cali, como representantes de la Iglesia en esa mesa. Acepta, pues, la Iglesia una tarea muy delicada pues este grupo violento, el ELN, ha sido y sigue siendo de un radicalismo que, no solo ha causado mucho dolor y muchas muertes a lo largo y ancho del país, sino que también se caracteriza por una gran incapacidad de empatía con los propósitos de paz y esfuerzos en el mismo sentido que se han hecho ya varias veces.
Para la Iglesia, la colaboración en las tareas de construir la paz dondequiera sea necesario, hace parte natural de la misión recibida de su divino fundador, Jesucristo. Alabó él mismo a quienes trabajan por la paz. Y amplia es la experiencia que, a través de sacerdotes, obispos, religiosos y religiosas, comunidades de fe, se tiene para abordar esta nueva misión. Sin duda alguna, la Iglesia católica, en cada uno de sus pastores y en sus instituciones, sigue siendo como un oasis o un punto de encuentro en la dura realidad colombiana y al cual pueden acudir todos los que quieran en busca de construir una nueva nación, caracterizada por la justicia y el respeto de los derechos de todos los ciudadanos. En este sentido, lo que puede ofrecer la Iglesia, además de su experiencia y capacidad de escucha, es su autoridad moral y su sincero deseo de una paz para todos.
Pero si la historia violenta del ELN es muy difícil de lidiar, no menos lo será el descubrir la posición real, profunda y a largo plazo que tiene el gobierno actual. En la opinión pública, en los ciudadanos de bien, hay una gran preocupación por la forma más bien blanda y condescendiente con que se está mirando y tratando a muchos actores violentos como, por ejemplo, la llamada ´primera línea’, el Clan del Golfo –narcotraficantes puros- y quedaría la impresión de que gozarán de mayor atención que los reclamos de la gran mayoría de los ciudadanos pacíficos y trabajadores del país. Para nadie es un secreto que la inclinación política del actual gobierno es de corte revolucionario y que en esa ideología se trata de subvertir todo orden establecido y no debe haber lugar a engaños. A cada afirmación del gobierno actual hay que buscarle su verdadera intención.
Le corresponde, entonces, a los representantes de la Iglesia católica, es decir de todos los bautizados y no solo de la Conferencia Episcopal, tener una clara conciencia, en primer lugar, de su misión en favor de la paz, como lo manda el Evangelio y las muchas ingratitudes e incomprensiones que esto conlleva. Pero también una gran clarividencia acerca de en medio de quienes estarán sentados y cuáles son los verdaderos objetivos que buscan y si en realidad y en el fondo son diferentes. Ojalá todo sea para el bien, no de unos pocos, que es como últimamente se toman decisiones en el país, sino de toda la nación, de la totalidad de los ciudadanos y del territorio y, asimismo, que las atrocidades cometidas no queden impunes porque quedaría el mismo sinsabor que ha dejado el proceso con las Farc, en el cual lo más inhumano ha quedado bajo el manto del olvido. Mucho tiene por hacer en esta nueva tarea el Espíritu Santo.
Fuente: Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones de Bogotá

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