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Cuaresma

Vie 2 Mar 2018

Actuemos de cara a Dios y al prójimo

Primera lectura: Éx 20,1-17 (forma larga) o Éx 20,1-3. 7-8.12-17 (forma breve) Salmo Sal 19(18),8. 9.10.11 (R. Jn 6,68c) Segunda lectura: 1Co 1,22-25 Evangelio: Jn 2,13-25 Introducción Jesús nos enseña, en este domingo de cuaresma, y es la idea central de reflexión, que Dios Padre nos ha entregado el decálogo, como la síntesis de lo que debemos seguir y cumplir para realizarnos como personas, tanto social como religiosamente. Se trata de llevar un estilo de vida que esté conforme a la voluntad divina y que lleve a que nuestras actuaciones estén de cara a Dios mismo para conocerlo, amarlo y seguirlo, y de cara al prójimo para servirlo. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La primera lectura nos presenta la solicitud amorosa de un Dios celoso que reclama para sí toda la fidelidad de su pueblo, y que le propone como norma definitiva para su comportamiento un código de leyes con el que, a la vez que le garantiza una sana convivencia, le exige la total adhesión. No tendrás otros dioses y vivirás en el respeto a tu prójimo. La ley, que está inscrita en la conciencia de todos los pueblos y culturas, Dios la hace explícitamente suya para garantizar a los que ama su propia felicidad. El salmo no es más que la respuesta agradecida del pueblo a las ordenanzas del Señor. Es una invitación a someterse totalmente a los mandatos, pues estos traen buenas consecuencias para la vida, son gozo, remedio, luz, alegría, son claros, son verdad, son más preciosos que el oro y más dulce que la miel. En la segunda lectura, san Pablo cuando escribe a los Corintios los confronta, en medio de sus tensiones, a poner su esperanza no en un Mesías sabio o poderoso sino en uno débil y crucificado, cuya fuerza y sabiduría está en la Cruz, donde subió por nuestros pecados y se entregó como expresión de su vivencia del mandato del amor. Y el Evangelio de Juan, en el contexto de la muerte de Jesús, nos lo presenta en un episodio en el que el celo de la casa del Padre lo devora. Él monta en cólera al ver que el Templo es transformado en epicentro de negocios, y hace una declaración solemne que reafirma una de sus enseñanzas centrales: el nuevo Templo es Él mismo, y es en Él donde Dios se revela en Espíritu y en Verdad. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? Para conocer, amar y seguir a Cristo, a través de los preceptos divinos y de los mandatos de la Iglesia, no basta con un mero cumplimiento legal y sin espíritu. Se trata, por el contrario, de cumplir los mandatos caminando y siguiendo a Cristo. Así nos lo enseña el Papa Francisco, en la homilía pronunciada en Medellín, con motivo de su Visita Apostólica, al referirse al hecho de cómo Jesús les enseña a sus discípulos que cumplir los mandatos es seguirlo a: “el camino de seguimiento supuso en los primeros seguidores de Jesús mucho esfuerzo de purificación. Algunos preceptos, prohibiciones y mandatos los hacían sentir seguros; cumplir con determinadas prácticas y ritos los dispensaba de una inquietud, la inquietud de preguntarse: ¿Qué es lo que le agrada a nuestro Dios? Jesús, el Señor, les señala que cumplir es caminar detrás de Él, y que ese caminar los ponía frente a leprosos, paralíticos, pecadores. Esas realidades demandaban mucho más que una receta o una norma establecida. Aprendieron que ir detrás de Jesús supone otras prioridades, otras consideraciones para servir a Dios”. (Homilía, Aeropuerto Enrique Olaya Herrera, Medellín, 9 de septiembre de 2017). También afirma el Papa Francisco que Jesús lleva la ley a su plenitud y por eso nos pone en la dirección de seguirlo a Él como los hicieron los discípulos: “Jesús no se queda en un cumplimento aparentemente «correcto», Él lleva la ley a su plenitud y por eso quiere ponernos en esa dirección, en ese estilo de seguimiento que supone ir a lo esencial, renovarse, involucrarse”. (Homilía, Aeropuerto Enrique Olaya Herrera, Medellín, 9 de septiembre de 2017). Por tanto, esta Palabra santa que estamos reflexionando nos compromete, en este tiempo de cuaresma, a realizar un verdadero y sincero examen de conciencia para revisar cómo estamos viviendo el mandamiento del amor a Dios y al prójimo, que resume la Ley y los Profetas, y de qué es necesario arrepentirnos y cambiar para poder celebrar con fruto en nuestras vidas la Pascua de Cristo que se avecina. >>>>DESCARGA LAS ORIENTACIONES ¿Qué me sugiera la Palabra que debo decirle a la comunidad? Hoy vivimos en una sociedad que quiere prescindir de Dios, y por tanto de la norma. Al hombre parece estorbarle la ley. Se busca de muchas maneras hacerle el quite a lo establecido. La sana convivencia se ve quebrantada frecuentemente con el comportamiento de los individuos, tanto en la vida familiar, como en la social y en la política. Tenemos muchas dificultades para someternos a las normas, indispensables para vivir en armonía con Dios, con las personas, con la naturaleza y con nosotros mismos; sabiendo que la fuente de dicha armonía está en la ley de comportamiento que Dios, mostrando su grandeza, dio a Moisés para que la transmitiera al pueblo. Es por eso, entonces, que se quebranta la ley en el santuario del hogar, cuando no se cumple con el compromiso de fidelidad «hasta cuando la muerte separe a la pareja», cuando no se cuida con amor a los padres, o a los hijos, cuando se irrespeta la ley natural con los abusos provocados por la biogenética mal utilizada, con el aborto, con los métodos artificiales para evitar la procreación. Se quebranta la ley en la sociedad cuando, por ejemplo, no se cumplen las normas, las señales de tránsito, cuando no se llevan con responsabilidad los consejos y las propuestas que se dan en orden a la salvaguarda de la naturaleza, del equilibrio ecológico, y esto no sólo por las personas sino también por los Estados. Justamente por no cumplir con las normas elementales estamos destruyendo el planeta. Y lo que es peor, se rompe con la ley cuando se banaliza la muerte y el hombre se siente el dueño de la vida, que quita como quiere y cuando quiere. Se quebranta la ley en la política cuando las reglas de juego de la democracia se transgreden con delitos, como la venta, compra y el trasteo de votos, la presión armada contra la población; cuando las normas constitucionales se manejan al antojo de los legisladores, y se quebranta el bien común. Asistimos en Colombia al quiebre del sistema democrático y a la apertura de un modelo político egoísta y partidista, donde la ley que impera es la del más fuerte en astucia, en dinero, en poder. El papa emérito Benedicto XVI no se cansó de repetir que “sólo un mundo que se abre a Dios puede garantizarse un futuro”. El lema de su visita a Alemania, en el año 2011, lo afirma claramente: «Donde está Dios, allí hay futuro». Debería tratarse del regreso de Dios a nuestro horizonte; ese Dios a menudo totalmente ausente, pero que tanto necesitamos. Y para buscar a Dios no hay que ir muy lejos, puede estar en tantas personas sencillas que nos rodean; no hay que buscarlo en los sabios o en los poderosos, podemos encontrarlo en los Cristos débiles y crucificados de nuestro tiempo; como lo dijo el mismo papa emérito Benedicto XVI, podemos encontrarlo en «tantas personas sencillas de las que no habla nadie. Y, sin embargo, cuando las encontramos, sentimos que de ellas promana algo de bondad, de sinceridad, alegría, y sabemos que ahí está Dios y que Él también nos toca. Por eso, en estos días queremos comprometernos en volver a ver a Dios, para volver a ser personas a través de las cualesirradie en el mundo la luz de la esperanza, que es luz que viene de Dios y que nos ayuda a vivir». En definitiva, cuando Dios se nos presenta celoso y exigente no es más que por amor, por solicitud, porque quiere ayudarnos al bien vivir. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? Este tercer domingo de Cuaresma nos invita a entrar en el ambiente celebrativo de la Pascua. En Jesús, débil y crucificado, estamos invitados a pasar de la no ley -del caos-, a la armonía -a la paz-. Vivamos este domingo, que nos acerca a las celebraciones del Triduo Pascual, volviendo nuestro corazón a Dios y a su Ley, convencidos de que es desde la propia vida como debemos empezar. En la celebración penitencial estemos atentos a revisar nuestra propia manera de comportarnos: ¿Dios sí cuenta para nuestra vida cotidiana? ¿Lo que contienen las leyes de Dios y de la Iglesia toca nuestra vida familiar, nuestros compromisos laborales, nuestras responsabilidades políticas? Celebremos el don que Dios nos hace al presentarse solícito por nuestro bienestar y al exigirnos la fidelidad total. Qué bueno saber que tenemos un Dios que solo está preocupado por el hombre. Un Dios para quien su mayor Gloria es el bien del hombre. >>>>DESCARGA LAS ORIENTACIONES

Jue 1 Mar 2018

Cuando sintamos dolor o sufrimiento recuerda: Jesús resucitó

En la vida nos encontramos con situaciones que esclavizan, de exigencia dura, de dolor y sufrimiento que pareciera que todo va de mal en peor. En medio de esas realidades tenemos que recordar que Jesús resucitó. Esta noticia coloca un antes y un después en la historia y también nuestras vidas. Por eso cuando las cosas vayan oscuras recordemos que Jesús resucitó. Tareas: Frente a las realidades difíciles aseguremos siempre la victoria definitiva de Dios y de Jesús. Grabemos en la mente y repitamos algunas frases del texto Bíblico, demos crédito a la Biblia: Dios está siempre con nosotros y si Dios está con nosotros, quién contra nosotros. Para Dios no hay nada imposible. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. En los momentos difíciles recuerda estas frases y verás que el Señor, el resucitado, aparece en medio de tu realidad.

Jue 22 Feb 2018

Construyamos paz defendiendo la vida

Una sociedad que quiere vivir en paz no puede alargar la mano para destruir la vida. Hay que protegerla desde su concepción hasta su muerte natural. Si Colombia quiere construir paz no puede alargar la mano para decir sí al aborto, para destruir la vida de los demás, ni con el asesinato ni con el terrorismo. Hay que estar en contra de la destrucción de la vida humana, hay que valorarla y respetarla. Tareas: Además de la oración identifica una institución que ayuda a las madres en riesgo de aborto y da un aporte para colaborar con esas personas. Rechaza siempre de forma coherente cualquier tipo de violencia en contra de la vida humana. Frente a las posibilidades de riesgo de la vida, siempre brinda buenos consejos defendiendo la vida.

Lun 19 Feb 2018

El Amor es capaz de transfigurar todo

Primera lectura: Gn 22,1-2.9a.10-13.15-18 Salmo Sal 116(115),10+15.16-17.18-19 (R. Cfr. 9) Segunda lectura: Rm 8,31b-35a Evangelio: Mc 9,2-10 Introducción Avanza el tiempo cuaresmal de preparación para la Pascua de Resurrección, y qué mejor forma de adentrarse en él que de cara a la Sagrada Escritura, para descubrir el amor inconmensurable que Dios prodiga a su creatura aún en medio de las vicisitudes de la vida. Un amor que debe llevar al hombre a un cambio de vida, a una transformación profunda de su existencia humana, que le permita dimensionar con esperanza el horizonte de la eternidad y la meta de la salvación. Centremos, pues, la reflexión de este segundo domingo de cuaresma en el acontecimiento de la Transfiguración del Señor. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La primera lectura se conecta con el texto evangélico en cuanto que ambas narran acontecimientos importantes sucedidos en montes altos. En la primera, Dios procede extrañamente al pedirle a Abraham, el padre de la fe, una prueba extrema de amor y lealtad: el sacrificio de su hijo Isaac en un monte de la región de Moriá. Y en el evangelio, el acontecimiento se centra en la doble revelación de Dios al exclamar “¡Este es mi Hijo predilecto. Escúchenlo!” Esta expresión se da en un monte alto que la tradición identifica como el Tabor. Aquí, Dios se revela como Padre y presenta a Jesús como su Hijo, el unigénito. Esta revelación acontece en el marco de la Transfiguración de Jesús que se da en presencia de los apóstoles Pedro, Santiago y Juan. En la segunda lectura, el apóstol Pablo, en su exhortación a los Romanos, les hace caer en cuenta del amor salvador de Dios y el poder de intercesión de Jesucristo en beneficio de la salvación del ser humano. DESCARGA LA PREDICACIÓN ORANTE DE ESTA SEMANA ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? Caben aquí las palabras del cardenal italiano Gianfranco Ravasi expresadas en uno de los libros de su colección ‘Según las Escrituras’: “La pascua terrena que celebramos es como una transfiguración, en espera de la pascua perfecta que celebraremos en la liturgia celestial y que ya no conocerá el retorno a la llanura.” La cuaresma debe generar en el creyente un cuestionamiento tan profundo que lo lleve a un cambio de estilo de vida, un cambio en su forma de ser, pensar y actuar, incluso, un cambio en su forma de relacionarse con los demás y con Dios. El diálogo de cada persona con el Señor al acercarse a su Palabra y contemplarla, tanto desde la oración, como desde la práctica de los otros ejercicios cuaresmales (ayuno y limosna), se convierte en la principal herramienta del cristiano para aprovechar este tiempo como verdadera preparación para descubrir el esplendor de Cristo Resucitado. Bien lo anota el Papa Francisco: “Con Pedro, Santiago y Juan subamos también nosotros al monte de la Transfiguración y permanezcamos en contemplación del rostro de Jesús, para recibir el mensaje y traducirlo en nuestra vida; para que también nosotros podamos ser transfigurados por el Amor. En realidad, el Amor es capaz de transfigurar todo.” (Ángelus Dominical, Plaza de San Pedro, 1° de marzo de 2015). ¿Qué me sugiera la Palabra que debo decirle a la comunidad? Estamos llamados, como seguidores de Cristo, a ser transformadores de aquellas realidades a las que tenemos acceso permanente: la familia, el vecindario, el grupo de estudio o de trabajo, la comunidad parroquial, el grupo social o político al que pertenecemos, entre otras. Pero también nuestra incidencia creyente debe llegar hasta aquellos que ocasionalmente encontramos en vehículos de transporte público, tiendas y supermercados, centros comerciales, organismos de salud, plazas, parques… La principal herramienta para llevar a cabalidad esta misión de transformadores de la sociedad es la Palabra de Dios que nos interpela y, a la vez, nos ilumina para asumir la vida desde la fe que testimoniamos con un estilo de vida ajustado a los valores humano-cristianos que promueve el Evangelio. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? La Transfiguración del Señor nos anima, en medio del tiempo cuaresmal, a mirar con esperanza, desde nuestra condición pecadora, la realidad de la resurrección de Cristo, comprendiendo, como reza en el prefacio del día, “que era necesario pasar por la pasión para llegar a la gloria de la resurrección.” Asimismo, el esfuerzo humano que aportamos para avanzar en el tramo de vida terrenal que nos corresponde, se convierte en impulso para la vida eterna.

Jue 15 Feb 2018

La Cuaresma nos fortalece desde una experiencia de desierto

Primera lectura: Gn 9,8-15 Salmo Sal 25(24),4-5ab.6+7bc. 8-9 (R. Cfr. 10a) Segunda lectura: 1P 3,18-22 Evangelio: Mc 1,12-15 Introducción Ha iniciado la Cuaresma y con ella la necesidad profunda del creyente de reflexionar sobre su conversión a partir de la reconciliación con Dios y sus hermanos, recurriendo, principalmente, a la escucha de la Palabra y apoyándose en la oración, el ayuno y la limosna, para blindarse ante las tentaciones. También el tiempo cuaresmal puede fortalecerse desde una experiencia de desierto a la manera como Jesús lo hizo durante cuarenta días y que, sin duda alguna, fue un tiempo en el que fortaleció su voluntad para permanecer incólume ante el acecho de satanás. El desierto, entendido no como un espacio topográfico sino como una experiencia de fe que exige soledad, silencio e introspección, se convierte en una gran herramienta que aporta a la conversión. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La primera lectura nos ilustra sobre lo acontecido después del caos del diluvio cuando Dios le entrega al hombre, a su creatura amada, en la persona de Noé, una nueva creación, estableciendo un pacto con la raza humana y todos los demás seres vivientes, pero dándole al hombre el dominio pleno sobre todo lo creado para que lo cuide y administre. En el trozo de la primera carta de san Pedro, se rememora a quienes se dejaron tentar por la soberbia y no creyeron a Dios en tiempos de Noé; se reconoce la muerte redentora de Cristo, así como su resurrección y majestad eterna; y se presenta el diluvio como un anuncio anticipado del bautismo “que no consiste en limpiar la suciedad corporal, sino que a través de él se implora de Dios una conciencia limpia en virtud de la resurrección de Jesucristo”. El evangelista Marcos presenta, de manera fugaz, en sólo cuatro versículos, los cuarenta días de Jesús en el desierto después de su bautismo, sin dejar de enfatizar en la aparición tentadora de Satanás en ese lugar y durante ese tiempo, y resaltando también la figura de las fieras del desierto que lo acompañaban y los seres angélicos que le servían. Seguidamente, aparece Jesús en Galilea para iniciar su ministerio público anunciando la necesidad de conversión ante la presencia inminente del Reino de Dios, es decir, ante una soberanía liberadora para el hombre, una soberanía de carácter universal, sin exclusiones. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? El banquete de la Palabra que en este inicio de Cuaresma nos presenta la liturgia, resuena una vez más en nuestro camino de fe como una necesidad apremiante de cambio, de transformación de vida, de conversión, que nos anima a asumir con esperanza la realidad del Reino de Dios a partir de una relación cada vez más íntima, sería, profunda y liberadora con nuestro Creador y Salvador. Cuando Dios dijo a Noé: “Yo establezco mi alianza con vosotros”, estaba presentándole a la humanidad su ‘modelo ideal’ en el que se contempla la felicidad de su creatura que debe tener como meta la salvación eterna. Dios preservó del diluvio a Noé, su familia y una representación del mundo animal, para garantizar su alianza con una nueva creación y para invitarnos a desarrollar la capacidad de salir de nosotros mismos en busca del otro. Sin esta capacidad “no se reconoce a los demás como criaturas en su propio valor, no interesa cuidar algo para los demás, no hay capacidad de ponerse límites para evitar el sufrimiento o el deterioro de lo que nos rodea.” (Papa Francisco – Laudato si’ N. 208) Adquiere, pues, trascendencia la llamada permanente que Cristo nos hace: “Convertíos y creed en el Evangelio”. Llamada que se refresca en cada cuaresma. Llamada que denota una nueva oportunidad para retomar las riendas de la vida desde la esencia humana y, a la vez, entregar esas riendas a Aquel que, desde la realidad divina, puede conducirnos por caminos seguros de prosperidad, justicia, esperanza y paz. De esa llamada permanente, que magnifica la pequeñez humana por ser nuestro Señor quien da el ‘primer paso’ para salir a nuestro encuentro, no se excluyen el dolor, el sufrimiento, la tentación y el pecado. Pero en esa llamada permanente lo que realmente sorprende e importa no es la debilidad propia del hombre, sino la misericordia de Dios que supera toda compresión humana. ¿Qué me sugiera la Palabra que debo decirle a la comunidad? Este interrogante, asumido desde la preparación misma de la Cuaresma, acepta hacer memoria de las palabras del Papa Francisco en el momento de su despedida del pueblo colombiano: “No nos quedemos en «dar el primer paso», sino que sigamos caminando juntos cada día para ir al encuentro del otro, en busca de la armonía y de la fraternidad. No podemos quedarnos parados… Colombia, tu hermano te necesita, ve a su encuentro llevando el abrazo de paz, libre de toda violencia, esclavos de la paz, para siempre.” (Despedida, después de la comunión, Área portuaria de Contecar Cartagena, 10 de septiembre de 2017). La asamblea litúrgica debe sentirse interpelada, cuestionada, conmovida y, ante todo, resuelta a asumir la conversión desde sus diferentes niveles: personal, familiar, escolar o académico, laboral o profesional, político, social y comunitario. No caigamos en la tentación de creer que no se puede dar el paso hacia la conversión; no caigamos en la tentación, de aplazar nuestro cambio de vida; no caigamos en la tentación de considerar nuestro pecado y sus consecuencias superiores a la misericordia de Dios. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? Como sacerdotes, esta Palabra nos insta a ser los primeros en arrepentirnos de nuestras incoherencias de vida para disponernos a superar nuestras debilidades humanas y, así, salvaguardar nuestro ministerio de tentaciones y pecados. Asimismo, la comunidad creyente debe estar atenta a la llamada que hace el Señor desde su Palabra a quienes deciden seguirle. Una llamada que no se reduce a un compromiso espiritual o religioso, sino que trasciende a todos los aspectos y niveles de la vida para que, reconociéndonos de condición pecadora, pero esperanzados en la salvación, todos superemos la tentación del individualismo y salgamos al encuentro de los hermanos para caminar juntos hacia la reconciliación y la paz.

Jue 6 Abr 2017

Sigamos paso a paso para descubrir a Cristo por dentro

Con la entrada de Jesús en Jerusalén, la liturgia de hoy quiere hacer énfasis en Jesús como el Mesías. Así lo reconocen quienes lo aclaman a su ingreso en la ciudad santa. Pero el mesianismo de Jesús guarda una profunda semejanza con la misión del Siervo de Yahvé, es un mesianismo que pasa por la entrega y la muerte. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Is 50,4-7[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo: 22(21),8-9.17-18a.19-20. 23-24 (R. 2a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Flp 2,6-11[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Mt 26,14-27,66 (forma larga) o Mt 27,11-54 (forma breve) [/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Existe de la doctrina sobre el Siervo una espiritualidad del martirio que hace posible que un justo realice un sacrificio representativo por el pecado y obtenga así la salvación con su propio mérito. Esta doctrina se complementa con la esperanza de la reivindicación del justo por parte de Dios. Así la figura del Siervo del Deutero-Isaías se presta de manera especial para expresar los grandes acontecimientos de la salvación de Cristo: su muerte y su resurrección. Le lectura de la pasión de Jesús, desde la perspectiva del Siervo doliente, hace más evidentes los planes de Dios en relación con la muerte de su Hijo, y hace más clara su significación teológica. Por otra parte nos encontramos frente al himno cristológico sobre la “kenosis”. Jesús se ha entregado, se ha vaciado de sí mismo, se ha aniquilado hasta la muerte; pero Dios lo ha exaltado. El himno nos ofrece la contraposición entre la condición divina y la condición “servil”, hasta llegar a la muerte de Cruz. Además al descenso debido a la humillación, le sucede una ascensión triunfal, una exaltación, que convierte a Jesús en “Señor”. En la humanidad de Jesús aparece la realidad de Dios. Su muerte es la revelación del misterio mismo del amor. “Amar es entregarse”, “Dios es amor”. El Mesianismo de Jesús es cuestión entrega y de muerte. Las lecturas tienen una gran unidad: presentan el misterio del abatimiento, del dolor, del sufrimiento del justo, del inocente. Lo que más impacta es pensar que la imagen de Dios es Jesucristo, y este crucificado. Jesús nos enseña cómo es Dios y cómo nosotros podemos parecernos a Dios, ser imágenes de Dios invisible: con el amor incondicional, con el desprendimiento total, con el despojo de sí mismo, por la obediencia hasta la cruz. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] El Domingo de Ramos invita a entrar, sin temores ni tensiones, a seguir, paso a paso, al Señor, a descubrir a Cristo por dentro. Los hombres nos hemos distanciado mucho de Cristo y hemos perdido el rumbo. Se nos llama a ser audaces para devolver a Cristo a los hombres. Hemos perdido la luz, pero los cristianos tenemos que ser luz del mundo. Los hombres hemos perdido la fuerza, y los cristianos tenemos que ser sal de la tierra. Se nos llama a la audacia para confiar hasta lo último, para amar hasta hacer poner en el riesgo de morir y para esperar hasta el fin. Esta audacia nos capacita para callar y no gritar, como Cristo; capaces de soportar y no pelear, a semejanza de Cristo; capaces de sufrir sin protestar, como El. El perfil de Cristo es siempre atrayente, cautivante, resplandeciente. Es hombre con personalidad porque sabe qué es lo suyo, sabe hacer lo suyo y terminar lo suyo. Cristo se presenta como hombre con convicción. Convencido de su misión y por esto se entrega; está convencido del apoyo divino, y por esto confía. Sabe que para esto ha venido al mundo, y por eso salva. Se nos llama a ser audaces para enseñar, dando paz con la palabra, alegría con el afecto, apoyo con la acción. Ser audaces para asimilar en la oración los sentimientos de Cristo; en la Eucaristía, el amor de Cristo; en la acción, la fuerza de Cristo. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Lo que nosotros celebramos es la obra de Dios. Dios sale de su misterio: se hace hombre. Dios revela sus designios: propone su Palabra. Dios nos manifiesta su amor: busca al hombre para salvarlo. La Cruz es el anuncio de que Dios viene al hombre; la Cruz es el testimonio de que Dios está con el hombre; la Cruz es el signo de que Dios ama al hombre. Dios se hace salvación de los hombres. Cristo es la plenitud de la revelación, pues manifiesta la voluntad de Dios y nos invita a confiar. Cristo es la plenitud del amor, manifiesta la amistad con Dios e invita a confiar. Cristo es plenitud de vida, manifiesta la acción salvadora de Dios y nos invita a entregarnos. Nosotros celebramos el acontecimiento de la Cruz, que es fuente de luz que serena; fuente de paz que equilibra, fuente de amor que se irradia. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] La santa misa, que se celebra después de la procesión, aparece como la celebración de una comunidad que ha escuchado, de manera especial, el “bienvenido en el nombre del Señor”. Conviene hacer la debida invitación para una adecuada y activa participación. Desde el punto de vista histórico-salvífico y de la celebración actual de la salvación, el Domingo de Ramos es la apertura de la Semana Santa. Es como un recibimiento festivo. La celebración litúrgica dramatiza lo que aconteció en Jerusalén y debe enfocarse como una invitación del Señor a acogerlo con alegría, convicción y esperanza. Se sugiere en las orientaciones litúrgicas que la lectura de la Pasión se haga por partes, de manera que la gente pueda escuchar con atención. Se podría ir comentando matices de la pasión. Todo para facilitar la meditación de la pasión y obtener mejor provecho. La historia de la Pasión debe ser proclamada por excelentes lectores, los cuales pueden ser tres, teniendo en cuenta la recomendación litúrgica de reservar la parte propia de Cristo para que la lea el sacerdote. Invitar a los diferentes ministros que, durante este tiempo, ejerzan sus respectivos oficios de una manera digna, en forma tal que su actitud sea un claro testimonio de estar inmersos en el misterio de la muerte y resurrección de Cristo que celebramos, de una manera solemne, cada año.

Jue 30 Mar 2017

El Señor nos ha llamado de la muerte a la vida

Ya está a las puertas la gran fiesta de Pascua. Muchas comunidades preparan el bautismo de sus niños. En efecto, Pascua es la fiesta de quienes van a entrar en el misterio de la muerte y resurrección del Señor por primera vez, y de todos los que nos hemos iniciado en este camino. El Señor nos ha dado el agua viva del bautismo; nos ha abierto los ojos de la fe; nos ha llamado de la muerte a la vida. Cristo ha ofrecido su vida y ha muerto por nosotros. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Ez 37,12-14[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo 130(129) ,1-2.3-4.5-6ab.6c-8[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Rm 8,8-11[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Jn 11,1-45 (forma larga) o Jn 11,3-7.17.20-27.34-45 (forma breve)[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Ya la primera lectura ha insistido en la voluntad de Dios de dar la vida. San Jerónimo subraya que la utilización de esta profecía de Ezequiel muestra la fe de la Iglesia en la resurrección futura: “No se utilizaría la imagen de la resurrección para representar la renovación de pueblo de Israel si no se creyese en la resurrección futura, ya que nadie concebiría la idea de confirmar una cosa incierta con otra inexistente”. Pero cuando oímos proclamar: “Os infundiré mi espíritu y viviréis”, inmediatamente lo relacionamos con la carta a los Romanos, elegida como segunda lectura. Porque en ambos casos se trata de un don y de la actividad del Espíritu que vivifica. Nosotros tenemos a Cristo en nosotros; en tal caso, por más que nuestro cuerpo esté destinado a la muerte a causa del pecado, el Espíritu es nuestra vida, toda vez que hemos sido convertidos en justos. En este caso, el mismo que ha resucitado a Jesús de entre los muertos vivificará también nuestros cuerpos mortales por el mismo Espíritu que habita en nosotros. Bautizados, tenemos el Espíritu de Jesús en nosotros y estamos destinados a la resurrección y a la vida. Todo está ahí, y si queremos entender, la actitud de Jesús ante la muerte, en el evangelio debemos interpretarla a la luz de este luminoso comentario de San Pablo. En adelante el cristiano no entiende ya la muerte como los demás; para él es comienzo de una vida, mejor aún, es el desarrollo de una vida que está ya en él, que ha sido hecho justo y tiene en sí a Cristo mediante su bautismo. La elección de este evangelio ha sido influida para poner de relieve una tipología bautismal: la resurrección de Lázaro, tipo de la resurrección de Jesús y de la nuestra, de nuestra resurrección a la vida divina en el bautismo, en medio de la espera de una resurrección definitiva. Nos encontramos en presencia de un signo que es muy representativo de la forma de pensar de Juan. Es respuesta a la fe y realizado para gloria de Dios. Es respuesta a la fe, pero también provocación a la fe. Todo el evangelio de Juan se ha escrito para provocar la fe. La fe de Marta aparece en su lamento: “Si hubieras estado aquí…” Marta cree en el poder de Jesús; en presencia suya, todo se puede esperar. Jesús lo puede todo. Jesús empieza entonces su catequesis. Marta pasará de la fe en la resurrección en el último día, tal como creían los judíos, a la fe en Jesús, resurrección y vida para los que creen en él. (Jn 11,25-26). La resurrección de Jesús, anunciada por la de Lázaro, es signo de nuestra propia resurrección. Marta pasa de la fe en un Cristo capaz de milagros, a la fe en la palabra de aquel que ha sido enviado por el Padre. Es el acto de fe de todo bautizado: creer en la Palabra, en Cristo muerto y resucitado. La fe de María se sitúa en el mismo nivel. Ella no corre al sepulcro de su hermano, sino que se dirige a Jesús y se postra a sus pies. El evangelista intenta mostrarnos a un Cristo conmovido por una profunda emoción ante el dolor, como por la manifestación de fe de las hermanas. Jesús se conmueve y llora ante la muerte de Lázaro. Si resucita a Lázaro es para manifestar la gloria de Dios. Se trata de provocar la fe. Lo importante es la manera en que Jesús presenta la muerte y lo que la sigue, la resurrección como gloria de Dios. La muerte en adelante es para todo cristiano, paso a una nueva vida, paso de una vida corporal, animal, a una vida espiritual, paso que se hace en Jesús, mediante su Espíritu, como lo manifiesta la segunda lectura. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] El hombre de hoy necesita un fuerte sacudón que le permita lograr la capacidad de admiración, que le conceda una fuerza de renovación, que lo mueva desde adentro. Porque el asombro mantiene despierto al hombre; la emoción descubre al hombre una dimensión nueva y el optimismo fortalece al hombre para enfrentar la vida. Los problemas nos vuelven miopes; las tensiones nos quitan claridad, los temores nos aumentan la desazón. Por eso necesitamos de un rayo de luz y un torrente de gracia divina que nos permita superar nuestra ceguera, para poder ver más claramente el sentido de la vida. Estamos necesitados de una gran capacidad de aceptación, lo que implica una gran dosis de humildad; una verdadera actitud de pobreza, lo cual supone apertura. El mundo actual hace perder el sentido de la trascendencia. La sociedad actual hace vivir al hombre saturado de placeres. El momento presente hace que el hombre crezca en el orgullo y la exaltación. Nos olvidamos de que el hombre está hundido en el misterio, que estamos limitados en nuestras posibilidades, pero al mismo tiempo está en desarrollo de sus potencias. El mensaje de hoy nos presenta un contenido que ilumina al hombre, que comparte el Espíritu, que presenta a Cristo, Fuente de Vida. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Cristo: Resurrección y Vida: Ejerce dominio sobre la muerte, revela su personalidad, adquiere prestigio ante los hombres. Cristo promotor del cambio: La Palabra de Dios nos invita a descubrir la fuerza del cambio; nos comunica el sentido de Dios para aceptarlo y aplicarlo a la vida; nos compromete al cambio interior. ¡La Resurrección puede ser hoy! ¡La Vida Nueva se nos ofrece hoy! ¡El Espíritu de la Pascua se nos anticipa hoy! Estamos llamados a saber admirar, dejarnos asombrar por Cristo, dejarnos penetrar por Cristo y dejarnos llevar por Cristo. Aceptar que somos limitados, pero no nos conformamos; imperfectos, pero no transigimos; pecadores, pero no confundimos. En cada Eucaristía celebramos la muerte y resurrección de Jesucristo y al participar del alimento de su Palabra y de su Cuerpo y de su Sangre, aceptamos que El viva en cada uno de nosotros y continúe manifestando su amor y su presencia a través de nuestro amor a Dios y al prójimo. De este modo somos fortalecidos y animados como discípulos misioneros para que durante la semana podamos seguir creando condiciones de convivencia, de respeto y de amor que nos permitan ser para todos signo del amor que el Padre nos tiene y de la vida nueva que Jesucristo nos ha otorgado con el poder del Espíritu Santo. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Se podría colocar en cartelera las frases: “El Espíritu de Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos, habita en ustedes”, “Dice Jesús: Yo soy la resurrección y la vida” Tener presente que el Prefacio de hoy es propio: «La resurrección de Lázaro», p. 115 del Misal. En este domingo se celebra el tercer escrutinio de preparación para el Bautismo de los catecúmenos que serán admitidos, en la Vigilia Pascual, a los sacramentos de iniciación cristiana, usando las oraciones e intercesiones propias, como se encuentran en las páginas 804-805 del Misal Romano. Recordar que el próximo domingo 9 de abril, es Domingo de Ramos en la Pasión del Señor. Si bien es necesario seguir fortaleciendo la conciencia ecológica, especialmente con el cuidado de la palma de cera y su no uso en este día, no podemos caer en desvirtuar los signos litúrgicos, por eso conviene utilizar siempre plantas o ramas (fácilmente renovables) pero no pañuelos, globos, banderas, etc.

Jue 23 Mar 2017

No caminemos en tinieblas, busquemos la luz de la vida

La Palabra de Dios fortalece nuestra vida y nos alimenta en el itinerario cuaresmal, para que estemos bien dispuestos y no caminemos en las tinieblas sino que tengamos la luz de la vida. Abramos nuestros oídos para escuchar y dejemos que el Señor abra nuestros ojos con una nueva luz, para contemplarlo. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: 1S 16,1b.6-7. 10-13ª[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo 23(22),1-3a.3b-4.5.6 (R. cf. 2a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Ef 5,8-14[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Jn 9,1-41 (forma larga) o Jn 9,1-9.13-17.34-38 (forma breve)[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] La experiencia de la fe, nace del encuentro personal con el Señor, que se desborda en amor y elige para que la vida sea bendición y gozo para aquellos que nos rodean. La Palabra de Dios, que parte de la unción de David como Rey de Israel, tiene su culmen en el Evangelio, cuando contemplamos a Cristo como luz que ilumina nuestro camino, según el simbolismo de la curación del ciego. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La palabra de hoy es una palabra que engancha nuestra existencia y nos hace más conscientes de la necesidad de llegar a la montaña santa de la Pascua. En la primera lectura, la unción de David es un gran signo del querer de Dios, que elige no por la capacidad sino por la gratuidad y que se complace en la disponibilidad de sus fieles, que muchas veces están “esclavos del pecado” necesitan transformarse en hijos de adopción por el bautismo (Cf. prefacio del día). La elección de Dios nos revela el rostro pastoril, que siempre se desborda en amor por sus ovejas y las lleva a prados verdes y a frescas aguas. Si el cristiano es pascualizado en el bautismo, entonces experimenta la verdadera iluminación, que lo saca de las tinieblas del pecado. En el Evangelio, la misericordia de Jesucristo es manifestada en la sanación del ciego, quien termina haciendo una confesión de fe que no sólo es de boca, sino que es acompañada por el reconocimiento y la postración. El “soy la luz del mundo” nos lleva a buscar a Jesús y a no soltarnos de él para no perderos en la búsqueda de la auténtica plenitud de vida. ¿Qué nos dice la Sagrada Escritura? El momento de apropiación de la palabra celebrada debe llevar a plantearnos algunos interrogantes concretos: ¿Me siento ungido por el Señor y destinado a una misión concreta en la Iglesia? ¿He experimentado el amor de Dios que inunda mi corazón? ¿En qué acontecimientos concretos? ¿Siento que la verdadera luz me viene del Señor o he buscado luces en otros lugares, situaciones, personas o cosas? [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] La iglesia de estos primeros años del nuevo milenio ha venido descubriendo la renovación en la fidelidad al Señor y se ha visto llamada a retomar el ímpetu del encuentro permanente con el Señor. Muchas tinieblas se presentan a los hombres de Dios y prometen ser oportunidades y plataformas de lanzamiento, pero la verdad es que sólo el Señor nos aclara el misterio del hombre y del mundo, sólo en Cristo la luz resplandece y nos hace capaces de afrontar el mundo con nuevos esquemas. Queda al homileta de hoy, la tarea de traducir esta Palabra a la comunidad específica que camina en búsqueda y en fidelidad al Señor. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] La liturgia de hoy es una invitación a la alegría en medio del camino cuaresmal. El “alégrate” es un imperativo para quien celebra la fe, porque Dios se hace salvación. La alegría de la cuaresma, en este domingo, es preparatoria a la alegría de la luz pascual, cuando resplandezca Cristo, el lucero que no conoce el ocaso. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Pueden colocarse en la cartelera parroquial, expresiones y palabras como: Yo soy la luz, levántate y úngelo, el Señor es mi pastor. La luz tiene una gran carga se significado, por eso convendría resaltar hoy el Signo de un cirio especial o una llama ardiendo en el templo. El Prefacio de hoy es propio: «El ciego de nacimiento», p. 103 del Misal. Hoy se invita a usar el ornamento color rosado, signo de ir dando pasos hacia el blanco de la fiesta de Pascua. Igualmente, se permite el sonido de los instrumentos musicales y el altar se puede adornar con flores. Invitar a prepararse bien a la celebración de la Pascua, acudiendo al sacramento de la Reconciliación y Penitencia. Pastoralmente serviría programar celebraciones penitenciales por arciprestazgos. En este domingo se celebra el segundo escrutinio de preparación para el Bautismo de los catecúmenos que serán admitidos, en la Vigilia Pascual, a los sacramentos de iniciación cristiana, usando las oraciones e intercesiones propias, como se encuentran en las páginas 803-804 del Misal. Recordar que el domingo 9 de abril, es Domingo de Ramos en la Pasión del Señor. Si bien es necesario seguir fortaleciendo la conciencia ecológica, especialmente con el cuidado de la palma de cera y su no uso en este día, no podemos caer en desvirtuar los signos litúrgicos, por eso conviene utilizar siempre plantas o ramas (fácilmente renovables) pero no pañuelos, globos, banderas, etc.