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coronavirus

Vie 27 Mar 2020

"Abrazar al Señor, para abrazar la esperanza": Papa Francisco

Los ojos del mundo, atemorizado por la pandemia del Coronavirus, recibieron con espereza las palabras de cercanía y bendición del Santo Padre, este 27 de marzo, desde la Basílica de San Pedro. Conectados a través de los medios de comunicación, miles de personas de todas las edades y países, se unieron en oración con el Santo Padre, quien retomando el Evangelio de Marcos (4,35-41), en el que Jesús calma la tormenta en el mar de Galilea, luego de ser despertado por los apóstoles que lo acompañaban en la barca, recordó que “el Señor se despierta para despertar y avivar nuestra fe pascual”. Si bien, agregó, “nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente”. Por ello, insistió el Sumo Pontífice, “en medio del aislamiento donde estamos sufriendo la falta de los afectos y de los encuentros, experimentando la carencia de tantas cosas, escuchemos una vez más el anuncio que nos salva: ha resucitado y vive a nuestro lado”. Y es que, recordó el Papa, “tenemos un ancla: en su Cruz hemos sido salvados. Tenemos un timón: en su Cruz hemos sido rescatados. Tenemos una esperanza: en su Cruz hemos sido sanados y abrazados para que nadie ni nada nos separe de su amor redentor”. La fuerza de la fe libera del miedo y da esperanza Durante su reflexión, previa al momento de oración ante el Santísimo Sacramento y a la bendición Urbi et Orbi, a Roma y el mundo, que impartiría de manera extraordinaria, el Santo Padre, también, alentó a abrazar la cruz de Cristo, ya que en ella “hemos sido salvados para hospedar la esperanza y dejar que sea ella quien fortalezca y sostenga todas las medidas y caminos posibles que nos ayuden a cuidarnos y a cuidar. Abrazar al Señor para abrazar la esperanza. Esta es la fuerza de la fe, que libera del miedo”, señaló. La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad Alertando sobre las distracciones del mundo, el Papa advirtió que “todas esas tentativas de anestesiar con aparentes rutinas “salvadoras”, nos privan de la inmunidad necesaria para hacerle frente a la adversidad. Por ello, es necesario “tomar este tiempo de prueba como un momento de elección. No es el momento de tu juicio, sino de nuestro juicio: el tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia ti, Señor, y hacia los demás”. Bendición al mundo e indulgencia plenaria Tal y como había sido anunciado, pasado el mediodía (hora Colombia) el Papa impartió la bendición Urbi et Orbi y concedió la indulgencia plenaria a quienes se unieron a este momento de oración con fe y piedad, confiando la superación de la emergencia sanitaria por Coronavirus, pidiendo por quienes afrontan “en primera línea” esta realidad desde su servicio desinteresado (personal de salud, voluntarios, gobernantes, consagrados, enfermos) y por la familias del mundo entero. La ceremonia finalizó con aclamaciones al Señor, a la Virgen María y a San José. [icon class='fa fa-download fa-2x']Descargue homilía completa[/icon] Fotos: tomadas de internet

Mié 25 Mar 2020

Bajo tu amparo, Santa Madre de Dios

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid -Con gran esperanza y fe, escribo estas palabras para el periódico diocesano LA VERDAD, que en esta ocasión llega a ustedes por medio de los modernos medios de comunicación social, en forma virtual. Para todos es bien conocida la situación en la cual nos encontramos por un gran riesgo sanitario, ocasiona­do por un agente biológico, el virus CORONAVI­RUS, que ha ocasionado más de 240.000 contagios, superando las 10.000 personas fallecidas en más de 170 países del mundo, en cantidades diversas pero que ya es una PANDEMIA declarada. Con nuestros ojos y con nuestra particular forma de comprender las cosas vamos viendo ya los signos de esta gran preocupación para toda nuestra comunidad. También en Colombia, al momento de escribir estas palabras los infectados positivos al virus, son 145 personas y esta cifra está en crecimiento. Es una triste realidad, que por las condiciones de glo­balización y de posibilidad de movimiento y viajes que tienen las personas hoy, ha permitido el avance y contagio de este virus, que amenaza la vida humana. Seguramente hay otros virus y enfermedades que glo­balmente, ocasionan más muertes entre nosotros, pero la difusión que han hecho los medios de comunica­ción social y la virulencia y agresividad de este agente biológico, hacen temer un gran número de muertes en nuestro medio, especialmente las personas ancianas, con dificultades y problemas en sus defensas o que tienen otros problemas graves de salud los amenazan grandemente. Esta situación nos ha tocado también en la fe, en la vivencia de nuestra vida cristiana, privándonos de la celebración de la Eucaristía y de los sacramentos, decisión dolorosa pero necesaria para no arriesgar la vida de muchos hermanos o la vida personal de quien se expone al virus, que es de muy fácil propagación. Debemos como comunidad de fe, reflexionar también en esta situación y en las enseñanzas que podemos adquirir todos en medio de esta prueba. Para muchos de nosotros la renuncia a la celebración de la Eucaristía, los sacerdotes la siguen celebrando en privado, nos hace reconocer la centralidad e im­portancia de este encuentro personal con Jesucris­to, donde le recibimos real y personalmente presente en el Pan y el Vino, que son su Cuerpo y su Sangre. También sentimos la ausencia de la comunidad de fe, de los hermanos que juntos se encuentran y viven comunitariamente su fe en la vivencia de los sacra­mentos, en la formación y catequesis que acompañan la vida cristiana. También tenemos que entender el sacrificio, la cari­dad, el dolor de muchos en este momento que están privados de lo necesario por la ausencia de trabajo o de bienes, por la dedicación inmensa que tienen que hacer de su vida y de sus acciones al servicio de los hermanos que viven la prueba. Esta gran emergencia tiene que hacernos pensar en muchos de los criterios que aplica la economía y el mercado imperante, los salarios de los jugadores son exorbitantes, como las ganancias de los artistas, que seguramente corresponden a su esfuerzo, pero se nos muestra que la compensación de los agentes sanita­rios (médicos, especialistas, investigadores, perso­nal de los hospitales, enfermeros) no corresponde a su trabajo generoso y riesgos asumidos en el servicio de los otros. La situación que enfrentamos, que ape­nas comienza, tiene que hacernos pen­sar en valores superiores, el cuidado y la dedicación a los ancianos que te­nemos que proteger y acompañar, la dolorosa realidad de los pobres y nece­sitados, la difícil situación de los que viven en condiciones precarias por la falta de trabajo, de justas oportuni­dades y remuneración. Muchos dedicarán su tiempo, su es­fuerzo, su tarea con un gran riesgo para atender la emergencia, en pri­mer lugar los Gobernantes, a nivel mundial y a nivel nacional, en nuestra región, de ellos esperamos gran decisión, claridad y precisión en sus decisiones. Para ellos pedimos a Dios las luces del Espíritu Santo. En sus decisiones está el futuro y el rumbo que tomen los volúmenes de contagio de esta enfermedad, que no perdonará a muchos. En momentos de la historia humana, donde el hom­bre consideraba que estaba a salvo y se consideraba el amo y señor de la naturaleza y del ambiente, un pequeño virus, ha tomado al descubierto a las nacio­nes más importantes de la tierra, poniéndolas de rodi­llas. Esta enfermedad nos recuerda la fragilidad de la vida humana, de su naturaleza superior por la inteligencia y capacidades decisionales, propias de su alma, pero también la fragilidad de la condición biológica de la persona humana. Un pequeño virus tiene en vilo a la humanidad entera. Se unen en el hombre su gran naturaleza y valor, pero también su gran fragilidad. De frente a esta gran pandemia, tenemos que entender que el hombre hace parte también de una realidad bio­lógica muy compleja, que no conocemos totalmente y que muestra la debilidad del hombre. Tenemos que aprender que el hombre es limitado, y no tiene las respuestas a todos los retos de la vida y existencia humana. La fragilidad y la debilidad de estos momentos nos tienen que llevar a respetar y a defender la vida humana en todas sus dimensiones, desde la concepción, desde el pri­mer instante, hasta el término na­tural de la existencia, esta es una de las grandes enseñanzas. El hombre y su inteligencia ha hecho adelantos inmensos en los últimos decenios, especialmente en la medicina, pero en esta situa­ción concreta se encuentra débil y con las manos vacías. En estas circunstancias aprende­mos muchas cosas, una de ellas la necesidad de la caridad y el servi­cio que debemos todos vivir, para ayudar a los enfermos, a los ne­cesitados, para propiciar la ayuda a quien esté en dificultades. En primer lugar los médicos, las autoridades, las fuerzas del orden -Ejercito y Policía Nacional- que están des­plegando su ingente tarea y acción. Es de valorar el esfuerzo de nuestros hospitales, clínicas, lugares de atención médica, a ellos tenemos que ayudar y prote­ger, de ellos depende nuestra vida. Gratitud para quienes nos siguen brindando la po­sibilidad del alimento, la provisión de lo necesario para la vida. Tenemos que ayudarnos y cuidarnos todos, mutuamente, en familia, permaneciendo en nuestros hogares y espacios seguros, para evi­tar ser transmisores de la enfermedad. Gran res­ponsabilidad en el aprovisionamiento de alimentos y bienes de primera necesidad, caridad hacia los pobres y necesitados, donde podamos ayudar y completar lo necesario a niños y ancianos. Saludo afectuosamente a los sacerdotes, quienes viven un particular momento de prueba en estos momentos por la ausencia de sus comunidades. Los invito a cui­dar a los enfermos, a los pobres, a los necesitados en estos momentos de prueba. A los religiosos y religio­sas, también un saludo para que continúen viviendo la caridad de Cristo en sus carismas y llamadas recibidas de Dios. A los seminaristas los exhorto a continuar su proceso formativo con gran responsabilidad, con la oración y el estudio. En esta grave crisis, como Obispo diocesano de Cú­cuta, he repetido la consagración que esta ciudad hizo al Sagrado Corazón de Jesús en ocasión del gran terremoto y que se cumplió en la construc­ción del Monumento de Cristo Rey que preside la ciudad. A Él, con fe cierta, pedimos la protección de la ciudad y de sus hijos, de Norte de Santander y de Colombia entera, también del hermano pueblo de Venezuela en momentos bien difíciles de su histo­ria. He querido llevar con devoción y solemnidad el Santísimo Sacramento por las calles de nuestra ciudad y bendecir cada uno de sus espacios, implorando la protección del Señor sobre nosotros. Los invito a que no cesemos en la oración, en la pe­tición a la protección de Dios sobre nosotros y sobre todo el mundo. Con devoción pidamos también a la Santa Madre de Dios que salvó a Roma de la peste negra en el año 590 que nos proteja. Oremos todos con devoción y fe: Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, de todo peligro líbranos oh Virgen Gloriosa y Bendita. Amén. San José, nuestro celeste Patrono nos proteja como protegió a su Santa Familia, Jesús y María Santísima. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Mié 25 Mar 2020

Consagración de Colombia al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María

En la solemnidad de la Anunciación del Señor, hoy 25 de marzo, uniéndose a la iniciativa promovida por la Conferencia Episcopal Portuguesa (CEP), Colombia, por solicitud de su Conferencia Episcopal (CEC), será consagrada al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María en el Santuario de Fátima. Este acto tendrá lugar a la 1:30 de la tarde, hora colombiana, y podrá ser seguido a través de la fanpage /episcopadocol, vía transmisión del Santuario de Nuestra Señora de Fátima en Portugal. “Los obispos católicos de Portugal han tomado la iniciativa de orar juntos en el Santuario de Nuestra Señora de Fátima y consagrar su país y otros países que lo quieran al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón del María, para que el Señor nos ayude, nos proteja y nos permita superar la pandemia del coronavirus”, explicó monseñor Elkin Fernándo Álvarez Botero, obispo auxiliar de Medellín y secretario general del episcopado colombiano (CEC) La propuesta nace ante la crisis por la pandemia de coronavirus. Durante la ceremonia se rezará el Rosario, presidido por el cardenal António Marto, vicepresidente y obispo de Leiria-Fátima; seguidamente, el cardenal Manuel José Macário do Nascimento Clemente, presidente del Episcopado portugués, consagrará toda la península ibérica y los países que se sumen a la iniciativa, al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María.

Mié 25 Mar 2020

Obispos: Confianza en Dios, responsabilidad y fraternidad ante Covid-19

En un comunicado los obispos católicos de Colombia, manifiestan su plena confianza en Dios para que este difícil momento que vive el país sea superado, invitan a todo el pueblo a unirse en oración y atender con responsabilidad todas las decisiones tomas por las autoridades competentes. “Exhortamos a todos a recibir y a acatar con buena voluntad y con verdadero compromiso las determinaciones tomadas en este momento por las autoridades civiles. Esto implica una responsabilidad moral, que debemos asumir con prontitud y seriedad para proteger la propia vida y la vida de los demás”, señalan. Recuerdan que este no es un momento para la polarización, por lo que piden la unidad del país en torno a las decisiones que se tomen por parte del Estado colombiano, agradeciendo todo el esfuerzo que vienen haciendo en bien y protección de los ciudadanos. Resaltan y valoran el valiente trabajo de los médicos, personal sanitario y de cuantos están prestando sus servicios para apoyar esta contingencia, pidiendo de Dios su sabiduría, fortaleza y protección. Destacan el papel fundamental de los periodistas en este momento de crisis y los exhortan a llevar a cabo esta tarea con seriedad y responsabilidad. Así también agradecen a los medios de comunicación que han ofrecido sus espacios para llevar el mensaje del Evangelio a los hogares colombianos. Los prelados hacen un llamado a la solidaridad y a no dejarse llevar por la indiferencia frente a aquellas personas que en este momento tienen alguna carencia e invitan a la fraternidad. “Destacamos las iniciativas desplegadas por empresas, organizaciones civiles y eclesiales, voluntariados, bancos de alimentos, parroquias y personas individuales para ayudar a entidades de salud y a personas especialmente necesitadas”. Tambien invitaron para que este momento de cuarentena sea aprovechado como un momento de reencuentro con la familia "como espacio fundamental de nuestra vida y de la sociedad, en el que crecemos en el amor y la unidad, nos acompañamos unos a otros, cultivamos valores esenciales y nos ayudamos mutuamente a vivir la fe en Dios". Hacen un llamado especial a los alzados en armas para que en este momento difícil para el país “cesen todos los atentados, las acciones violentas y las extorsiones en esta hora de prueba y de grandes sufrimientos para el pueblo colombiano”. Vivencia de la Semana Santa A este respecto los prelados recuerdan que las celebraciones litúrgicas de Semana Santa no serán suspendidas: “los obispos y sacerdotes presidiremos las ceremonias litúrgicas aún sin participación física de los feligreses, quienes se podrán unir a ellas espiritualmente de diversos modos, por la oración y el ofrecimiento de sus obras, por las celebraciones de la palabra en familia y por el seguimiento de las transmisiones a través de los medios de comunicación. Todas las diócesis están aportando ayudas con este propósito”. A los sacerdotes, los animan para que continúen con su celo pastoral acompañando a las comunidades, acatando las disposiciones de la Iglesia y de las autoridades civiles. “Los invitamos, especialmente, a dedicar momentos prolongados a la oración delante del Santísimo, recordando aquellas palabras de la Liturgia de las Horas que describen al verdadero pastor: “Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo. Pidamos por los sacerdotes que están enfermos y por los que han fallecido a causa de esta pandemia.” Por otra parte, pidieron a los católicos mantener la constante oración por los que han contraído el Covid-19, los que están gravemente enfermos y los que han fallecido. Finalmente, pidieron poner bajo la protección de la Santísima Virgen María esta necesidad y animaron a rezar el Santo Rosario. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Mar 24 Mar 2020

Oremos junto al Papa por la superación de la Pandemia

Acogiendo la invitación del Papa a “responder a la pandemia del coronavirus con la universalidad de la oración, de la compasión, de la ternura”, monseñor Elkin Fernando Álvarez Botero, secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia, hace extensiva la invitación a los colombianos a mantenerse unidos en oración y, de manera especial, participar en los dos momentos de encuentro espiritual y oración que el Papa propone. “En estos momentos tan difíciles que estamos viviendo, el Papa Francisco nos ha invitado a renovar nuestra confianza en Dios y a creer firmemente en la eficacia de la oración, a orar constantemente. Él mismo nos ha hecho dos invitaciones, una para el 25 y otra para el 27 de marzo. Quiero que las aceptemos y nos dispongamos a unirnos a él en los momentos de oración que nos propone”, afirmó el también obispo auxiliar de Medellín. De esta manera, la Iglesia Católica en el país orará junto al Papa a las 6 de la mañana, hora de Colombia, del miércoles 25 de marzo y se unirá nuevamente como pueblo colombiano al mediodía para una vez más rezar la oración que Cristo nos enseñó, el padrenuestro. Invitación del Papa “Queridos hermanos y hermanas, en estos días de prueba, mientras la humanidad tiembla ante la amenaza de la pandemia, me gustaría proponer a todos los cristianos que unan sus voces al cielo. Invito a todos los jefes de las iglesias y a los líderes de las comunidades cristianas, junto con todos los cristianos de las distintas confesiones a invocar al Dios Altísimo, Todopoderoso, recitando al mismo tiempo la oración que nos enseñó Jesús, nuestro Señor. Por lo tanto invito a todos a rezar varias veces al día, pero todos juntos el padrenuestro el próximo miércoles, 25 de marzo, al mediodía. El día en que muchos cristianos recuerdan El Anuncio a la virgen María de la Encarnación del Verbo, que el Señor escuche la oración unánime de todos sus discípulos que se preparan para celebrar la victoria de Cristo resucitado. Con la misma intención, el próximo viernes 27 de marzo a las 18 horas presidiré un momento de oración en el Sagrado de la Basílica de San Pedro, con la plaza vacía, desde ahora invito a todos a participar espiritualmente, a través de los medios de comunicación, escucharemos la Palabra de Dios, elevaremos nuestra súplica, adoraremos al Santísimo Sacramento con el que al final daré la Bendición Urbi et Orbi, a la que se adjuntará de recibir la Indulgencia Plenaria. Queremos responder a la pandemia del virus con la universalidad de la oración, de la compasión, de la ternura”.

Mar 24 Mar 2020

Coronavirus: CELAM propone consagración del continente a la Virgen de Guadalupe

En la víspera de la solemnidad de la Anunciación del Señor y ante la grave situación que genera la pandemia de coronavirus que se expande por todo el continente americano, el Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe (CELAM), ha propuesto a los Obispos del continente presidir un acto de consagración a la Santísima Virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe. Este organismo de comunión eclesial sugiere que este acto de consagración se realice el próximo miércoles 25 de marzo a las doce del mediodía, acogiendo la invitación del Papa Francisco a rezar el Padrenuestro por la misma intención. Igualmente sugiere que esta consagración se acompañe por el rezo del Santo Rosario y se transmita a través de los medios de comunicación y las plataformas digitales con el fin de alcanzar el mayor número de sacerdotes y fieles. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Dom 22 Mar 2020

"Es momento de superar la indiferencia, preocupémonos por cuidarnos entre nosotros": Cardenal Salazar

En el cuarto domingo de Cuaresma, el cardenal colombiano Rubén Salazar Gómez, celebró la santa misa, a puerta cerrada en la Capilla del Sagrario en Bogotá. Durante su homilía el prelado afirmó que este virus que hoy ataca a la nación y al mundo entero no debe llevar a la indiferencia y por tanto invitó al cuidado de los unos por los otros. “La luz que el Señor nos da nos permite mirar a nuestro país Colombia y al mundo, descubrir cómo este virus, que tiene prácticamente acorralado al mundo entero, es un virus que nos invita a preocuparnos los unos por los otros (…) Esto no nos puede dejar indiferentes, tenemos que orar por todos para que el Señor tenga misericordia y, si es su voluntad, frene este contagio, que haga posible que la humanidad recobre la salud y podamos vivir en paz”. Jesús curó a un ciego de nacimiento, hoy le pedimos que nos cure a nosotros Guiado por la lectura del Evangelio del día, el cardenal recordó cuando Jesús curó a un ciego de nacimiento y cómo este acuartelamiento que hoy vivimos por cuenta del coronavirus nos lleva a reflejar en cada uno de nosotros este ciego, que por la ausencia de Dios y por nuestra soberbia nos hace pensar que no necesitamos de Él, creyéndonos autosuficientes. “Hoy, de manera especial, con esa pandemia de coronavirus se nos invita a que entremos en nuestro corazón, que reconozcamos nuestra fragilidad, nuestra incapacidad, nuestra impotencia, que reconozcamos que necesitamos de Dios, que tenemos que construir según Dios y no a espaldas de Él, como lo pretendemos todos los días”. “Nosotros tenemos ese peligro de estar envueltos por las tinieblas y el error, por eso el Señor viene a nosotros, se acerca a nosotros, así como el Señor se acercó al ciego. Hoy le pedimos a Él que nos cure, que nos limpie y abra nuestros ojos para que podamos ver con la luz que Él nos da y comprender el verdadero sentido de nuestra existencia, de nuestra misión en este mundo, el verdadero sentido de la historia y el sentido de estas tragedias espantosas que nunca nos imaginaríamos íbamos a vivir”. Debemos convertirnos en verdaderos cuidadores de la familia Frente al tema de la familia, dijo que en estos tiempos de confinamiento es probable que aumente la violencia intrafamiliar, propio del encierro “porque cuando se está en permanente contacto con las personas pueden surgir todos esos males que aqueja la relación, la indiferencia, la falta de comunicación, la violencia que se expresa de tantas maneras diferentes”. Al explicar cómo el Señor nos abre hoy los ojos para que descubramos el verdadero sentido de la familia en la que vivimos y de la cual Él nos regaló, invitó a que cuidemos de ella y la protejamos, de manera especial pidió prestar mayor atención a los niños, adultos mayores, a las personas enfermas y por su puesto a la población más débil y frágil. No olvidemos a los que sufren Si bien es cierto que Colombia debe cumplir con la medida de cuarentena decretada a partir de este martes 24 de marzo y que rige hasta el 13 de abril por causa de la pandemia, es preocupante la situación de aquellas personas vulnerables y que viven del sustento diario, a lo que el cardenal invitó a no ser indiferentes, ser solidarios y buscar caminos prácticos para ayudarlos. “Tenemos que preocuparnos especialmente por aquellos que, por causa de las medidas extraordinarias tomadas por esos días por la pandemia, están viviendo una situación económica desesperada, pensemos no solo en aquellas personas que viven de la miseria, sino también en aquellos que dependen fundamentalmente de su trabajo, cuando lo dejan de hacer no tienen de donde tener recursos para su sustento”, aseveró. Cuidémonos y seamos responsables los unos de los otros En este sentido, hizo un firme llamado a cumplir con las disposiciones dadas por las autoridades gubernamentales y la misma Iglesia, acatando las prevenciones necesarias para no expandir más la pandemia “Tomemos las prevenciones necesarias para no ser contagiados y no convertirnos en vectores de la enfermedad”. Finalmente, pidió la sabiduría de Dios y la luz del Espíritu Santo “para que podamos siempre tomar las decisiones más oportunas y adecuadas, de tal manera que contribuyamos a que la epidemia pare y se detenga, que no siga haciendo daño a tantas personas que sufren y mueren a causa de ella”. A la eucaristía que fue transmitida a través del Canal RCN, estuvieron presentes, monseñor Luis Manuel Alí Herrera, obispo auxiliar de Bogotá, el padre Jorge Marín, párroco de la Catedral, el padre Carlos Andrés Castillo, Vicario de la Catedral y unas religiosas de las Hijas de la Iglesia, cuyo carisma es la adoración al Santísimo Sacramento.

Vie 20 Mar 2020

Iglesia colombiana anima a fortalecerse en la fe y acoger medidas sanitarias

En un video – mensaje, monseñor Elkin Fernándo Álvarez Botero, obispo auxiliar de Medellín y secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia, ante la compleja situación que vive el mundo por cuenta del coronavirus, hace un llamado a “orar al Señor desde nuestro corazón”, al tiempo que pide ser responsables en la adopción de las recomendaciones sanitarias. Tomando la reflexión del profeta Daniel, capitulo 3, el prelado recuerda que hoy estamos viviendo una situación similar a la que inspiró este texto en el que Azarías “hace, en medio de una calamidad nacional, que seguro tiene otras causas, pero que el profeta reconoce como la necesidad de acercarse a Dios para que Él intervenga y salve a su pueblo”. Ante los desafíos que representan medidas necesarias como el aislamiento social, mons. Álvarez destaca un detalle particular en la lectura, “el profeta dice que en este momento no tenemos holocaustos, ni sacrificios, ni ofrendas, ni incienso, ni un sitio para ofrecer primicias; se refiere a que no pueden ir al culto en el templo de Jerusalén (…) Nosotros también estamos viviendo la situación de no tener todas las facilidades para celebrar como acostumbramos, pero el profeta encuentra el camino y dice que a pesar de esas circunstancias, que son completamente excepcionales, Él ofrece su corazón contrito y su espíritu humilde, su búsqueda sincera de Dios”. En este sentido, insiste en que es momento de fortalecerse en la oración, en la fe, "ofrecer al Señor nuestro interior, nuestra vida, en espera que podamos un día reunirnos, ya pasada esta circunstancia, para poder glorificar a Dios”.