Pasar al contenido principal

arzobispo de popayán

Sáb 19 Dic 2020

Fallece padre de monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos

La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) expresa sus más sentidas condolencias a monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, arzobispo de Popayán, por el sensible fallecimiento de su padre Luis Onofre Sánchez . Los obispos al elevar sus plegarias por el eterno descanso del señor Luis Onofre, manifiestan su compañía y solidaridad con la familia y amigos. Su velación se está llevando a cabo en el concejo municipal de Cogua- Cundinamarca y la eucaristía de exequias se realizarán el día 20 de diciembre a las 2:00pm en el templo parroquial de San Antonio de Padua.

Lun 14 Dic 2020

“Aquí estoy Señor en medio de tu pueblo”: Arzobispo de Popayán

Estas son las palabras que marcan el caminar del nuevo arzobispo de la Arquidiócesis de Popayán, monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, pronunciadas el sábado doce de diciembre en la toma de posesión de su sede y en una fecha personalmente para él significativa, la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, emperatriz de América. “El Señor ha querido conducirme a esta Iglesia particular y confiarme la misión que le es propia a los apóstoles, entregándome el cuidado pastoral de este pueblo en su integridad, en esta hermosa y bendecida tierra del Cauca. Aquí estoy como el que obedece y acata la voluntad del Señor a través de las mediaciones de las que él se vale, con la confianza puesta justo en él, porque al final somos solo simples instrumentos en las manos de Dios”, afirmó. Cómo definir un pastor: "Siervo de Cristo, Cristo total" Durante su homilía ofreció algunos elementos que muestran el camino de la tarea que ha de seguir un pastor, o como él mismo lo señaló, lo que el pueblo de Dios esperaría de un ministro sucesor de los apóstoles de Jesús. “Un ministro es un pastor que está llamado a tener un corazón ancho y profundo para con amor servir al pueblo que se le confía, por lo cual ora y suplica siempre por su pueblo, al tiempo que le duele su dolor y le alegra su alegría”. Al considerar que es imposible que la tarea evangelizadora se cumpla no solo desde la cabeza del pastor, advirtió que esta es una misión que ha de ser compartida. Por tanto, no se “debe emprender en singular” y evocando al Papa Francisco afirmó: "Nadie puede pelear la vida aisladamente, se necesita una comunidad que nos sostenga y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia adelante. Somos uno en la misión”. Por lo anterior, apuntó que el obispo ha de realizar su tarea con el presbiterio, con la vida consagrada, con cada comunidad, con los grupos apostólicos, con los cientos o miles de fieles laicos maduros en su fe y, por supuesto, también “con todo hombre y mujer de buena voluntad, con quien compartiremos en muchos y variados escenarios, el verdadero interés y servicio por el bien del hombre”. Elogio y reconocimiento a los obreros de la mies Al resaltar las raíces profundas de esta Iglesia del Cauca, también exaltó el trabajo de tantos “obreros de la mies” que han pasado por esta Iglesia particular donando su trabajo con generosidad, sacrificio, audacia, esfuerzo y lucha, dejando sembrados unos cimientos que han seguido dando sus frutos. Reconoció el servicio y la entrega desde sus inicios al primer obispo de esta jurisdicción, monseñor Juan del Valle; a su obispo saliente, monseñor Luis José Rueda Aparicio, destacando su acertado liderazgo y humildad, así como también la tarea generosa que por más de dos décadas prestó monseñor Iván Antonio Marín López. Igualmente, resaltó la valiosa generosidad del presbiterio que ha pasado por esta Iglesia y de manera particular los actuales sacerdotes, quienes enfrentan un memento complejo en estos territorios; el aporte hecho por la vida religiosa, la vida contemplativa desde sus distintos carismas y, por supuesto, la participación de los laicos que animan y acompañan esta obra y misión de la Iglesia, resaltando el importante papel de la mujer como referente transmisor y de vivencia del evangelio. En este contexto, el prelado asintió que “el arzobispo es una discreta pieza en un gran engranaje de la Iglesia de Popayán. Ciertamente ahora no se trata de hacer cábalas de proyección, se trata más de disposición y docilidad a quien sabe darle continuidad, unidad y perfeccionamiento a la única misión que Dios tiene para esta Iglesia”. La tarea pastoral y evangelizadora exige una promoción integral de todo ser humano Advirtió que no pasará un día sin ocuparse, como lo ha venido haciendo esta Iglesia, en sembrar esperanza, respetando siempre a legitimidad autónoma de las distintas instituciones. “La Iglesia no se cansa de ofrecer la contribución de su enseñanza y experiencia a aquellos que pretenden servir a causa del hombre, del trabajo, del progreso, de la justicia social y de la paz”. “Su atención a los problemas sociales ha crecido a lo largo de los últimos tiempos, en una tarea exigente que la compromete en la salvaguarda de la dignidad del hombre y de las exigencias reales de la sociedad. Desde el corazón del Evangelio reconocemos la íntima conexión que existe entre la evangelización y la promoción humana, por tanto, como pastores tenemos el deber y el derecho de emitir opiniones sobre todo aquello que afecte la vida de las personas”, aseveró. Todos somos hojas de un mismo árbol “Por ahora lo importante, lo que interesa es continuar caminando juntos, déjenos acompañarlos a todos y, por su puesto, nos dejamos invitar de todos; nos haremos en adelante como el Señor en Emaús, los encontradizos, para poder devolvernos juntos la esperanza”. Sostuvo que es el momento de experimentarnos simplemente como hermanos y al mismo tiempo felizmente distintos, pero todos llamados a un único proyecto común, el servicio hacia los demás. “Todos somos hojas de un mismo árbol. Necesitamos soñar como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz”. Es una propositiva carta de navegación Frente a la presencia del nuncio apostólico, monseñor Luis Mariano Montemayor, agradeció sus palabras, que marcan, según lo expresó el prelado, la ruta propositiva de navegación que ha de seguir en su caminar pastoral. “Agradezco el análisis juicioso y profundo con la mirada aguda y exhaustiva del señor nuncio, con inteligencia y corazón de Iglesia universal y que, personalmente, esperaba con enorme interés, porque supuse pondría los puntos más relevantes de nuestra atención pastoral, dándole un claro orden que orienta la misión desde el inicio y nos determina en nuestras principales acciones de iglesia particular, ayudándonos a ser parte del propósito de sentirnos uno en la barca de Pedro”, puntualizó. El cambio de la sinodalidad, es el camino que Dios espera “Este camino de construir juntos en la Iglesia, hoy tiene un nombre y le decimos sinodalidad”. Resaltó que la renovación de la Iglesia será, sin lugar a dudas, la implementación de un camino sinodal donde la Iglesia enseña “el arte de la escucha con alta participación, generosamente abierta para llegar a un diálogo fecundo y continuo en todos los niveles”, advirtió. Por lo que llamó a “abrir las ventanas de la Iglesia para evitar el moho de la auto referenciación del clericalismo”, no solo con un cambio de mentalidad, sino de sinodalidad, aclarando que esto no puede quedase solo como una expresión de slogan sin contenido real. “Tenemos juntos que llenar de sentido vital esta esencial dimensión de la Iglesia para hacerla efectivamente sal y luz del mundo”. Aportes como provincia eclesiástica de Popayán Agradeció las manifestaciones de cercanía de los obispos que hacen parte de la provincia eclesiástica de Popayán y les expuso que todos como parte de este territorio de Iglesia caucana están llamados a actuar con convicción y pasión. “Como provincia eclesiástica tenemos un gran desafío que, estoy seguro por las grandes cualidades de sus pastores, podremos hacer un aporte significativo como región a la Iglesia colombiana y al país. Como obispos de esta región estamos llamados a ahondar en la sinodalidad con convicción y pasión para responder al audaz llamado del Papa Francisco a renovar la Iglesia”. Finalmente, pidió la intercesión de la Santísima Virgen y de San José para que este nuevo caminar esté guiado por ellos.

Mar 13 Oct 2020

"En esta casa caucana están sus hermanos en Cristo": Mons. Rueda Aparicio

Luego de conocer la noticia del nombramiento de monseñor Omar Sánchez Cubillos, como nuevo arzobispo de Popayán, moseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia, le envió un mensaje de cercanía ofreciéndole su oración y comunión permanente en este nuevo caminar pastoral que la Iglesia le encomienda. "Lo saludo con la Iglesia de Jesucristo el Señor que peregrina en Bogotá y en el Distrito Capital. Lo saludo misionero de la vida, la reconciliación y la paz, le ofrezco mi oración en el Santo Rosario, mi comunión en la Eucaristía diaria, y ruego para que la Palabra de Dios sea siempre fuente de sabiduría, fortaleza y alegría", señaló. Le recordó que ahora como nuevo pastor de esta Iglesia en el Cauca lo espera una nueva familia, no difrente a la familia con la que comparte actualmente en Tibú. "En esta casa caucana están sus hermanos en Cristo, hombres y mujeres de todas las edades, llenos de esperanza y comprometidos en la búsqueda del Reino de Dios presente en la historia personal y comunitaria". Le anticipó que le esperan con fe y amor fraterno, todos los fieles laicos, seminaristas, sacerdotes, religiosos (as), diáconos permanentes, hombres y mujeres que peregrinan en estos territorios, que por tantos años han sufrido el flagelo de la violencia. Así mismo le recordó que oran por él, quienes hancen parte de la Pronvincia Eclesiástica de esta región, conformada por los departamentos de Nariño y Cauca. Finalmente, pidió a la Santísima Virgen y a San José acompañen en este peregrinar misionero al nuevo arzobispo de Popayán.

Sáb 25 Abr 2020

Papa Francisco nombra nuevo Arzobispo de Bogotá

El Papa Francisco ha nombrado como nuevo arzobispo de Bogotá y primado de Colombia a monseñor Luis José Rueda Aparicio, hasta el momento arzobispo de Popayán. Monseñor Rueda Aparicio sucederá al cardenal Rubén Salazar Gómez, luego que el Papa le aceptara su renuncia al gobierno pastoral de la arquidiócesis de Bogotá. BIOGRAFÍA DE MONSEÑOR LUIS JOSÉ RUEDA APARICIO Monseñor Rueda nació en San Gil el 3 de marzo de 1962. En su pueblo natal realizó los estudios básicos tanto de primaria como de secundaria. Su proceso de formación para el sacerdocio lo adelantó, en un primer momento, en el Seminario Conciliar San Carlos de la Diócesis de Socorro y San Gil, donde frecuentó los cursos de filosofía; luego realizó sus estudios teológicos en el Seminario Arquidiocesano de Bucaramanga. Fue ordenado sacerdote el 23 de noviembre de 1989, incardinándose a la Diócesis de Socorro y San Gil. Después de su ordenación tuvo la oportunidad de adelantar estudios de especialización en teología moral, obteniendo la licenciatura en la Academia Alfonsiana de Roma. En el ejercicio del ministerio sacerdotal ha desempeñado los siguientes cargos: - Párroco en Albania (1990) - Miembro del Consejo Presbiteral (1990-1992) - Párroco en Curití y profesor del Seminario Mayor (1992) - Miembro del Consejo Presbiteral (1994-1997) - Miembro del Colegio de Consultores y profesor del Seminario Mayor (1994- 1999) - Párroco en Pinchote y director del Año Introductorio del Seminario Mayor (1999-2000) - Párroco "In Solidum" de Mogotes (2001-2002) - Párroco de Barichara (2003) - Miembro del Consejo Presbiteral (2004-2007) - Miembro del Colegio de Consultores (2004-2009) - Subdirector del Secretariado Diocesano de Pastoral Social –SEPAS- y rector del Instituto Técnico para el Desarrollo Rural –IDEAR- (2010) - Instituto Técnico para el Desarrollo Rural -IDEAR- (2010) - Vicario episcopal de pastoral de la Diócesis de Socorro y San Gil (2010-2011) El 2 de febrero de 2012, Su Santidad Benedicto XVI lo nombró obispo de la Diócesis de Montelíbano; el 14 de abril de 2012 fue su ordenación episcopal y el 28 de abril del mismo año, tomó posesión canónica de la diócesis de Montelíbano. La CIII Asamblea Plenaria de Obispos en julio de 2017 lo eligió Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social y Caritativa. El 19 de mayo de 2018, Su Santidad Francisco lo nombró Arzobispo de Popayán y el 7 de julio del mismo año, tomó posesión canónica de la arquidiócesis de Popayán.

Lun 20 Abr 2020

“Mi familia y yo, serviremos al Señor”

Por: Mons. Luis José Rueda Aparicio- Carta a las familias en la Pascua. Querida familia: La vida nos está poniendo a prueba a todos, con esta cuarentena. Vemos con más claridad que, tener familia es tener un verdadero regalo de Dios. Redescubrimos que el hogar es un lugar de encuentro, de oración, de sonrisa, de diálogo, de sanación, de trabajo. En el hogar nace, crece y da frutos la familia. La cuarentena nos ha llevado a estar más tiempo juntos en casa, a vivir las cosas cotidianas con calma, sin carreras, a valorar los trabajos del hogar, a recordar los años de infancia. Nos preguntamos sobre el sentido de la vida. Valoramos más la salud. Nos miramos hacia dentro, y así, poco a poco vamos caminando hacia una conciencia renovada. Recordemos la enseñanza de la Iglesia, en el Concilio Vaticano II, cuando nos dice que: “La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios.” (G.S 16). En la conciencia el ser humano dialoga con Dios. De esta manera, cuando la persona ora en silencio, está allí en el sagrario de su conciencia, en comunicación amorosa con el Dios altísimo y omnipotente. Miremos el ejemplo de Jesús nuestro Señor: “Muy de madrugada se levantó, salió y se dirigió a un lugar despoblado, donde estuvo orando” (Mc 1,35). El creador dialoga con la creatura, esto sólo sucede con el ser humano, porque fue creado a imagen y semejanza de Dios. Dialogar con Él nos permite escuchar su voz en los acontecimientos grandes o pequeños de la vida, esta actitud de escucha nos renueva desde dentro. Escuchar la voz de Dios nos enseña a detenernos y escuchar a las demás personas. A todos nos conviene ejercitarnos en el silencio y la oración: “Oh, si escuchan hoy su voz. No endurezcan su corazón” (Salmo 94, 7 – 8). Cuando dialogamos con Dios en nuestra conciencia, sentimos su cercanía y superamos la soledad. El diálogo con Dios nos permite experimentar su amor, quita los miedos, aunque no quita los problemas, y nos lanza a buscar a las demás personas como hermanos nuestros, a esforzarnos por servirles con vitalidad renovada, así superamos el egoísmo y la indiferencia para construir fraternidad, ayuda mutua y una cercanía sanadora, capaz de darle vida al que está tirado en el camino. El diálogo con Dios nos hace misioneros de la vida. (Lc 10, 25 – 37). El éxodo humano que estamos viviendo, debido a la emergencia sanitaria, nos está cambiando la forma de trabajar, de pensar, de relacionarnos. Por favor no tengan miedo. Ciertamente debemos adaptarnos a las situaciones nuevas, redescubrir los valores que los abuelos nos enseñaron. Vendrán nuevos desafíos, vendrán pruebas más duras, pero recordemos que cada familia es lugar de la presencia del Señor. Este es tiempo para confirmar nuestra alianza con el único Dios vivo, fiel y misericordioso, es tiempo para proclamar: “Mi familia y yo, serviremos al Señor”. (Jos 24,15). Querida familia: En este camino de Pascua mantengamos viva nuestra esperanza, cuidemos la salud de todos, aprendamos y apliquemos todas las medidas preventivas, estemos muy atentos a las necesidades de los familiares, especialmente de los ancianos, de los que no tienen empleo o vivienda, de los que están enfermos. Seamos muy agradecidos con los médicos, enfermeras y personal sanitario. Les ruego que estén muy unidos con su párroco, con las religiosas, con quienes hacen parte de la Iglesia parroquial en barrios y veredas. Que podamos poner en práctica las obras de misericordia. Cuando la prudencia y las normas civiles lo indiquen, volveremos a encontrarnos para celebrar la Eucaristía y los demás sacramentos en el templo, porque sentimos la necesidad del encuentro entre nosotros como parroquia y de nosotros con Cristo: “Que alegría cuando me dijeron: ¡vamos a la casa del Señor!”. (Salmo 121). Oremos sin desanimarnos, pidamos permanentemente la presencia del Espíritu Santo: Ven espíritu Santo, ayúdanos en nuestra fragilidad, porque la creación toda, gime con dolores de parto. Ven Espíritu Santo, a la vida de nuestra familia y de la humanidad entera. Ven Espíritu Santo, Señor y dador de vida, renueva nuestra conciencia, la política y la economía, que todo lo orientemos al Reino de Dios. Ven Espíritu Santo, renueva en la Iglesia la santidad y el fervor misionero. Ven Espíritu Santo, quita el pánico y la tristeza, condúcenos a la verdad plena y renueva nuestra alegría. Ven Espíritu Santo, libéranos del pecado y de la muerte. Ven Espíritu Santo, guía al mundo entero, para que seamos servidores del bien común, de la vida y de la paz, no esclavos de los bajos instintos. Ven Espíritu Santo, haz que sintamos el amor de Dios nuestro Padre, para que seamos hermanos en Cristo el redentor de la humanidad. Ven Espíritu Santo, danos sabiduría, humildad y creatividad. Ven Espíritu Santo, llena de gracia la vida de las familias como llenaste la vida de María, para cantar con ella, proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador. Amén. + Luis José Rueda Aparicio Arzobispo de Popayán Octava de Pascua de 2.020

Vie 21 Feb 2020

Custodiemos las dos vidas

Por: Luis José Rueda Aparicio - En la Declaración Universal de los Derechos Humanos se tiene como premisa fundamental el derecho a la vida. Encontramos además que es muy claro que la misma Constitución Política de Colombia en el Articulo 11 declara “el Derecho a la vida es inviolable y no habrá pena de muerte”. Algunas entidades de salud no son garantes de la vida de los bebés: En estos lugares se encuentran madres gestantes, en muchas salas de espera, preparadas con batas quirúrgicas y listas para ser canalizadas sus venas, estas mujeres sienten miedo, porque en el fondo de su conciencia hay una voz que les dice: “no matarás”. Estas mujeres en su crisis, no buscaban el aborto provocado, pero fue la única salida que les ofrecieron. En general las mujeres en estado de gestación son sensibles y vulnerables: Ante la noticia de su embarazo, solicitan procedimientos para solucionar el problema de una gestación, no deseada, no aceptada, no comprendida. La verdad es que ellas NO necesitan un aborto, sino que se les brinde sustento, acompañamiento y cercanía en su difícil situación. Ellas en medio de esta situación de crisis, no buscan el aborto como tal, sino un apoyo a su difícil situación. Buscan que alguien las escuche y las oriente. Buscan argumentos verdaderos para poder tomar una decisión de vida. Un llamado a la conciencia de los profesionales servidores de la salud: Hago un llamado a médicos, enfermeras, trabajadores sociales, psicólogos para que, por amor a la vida, disciernan cada situación, porque en la gran mayoría de los abortos que se practican, la justificación se ubica en la salud mental de la madre. Todos nosotros en el vientre, hemos puesto en riesgo la salud integral de nuestras mamás. Sobre la salud mental de la madre, pregunto: ¿A qué se refieren realmente con esto? Tal vez, significa que, la mujer no está preparada emocionalmente para esta nueva etapa de la vida. Pero, si nos detenemos a mirar más a fondo, podemos preguntarnos: ¿Será que esa mujer está preparada para vivir las consecuencias de un aborto? El post – aborto es una herida profunda en su ser y en su historia personal de mujer. Ante el aborto, custodiemos las dos vidas: Defendamos la vida de la madre y la vida del niño. Toda crisis humana es pasajera pero el aborto es para siempre, es irreversible. De ahí que, la mujer tiene el derecho a estar debidamente informada de las posibles soluciones, distintas a suspender la gestación, por ejemplo, dar al niño en adopción. Existen instituciones dispuestas y muy preparadas para custodiar la vida de la madre junto con la vida de su niño. Son personas profesionales y servidores de la vida. Y finalmente una solicitud en nombre de los niños que ya fueron abortados: Por favor no los eliminen dentro de los desechos biológicos hospitalarios, permítannos llevarlos al campo santo, a un lugar de esperanza, a un lugar digno donde alguien llegará con fe a orar junto a ellos. + Luis José Rueda Aparicio Arzobispo de Popayán

Mié 19 Feb 2020

“Ante el aborto custodiemos las dos vidas”: Mons. Rueda

Frente al proyecto que se propone en la Corte Constitucional para que las mujeres puedan interrumpir su embarazo libremente sin ninguna causal antes de los cuatro meses, el arzobispo de Popayán, monseñor Luis José Rueda Aparicio dijo que lamenta este propósito y recordó que tanto en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, como en la Constitución Política de Colombia se dice que "el Derecho a la vida es inviolable y no habrá pena de muerte". Expuso que siempre se debe defender la vida tanto de la madre como la del niño gestante, recalcando que “toda crisis humana es pasajera pero el aborto es para siempre, es irreversible”. Agregó que es importante orientar y prestar ayudar a través de especialistas a aquellas mujeres que estén pensando en abortar a sus hijos. “La verdad es que ellas NO necesitan un aborto, sino que se les brinde sustento, acompañamiento y cercanía en su difícil situación. Ellas en medio de esta situación de crisis, no buscan el aborto como tal, sino un apoyo a su difícil situación. Buscan que alguien las escuche y las oriente. Buscan argumentos verdaderos para poder tomar una decisión de vida”. “De ahí que, la mujer tiene el derecho a estar debidamente informada de las posibles soluciones, distintas a suspender la gestación, por ejemplo, dar al niño en adopción. Existen instituciones dispuestas y muy preparadas para custodiar la vida de la madre junto con la vida de su niño. Son personas profesionales y servidores de la vida”. Así mismo, el prelado hizo un llamado a la conciencia de los profesionales servidores de la salud, para que hagan un discernimiento frente a cada situación “porque en la gran mayoría de los abortos que se practican, la justificación se ubica en la salud mental de la madre” por lo que los animó a optar por el cuidado y respeto a la vida. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Jue 13 Feb 2020

Iglesia en Popayán se pronuncia frente a caso de Juan Sebastián

Iluninado por la Carta Encíclica "El Evangelio de la Vida", de San Juan Pablo II, arzobispo de Popayán, monseñor Luis José Rueda Aparicio, ofreció una reflexión y recordó que la vida es un don de Dios y una buena noticia, esto al referirse al caso del bebé gestante de siete meses que fuera abortado por la madre. "El ambiente social de Colombia nos lleva a ser como una voz en el desierto, en favor de la vida frágil de los niños por nacer". Al mencionar un pasaje de la Carta Encíclica dijo que la Iglesia siempre ha enseñado, que "el ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción y, por eso, a partir de ese mismo momento se de debe reconocer los derechos de la persona, personalmente el derecho inviolable de todo ser humano inocente a la vida". (EV 60). Finalmente, señaló que si se llegare a aprobar una ley contra la vida humana naciente en Colombia o cualquier lugar del mundo, "debemos recordar que la misión de defender la vida en hogares, en hospitales, en universidades, en campos y ciudades, nos corresponde a mujeres y hombres, con argumentos científicos, juriídicos, éticos y espirituales". [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]