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biblia en américa

Lun 2 Mayo 2016

El colombiano que escribió a mano la biblia

El fin de semana se presentó en la feria del Libro la Biblia en América, libro traducido bajo la dirección del sacerdote redentorista Luis Alberto Roballo, el diario El Tiempo dedicó un especial para conocer más detalles del trabajo realizado por el director de este proyecto. “El encanto de hacer una biblia consiste en la calidad de los textos que son consultados para completar el escrito” comenta el padre Luis Alberto Roballo, un boyacense de 73 años que ha dedicado más de la mitad de su vida a la realización de biblias. Oficio en el que se especializó en la Universidad Gregoriana, en Roma (Italia), hace unos 50 años. Lenguas antiguas como el latín, griego y arameo, al igual que idiomas como el alemán, inglés, francés, italiano, portugués y ruso, son dialectos que domina gracias a la traducción que hace de textos para alimentar las actualizaciones del libro sagrado. “En la actualidad, no hay ni una letra que podamos decir es original de la Biblia, es decir, ningún texto es escrito originalmente para formarla, esta es un conjunto de escritos (…) Mi labor es ofrecer la mejor lectura para entender sus versículos” menciona el padre, quien en la búsqueda de material bibliográfico ha explorado pasajes en lenguas tan antiguas como acadio y sumerio e incluso ha llegado a examinar jeroglíficos. Roballo, quien reside en Roma, presentará su más reciente biblia el sábado 30 de abril a la 1:30 p. m. en Corferias, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá. Su primera biblia, texto que aún se puede encontrar en las estanterías del país, la inició con lápiz y papel en el 92. El tiempo de sus producciones bibliográficas ha variado entre 1 y 12 años, esto de acuerdo a lo que cada versión exija. “Novedades en el texto bíblico podrían ser palabras o terminaciones de un verbo -explica-. Lo difícil no es encontrar el texto, es entenderlo. Una buena biblia debe diferenciarse por la manera en que se accede a los versículos y cómo ellos se abordan”. El periodo en que menos tardó para elaborar una biblia fue un año, algo que califica como una locura. Recuerda que cuando algunos colegas le preguntan cómo pudo terminar la compleja labor en tan poco tiempo, responde: “Pues en Colombia lo hacemos… Nosotros somos así, somos personas de retos, no nos varamos”. “Me siento privilegiado de haber crecido donde crecí, de sentir las ganas de vivir, de echar pa’ lante, eso es característico de los diversos pueblos de mi país a los que he viajado relativamente bastante”, explica el padre Roballo al responder cómo se siente al representar a los colombianos en Roma como uno de los primeros biblistas latinoamericanos. “Bendito sea Dios que tuve la experiencia de vivir y nacer en Colombia”. Un proceso riguroso Para el religioso, hacer biblias no solo consiste en recopilar archivo escrito: el diseño y diagramación involucran un esfuerzo significativo en la realización del material. “Me gusta la producción bibliográfica, a veces me reúno a las 2 a.m. por Skype con la graficadora de textos con la que trabajamos, encuentro agradable involucrarme en el proceso. Manejo las graficaciones y diagramaciones de los libros”, explica Roballo. Por muchos años una máquina de escribir le permitió traducir versículos antiguos al lenguaje moderno. Hoy se vale de su computador y el Internet para acceder a más manuscritos antiguos. Pero ¿Qué otros efectos ha tenido el Internet para su labor como biblista? “Ese es un tema que se viene tratando desde el nuevo milenio y es una de mis inquietudes –responde Roballo–. A nivel cultural, el libro sigue siendo un referente sumamente importante. Puedo decir que a pesar de los avances, las biblias impresas siguen teniendo difusión”. El sacerdote dice que no ve en Internet una amenaza para la realización y venta de los textos bíblicos: “Un invento tan grande como el de la imprenta podría ser Internet, pero analice cuantos cambios ha tenido este en los últimos 10 años, esto es señal de inestabilidad. Es una estructura muy frágil, si se acaba la red, ¿Qué pasa?” Asegura que es un amigo de la tecnología, sin embargo la ve como un elemento que en lugar de provocar una disminución en la producción de biblias, colaborará en la producción de estas. “Evidentemente es una herramienta más. Personalmente pienso que las bibliotecas y los libros serán un instrumento vigente. El impreso da una dimensión completamente distinta a la de los textos digitales”, opina Roballo. Fuente: Tomado del diario El Tiempo