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Conversión

Mar 25 Feb 2020

Mensaje del episcopado colombiano para el Tiempo de Cuaresma

Inicia la Cuaresma, tiempo de preparación para la vivencia del misterio central de la fe católica: pasión, muerte y resurrección del Señor Jesucristo. En este contexto, la Conferencia Episcopal de Colombia, a través de su Secretario General, monseñor Elkin Fernando Álvarez Botero, presenta tres claves para un mejor provecho espiritual de este tiempo. Deseo sincero de conversión. Darse cuenta de los pasos que se deben dar para mejorar la relación con Dios, con nuestros hermanos, para acoger la gracia y volver al Señor. Hacer propósitos concretos de caridad.Vivir la misericordia con los más necesitados, con los enfermos: acoger, brindar nuestro tiempo, acompañar y orar por los demás; se trata de hacer visible y presente el amor de Dios a nuestros hermanos. Buscar la reconciliación. Acabar con los odios, pedir y ofrecer perdón como un acto de fe, de querer implantar entre nosotros la paz que el Señor nos trae con su misterio pascual.

Lun 24 Feb 2020

Dejarse reconciliar por Dios, insistencia del Papa Francisco en esta Cuaresma

Inspirado en la Segunda Carta a los Corintios, “En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios”, el Papa Francisco presentó el mensaje para la Cuaresma, ofreciendo cuatro reflexiones que exhortan a seguir el camino de la conversión en este tiempo litúrgico para la Iglesia católica. 1. El Misterio pascual, fundamento de la conversión La alegría del cristiano brota de la escucha y de la aceptación de la buena noticia de la muerte y resurrección de Jesús, indica el texto. Quien cree en este anuncio rechaza la mentira de pensar que somos nosotros quienes damos origen a nuestra vida, mientras que en realidad nace del amor de Dios Padre, de su voluntad de dar la vida en abundancia. Por eso, escribe el Papa, en esta Cuaresma 2020: “Mira los brazos abiertos de Cristo crucificado, déjate salvar una y otra vez. Así podrás renacer, una y otra vez”. 2. Urgencia de conversión En segundo lugar el pontífice señala que “la experiencia de la misericordia, efectivamente, es posible sólo en un «cara a cara» con el Señor crucificado y resucitado. Un diálogo de corazón a corazón, de amigo a amigo. Por eso la oración es tan importante en el tiempo cuaresmal”, subraya Francisco. “Más que un deber, nos muestra la necesidad de corresponder al amor de Dios, que siempre nos precede y nos sostiene. Por eso el Papa aconseja: “no dejemos pasar en vano este tiempo de gracia, con la ilusión presuntuosa de que somos nosotros los que decidimos el tiempo y el modo de nuestra conversión a Él”. 3. La apasionada voluntad de Dios de dialogar con sus hijos El hecho de que el Señor nos ofrezca una vez más un tiempo favorable para nuestra conversión nunca debemos darlo por supuesto, advierte el Santo Padre y subraya: “Esta nueva oportunidad debería suscitar en nosotros un sentido de reconocimiento y sacudir nuestra modorra. A pesar de la presencia —a veces dramática— del mal en nuestra vida, al igual que en la vida de la Iglesia y del mundo, este espacio que se nos ofrece para un cambio de rumbo manifiesta la voluntad tenaz de Dios de no interrumpir el diálogo de salvación con nosotros”. 4. Una riqueza para compartir, no para acumular sólo para sí mismo Finalmente Francisco indica que poner el Misterio pascual en el centro de la vida significa “sentir compasión por las llagas de Cristo crucificado presentes en las numerosas víctimas inocentes de las guerras, de los abusos contra la vida tanto del no nacido como del anciano, de las múltiples formas de violencia, de los desastres medioambientales, de la distribución injusta de los bienes de la tierra, de la trata de personas en todas sus formas y de la sed desenfrenada de ganancias, que es una forma de idolatría”. El Papa recuerda que justamente por este motivo, en la Cuaresma de 2020, del 26 al 28 de marzo, convocó en Asís a jóvenes economistas y empresarios, con el objetivo de contribuir a diseñar una economía más justa e inclusiva que la actual. El mensaje del Papa para la Cuaresma 2020 concluye invocando la intercesión de la Bienaventurada Virgen María sobre la próxima Cuaresma, para que escuchemos el llamado a dejarnos reconciliar con Dios”. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar mensaje de Cuaresma[/icon]

Vie 12 Abr 2019

Pautas para vivir la Semana Santa

Próximos a la celebración de la Semana Mayor, monseñor Elkin Fernando Álvarez Botero, Secretario General de la Conferencia Episcopal, hizo un llamado a la comunidad católica a vivir intensamente este misterio Pascual. El prelado dejó tres invitaciones que ayudarán a entender y vivir el sentido auténtico de este Tiempo, en el que celebramos los misterios centrales de nuestra fe: pasión, muerte, sepultura y gloriosa resurrección de Señor. Primera: Sintámonos involucrados Al respecto invitó a no recordar esta Semana como algo que ocurrió en la historia, un grato recuerdo ‘teatral’: La Semana Santa nos involucra a todos, porque el sacrificio redentor de Cristo, también es por mí, es para la humanidad. Celebro mi propia salvación”, señaló. Segunda: Reflexionemos Exhortó a no dejarse distraer por las procesiones o celebraciones masivas, si bien reconoce que son necesarias e importantes, pidió centrar la atención en la reflexión y el encuentro con Dios. “Oremos, pidamos, meditemos, vivamos cada paso, cada palabra, cada invitación de la liturgia”. Tercera: “busquemos las cosas de allá arriba” Finalmente, recomendó buscar una renovación interior “desde ahí dediquémonos al trabajo por la paz, la reconciliación, la unidad, el amor, la caridad, la atención a los más pobres. Todo ello, viviendo en nosotros la vida nueva de Cristo resucitado”.

Mié 27 Mar 2019

Desafíos para seguir una acción misionera en la Iglesia

Al inicio del Encuentro Nacional ‘Bautizados y enviados’, que lleva por lema: "La acción misionera dentro del proceso evangelizador", monseñor Nelson Jair Cardona Ramírez, obispo de la diócesis de San José del Guaviare, explicó algunas claves para identificar los momentos de la misión y lo que ella conlleva. “La misión tiene dos grandes objetivos: generar el inicio de la fe o resucitar la fe que se ha perdido; segundo propiciar el inicio de la conversión o resucitar esa conversión que por el alejamiento de Cristo se nos perdió. Así entonces, la función de la comunidad y del individuo está en dar testimonio de amor y alegría, un amor como caridad. La caridad tiene un detalle que le es propio. La caridad es amar como Dios ama, amar porque Dios ama y amar cuanto Dios ama”, expresó el prelado. Enfatizó, además, en los desafíos a seguir para que una acción misionera sea real, funcione en las personas y en las comunidades: ser testimonio de caridad, acogedor y buscar el anuncio explícito del Evangelio. Al referirse a esta primera, señaló que el individuo y la comunidad siempre deben dar testimonio de una caridad que convenza a los demás, “una comunidad alegre es una comunidad que atrae (…) Los grandes convertidos han descubierto un gozo y una alegría que jamás sintieron”. “La alegría no es solamente la euforia, ese sentimiento psicológico que produce el estar satisfecho por algo. No, es algo que procede de tener a Cristo dentro y de tener su Espíritu funcionando en nosotros”. En segundo lugar, destacó que un buen cristiano siempre ha de ser acogedor y contagiar esta euforia a los demás. “Muchas personas al ver el testimonio de las comunidades se acercan a preguntar por qué viven de esta manera, entonces una comunidad acogedora lo recibe, le resuelve sus interrogantes, lo acompaña para que en algún momento este también pueda dar el paso de la fe”. Por último, se refirió a la función que cumple el anuncio explícito del Evangelio. “Decirle a la gente que el motivo de su alegría es Jesús de Nazaret que entra en nuestro corazón. Ese anuncio explícito ha de provocar en nosotros esa fe y esa conversión que son el inicio de la Evangelización (…) La Evangelización es una etapa muy larga que no termina en la Iglesia, pero tiene un comienzo que se llama misión”. Afirmó que su intervención ante los más de 200 participantes a este evento, se centraría en mostrar la conversión de San Agustín como modelo a seguir en esta época tan compleja para todos. “Porque este hombre es el modelo ordinario de la conversión, una conversión que tiene un proceso largo y lento, donde la comunidad y los ministros intervienen, pero de modo firme este personaje va asumiendo la fe y se va convirtiendo en un hombre nuevo”. Al finalizar su entrevista, recordó que el Mes Misionero Extraordinario convocado por el Papa para 2019, será un momento donde todos acojan la invitación hecha por el Pontífice “ser una Iglesia en salida” que acompañe a la gente, “una Iglesia que misiona permanentemente a sus fieles, a callejear la fe; es decir, hacer concreto lo que desde el comienzo de la Iglesia se nos está pidiendo: Id por todo el mundo y predicad el Evangelio. Este encuentro coordinado por la Conferencia Episcopal de Colombia, a través del Centro Pastoral para la Evangelización, se adelanta en Bogotá y se extenderá hasta el próximo jueves 27 de marzo. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Ver galería fotográfica[/icon]

Jue 21 Mar 2019

La Iglesia, nuevo pueblo de Dios, está llamada a dar fruto

Primera lectura: Éxodo 3,1-8a.13-15 Salmo: 103(102),1-2.3-4.6-7.8+11 (R. cf. 6) Segunda lectura: 1Corintios 10,1-6.10-12 Evangelio: Lucas 13,1-9 Introducción De la reflexión y oración con la Palabra en consideración emergen los siguietes temas meditación: • La liturgia de la Palabra, en el Evangelio de Lucas, continúa con la invitación a la conversión, a saber aprovechar el tiempo de gracia de la cuaresma. Si no hay conversión verdadera el destino será la muerte. • La Iglesia, nuevo pueblo de Dios, está llamada a dar fruto, aun en medio de su esterilidad humana, necesitada del abono de la Gracia para ser tierra fértil. • La paciencia de Dios permite, con serenidad, avanzar en la capacidad de respuesta humana a su plan de salvación. El Kairos, tiempo de salvación, es como el árbol de la parábola, que le viene concedida una tregua de un año y un cuidado específico, una última oportunidad para no ser cortado. 1. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En el camino de la cuaresma, este tercer domingo, no sigue el esquema clásico, que lo encuadra en el evangelio de las tentaciones y la transfiguración, como aparece en los ciclos litúrgicos A y B, sino que sigue su propio itinerario. El evangelio de hoy, es el inicio del capítulo trece, en el cual Lucas habla de la predicación de Jesus a la gente, mientras está de viaje hacia Jerusalén. En este texto se hace referencia a la Ciudad Santa, a Pilatos y al tema de la muerte. Estos temas aparecen como un anticipo de la pasión que se cumplirá en Jerusalén. El texto está formado de dos partes, que aunque tiene características diferentes, convergen en un mismo argumento: la conversión. En la primera parte Jesús se pronuncia frente a acontecimiento reciente y continúa luego con una parábola. Narra el Evangelio de Lucas, que se presentaron unas personas, a contarle a Jesús de un acontecimiento de los judíos, en el que Pilatos había mezclado la sangre de unos hombres de galilea con la sangre de los animales que ellos habían ofrecido en sacrificio. Jesus, aprovecha para hablarle a la gente de la necesidad de evaluar bien las cosas y juzgar qué es lo más justo hacer. Esto lo decía para exhortarlos a reconocer que el tiempo ha llegado. El tiempo (Kairos), es el momento decisivo de Jesús para la salvación. En ese mismo momento, se presentan a Él algunos a llevarle la noticia de un hecho, para ellos, muy grave. Pilato había hecho matar a los peregrinos provenientes de galilea. Este hecho, se puede situar durante el tiempo pascual, único periodo en el cual, también los laicos podían tener parte en los sacrificios del templo. Ellos podían haber sido asaltados mientras salían a la colina del templo o, si la mención de la sangre se toma al pie de la letra, ellos podrían haber sido asesinados durante el sacrificio. En este caso, al acontecimiento habría que añadirle también un agravante, el sacrilegio. Las fuentes de la época de Pilatos no nos hablan de un hecho de este género, pero el hecho es verosímil, porque se conoce la crueldad con la cual actuaban los romanos en las tierras conquistadas por ellos. 2. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? Algunas preguntas nos permitirían entrar en la enseñanza de Jesús en el evangelio de Lucas. ¿Por qué algunos de estos personajes, de los cuales no es precisada la identidad, han dado esta noticia a Jesús? Podía ser una información interesada, partiendo del hecho que Jesus era galileo: para suscitar en él una reacción hostil ante Pilatos, de modo de denunciarlo a la autoridad. O, si algunos de estos eran de los fariseos, esto podía implicar una pregunta teológica sobre la justicia Divina, visto que las desgracias, en la mentalidad del tiempo, venían leídas como un castigo; ¿Cómo entender la muerte de estos peregrinos, justo en el momento que estaban demostrando su devoción a Dios? Jesus como lo solía hacer, huye de la casuística y aprovecha la noticia para ponerla al servicio de su anuncio. Tomando la palabra les dice: “¿creen que estos galileos eran más pecadores de todos los galileos, por haber sufrido tal suerte?” No, y yo les digo, si ustedes no se convierten, morirán todos del mismo modo. Jesus, excluye que la muerte de aquellos Galileos sea un castigo. Pero esta muerte debe servir de signo, de advertencia para los presentes, para que comprendan la importancia del tiempo que están viviendo. Ellos deben acoger la ocasión que les viene dada por la predicación de Jesus y deben tomar una posición, o sea se deben convertir. Que es también la invitación para nosotros hoy. Es la insistencia de Jesús con su cuestionamiento, “¿Aquellas 18 personas, sobre las cuales cayó la Torre de Siloé y los mató, creen que eran más culpables de todos los habitantes de Jerusalén? No, yo les digo, pero si no se convierten, perecerán todos de la misma manera”. La respuesta de Jesus es idéntica a la precedente. Todos son pecadores y tienen necesidad de conversión. No en un sentido genérico de mejorar el propio comportamiento, sino en el sentido radical expresado en el anuncio de Jesus: el Reino de Dios está cerca. Jesus ratifica su insistencia a la conversión en esta parábola: “un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo, y fue a ver si daba higos, pero no encontró ninguno”. La enseñanza de este versículo, viene ahora ilustrado con la parábola de la higuera estéril. La imagen de la higuera, o en general del árbol, es usual en la biblia, siempre indica a Israel. Se encuentra también en el episodio de la higuera maldita, (Mc. 11,12). El árbol que no da fruto se encuentra también en la predicación de Juan el Bautista (Lc. 3,9). Esto muestra que la alusión a Israel es clara: el pueblo es como la higuera que no da frutos. 3. ¿Qué me sugiere la Palabra, que debo decirle a la comunidad? El nuevo pueblo de Dios, que es la Iglesia, está llamado a dar fruto en el tiempo de Dios. “Así que le dijo al hombre que cuidaba el viñedo: “mira, por tres años seguidos, he venido a esta higuera en busca de frutos, pero nunca lo encuentro, córtala, pues; ¿para qué ocupar terreno inútilmente?” El patrón, afirma explícitamente lo mismo del versículo anterior, no hay frutos en la higuera. Los tres años, no van entendidos en sentido simbólico, sino más bien en sentido práctico. Un árbol puede también no dar frutos en un año, pero si no los da por tres años, es porque se ha convertido en estéril, y por lo tanto vuelve el terreno improductivo, por lo tanto es mejor cortarlo. Una gran enseñanza para este domingo es la misericordia Divina. Dios es ante todo misericordioso y sabe esperar; es la insistencia que viene haciendo el Papa Francisco desde la proclamación del Año de la Misericordia, esperar el tiempo de Dios. Dice San Lucas que aquel que cuidaba el terreno respondió: “Señor déjala todavía este año, voy a aflojarle la tierra y a echarle abono. Con esto tal vez dará fruto; y si no la cortaras”. Al árbol le viene concedida una tregua de un año y un cuidado específico, una última oportunidad. Si da fruto, bien, de lo contrario será cortado. La parábola no tiene necesidad de explicación. Refleja la visión mesiánica de Jesus. Israel, en general está alejada de Dios; Dios le ofrece a través del ministerio de Jesus una posibilidad de reconciliación. Este es el tiempo decisivo antes de la venida del Reino, el año de gracia, del cual Lucas hablaba ya en el capítulo 4. Para nosotros, Iglesia que peregrina en este mundo, es tiempo también de dar fruto convirtiéndonos a la misericordia, y volviendo el corazón hacia los pobres, hacia todos los que esperan un apalabra de salvación. 4. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? El encuentro con Jesús exige dar frutos. Él espera, aun en mi aridez espiritual y moral, Él me cuestiona ¿Me sucede también a mí de pensar que si a alguno le llega una desgracia o una enfermedad, éstas son un castigo por culpa de mis pecados? También preguntarme ¿De qué cosa debo convertirme?, ¿qué cosa debo hacer para dar verdadero fruto? Las respuestas solo se lograran en un ambiente de oración y compenetración con la voluntad de Dios. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Tratándose del tema de la conversión se podría tener un signo de la luz encendido, acompañado por una frase en cartelera que invite al cambio de vida que Dios espera de nosotros. 2. A través de la parábola de la higuera estéril cada fiel es invitado a superar la dureza de la mente y del corazón, para que, acogiendo la Palabra de Dios y dando espacio al Espíritu, sea capaz de dar frutos de verdadera y continua conversión. 3. Se sugiere el Prefacio de Cuaresma I, “Significado espiritual de la Cuaresma”. Misal, pág. 368. 4. Puede hacerse la Plegaria Eucarística “De la Reconciliación” I, que aunque tiene prefacio propio, puede realizarse con uno de Cuaresma, Misal pág. 501. 5. Se podría emplear como oración de bendición sobre el pueblo, la propia para este domingo, Misal, pág. 96 6. Recordar que en este domingo se celebra el primer escrutinio de preparación para el Bautismo de los catecúmenos que serán admitidos, en la Vigilia Pascual, a los sacramentos de la Iniciación Cristiana, usando las oraciones e intercesiones propias, como se encuentran en las pp. 801-803 del Misal, Romano. 7. Motivar la participación en el Sacramento de la Penitencia. Si los sacerdotes de varias parroquias vecinas coordinan y se hacen presentes en grupo, en cada una de las parroquias y se realiza una celebración penitencial, se facilita a los fieles la confesión y se da un signo muy valioso de comunión ministerial. 8. Tener presente que mañana lunes, 25 de marzo, se celebra la solemnidad de la Anunciación del Señor.

Vie 15 Mar 2019

"Muchos viven como enemigos de la cruz de Cristo" (Fil 3,18)

"Muchos viven como enemigos de la cruz de Cristo" (Fil 3,18) Tareas: 1. Orar por la conversión de los que no creen 2. Ofrecer un sacrificio por el éxito de la evangelización 3. Revisar el testimonio que estamos dando [icon class='fa fa-download fa-2x'] Ir a lista de reproducción[/icon]

Sáb 15 Dic 2018

¿Qué hacemos nosotros?

Por Mons. Omar de Jesús Mejía Giraldo: “La conversión comienza en la cabeza, pasa al corazón y culmina en el bolsillo”. La conversión no se realiza sólo en el plano moral, sino también en la mente; aún más, para que la conversión moral sea real y efectiva, debe haberse dado primero en la mente. Sin cambio de mentalidad no hay conversión moral. Según el evangelio, Juan Bautista hablaba con tal convicción que la gente termina preguntando: ¿Y nosotros qué tenemos que hacer? Una vez más, es necesario decirlo: La conversión inicia desde dentro hacía afuera. Es decir, la conversión inicial es cambiar de mentalidad, es una manera novedosa de ver la historia y la vida. Conversión es empezar a amar a los demás desde los criterios de Dios y no desde los criterios humanos. Recordemos que Juan escucha la Palabra de Dios en el desierto y desierto en Sagrada Escritura, según el libro del Deuteronomio (Cf Dt 8, 15) es un lugar vasto y terrible, con serpientes de hálito abrasador y escorpiones, región árida carente de agua. Según el profeta Jeremías, el desierto es un lugar solitario, pero no siempre totalmente estéril o desprovisto de vegetación y agua, se trata de un lugar, en el cual a pesar de todo hay pastoreo (Cf Jer 9, 9; 17, 6). Cuando el Evangelio dice que a Juan Bautista le vino la Palabra de Dios en el desierto, quiere decir que eran tempos sumamente difíciles, donde reinaba la incertidumbre y la incredulidad y por lo tanto habían muchísimos falsos profetas. Cualquier parecido con la realidad de hoy con seguridad que no es mera coincidencia. En el mundo nunca ha sido fácil anunciar el evangelio. Sin embargo, observemos cómo a pesar de la gran indiferencia que reinaba en el pueblo, queda aún un pequeño grupo, los anawin o pobres de Yaveh, que esperaban al salvador. En este contexto tan doloroso, el evangelio nos ofrece una pregunta común: ¿Y nosotros qué tenemos que hacer?, pregunta que brota del corazón de la gente, de unos publicanos y de unos militares. El texto al ir de lo general a lo particular, nos está demostrando que el interrogante es valido para todos, también para nosotros hoy. Frente a la pregunta el evangelio nos ofrece tres respuestas: (1) Caridad - Compartir: “El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo”. (2) Justicia: “No exijan más de lo establecido”. (3) Honestidad: “No hagan extorsión a nadie, ni se aprovechen con denuncias, sino conténtense con la paga”. A pesar de la situación difícil, aún corriendo riesgo por su vida, Juan Bautista “exhortaba al pueblo y le anunciaba la Buena Noticia”. El profeta es un hombre de Dios. El profeta no se anuncia a sí mismo. El profeta obra con el poder que ha recibido de lo alto. Para el profeta no hay barreras. El profeta sabe que para Dios nada es imposible, él mismo lo ha experimentado. El profeta se sabe amado de Dios, por eso, sus palabras y sus acciones brotan de un corazón agradecido que ha sabido gozarse del amor divino. Hermanos, hoy nos corresponde a nosotros asumir el evangelio y aplicarlo a nuestra vida. Miremos: la actitud de Juan el Bautista en el evangelio de hoy es la de un hombre que no regaña, pero muestra caminos concretos de superación. Recordemos que la invitación a la conversión no debe partir de la critica ni de los defectos de los demás, la invitación a la conversión debe ser una buena noticia. Cuando se predica la conversión, lo importante es hacer ver la gracia que pierde la persona que vive en el pecado. La primera acción de quien predica la conversión es escuchar a Dios y desde Dios escuchar a los hermanos. Frente a la pregunta: ¿Y nosotros qué tenemos que hacer?, la respuesta de nuestra parte, al igual que la de la época de Juan, ha de ser la de buscar la justicia social. Hermanos, igual que en la época de los profetas, hoy también, nuestras devociones religiosas deben cederle el paso a toda forma de justicia social. Nuestras devociones debe concordar con la caridad, con la fraternidad, con la justicia, con el respeto por la vida y el amor por el hermano, de lo contrario, no pasamos de vivir ciertos actos que lo que hacen es hacernos perder el norte. Recordemos las palabras de San Juan de la Cruz: “Al final de la jornada seremos juzgados en el amor”. La conversión no se puede quedar en un discurso o en una idea, recordemos: “debe pasar de la mente al corazón y del corazón al bolsillo”; es decir, a la conversión hay que darle cuerpo, esto se logra cuando adquirimos, con la gracia y el poder de Dios unas acciones nuevas y concretas. “La conversión se reconoce en la “praxis”, sobre todo la de la caridad y la justicia” (Fidel Oñoro). En el evangelio cada categoría de persona es invitada a realizar su proceso de conversión (la gente, publicanos, militares). Igual para nosotros hoy, cada uno poseemos una misión especifica, tenemos una personalidad concreta, tenemos una manera única e irrepetible de ser, así a de ser la conversión. Cada uno de nosotros nos conocemos, lo propio es que en la intimidad de nuestro ser hagamos nuestro examen de conciencia, nos reconozcamos pecadores y necesitados del poder salvador del Señor, y desde nuestra “mismidad”, asumamos nuestro proceso de conversión. Terminemos nuestra meditación con una pregunta personal: ¿Y yo qué tengo que hacer? Juan el Bautista le dice a los cobradores de impuestos: “No exijan más de lo justo”, los está invitando a que renuncien a la “corrupción”. Hermanos, ¿esta invitación nos dirá algo en la actualidad?, cada uno da su propia respuesta. Estemos atentos porque precisamente el evangelio de Lucas nos va a contar muchos episodios en los que varios cobradores de impuestos se convirtieron e incluso terminaron siendo discípulos del Señor. Para Dios y para el hombre de Dios ninguna causa es perdida, todos tenemos siempre la oportunidad de convertirnos, lo importante es dejar actuar a Dios. Ánimo hermanos, todo es posible para Dios. Entendamos una cosa más: la conversión tiene que ser para nosotros una buena noticia y no una mala noticia. ¿Por qué nos extrañamos tanto cuando una persona decide comenzar una vida nueva en Dios, en el fondo no será envidia? Conozco muchas personas que cuando inician un proceso de conversión serio y honesto, en un inicio, son ridiculizadas por sus compañeros de trabajo e incluso por algunos miembros de su propia familia. ¡Cuánto nos falta hermanos conocer y experimentar mayor alegría en la vivencia de las cosas de Dios! La conversión total, continua y cotidiana va llenando el corazón de luz, de justicia, de amor, de paz y de alegría. Una persona que comienza de verdad un buen proceso de conversión y logra perseverar, su vida va cambiando poco a poco, hasta tal punto que su mismo cuerpo comienza a ser diferente. Hermanos, vivir en Dios y para Dios es causa de alegría y de belleza aún física. Atentos hermanos, porque el signo más elocuente de la persona que vive en Dios, desde Dios y para Dios es la alegría. San Lucas, durante el presente año en su evangelio nos lo va a demostrar. Por favor, que este tiempo de adviento y navidad, sea para todos nosotros un tiempo de gracia, de bendición, de paz y de alegría en el Señor. Cuidado con la pólvora, con el licor, con los abusos en la comida… Para vivir una buena navidad, se necesita sólo dejar que Dios tome nuestra vida y desde Él transformemos nuestras relaciones dolorosas con los demás, en relaciones de hermandad y fraternidad. Evangelio: Lucas 3, 10-18 En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: ¿Entonces, qué hacemos? El contestó: El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo. Vinieron también a bautizarse unos publicanos; y le preguntaron: Maestro, ¿qué hacemos nosotros? El les contestó: No exijáis más de lo establecido. Unos militares le preguntaron: ¿Qué hacemos nosotros? El les contestó: No hagáis extorsión a nadie, ni os aprovechéis con denuncias, sino contentaos con la paga. El pueblo estaba en expectación y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará con Espíritu Santo y fuego: tiene en la mano la horca para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga. Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba la Buena Noticia. Tarea: Compartir, justicia, honestidad. En cada una de estas virtudes hagamos un compromiso para esta navidad.

Lun 27 Nov 2017

La vivencia espiritual del Adviento

Por: P. Jorge Enrique Bustamante Mora - La Iglesia nos invita a recorrer el camino de la vida cristiana en el Año Litúrgico, que inicia con el Adviento, un tiempo de espera, de preparación, de conversión, de vigilancia, de fidelidad, de alegría y de confianza. ¿Cómo vivirlos espiritualmente? Pues al hablar de conversión, inmediatamente pensamos “que hay que hacer”; así le preguntaron a Juan el Bautista después de su discurso sobre la conversión, “¿Qué debemos hacer?”, fue la misma pregunta de la gente, de los maestros de la ley y de los soldados (cf. Lc 3, 10-14). Todos querían una indicación clara de “tareas”. El tiempo del Adviento marcado ya por la presencia de Jesús en medio de nosotros, es tiempo de conversión, pero no en las dimensiones del “que tengo que hacer” sino en la comprensión de la espiritualidad cristiana. Jesús inició su actividad pública con un llamado a la conversión: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; conviértanse y crean en la Buena Nueva” (Mc 1,14); esta es la actitud espiritual del adviento: remarcar la plenitud del tiempo, la cercanía del Reino, la conversión y la fe en la Buena Nueva. Cuatro elementos claros para vivir el Adviento. El tiempo se ha cumplido Reconocer la importancia de la Encarnación de Jesús como inicio de la Plenitud del tiempo. La espiritualidad de este tiempo debe producir una explosión de gracia, de alegría, de luz. El Año Litúrgico nos debe ayudar a comprender este misterio como una espiral en crecimiento, cada año una espera más intensa y ardiente, y por tanto una experiencia del Señor cada día más profunda y definitiva. Hay que ir más allá de las luces, las fiestas, los regalos para entrar no solo en el recuerdo de algo pasado, sino en la contemplación del misterio de la Encarnación. La presencia real de Jesús en la vida, en la Iglesia, en la historia. El Reino de Dios está cerca…. Está aquí. La actitud fundamental para vivir el Adviento es la disposición de recibir, de vivir, de acoger, de disfrutar, de dejarse tocar, de dejarse transformar. El crecimiento espiritual no acontece por sus propios esfuerzos del creyente, sino por la gracia – gratuita –de Dios. Conviértanse Este anuncio remarca un cambio, no se trata de “hacer” sino de “recibir”, es una gracia, un don, una oferta gratuita de Dios. No son los hombres los que “hacen” algo para acercarse a Dios, o producir la conversión, es Dios quien “hace todo” para acercarse al hombre y convertirlo. El interrogante de los cristianos, en el tiempo de Adviento, no es “¿Qué tengo que hacer?”, más bien, se trata de colocarnos delante del anuncio de la Buena Nueva e interrogarnos: ¿Qué quieres Tú, Señor, hacer en mí, para mí o a través de mí, en este momento? La conversión es reconocer la debilidad, las limitaciones, y que ellas se conviertan en la oportunidad para descubrir la necesidad de dejarse encontrar y transformar por Dios. Aceptar que la conversión está en las coordenadas del amor de Dios que nos perdona siempre, somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón, como nos lo ha recordado el Papa Francisco. Crean en la Buena Nueva El Adviento es un tiempo para descubrir que es Dios quien se acerca a mí, que me ama apasionada y amorosamente, y este amor es una invitación a dejarme encontrar por Él. Como lo recuerda el papa Francisco en su lenguaje en Evangelii Gaudium “Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso” (EG 3). El Adviento, tiempo de conversión, de espera, de aceptación del Reino, y aceptar la Buena Nueva, pide descubrir en nuestra vida aquello que el Señor quiere hacer de manera concreta. Por tanto es un tiempo de alto valor “vocacional” cristiano, a profundizar aquello que da identidad a nuestro ser, la identidad más profunda: hijos de Dios. Se necesita hacer espacio en el corazón, vaciarlo para llenarlo con el mensaje de la Buena Nueva; recordar de manera personal que Dios es mi Padre, todo es gracia de Dios y que Él me ama El Adviento tiempo mariano El Adviento es un hermoso tiempo para vivir la profundidad de la fe, acompañados por María Santísima, verdadera discípula. Ella acogió la gracia ofrecida, ella dice: “hágase en mí su voluntad – su palabra”, ella no dijo: “haré tu voluntad”. Ella recibe la gracia dada por Dios. Vivamos con intenso amor e identidad profunda este tiempo hermoso que nos prepara a la Navidad. Este año, el Adviento inicia el domingo 3 de diciembre, marquemos su inicio con las luces y arreglos en casa y en nuestros ambientes; es importante saber cuándo colocar los arreglos, pue “nos estamos dejando “robar” su verdadero significado por el comercio”. Hay que crear cultura del encuentro, involucrar a los vecinos, a la familia, encontrarse con Dios. Padre Jorge Enrique Bustamante Mora Director de los departamentos de Doctrina y PUD (Promoción de la Unidad y del Diálogo) [email protected]