Pasar al contenido principal

coronavirus

Lun 6 Abr 2020

Iglesia colombiana construye esperanza en medio de la crisis sanitaria

Ante la crisis sanitaria que vive el mundo, la Iglesia Católica colombiana desde las diversas Arquidiócesis, Diócesis y Vicariatos, trabaja en conjunto con las administraciones locales, universidades, instituciones y organizaciones sociales, para brindar asistencia humanitaria a quienes más lo necesitan en medio de la crisis humanitaria causada por el Covid-19. Atravesamos por una situación de emergencia sanitaria que nos afecta a todas las personas, pero que es muy difícil de enfrentar para quienes no tienen trabajo, tienen un trabajo informal o independiente, tienen enfermedades previas, no tienen un techo, viven en la calle, han tenido que migrar, perdieron su trabajo por esta emergencia y para todas las personas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad económica y social. Es por ello que la Iglesia ha desarrollado acciones que ayudan a enfrentar esta situación entregando ayudas alimentarias, económicas, de hospedaje y apoyo psicosocial en diferentes zonas del país, que se logran gracias al apoyo solidario de cientos de personas en las regiones que hacen donaciones económicas, en especie y en tiempo, sirviendo como voluntarios para servir a los más vulnerables. Alimentos para todos, que mitiguen el aislamiento La ayuda más recurrente e importante es la entrega de alimentos no perecederos que puedan aportar a la nutrición de las personas y familias que más lo necesitan. Diócesis como la de Málaga-Soata, Duitama-Sogamoso, Montería, Sonsón- Rionegro, Ipiales, Zipaquirá, San José del Guaviare, Girardot, Valledupar, Yopal, Guapi, Santa Rosa de Osos, Granada, Soacha, Girardota, Sincelejo, Cartago, Santa Marta y las Arquidiócesis de Ibagué, Barranquilla, Florencia y Cartagena brindan ayuda alimentaria a las familias más necesitadas dentro de su población, habitantes de calle, vendedores ambulantes o personas de la tercera edad. Dichos recursos son obtenidos por medio de las donaciones que realizan otras personas y familias a través de las parroquias, pero también con el apoyo de algunos empresarios y en articulación la administración local, regional y nacional, e incluso con apoyo internacional, como es el caso de la Diócesis de Ipiales. “Las parroquias están repartiendo mercados a las familias vulnerables que ya apoyaban y consiguiendo recursos para seguirlo haciendo. Con el Banco de Alimentos por ejemplo, se consiguen a mejor precio mercados para las parroquias, se entregan ayudas de familias donantes y además, se sirve de punto de articulación para que algunos de los recursos destinados por la Alcaldía, lleguen a las comunidades más vulnerables”, asegura Padre Jaime Alberto Mancera Casas de la Arquidiócesis de Bogotá. En la Diócesis de Sonsón-Rionegro se están entregando mercados a las familias más vulnerables, almuerzos a habitantes de calle y hospedaje a algunos adultos mayores. "Atendemos habitantes de calle, familias necesitadas, vendedores informales. Lo realizamos en las instalaciones de la Pastoral Social Diocesana y llevamos directamente a los hogares. Siempre lo hemos hecho, ahora por la contingencia se ha incrementado”, comentó el Padre Edgar Alfonso Gómez, director de Pastoral Social de la Diócesis. “Estamos haciendo una campaña de solidaridad entre las empresas para que donen alimentos y artículos de primera necesidad. También estamos haciendo distribución de alimentos con el programa Banco Diocesano de Alimentos de la Pastoral Social. Se están entregando bonos alimenticios para que los beneficiarios puedan hacer directamente sus mercados”, afirmó el Padre Harold Tejada Córdoba, de la Diócesis de Santa Marta. Hospedaje para quienes no tienen techo La Diócesis de Sonsón-Rionegro e Ipiales, además de las Arquidiócesis de Barranquilla e Ibagué, son las jurisdicciones eclesiásticas que hasta el momento están brindando hospedaje a personas en situación de calle. “Desde el Hogar de Paso para el habitante de calle en esta emergencia, se cambió la modalidad de hogar de paso a internado por esta cuarentena. De manera que se acogen 70 hermanos de la calle con hospedaje y alimentación, con el fin de prevenir en ellos el contagio y de ayudar a los adultos mayores de la calle. Ya llevan 15 días internos”, afirma el Padre José Alberto Arciniega, de la Arquidiócesis de Ibagué. Acompañar y construir esperanza Aunque la cuarenta es una medida necesaria para disminuir el riesgo de contagio del virus Covid-19, también trae efectos negativos como la depresión, la ansiedad y el aumento de violencia en los lugares de aislamiento, es por ello que desde varias jurisdicciones eclesiásticas se está brindando apoyo en este aspecto. Las Diócesis de Málaga- Soatá, Montería, Sonsón-Rionegro, Valledupar, Yopal, Guapi, Santa Rosa de Osos, Montelíbano y las Arquidiócesis de Barranquilla, Florencia y Cartagena brindan a la población acompañamiento y apoyo psicosocial en estos momentos de crisis. “Los Comités Parroquiales de Pastoral Social están visionando acompañamiento a las familias más vulnerables, de escasos recursos. Se realiza en las parroquias que pueden prestar este servicio y se realiza desde el inicio de la emergencia. El equipo ha estado acompañando sicosocialmente por medios virtuales a las comunidades que fueron atendidas desde este proyecto y desde los sacerdotes se buscan hacer acompañamiento a las comunidades” comentó el Pbro. Bernardo Gallego Noreña de la Diócesis de Santa Rosa de Osos. Auxilio económico para los más vulnerables Otra de las ayudas que está brindando las Diócesis de Santa Marta, Yopal, Valledupar, Girardot, Ipiales y las Arquidiócesis de Bogotá y Florencia son las ayudas económicas. “Hemos caracterizado a la población, construimos una base de datos y hemos hecho seguimiento de las situaciones más críticas. La ayuda va dirigida a personas adultas mayores de edad, niños y jóvenes de escasos recursos, también a familias pobres en situación vulnerable. La acción la está ejecutando el sacerdote de la región con el apoyo de presidentes de juntas y líderes sociales”, aseguró el Padre Luis Alberto Camacho, de la Diócesis de Yopal. Servir a todas las personas, según su necesidad Además de las ayudas mencionadas anteriormente, cada jurisdicción está llevando diversas actividades para responder a las necesidades puntuales de las jurisdicciones. La Diócesis de Valledupar ofrece acceso a agua y saneamiento, la Diócesis de Montelíbano acompañamiento jurídico y psicosocial a víctimas de violencia de género y fortalecimiento de capacidades jóvenes tanto de la zona rural como urbana, entre otras. Una campaña nacional, para construir esperanza. Por su parte, el Secretariado Nacional de Pastoral Social / Cáritas Colombiana continúa con la campaña Comunicación Cristiana de Bienes, la cual está orientada a ayudar a las Jurisdicciones Eclesiásticas a enfrentar la emergencia sanitaria, consiguiendo recursos para ofrecer alimentos, auxilios económicos, de hospedaje, y apoyo psicosocial a las familias que más lo necesitan. Es tiempo de ayudar, Quienes deseen ser parte de la campaña y brindar una mano amiga en este tiempo de crisis, pueden realizar sus donaciones a la cuenta corriente del Banco de Bogotá N° 08133959-0 a nombre del Secretariado Nacional de Pastoral Social. Fuente: Oficina de comunicaciones SNPS

Dom 5 Abr 2020

Mensaje de la Iglesia para soldados y policías

El obispo castrense de Colombia, monseñor Fabio Suescún Mutis, agradeció a policías y soldados por su contribución y sacrificio en el cuidado del bienestar de los colombianos, ante la emergencia sanitaria que enfrenta el país por cuenta del coronavirus. “Gracias por su entrega, sacrificio y vigilancia, yo les pido que lo hagan en nombre de Dios. Su vigilancia al proteger a los demás obedece al mandato del Señor. Amén a los demás, así será mucho más rico su servicio y se convertirá en un verdadero apostolado”, expresó el prelado. A través de unos video mensajes, el monseñor Suescún expresó su admiración por la lucha que enfrentan para contrarestar este enemigo: “Sé que tienen que hacer muchos sacrificios, estar lejos de sus familias y correr grandes riesgos, pero sé que lo hacen por amor a la Patria (…) Cristo nos dijo que había que amar al prójimo y que se amaba cuando uno entregaba la vida por los demás, como Él lo hizo”. Recordó que la tarea de estos uniformados ha sido “como los serenos de la antigüedad”, estar vigilantes y evitar para que aquellos que aún no toman conciencia de los riesgos de salir a la calle lo hagan por el bien personal y de los demás. Finalmente, el obispo castrense de Colombia, impartió su bendición a estas mujeres y hombres que luchan a diario, no solo por el mal causado por las personas, sino ahora por el daño que pueda producir el covid-19 a la humanidad.

Sáb 4 Abr 2020

Videomensaje del Papa a familias del mundo por Semana Santa y coronavirus

La fe de que Cristo resucitado venció a la muerte alimenta nuestra esperanza, afirmó el Papa Francisco en un video mensaje dirigido a las familias para esta Semana Santa marcada por la pandemia del coronavirus COVID-19. “En Jesús resucitado, la vida ha vencido a la muerte. Esta fe pascual alimenta nuestra esperanza. Me gustaría compartirla con vosotros esta noche. Es la esperanza de un tiempo mejor, en el que también nosotros podamos ser mejores, finalmente liberados del mal y de esta pandemia. Es una esperanza: la esperanza no defrauda; no es una ilusión, es una esperanza”, afirma el Pontífice en su video mensaje difundido este viernes 3 por la Santa Sede. A continuación, el texto completo de las palabras del Papa Francisco: Queridos amigos, buenas noches, Esta noche tengo la oportunidad de entrar en vuestras casas de una manera diferente a la habitual. Si me lo permitís, me gustaría hablar con vosotros unos momentos en este período de dificultad y de sufrimientos. Os imagino en medio de vuestras familias, mientras vivís una vida inusual para evitar el contagio. Pienso en la vivacidad de los niños y los jóvenes, que no pueden salir, ir a la escuela, hacer su vida. Llevo en mi corazón a todas las familias, especialmente a las que tienen algún ser querido enfermo o a las que desgraciadamente están de luto por el coronavirus u otras causas. En estos días pienso a menudo en las personas solas para las que es más difícil afrontar estos momentos. Sobre todo pienso en los ancianos, a los que quiero tanto. No puedo olvidar a los que están enfermos a causa del coronavirus, a las personas ingresadas en los hospitales. Tengo presente la generosidad de los que se exponen al peligro para curar esta pandemia o para garantizar los servicios esenciales a la sociedad. ¡Cuántos héroes, de todos los días, a todas las horas! También recuerdo a los que pasan apuros económicos y están preocupados por el trabajo y el futuro. Pienso además en los presos en las cárceles, a cuyo dolor se suma el miedo a la epidemia, por ellos y por sus seres queridos, pienso en los que carecen de domicilio, que no tienen un hogar que los proteja. Es un momento difícil para todos. Para muchos, muy difícil. El Papa lo sabe y, con estas palabras, quiere expresar a todos su cercanía y su afecto. Intentemos, si podemos, aprovechar este tiempo lo mejor posible: seamos generosos; ayudemos a quien lo necesita en nuestro entorno; busquemos, a lo mejor por teléfono o en las redes sociales, a las personas que están más solas; recemos al Señor por los que pasan por esta prueba en Italia y en el mundo. Aunque estemos aislados, el pensamiento y el espíritu pueden llegar lejos con la creatividad del amor. Es lo que hace falta hoy: la creatividad del amor. Celebramos la Semana Santa de una manera verdaderamente inusual, que manifiesta y resume el mensaje del Evangelio, el del amor ilimitado de Dios. Y en el silencio de nuestras ciudades, resonará el Evangelio de Pascua. Dice el apóstol Pablo: "Y murió por todos, para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos" (2 Cor 5, 15). En Jesús resucitado, la vida ha vencido a la muerte. Esta fe pascual alimenta nuestra esperanza. Me gustaría compartirla con vosotros esta noche. Es la esperanza de un tiempo mejor, en el que también nosotros podamos ser mejores, finalmente liberados del mal y de esta pandemia. Es una esperanza: la esperanza no defrauda; no es una ilusión, es una esperanza. Los unos al lado de los otros, en el amor y la paciencia, podemos preparar en estos días un tiempo mejor. Gracias por dejarme entrar en vuestras casas. Tened un gesto de ternura con los que sufren, con los niños, con los ancianos. Decidles que el Papa está cerca y reza para que el Señor nos libre pronto del mal a todos. Y vosotros, rezad por mí ¡Buena cena , hasta pronto! Tomado de: Agencia católica ACIPRENSA Video: Rome Reports

Jue 2 Abr 2020

La costa pacífica colombiana: Entre la precariedad y la esperanza

Con el fin de mitigar el impacto de la pandemia del Covid 19 en la región de la costa pacífica colombiana, los obispos de esta zona del país hacen un llamado urgente al Estado y a los diferentes organismos locales y departamentales para que se tomen las medidas preventivas y atención en la población para evitar así una catástrofe humanitaria. Solicitan al Gobierno Nacional, “priorice un enfoque diferencial étnico y territorial con esta región del país que ha sufrido históricamente el abandono estatal y que presenta las mayores carencias a nivel de satisfacción de necesidades básicas, infraestructura hospitalaria y personal de salud”. En un comunicado conjunto, los obispos piden también a las autoridades departamentales y municipales se continúen con los esfuerzos que se vienen haciendo para combatir este mal. “No es el momento de las divisiones sino de la unidad. No es la hora de los protagonismos sino de las alianzas”. Así mismo, piden a la comunidad tomar en serio las medidas que se están implementando, para contener y mitigar las afectaciones de la pandemia. "Constatamos que una gran parte de niños, jóvenes y adultos del territorio no han comprendido la gravedad de la situación y la importancia de las medidas proclamadas por las autoridades. De continuar así, el riesgo será mayor y dejará lamentables pérdidas". Frente a los niveles de pobreza que vive gran parte de la población y con el fin de dar cumplimiento a la cuarentena, los obispos piden la solidaridad de personas, instituciones y empresas en todo el país, para que apoyen a las comunidades y los centros de salud, solventando así, las principales necesidades que se requieran para enfrentar esta pandemia. “Se necesitan alimentos para cumplir la cuarentena de un amplio sector de la población, dotación pertinente para hospitales y centros de salud, elementos de bioseguridad, medios de transporte y combustible para trasladar víveres por mar, ríos, carreteras y vía aérea, al igual que al personal médico y a los eventuales pacientes de esta pandemia”, señala la misiva. Por otra parte, exigen a los distintos grupos armados presentes en esta región, que hagan un cese al fuego y terminen toda acción violenta contra la población. Al implorar la protección de María Santísima, los prelados reiteran su permanente oración y compromiso de acompañar como pastores a todas las comunidades en este difícil momento. El mensaje es firmado por: Monseñor Carlos Alberto Correa Martínez, Vicario Apostólico de Guapi; Monseñor Orlando Olave Villanova, obispo de Tumaco; Monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya, obispo de Buenaventura; Monseñor Mario de Jesús Álvarez Gómez, obispo de Istmina - Tadó; y Monseñor Juan Carlos Barreto Barreto, obispo de Quibdó. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Jue 2 Abr 2020

“Hacer misión sin oración y sin sonreír de nada nos podrá servir”

Este es el legado que deja la hermana Johana Rivera Ramos, primera religiosa fallecida en el país el pasado viernes 27 de marzo en Cartagena, por cuenta del coronavirus. Así lo describe la hermana María José Alamar, superiora de la Comunidad Franciscana de la Inmaculada a la que pertenecía la religiosa. Con una sonrisa nerviosa, pero de gozo, la hermana María José recuerda como “el hacer oración permanente era una de las características de Johana, esto la hermana lo tenía muy clavado en ella, muchas veces nos lo recordaba a nosotras las más mayores, hay que orar más y así lo hacíamos”. En diálogo con el departamento de comunicaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia, compartió como el 14 de marzo las hermanas Consuelo Vilaplana, Johana Rivera y ella acatando las indicaciones de cuarentena preventiva decretadas por cuenta del coronavirus, se aislaron en su casa ubicada en el barrio Santa Lucía de Cartagena, sin que pasara nunca por sus mentes el desenlace del fallecimiento de la hermana Johana. “Aún estamos intentando asimilar lo que pasó, nunca sospechamos que lo de su enfermedad fuera coronavirus. El 15 de marzo la hermana Johana dio muestras de una leve amigdalitis, esto lo vimos normal, pero su afectación se fue complicando con una neumonía, luego pasó a convertirse en un edema pulmonar. Realmente esto es muy complejo y difícil de entender”, aseveró la religiosa. Quién era la religiosa Johana Rivera Esta misionera nació en San Martín de Loba, un municipio al sur del departamento de Bolívar, el pasado 10 de enero acababa de cumplir 33 años de edad. Hacía parte de una familia humilde y muy católica que la integran su mamá y tres hermanas, después de que su padre y un hermano fallecieran. La hermana María José, cuenta como Johana antes de ingresar a la vida religiosa estudió Derecho en la Universidad Popular del Cesar y Teología en el Seminario Provincial San Carlos Borromeo; desde el 2010 se acerca a la Comunidad de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada; en el 2012 se vincula definitivamente; en el 2015 hizo sus primeros votos en la parroquia de San Nicolás de la Roca Siendo ya parte de la comunidad es enviada a Perú en donde estuvo por dos años. En Cusco trabajó con una comunidad de niños sordos, más tarde se fue a Lima y posteriormente en 2019 regresó a Cartagena para reencontrarse con sus dos compañeras y su familia. Desde entonces la hermana Johana se trasladó al municipio de Arjona, lugar donde se dedicó a trabajar en la catequesis con niños y ancianos, así lo relata la religiosa María José, quien dijo “que la misión pastoral que estaba por emprender próximamente era poner en funcionamiento un aula de apoyo y refuerzo pedagógico de los niños, ya teníamos todas las instalaciones para que ella iniciara el proyecto”. La religiosa estuvo también vinculada a la Arquidiócesis de Cartagena, donde colaboró con las Pastorales Juvenil y Familiar de esta Iglesia particular. La hermana María José cuenta con gran tristeza que la semana pasada, el 25 de marzo, la religiosa Johana debía realizar la profesión perpetua “esto desafortunadamente no se dio, pero estamos seguras que desde el cielo ella hizo sus votos definitivos ante el Señor”. “Siempre será recordada como una persona muy sonriente, luchadora, entregada con alma, vida y corazón. La extrañaremos nosotras, pero también los niños, los jóvenes y las familias que vieron en ella un gran testimonio de vida”, puntualizó la religiosa. Su partida nos enseña que debemos entregarlo todo por la misión Aunque la muerte de la religiosa sorprendió a sus compañeras, más cuando se enteraron que había sido por contagio del coronavirus, ellas creen que “independientemente de dónde haya cogido el virus, lo adquirió haciendo el bien y entregando su vida a la misión”. Para María José, el llamado a la Vida Religiosa, que hoy deja la partida de la hermana Johana, es no alejarse de la misión encomendada, ni de la oración. “Yo pienso que la misión, pero fundada en la oración, esto nos tiene que hacer ver esta realidad, aunque no la entendamos”. Gracias Johana: ¡te queremos, Johana, te queremos! Con estas sentidas palabras el arzobispo de Cartagena, monseñor Jorge Enrique Jiménez Carvajal, brindó un homenaje a la religiosa fallecida y dijo “hoy en día que sentimos tanta fragilidad en nuestras vidas y estamos asustados; el testimonio de la Hermana Johana, nos estimula. Ella siempre fue sí a todo lo que Dios nuestro Padre le pidió”.

Lun 30 Mar 2020

"Una esperanza de alivio": Así ve la Iglesia cese de hostilidades del ELN

Tras el anuncio hecho por el Ejército de Liberación Nacional (ELN) de suspender ataques por un mes, del 1 hasta el 30 de abril, ante la emergencia sanitaria que enfrenta el país por el Coronavirus, los obispos de Colombia reciben esta noticia como "una esperanza de alivio para quienes sufren con mayor rigor las consecuencias del conflicto armado." En un comunicado el episcopado hace un llamado extensivo también a todas las organizaciones armadas ilegales, para que en este momento de prueba para el país cese todo acto violento contra la población. “Nos unimos al llamado urgente que hizo el Papa Francisco y al apelo del Secretario General de las Naciones Unidas, manifestando que la emergencia sanitaria y social actual exige detener la dinámica de la violencia, para favorecer la ayuda humanitaria y la atención a quienes se encuentran en más graves condiciones de vulnerabilidad. Extendemos este llamado para que cese la violencia en las familias, pues ellas son el primer espacio donde se cultiva la paz de la sociedad”. Animan a superar con responsabilidad, diálogo y unidad este momento que enfrenta el país, y que exige según lo señala la misiva “ver con sensatez y determinación los cambios y opciones radicales que debemos hacer para favorecer el bien común”. Concluyen los obispos expresando ánimo y respaldo al Gobierno Nacional para que continúe con el propósito de crear “espacios y escenario de diálogo que susciten confianza para continuar el proceso de reconciliación, de unidad y de paz en el país, con el apoyo y el compromiso de toda la ciudadanía”. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Dom 29 Mar 2020

“De nosotros depende salir no sólo con vida, sino crear situaciones de vida”

Este fue uno de los mensajes que el cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia, expresó durante la eucaristía celebrada este domingo por televisión en la Capilla del Sagrario, debido a la cuarentena por la pandemia del coronavirus. “De nosotros depende, queridos hermanos, que de esta situación de muerte seamos capaces de salir no sólo con vida sino realmente para crear situaciones de vida”, exhortó Salazar Gómez, al comentar el evangelio de la liturgia del quinto domingo de Cuaresma. En este sentido, el arzobispo de Bogotá subrayó que “estas situaciones extremas nos tienen que llevar a un cambio fundamental en nuestro propio corazón, pero también en las políticas nacionales e internacionales”, refiriéndose expresamente a la necesidad de “avanzar en el camino de la solidaridad y de la fraternidad”. Luchar contra las desigualdades e iniquidades Ante la realidad que padecen miles de colombianos en situación de pobreza, también invitó a “luchar denodadamente contra las desigualdades y las iniquidades”, puesto que “tenemos que exterminar definitivamente de las relaciones humanas la injusticia y la violencia”. Y repitió: “esto depende de nosotros”. El cardenal colombiano no dejó de manifestar, además, su preocupación ante la tentación del egoísmo y de anteponer el lucro al amor al prójimo: “pasada esta tempestad que estamos viviendo, podemos volver a nuestros hábitos anteriores, podemos volver a estas situaciones absolutamente injustas y violentas que vive la inmensa mayoría de la población en el mundo”, advirtió. El prelado concluyó su homilía invitando a no desfallecer en la oración: “pidamos al Señor que venga hoy, él que es la resurrección y la vida, a darnos la vida. Que su espíritu inunde nuestro corazón (…) de tal manera que podamos vivir en medio de las dificultades, de las angustias, de las luchas, llenos de fuerza, de valentía, de alegría, y de esa manera seamos capaces de transformar el mundo, de hacer de este mundo de muerte, un mundo de vida. El Señor nos lo concede si abrimos nuestro corazón a él”. A la eucaristía que fue transmitida a través del Canal RCN, estuvieron presentes, monseñor Luis Manuel Alí Herrera, obispo auxiliar de Bogotá, el padre Jorge Marín, párroco de la Catedral, el padre Carlos Andrés Castillo, Vicario de la Catedral y cuatro religiosas de las Hijas de la Iglesia, quienes colaboraron en la liturgia, manteniendo la distancia rigurosa –con una banca de por medio–, el cantante y el organista se ubicaron en el coro del templo. Fuente: Portal Digital Vida Nueva

Vie 27 Mar 2020

"La tempestad que vivimos nos llama a la solidaridad y a confiar en Dios"

Tras haber escuchado el mensaje del Papa Francisco en la Plaza de San Pedro en Roma, monseñor Elkin Álvarez Botero, secretario general de la Conferencia Episcopal, expresó que el pasaje bíblico leído en la lectura del evangelio ha sido signo de la tormenta que vive actualmente la humanidad, por cuenta del coronavirus. “El Papa ha tomado muy bien este texto del evangelio de San Marcos para describir el panorama de desolación, miedos, falta de esperanza y de sensación de hacernos sentir que no podemos hacer nada, fuera de eso nos habla que Dios puede estar lejos, pero después Él mismo nos dice que sí le importamos”, aseveró Recordemos que se leyó el evangelio según San Marcos, el pasaje en el cual, según el texto bíblico, en medio de una tempestad que amenazó con hundir la barca en la que Jesús iba con sus discípulos él respondió "Por qué tienen miedo, ¿acaso todavía no tienen fe?", les preguntó, después de calmar la tempestad. El también obispo auxiliar de Medellín, expresó como este mensaje del evangelio de la tempestad calmada por Jesús, transporta a unos importantes llamados en la vida de toda persona como son la unión, la solidaridad, pero, sobre todo, la necesidad de la presencia de Dios. “Esto nos lleva a darnos cuenta en nuestra propia vida qué es lo verdaderamente importante. Esta situación a la que estamos expuestos en estos momentos nos muestra nuestra fragilidad y nos debe sugerir una reflexión sobre lo que verdaderamente cuenta en la vida”. Al referirse a los distintos momentos de silencio vivos durante la celebración, de manera especial en la exposición del Santísimo, dijo que significan “el poneros delante de Dios, inclusive sin capacidad de expresar muchas cosas, solo queriendo escuchar su voz que nos invita a tener fe y a desterrar el miedo, a confiar más en Él y a sentir su mano poderosa que nos protege”. Cómo hacer para no tener miedo El prelado observó como este espacio solemne de oración y súplica a Dios, llega en un momento en el que el mundo está pasando por esa tormenta de la pandemia, teniendo encerrado a millones de personas en sus casas. Al respecto evocó al Papa quien insistentemente invita a no tener miedo y a confiar más en Dios. “El Pontífice repite constantemente una frase que sale de los labios de Jesús, cuando hay dificultades, cuando parece que todo se cierra el Señor siempre nos dicen no tengan miedo. Y en este momento es la expresión de la cercanía de Dios, el miedo lo dejamos porque lo tenemos a Él, el Papa lo ha dicho claramente en varias ocasiones no tengamos miedo que ahí está el Señor”. Finalmente, destacó como el Papa Francisco a sus 83 años, durante la ceremonia reflejó en su rostro “señales de esta pandemia en su corazón, espiritualmente dejó traslucir su preocupación por toda la humanidad que está viviendo un momento tan doloroso” Por primera vez en la historia de la Iglesia católica, el Papa rezó este viernes ante la inmensa plaza vacía de San Pedro, impartió la bendición "Urbi et Orbi" (a la ciudad y al mundo) y dio la indulgencia plenaria al mundo por la pandemia de coronavirus que lo azota. [icon class='fa fa-download fa-2x'] DESCARGAR HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO[/icon]