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departamento del chocó

Jue 16 Sep 2021

Iglesia solidaria con las víctimas del Medio y Bajo San Juan (Chocó)

En un comunicado los obispos de la Costa Pacífica y Suroccidente de Colombia expresaron su solidaridad con la Iglesia de Istmina-Tadó y sus comunidades, víctimas del conflicto armado y la crisis humanitaria que habita en esta región del Chocó. “Nos unimos a las preocupaciones y los llamados que la Iglesia y las organizaciones etnicoterritoriales han emitido en diversos momentos. La realidad dramática que hoy viven comunidades indígenas y afrodescendientes ubicadas en la cuenca del río San Juan, es similar a la que experimentan miles de personas en todo el departamento del Chocó y los departamentos del Cauca, Nariño y Valle”. Los prelados observan que han sido varias las denuncias que tanto la Iglesia como organizaciones de Derechos Humanos han realizado, sin tener respuesta alguna por parte de los organismos competentes. “hemos puesto de manifiesto lo que sucede en el territorio a causa del abandono estatal y el accionar de los grupos armados. Lamentablemente, el clamor de las comunidades no ha sido escuchado y, en consecuencia, las violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario, en lugar de disminuir, se intensifican”. Frente a esta realidad, hacen un nuevo llamado al Estado colombiano para que se tomen acciones pertinentes e integrales que garanticen la vida y dignidad de la población afectada. Así también, exhortan a los actores armados para que respeten la población civil y frenen las acciones que perturban la tranquilidad de las comunidades. Finalmente, piden al pueblo católico orar por la paz de Colombia y “obrar con sensibilidad solidaria con los hermanos que sufren la guerra, el hambre y el abandono”. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon] Audio: Lectura del comunicado por Mons. Juan Carlos Barreto, obispo de Quibdó

Vie 9 Ago 2019

Capurganá y Sapzurro, con el dolor a cuestas de migrantes del mundo

Capurganá es un corregimiento del municipio de Acandí, del departamento del Chocó, cercano a la frontera colombo – panameña. Es un pueblo remoto y no cuenta con vías terrestres, sólo se puede acceder allí por vía aérea o marítima. Tiene alrededor de 2.000 habitantes, una bahía circular y colindante con grandes bosques. Sapzurro está más al norte, en el área del golfo de Urabá, la habitan unos 570 personas, muy visitada por turistas extranjeros, especialmente europeos. Con una ensenada con una formación coralina y aguas cristalinas, bordeada de pequeños cerros, donde termina la Serranía del Darién. Es conocida como la esquina de América del Sur. Ambas poblaciones turísticas tienen en común un flagelo, llevan a cuestas el dolor de muchos migrantes de América Latina, el Caribe y extracontinentales (África y Asia), se convierten en el paso de la muerte de todos aquellos que intentan atravesar las selvas para llegar a Panamá y continuar su recorrido hasta llegar a los EEUU. Es el paso más peligroso de Colombia. Crónica de un naufragio Aurelio Moncada es el párroco de estos dos corregimientos, luego que Monseñor Hugo Alberto Torres, obispo de Apartadó, jurisdicción eclesial a la que pertenece Acandí, le encomendara la tarea especial de acompañar a los migrantes “en tránsito” y a pescadores desde el 23 de enero de 2019, su vida ha cambiado. Han sido más de 6 meses intensos, porque precisamente a sólo 5 días de su llegada, el 28 de enero ocurrió un naufragio, en el que viajaban migrantes africanos, y de 30 personas solo sobrevivieron 10. “Esta embarcación llevaba sobrecupo y exceso de equipaje, no cargaban chalecos salvavidas, el conductor de la embarcación y ayudantes estaban en estado de embriaguez, además que iban a mucha velocidad, eran 4 embarcaciones y una de ellas fue la que naufragó”, recordó el sacerdote. A raíz del naufragio, se acercaron a la parroquia algunos de los sobrevivientes a pedir ayuda, entre ellos una señora de la República Democrática del Congo, quien había perdido a cuatro de sus hijos y a su marido y otra mujer de Angola que perdió a tres de sus hijos y sobrevivió solo uno llamado Manasés, su marido había quedado en Brasil. “Con ellos grabé unos videos para los noticieros pidiendo a los gobiernos panameño y colombiano atender esta situación y ayudar a esta población en el traslado por otros medios, ya que acababan de sufrir el naufragio”, mencionó. La tan esperada respuesta nunca llegó, incluso con el paso de los días el gobierno no tenía tampoco un protocolo para atender este tipo de situaciones, de allí que se estableció un comité de seguridad en el que el sacerdote participó y se comenzó con la búsqueda de los cuerpos, los cuales durante 8 días posteriores fueron apareciendo. Un camposanto entre Colombia y Panamá La mayoría de los migrantes en tránsito no conocen lo que se encontrarán en la frontera colombo - panameña, específicamente en el tapón del Darién – un área selvática y pantanosa – porque “tienen la falsa percepción que el paso entre Colombia y Panamá es algo muy sencillo, cuando al contrario es una zona muy intrincada, peligrosa, bordeadas de selvas y cerros con profundos acantilados”, indicó el padre Moncada. “Quiero decir que las trochas, que es el camino por donde pasan los migrantes, hay que declararlo camposanto por la gran cantidad de fallecidos, tratando de cruzar el tapón de Darién, aunque no se tiene registro de ello, podemos decir que son innumerables”, señaló el presbítero. Han sido situaciones dramáticas cuenta el padre. Sucedió con un joven cubano, robusto y fuerte, quien murió infartado subiendo uno de los cerros, “entonces las probabilidades de supervivencia pueden ser escasas para cualquier tipo de persona”, advierte Moncada. Otro capítulo triste, camino al tapón de Darién, es el de una madre cubana que iba subiendo el cerro y su hijo cayó por un barranco, la mujer cuando baja a auxiliarlo se encuentra que su niño había muerto y en su desesperación ella se quita la vida también. “Imagínense entonces la situación psicológica por la que pasan estas personas, que se encuentran en medio de la selva en este camino tan peligroso”, ha dicho el padre visiblemente conmovido. A todas estas ¿de quién es la responsabilidad que la gente muera por ese paso? A juicio del presbítero “aquí hay una responsabilidad muy grande” en las autoridades de los dos países, en estas rutas no hay ningún tipo de cuerpos de seguridad, “todas estas personas van por allí sin ningún tipo de protección, esto hay que considerarlo y a la vez denunciarlo porque es muy lamentable dejar solas a estas personas”. De la mano de Cáritas Colombia puede tener todas las herramientas para cerrar ese paso y buscar otros protocolos de protección y evitar historias lamentables en el tapón de Darién. Es en este punto cuando el cura explica que desde su llegada la atención a los migrantes la ha llevado gracias al apoyo de Cáritas Luxemburgo y Puentes de Solidaridad, a través de Cáritas colombiana, bajo el cargo de trabajador social. “Me han involucrado en este proyecto para atender a la población migrante de tránsito, no atiendo a refugiados, porque los que pasan por Capurganá son extracontinentales o vienen de Chile o Brasil. También he atendido personas de Bangladesh, la India, africanos, haitianos y cubanos, estos últimos ya han bajado en afluencia porque Nicaragua le abrió fronteras”, ha explicado. Por ahora no cuenta con un equipo de trabajo, pero está aunando esfuerzos en ese sentido, en este contexto el apoyo recibido desde Cáritas Luxemburgo y Puentes de Solidaridad ha sido clave, sobre todo porque cada día “están llegando muchas familias haitianas y africanas con niños en brazos, mujeres en embarazo, padres con 4 y 5 niños”. Cuenta que se han dado casos como el de un cubano que sufrió fractura de tibia y peroné, o el de una haitiana con problemas de rodilla. Muchos de estos casos en Colombia son difíciles de atender por el difícil acceso al sistema de salud, más aún en zonas como Capurganá, donde no existen siquiera agencias bancarias o de consignación. A esto se suma que ni las autoridades gubernamentales ni las organizaciones de ayuda humanitaria pueden ayudarlos a hacer tránsito a Panamá, pues representaría un delito. De allí que llega a la conclusión que en esta frontera colombo – panameña urge la necesidad de crear un corredor humanitario para atender este tipo de situaciones. “Las autoridades de ambos países lo saben, pero se hacen la vista gorda”, denuncia el sacerdote. Él sigue en pie, en su labor profética de anunciar el Evangelio y denunciar estas injusticias, con Cáritas y toda la Iglesia colombiana dispuestos a seguir apostando por la cultura del encuentro. Fuente: Secretariado Nacional de Pastoral Social

Sáb 23 Mar 2019

Comunicado sobre situación social en Chocó y suroccidente colombiano

En un comunicado emitido en la mañana de hoy, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) expresa su preocupación por las situaciones que se vienen presentando en el Chocó y otros territorios del suroccidente del país. La CEC expresa su cercanía a los obispos que atienden estas regiones, así como "a todas las personas que están sufriendo por la violencia, el desabastecimiento, el desempleo y la falta de oportunidades para alcanzar una vida digna." De manera especial se presentan condolencias a los familiares de quienes han perdido la vida en medio de estas situaciones. En el mismo mensaje se hace un llamado al Gobierno Nacional, a las comunidades y a las organizaciones sociales, para que se decidan por el diálogo como mecanismo inicial para alcanzar las soluciones a estos conflictos. Se adjunta el comunicado escrito (sin firmas) y el audio de la lectura del mismo por parte de monseñor Elkin Fernando Álvarez Botero, Secretario General del Episcopado Colombiano. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Sáb 22 Dic 2018

“Lo que pedimos para el Chocó, lo anhelamos para toda Colombia”

Con esta frase finaliza el comunicado firmado por los obispos del Departamento de Chocó y parte de Antioquia, a propósito de este tiempo de la Navidad. A la vez que hacen un llamado al Gobierno nacional y al ELN para que asuman una actitud de escucha ante el clamor de esta población tan golpeada por la violencia. En el mensaje firmado por los obispos: Mario De Jesús Álvarez Gómez, obispo de Istmina-Tadó, Hugo Alberto Torres Marín, obispo de Apartadó y Juan Carlos Barreto, obispo de Quibdó, los prelados resumen en tres puntos los sueños que la población tiene para que esta Navidad sea el inicio de la “anhelada paz total e integral” en estos territorios. En un primer momento hacen un llamado al Gobierno nacional para que flexibilice las exigencias en la reanudación de los diálogos con el ELN, y no se cierre la posibilidad a continuar con ellos. “Ciertamente, el Gobierno está en su derecho de exigir condiciones para la reactivación y continuidad de los diálogos en la Habana, sin embrago, no se debe cerrar la puerta de la negociación.” Los Jerarcas, exigen de parte del ELN pruebas de un verdadero compromiso de paz con el Chocó. Así como también consideran oportuno que, con la tregua anunciada para esta época de Navidad, igualmente se dé la liberación de los secuestrados retenidos por este grupo guerrillero. Igualmente, invitan a la sociedad chocoana para que, a pesar del rigor del conflicto, se mantengan en oración y no desfallezcan sino más bien, asuman el compromiso de seguir trabajando por la paz de este Departamento. Finalmente, los obispos recuerdan que ante la grave crisis humanitaria que se está viviendo en estos territorios chocoanos y en su condición de pastores, ofrecen su disposición para colaborar en las labores de facilitación del diálogo. [icon class='fa fa-download fa-2x']Descargar comunicado[/icon]