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desafíos de la iglesia

Jue 6 Feb 2020

Cuatro actitudes para que la tarea Evangelizadora de la Iglesia sea eficaz

“El desprendimiento, la hospitalidad, desentrañar el mal y estar cercano al que sufre, son actitudes que permiten que la tarea evangelizadora de la Iglesia sea eficaz”, afirmó monseñor Elkin Fernando Álvarez Botero, Secretario General de esta Institución, durante la celebración eucarística con la que se dio inicio al cuarto día de trabajos en la Asamblea Plenaria. Siguiendo el Evangelio de san Marcos, que cuenta cómo Jesús llamó a los doce y los fue enviando a Evangelizar, señaló que la Iglesia debe seguir esos pasos del llamado y envío de Jesús, con unas instrucciones, criterios y actitudes precisas. “En el lenguaje que acostumbra el Papa Francisco dice que es claro lo que el Señor nos pide y no podemos tomarlo como un mero simbolismo, es necesario ahondar en el sentido preciso de las actitudes que el Señor nos reclama”. En este sentido, agregó que durante esta Asamblea se está vislumbrando y definiendo el plan pastoral que ha de iluminar la misión de la Iglesia y advirtió que esta tarea se debe realizar en comunión con los obispos, sacerdotes, religiosos y fieles laicos, desde las realidades territoriales. Actitudes fundamentales en la tarea evangelizadora Desprendimiento. Frente a esta actitud advirtió que una Iglesia que es apegada a las cosas es una Iglesia que no es discípula ni misionera. “Los desapegos a las cosas permiten a la Iglesia anunciar con toda claridad y alegría el Evangelio (…) Nuestra firmeza es justamente la confianza en la providencia y la disposición para dejarnos guiar por lo impredecible del Espíritu Santo, que fue lo que el Papa nos recomendó”. La hospitalidad. Al respecto dijo que la Iglesia siempre debe estar atenta a la escucha de las personas, conocer sus anhelos y esperanzas. “Nosotros debemos procurar partir de saber estar siempre con nuestros hermanos, compartir con ellos las cosas de cada día, del saber estar en su casa, recibiendo de ellos como nos lo recomienda el Señor, las cosas que nos puedan ofrecer”. “Justamente el horizonte grande que tenemos en este plan pastoral quiere partir de los modos culturales, de la expresión de vida, de las dificultades, de las confusiones o aciertos de nuestros hermanos en este momento. No podemos poner otra base sino lo que descubramos en ese acercamiento pastoral a estas situaciones”, aseveró el obispo. Afirmó que no se pueden realizar planeaciones pastorales sueltas sin contar con las comunidades y conocer las necesidades de ellas: “no podemos hacer planeaciones pastorales, programas o proyectos sueltos, porque esa no es nuestra misión (…) necesitamos ir en busca de las personas, estar con ellas para que aquello que podamos programar desde este espíritu sea realmente la llegada del reino de Dios a nuestros hermanos”. Desentrañar el mal. El Evangelio refiere igualmente al poder sobre los espíritus inmundos, al respecto, dice monseñor Álvarez: “En nosotros debe haber siempre esa actitud de ir al fondo de las causas del mal en la vida de nuestros hermanos. El poder está en saber discernir esos desafíos, de percibir con el criterio del Evangelio lo que el Señor nos pide que hagamos para acabar, desenraizar y cortar lo que daña a nuestros hermanos”. Afirmó que la Iglesia no puede realizar una pastoral superficial, sin llegar a las causas reales de lo que está afectando al ser humano. “El mal, el pecado y la distancia es lo que nos daña, nos acaba y nos pone en todas las situaciones que nos destruyen. Hechos como la violencia, la muerte, la corrupción, la división y el odio están acabando con el hombre”. Estar cercano a los que sufren, especialmente a los enfermos. “El Señor nos pide que recibamos a nuestros hermanos, pero que también nosotros nos convirtamos en casa para ellos, donde se encuentre consuelo, acogida, misericordia y comprensión, como los discípulos que en nombre del Señor sanaban a muchos enfermos y oprimidos por el mal”. Finalmente, monseñor Álvarez Botero animó a los pastores y bautizados para que, con estas cuatro actitudes sugeridas, se renueven los caminos de ser discípulos misioneros. “Sintamos que el Señor hoy nos vuelve a mandar a anunciar la misericordia y el amor de Dios, viviendo como hermanos y sanando a todos los que lo necesitan”.