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diálogo

Jue 30 Dic 2021

Presidente del episcopado propone escenarios para la construcción de paz

“Comenzamos el año 2022 y queremos vivirlo en paz. Hombres y mujeres que trabajamos por la paz”, estos son los deseos de monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, quien expresa al pueblo colombiano sus buenos deseos por un nuevo año lleno de felicidad. Monseñor Rueda Aparicio, al evocar el mensaje que el Papa Francisco presentó para la Jornada Mundial de la Paz 2022, recuerda tres escenarios que considera son los propicios en la construcción de un ambiente de paz duradera. Son ellos: la educación, el trabajo y el diálogo entre generaciones. La educación: Una educación para la paz, para el servicio y la fraternidad. El trabajo: Ojalá que todos los hombres y mujeres tengan un trabajo digno y que el lugar del trabajo sea realización de fraternidad y de solidaridad. El diálogoentre generaciones, niños jóvenes y adultos. Que vivimos la cultura de la escucha, del encuentro y del diálogo para que haya una paz verdadera en Cristo Jesús, el Señor. Finalmente, el prelado invita a todos los colombianos a esforzarse para tomar estas herramientas y asumirlas como propias en la construcción de un ambiente de paz.

Mar 21 Dic 2021

El Papa propone tres caminos hacia la paz: dialogo, educación y trabajo

Este 21 de diciembre fue dado a conocer el Mensaje del Santo Padre para la celebración de la 55 Jornada Mundial de la Paz, el próximo 1 de enero de 2022, en el que propone tres caminos para construir una paz duradera: el diálogo entre las generaciones; la educación, como factor de libertad, responsabilidad y desarrollo; y el trabajo para una plena realización de la dignidad humana. El clamor de los pobres y de la tierra imploran justicia y paz En su Mensaje, el Santo Padre comentando las palabras del profeta Isaías señala que, «todavía hoy el camino de la paz, que san Pablo VI denominó con el nuevo nombre de desarrollo integral, permanece desafortunadamente alejado de la vida real de muchos hombres y mujeres y, por tanto, de la familia humana, que está totalmente interconectada». A pesar de los numerosos esfuerzos encaminados a un diálogo constructivo entre las naciones, señala el Papa, el ruido ensordecedor de las guerras y los conflictos se amplifica, mientras se propagan enfermedades de proporciones pandémicas, se agravan los efectos del cambio climático y de la degradación del medioambiente, empeora la tragedia del hambre y la sed, y sigue dominando un modelo económico que se basa más en el individualismo que en el compartir solidario. Tres caminos para construir una paz duradera En este sentido, el Papa Francisco indica que, en cada época, la paz es tanto un don de lo alto como el fruto de un compromiso compartido. Existe, en efecto, una “arquitectura” de la paz, en la que intervienen las distintas instituciones de la sociedad, y existe un “artesanado” de la paz que nos involucra a cada uno de nosotros personalmente. Por ello, el Papa propone tres caminos para construir una paz duradera. En primer lugar, el diálogo entre las generaciones, como base para la realización de proyectos compartidos. En segundo lugar, la educación, como factor de libertad, responsabilidad y desarrollo. Y, por último, el trabajo para una plena realización de la dignidad humana. Estos tres elementos son esenciales para «la gestación de un pacto social», sin el cual todo proyecto de paz es insustancial. Diálogo entre generaciones para construir la paz Explicando el primer camino para conseguir la paz, el Santo Padre afirma que, en un mundo todavía atenazado por las garras de la pandemia, siempre hay una opción posible: el diálogo. El diálogo entre las generaciones. Y recuerda que, todo diálogo sincero, aunque no esté exento de una dialéctica justa y positiva, requiere siempre una confianza básica entre los interlocutores. Por eso, debemos recuperar esta confianza mutua. Además, el Pontífice recuerda que, dialogar significa escucharse, confrontarse, ponerse de acuerdo y caminar juntos. Fomentar todo esto entre las generaciones significa labrar la dura y estéril tierra del conflicto y la exclusión para cultivar allí las semillas de una paz duradera y compartida. Los grandes retos sociales y los procesos de construcción de la paz no pueden prescindir del diálogo entre los depositarios de la memoria ―los mayores― y los continuadores de la historia ―los jóvenes―; tampoco pueden prescindir de la voluntad de cada uno de nosotros de dar cabida al otro, de no pretender ocupar todo el escenario persiguiendo los propios intereses inmediatos como si no hubiera pasado ni futuro. Si sabemos practicar este diálogo intergeneracional en medio de las dificultades, «podremos estar bien arraigados en el presente, y desde aquí frecuentar el pasado y el futuro: frecuentar el pasado, para aprender de la historia y para sanar las heridas que a veces nos condicionan; frecuentar el futuro, para alimentar el entusiasmo, hacer germinar sueños, suscitar profecías, hacer florecer esperanzas». La instrucción y la educación como motores de la paz Asimismo, el Santo Padre señala que, el segundo camino hacia la paz es la instrucción y la educación. «Estas constituyen los principales vectores de un desarrollo humano integral: hacen a la persona más libre y responsable, y son indispensables para la defensa y la promoción de la paz. En otras palabras, la instrucción y la educación son las bases de una sociedad cohesionada, civil, capaz de generar esperanza, riqueza y progreso». Por tanto, es oportuno y urgente que cuantos tienen responsabilidades de gobierno elaboren políticas económicas que prevean un cambio en la relación entre las inversiones públicas destinadas a la educación y los fondos reservados a los armamentos. Por otra parte, afirma el Papa Francisco la búsqueda de un proceso real de desarme internacional no puede sino causar grandes beneficios al desarrollo de pueblos y naciones, liberando recursos financieros que se empleen de manera más apropiada para la salud, la escuela, las infraestructuras y el cuidado del territorio, entre otros. Invertir en la instrucción y en la educación de las jóvenes generaciones es el camino principal que las conduce, por medio de una preparación específica, a ocupar de manera provechosa un lugar adecuado en el mundo del trabajo. Promover y asegurar el trabajo construye la paz El tercer camino indicado por el Santo Padre es promover y asegurar el trabajo. Ya que el trabajo es un factor indispensable para construir y mantener la paz; es expresión de uno mismo y de los propios dones, pero también es compromiso, esfuerzo, colaboración con otros, porque se trabaja siempre con o por alguien. En esta perspectiva marcadamente social, el trabajo es el lugar donde aprendemos a ofrecer nuestra contribución por un mundo más habitable y hermoso. Pero, la situación del mundo del trabajo, que ya estaba afrontando múltiples desafíos, se ha visto agravada por la pandemia de Covid-19. Millones de actividades económicas y productivas han quebrado; los trabajadores precarios son cada vez más vulnerables; muchos de aquellos que desarrollan servicios esenciales permanecen aún más ocultos a la conciencia pública y política; la instrucción a distancia ha provocado en muchos casos una regresión en el aprendizaje y en los programas educativos. El trabajo, en efecto, es la base sobre la cual se construyen en toda comunidad la justicia y la solidaridad. Por eso, «no debe buscarse que el progreso tecnológico reemplace cada vez más el trabajo humano, con lo cual la humanidad se dañaría a sí misma. El trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal». Es más urgente que nunca que se promuevan en todo el mundo condiciones laborales decentes y dignas, orientadas al bien común y al cuidado de la creación. Es necesario asegurar y sostener la libertad de las iniciativas empresariales y, al mismo tiempo, impulsar una responsabilidad social renovada, para que el beneficio no sea el único principio rector. Avancemos con valentía y creatividad por estos tres caminos Finalmente, el Papa Francisco invita a unir los esfuerzos para salir de la pandemia, y renueva su gratitud a cuantos se han comprometido y continúan dedicándose con generosidad y responsabilidad a garantizar la instrucción, la seguridad y la tutela de los derechos, para ofrecer la atención médica, para facilitar el encuentro entre familiares y enfermos, para brindar ayuda económica a las personas indigentes o que han perdido el trabajo. «A los gobernantes y a cuantos tienen responsabilidades políticas y sociales, a los pastores y a los animadores de las comunidades eclesiales, como también a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, hago un llamamiento para que sigamos avanzando juntos con valentía y creatividad por estos tres caminos: el diálogo entre las generaciones, la educación y el trabajo». MENSAJE PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ 2022[icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar AQUÍ[/icon] Fuente: Vatican News

Vie 29 Oct 2021

Ampliada la fase diocesana del proceso sinodal hasta agosto de 2022

A través de un comunicado la Secretaría General del Sínodo ha informado que se prorroga hasta el 15 de agosto de 2022, la entrega de la síntesis de las consultas al Pueblo de Dios, previstas para la fase inicial diocesana del Sínodo. Según lo señala el mensaje, esto obedece a las múltiples solicitudes hechas por parte de quienes consideran que es importante realizar esta consulta con más calma para dar una "mayor oportunidad al Pueblo de Dios de tener una auténtica experiencia de escucha y diálogo". De ahí la decisión de la prórroga - afirma la nota- que coincide con la propia identidad del Sínodo, es decir, de "una Iglesia sinodal que es una Iglesia que escucha" y busca siempre el bien. Por lo tanto, según lo establecido por el Consejo Ordinario del Sínodo de los Obispos, habrá tiempo hasta el 15 de agosto de 2022 para presentar las síntesis de las consultas de las Conferencias Episcopales, las Iglesias Orientales católicas sui iuris y otros organismos eclesiales. Es importante observar que la Secretaría General del Sínodo de los Obispos abrió la primera fase diocesana del proceso sinodal los días 9 y 10 de octubre en el Vaticano y el 17 de octubre en las Iglesias particulares, sobre el tema “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”, este camino sinodal terminará en su totalidad en el 2023. De hecho, recordamos que el tiempo disponible a partir de octubre de 2021 sirve, en esta fase diocesana que precede a la continental y universal, para una consulta capilar, en la escucha de la totalidad de los bautizados, con las herramientas que proporciona la propia Secretaría del Sínodo. A cada obispo y a cada Conferencia Episcopal, le corresponde entonces la tarea de iniciar caminos que confluyan en el "Encuentro Pre-sinodal", y luego en una síntesis ponerlas a disposición y conocimiento de la Secretaría del Sínodo. Leer comunicado [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]

Lun 27 Sep 2021

¡Oposición!

Por: Mons. Carlos Arturo Quintero Gómez - Seguramente los lectores al leer el título de esta columna esperan que este texto sea una diatriba contra la mal llamada oposición en Colombia. Me animo a pensar en el término como tal, tratando de hacer una reflexión de carácter personal, pues desafortunadamente hoy, todo lo que no se da, según mi criterio, mi parecer y mi forma de pensar, fácilmente se convierte en un obstáculo y, por lo mismo, se termina en medio de una temida oposición; término tan usado y muy desgastado, igual que los conceptos ‘democracia’, ‘libertad’, ‘paz’, ‘civismo’, etc. En Colombia, hablar de oposición se ha vuelto el pan de cada día, hombres y mujeres que incursionan en la política y tienen como misión ser una fuerza que se opone al gobierno de turno. Al menos, en la práctica, se comprueba algo que no debiera ser; pues una oposición no es para resistir a todo proyecto o programa que no nace de sus entrañas; una auténtica oposición debería darse para denunciar atropellos contra la dignidad humana, hacer seguimiento en al arte de gobernar, recordar a los gobiernos de turno que las cosas no se están haciendo bien y para enaltecer la justicia, la paz, la convivencia pacífica, el diálogo. La oposición así, se convierte en una fuerza social que ayuda a gobernar, no a debilitar la institucionalidad. Sin embargo, en nuestra sociedad está haciendo escuela la idea de que la oposición debe ser una piedra en el zapato, llamada a obstruir todo aquello que surge de la iniciativa y creatividad de otras alternativas; de hecho, la oposición muchas veces termina por denigrar de las personas, señalar y hasta condenar; se dedica a azuzar a otros para que no se conviertan en aliados, sino en adversarios. Ahora bien, mientras la oposición critica, señala y condena, en sus propios escenarios construyen entramados económicos poderosos y manipulan a las mentes incautas para ganar adeptos. Una buena oposición en Colombia debería ser propositiva. No descalificar todo acto de gobierno sino unir esfuerzos para presentar alternativas de cambio, contribuyendo al desarrollo humano integral y al progreso económico, hacia la equidad y el respeto por los derechos humanos. El gran problema, es que, en todos los ambientes, no sólo en el escenario político se da la oposición: en el campo deportivo, en los medios de comunicación, en la Iglesia, en las comunidades, en las minorías étnicas y la razón es sencilla, porque aprendimos que, si no estamos de acuerdo, nuestra opción es oponernos. Mal aprendizaje social, porque esta manera de actuar nos puede llevar a la intransigencia, a la negligencia y a endurecer nuestro corazón, terminando por crear ideologías y estructuras de poder, en las que, si alguien piensa diferente, no puede estar en nuestro círculo social, hay que eliminarlo. Realmente grave, muy grave, pues es una actitud que vemos en niños, jóvenes y adolescentes quienes, en casa, terminan por oponerse a las reglas, por cuestionar las pautas de crianza, buscando rápidamente una autonomía animada por los llamados ‘expertos’ que hoy, como dice el Papa Francisco, son los que dicen cómo educar y cómo enseñar. Este escrito no es una descalificación de la oposición, sino una invitación a quienes están en esta orilla, a que asuman su rol con valentía y conciencia ciudadana, coadyuvando en los diversos procesos sociales, hacia la construcción de una sociedad empoderada y justa. Bienvenida la oposición, siempre y cuando se llegue a consensos, se trabaje hombro a hombro para construir y no para destruir. De hecho, como obispo diocesano, quiero invitar a todos los que se han presentado o se lanzarán a la arena política a que diseñen planes de gobiernos serios y se dediquen a hacer sus campañas sin atacar a los otros, presentando ‘ideas’ y propuestas, sin pisotear la fama y el honor de los demás candidatos. El político que considera que para llegar a ocupar una curul, necesita manosear y filtrar información de sus contrincantes, no debería aspirar a un cargo público porque su campaña ya está viciada y no estará dando muestras de que se ocupará del bien común sino de sus propios intereses mezquinos. + Carlos Arturo Quintero Gómez Obispo de Armenia

Mar 24 Ago 2021

¡Hable con Dios!

Por: Mons. Carlos Arturo Quintero Gómez - Definitivamente hablar por celular se ha convertido en una necesidad; la telefonía fija, poco a poco, se esfuma mientras las nuevas tecnologías marcan su ruta. Sin embargo, nos topamos hoy con una cruda realidad: “en la era de las tecnologías somos los seres más incomunicados”; esta afirmación, podría pensarse, refleja pesimismo y negación, pero no es así, pues la tecnología debería acercarnos y no alejarnos; debería propiciar la cultura del encuentro y fortalecer nuestros lazos fraternales. Cuántas veces en casa, se come a la carta, se lleva el celular al comedor, se interrumpen las conversaciones para levantarnos a responder, etc. También podemos constatar que hoy hay saturación de información que impide una buena comunicación. Incluso, ante las crisis, muchas personas hablan de diálogo, mesas de concertación, pero, con facilidad se deja ver la intransigencia, la dureza al hablar o la negativa para escuchar. En fin, las tecnologías, son un maravilloso invento para la humanidad; llegaron para quedarse, no obstante, debemos aprender a usar estas herramientas, que son medios y no fines. Por lo tanto, dedique más tiempo al diálogo en familia, hable con sus hijos, con sus papás, con sus amigos; escuche sin interrumpir, sea coherente, no fracture la comunicación, no se inmiscuya en conversaciones ajenas, use palabras edificantes, evite maltratar o zaherir a las personas con su vocabulario; no se enoje, serénese y hable recurriendo a las pausas, a los silencios; aprenda a callar, no diga todo lo que ve o siente. Y qué decir desde la vida espiritual: hable con Dios y deje que Él le hable. La oración es el mejor camino para encontrarse con Dios; san Agustín decía: “Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de él” y pensaba que la oración nos hace sentir que “somos mendigos de Dios”; estamos necesitados del amor y la misericordia de Dios; así que no tenga miedo y hable con Él, exprésele su dolor, sus alegrías, gozos y esperanzas, dígale que siente. Ahora, querido lector, le invito a ponerse en modo “meditación”, en orden a descubrir un camino interesante para hablar con Dios. Para ello, debo volver a hablar de la telefonía celular. Fijémonos cómo los celulares tienen un pin, ya no tan usado ni conocido. En los celulares podemos encontrar llamadas perdidas, pudiendo identificar desde qué número se ha llamado; usted puede contestar o dejar que suene el celular; puede rechazar la llamada si quiere; puede devolver la llamada o dejar mensaje de voz o incluso, puede apagar su celular. Para hablar con Dios tenga en cuenta todo lo anterior: con Dios no hay que pedir cita, siempre está disponible; Él siempre escucha nuestro clamor, no deja sonar y sonar nuestras plegarias; Con Dios no hay llamadas perdidas, ni hay que dejarle mensajes de voz; Dios jamás rechaza nuestra llamada y siempre está atento a nuestras necesidades, su luz no se apaga. Pues bien, si quiere hablar con Dios tenga en cuenta su número de celular: 33, 3; el pin es: “Jeremías”, así que le invito a leer el pasaje bíblico Jeremías 33,3. No lo escribo aquí para que haga el ejercicio y se dé cuenta que Dios siempre nos escucha. Al terminar de leer el texto, piense: ¿Cómo vivo mi relación con Dios? ¿Qué debo decirle a Dios? ¿Cómo abrir mi corazón para hacer su santa voluntad? Vuelva a leer el texto y descubra la gran riqueza que no se puede rechazar. Que, a partir de hoy, cada día, cada jornada, cada decisión que deba tomar, pase por el oxígeno de la oración que nos hará respirar aire puro y nos abrirá las puertas para hablar siempre con Dios. Así que “hable con Dios”. + Carlos Arturo Quintero Gómez Obispo de Armenia

Mié 7 Jul 2021

Criterios de la CEC 2021–2024: “Comunión permanente, verdad y respeto a la vida”

Este martes 06 de julio, en rueda de prensa, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) presentó a la nueva directiva elegida para guiar el caminar pastoral de la Iglesia que comprende el trienio 2021 – 2024. Durante su intervención, monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia, quien fue elegido para asumir como presidente de esta Institución, agradeció a la junta saliente su servicio de colegialidad episcopal y el aporte que hicieron al país, dejando “un legado de servicio y comunión”. Monseñor Rueda Aparicio mencionó tres criterios que considera marcan las necesidades que tiene hoy no solo la Iglesia, sino también el país; estas, señaló, marcarán la ruta de trabajo para ir avanzando hacia la reconciliación: Camino de comunión permanente, verdad y respeto a la vida. Observó que, entre todos, como miembros de la Iglesia, se tiene la tarea de buscar la verdad y esta, agregó, solo se logra a través del diálogo, de las diversidades, de los distintos puntos de vista que se tienen, del respeto y la escucha, señaló además, que es importante el papel que juega la familia en la construcción de estos escenarios donde los colombianos trabajan y viven. “Le pido al Señor que nosotros, los que hemos sido nombrados para acompañar el caminar de la Iglesia, de la mano de los diferentes actores y en los distintos ambientes, podamos ser servidores de Cristo Jesús que se nos muestra como camino, verdad y vida”, aseveró. La Iglesia no ha dejado nunca de trabajar por la paz Por su parte monseñor Omar Sánchez Cubillos, arzobispo de Popayán y nombrado a ocupar el cargo de vicepresidente de la CEC, al ser interrogado sobre el papel que seguirá realizando la Iglesia durante esta gestión en materia de paz, observó que la Iglesia nunca ha estado ausente de este trabajo y es visible a través de las diferentes acciones que adelantan obispos, párrocos, religiosos, religiosas y laicos a lo largo del territorio nacional, pues “en toda parroquia de esta Colombia hay obreros por la paz”. “Una de las tareas que esta responsabilidad que el Señor nos entrega hoy, a través de la CEC, es pensar el país y ayudarlo a salir de este conflicto que lo aflige en materia de paz. De no resolver el tema de la paz, estaremos estancados en muchos dolores, con muchas fracturas y, finalmente, no veremos el país que nos merecemos”. Un mensaje de cercanía para los jóvenes Monseñor Rueda también se dirigió a los jóvenes, recordándoles que son los protagonistas de este momento histórico que vive el país: “Ustedes son los constructores de la paz, constructores de un país que merece vivir bien, ustedes tienen todos los elementos para poder vivir en unidad, justicia y respeto”. En este sentido también dijo: “Nosotros como Iglesia queremos acompañarlos, los que ya tuvimos una época de juventud, de trabajo y de anhelos los entendemos, queremos estar sirviéndoles a ustedes, en todos los caminos que sean caminos de bien común. Todos los caminos que sean búsquedas honestas para tener regiones en paz, para tener familias en paz, tener un país mejor y donde todos quepamos”. A este respecto, monseñor Luis Manuel Alí Herrera, obispo auxiliar de Bogotá y quien ocupará el cargo de secretario general de la CEC, invitó a los jóvenes a caminar de manera sinodal con la Iglesia, siendo parte activa, dinámica y crítica de ella. Los animó a realizar sus aportes en lo que será la próxima Asamblea Eclesial Latinoamericana que se realizará del 21 al 28 de noviembre en México. “A partir del mes de octubre vamos a iniciar el camino sinodal que nos propone el Papa Francisco; por eso, en estas iniciativas de Iglesia, queremos que los jóvenes nos acompañen, que caminen junto a nosotros y también sean Iglesia con nosotros”. Seguiremos un camino de sinodalidad Monseñor Omar Sánchez explicó que, si quizás el termino sinodalidad no es muy claro para todos, este indica es “un caminar juntos, una capacidad de lectura del otro, de integrar al otro, leer su diferencia y no escandalizarse, estos son elementos que son efectivamente la esencia de la Iglesia”. Igualmente agregó: “Nosotros estaremos al frente para animar la acción pastoral de toda la Iglesia, esta será nuestra responsabilidad, animar a todo el episcopado recogiendo todos los intereses, todas las visiones, todas las preocupaciones y todas las apuestas posibles”. “Así que la sinodalidad por todos los medios será propuesta y promovida por estos años que vienen, pero no como consenso de dos o tres personas, sino que hay un espíritu en la asamblea que quiere realmente renovar la Iglesia colombiana y a partir de esa inspiración, alcanzar esa meta de una sinodalidad encarnada y efectiva que le dé un nuevo matiz de acogida, de encuentro y de participación a todos dentro de la Iglesia”, puntualizó. Cercanía en tiempo de pandemia A este respecto, monseñor Alí Herrera dijo que a la Iglesia le duelen los casi 110.000 fallecidos que ha dejado la pandemia en el país, entre los que se han visto también afectados varios miembros de la Iglesia. “Como todos los colombianos también nosotros hemos tenido pérdidas. Somos conscientes de esta realidad de sufrimiento que se vive. Por ello, queremos ser esa Iglesia que acompaña, que es samaritana, que está muy atenta a las situaciones de dolor de tantas familias”. El prelado agregó que, ante esta situación de dolor, la Iglesia seguirá acompañando, “pero sabiendo que acompañamos a los demás porque somos también ese signo de fragilidad y de vulnerabilidad, como cualquier ser humano”. Seguiremos acompañando un diálogo social Frente a las manifestaciones que se vienen presentando en el país, donde los jóvenes han venido siendo los protagonistas, monseñor Rueda Aparicio, señaló que la Iglesia ha venido y seguirá acompañando, junto con el PNUD, el escenario de diálogo. “Quiero animar a los jóvenes y quiero animar a nuestros gobernantes, animar a los medios de comunicación que juegan un papel muy importante, a las universidades, al PNUD y nosotros como Iglesia nos animamos para seguir acompañando estos diálogos. Creo que cuando somos capaces de mirarnos de frente, de reconocernos, de valorarnos, de no estigmatizar al otro, sino de escucharlo con respeto, siempre vamos encontrando cosas nuevas que nos enriquecen y que nos proponen salidas”, asintió. La sabiduría y la amistad social le hacen falta al país Al referirse a este tema, el arzobispo de Bogotá aseguró que es importante, desde la vida familiar, empezar a cultivar la sabiduría social; considera que es desde el hogar donde se debe compartir y dialogar en las diferencias. “Cuando las distintas generaciones se encuentran y se escuchan, ahí va creciendo esa sabiduría social”. Finalmente, dijo que “la sabiduría social unida a la amistad social son caminos, son herramientas, para ponerlas al servicio del momento histórico de la Iglesia y de la sociedad”.

Mié 16 Jun 2021

Monseñor Henao: "La Iglesia invita a crear un clima de reconciliación"

Tras la decisión del Comité Nacional del Paro de suspender las negociaciones que había iniciado con el Gobierno Nacional hace ya varias semanas, monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social y quien obra como garante por parte de la Iglesia Católica, hizo un nuevo llamado a las partes a que mantengan la voluntad de negociación a lo largo del proceso. Monseñor Henao señaló que se debe adelantar un trabajo de diálogo desde lo territorial y sectorial, e insistió en que se deben seguir escuchando las voces de toda la ciudadanía y de manera especial a los jóvenes. "Tenemos que hacer un esfuerzo para hacer que la negociación sea cada vez más creíble, que mantenga el contacto con las aspiraciones de la ciudadanía, hay que recoger voces de los jóvenes particularmente, voces de los que están sufriendo las consecuencias de un desempleo muy fuerte y una falta de oportunidades; en sí, hay que recoger las voces de los territorios". Indicó, que es importante seguir avanzando hacia un camino orientado a "transformaciones que permitan sanar muchas deficiencias y heridas del pasado" y, además, "crear condiciones para que la sociedad colombiana pueda tener en su conjunto un desarrollo humano, integral, solidario e incluyente"; pero, para ello, agregó el directivo "la Iglesia invita a crear un clima de reconciliación".

Mar 8 Jun 2021

Solidario mensaje de la REPAM al pueblo colombiano

A través de una carta, las directivas de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), al expresar su solidaridad y cercanía al pueblo colombiano, frente a la dolorosa realidad de violencia que vive actualmente, hace una invitación para que se abra un “diálogo honesto, abierto, justo y permanente”, que lleve a la pacificación del país. "Eso implica la voluntad de una escucha atenta que, reconociendo las diferencias, construya nuevos caminos para reconstruir la democracia, fundamento de la coexistencia pacífica de la nación (...) Al solidarizarnos con las formas pacíficas de protesta, instamos a confiar en el camino del diálogo y pedimos que las expresiones ciudadanas sean respetadas y defendidas". En el mensaje, que fue suscrito por el cardenal Pedro Barreto Jimeno, arzobispo de Huancayo (Perú) y presidente de la REPAM, y monseñor Rafael Cob García, obispo de Puyo (Ecuador) y vicepresidente de la REPAM, observan que “la protesta social tampoco justifica actos de violencia de algunos manifestantes denominados “vándalos”, que deslegitiman y desprestigian las reivindicaciones justas de los que se movilizan pacíficamente. No quisiéramos, de ninguna manera, que los estallidos actuales lleven al país a un abismo de violencia que no sea posible de detener". Advierten que la situación en Colombia, al igual que en otros países de la región, ha sido el resultado del descontento de las muchas demandas no satisfechas y de las promesas no cumplidas. "Creemos que, en Colombia, igual que en otros países de la región, la democracia se encuentra en peligro y su futuro está en juego". Finalmente, como Red Eclesial Panamazónica - REPAM, ofrecen sus oficios para acompañar "estos procesos de búsqueda del pueblo colombiano con miras a una auténtica paz y justicia social, esperando que todos y todas podamos ser signos de esperanza en la construcción de una verdadera fraternidad". [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar carta[/icon]