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evangelización

Mié 16 Mar 2022

En Pereira todo dispuesto para el primer Congreso Regional Misionero

Bajo el lema “Con María misionera más allá de las fronteras”, se realizará en la ciudad de Pereira, del 18 al 20 de marzo, el Primer Congreso Regional Misionero, que busca “mantener viva la solicitud por la misión ad gentes en la evangelización hoy en Colombia y celebrar los aniversarios misioneros en el 2022”. En esta ocasión, el comité organizador designó como sede la Diócesis de Pereira, quienes con el tema: “La acción misionera ad gentes, paradigma de la evangelización”, estarán animando este importante evento eclesial. Este espacio de reflexión busca entre otros objetivos: fortalecer el compromiso misionero ad gentes de todo bautizado; revitalizar la vida eclesial en clave de misión ad gentes; consolidar la cooperación misionera afectiva y efectiva entre las Iglesias particulares del país; avanzar en el compromiso de la Iglesia colombiana con la misión ad gentes universal; y celebrar los aniversarios misioneros del año 2022 para visibilizar el testimonio misionero de la Iglesia. Este será el primero de cuatro pre-congresos que la Comisión Episcopal de Misiones de la Conferencia Episcopal de Colombia, las Obras Misionales Pontificias (OMP) y el Consejo Nacional Misionero, CONAMI, proponen como preparación para el XIII Congreso Nacional Misionero que se realizará en agosto del 2024. La ponencia central de este evento está titulada: La misión Ad gentes, paradigma de la acción evangelizadora de toda Iglesia particular. Además, monseñor Mario de Jesús Álvarez Gómez, obispo de Istmina-Tadó y presidente de la Comisión Episcopal de Misiones, intervendrá con la conferencia: Clamores de la misión. El evento se realizará de manera presencial y podrá seguirse a través de los canales virtuales de la Diócesis de Pereira Facebook-YouTubey por el Facebook de la Conferencia Episcopal @Episcopadocol [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar AGENDA[/icon]

Mar 23 Nov 2021

“En la Asamblea Eclesial nos hermanamos en diversidad de ministerios y carismas”: Mons. Cabrejos

En la Solemnidad de Cristo Rey, a los pies de María de Guadalupe, la Iglesia de América Latina y el Caribe se ha reunido para abrir la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe. En una Eucaristía presidida por Mons. Miguel Cabrejos, el presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), ha afirmado que los participantes de la Asamblea, más de mil, entre los presentes en Ciudad de México y quienes participan virtualmente, estaban allí para dar “gracias a Dios por esta nueva experiencia de vivir, sentir y participar en la Iglesia”. Espíritu de escucha, sinodalidad y unidad eclesial En su homilía, el arzobispo de Trujillo, afirmaba que la Asamblea Eclesial llega después de “un largo camino recorrido juntos, escuchando a todos, sintiendo lo hermoso que es ser miembro del Cuerpo Místico de Cristo, protagonistas y corresponsables de la evangelización como discípulos misioneros”. Pedía a Dios “que abra nuestro corazón para dejarnos guiar en espíritu de escucha, sinodalidad y unidad eclesial, y descubrir lo que Él quiere decirnos como pueblo de Dios en camino”. Llamando a hacer la Voluntad de Dios, dijo que “la verdadera grandeza está en dejarse iluminar por la Luz de la Verdad, en descubrir la acción de Dios en la historia, en adherirse al proyecto de Jesucristo y tener la verdad como norma suprema de comportamiento”. El prelado peruano comparaba esta Asamblea con la Conferencia de Medellín, que definía como “la ‘recepción creativa’ del Concilio Vaticano II en un contexto marcado por la pobreza y la exclusión”. Del mismo modo, ha dicho ver esta Asamblea Eclesial como momento “para ‘reavivar Aparecida’, que reafirmó la renovación conciliar, busca contribuir para una ‘segunda recepción’ del Vaticano II en el nuevo contexto en que vivimos”. Una Asamblea del Pueblo de Dios Según Mons. Cabrejos es una Asamblea histórica, “pues, en vez de haber realizado la VI Conferencia General de los Obispos, el Papa Francisco, propuso esta Asamblea Eclesial, integrada por representantes de todo el Pueblo de Dios”. Estamos ante “el paso de una asamblea donde participaban sólo Obispos, a una Asamblea plenamente Eclesial”, insistió el presidente del Celam. Destacando la amplia participación, Mons. Cabrejos señaló que en la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, “nos hermanamos en diversidad de ministerios y carismas”. Junto con ello, “inaugura un nuevo organismo sinodal en el ámbito continental, que sitúa la colegialidad episcopal en el seno de la sinodalidad eclesial, expresión de la vinculación del Obispo con el Pueblo de Dios en su Iglesia Local, y de concepción de la Iglesia universal como una ‘Iglesia de Iglesias Locales’, presididas en la unidad por el Obispo de la Iglesia de Roma, con Pedro y bajo Pedro”. Nuevo Pentecostés Es un nuevo Pentecostés, en el que también está presente “Nuestra Madre, María del Tepeyac, quien representa a todas las advocaciones que sostienen y sustentan la vida e identidad de nuestros pueblos Latinoamericanos y Caribeños”. A ella invocaba “su fiel y potente intercesión, para que nos muestre el rostro y la mirada de Cristo en esta etapa de encuentro presencial y virtual". A María de Guadalupe también le pedía “que nos señale el camino que Dios desea para su Iglesia en nuestra región”, y docilidad “para asumir un proceso de conversión permanente, en comunión con el Concilio Vaticano II y el Papa Francisco, en camino al Sínodo sobre la Sinodalidad, y lo que signifiquen las exigencias pastorales hacia el Jubileo del acontecimiento Guadalupano (2031) y el de la Redención (2033)”. A ella le ofrecía el camino recorrido desde Aparecida, de la que, recordando las palabras del Papa Francisco, “todavía tiene mucho que ofrecer”. Cristo sigue crucificado en los vulnerables Mostrando la voluntad de acompañarle en este Kairós, Mons. Cabrejos ha dicho querer, “en la difícil unidad en la diversidad, responder y acompañar a todo el pueblo de Dios en una hora profundamente compleja y difícil”, insistiendo en no olvidar que en los vulnerables, “¡Cristo sigue crucificado en ellos!”. A la luz del Evangelio del día, denunciaba la ruptura de comunión y de fraternidad, lo que se hace presente “en la inequidad; en la violencia extendida; en los falsos testimonios de líderes que abandonan el sentido de servicio de sus responsabilidades; en la crisis sin precedentes de nuestra casa común, donde los preferidos del Señor son los más afectados”. Junto con ello se sentía interpelado por el dolor de las mujeres, “quienes han sufrido abusos o exclusión sistemática”, también por los migrantes, muchas veces rechazados. Para la Asamblea que se inicia, el presidente del Celam ha pedido “el don de la escucha, aquella que nos lleve a salir de nuestras reducidas posiciones particulares, y nos acerque a los hermanos y hermanas para buscar a Dios en común y en comunión”. También pedía seguir el ejemplo de San Juan Diego, “para abrir nuestros corazones a la interculturalidad, sin temores ni dudas”.

Lun 16 Nov 2020

Rafael Luciani: “Ante la pandemia, pensar en clave sinodal”

Otro de los ponentes invitados a la reciente reunión virtual de los obispos colombianos fue el laico venezolano Rafael Luciani Rivero, doctor en Teología de la Pontificia Universidad Gregoriana. Luciani afirmó que la crisis actual por causa de la pandemia, que se vive a nivel pastoral en todas las iglesias locales del mundo, requiere una revisión desde un modelo espiritual, pastoral e institucional, advirtiendo que para ello es necesario pensar en clave sinodal. "Si la conversión pastoral no se da de manera sinodal, se puede correr el riesgo de repetir modelos anteriores. La pastoral no puede ser pensada sin ser tratada en clave sinodal, esto significa discernir la identidad y misión evangelizadora actual en sus distintas estructuras, como son las curias, parroquias o comunidades", afirmó. Para pensar en un modelo de transmisión de la fe renovado, se hace necesario contar con espacios conjuntos de discernimiento donde se realice un diagnóstico y participen allí, como actores: el episcopado, el clero, la vida religiosa y el laicado. "No puede hacerse una propuesta de pastoral sin revisar si tenemos la formación suficiente y las estructuras necesarias para responder a esa realidad cambiante que estamos viviendo". Explicó que no se trata de hacer algo completamente nuevo, sino pensar en las instancias y mediaciones que no están siendo adecuadas para que la transmisión de la fe sea atractiva, que llegue y sea capaz de generar procesos de recepción de la fe. Reforma de estructuras y mentalidades para un nuevo milenio Recordó como el Papa Francisco al hablar de “sinodalidad”, propone también un nuevo modelo y modo de proceder para todo un milenio, es decir, el proceso que de ahora en adelante la Iglesia ha de seguir para entender su propia identidad. "Hay que hacer una reforma de mentalidades y de instituciones en toda su complejidad, el cambio de época implica predicarnos por las mediaciones nuevas que necesitamos, la forma de estar en la sociedad, es decir, que si estamos en un cambio de época hay necesariamente que pensar en un cambio del modelo institucional eclesial". Afirmó que, a raíz de la pandemia, se revela como el gran signo de los tiempos la inequidad. "Ya no se trata solo de los sectores que han sido pobres, sino también del empobrecimiento a todos los niveles de la sociedad, de todos los estratos; entonces el empobrecimiento se convierte hoy en un gran reto pastoral". Nuevos procesos de inculturación Finalmente, invitó a pensar en una pastoral de comunidades como ya toda la tradición del magisterio latinoamericano lo ha venido diciendo, es decir, la articulación de las pequeñas comunidades. "Una forma de aprender a escuchar los nuevos signos de los tiempos en las realidades actuales, es con las comunidades caminando hacia una nueva manera de vivir el cristianismo y una forma de ayudar a hacerlo, a mi parecer, es crear comunidades pequeñas, ambientales, que permitan a la parroquia que pueda ser en este momento comunidad de comunidades".

Jue 8 Oct 2020

Octubre, mes de las Misiones: “Aquí estoy, mándame”

El Centro Nacional Misionero en unión con Obras Misionales Pontificias invita a vivir el Mes de las Misiones 2020, siguiendo el llamado del papa Francisco, al retomar el texto de Isaías 6,8: “Aquí estoy, mándame”, y recordando que en medio de la pandemia la Iglesia sigue evangelizando. “El año pasado, con motivo del Mes Misionero Extraordinario, el lema bautizados y enviados nos invitaba a ser conscientes de que la misión es tarea de todos los bautizados y este es un encargo que hemos recibido del mismo Jesucristo en el Evangelio”, afirma el padre Ramiro Antonio López, director del departamento de Animación Misionera de la Conferencia Episcopal de Colombia. Es así como, agrega, “este año hemos querido distribuir las cuatro semanas del mes de octubre haciendo énfasis en varias dimensiones de la misión: 1) Formación, ya que es necesario que todo bautizado profundice en el conocimiento de Jesucristo y de la Iglesia para poder prepararse bien y anunciar el Evangelio de un modo eficaz; 2) Oración, está es la base fundamental de la misión, ya que con ella intercedemos por los misioneros y, en diálogo con el Señor, podemos discernir mejor qué es lo que nos pide en este momento concreto de la historia; 3) Caridad misionera, vivida afectiva y efectivamente, ya que todos desde lo poco o mucho que poseemos podemos contribuir para ayudar al sostenimiento de los territorios de misión, no solo materialmente, sino que podemos darnos a nosotros mismos, nuestro tiempo y los dones y carismas que hemos recibido, poniéndolos al servicio de las misiones. En especial recordamos el Domingo Mundial de las Misiones conocido como el DOMUND, durante el que, desde nuestras posibilidades, podemos dar una ofrenda para las misiones; 4) Testigos de la misión. Entre nosotros, muchos hombres y mujeres siguen siendo un verdadero ejemplo en la entrega que hacen para anunciar el Evangelio, además nos estimula el testimonio de los santos misioneros, entre ellos, destacamos a nuestra santa colombiana Laura Montoya Upegui, quien se santificó en la misión con los indígenas y cuya fiesta se celebra el 21 de octubre. [icon class='fa fa-download fa-2x']El Sueño cultural del Papa[/icon] [icon class='fa fa-download fa-2x']Mensaje del Papa Francisco a las Obras Misionales Pontificias 2020[/icon] Materiales para vivir el Mes de las Misiones 2020 A lo largo del mes, en las diferentes regiones del país, se tendrán algunas transmisiones de actividades que nos ayudan a vivir el mes de octubre como un verdadero mes dedicado a la obra de la evangelización. Encuentre, a continuación, los distintos insumos desarrollados para esta jornada. Formación: Encuentro misionero 1 - La realidad que nos golpea -[icon class='fa fa-download fa-2x']Descargue aquí[/icon] Encuentro misionero 2 - Desde nuestra condición -[icon class='fa fa-download fa-2x']Descargue aquí[/icon] Encuentro Misionero 3 - Aquí estoy, envíame -[icon class='fa fa-download fa-2x']Descargue aquí[/icon] Encuentro infancia1 - Niños y adolescentes- Aquí estoy, mándame -[icon class='fa fa-download fa-2x']Descargue aquí[/icon] EncuentroInfancia 2. Espiritualidad Misionera -[icon class='fa fa-download fa-2x']Descargue aquí[/icon] Encuentroinfancia3 - Compartir misionero -[icon class='fa fa-download fa-2x']Descargue aquí[/icon] Encuentroinfancia4 - Servicio misionero -[icon class='fa fa-download fa-2x']Descargue aquí[/icon] Oración Rosario Misionero[icon class='fa fa-download fa-2x']Descargue aquí[/icon] Oración por las misiones[icon class='fa fa-download fa-2x']Descargue aquí[/icon] Guión Misa y Hora Santa[icon class='fa fa-download fa-2x']Descargue aquí[/icon] Caridad Afiche[icon class='fa fa-download fa-2x']Descargue aquí[/icon] La caridad misionera empeño de todos para sostener la evangelización[icon class='fa fa-download fa-2x']Descargue aquí[/icon] Testigos de la misión Afiche Santa Laura[icon class='fa fa-download fa-2x']Descargue aquí[/icon] Perfil Santa Laura Montoya[icon class='fa fa-download fa-2x']Descargue aquí[/icon] Perfil Santa Teresita del Niño Jesús[icon class='fa fa-download fa-2x']Descargue aquí[/icon]

Mar 21 Jul 2020

Dios guía nuestra historia

Por: Mons. Omar de Jesús Mejía Giraldo - Mensaje del arzobispo de Florencia con motivo del primer aniversario de la creación de la Provincia Eclesiástica de Florencia. Saludo cordial de Paz y Bien. Todo lo que Dios crea lo crea por amor, con amor y para el amor. Dios guía nuestra historia. Dios es el Señor de la vida. Dios es y todo lo demás es desde Dios. A Dios demos gracias hoy y siempre, por la obra que ha realizado en nuestra Iglesia Particular, por todo lo que hoy sigue haciendo y por lo que hará hasta los confines de la historia. Hace un año estábamos celebrando con júbilo, con alegría y gozo la ceremonia litúrgica y canónica en la que el Señor Nuncio apostólico, Luís Mariano Montemayor, en representación del Santo Padre Francisco elevaba nuestra Iglesia particular de Florencia a la dignidad de Arquidiócesis metropolitana. Hoy damos gracias al buen Dios de la misericordia, porque “ha estado grande con nosotros por eso estamos alegres” (Cf Sal 125). Damos gracias al Santo Padre, porque se ha dignado mirar con amor y esperanza la Iglesia de la amazonia colombiana. Damos gracias a Dios por tantos misioneros y misioneras que han entregado su vida por la causa del Evangelio en esta porción del pueblo de Dios que peregrina en medio de múltiples sombras y luces de esperanza cristiana. Infinita gratitud a los misioneros capuchinos, a los misioneros del Instituto de la consolata, por donar sus vidas en las selvas húmedas y malsanas de la amazonia de los siglos pasados; gracias, porque ustedes han sido, desde Cristo y con el poder del Espíritu Santo, quiénes han sembrado por primera vez la semilla del Evangelio en estás tierras de “indios” (pueblos originarios), de colonos y mestizos, de campesinos, de hombres y mujeres de tesón y luchadores por forjar un mundo mejor. Hoy es un día para dar gracias a Dios por los obispos, sacerdotes, religiosos (as) y tantos fieles laicos que han asumido con dedicación y esmero la causa del Reino de Dios, en esta porción de Iglesia, que se ha gestado y desarrollado en la amazonía colombiana, sólo y únicamente con el afán de dar gloria a Dios y servir a los hermanos. Gracias a ustedes queridos obispos, sacerdotes, religiosos (as), seminaristas y hermanos todos, por ser fieles al Evangelio. Gracias a todos: a las autoridades civiles, militares y de policía, gracias al mundo de las comunicaciones, gracias a los líderes y demás hombres y mujeres de esta bella amazonia colombiana por acoger con afecto, cariño y esperanza el mensaje del Evangelio que les anunciamos en nombre del Señor. Un año como Arquidiócesis, liderando el trabajo misionero en la amazonia colombiana. Un año con la delicada tarea de ser Sede Metropolitana. Un año de grandes acontecimientos en la Iglesia: Sínodo de la Amazonia, Exhortación apostólica, “Querida Amazonia”. Un año de grandes crisis mundiales y de grandes transformaciones sociales. Un año en el que nos ha correspondido asumir una Pandemia: COVID 19, realidad para la cual ninguno estábamos preparados. Sin embargo, aquí estamos en actitud de esperanza, animados y animándonos unos a otros y diciéndonos: ¡Siempre adelante, Dios guía nuestra historia! Dice la Palabra: “Vengan a mí los que van cansados, llevando pesadas cargas, y yo los aliviaré (Mt 11,28). Estimados obispos, queridos sacerdotes, religiosos (as), agentes evangelizadores, misioneros (as), hermanos todos, no pensemos que a nosotros nos ha correspondido vivir el momento más difícil de la historia, por favor, no. Observemos con la lupa de la fe el pasado y nos daremos cuenta como tremendos gigantes, hombres y mujeres de fe, nos llevan sobre sus hombros. Nuestra generación ha sido bendecida, porque hemos sido beneficiados de las Semillas del Reino que han sembrado nuestros mayores. Venimos generalmente de hogares bien constituidos, de una sociedad, por lo menos en su exterioridad, con un nivel económico estable (aunque no todos). Estábamos muy esperanzados y teníamos momentos de cierta placidez, porque, creíamos que habíamos superado una guerra fratricida que nos ha desgastado por más de medio siglo. Teníamos un cierto nivel de alivio. Pero, aquí estamos en un contexto de mundo totalmente novedoso e incierto. Como personas de fe, no podemos perder la esperanza, a nosotros nos corresponde vivir con alegría y serenidad el “instante vital” en el cual estamos insertos. Una vez más y de una manera contundente la historia nos ha dicho: “Somos frágiles y nos necesitamos los unos a los otros”. Nos habíamos creído autosuficientes, creíamos que nos bastábamos solos. El Santo Padre Francisco nos lo ha recordado: “Vamos en la misma barca”. Una vez más la vida nos dice: por esencia somos sociables, sin la comunión con Dios, con los demás y con la naturaleza moriremos, porque todo está interconectado. La vida es una integridad, en la cual entendemos que, si un miembro sufre, todos sufren con él (Cf 1 Cor 11,1-ss). La fe nos enseña que debemos ir siempre hacía adelante en busca de la tierra prometida (Cf Gén 12,1-9). No es tiempo de llorar, no es tiempo de lamentaciones, no es tiempo para estar buscando culpables; en este momento, “quien piensa pierde”. La historia más pronto que tarde, nos explicará el momento histórico que estamos viviendo. Por ahora, asumámoslo sin pusilanimidad, vivámoslo con esperanza, con sensibilidad humana y divina. No nos sentemos a llorar sobre la leche derramada. Es tiempo para la esperanza. Estemos seguros de que la historia venidera no será igual a la de ayer. Ojalá superemos lo odios, las venganzas, los resentimientos, los deseos desesperados por enriquecernos en contra del plan de Dios, destruyendo al ser humano y gastando sin misericordia las riquezas de la naturaleza. En muchas cosas no podemos seguir como antes; por eso, no estemos pensando, ¿y cuando será que volvemos al mundo de antes? ¿Cuándo será el día cero? En nuestra misión y tarea como Iglesia los invito a confiar absolutamente en el amor providencial y misericordioso de Dios. Perdónenme que haga una referencia a mi madre, ella dice: “Dios no se ha muerto ni está enfermo”. Nuestra fe nos enseña que “Dios es amor” (1 Jn 4,8). “Dios nos primerea en el amor” (Francisco). El amor de Dios que ama tanto e infinitamente al mundo es un amor que se manifiesta en su naturaleza eterna, inmutable, omnipresente, omnisciente y omnipotente (atributos divinos naturales). Y a su vez, es un Dios que se manifiesta en su amor, en su justicia, en la Verdad, en su Sabiduría y en su santidad (atributos divinos morales). Puede ser que esta situación se alargue por mucho tiempo, nadie lo sabe, hoy vivimos en el mundo de lo impredecible, al fin, la fe es búsqueda, expectativa, tensión, camino, desierto. La fe se plenifica en la esperanza y en la caridad. Por eso, en actitud orante, con espíritu sinodal, soñemos la Iglesia como la soñó Cristo, soñemos la Iglesia como la sueña el Santo Padre Francisco, soñemos la Iglesia como la soñamos en las conversaciones callejeras, soñemos la Iglesia como la deseamos tantas veces en nuestros planes de pastoral. Somos Iglesia con rostro amazónico y en salida misionera: soñemos con el Santo Padre con una conversión cultural, social, sinodal y eclesial. Desbórdense, nos decía el Papa Francisco en el sínodo de la Amazonia. Desbordémonos, queridos hermanos obispos en amor por las almas. Dios nos regale celo y creatividad pastoral. Desbordémonos, estimados sacerdotes, en vida divina, en espiritualidad, en Evangelio, en caridad fraterna, en misericordia, en compasión, en entusiasmo y entrega por causa del Reino de Dios. Desbordémonos en amar a los demás, especialmente a los más pobres y necesitados, desde Dios y para la mayor honra y gloria de Dios. Desbordémonos estimadas religiosas (os), seminaristas, misioneros, misioneras, agentes de evangelización en amor por la Palabra, al Magisterio de la Iglesia y en amor a la Santísima Virgen María. Serán guías segurísimos en la iluminación de la realidad que estamos viviendo. Desbordémonos, querida sociedad amazónica, en la búsqueda de una nueva sociedad, una sociedad más incluyente, donde todos, de verdad seamos y nos sintamos hermanos. Líderes religiosos, también de otras confesiones religiosas, somos amazonia, somos territorio, somos identidad regional. Líderes políticos y sociales, institucionalidad, es la hora de la unidad. Solos no somos capaces, solos nos fraccionamos, nos reventamos y nos revientan. Urgente que entre todos luchemos por la dignificación de la salud pública en la amazonia colombiana. El Papa Francisco nos dice: “Una sociedad que descuida a los más frágiles, sobre todo, los niños y los ancianos, es una sociedad enferma”. Urgente, queridos gobernantes, la buena utilización de los recursos públicos, que estos tengan de verdad el fin de prestar un servicio al bien común, por amor a Dios, que estos bienes, sean sagrados. Querida sociedad, por favor, ya, vinculemos la actitud ética en nuestro pensar y actuar cotidiano. Esta pandemia ha puesto a prueba nuestra humanidad. A todos nos ha sacudido, la institucionalidad tendrá que ser diferente a partir de ahora. La Iglesia tendrá que ser la Iglesia de Cristo. La sociedad tendrá que ser una sociedad nueva. Es hora de que todos asumamos nuestra propia responsabilidad. El presente es ya. No esperemos el día cero, quizás nunca llegará, no ocultemos más el misterio de la muerte, a todos nos alcanzará. No centremos nuestra mirada solo en los súper poderes de la ciencia y de la técnica. Recordemos: Dios guía nuestra historia. Es impostergable la necesidad imperiosa de construir una sociedad más fraterna, donde no haya una brecha tan prolongada entre los ricos, los más ricos, los pobres y los más pobres. Caigamos en la nota: No hay actos individuales que no tengan consecuencias sociales, la vida es siempre una vida en común. El nuevo humanismo significa fraternidad universal. Ya se ha dado la revolución industrial, la revolución de la ciencia y la tecnología, estamos en la revolución virtual; el futuro del mundo tendrá que ser una revolución de la fraternidad, comencemos ya. Somos una casa común y una sola familia, como nos lo ha recordado tantas veces el Papa Francisco. ¿Queremos derrotar el COVID? Derrotemos primero nuestros egoísmos, vivamos la solidaridad humana. Seamos cómplices para hacer el bien. Atendamos con urgencia el campo de la salud, cada uno aportemos lo que esté de nuestra parte, hagámoslo pensando siempre en el bien común y no solo en mi propio bien. Seamos solidarios, cuidémonos para cuidar a los demás. Agentes de la salud, gracias por su esfuerzo, por su entrega y por su generosidad. Administradores de salud, por favor, es urgente un plan de salud más proactivo en el tema de la prevención, recuerden el dicho popular: “es mejor prevenir que curar”. Con seguridad que “es menos costoso prevenir que curar”. A todos, un llamado a la esperanza, no a la resignación, ¡de esta salimos todos o nos hundimos todos! No a la nostalgia por volver al pasado. Hoy es el tiempo de Dios. Dios guía la historia. Hoy es la gran oportunidad para que soñemos una sociedad, todos juntos y de la mano de Dios. Hoy es el momento oportuno para decirle a nuestras comunidades ancestrales, ustedes tienen razón, la clave está en el “Buen vivir”. Cada uno de nosotros es indispensable, somos diferentes, pero, aquí esta la clave: desde la diversidad construiremos la unidad. Líderes religiosos, institucionalidad, hermanos todos…, el futuro es ya. Dios guía nuestra historia. Necesitamos seamos próximos unos de otros. Tenemos que ser próximos a los más débiles de la sociedad, no para seguir alimentando su pobreza, sino para que entre todos jalonemos un futuro mejor, donde el “Buen vivir”, no sea un privilegio de unos cuantos, sino un honor de todos. El futuro es ya. ¡Ánimo, de la mano de Dios y juntos podemos!. + Omar de Jesús Mejía Giraldo Arzobispo de Florencia

Mié 8 Jul 2020

Análisis de la realidad y desafíos de la acción evangelizadora

En desarrollo de la 110 Asamblea Plenaria del Episcopado colombiano, los obispos del país, a la luz del Evangelio y con el apoyo de expertos en distintos ámbitos de la realidad nacional, avanzan en la proyección de claves y directrices pastorales para continuar la tarea evangelizadora. La familia, célula de la sociedad; el ámbito educativo y formativo; los sectores de la economía, la salud, la distribución de tierras, las comunicaciones; y flagelos como la corrupción y el recrudecimiento de la violencia en las regiones, fueron tópicos orientadores para la reflexión en torno a la misión de la Conferencia Episcopal y de la Iglesia Católica en la hora presente en Colombia, marcada por la pandemia del Covid-19. Dentro de los ecos y énfasis de la jornada presentados, al finalizar las intervenciones virtuales de los especialistas, por monseñor Jaime Alberto Mancera Casas, vicario episcopal para la dimensión social de la evangelización, de la arquidiócesis de Bogotá, se destaca la importancia de “reconocer que la crisis social, humanitaria, cultural y ecológica es anterior y la pandemia del coronavirus lo que ha hecho es visibilizarla. Partiendo de esta premisa es vital centrar la atención en el tipo de sociedad que estamos construyendo”. En esta línea, precisa monseñor Mancera, “es interesante que miremos la espiritualidad con la cual hay que afrontar esta situación”: 1. Necesidad de aceptar la incertidumbre. Dos conceptos orientan esta perspectiva: adaptarse y superar. “Estamos llamados a pasar de una simple reacción, cómo nos tocó en todos los contextos, a adaptarnos para también superarnos y salir adelante con una actitud resiliente. 2.Interiorizar y poner en práctica una actitud de humildad. “Se ha puesto en evidencia que nadie puede levantar la mano y decir que tiene todas las respuestas, ni que tiene la solución a los problemas; por tanto, nos necesitamos unos a otros, todos tenemos algo importante para aportar”. 3.Desafío de reconciliarse con el futuro. “Soñar con una era de la solidaridad, que el aprendizaje que deje esta experiencia sea la necesidad de construir una sociedad más compasiva, esto implica una reconciliación con el futuro, que en un primer momento no es clara, pero que estamos llamados a asumir". 4. Apertura hacia la lectura de fe."Pasar a la pregunta ¿qué está haciendo Dios en medio de estas circunstancias y qué espera de nosotros?" 5. Adaptación Pastoral. En este ámbito se destaca “la labor educativa - informativa que la Iglesia puede realizar, es decir, su capacidad de llegar a muchos para formar la conciencia; su capacidad de influir para bien en la vida de las personas; su capacidad para transmitir una visión y un horizonte de esperanza frente a lo que está pasando; y su extensión en el territorio nacional". 6. Los dilemas éticos y morales. “Exigen de la Iglesia su labor educativa, formadora de conciencia (…) Un especial énfasis en la formación de la familia, tanto en la preparación remota como el acompañamiento de los primeros años de la vida familiar, porque es desde esa raíz donde salimos a afrontar las circunstancias”. 7. Capacidad de convocatoria. Ser conscientes de la “capacidad profética de la Iglesia”, de su posibilidad de reclamar el cumplimiento de los deberes del Estado y de los deberes de los ciudadanos, “porque la responsabilidad es conjunta”. 8.Adaptación. En este nivel también se encuentra la virtualidad; “estos espacios de las tecnologías de la información y la comunicación requieren nuevas pedagogías. No sólo se trata de transmitir la misa a través del celular y circular en las redes sociales, se debe tener en cuenta que esa transmisión lleve a una experiencia de encuentro con el Señor, a una experiencia de oración”. “Necesitamos resolver preguntas pedagógicas en el uso de ésta virtualidad en la catequesis, la liturgia, en los cursos pre-sacramentales, en todo lo que nos ha pasado y nos está pasando en este momento en nuestras comunidades, en nuestras diócesis, y la manera como nos estamos adaptando a la nueva situación”. El lema que acompañó el trabajo de los obispos en la primera asamblea plenaria virtual de la historia es: “Al servicio del Evangelio, para la esperanza de Colombia".

Mié 9 Oct 2019

Conozca la acción social de la Iglesia Católica en la región nororiental

En un esfuerzo por articular la acción pastoral y evangelizadora de la Iglesia en el nororiente colombiano, el periódico diocesano La Verdad, de Cúcuta, presentó, en su edición número 849, un especial sobre el servicio y acompañamiento de la Iglesia Católica a las comunidades de la zona. Acompañamiento comunitario, formación en la fe, pastoral, cuidado de la Casa Común, defensa de la vida y promoción de la dignidad humana, son algunas de los aspectos destacados en la publicación que revela cómo, desde la Doctrina Social de la Iglesia, la Arquidiócesis de Nueva Pamplona, las Diócesis de Cúcuta, Ocaña, Arauca y Tibú, mitigan la crisis que afecta al nororiente colombiano. Los pastores de estas Iglesias Particulares: Mons. Víctor Ochoa (Obispo de Cúcuta); Mons. Jaime Cristóbal Abril (Administrador diocesano de Pamplona); Mons. Gabriel Villa Vahos (Obispo de Ocaña); pbro. José María Bolívar (Administrador diocesano de Arauca) y Mons. Omar Sánchez (Obispo de Tibú), junto a sus respectivas Pastorales Sociales, colaboraron atentamente con el contenido de esta edición especial. Descargue edición 849 Fuente: Centro de Comunicaciones Diócesis de Cúcuta

Jue 30 Mayo 2019

‘Encuentros fascinantes con Jesús’, tercera serie radial online

Los programas, trasmitidos através de la fanpage @episcopadocol, serán dirigidos por el padre Jorge Enrique Bustamante Mora, Director de los Departamentos de Doctrina y Promoción de la Unidad y del Diálogo. Durante la primera entrega de la serie, el viernes 31 de mayo, a las 10:30 de la mañana, se animará y orientará para lograr un encuentro real con la persona de Jesús. “Serán tres capítulos en los que se reflexionará sobre encuentros de Jesús en tres momentos. En el primer programa se abordarán encuentros que tuvo durante su vida; en el segundo, los encuentros con El Resucitado; como cierre se hablará sobre los encuentros con Jesús hoy en la Iglesia”, explicó el sacerdote. La temática surge ante la insistencia de Aparecida y los documentos de la Iglesia que iluminan la nueva evangelización. “Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque «nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor»” EG. N°3.