Pasar al contenido principal

josé augusto rivera

Dom 6 Jun 2021

“El ritual de la reconciliación”, la escultura colombiana en el Vaticano

José Augusto Rivera Castro, escultor colombiano nacido en el municipio de Herveo, departamento del Tolima, ha dedicado su vida artística a producir obras que tienen que ver con acontecimientos nacionales, siempre en la perspectiva de hacer reflexionar al público acerca de ideales sublimes que tiendan a la justicia, la solidaridad, la esperanza, la reconciliación y la paz. En esta línea creó la escultura “El ritual de la reconciliación” que, según afirma, “tiene todo que ver con la vida violenta que hemos vivido a través de tantos años en Colombia” y que en el momento que la pensó, la relacionó con la firma del acuerdo de paz para nuestro país, en Cuba. “Mi reflexión fue: si ese acuerdo de paz se firma con la guerrilla más numerosa y que más dolor le ha causado a este país, entonces lo que sigue es el perdón y la reconciliación, tal como lo ha planteado el Papa Francisco en todos los lugares del mundo donde él ha ido a predicar”. Para conocer más sobre esta escultura que, muy pronto, estará en los jardines del Vaticano, nos reunimos virtualmente con Rivera Castro, y hoy compartimos esta entrevista con ustedes. ¿Por qué un grupo de personas abrazándose? Explíquenos la obra Bueno, el asunto es que aquí tenemos un problema que no es de unos individuos, o de unas familias, o de unos vecinos, sino que es un problema de toda la nación en todos los confines del territorio patrio, es decir, es un asunto de todos y al que todos tenemos que enfrentar y solucionar de la mejor manera. Entonces yo quise representar un grupo grande de personas. Pero este asunto, ahora que hablaba del Papa, no es solamente de Colombia, sino que es un asunto que concierne a muchas nacionalidades, podría decir que concierne a la humanidad entera. Por eso, la versión final de “El ritual de la reconciliación”, que va a estar en los jardines del Vaticano, es representando las diferentes etnias de la humanidad que nos conforma. En nuestro país siguen los actos de violencia por distintos actores. A pesar de todo este panorama, que a veces se ve desalentador, usted sigue llamando la atención a través de su obra para recordarnos que la esperanza nunca se debe perder. Sí, es desalentador desde la perspectiva que se mire. Por ejemplo, si tú lo miras desde la perspectiva del desarme de miles de hombres que pertenecieron a la guerrilla de las FARC, eso nos debe animar mucho. Ahora, si tú lo miras desde la perspectiva de los políticos que andan enfrentados, los unos desprestigiando y pretendiendo acabar los acuerdos, y los otros acreditándolo y hablando desde su interés político, otra será la perspectiva. La mía es la perspectiva de quien quiere mirar la vida nacional como la miran los profetas, vaticinando que vendrán tiempos mejores porque es la única posibilidad que le queda al artista. El mismo Papa Francisco nos pide que realicemos obras que sean esperanzadoras para la humanidad. En ese sentido todas mis obras, a lo largo de mi vida, han sido esperanzadoras. He sido testigo de mi época, cada una, en cada lugar donde la he dejado, le da al público la posibilidad de hacer una interpretación esperanzadora sobre los destinos de nuestra patria. Esta obra ha sido elaborada en miniatura y ha recorrido varios lugares de Colombia. ¿Qué representa para usted que este trabajo sea reconocido y, sobre todo, sea tenido en cuenta como símbolo de paz en los diferentes espacios donde ha llegado? Has mencionado algo supremamente importante para el artista. Uno realiza una escultura, pero desde mi punto de vista no es una obra de arte hasta tanto el público no la reconozca como tal, no le dé el valor simbólico que el artista quiso representar allí en la obra. Y, entonces, el camino que ha tenido esta escultura yo lo puedo titular desde La Chinita, Apartadó, Urabá… hasta el Vaticano, porque en cada una de las instancias, de los espacios, de los eventos donde la escultura ha sido presentada ha ido ganando reconocimientos y te los voy a nombrar brevemente. El primero es que en el evento de perdón que recibieron las FARC a las víctimas en el barrio La Chinita de Apartadó, donde cometieron una masacre, allí la escultura fue ubicada en el atril de los oradores para que recibiera el evento. Después la escultura fue llevada al Senado de la República para proponer que la obra fuese entregada al Papa Francisco como un reconocimiento del compromiso con los otros. Y en la Nunciatura Apostólica, al lado de tantos regalos que le llevaron al Papa, él se detuvo, consideró la escultura, la interpretó, la sintió y decidió llevársela para el Vaticano. Y, luego, cuando tomamos la decisión de proponerle al Papa Francisco que esa escultura la queríamos hacer monumental como una donación del pueblo colombiano en reconocimiento a su formidable pastoral social por el mundo en torno al perdón, la paz y la reconciliación, en la gobernación del Vaticano el cardenal Giuseppe Bertello, le dio su reconocimiento y agradeció que tuviéremos esa iniciativa y nos ofreció ubicarla en el lugar donde más peregrinos concurrieran en el Vaticano, y lo hacen en condiciones normales 10 millones de personas. Estuvimos con el director de cultura del Vaticano e, igualmente, le dio su valor y la comparó con otras obras que han tenido importancia en la historia de la humanidad, como el Guernica de Picasso y dijo: “Esta escultura podría llegar a representar este periodo de la historia de la humanidad”. Finalmente, estuvo en las oficinas de la doctora Barbara Jatta, directora de los museos del Vaticano y ella dijo: “No solamente queremos la escultura monumental en los jardines del vaticano, sino queremos esta maqueta que nos estas trayendo para integrarla a la colección del museo de arte contemporáneo de los museos del Vaticano”. Así, por donde ha pasado la obra, a las comunidades donde hemos ido a mostrarla, ha gustado mucho y hasta la han comprado, porque las distintas versiones que yo he hecho de “El ritual de la reconciliación” se han ido vendiendo, lo cual nos está sirviendo para financiar la obra monumental. En cada uno de esos lugares la escultura ha encontrado un reconocimiento, las personas le han dado valor y quieren tener la obra para que ella le hable a todas las personas que la vean del compromiso de quien la posee, pero también del interés, para que quienes la vean se sumen y se conviertan en ciudadanos tejedores de reconciliación. ¿Usted mismo le entregó la obra de arte al Papa Francisco? No, el procedimiento fue que una comisión del Congreso de la República se desplazó a la Nunciatura Apostólica, el nuncio la recibió, y la ubicó junto con los demás presentes para el Papa. Ya no estábamos en tiempo cuando el Senado propuso ser incluidos en un protocolo especial, porque esto fue preparado con mucha anticipación y ya nosotros llegamos fuera del tiempo para integrarnos en el protocolo. ¿Cómo ha sido el proceso para que la escultura llegue al Vaticano? El primer momento fue cuando el Papa dio su veredicto sobre la obra y se la llevo. Vino luego un segundo momento y fue comprender las razones del Papa para llevarse la obra y, entonces, yo traduje un libro del Papa que se llama: “Mi idea del arte” y comprendí que al Papa le podía llegar perfectamente la idea de hacerla monumental, puesto que él dice que las obras de arte deberían servir para apoyar la evangelización y “El ritual de reconciliación” es un apoyo poderoso para el interés que tiene el Papa sobre la reconciliación en el mundo. Entonces, entendiendo eso, busqué el apoyo de la Cancillería colombiana y el doctor Carlos Holmes Trujillo, quien ya me había apoyado en el pasado para un monumento a la paz en Medellín, me apoyó y le pidió al doctor Jairo Aníbal Riaño, en ese entonces embajador de Colombia en la Santa Sede, para que hiciera gestiones a fin de que este proyecto fuera aprobado por el Vaticano. Cuando esto comenzó yo me desplace a Roma y acompañé al embajador en todas estas cuestiones. Fue una iniciativa mía, fue una iniciativa apoyada por la cancillería, gestionada por el embajador de Colombia ante el Vaticano logrando la aprobación del Estado Vaticano. No obstante, por gestión de humildes migrantes latinos en el Vaticano, el proyecto logró llegarle directamente al Papa Francisco y él nos mandó la razón de que esa escultura le importaba mucho y la quería en los jardines del Vaticano. Con esas dos aprobaciones yo regresé a Colombia y he estado en dos actividades: una, en la realización escultórica y, dos, apoyando la gestión de los recursos que está en cabeza de una entidad que se llama Crónica, especializada en apoyar proyectos como este. Y, en este momento, ¿cómo avanza el proyecto de la obra? Bueno, la escultura tiene varios momentos: el proceso escultórico. El primero de ellos se llama modelado, que es lograr la figura definitiva que uno quiere tener en la obra; ese trabajo lo hicimos en medio de las cuarentenas y logramos terminarlo definitivamente. El segundo momento es llevar la escultura a la fundición. Aquí se hace todo un recorrido que comienza con moldes de silicona, luego en esos moldes se hace un vaciado de la escultura exactamente igual, pero en cera, y esas ceras se cubren con un molde refractario que se calienta; entonces la cera se derrite y el espacio que ocupaba la cera lo ocupará después el bronce que es ya el momento de vaciar el bronce en los moldes para empezar a encontrar de nuevo la escultura. La escultura va a ser en bronce y tendrá un color dorado, porque yo considero que la reconciliación es un tesoro que los pueblos del mundo deben cuidar y deben preservar. ¿De qué manera se está subsidiando esta propuesta? ¿Quiénes lo están apoyando? Inicialmente, antes de la pandemia, habíamos hablado con la Conferencia Episcopal porque tuvimos la oportunidad de presentar el proyecto un año atrás al episcopado que se reunió en Bogotá y éste ofreció apoyo al proyecto. Conseguida esa adhesión de la Conferencia Episcopal, entonces nos reunimos con ellos para planear la difusión del mensaje a todas las parroquias y a todos los empresarios amigos de la Iglesia a fin de conseguir apoyo. Pero a los dos días entramos en cuarentena y todo ese plan quedó ahí, porque los templos tuvieron que cerrar y en este momento la población en general se encuentra en una situación muy difícil y, entonces, no es apropiado lanzar esta campaña. No obstante, hay empresas y entidades que no sufrieron tan duro el impacto de la pandemia, entonces hemos recurrido a ellas y hemos encontrando donaciones que nos han permitido llevar la escultura hasta el punto donde está hoy. Es tener ya tres fundiciones de las 30 que tenemos que hacer porque la escultura se secciona por partes. Entonces tres de esas partes ya las tenemos fundidas y estamos trabajando para conseguir recursos y seguirlas fundiendo. Tenemos en perspectiva varias ofertas económicas, pero también se pueden vincular mediante la recolección de chatarra de cobre y eso es algo que el pueblo católico y las comunidades pueden hacer sin un esfuerzo tan grande, porque es buscar en sus casas y pedirle a los amigos y los vecinos que seleccionen de las cosas desechables que tienen, el material metálico de color amarillos que llamamos cobre. Esta es una campaña en la que aún estamos cortos, pero que deberíamos emprender en algún momento porque, por más difícil que sea la situación de las personas, ayudar a conseguir esta chatarra no es nada engorroso. La recolección de chatarra también cuenta. Por decir algo, hay empresas del sector eléctrico que tienen cables y quitan cables eléctricos, esa chatarra nos puede servir a nosotros. Entonces también va el mensaje para los empresarios que nos puedan ayudar. ¿En dónde se podría hacer el contacto para aquellas personas que quisieran donar la chatarra de cobre? Pues yo estoy pretendiendo tener una reunión con monseñor Elkin Fernando para proponerle que difundamos ese mensaje, que le pidamos al pueblo católico ese propósito. Entonces si lo logramos, el punto de acopio serían las parroquias. Pero aún no lo tengo hablado, conversado y mucho menos aprobado. Pero en los colegios sí hemos desarrollado una labor que hemos denominado tejiendo reconciliación y le pedimos a los estudiantes que reúnan la chatarra y en el momento en el que sea presencial la educación ellos vayan y depositen la chatarra de cobre. ¿Cuáles son las medidas de la escultura y para cuándo se tiene previsto que este en los jardines del Vaticano? La escultura tiene 2,50 metros de altura, 2,20 de largo y 2,00 de ancho; es una escultura bastante grande. El tiempo de entrega depende de varios factores: el primero, de cuando terminemos de conseguir los recursos, porque en el momento que se termine de pagar la escultura, ya se puede retirar de la fundición. Y el segundo factor depende de la evolución de la pandemia y la agenda del Papa en el Vaticano que está aún muy incierta. Agradecimiento al Vaticano El Papa y las autoridades del Vaticano tuvieron la generosidad de abrirle las puertas por primera vez a un artista americano en los jardines del Vaticano. Y eso, en gran parte, es un honor para Colombia, porque vamos a tener un mensaje muy poderoso de lo que surgió de nuestra situación ahora ante el mundo. Entonces cuando los peregrinos circulen por allí van a oír de parte del guía un mensaje esperanzador que nosotros mismos le estamos enviando al mundo. Agradecimiento al episcopado Para terminar, tenemos un agradecimiento muy grande a la Conferencia Episcopal y en especial para monseñor Elkin Fernando, porque nos han apoyado en la medida de las posibilidades incondicionalmente, incluso nos enviaron una carta llamando a todo el mundo a vincularse al proyecto. Es importante decirlo porque a todo señor todo honor. Para mayor información del artista, podrán comunicarse en el correo electrónico: [email protected]