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Monseñor Juan Carlos Cárdenas

Jue 13 Feb 2020

Jornada Mundial del Enfermo: no se trata sólo de curar sino también de cuidar

Por: Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro Como cada año el 11 de febrero, en la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, la Iglesia celebra la XXVIII Jornada Mundial del Enfermo. Y como cada año, el Papa dirige un mensaje a quienes sufren por causa de tantas enfermedades, a quienes les cuidan desde el campo profesional y científico, a los agentes pastorales que les acompañan y al mundo en general. Con la cita de Mateo 11,28: «Vengan a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo los aliviaré», en esta oportunidad el Papa Francisco anuncia con fuerza a un Jesús que está cercano a la realidad del sufrimiento humano. «Jesús mira la humanidad herida. Tiene ojos que ven, que se dan cuenta, porque miran profundamente, no corren indiferentes, sino que se detienen y abrazan a todo el hombre, a cada hombre en su condición de salud», dice el Santo Padre. El Papa nos recuerda que esta especial cercanía de Jesús al mundo del dolor se arraiga en el hecho de que él experimentó en carne propia el sufrimiento y desde allí quiere ser presencia que consuela y fortalece. Subraya el Santo Padre que hoy se percibe «una carencia de humanidad» ante la cual ha de agregarse al concepto de curar el de cuidar. Puesto que en los momentos de enfermedad el enfermo no sólo experimenta que le falta la salud, sino que todo su ser se ve comprometido, espiritual, emocional, afectivamente. A los enfermos, el Papa les asegura que ellos están entre los “cansados y agobiados” que menciona el evangelio y atraen así la mirada y el corazón de Jesús. Y les anuncia que en Jesús «encontrarán fuerza para la afrontar las inquietudes y las preguntas que surgen… en esa “noche del cuerpo y del espíritu”». A la Iglesia le recuerda que está llamada a ser «la “posada” del Buen Samaritano» en la que pueden encontrar gracia, acogida y consuelo, donde también habrá personas dispuestas, desde la propia experiencia de su fragilidad y de la misericordia recibida, a ayudarles a llegar la cruz del dolor. A los profesionales del mundo de la salud los convoca el Santo Padre a actuar con competencia, pero también a ir más allá y hacer sentir la presencia de Cristo que consuela y se hace cargo de los enfermos curando sus heridas. Además, les recuerda que ellos también son frágiles y pueden enfermarse, por lo cual la llamada de descansar en Cristo y acercarse a su presencia reconfortante, también les aplica y es conveniente para un mejor y más humano ejercicio de su profesión. Finalmente les invita a recordar que el enfermo es persona con una dignidad que le es propia y en los casos donde la ciencia médica no encuentra respuestas, abrirse a la dimensión trascendente. A los gobiernos e instituciones sanitarias, por último, el Papa Francisco les recuerda los principios de la solidaridad y la subsidiaridad que deben mantener presentes como un imperativo ético que les impulse a abrir frentes de actuación a todos aquellos que no tienen la posibilidad de acceder a tratamientos adecuados, dada su condición de extrema pobreza. +Juan Carlos Cárdenas Toro Obispo Auxiliar de Cali Secretario General del Celam

Dom 29 Dic 2019

Seamos todos "artesanos de la paz"

Por: Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro - Una fecha que normalmente pasa inadvertida por caer en primero de enero es la Jornada Mundial de Oración por la Paz. Es muy importante no dejar pasar por alto esta actividad que cada año convoca la Santa Sede y es animada por algún mensaje del Santo Padre. Aunque al momento de la publicación no se conocía el contenido del mensaje del Papa Francisco para esta fecha, propongo tres (3) puntos que sobre el tema compartió el Sumo Pontífice al Cardenal Carlos Osoro, con ocasión del Encuentro de Oración por la Paz: “Paz sin fronteras”, realizado en Madrid en septiembre del año que acaba de concluir. La paz, brota de la oración En su mensaje a personas de diferentes religiones congregadas en España para este encuentro, el Santo Padre destacó cómo que «como creyentes somos conscientes de que la oración es la raíz de la paz. Quien la practica es amigo de Dios, como lo fue Abraham, modelo de hombre de fe y esperanza». Como discípulos misioneros de Jesús, el “Príncipe de la paz”, debemos entender que la paz va más allá de consideraciones políticas, ideológicas o económicas. En el más hondo sentido, la paz se identifica con nuestra fe en Dios, Creador de todos sin distinción ninguna de condiciones y que nos invita a ser generadores de sana convivencia y fraternidad respetuosa. El verdadero cristiano reza por la paz, no como la da el mundo, y la pide como un don de Dios. El poder de la oración es innegable; en este sentido, el Papa comentó: «Cayó el Muro de Berlín y se puso fin a esa lacerante división del continente que causó tanto sufrimiento. Desde Berlín a toda Europa del Este se encendieron ese día nuevas esperanzas de paz, que se extendieron por todo el mundo. Fue la oración por la paz de tantos hijos e hijas de Dios la que contribuyó a acelerar esa caída». Y concluye el Papa: «Por eso es necesario rezar siempre y dialogar en la perspectiva de la paz: ¡los frutos vendrán! No tengamos miedo, porque el Señor escucha la oración de su pueblo fiel». La insensatez de la guerra Al constatar la dolorosa realidad de que se multiplican los conflictos en el mundo y las puertas se cierran de unos pueblos para otros, el Papa dice: «Si se busca el bien de los pueblos y del mundo, es insensato cerrar espacios, separar a los pueblos, o más aún, enfrentar a unos con otros, negar hospitalidad a quien lo necesita». Y aprovecha la ocasión para invitar a cultivar la cultura del encuentro y a tender puentes que, antes que generar rupturas, animen los acercamientos, los diálogos, la búsqueda razonable y pacífica de salidas a los conflictos. En fin, es necesario tener «puertas abiertas que ayuden a comunicarse, a encontrarse, a cooperar para vivir juntos en paz, respetando la diversidad y reforzando los vínculos de responsabilidad». Habitar la morada de la paz Por último, el Sucesor de Pedro destacó que «la paz es como una casa con muchas estancias en la que todos estamos llamados a habitar». No es, pues, justo permanecer en la trampa de los resentimientos, la sed de venganza sin darse la oportunidad para creer, soñar y luchar por un mundo en el cual todos podamos gozar del derecho a “habitar la paz”. Para el momento de esta publicación el mensaje del Papa para esta Jornada ya será público. Recomiendo vivamente conocer su contenido, leerlo, meditarlo y comprometernos a ser “artesanos de la paz” en nuestros círculos de vida: familia, barrio, amigos, trabajo, estudio, ciudad, región y país. +Juan Carlos Cárdenas Toro Obispo Auxiliar

Mar 17 Dic 2019

La vocación de la Navidad

Por: Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro - En las últimas décadas hemos visto cómo progresivamente un tiempo de raíces eminentemente cristianas ha sido tomado por la “aplanadora” consumista. Pareciera que los códigos de la Navidad los dicta la sociedad de consumo que moviliza a todos a comprar, a veces desesperada e incluso irresponsablemente. Es tal vez el tiempo en el que las personas terminan más endeudadas. Da la impresión de que los nuevos templos son los centros de comercio que inundan sus vitrinas —con muchísima anticipación— con las decoraciones propias de la Navidad. Pero no podemos olvidar cuál es el verdadero sentido de este tiempo y el llamado que se nos hace. Lo que celebramos el 25 de diciembre, cuando verdaderamente empieza la Navidad, es lo que el ángel dice a los pastores: «No teman. Les traigo una buena noticia, que causaría gran alegría a todo el pueblo: hoy les ha nacido, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor» (Lucas 2,10.11). El sentido de la Navidad es celebrar que en el Hijo de Dios hecho Hombre, se han abierto a la humanidad las puertas de la salvación. En Jesús, Dios ha respondido a las angustias de la humanidad sumida en las tinieblas de sus maldades. Y de este acontecimiento central, surge el llamado que se nos hace durante este tiempo, y ciertamente no es a caer víctimas del desenfreno por las compras y por todo tipo de excesos en comidas, bebidas y comportamientos. La vocación de la Navidad es honrar a Jesús “Príncipe de la paz”, exaltando en estos días con prácticas de justicia, caridad en favor de los más necesitados, llevando alegría a quienes se encuentran tristes y solitarios. Afortunadamente, son muchas las personas que durante este tiempo se movilizan para hacerse presentes en medio de comunidades alejadas y que viven en condiciones difíciles, para llevarles, en nombre del Niño Jesús, un gesto de cercanía, un detalle de ternura para con los niños y niñas, una acción de caridad en un hogar de adultos mayores. Los textos bíblicos de estos días nos llaman a vivir sobriamente, a estar alegres, pero también a compartir, a salir de nuestras zonas cómodas para salir hacia esas “periferias existenciales” que son los pobres de nuestro tiempo (y formas de pobreza hay muchas). Recuperemos el sentido más auténtico de la Navidad, pongamos en el corazón de ella a Su protagonista: Jesús y seamos para muchos como ese ángel que se apareció a los pastores, llevándoles con nuestras palabras y obras de caridad, la buena noticia de que Dios tiene para ellos una Palabra de Salvación que se hace concreta a través de nosotros, sus discípulos misioneros. + Juan Carlos Cárdenas Toro Obispo Auxiliar de Cali

Vie 18 Oct 2019

Una ecología integral (IV)

Por: Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro -El capítulo cuarto de la Encíclica propone abordar la cuestión ecológica desde muchas dimensiones, en el entendido de que todo está relacionado. En este sentido el problema ambiental no es un hecho aislado, cuyos efectos se queden sólo den del plano de la flora y la fauna. Así como el factor humano ha sido clave en muchos desequilibrios del medio ambiente, también su corrección implica el compromiso de las personas. Un ser humano en equilibrio es garantía de una armonía en la naturaleza y a revés. 1. Ecología ambiental, económica y social (nn. 138-142) Desde la perspectiva de la integralidad, el Papa Francisco insiste en que el estudio, la búsqueda de soluciones y el conocimiento del problema ecológico no debe hacerse de manera fragmentada, pues «todo está conectado… y también las especies vivas conforman una red que nunca terminamos de reconocer y comprender». Por ello, el tratamiento a los grandes problemas ambientales requieren fijar la atención en que el planeta es una permanente y vital relación de diversos ecosistemas que se sostienen mutuamente, y de esto no es una excepción la humanidad, en cuya atención a problemas como la pobreza y la exclusión, termina por beneficiar también a toda la naturaleza, en ello es contundente el Papa Francisco, citando al Papa Emérito Benedicto XVI: «Cualquier menoscabo de la solidaridad y del civismo produce daños ambientales». 2. Ecología cultural (nn. 143-146) Y justamente en lo concerniente al “ecosistema humano”, el Papa Francisco asegura que «junto con el patrimonio natural, hay un patrimonio histórico, artístico y cultural, igualmente amenazado». Así, continúa el Papa diciendo: «la ecología también supone el cuidado de las riquezas culturales de la humanidad en su sentido más amplio. La cultura […] no puede excluirse a la hora de repensar la relación del ser humano con el ambiente». Cualquier iniciativa que busque la defensa del medio ambiente, en consecuencia, no puede avasallar la riqueza de las tradiciones culturales, pretendiendo uniformizarlo todo, sino que considerar esa diversidad cultural, tomando lo mejor de cada una para generar procesos que involucren a las personas y comunidades en sus saberes ancestrales. Particularmente el Santo Padre llama la atención en la necesidad de «prestar atención a las comunidades aborígenes con sus tradiciones culturales […] para quienes «la tierra no es un bien económico, sino un don de Dios y de los antepasados que descansan en ella, un espacio sagrado con el cual necesitan interactuar para sostener su identidad y sus valores». Esas comunidades histórica y culturalmente arraigadas con sus territorios son el mejor patrimonio para cuidar de la creación. 3. Ecología de la vida cotidiana (nn. 147-155) Frente a los ambientes deteriorados y caóticos, el Papa resulta aquellas comunidades que sacan lo mejor de ellos y las adaptan para tener una mejor condición de vida. Cita como ejemplo «algunos lugares, donde las fachadas de los edificios están muy deterioradas, hay personas que cuidan con mucha dignidad del interior… o se sienten cómodas por la cordialidad y la amistad de la gente», por lo que concluye que «la vida social positiva y benéfica de los habitantes derrama luz sobre un ambiente aparentemente desfavorable». Sin embargo, el Sumo Pontífice advierte cómo este tipo de ambientes deteriorados «facilita la aparición de comportamientos inhumanos y la manipulación de las personas por parte de organizaciones criminales. De ello, el Papa colige que el desarrollo urbanístico debe tener en cuenta el potencial humano para que salga a flote lo mejor: «hace falta cuidar los lugares comunes, los marcos visuales, los hitos urbanos… que las diferentes partes de una ciudad estén bien integradas y que los habitantes puedan tener una visión de conjunto». El trabajo por la ecología integral se fundamenta en el principio del bien común y el valor de la justicia. Comunidades donde se reconoce estos dos elementos éticos, no sólo serán comunidades que se consolidan en armonía, tolerancia y sana convivencia social, sino que también se relacionarán constructiva y respetuosamente con la creación. +Juan Carlos Cárdenas Toro Obispo Auxiliar de Cali Secretario General del Consejo Episcopal Latinoamericano – CELAM Preparemos el sínodo estudiando ‘Laudato si’ (I) Preparemos el sínodo estudiando ‘Laudato si’ (II) Preparemos el sínodo estudiando ‘Laudato si’ (III)

Lun 12 Ago 2019

Preparemos el sínodo estudiando ‘Laudato si’ (III)

Por: Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro - Raíz humana de la crisis ecológica, es el título del capítulo tercero de la Carta Encíclica Laudato Si. En esta parte del documento pontificio el Papa Francisco establece sin ambigüedades que en el centro de los problemas ambientales está el ser humano. De este modo, el Santo Padre plantea las siguientes causas: 1. La tecnocracia: creatividad y poder (nn. 102-105) El Papa advierte de la doble faceta que representa para el hombre y para la creación, los progresos que se han registrado en los dos últimos siglos: desde la revolución industrial hasta la revolución tecnológica, con avances enormes en robótica, biotecnología y nanotecnología. Si bien por un lado estos progresos generan entusiasmo «frente a las amplias posibilidades que nos abren» en diversos campos, encaminados a superar tantos males que dañan y limitan al ser humano, por otro lado estos progresos, sin unos referentes éticos y claros marcos legales, amenazan con convertirse en un instrumento de dominio para las comunidades humanas más vulnerables. En efecto, señala el Santo Padre: «Nunca la humanidad tuvo tanto poder sobre sí misma y nada garantiza que vayan a utilizarlo bien, sobre todo si se considera el modo como lo está haciendo». Y concluye el Romano Pontífice que el hombre «puede disponer de mecanismos superficiales, pero… le falta una ética sólida, una cultura y una espiritualidad que realmente lo limiten y lo contengan en una lúcida abnegación». 2. Globalización del paradigma tecnocrático (nn. 106-114) El Papa plantea que más adentro de la problemática ambiental está «el modo como la humanidad… ha asumido la tecnología y su desarrollo junto con un paradigma homogéneo y unidimensional». Es decir, que «ahora lo que interesa es extraer todo lo posible de las cosas por la imposición de la mano humana, que tiende a ignorar u olvidar la realidad misma que tiene delante, pues la naturaleza es vista como “recursos disponibles incondicionalmente para ser manipulados a placer”. Y esto conduce a una falsa concepción: la ilimitada disponibilidad de los bienes del planeta, lo cual lleva a empujar al plantea incluso más allá de sus límites. A medida que el paradigma tecnocrático avanza sin control, se constituye en un instrumento de dominio ideológico, económico y político (Cf. nn. 108-109), lo cual el Papa constata cuando «tenemos un superdesarrollo derrochador y consumista, que contrasta de modo inaceptable con situaciones persistentes de miseria deshumanizadora». Ante el dominio de la tecnocracia, el Santo Padre tiene claro que es urgente «avanzar en una valiente revolución cultural»; y sin que se trate de un retroceso en los logros que ha obtenido la ciencia y la tecnología, «es indispensable aminorar la marcha para mirar la realidad de otra manera, recoger los avances positivos y sostenibles, y a la vez recuperar los valores y los grandes fines arrasados por un desenfreno megalómano. 3. Crisis y consecuencias del antropocentrismo moderno (nn. 115-136) Desde que el hombre se ha autoproclamado como el centro de todo, se ha terminado por “colocar la razón técnica sobre la realidad”. Desde esta perspectiva, el Sucesor de Pedro sostiene que «ha llegado el momento de volver a prestar atención a la realidad con los límites que ella impone, que a su vez son la posibilidad de un desarrollo humano y social más sano y fecundo». Esto implica pasar de la desfigurada concepción del ser humano como “señor” de la creación a la de “administrador responsable”. Y para analizar cuidadosamente las concepciones equivocadas del hombre y su lugar en el mundo, el Papa señala algunos aspectos que es importante considerar: El relativismo práctico: Esto significa que cuando el ser humano se coloca en el centro de todo, termina por dar prioridad absoluta a lo que le conviene, volviendo todo lo demás relativo. Esto lleva a lo que el Santo Padre llama la patología de aprovecharse incluso de los demás tratándolos como meros objetos. Necesidad de preservar el trabajo: en su más pura esencia, el trabajo es constructivo, responsable y nunca debe ser deshumanizado ni depredador. Así, el Papa afirma: «la intervención humana que procura el prudente desarrollo de lo creado es la forma más adecuada de cuidarlo, porque implica situarse como instrumento de Dios para ayudar a brotar las potencialidades que Él mismo colocó en las cosas». Y recuerda la naturaleza humana del trabajo, señalando que «es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal». Innovación biológica a partir de la investigación: por último, el Papa Francisco hace memoria del potencial que Dios le ha participado al ser humano de ser capaz de razonar y de hacer investigar, desentrañando así el misterio de las cosas. Pero recuerda también que, si bien con ello ese hombre puede investigarlo todo, este poder «tiene límites y… es contrario a la dignidad humana hacer sufrir inútilmente a los animales y sacrificar sin necesidad sus vidas». Igualmente refrenda los límites éticos de la manipulación genética, de cualquier ser creado, incluido el mismo ser humano. Y para concluir, sentencia: «cuando la técnica desconoce los grandes principios éticos, termina considerando legítimo cualquier práctica». +Juan Carlos Cárdenas Toro Obispo Auxiliar de Cali Secretario General del Consejo Episcopal Latinoamericano - CELAM [icon class='fa fa-download fa-2x'] Preparemos el sínodo estudiando ‘Laudato si’ (I)[/icon] [icon class='fa fa-download fa-2x'] Preparemos el sínodo estudiando ‘Laudato si’ (II)[/icon]

Mié 10 Jul 2019

Preparemos el sínodo estudiando ‘Laudato si’ (II)

Por: Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro - Con el título de “El Evangelio de la Creación”, el segundo capítulo de la primera Encíclica pontificia dedicada al medio ambiente, aborda la fundamentación bíblico teológica de la preocupación por el cuidado de la casa común. En este capítulo el Papa pone la luz de la fe y la reflexión teológica, al servicio de los distintos ámbitos diferentes al religioso, que hoy están llamados a asumir la responsabilidad por corregir y tomar medidas para frenar el progresivo deterioro de las condiciones de vida que está teniendo el planeta por las acciones irresponsables de los seres humanos. 1. La Luz que ofrece la fe (nn. 63-64) El Santo Padre hace caer en la cuenta como un problema tan complejo ha de abrir espacio en el análisis al apoyo de otros saberes y disciplinas, entre las cuales descuellan «la vida interior y la espiritualidad». Considerando esto, el Papa afirma: «Si de verdad queremos construir una ecología que nos permita sanar todo lo que hemos destruido, entonces ninguna rama de las ciencias y ninguna forma de sabiduría puede ser dejada de lado, tampoco la religiosa con su propio lenguaje». 2. La sabiduría de los relatos bíblicos (nn. 65-75) Para el Papa Francisco es claro que la Sagrada Escritura abunda en textos que inspiran y sustentan el compromiso y sensibilidad con el cuidado de la casa común. En el Antiguo Testamento confirma la revelación del plan amoroso querido por Dios para el ser humano y los demás seres de la creación. Muchas narraciones del Génesis «sugieren que la existencia humana se basa en tres relaciones fundamentales estrechamente conectadas. La relación con Dios, con el prójimo y con la tierra»; pero estas relaciones se rompieron, primero en el hombre y luego esa ruptura ha impactado todo lo demás. Y este desequilibrio, constata el Sucesor de Pedro, parte de «haber pretendido ocupar el lugar de Dios, negándonos a reconocernos como criaturas limitadas». Al advertir del “abuso” que se ha dado al mandato de “dominar la tierra”, el Papa explica que «esta responsabilidad ante una tierra que es de Dios implica que el ser humano, dotado de inteligencia, respete las leyes de la naturaleza y los delicados equilibrios entre los seres de este mundo», mientras invita: «A la vez que podemos hacer un uso responsable de las cosas, estamos llamados a reconocer que los demás seres vivos tienen un valor propio ante Dios». El primer responsable de mantener este equilibrio de la creación es el ser humano, teniendo en cuenta su dignidad y su facultad de ser racional. Finalmente, el Santo Padre concluye que «la mejor manera de poner en su lugar al ser humano, y de acabar con su pretensión de ser un dominador absoluto de la tierra, es volver a proponer la figura de un Padre creador y único dueño del mundo, porque de otro modo el ser humano tenderá siempre a querer imponer a la realidad sus propias leyes e intereses». 3. El misterio del universo (nn. 76-80) El Papa aclara conceptos. Mientras que, desde una perspectiva científica, no religiosa, se habla de naturaleza, entendida «como un sistema que se analiza, comprende y gestiona», la tradición judeo-cristiana habla de creación, «entendida como un don que surge de la mano abierta del Padre de todos, como una realidad iluminada por el amor que nos convoca a una comunión universal». Así, cada perspectiva desembocará en maneras diversas de relacionarse con el medio ambiente. En la clave de la comprensión cristiana, es claro que «el amor de Dios es el móvil fundamental de todo lo creado», por lo cual «cada criatura es objeto de la ternura del Padre, que le da un lugar en el mundo». De allí el trato respetuoso que hemos de tener con cada ser creado. Pero, por otro lado, la tradición judeo-cristiana desmitifica la naturaleza, que en muchas culturas era vista como una realidad divina en sí misma. Manteniendo respeto y admiración por ella, ya no le atribuye este carácter divino, pero sí afirma el compromiso por una relación racional y razonable con cada criatura. De este modo, ni endiosamiento del hombre (no somos los patrones y los demás seres, solo recursos para explotar) ni endiosamiento de la naturaleza; por el contrario, una recíproca y armónica interrelación, en la cual el ser humano tiene alta cuota de responsabilidad, como criatura pensante. Concluye el Papa: todas las criaturas «avanzan, junto con nosotros y a través de nosotros, hacia el término común, que es Dios… porque el ser humano… atraído por la plenitud de Cristo, está llamado a reconducir todas las criaturas a su Creador» +Juan Carlos Cárdenas Toro Obispo Auxiliar

Mié 26 Jun 2019

Preparemos el sínodo estudiando ‘Laudato si’ (I)

Por: Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro - Los grandes problemas que golpean nuestra casa común.De camino hacia el próximo sínodo panamazónico que tendrá lugar en octubre, entremos al primer capítulo de la Encíclica Laudato Si (Alabado seas). Con el título “Lo que le está pasando a nuestra casa”, el Santo Padre aborda los factores principales que están complicando el frágil equilibrio de nuestro planeta. 1. Contaminación y cambio climático (nn. 17-26) En primer lugar, el Papa Francisco recuerda aquellas múltiples formas de contaminación que afectan todos los días al planeta, y consecuentemente a todos los seres vivos, afectando su salud y supervivencia, particularmente de los más vulnerables (entre los cuales debemos contar millones de seres humanos). El humo generado por los combustibles fósiles usados para la cocina, la calefacción, el transporte, la industria; las sustancias que hacen más ácido los suelos y las aguas; los fertilizantes y fungicidas; los residuos que diariamente producimos, son parte del inmenso impacto que está contribuyendo al deterioro progresivo de nuestro planeta. Para el Papa Francisco, «estos problemas están íntimamente ligados a la cultura del descarte, que afecta tanto a los seres humanos excluidos como a las cosas que rápidamente se convierten en basura» (LS, n. 22). Ante esto, invita a tener como ejemplo el funcionamiento de los ecosistemas, cuya cadena no deja nada al desperdicio, sino que todo es aprovechado por todos. En este punto se debería trabajar más para reducir el impacto de la contaminación en el rápido deterioro del clima. Y como el efecto de su cambio es global, el Papa afirma que este es un bien común que debe comprometer a todos. 2. La cuestión del agua (nn. 27-31) El segundo factor crítico que preocupa sobre la casa común es el del agua. Sobre el particular, el Papa afirma que «ahora en muchos lugares la demanda supera a la oferta sostenible, con graves consecuencias a corto y largo tiempo»; en efecto, menciona las grandes ciudades que se ven sometidas a racionamientos como consecuencia de esto, al igual que la contradicción de países con abundante agua pero que padecen grave escasez. También llama el Papa la atención sobre problemas ligados al agua: «el de la calidad del agua disponible para los pobres, que provoca muchas muertes todos los días»; las enfermedades relacionadas con el agua; la contaminación de fuentes hídricas por las actividades extractivas, agrícolas e industriales, así como los detergentes y productos químicos que usa la población. Resalta el hecho de que en algunos lugares se da la tendencia a privatizar el uso del agua. Ante esto, recuerda el Papa que «el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal». 3. Pérdida de biodiversidad (nn. 32-42) Para el Santo Padre, la depredación de que están siendo objeto los recursos de la tierra, y la consecuente pérdida de selvas y bosques, así como de innumerables especies, es algo de urgente atención, pues además de la ya trágica realidad de la extinción que muchas de estas enfrentan, está comprometer seriamente hacia el futuro «recursos sumamente importantes, no sólo para la alimentación, sino también para la curación de enfermedades y para múltiples servicios». El Papa llama la atención sobre la causa de la desaparición de tantas especies: la acción humana. Frente a este drama, el Papa Francisco es contundente: «No tenemos derecho». Y dice: «Cada año desaparecen miles de especies vegetales y animales que ya no podremos conocer, que nuestros hijos ya no podrán ver, perdidas para siempre». Ante esta tragedia, el Papa invita a ir «más allá de lo inmediato», por un afán meramente de lucro financiero y hace caer en la cuenta de que «el costo de los daños que se ocasionan por el descuido egoísta es muchísimo más alto que el beneficio económico que se pueda obtener». Del mismo modo, convoca a prestar especial atención a algunos lugares del planeta, dada su enorme importancia para el ecosistema mundial, entre ellos la Amazonia, la cuenca fluvial del Congo, los grandes acuíferos y los glaciares, entre otros. 4. Deterioro de la calidad de la vida humana y degradación social (nn. 43-47) Para el Papa Francisco, la degradación ambiental, el actual modelo de desarrollo y la cultura del descarte, están teniendo un impacto catastrófico para los seres humanos. Y menciona el crecimiento desmedido y ordenado de las ciudades; la privatización de espacios que restringe el acceso a zonas de particular belleza para disfrute de unos pocos, mientras se descuidan los espacios para la mayoría. Incluso las dinámicas del mundo digital se vuelven una amenaza, cuando desconectan a la gente, dificultando la construcción de relaciones interpersonales más profundas y duraderas. 5. Inequidad planetaria (nn. 48-52) En este punto, el Santo Padre deja clara la mutua dependencia entre el ambiente humano y el ambiente natural. Al respecto, afirma que «no podremos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana y social». Y de esto, la inequidad, el olvido de las personas más vulnerables es un punto crítico, pues los más graves efectos de los problemas ambientales los sufre la gente más pobre. Llama el Papa a considerar que “los excluidos” son la mayor parte, miles de millones de personas. Por ello plantea la necesidad de «reconocer que un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres». 6. La debilidad de las reacciones (nn. 53-59) Y si los problemas que afectan nuestra casa común son grandes y su impacto crece con rapidez, el Santo Padre pone de presente que otro factor crítico es justamente las reacciones débiles y que no van al mismo ritmo del progresivo deterioro ambiental. Ante esta debilidad de la reacción política internacional, el Papa, desde la convicción de que «estamos llamados a ser los instrumentos del Padre Dios para que nuestro planeta sea lo que el soñó al crearlo», propone impulsar una cultura que sea capaz de enfrentar la crisis; construir liderazgos que marquen caminos y crear un sistema normativo que incluya límites infranqueables y asegure la protección de los ecosistemas. Además, reconoce que «hay demasiados intereses particulares y muy fácilmente el interés económico llega a prevalecer sobre el bien común y a manipular la información para que no se vean afectados sus proyectos». 7. Diversidad de opiniones (nn. 60-61) El Papa Francisco evidencia, como último factor crítico en la problemática ambiental, las posiciones tan diversas, contrarias y contradictorias entre sí, que enrarecen cualquier diálogo o acuerdo para enfrentar las crisis. Mientras por un lado algunos se minimiza la situación ambiental, los cuales se podrán resolver con soluciones simples y no de fondo, además sin ningún referente ético, por otra parte, están quienes ven al hombre como una amenaza indefectible para el ecosistema, por lo cual la única solución es reducir la presencia humana en el planeta. Y aunque la solución no es unívoca, el Papa propone identificar posibles escenarios futuros. Además, recomienda tener actitud de apertura y de escucha para generar espacios de diálogo y entendimiento honesto que busque salidas al problema. Esto es urgente, pues «hay regiones que ya están especialmente en riesgo y, más allá de cualquier predicción catastrófica, lo cierto es que el actual sistema mundial es insostenible desde diversos puntos de vista». + Juan Carlos Cárdenas Toro Obispo Auxiliar de Cali

Jue 16 Mayo 2019

“Llego al CELAM con profundo sentimiento de pequeñez y de apertura para servirles"

Estas fueron las primeras delcaraciones ofrecidas por el nuevo Secretario General de Consejo Episcopal Latinoamericano -CELAM, Monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro, para el portal digital Vida Nueva. Durante su entrevista el también obispo auxiliar de Cali, expresó su sorpresa por este nombramiento y dijo que asumirá con gozo y fe el camino que Dios le vaya mostrando. Para el momento de su designación por parte de la 37 ª Asamblea General de obispos, se encontraba en la Ceja, una región del departamento de Antioquia, participando en un proceso de formación de obispos. Presentamos a continuación la entrevista completa con las impresiones de Monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro, quien ejercerá este cargo para el periodo 2019-2023. Acoger con gozo y fe PREGUNTA.- ¿Qué fue lo primero que pasó por su mente cuando supo de este nombramiento? RESPUESTA.- “Lo primero fue decir que no (risas), porque ciertamente es el humano impulso. Me decía a mí mismo no, no, no. Pero claro, uno inmediatamente pasa a reflexionar y desde que entré al seminario mis constantes han sido acoger con gozo y con fe en el camino que Dios me vaya a mostrar, no entré al seminario para ser sacerdote, sino para hacer la voluntad de Dios. Creo que eso debe ser una constante que no puedo cambiar a estas alturas del camino. Entiendo que es una responsabilidad grande, que humanamente uno quisiera eludir el peso de la responsabilidad, pero que también entiendo que Dios acompaña y que de una manera es un trabajo que no haré solo, sino que hay un equipo que va desde el señor Presidente hasta el equipo de sacerdotes y laicos, y más allá en los países de América Latina un contingente de hermanos y hermanas al servicio de la Iglesia que nos da mucha ilusión y esperanza”. Los obispos somos servidores P.- ¿Cuáles son los retos que asumirá en esta nueva etapa del CELAM? R.- “La Iglesia es una, los obispos somos servidores que llegamos, pasamos, vienen otros. La Iglesia tiene sus líneas de continuidad, pero también vienen retos que son siempre nuevos y con este espíritu de comunidad del episcopado latinoamericano seguiremos siempre caminando, escuchando y reflexionando juntos para saber tomar las decisiones que en el nombre de Dios sean las más oportunas y convenientes. Además tenemos que comprometernos en el fortalecimiento de los procesos evangelizadores, de los procesos de formación sacerdotal y de formación permanente en el acompañamiento, escucha, y lo que es lo más importante, la prevención, para que esta época de tan aciago dolor sea simplemente una experiencia que nos ayude a salir fortalecidos, purificados y más atentos a la escucha fiel y humilde del maestro para el servicio de nuestros hermanos”. Escuchar y dialogar P.- Hay desafíos en Latinoamérica como la migración, abusos sexuales y fracaso de modelos políticos de izquierda y derecha, ¿frente a este panorama qué se plantea? R.- “Es demasiado temprano para plantearme algo al respecto, creo que lo más importante será primero escucharnos, dialogar. Seguramente tendremos un encuentro con la mesa directiva del CELAM para hablar de estos temas que se supone que son de primera prioridad desde el punto de vista eclesial, porque nosotros tenemos que hacer esa reflexión eclesial de los retos que tenemos en América Latina. Seguramente tendremos esa sensibilidad y sobre todo el compromiso con la migración que, por ejemplo, vemos todos los días cara a cara como obispo auxiliar en Cali y acompañante de la dimensión social de la evangelización, veo todos los días este fenómeno y ese drama de los hermanos venezolanos, que cruzan en esta ruta migratoria hacia el sur del continente, de hecho hemos dado respuesta a este flagelo en la medida de nuestras posibilidades. Tenemos claros también los demás retos, el tema del cuidado de la casa común, en acompañar el Sínodo Panamazónico y, sobre todo, como los modelos de producción generan muchos cuestionamientos que a nosotros como Iglesia nos tiene que llevar a una profunda reflexión y, por supuesto, el drama y el sufrimiento que está viviendo la Iglesia hacia el interior que nos compromete a tomar todas las medidas que el Santo Padre mismo ha asumido como una ley universal con el último motu proprio [Vos estis lux mundi] y pensar que de todo esto tiene que salir algo bueno”. Rece por mí P.- ¿Qué le diría al papa Francisco en este momento? R.- “Ahora entiendo mucho al Santo Padre Francisco, aunque yo también lo hago permanentemente, y lo primero que le digo es que rece por mí. Y que rece por todos los que ahora asumimos estos cargos. En segundo lugar que cuenta con todas nuestras oraciones y nuestra disposición, nuestro abrazo y afecto filial como sucesor de Pedro y que en este servicio prestaremos de esta manera muy atenta a la Iglesia de América Latina, pero también estaremos muy pendientes a los lineamientos que desde Roma el Santo Padre también va dando desde el magisterio universal para iluminar el trasegar y peregrinar de nuestra Iglesia”. Mi corazón está con ustedes P.- En cuanto a sus hermanos obispos, a la vida consagrada y a los fieles laicos, ¿qué mensaje tiene para ellos? R.- “Un abrazo para todos, especialmente para aquellos que son esa iglesia anónima que todos los días está trabajando en los territorios más alejados y difíciles, pero con un profundo amor de vivir la alegría del Evangelio. Mi corazón está con todos ustedes y llego hasta la secretaría general del CELAM con un profundo sentimiento de pequeñez y de apertura disponible a servirles, es un hermano que está puesto allí para su servicio y en la medida de lo posible que Dios permita poderlo hacer”. Afrontar la vida desde la esperanza P.- En esta nueva etapa del CELAM, ¿cómo será el papel de las mujeres, laicos y jóvenes? R.- “Estoy totalmente convencido de que la Iglesia tiene que ser el resultado de la combinación de todos estos factores, de todas estas realidades, pero también de todas las personas que la conformamos. La Iglesia tiene que ser ese cuerpo de Cristo que camina en la historia, donde todos vamos de la mano asumiendo los compromisos que cada uno desde los diferentes carismas aporta al enriquecimiento de todos. Por supuesto, en ese sentido, yo en los jóvenes veo esperanza en medio de tantos dramas. Recuerdo el mensaje que el papa Francisco le dirigió a los obispos y a los laicos reunidos en Bogotá para el Jubileo de la Misericordia, y él decía que hay dos maneras de afrontar la vida: desde el miedo o desde la esperanza. Por tanto, hay que elegir afrontar la vida y los retos desde la esperanza y para mí, esas mujeres creyentes, líderes, que quizá nadie sabe sus nombres pero que están en las parroquias, en las comunidades de base, en las veredas más ignotas, dan esperanza a la Iglesia. Fuente: Portal digital Vida Nueva