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monseñor ovidio giraldo

Vie 15 Jul 2022

Iglesia en Barrancabermeja pide cesen atentados contra la vida humana

En un pronunciamiento hecho por el obispo de la Diócesis de Barrancabermeja, Ovidio Giraldo Velásquez, en unión con el clero y la comunidad católica, expresan su dolor y desconcierto ante el creciente número de hechos violentos, asesinatos y confinamiento contra la población civil en estos territorios. “Dejamos constancia del dolor y el desconcierto por los continuos hechos de atentados contra la vida de los pobladores de la región, y deploramos y rechazamos las acciones de confinamiento, constreñimiento e intentos de homicidio, ejercidos por diversos actores violentos, muchos de los cuales terminan en la muerte de pobladores”. Al señalar algunos de los hechos recientes de asesinatos, recuerdan que la vida de toda persona es sagrada y merece respeto, protección y cuidado en cualquiera de sus etapas. “Lamentamos y rechazamos todos estos tipos de acciones que acaban con la vida y niegan los derechos a una vida digna de personas habitantes de este hermoso territorio”. Así también, en su mensaje hacen un llamado a quienes siguen atentando indiscriminadamente contra la vida de las personas, para que recapaciten, tengan un cambio de actitud, depongan este camino de la violencia y asuman caminos de conversión y restauración a las víctimas, sus familias y comunidades que son las que siguen siendo afectadas. A las autoridades competentes, les solicitan no escatimar esfuerzos en el diseño de estrategias y acciones proactivas para “prevenir y mitigar al máximo posible los diversos tipos de acciones que vulneran los derechos integrales de los conciudadanos; así como a investigar, clarificar y procesar a los determinadores y agentes”. Valoran el incasable y generoso gesto de ciudadanos e instituciones que con prudencia asumen acciones a favor de la población, generando alertas tempranas y preventivas frente a posibles hechos violentos contra la población. Como Iglesia, agrega la misiva “continuaremos con nuestra voluntad y acción de acompañamiento a las comunidades, y de apoyo a toda iniciativa que procure procesos o programas institucionales y o de la sociedad civil, en pro no solo de la prevención de los actos violentos armados, sino también para la atención de las mismas víctimas”. Observan que, es responsabilidad del estado el garantizar la vigilancia de todos de los derechos de los ciudadanos. Descargar comunicado

Dom 20 Dic 2020

Llega la Navidad

Por: Mons. Ovidio Giraldo Velásquez - Llega la Navidad, no una Navidad, porque cada época es única e irrepetible; cada Navidad es La Navidad, pues es actual y completa la experiencia del Nacimiento de Dios entre nosotros, y así unos la pueden vivir con la actitud de los pastores o de los habitantes de Belén, otros con la actitud de los reyes magos o la de Herodes, o con la actitud de la Santísima Virgen y San José. Cada Navidad es La Navidad porque ya está obrada la irrupción de Dios entre nosotros para ser el Emmanuel (Dios con nosotros) y fecundar toda la historia con su presencia siempre nueva, siempre joven, siempre vital, siempre viva y eficaz. La Iglesia, la comunidad de los discípulos de Jesús edificada sobre el cimiento de los apóstoles, tiene la misión y el poder de encarnar en todo tiempo este don maravilloso de La Navidad, para que en el mundo no haya frío, para que los hombres sean hermanos, para que en ningún lugar falte Dios. ¡Qué alegría poder tener en este año 2020 La Navidad! Corresponde a cada uno, a cada familia y a cada comunidad favorecer este acontecimiento para que sea de gran significancia y valor en todos y cada uno. Mi navidad es nuestra navidad, y por eso se requieren unas actitudes adecuadas para facilitar este bello hecho histórico, litúrgico y teológico. Sabemos del recogimiento y la oración que se nos pide en el tiempo de Adviento, pero también es importante ir al encuentro del otro, ante todo de los que Dios ha puesto en nuestro camino como especiales compañeros de camino, En este orden de ideas es muy importante buscar la familia, los vecinos, los amigos y los hermanos de comunidad en la fe, como por ejemplo los fieles de la parroquia. Este tiempo de pandemia nos ha recordado que pocas cosas son esenciales, y entre ellas están la familia, los amigos, los vecinos y la comunidad creyente. Con razón se dice que Navidad es época de familia, de familia humana y de familia en la fe. Este año, la pandemia nos obliga y favorece el encuentro y reencuentro en pequeños núcleos familiares y de hermanos en la fe. Por lo mismo, no debe faltar el pesebre en casa, la decoración navideña del hogar y un bien vivido rezo de la Novena. Será esta Navidad época fabulosa para ampliar los tiempos del rezo, del diálogo, de las anécdotas, las evocaciones y el gusto de sentirse pueblo de Dios y el gusto de ser hermanos como bien nos lo viene recordando el papa Francisco. Pienso que las buenas comidas, típicas, bien preparadas y bien servidas formarán parte de este escenario de amor y de intimidad orante que nos ofrece La Navidad. Los obsequios y los mensajes cargados de fe y esperanza también deben hacer su aparición. Entre otras cosas, y muy importante esto, Navidad será época para procesar los muchos duelos que en este año de pandemia han quedado pendientes. Y que esta Navidad sea preludio de un nuevo resurgir. Con la venida de Dios al mundo en nuestra carne, en condición humana, se abrió una nueva historia se generó una nueva creación, se promulgó un nuevo orden de cosas. Que esta Navidad, con las muchas lecciones de este inusitado año 2020, haya un nuevo resurgir, y para que sea tal que sea de la mano de Jesús, el Emmanuel. María y José nos ayuden y acompañen, los pastores y los reyes magos nos inspiren. Sigamos en todos la liturgia y las lecturas bíblicas que nos presenta la Iglesia, madre y maestra en la fe. ¡Llega la Navidad! Ánimo, llena tu casa de luces, tu mesa de manjares, tu pesebre de evocadoras figuras, tu rincón de delicados obsequios y tu corazón de ternura. Con todo ello rompamos la coraza de la indiferencia, de la desesperanza, del desamor, de la soledad, del egoísmo, de la soberbia, de la vanidad, del acaparamiento; pero en todo ello observemos las medidas de cuidado y los protocolos de bioseguridad para acoger y promover la vida como María y José en Nazaret y en la gruta de Belén. “Que esta Navidad sea para vivirla en austeridad de bullicio en el exterior y de riqueza en la vivencia interior. Que cada hogar sea un Nazaret y cada hogar sea un pesebre. ¡Ven, Señor Jesús! + Ovidio Giraldo Velásquez Obispo de Barrancabermeja

Jue 3 Sep 2020

Un réquiem

Por: Mons. Ovidio Giraldo Velásquez - En esta pandemia y en el tiempo de confinamiento ha habido una frecuente y dolorosa experiencia de la muerte. Algún amigo, vecino, compañero de trabajo, conocido o, más doloroso aún, alguien de la familia ha partido. En la reapertura de las actividades ya no los encontraremos. En esta luctuosa lista hay personas de todas las edades, de todas las profesiones y condiciones. No importa tanto saber su número o establecer una clasificación. Nos debemos resistir a olvidarlos o a pasar desapercibida su partida. Son más que registro de estadísticas. En cada uno de ellos hay una historia de vida, un drama familiar, un reclamo, lágrimas, esperanzas y desesperanzas. Han partido, ya no están, queda su ausencia y tal vez profundo dolor. Hagamos un pare para pensar en ellos y en sus familias, para pensar que, como dice Ernest Hemingway, “la muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntas por quién doblan las campanas: doblan por ti”. Sin duda alguna la pandemia nos ha arrebatado un significativo número de compañeros de viaje y nos ha desprovisto de su presencia y competencia, enrostrándonos nuestra esencial fragilidad, la natural precariedad de los recursos y cálculos humanos y el límite de nuestras posibilidades. Pero, en nuestra esperanza y para nuestro consuelo debemos pensar, con el apóstol San Pablo, que en la muerte se siembra una semilla y ésta fructificará en un cuerpo celestial; y que la muerte también es una ganancia, es una puerta de vida “porque este ser corruptible tiene que vestirse de incorrupción, y este ser mortal tiene que vestirse de inmortalidad” (1Corintios 15,53). Oremos por todos los que han partido, muchos de ellos en angustia y soledad; oremos por sus familias y sus allegados; también por quienes en vida de ellos supieron servirles, supieron ayudarlos, supieron quererlos. Dios pagará. Finalmente, pensemos en Dios, en su dolor, en el luto de su corazón por toda esta suspensión afanosa de la vida de muchos. Todos somos sus hijos. El corazón de Dios está sangrando con más intensidad en estos días. Pensemos también en la creación, que gime por nuestras locuras, que sufre nuestros horrores, que se estremece por nuestros abusos. Para nuestra oración de sufragio podemos apoyarnos en los salmos 40, 42, 51, 70, 86, 121, 130, 145. Para oración de reconciliación con la creación nos pueden servir los salmos 8, 104, 148. Para nuestro reencuentro con Dios en estas circunstancias dolorosas nos pueden ayudar los salmos 9, 11, 25, 31, 38, 39, 40, 41, 46, 89, 90, 102, 123, 127, 139, 143, 146, 150. Himno de la Liturgia de las Horas Amargo es el recuerdo de la muerte en que el hombre mortal se aflige y gime en la vida presente, cuya suerte es morir cada día que se vive. Es verdad que la luz del pleno día oculta el resplandor de las estrellas, y la noche en silencio es armonía de la paz y descanso en las tareas. Pero el hombre, Señor, la vida quiere; toda muerte es en él noche y tiniebla, toda vida es amor que le sugiere la esperanza feliz de vida eterna. No se oiga ya más el triste llanto; cuando llega la muerte poco muere; la vida, hija de Dios, abre su encanto :“La niña no está muerta, sólo duerme”. Señor, da el descanso merecido a tus siervos dormidos en la muerte; si el ser hijos de Dios fue don vivido, sea luz que ilumine eternamente. Amén. + Ovidio Giraldo Velásquez Obispo de Barrancabermeja

Sáb 8 Ago 2020

“Desde mi designación como obispo de Barranca los llevó en mi corazón": Mons. Giraldo

Este sábado 08 de agosto, siguiendo los protocolos de bioseguridad establecidos ante la pandemia por coronavirus (Covid-19), en la Iglesia Catedral La Inmaculada, tomó posesión del cargo como nuevo obispo de Barrancabermeja, monseñor Ovidio Giraldo Velásquez, quien fuenombrado el pasado 29 de mayo para guiar esta Iglesia particular. Inició su homilía agradeciendo el esfuerzo de quienes hicieron posible poder vivir este momento de gracia y expresó su saludo a los fieles de la diócesis y a los habitantes de esta región barranqueña, implorando de ellos su cercanía y oración para desarrollar la tarea encomendada por la Iglesia. “A todos los fieles y habitantes del territorio diocesano, me queda decirles que desde el momento de mi designación como su nuevo obispo, los llevo en la mente y el corazón y he pedido a Dios la gracia de darle a cada uno un espacio en mis afectos y en mis afanes pastorales. Les pido el beneficio de su oración para que estos propósitos sigan marcando la ruta de este feliz encargo pastoral que en nombre del Señor y la Iglesia el Santo Padre me ha confiado”. Su homilía estuvo guiada por las lecturas bíblicas del día, que hablaban de la alegría de Jesús al interactuar con los pueblos y de la presencia de sus enviados para llevar la buena nueva y salvación. “La Palabra de Dios es creadora, es viva y eficaz. Ella misma hoy nos ayuda a interpretar este acontecimiento de mi posesión como obispo de la ya amada iglesia diocesana de Barrancabermeja”, afirmó. Destacó cómo la Eucaristía es una fiesta de“vida, de la fraternidad, del nuevo orden de cosas, del cielo nuevo y de la tierra nueva introducidos por Jesús y cuyo acontecimiento vamos labrando día a día con el trabajo honrado, con la oración, con las celebraciones de la fe y los sacramentos, con la lectura orante de la Palabra, con los gestos de fraternidad, las prácticas de misericordia, la buena vecindad y la caridad”, a lo que agregó que es importante que nunca falte esta celebración como expresión de fe y esperanza en Dios. “Así todos caminaremos por las sendas de Dios. Y la ciudad y toda la región se llenará de alegría”. “En este sentido, hermanos, permítanme recordarles que allí donde está la presencia de un evangelizador, de un profeta de Dios, de un mensajero de la misericordia, de un portador de la paz y la concordia, de un servidor de los misterios de Dios y la gracia de los sacramentos, hay gozo y plenitud”. En este contexto pidió a todos los habitantes de la región valorar el trabajo de los catequistas, misioneros, religiosos, religiosas y de manera especial el ministerio del sacerdote, apreciando en ellos la presencia de “los mensajeros y servidores del bien, la verdad, la paz y la justicia (…) Anhelo y pido a Dios que en nuestra diócesis se multipliquen los agentes del bien, la evangelización y el cuidado pastoral”. Evocó el aporte que cada uno de los obispos predecesores ha dejado impregnado en la vida de esta Iglesia particular. Al referirse a monseñor Camilo Fernando Castrellón Pizano, quien le entrega el legado de administrar esta Jurisdicción, le agradeció la fraterna acogida y oportunas atenciones desde su llegada a esta ciudad”. “A estos cuatro Excelentísimos padres, maestros y pastores en la fe, admiración y gratitud por su sí generoso al Señor, su ardor misionero, su pasión evangelizadora y su celo pastoral. Con el favor de Dios y el acompañamiento de la Iglesia, pondré todo mi empeño en continuar la obra por ellos cimentada y en seguir haciendo brillar el nombre de Nuestro Señor Jesucristo en este hermoso territorio y en el bonito corazón de sus gentes”. Finalmente encomendó su nueva labor pastoral, bajo la intercesión de la Santísima Virgen, San José y los santos, pidiendo ser fiel y generoso en este ministerio apostólico.

Jue 23 Jul 2020

Obispo electo de Barrancabermeja recibe Ordenación Episcopal

En la Catedral Nuestra Señora de la Pobreza en la ciudad de Pereira, monseñor Ovidio Giraldo Velásquez, obispo electo de Barrancabermeja, recibió este 22 de julio la Consagración Episcopal, por imposición de manos, unción y oración consecratoria de monseñor Rigoberto Corredor Bermúdez, obispo de Pereira y quien actuó como ordenante principal. En un emotivo saludo, el obispo electo inició agradeciendo a Dios el haberlo llamado al ministerio episcopal y el hacerlo participe del Colegio Apostólico. “En los prodigiosos designios divinos y en los benevolentes y sabios caminos eclesiales, hoy he recibido el orden del episcopado con el encargo y la esperanza de que sea para el júbilo de Dios, la santificación del pueblo cristiano y el bien de la humanidad;con la firme esperanza de que así será con el favor de la gracia divina y el apoyo del pueblo santo, y de mi parte con la voluntad de permanecer unido a Dios y a la Iglesia” Así mismo pidió a Dios, Padre de misericordia, le conceda la gracia de “honrarlo con mi vida y mi palabra. También, con la vida y la palabra mostrar al mundo su bondad, su misericordia y su amor”. El prelado mencionó cómo desde su adolescencia sintió el llamado de Dios a servir desde el sacerdocio, llevando el Evangelio a donde fuera posible y hoy dice “como en otros jubilosos momentos y de manera especial, el Señor me ratifica esta vocación y misión”. “Al Espíritu Santo, presencia pura del amor divino, que siempre nos convoca para la verdad y al amor, le ofrezco la disposición de todo mi ser para que de manera constante e íntegra disponga de mí en orden a divisar y abrazar los designios del Padre y a llevar la buena nueva de Jesús en toda oportunidad”, apuntó. Al recordar a su diócesis, donde fue incardinado como sacerdote, La Dorada-Guaduas, extendió un saludo a cada uno de los obispos, sacerdotes, religiosas y fieles laicos, quienes en su caminar por este territorio le ofrecieron su afecto y cariño. A todos ellos “mi perenne gratitud por lo mucho recibido y lo tanto aprendido en la fe y la misión”. Igualmente, mostró gratitud al Papa Francisco por la designación al ministerio episcopal, expresando su profunda admiración y afecto. Al Nuncio Apostólico, monseñor Mariano Montemayor, expuso su complacencia por la atención con ocasión de su nombramiento, así como al Cardenal Marcos Ouellet, prefecto de la Sagrada Congregación para los obispos. Ante monseñor Rigoberto Corredor Bermúdez, obispo de Pereira, se mostró agradecido por haberle permitido recibir su ordenación episcopal en esta sede, resaltando de él su acogida paterna, su testimonio pastoral y la pasión evangelizadora, materializada en la Red de Nueva Evangelización. “Gratitud que extiendo al presbiterio de Pereira, a los religiosos y fieles laicos de esta querida diócesis, donde siempre me he sentido hijo y hermano”. A los miembros de la Red de Nueva Evangelización, de la cual fue director desde el año 2013 hasta su nombramiento como obispo, les demostró su gratitud, extendido este saludo al equipo del Secretariado. “En los señores obispos de la Red constaté que el episcopado colombiano tiene su corazón generosamente ofrendado a Jesucristo y este hecho es todo un evangelio que colma de vitalidad y esperanza la iglesia colombiana y los hace dignos de todo afecto filial y obediencia pastoral”. No podía ser diferente la devoción y afecto demostrado hacia su familia, de quienes dice aprendió a conocer y a amar a Dios y al prójimo, ustedes dijo: “siguen siendo mi escuela de fe y caridad cristiana; siempre los necesitaré. Infinitas gracias, mamá. A papá, que Dios lo tenga en el lugar de los justos”. Igualmente reconoció la valiosa amistad de amigos, confesores, directores espirituales, benefactores, compañeros de misión y apostolado y comunidades parroquiales que a lo largo de su vida han estado presentes en su camino. Al exaltar la figura de Santa María Magdalena, proclamada por la Iglesia católica como “apóstol de los apóstoles”, pidió su ayuda “para mantener los ojos y el corazón fijos en la Pascua del Señor y para llevar con incesante gozo el anuncio de la buena nueva de la salvación a propios y extraños (…) En Santa María Magdalena exalto la vida y la obra de las incontables y santas mujeres que siguiendo las huellas de la Madre del Señor han colmado nuestra vida de bendiciones y han embellecido la Iglesia”. Al dirigirse al presbiterio de la diócesis de Barrancabermeja, religiosas, consagrados y fieles laicos, expuso que junto a María Magdalena, Jesús será “nuestro gozo, nuestro desvelo y nuestro tesoro, el tesoro que quiero compartir con todos ustedes a tiempo y a destiempo, con oportunidad o sin ella”. Finalmente, encomendó su episcopado bajo el amparo amoroso de la Santísima Virgen y el bienaventurado patriarca San José. “En ti honro la multitud de varones justos y buenos que han enaltecido el pueblo de Dios”. Respondiendo a los protocolos de bioseguridad establecidos ante la pandemia, el acto litúrgico contó con un reducido número de participantes, entre ellos: monseñor Hency Martínez Vargas, obispo de la Dorada-Guaduas y monseñor Luis Albeiro Cortés Rendón, obispo auxiliar de Pereira, quienes le acompañaron como primeros ordenantes y además un pequeño grupo de sacerdotes. Obispos, sacerdotes, religiosos(as), agentes pastorales y bautizados de Colombia y el mundo, pudieron acompañar espiritualmente al obispo electo a través de la transmisión por redes sociales que la diócesis de Pereira originó y que fue replicada por distintas jurisdicciones e instituciones de Iglesia del país, como signo de unidad, comunión y alegría ante este importante momento para la Iglesia. Fotos:Augusto Serna Arias.(Periódico La Verdad) Galería fotográfica VIDEO DE CEREMONIA