Pasar al contenido principal

monseñor pedro mercado

Vie 17 Jul 2020

La otra mejilla

Por: Mons. Pedro Mercado Cepeda - Creo que el sector religioso en Colombia está llamado a dar ejemplo en este difícil momento que como Nación afróntamos. Hemos de practicar lo que predicamos: la vida es sagrada y debe estar por encima de cualquier interés. Ahora bien, dado que nuestra Constitución consagra el derecho de libertad religiosa que, como todo derecho fundamental, puede ser restringido sólo por motivos de particular gravedad, las autoridades nacionales y locales deben entender que la cuestión de la apertura de los templos no debería equipararse con la de otros espacios o servicios, como restaurantes, bares y discotecas. El tema del culto requiere un trato y un razonamiento diferenciados en razón de su naturaleza y finalidad. Es comprensible que, ante el crecimiento de la pandemia en Bogotá, el culto público pueda permanecer restringido en la capital todavía por un tiempo. Hay que evitar poténciales focos de contagio. Y el sector religioso comparte con las autoridades, incluida la alcaldesa de Bogotá, la preocupación por la salud de todos los colombianos. Hemos por ello acatado y apoyado todas las medidas de prevención, incluso con el dolor que para nosotros representa no poder brindar personalmente a nuestros fieles la ayuda espiritual que, ahora más que nunca, necesitan. No hemos nunca dicho que los templos deban abrirse hoy o mañana. Somos conscientes de la gravedad de la situación. No obstante, es también necesario reconocer que es factible establecer medidas para facilitar una apertura gradual, controlada y segura de los lugares de culto. En efecto, nuestros protocolos de bioseguridad, redactados con el acompañamiento del Ministerio de Salud, son más estrictos que los aprobados para otros espacios -esos sí muy concurridos- que ya han abierto sus puertas, aunque con algunas restricciones, en la ciudad de Bogotá y en nuestro país. Por eso, ha dolido enormemente a los líderes religiosos, ejemplares en el apoyo que han brindado a las medidas de prevención asumidas por el Gobierno y por la misma alcaldesa de Bogotá, el lenguaje agresivo y discriminatorio utilizado recientemente en su contra por la mandataria de los bogotanos. Lenguaje lamentable, injustificable e inexacto, carente de empatía, producto de la pasión más que de la razón. Esperamos una rectificación de su parte. Pero, a pesar de la ofensa, ponemos la otra mejilla como nos enseñó Jesús, invitándola a un diálogo abierto y sincero, sin prejuicios de parte y parte. Pensar distinto no nos hace enemigos. Y no es hora de orgullos heridos y mezquindades, Colombia nos necesita unidos y trabajando juntos. Pero, atención, el tema no es sólo de “lenguaje”. En el fondo, se trata de una cuestión de democracia, derechos y libertades que va más allá del caso puntual de la alcaldesa y sus destempladas declaraciones. Un debate debe darse: en circunstancias de grave crisis, cuáles son los límites de nuestros gobernantes para ejercer sus funciones y extraordinarias atribuciones. Veo con preocupación que algunas autoridades, no sólo locales, han asumido posturas "mesiánicas” y “paternalistas” que hacia el inminente futuro pueden degenerar en peligrosas formas de autoritarismo. Hoy, en Colombia, el Congreso se reúne virtualmente, los ciudadanos no pueden protestar, tienen movilidad restringida y no pueden congregarse para orar. Grave situación que no puede ser mantenida indefinidamente. El sector religioso y académico deben estar atentos a esta preocupante realidad que limita nuestras libertades y derechos. El debate hay que darlo, tomando desde ahora precauciones y medidas correctivas, para evitar que a la mortal pandemia del covid pueda sobrevenir una tragedia todavía peor, la del tentador “populismo” y el recurrente “caudillismo” que ha plagado de sangre y muerte nuestra historia. Que el covid no termine por infectar la democracia. Mons. Pedro Fernando. Mercado Cepeda Presidente del Tribunal Eclesiástico de Bogotá

Sáb 9 Mar 2019

La nulidad matrimonial, cómo asesorarse adecuadamente

En el marco de la Expocatólica una de las conferencias más llamativas fue la relacionada con los procesos de nulidad matrimonial, que ha tomado mayor importancia luego de las reformas que el Papa Francisco hiciera en el año 2015. Según lo señalado por el Presidente del Tribunal Eclesiástico de Bogotá, desde la reforma realizada por el sumo pontífice, en Colombia, por ejemplo, se presentó una verdadera avalancha de procesos de nulidad matrimonial en distintos tribunales del país. Bogotá particularmente, pasó de tener 300 solicitudes de nulidad en 2015 a 750 solicitudes en el año 2016. “La mayor causa de nulidad matrimonial en los hogares colombianos se debe a que durante muchos años en Colombia el matrimonio católico era visto como una formalidad social, no había otra manera de casarse sino por la iglesia porque era un rito bonito, lleno de signos hermosos y profundos, pero se perdía de vista aquello que era verdaderamente esencial que es el compromiso con Dios y el compromiso con mi pareja. La construcción de un proyecto de vida en conjunto, la solidaridad”, asevera Monseñor Mercado. Una de las grandes novedades en esta nueva reforma de nulidad, fue la de comprometer y formar a los párrocos, pues el tema de nulidad era visto en el pasado como algo que solamente les competía a los abogados, los canonistas o los expertos. Ante esto, el Papa Francisco, advierte que el primer filtro debe ser el sacerdote de la parroquia quien debe analizar y discernir con la persona interesada en el proceso, si existe o no una verdadera falla estructural que de paso a la nulidad. Una vez el párroco tiene un pleno conocimiento del caso, este se traslada inmediatamente al tribunal eclesiástico. “En el Tribunal del Arquidiócesis de Bogotá estamos realmente comprometidos especialmente, no solo con el proceso de nulidad, sino con la sacralidad del matrimonio, por eso hemos creado diferentes espacios de atención y acompañamiento para las parejas que se preparan al matrimonio y las que desean recibir un acompañamiento y una formación permanente”, señala el Presidente del Tribunal. La iglesia ve con esperanza el futuro del matrimonio en los jóvenes, pues hoy en día se están preparando mejor para vivir más adecuadamente la vida en pareja. A lo largo de su intervención Monseñor Pedro Mercado, Presidente del Tribunal Eclesiástico de Bogotá, explicó a los asistentes, algunas de las preguntas más frecuentes que surgen con respecto a los procesos de nulidad matrimonial. Entre ellas: Causales más comunes de nulidad, quiénes pueden solicitar la nulidad, sucesión de bienes, pasos para hacer la nulidad, documentos requeridos, entre otros. Recordemos que el Tribunal Eclesiástico, es el órgano competente para conocer las causas de nulidad de los matrimonios católicos. El tribunal resuelve aproximadamente 700 causas al año. Muchas personas, vuelven a contraer matrimonio y a establecer su vida de comunión con Dios y con la Iglesia.