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oración

Jue 4 Nov 2021

El Papa pide rezar por las personas que sufren de depresión o estrés

En su mensaje de intenciones de oración para el mes de noviembre, el Papa Francisco recuerda como la sobrecarga laboral y el estrés hace que las personas experimenten agotamiento mental, emocional, afectivo y físico. De ahí, señala el Papa, “la tristeza, apatía y cansancio espiritual que muchos experimentan, hecho que termina -agrega- por dominar la vida de las personas que se ven desbordadas por el ritmo de la vida actual”. Frente a esta realidad, el obispo de Roma, invita a acompañar a estas personas, “a estar cerca de los que están agotados, desesperados y sin esperanza. Muchas veces escuchando simplemente en silencio, porque no podemos ir a decirle a una persona … yo te doy la receta. ¡No hay receta!”. A lo que también agrega, que, al acompañamiento psicológico, útil y eficaz, que es importante ofrecer, las palabras de Jesús también ayudan. Recita además las palabras de Jesús: "Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados y yo os daré descanso". Finalmente, pide unirse en oración por estas personas, que sufren de depresión o agotamiento extremo, “para que reciban apoyo de todos y reciban una luz que les abra a la vida”. Video de intenciones del Papa Francisco Es una iniciativa oficial de alcance global que tiene como objetivo difundir las intenciones de oración mensuales del Santo Padre. Es desarrollada por la Red Mundial de Oración del Papa (anteriormente conocida como Apostolado de la Oración) y la productora La Machi. En esta ocasión contó además con la colaboración de Vatican News y la Association of Catholic Mental Health Ministers (Asociación de Ministros Católicos de Salud Mental).

Mié 21 Abr 2021

Obispos piden oración por los ministros ordenados y servidores de la Iglesia

La Conferencia Episcopal de Colombia se une en oración por la salud de obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas que, estando en cumplimiento de su labor pastoral, se han visto afectados por la pandemia del Covid-19. De manera especial el episcopado pone en los brazos de María Santísima su intercesión por la pronta recuperación de monseñor José Luis Henao Cadavid, obispo de Líbano – Honda; monseñor José Libardo García Monsalve, obispo de Málaga Soatá y administrador apostólico de Cúcuta, y monseñor Ugo Pucci Banfi, obispo emérito de Santa Marta. A los fieles de estas comunidades se les anima a mantener momentos de oración en los que pidan por sus obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, para que pronto puedan continuar con su trabajo evangelizador. Finalmente, invitan a todos los ministros ordenados y fieles que desarrollan su labor en la Iglesia que cuiden su salud y se valgan de los medios necesarios, entre ellos la virtualidad, para seguir ejerciendo su tarea evangelizadora.

Lun 22 Feb 2021

Rasguen su corazón, y no sus vestidos (Joel 2,13)

Por: Mons. Omar de Jesús Mejía Giraldo - MENSAJE DE CUARESMA – AÑO 2021 - Para la Sagrada Escritura, el corazón es el asiento de las actitudes, de las emociones y de la inteligencia, del ser humano. Se refiere a la mente, los pensamientos, los sentimientos y al intelecto en general. En síntesis, el corazón, es la interioridad de la persona. El corazón es toda la parte interna que le da la vida al cuerpo. Así las cosas, es necesario entender que, el ser humano, se transforma desde dentro hacía afuera y no desde fuera hacía dentro. Es decir, lo primero que se debe cambiar es el corazón y luego, como consecuencia lógica, cambiaran también nuestros actos. Al iniciar la cuaresma, nos dice el profeta Joel: “Rasguen su corazón, y no sus vestidos, y vuelvan a Yahvé su Dios, porque él es bondadoso y compasivo; le cuesta enojarse, y grande es su misericordia; envía la desgracia, pero luego perdona” (Joel 2,13). La Palabra de Dios al proclamar: “Rasguen su corazón, y no sus vestidos”, nos está diciendo que antes de proponernos a cambiar nuestra conducta, es decir, nuestra manera de actuar o nuestra moralidad, es fundamental cambiar nuestra manera de pensar. Como consecuencia de la invitación cuaresmal a una nueva vida, en este tiempo litúrgico, estamos convocados de una manera reiterativa a practicar la limosna, la oración y el ayuno. Estos (limosna, oración y ayuno), deben ser la manifestación externa de una realidad interna por la cual se ha optado desde lo profundo de nuestro corazón. La Palabra de Dios nos dice: Cuando des limosna, cuando ores, cuando ayunes, hágalo en silencio, en actitud de recogimiento y con la mayor discreción posible (Cf Mt 6,1-6. 16-18). Se nos invita a la ascética cristiana, una ascética que debe ser practicada discretamente y no contada a los cuatro vientos. Con esto, se nos quiere hacer entender que las grandes realidades del Evangelio se pueden y se deben ofrecer a los hombres, pero jamás se deben imponer. “La Iglesia católica crece por atracción y no por imposición” (Benedicto XVI). Como Iglesia arquidiocesana de Florencia, la gran invitación para la cuaresma de este año 2021, es que nos sintamos atraídos a crear entre nosotros la cultura del silencio. El silencio no se impone desde fuera, el silencio se edifica desde dentro. Al proponer el silencio como conducta propia para incrementar en la cuaresma del presente año, quisiera insistir fundamentalmente en el silencio interior, más que en el silencio exterior. Vivimos en un mundo demasiado bullicioso. Nuestros sentidos externos están híper comunicados y a causa de esto, con frecuencia sentimos que nuestros sentidos internos se embotan y hasta se ven perturbados. Sin embargo, es necesario caer en la cuenta, qué, nada nos perturba tanto cómo cuando nuestros sentidos internos están en medio del ruido que genera al interior de nuestro ser nuestros pecados. Basta hacer memoria y recordar muchísimas circunstancias pecaminosas que han dejado grandes heridas en nosotros y que aún nos siguen atormentando. Por las circunstancias que vivimos en la actualidad, por obligación, nos hemos tenido que aislar. Este aislamiento para muchos ha sido beneficioso, pero, para la inmensa mayoría, ha sido un aislamiento doloroso y hasta desastroso. La propuesta para la presente cuaresma es que, nos aislemos en silencio voluntario, para que en la profundidad que genera el silencio tengamos la oportunidad de comunicarnos con Dios, con nosotros mismos, con la naturaleza. “Dios siempre habla en el silencio” (Santa Teresa). Necesitamos espacios y tiempos de silencio. Cierto aislamiento pedagógico y oportuno es necesario. La propuesta es que, nos aislemos voluntariamente y en silencio, para meditar, orar, contemplar, para entrar en comunión con Dios. Cuando nos aislamos voluntariamente y en silencio, recibimos fuerzas y poder, para comunicarnos mejor y de una forma más saludable entre nosotros. Una persona vocacionalmente silenciosa se vuelve sensible a las realidades espirituales. Una persona silenciosa por opción se abre con mayor facilidad a las realidades trascendentes y trascendentales. Una persona silenciosa por vocación es un ser humano maduro y sensible al dolor de los hermanos. Tengamos en cuenta: El silencio depura la fe. El silencio decanta las situaciones existenciales de la vida. El silencio purifica. El silencio alimenta el espíritu. El silencio da fortaleza, confianza y perseverancia. El silencio nos hace osados y libres frente al mal. El silencio nos da herramientas para combatir el mal. El silencio nos madura en lo humano y en lo espiritual. El silencio nos hace madurar en la fe. El silencio fortalece el corazón y da brillo al alma. El silencio es el espacio más propicio para escuchar la voz de Dios. El silencio es el lugar más apropiado para escuchar nuestro ser: nuestra corporeidad y nuestro espíritu. El silencio alimenta, purifica y da fuerza interior. El silencio fortalece nuestras virtudes. El silencio nos pone de cara a Dios, de cara a nosotros mismos, a los demás e incluso de cara a la misma naturaleza. Sin silencio no hay escucha. Sin un espíritu de silencio no somos capaces de descubrir el sufrimiento de nuestros hermanos. ¿Cuántos padres, mueren ancianos sin un hijo que los escuche? ¿Cuántos hijos mueren, aún más, se suicidan, sin encontrar un hermano, que desde su silencio capte el dolor que lo atormenta? Imperativo categórico: hacer silencio. Hagamos silencio si queremos crecer en el amor. Hagamos silencio si queremos entender el momento presente que estamos viviendo. El ruido nos aturde y ensordece, nos confunde, nos desbarata y nos puede volver agresivos. El ruido no nos permite escuchar la voz de Dios y el sufrimiento de nuestros hermanos. Uno de los protocolos más urgentes y necesarios ante la crisis que vivimos en la actualidad es el silencio. Pero no se trata de un silencio agresivo y resentido, es decir, un silencio masticando el dolor, el resentimiento y la rabia, este silencio hace muchísimo mal, destruye nuestras relaciones e incluso nuestro sistema inmunológico. La propuesta para esta cuaresma es que optemos por disponernos a un silencio reflexivo, dialógico, activo, propositivo y creativo, un silencio palabra. Este silencio es fuente de vida nueva. El silencio no es un fin, el silencio es un camino pedagógico, no se trata de permanecer en silencio, el silencio nos debe impulsar a la acción. No basta el silencio externo, a veces, es el menos importante. El silencio necesario y urgente hoy y siempre es el silencio interior. Es fundamental, esencial e imprescindible el silencio de nuestra memoria, nuestro entendimiento, nuestra voluntad y nuestra imaginación. “Rasguen su corazón, y no sus vestidos”. Estimados sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas, laicos y comunidad en general, personas de buena voluntad… En la presente cuaresma, por favor, crezcamos en la cultura del silencio. Silenciemos nuestro corazón, nuestro entendimiento, nuestra, memoria, nuestra imaginación. Escuchemos con atención la Palabra de Dios que continuamente nos invita a la conversión. Por algún tiempo determinado, durante el día, apaguemos nuestros aparatos electrónicos y dejemos que nuestra conciencia se silencie, para que allí, desde lo más intimo de nuestro ser escuchemos la voz de Dios e incluso para que escuchemos los gritos y los reclamos de silencio que surgen de nuestra propia interioridad Queridos sacerdotes, con paciencia, prudencia, respeto y responsabilidad, insistamos en la necesidad del silencio en nuestros templos, capillas y lugares de culto. Insistamos en la participación en los retiros espirituales, los cuales, este año los realizaremos por medios virtuales (oportunamente, les haremos llegar el enlace de comunicación). En sus parroquias, centros de culto y lugares de evangelización, realicen ejercicios espirituales y formen a sus fieles en la cultura del silencio. Sacerdotes, con fe, esperanza y amor por nuestro pueblo, volvamos a revitalizar el sentido litúrgico del domingo, el día del Señor. Enseñémosles a nuestros fieles la centralidad del domingo. Qué no se nos olvide nuestro lema: “Ningún domingo sin misa”. Seamos creativos en la liturgia dominical, hagamos de la Santa Misa, un espacio propicio para incrementar en nuestra fe, la cultura del silencio. No permitamos que la divina Eucaristía se nos convierta en un ambiente bullicioso, rutinario y aburridor. Vinculemos a nuestros laicos a la preparación de la Santa Misa dominical, durante la semana, hagamos con nuestros fieles el ejercicio de la lectura orante de la Palabra; crezcamos en el amor a la Palabra y veremos cómo Dios va haciendo la obra en medio nuestro. Querido pueblo de Dios, impulsemos entre nosotros el amor por el silencio, permitámosles a nuestros sentidos externos que descansen de tanta información falsa y sin sentido. Hagamos silencio interior y dejemos que desde dentro fluya la voz de Dios. Recordemos aquellas bellas palabras de San Agustín: “Tarde te amé, hermosura tan antigua y nueva, yo te buscaba fuera de mi y Tú estabas más dentro de mi que mi misma intimidad” (Confesiones). No busquemos fuera a quien ya habita al interior de nuestro ser, hagamos silencio para que lo escuchemos. + Omar de Jesús Mejía Giraldo Arzobispo de Florencia

Vie 27 Mar 2020

"Abrazar al Señor, para abrazar la esperanza": Papa Francisco

Los ojos del mundo, atemorizado por la pandemia del Coronavirus, recibieron con espereza las palabras de cercanía y bendición del Santo Padre, este 27 de marzo, desde la Basílica de San Pedro. Conectados a través de los medios de comunicación, miles de personas de todas las edades y países, se unieron en oración con el Santo Padre, quien retomando el Evangelio de Marcos (4,35-41), en el que Jesús calma la tormenta en el mar de Galilea, luego de ser despertado por los apóstoles que lo acompañaban en la barca, recordó que “el Señor se despierta para despertar y avivar nuestra fe pascual”. Si bien, agregó, “nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente”. Por ello, insistió el Sumo Pontífice, “en medio del aislamiento donde estamos sufriendo la falta de los afectos y de los encuentros, experimentando la carencia de tantas cosas, escuchemos una vez más el anuncio que nos salva: ha resucitado y vive a nuestro lado”. Y es que, recordó el Papa, “tenemos un ancla: en su Cruz hemos sido salvados. Tenemos un timón: en su Cruz hemos sido rescatados. Tenemos una esperanza: en su Cruz hemos sido sanados y abrazados para que nadie ni nada nos separe de su amor redentor”. La fuerza de la fe libera del miedo y da esperanza Durante su reflexión, previa al momento de oración ante el Santísimo Sacramento y a la bendición Urbi et Orbi, a Roma y el mundo, que impartiría de manera extraordinaria, el Santo Padre, también, alentó a abrazar la cruz de Cristo, ya que en ella “hemos sido salvados para hospedar la esperanza y dejar que sea ella quien fortalezca y sostenga todas las medidas y caminos posibles que nos ayuden a cuidarnos y a cuidar. Abrazar al Señor para abrazar la esperanza. Esta es la fuerza de la fe, que libera del miedo”, señaló. La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad Alertando sobre las distracciones del mundo, el Papa advirtió que “todas esas tentativas de anestesiar con aparentes rutinas “salvadoras”, nos privan de la inmunidad necesaria para hacerle frente a la adversidad. Por ello, es necesario “tomar este tiempo de prueba como un momento de elección. No es el momento de tu juicio, sino de nuestro juicio: el tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia ti, Señor, y hacia los demás”. Bendición al mundo e indulgencia plenaria Tal y como había sido anunciado, pasado el mediodía (hora Colombia) el Papa impartió la bendición Urbi et Orbi y concedió la indulgencia plenaria a quienes se unieron a este momento de oración con fe y piedad, confiando la superación de la emergencia sanitaria por Coronavirus, pidiendo por quienes afrontan “en primera línea” esta realidad desde su servicio desinteresado (personal de salud, voluntarios, gobernantes, consagrados, enfermos) y por la familias del mundo entero. La ceremonia finalizó con aclamaciones al Señor, a la Virgen María y a San José. [icon class='fa fa-download fa-2x']Descargue homilía completa[/icon] Fotos: tomadas de internet

Mié 25 Mar 2020

Ante la pandemia que azota al mundo el Papa pide unirse a rezar

Por cuenta de la pandemia del coronavirus el Papa Francisco publicó una edición especial de "El Video del Papa", en el que invita a unirse a él para rezar por el mundo. Agradece a todos por sus oraciones, sin importar su tradición religiosa, y les pide que invoquen a la Virgen María rezando juntos un "Acordaos". "Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies las súplicas de nosotros que estamos en prueba, y líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita". El video promueve el hashtag #PrayForTheWord (#RezarPorElMundo) La pandemia del COVID19 ha afectado a unos 162 países, dejando al menos 12.000 víctimas mortales. Video de intenciones del Papa Francisco El Video del Papa es una iniciativa oficial de alcance global que tiene como objetivo difundir las intenciones de oración mensuales del Santo Padre. Es desarrollada por la Red Mundial de Oración del Papa (anteriormente conocida como Apostolado de la Oración) y la productora La Machi.

Vie 20 Mar 2020

Iglesia colombiana anima a fortalecerse en la fe y acoger medidas sanitarias

En un video – mensaje, monseñor Elkin Fernándo Álvarez Botero, obispo auxiliar de Medellín y secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia, ante la compleja situación que vive el mundo por cuenta del coronavirus, hace un llamado a “orar al Señor desde nuestro corazón”, al tiempo que pide ser responsables en la adopción de las recomendaciones sanitarias. Tomando la reflexión del profeta Daniel, capitulo 3, el prelado recuerda que hoy estamos viviendo una situación similar a la que inspiró este texto en el que Azarías “hace, en medio de una calamidad nacional, que seguro tiene otras causas, pero que el profeta reconoce como la necesidad de acercarse a Dios para que Él intervenga y salve a su pueblo”. Ante los desafíos que representan medidas necesarias como el aislamiento social, mons. Álvarez destaca un detalle particular en la lectura, “el profeta dice que en este momento no tenemos holocaustos, ni sacrificios, ni ofrendas, ni incienso, ni un sitio para ofrecer primicias; se refiere a que no pueden ir al culto en el templo de Jerusalén (…) Nosotros también estamos viviendo la situación de no tener todas las facilidades para celebrar como acostumbramos, pero el profeta encuentra el camino y dice que a pesar de esas circunstancias, que son completamente excepcionales, Él ofrece su corazón contrito y su espíritu humilde, su búsqueda sincera de Dios”. En este sentido, insiste en que es momento de fortalecerse en la oración, en la fe, "ofrecer al Señor nuestro interior, nuestra vida, en espera que podamos un día reunirnos, ya pasada esta circunstancia, para poder glorificar a Dios”.

Vie 11 Oct 2019

Vicario Apostólico de Mitú ora por las próximas elecciones

Desde el Vaticano, a los pies de la tumba de San Pedro y en los trabajos que se realizan en el Sínodo Amazónico, monseñor Medardo de Jesús Henao del Río MXJ, vicario apostólico de Mitú (Vaupés), envía una bendición a todos los colombianos ante las próximas elecciones a realizarse a finales de octubre. Él participa del Sínodo, juntamente con otros trece prelados colombianos y otras 250 personas, que se desarrolla hasta el próximo 27 de octubre, bajo el lema: “Amazonia: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”. Pbro. Julio Caldeira imc Comunicaciones REPAM

Lun 4 Mar 2019

Es tiempo para volver a Dios

Monición introductoria de la Misa Al iniciar nuestro camino cuaresmal, somos marcados con la ceniza que nos recuerda que somos seres humanos llenos de fragilidad. En esta celebración iniciamos un itinerario de purificación interior que, mediante la oración, el ayuno y la limosna, nos ayudan a la penitencia sincera que nos impulsa a buscar la conversión del corazón. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios nos llama a llama a la reconciliación aprovechando este tiempo de salvación, la penitencia de estos días cuaresmales expresada mediante el ayuno, la oración y la limosna debe servirnos como medio de purificación interior para buscar la conversión de corazón. Primera lectura: Joel 2,12-18 Salmo: 51(50),3-4.5-6a.12-13.14+17 (R. cf. 3a) Segunda lectura: 2Corintios 5,20 - 6,2 Evangelio: Mateo 6,1-6.16-18 Reflexión Hoy iniciamos nuestro itinerario cuaresmal como camino hacia la Pascua y la Palabra de Dios nos hace caer en la cuenta de la realidad del pecado que nos hace volver la mirada a Dios para purificar nuestra vida mediante una reconciliación sincera con el Señor. El Evangelio nos habla de algunas prácticas religiosas que la Iglesia nos recomienda para el tiempo de la cuaresma: La limosna, la oración y el ayuno (CEC 1438). De aquí se desprenden tres ideas temáticas: • Es tiempo para volver a Dios, así lo recuerda la primera Lectura del profeta Joel. • Es el tiempo favorable, es el día de la salvación, tal como nos exhorta San Pablo en su segunda carta a los Corintios. • Es tiempo para la purificación interior mediante la limosna, el ayuno y la oración, así nos lo pide el Evangelio. 1. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? - La primera lectura del profeta Joel nos hace una fuerte llamado de atención para volver la mirada a Dios. Ante la descripción de la plaga, el profeta impresionado por esta situación, es insistente en llamar a la penitencia interior mediante una conversión sincera como retorno hacia Dios. El profeta invita a “rasgar los corazones no las vestiduras”, este es un signo claro de la conversión interior. La expresión “volver” invita al regreso, ya que el pecado es considerado como un destierro y ahora es el momento para volver de “corazón” mediante un firme propósito de cambio que ayude al hombre a permanecer en Dios. Joel ofrece tres motivos para la conversión: El primero de parte de Dios que es compasivo y misericordioso, siempre dispuesto al perdón para el pecador arrepentido; el segundo de parte de la plaga que aún no lo ha destruido todo y el pueblo tiene posibilidad de presentar una libación; y el tercer motivo es que Israel será admirado por todos los pueblos a causa de la respuesta salvífica de Dios. Para lograr todo esto se hace necesaria la conversión de todo el pueblo desde los niños hasta los más ancianos mediante un tiempo de penitencia y purificación interior. El texto concluye con la misericordia de Dios que tiene compasión de su pueblo. - La segunda lectura de San Pablo a los Corintios nos exhorta a la reconciliación, aquí reconciliarse es el reconocimiento del mal cometido para ser una nueva creatura en Cristo, ya que con la muerte de Cristo y su resurrección todos somos constituidos en nuevas creaturas: esta reconciliación con Dios conlleva tres realidades: Reconocer la actualidad del misterio de la Cruz de Cristo, no recibir en vano la gracia de Dios, aprovechar el momento oportuno en el hoy de la salvación. - El pasaje evangélico está ubicado dentro del contexto del Sermón de la montaña en lo que se conoce como “la justicia de la ley”, o su práctica perfecta. Jesús no ha venido a abolir la ley sino a darle cumplimiento (Mt. 5, 17). El texto del Evangelio se ocupa de tres expresiones propias de la religiosidad judía inscritas dentro del ámbito de la retribución: si hace para ser visto por los hombres obtendrá una recompensa humana pero quien las hace para ser visto por Dios debe esperar la recompensa del Padre celestial. En la Sagrada Escritura “la justicia” implica la rectitud de vida, caminar delante de Dios como hijos suyos sin buscar formalismos externos sino con el deseo de cumplir su voluntad. En el tiempo de Jesús no había una organización eclesial para la distribución de las limosnas, por eso era costumbre “tocar la trompeta” o anunciar públicamente que se hacía una limosna. Jesús no está atacando tal práctica sino la forma en que se hace, pues lo importante no es la actitud exterior sino la disposición interior y la generosidad con la que se hace. Es aquí donde Jesús manda que al hacer la limosna se mantenga en secreto “que tu mano izquierda, no sepa lo que hace tu derecha”. El que haga limosna de modo externo para ser calificado por los hombres es designado como “hipócrita”; es decir, aquel que es doble o que actúa de comediante y obra por el espectáculo buscando su recompensa personal. En este sentido la verdadera limosna es aquella que da con una actitud de desprendimiento y desinterés, la que brota de la generosidad de aquellos que se reconocen como hijos y saben que hay hermanos más necesitados con quienes se debe compartir los bienes que se han recibido con don de Dios. En segundo lugar, se habla de otra práctica muy común entre los piadosos judíos; la oración, esta se hacía en varios momentos del día: en la mañana, al mediodía y a la noche, tanto en la sinagoga como en cualquier lugar. Para los judíos la oración era un medio de auto-prestigio para exhibirse como personas piadosas. La instrucción correcta para la oración no es tanto del lugar sino de la actitud para la oración… “entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto”. El texto no está en contra de la oración judía sino del modo como el orante se dirige a Dios. La auténtica oración debe ser la que se dirige a Dios y busca la comunicación con Él, no con el deseo de aparecer como piadoso sino con el deseo de salir de sí mismo, para entrar en diálogo con el Padre desde lo profundo del corazón. En tercer lugar, se habla de la práctica del ayuno público que en momentos de situaciones extremas, como la sequía, se practicaba con rigor vistiéndose de saco y sayal cubriendo la cabeza con ceniza para mostrar una actitud externa de tristeza y arrepentimiento. En el A.T. se distinguía el ayuno verdadero del falso (Is 58, 5-6). Jesús invita al ayuno sincero mediante una actitud interior que no se note en lo externo, para que el verdadero ayuno tenga su efecto ante el Padre Celestial: “cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro”. El ayuno auténtico debe ser fruto de la penitencia interior; esto implica la verdadera conversión que es motivo de alegría y se manifiesta de modo externo. Es en este sentido donde el perfumarse es signo de la alegría exterior por una actitud de conversión interior que se da desde el corazón. 2. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? Continuamente somos llamados a la conversión no como algo accidental o externo sino como un verdadero cambio de mentalidad que implica todo el ser y el obrar de la persona y para lograr la conversión auténtica se debe dar un paso importante mediante la reconciliación con Dios y con los hermanos. La Iglesia ha establecido el tiempo de la cuaresma como un tiempo propicio para que nosotros mediante las penitencia, busquemos la purificación de nuestra vida, lo que nos ayudará en un auténtico camino de conversión. Pero no podemos quedarnos viviendo una purificación externa, la verdadera penitencia debe nacer del corazón que desea unirse de nuevo a Dios para un sincero cambio de vida. La Palabra de Dios en el Evangelio, nos recomienda algunas prácticas que pueden ayudarnos en ese camino de purificación: la limosna, la oración y el ayuno. Prácticas que la Iglesia nos recomienda vivamente para el tiempo cuaresmal, pero no podemos caer en el peligro de los fariseos, de quedarnos en lo externo de ellas mismas y que no comprometan seriamente nuestra vida. Estas prácticas deben vivirse con una verdadera actitud de conversión. La limosna (CEC 2443-2449, 2462), nos ayuda a la caridad sincera, mediante el desprendimiento de aquello que poseemos y que nos hace falta, para compartirlo con aquellos que están más necesitados que nosotros. La auténtica limosna dada desde la generosidad del corazón, nos puede ayudar a ser más solidarios con los demás y ver la precariedad de los otros, como una oportunidad para manifestarles nuestra hermandad y el deseo de compartir los bienes que hemos recibido de Dios. La oración (CEC 2558 - 2565), nos ayuda a unirnos más a Dios saliendo de nosotros mismos y volviendo la mirada a aquel que nos ha creado, para entablar un sincero diálogo con Él y conocer el designio de su voluntad. Así, la oración se convierte en alimento del alma, pues nos ayuda a llenarnos de la presencia de Dios, ya que el hombre que ora con humildad se siente pequeño y sabe que su condición creatural le lleva al reconocimiento de la soberanía de Dios para unirse a Él, como la creatura a su Creador. El ayuno (CIC 1250-1253 y CEC 1430), como una disciplina espiritual que nos ayuda a la mortificación y la penitencia, para el fortalecimiento de la voluntad que nos ayuda a dominar nuestras pasiones. El mismo Cristo, estuvo ayunando antes de iniciar su ministerio público y así, con la fuerza del Espíritu, pudo vencer al tentador. El ayuno no es un fin en sí mismo sino un medio que nos ayuda a la purificación interior para lograr la conversión. El ayuno verdadero nos ayuda a desprendernos de lo material para reconocer la debilidad y la dependencia de Dios. 3. ¿Qué me sugiera la Palabra que debo decirle a la comunidad? Iniciamos el itinerario cuaresmal, un tiempo especial en que la Iglesia nos invita a prepararnos para la Pascua, es un momento oportuno para renovar la gracia de Dios a través de la confesión de nuestros pecados. Para ayudarnos en nuestro camino de conversión la Palabra de Dios nos invita a la reconciliación aprovechando este tiempo especial de salvación. El Papa Francisco nos invita a a vivir la cuaresma como un tiempo rico para desenmascarar las tentaciones y dejar que nuestro corazón vuelva a latir al palpitar del Corazón de Jesús. Toda esta liturgia está impregnada con ese sentir y podríamos decir que se hace eco en tres palabras que se nos ofrecen para volver a «recalentar el corazón creyente»: Detente, mira y vuelve (Homilía miércoles de ceniza 2018). El pecado, es como un virus que ataca nuestra vida y destruye nuestra relación con Dios, nos aleja de Él, de la comunión con nuestros hermanos y con la creación y nos divide interiormente; por eso, las prácticas cuaresmales nos ayudan a prepararnos para una sincera purificación interior: - la oración nos ayuda a relacionarnos con Dios; - la limosna que nos ayuda a practicar la caridad con los hermanos más necesitados, especialmente durante este tiempo cuaresmal en la campaña de la comunicación cristiana de bienes, que nos ayuda a compartir los bienes que hemos recibido de Dios, sabiendo que todos somos hijos del Padre Bueno; - el ayuno nos ayuda la mortificación del cuerpo para dominar la voluntad y luchar contra las tentaciones que nos hacen caer en el pecado. Entrar en este tiempo de gracia es una oportunidad para volver la mirada a Dios que nos reconcilia de nuevo. San Agustín nos exhorta: “Sean vigilantes en orden a su salvación, sean vigilantes para que estén a tiempo. Ninguno llegue tarde al tiempo de Dios, ninguno sea perezoso en el servicio divino. Sean todos perseverantes en la oración, fieles en la constante devoción. Sean vigilantes mientras es de día; el día resplandece. Cristo es el día. Él está listo para perdonar a quienes reconocen su culpa pero también para punir a quienes defienden considerándose justos, aquellos que creen ser algo mientras no son nada” (San Agustín, InIo. evang. 12, 13 s). 4. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? • Durante este tiempo de cuaresma se nos hace la invitación especial para practicar las obras de misericordia que nos ayudan a pensar en el hermano que sufre y necesita de nosotros. • Dedicar un buen espacio para la oración nos ayuda a mantener nuestro contacto con el Señor. • Practicar el ayuno y la abstinencia, como medios que fortalecen nuestra voluntad, para poder vencer las tentaciones del mal. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Dios Padre, rico en Misericordia nos ofrece este tiempo de cuaresma para volver nuestra mirada hacia Él. Por eso, suplicantes presentemos nuestras plegarias: R. Padre Misericordioso, escúchanos. 1. Por el Papa y los ministros consagrados, para que sean testimonio de la cercanía de Dios a su pueblo e instrumentos de gracia y reconciliación para el pecador arrepentido. 2. Por los gobernantes, para que con su trabajo busquen la justicia, la reconciliación y la paz entre los ciudadanos. 3. Por todos los que en este tiempo sufren, para que encuentren en nosotros la caridad fraterna que los ayude en sus dificultades. 4. Por los catecúmenos que durante este tiempo se preparan para el bautismo, para que la vivencia de la cuaresma los ayude a prepararse para revestirse de la gracia de Cristo en la Pascua. 5. Por quienes hoy iniciamos este tiempo de cuaresma, para que mediante la penitencia interior vivamos este tiempo de gracia y salvación con un decidido deseo de conversión. En un momento de silencio presentemos al Padre nuestras intenciones personales. Oración conclusiva Escucha Padre las plegarias de tu pueblo que se dirige a ti al iniciar estos días de penitencia cuaresmal y concede a tus hijos la verdadera conversión del corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. La celebración de los tiempos de Cuaresma y Pascua, conforman el centro del Años Litúrgico, porque en ellos tiene lugar la celebración central de nuestra fe: el misterio de la muerte y la resurrección de Jesucristo; Tal como nos dice el número 22 de las Normas sobre el calendario: “Los cincuenta días que van desde el domingo de Resurrección hasta el domingo de Pentecostés han de ser celebrados con alegría y exultación como si se tratase de un solo y único día festivo, más aún, como ‘un gran domingo’”. Por tanto Cuaresma forma parte del ciclo pascual ya que la finalidad es la celebración del Triduo Pascual y la Pascua5 La Cuaresma es un tiempo de renovación espiritual, tiempo de conversión, de revisar nuestra vida a la luz de la Palabra de Dios. No es un tiempo de mortificación sino de desierto, de vaciarnos totalmente para que podamos dejar llenarnos de la gracia de Dios, para que caminemos cada día más hacia la conversión, para poder vivir como Jesucristo vivía6 • El tiempo de Cuaresma abarca desde el Miércoles de Ceniza hasta la Misa de la Cena del Señor, el Jueves Santo, exclusive. • Cada día de Cuaresma tiene Misa propia completa, además, se propone una oración diaria de bendición sobre el pueblo. • Durante la Cuaresma y hasta la Vigilia Pascual, exclusive, no se dice ni el gloria ni el Aleluya (se exceptúan solemnidades y fiestas). • En el tiempo de Cuaresma no se debe adornar con flores el altar, y se permiten los instrumentos musicales sólo para sostener el canto, como corresponde al carácter penitencial de este Tiempo (se exceptúan de esta norma el domingo IV de Cuaresma - Laetare – y las solemnidades y fiestas). 2. La Cuaresma es el principal tiempo de penitencia, tanto para los individuos como para toda la Iglesia. Conviene, por consiguiente, que la comunidad cristina sea preparada en este tiempo, por medio de las celebraciones penitenciales, para que participe más plenamente del misterio pascual.7 Dos ejemplos de celebraciones penitenciales adaptadas al tiempo de Pascua.8 Otros esquemas de celebraciones penitenciales Ordinarias, con Niños, con Jóvenes y con Enfermos9. 3. Desde el inicio de la Cuaresma se puede programar, cuando mejor convenga, una celebración penitencial, con confesión individual. Igualmente podría preparase para un día de este tiempo de cuaresma la celebración de la Eucaristía con la administración de la Unción de los enfermos de la parroquia que están en peligro de muerte por enfermedad o por vejez. Esta es la mejor preparación para la celebración de la Pascua. No recomendable pastoralmente el jueves santo en la mañana, como se explicará allí en su momento. 4. Tener en cuenta para este tiempo el Mensaje del Santo Padre Francisco para la Cuaresma 2019. 5. Recomendar para los viernes de cuaresma el ejercicio piadoso del santo Viacrucis del Encuentro, ofrecido por el Departamento de Liturgia de la CEC. 6. En este miércoles de ceniza, resaltar la frase: “Conviértanse a mí de todo corazón”. 7. Insistir en las palabras: conversión, penitencia, misericordia, ayuno, oración y limosna. 8. Recordar que este día y el viernes santo es de ayuno, abstinencia y obras de caridad. 9. Tener en cuenta que la ceniza se debe hacer de los ramos bendecidos el año anterior o de ramas de árboles, y que se impone sobre la frente o sobre la cabeza, directamente con los dedos (no con sellos de corcho o de otro material). Se debe corregir o evitar cualquier cosa que lleve a la práctica supersticiosa de la imposición de la ceniza. 10. La ceniza se impone dentro de la Misa o en una Liturgia de la Palabra. En la Misa de hoy se omite el acto penitencial, porque luego se tendrá la imposición de la ceniza. La bendición e imposición de la ceniza tiene lugar después de la homilía y antes de la Oración Universal o de los Fieles, como lo indican las rúbricas de los libros litúrgicos (cf. Misal,, pp. 71-74; Ceremonial de los Obispos, nn 253-259). 11. Podría tomarse el Prefacio de Cuaresma III, “Frutos de la abstinencia”, Misal, pág. 370. Igualmente, puede seguirse la Plegaria Eucarística II. 12. Se podría emplear como oración de bendición sobre el pueblo, la propia para el miércoles de ceniza, Misal, pág. 75 5 Cf. http://pastoralliturgica.cpl.es/tiempos-liturgicos/ Tiempos Litúrgicos. 6 Cf. Ídem 7 Ritual de la Reconciliación y Penitencia, Conferencia Episcopal de Colombia, Departamento de Liturgia, Bogotá, D.C., 1999, pág. 114ss. 8 Ídem. 9 Ídem. Pág. 144 ss.