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Padre Raúl Ortiz Toro

Mié 13 Dic 2023

La Novena de Navidad para los colombianos: un patrimonio devocional que trasciende fronteras y reaviva la esperanza

La temporada de las Novenas de Navidad, una de las tradiciones más arraigadas y significativas en Colombia, está por llegar. Desde el 16 hasta el 24 de diciembre, familiares, amigos y compañeros de trabajo se reúnen en todo el país para vivir esta costumbre católica que fusiona lo devocional con lo pedagógico y lo festivo.La Novena de Navidad emerge como todo un patrimonio colombiano, que con sus gozos resonando en los corazones de millones, no solo prepara y celebra el nacimiento del Niño Jesús, sino que trae consigo la luz de la sabiduría, el renacer de la esperanza y una invitación especial a la unidad.En entrevista, el padre Raúl Ortiz Toro, director del departamento de Doctrina de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), comparte un relato especial sobre su significado e historia que inicia en el siglo XVIII. Allí, explora la profunda conexión de los colombianos con esta novena, destacando su singularidad, en comparación con otras celebraciones de la época de Navidad alrededor del mundo.Orígenes de la Novena de Navidad: Un viaje emprendido desde el siglo XVIIISegún explica el padre Raúl, hace más de 200 años, un fraile franciscano, Fernando de Jesús Larrea, procedente del actual territorio de Ecuador, que en aquella época pertenecía al Virreinato de la Nueva Granada, difundió en la actual Colombia una tradición que se convertiría en el tejido espiritual de las celebraciones navideñas. Viajando en misión por regiones que hoy corresponden a los departamentos de Cauca, Valle del Cauca, Cundinamarca y Santander, llevó consigo oraciones y gozos durante nueve días, esculpiendo así la esencia de la Novena de Navidad.Posteriormente, fray Fernando le regaló la Novena a quien es conocida como la precursora de la educación femenina en Colombia, María Clemencia Caycedo, fundadora del Colegio La Enseñanza en Bogotá en 1783, la primera institución educativa para mujeres en el nuevo Reino de Granada. Por tanto, esta institución, según explica el padre Ortiz, se convirtió en “abanderada de la tradición al Niño Jesús”.Más tarde, la novena fue reeditada por la Madre María Ignacia, quien tenía como nombre de pila Bertilda Samper y procedía de “una familia que era muy prestante y que tenían una tradición literaria también muy arraigada”, cuenta el padre Ortiz. Esta versión, la más célebre publicada y aprobada en 1919 por el arzobispo de Bogotá, Bernardo Herrera Restrepo, consolidó la tradición en el país y es la que principalmente se ha difundido durante más de un siglo.Los gozos, su raíz bíblica y nuestra glorificación al SeñorDentro de la Novena de Navidad, los gozos se destacan como atractivos estribillos que cautivan a pequeños y grandes durante su rezo. Estos doce gozos, inspirados en pasajes bíblicos, conectan de manera especial la tradición con la espiritualidad.Según comenta el padre Raúl Ortiz, cada uno de los doce gozos se sumerge en la riqueza de la Sagrada Escritura. Desde la llamada a la sabiduría de Dios hasta la alabanza como llave de David, los gozos trascienden lo superficial para abordar temas como la venida del Mesías, representando una tensión entre su primera llegada y la espera de su regreso.“Los primeros siete gozos tratan temas, por ejemplo, relacionados con los títulos mesiánicos: cómo Isaías y todos los profetas anhelaban la llegada del Mesías y precisamente por eso le daban títulos al Señor Jesús, al Mesías, invocando su llegada. El Señor Jesús ha nacido, pero nosotros también seguimos diciendo “Ven, Señor, no tardes”. Precisamente porque el nacimiento del Señor, la primera venida, prepara la segunda”, explica el padre Raúl.Para ejemplificar mejor esta raíz bíblica, el padre Ortiz hace referencia a expresiones de la Sagrada Escritura, sobre todo del profeta Isaías; por ejemplo, en el capítulo 11 versículo 1: “Isaías habla de la raíz de Jesé que florece y presenta un nardo de un suave olor, ese nardo es Jesucristo. Y Jesé, que no es José, como muchas veces decimos por confusión, leyendo la Novena. Ese Jesé es el padre de David, por lo tanto, de ese tronco, ese vástago de David, sale una flor de nardo que expande suave olor, que es el Niño Jesús”.El padre Raúl ubica también otro ejemplo en el texto de Isaías 22, 22, “donde se llama al Mesías: “La llave de David”. Recordemos que el Señor Jesús en el Evangelio dijo que Él era la puerta, por lo tanto, Él tiene la llave de David que abre al desterrado las cerradas puertas del regio palacio. ¿Cuál es el regio palacio? La vida eterna, el reino de los cielos. Y Él es el que tiene la llave, y con la llave Él abre, Él es de puertas abiertas”, agrega.Por esto, explica el sacerdote, los gozos son una oportunidad especial para glorificar y alabar al Señor Jesús en este tiempo de preparación de su gozosa llegada diciéndole “Tú, Señor, eres el fragante nardo. Tú eres el dulcísimo Niño, Tú eres la Sapiencia Suma, Tú eres la llave de David. Tú eres, Señor, lo más precioso”, expresa. Así, agrega, somos nosotros los que más nos enriquecemos “al reconocer que tenemos un Dios que se hace cercano”.El pesebre: el núcleo central de la Navidad para los católicosA propósito de la Novena de Navidad, el padre Raúl aprovecha para referirse también al significado profundo del pesebre. Resalta su importancia como símbolo central de la Navidad y recuerda que en este año 2023 se celebran 800 años de la representación del nacimiento, hecha por primera vez en 1223, cuando San Francisco de Asís, de regreso de un viaje a Tierra Santa, recreó un Belén viviente en una cueva del pueblo de Greccio, ubicado en el centro de Italia.“El papa Francisco hace poco lo recordó diciendo: "miremos el pesebre, miremos a Jesús". La representación que hizo San Francisco de Asís, lo que quería transmitirnos era reconocer que tenemos un Dios cercano y que debemos venerarlo (…). Allí en el pesebre encontramos el núcleo, el resumen de la redención gloriosa por la cual nosotros debemos dar gracias en todo momento”, afirmó el director de Doctrina.El sacerdote recuerda que, más allá de las decoraciones típicas de esta época, en su mayoría foráneas, el pesebre debe tener un lugar especial porque simboliza el misterio de la Encarnación y de la Redención. Invita, además, a las familias a recrearlo en sus hogares, recordando que Cristo es el centro de la historia y de cada vida personal.

Vie 10 Nov 2023

¿Qué dijo el dicasterio de doctrina sobre las personas transexuales y con orientación homoafectiva?

Por P. Raúl Ortiz ToroDirector del Departamento de DoctrinaEl 8 de noviembre pasado, en el portal del Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF), fue publicado un documento de respuesta a varias preguntas enviadas por el obispo José Negri, de la diócesis de Santo Amaro en Brasil. En primer lugar, se debe tener en cuenta la catalogación del documento, es decir, se trata de una respuesta a seis preguntas particulares de carácter pastoral, concepto emitido por un Dicasterio con el aval del Papa Francisco. En este caso, la respuesta del DDF resuelve casos particulares, pero no tiene “fuerza de ley”, pues no corresponde a lo que se conoce como “interpretación auténtica” (canon 16) que es competencia del Papa o, en su defecto, del Dicasterio para los Textos Legislativos. Por otra parte, la ley canónica enseña la diferencia entre lo que “se ha de creer con fe divina y católica”, es decir, todo lo contenido en la Palabra de Dios, escrita o transmitida por tradición (este no es el caso – cf. canon 750) y las enseñanzas “acerca de la fe y de las costumbres” a las que se le debe “prestar un asentimiento religioso del entendimiento y de la voluntad, sin que llegue a ser de fe” (como en este caso – cf. canon 752).Esto indica que, con las directrices que ha dado el DDF, las Conferencias Episcopales pueden emitir orientaciones al respecto, considerando la situación pastoral de la Iglesia en cada país. Por ejemplo, el documento responde afirmativamente a si las personas transexuales (incluso si se han sometido a tratamiento hormonal y a intervención quirúrgica de reasignación de sexo) pueden ser bautizadas, si no lo están, pero con la condición de que se sigan los procesos habituales, “con las mismas condiciones de los demás fieles”. Esta expresión debe tenerse en cuenta pues quiere decir que si “Dios no hace acepción de personas” (Hechos 10, 34”), la Iglesia tampoco las hace, pero siguiendo la praxis pre-sacramental. Esto es: que haya deseo de recibir el sacramento, que se conozcan las verdades de fe, las obligaciones cristianas y que haya arrepentimiento por los pecados cometidos.Las anteriores son condiciones que se les pide a todos los que desean ser bautizados en la Iglesia. De modo que la respuesta del DDF considera, sobre todo, el deseo expresado por una persona de recibir la fe en Jesús a través de la Iglesia, con todo lo que ello implica; y es apenas lógico que si una persona transexual conoce la fe y reconoce las obligaciones que conlleva asumir esa fe, no tenga impedimentos para acercarse al sacramento; porque el bautismo es don y es tarea diaria por vivir las consecuencias de ese don. Así, la segunda respuesta sobre las personas transexuales deriva de este concepto: es decir, si están integradas a la comunidad de fe, pueden ser padrinos o madrinas de bautismo, excepto si ello conlleva el “peligro de escándalo, indebida legitimación o desorientación en el ámbito educativo de la comunidad eclesial”. Esta es una condición que debe tenerse muy en cuenta y que, seguramente, las Conferencias Episcopales explicarán con orientaciones específicas sobre la base de un discernimiento de acogida, pero también, de evitación de deformación de la doctrina.Por ahora el acento está en que se debe evitar el prejuicio que históricamente se ha tenido respecto de las personas y sus condiciones, de modo que en el servicio de acogida que hace la Iglesia se pueda contemporáneamente predicar la verdad sobre Jesús y las obligaciones que esto conlleva. El mismo principio aplica para la tercera respuesta en la que se indica que “en la legislación canónica universal vigente no existe prohibición de que una persona transexual sea testigo de un matrimonio”.El segundo bloque, también con tres respuestas, trata específicamente algunos casos de la práctica pastoral diaria en las parroquias respecto de las personas con orientación homoafectiva. La respuesta cuatro no pone reparos a que un niño sea bautizado, pues este no es responsable del comportamiento de sus padres o el método mediante el cual fue gestado, como, por ejemplo, a través de un vientre subrogado (es decir, de alquiler). El principio es muy válido y desde hace años se sigue en la Iglesia: los niños no tienen culpa respecto de estos temas; son criaturas de Dios y el bautismo no puede negarse aludiendo a condiciones de carácter moral que no le atañen al menor. El DDF ha respondido simplemente que “Para bautizar a un niño, se requiere que haya esperanza fundada de que el niño va a ser educado en la religión católica”, sin más explicaciones.Un poco más elaborada es la respuesta a la pregunta cinco, respecto de si “una persona homoafectiva y que convive con otra puede ser padrino o madrina de un bautizando”. El DDF aclara que, con base en la ley canónica (cf. canon 874), para ser padrino o madrina en un bautismo, basta con que la persona “tenga capacidad para esta misión” y “lleve, al mismo tiempo, una vida congruente con la fe y con la misión que va a asumir”. Estas dos condiciones superan la clasificación de orientación sexual y se aplican a todos los padrinos y madrinas en general. El problema radica en si la comunidad eclesial tiene conocimiento de que los futuros padrinos de orientación homoafectiva sostienen convivencia estable, es decir, unión marital civil. En este caso el DDF invita a practicar “prudencia pastoral” que exige “que cada caso sea sabiamente ponderado, para salvaguardar el sacramento del bautismo y sobre todo su recepción, que es un bien precioso que se debe tutelar”.Incluso el documento permite considerar la conveniencia o no de la presencia de padrinos en el bautismo, ya que cada comunidad eclesial asigna diversos valores a este servicio, y la ley canónica no los exige como condición sine qua non sino, “en la medida de lo posible” (canon 872). No se ha de olvidar que, en Italia, este año y durante tres más, algunas diócesis han decidido suspender la exigencia de padrinos para el bautismo mientras se estudia su pertinencia y viabilidad, sobre todo en contextos culturales en los que se ha desnaturalizado esta misión y ha derivado en muestras de compromiso y conveniencia económica. El documento del DDF invita a los padres de familia para que los padrinos sean escogidos, preferiblemente, del círculo familiar y garanticen la formación en la fe de sus ahijados. Además, que consideren que hay otros modos de participar durante el rito de bautismo, por ejemplo, como testigos.Finalmente, como se advirtió respecto de las personas transexuales, el documento del DDF responde que tampoco existen actualmente impedimentos en la ley canónica para que las personas de orientación homoafectiva puedan ser testigos de un matrimonio.

Mié 8 Nov 2023

Conferencia Episcopal presentó perspectivas y desafíos del ecumenismo y el diálogo interreligioso durante el XIV Coloquio Internacional de Teología

“Ecumenismo y diálogo interreligioso”: estos fueron los temas protagonistas del XIV Coloquio Internacional de docentes y estudiantes de teología, convocado los días 2 y 3 de noviembre por Teored (Red Colombiana de Facultades e Instituciones de Teología y Áreas afines) en la sede central de la Universidad Unibautista, en la ciudad de Cali. En el espacio, el presbítero Raúl Ortiz Toro, director de los departamentos de Doctrina, y Promoción de la Unidad y del Diálogo de la Conferencia Episcopal de Colombia, compartió con los participantes las principales perspectivas y desafíos que se tienen del ecumenismo y diálogo interreligioso en Colombia.Durante el primer día del coloquio, el reverendo Luis Fernando Sanmiguel, presidente del Comité Distrital de Libertad Religiosa de Bogotá, fue el encargado de desarrollar la ponencia central sobre “El Reino de Dios y el diálogo interreligioso”.El evento contó con la participación híbrida (presencial y virtual) de 243 personas, la gran mayoría provenientes de ambientes académicos, pero también interesados en el tema, no solo católicos sino, además, de diversas comunidades de fe cristiana, debido a que, por primera vez en la historia de los coloquios de esta Red, se trataba este asunto.Los dos días del coloquio iniciaron con celebraciones ecuménicas de oración, luego la ponencia central y más tarde la distribución en mesas temáticas en las que hubo un total de 46 exposiciones en las que fue evidente el interés de estudiantes y docentes de teología por participar. Las mesas temáticas tuvieron los siguientes énfasis: el Reino de Dios y el ecumenismo; experiencias significativas del diálogo interreligioso; la Iglesia Católica y su apuesta por la sinodalidad; el ecumenismo y el trabajo social de la Iglesia; el diálogo interreligioso, camino a la paz.Finalizando el evento, el presidente de Teored, presbítero César Augusto Ramírez (Universidad Pontificia Bolivariana), dirigió un conversatorio en el que participaron la doctora y reverenda anglicana Loida Sardiñas (Universidad Javeriana), el doctor y pastor menonita Roberto Caicedo (Universidad Unibautista) y el padre Raúl Ortiz Toro.Luego del coloquio, tuvo lugar la Asamblea semestral de Teored en la que se definieron fechas y temas importantes para el año 2024 como el próximo coloquio que tendrá lugar en la Universidad Católica de Oriente en Rionegro (Antioquia) con el tema: “Retos contemporáneos para la teología latinoamericana”; también se realizarán nuevas versiones del “Conversatorio por país”, se publicarán las memorias de este y de anteriores coloquios, y continuarán las iniciativas de investigación en el campo de la teología en la que se articulan varias facultades de esta disciplina.

Lun 30 Oct 2023

“El sínodo derrotó los prejuicios y las ideologías, como lo había anticipado el Papa”: P. Raúl Ortiz Toro

Tras la celebración eucarística de clausura de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos desarrollada en Roma durante todo este mes de octubre, presidida por el papa Francisco el domingo 29 de octubre en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, los padres y madres sinodales iniciaron sus viajes de regreso a las comunidades eclesiales de pertenencia, llevando consigo grandes expectativas y tareas a realizar durante este periodo de preparación que culminará con la segunda sesión, en octubre de 2024.El día anterior había sido presentado el informe de síntesis de la primera sesión, documento que en versión oficial por ahora solo está disponible en italiano, a partir del cual se han generado algunas inquietudes y en el que todos los miembros del Pueblo de Dios estamos llamados a profundizar.Para iniciar esta camino de discernimiento y retroalimentación, el Departamento de Comunicaciones del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano entrevistó al padre Raúl Ortiz Toro, director del Departamento de Doctrina, sobre algunos aspectos que permiten comprender no solo las propuestas del documento final titulado “Una Iglesia sinodal en misión”, sino, en general, los principales temas tratados durante la XVI Asamblea General.Padre Raúl, ¿Cree que ya finalizada esta primera sesión de la Asamblea Sinodal se han disipado los temores y tensiones que la antecedieron?Efectivamente. Sin embargo, recuerdo aquel adagio: “calumniad, calumniad, que algo queda”; es decir, lamento mucho que los profetas de calamidades hayan logrado hacer mella en tantas personas inocentes que desconocen la teología o el derecho canónico al punto de sembrarles desazón y desconsuelo. El mismo Papa Francisco lo advirtió cuando contó que habiendo llamado a unas monjitas, estas le expresaron que tenían miedo del Sínodo porque habían escuchado que allí iban a “cambiar la doctrina”, lo cual no ha pasado para nada. Es lamentable que haya tantos prejuicios, pero a la vez es esperanzador, porque esto quiere decir que los temores eran infundados y que, en verdad, el Espíritu Santo fue el protagonista.La prensa, que no es nada ingenua, gozó con los que prejuiciosamente anticipaban un cisma, e hizo uso de los detractores del Sínodo que se detuvieron en temas de tono disciplinar, que ahora vemos que no fueron centrales o ni siquiera fueron abordados, como la ordenación de mujeres, el levantamiento del celibato sacerdotal y la bendición de parejas homosexuales. Sabían, pero sin embargo lo callaron, que el Sínodo es un órgano de participación eclesial de carácter consultivo y no deliberativo; y sabían, además, que el sínodo alemán había sido un proceso con una metodología y resultados distinto a lo propuesto por Francisco en el Sínodo sobre la Sinodalidad, dos caminos diferentes, pero tendenciosamente los equipararon como si se tratara de una misma cosa. Esta experiencia debe enseñarnos que la altura de una discusión se basa en la sensatez de los argumentos y no en los prejuicios infundados. En conclusión, el sínodo derrotó los prejuicios y las ideologías como lo había anticipado el Papa.¿Qué pasará ahora mientras llega la segunda sesión del Sínodo en octubre de 2024?Hemos entrado a una nueva etapa de discernimiento en perspectiva de retroalimentación. De la consulta a las Iglesias locales entre 2021 y 2022 salieron grandes intuiciones que fueron recogidas en las síntesis nacionales y continentales, que se vieron a su vez reflejadas en el Documento de Trabajo del Sínodo. Durante la Asamblea, las madres y los padres sinodales escucharon la voz del Espíritu Santo, a través de la conversación espiritual, que es un método que no es nuevo en la Iglesia, pero que sí es novedoso en su aplicación durante un Sínodo. Sumado a esto, el silencio fue un protagonista especial que permitió hacer síntesis interior. La espiritualidad de la sinodalidad con base en la escucha en un doble pero único sentido, es decir, del Espíritu Santo y del santo pueblo fiel de Dios, es una riqueza grande que debemos explorar y profundizar en nuestras comunidades eclesiales locales. Para ello, la síntesis de esta primera sesión de la Asamblea Sinodal ha logrado identificar unos temas que en nuestras Iglesias Particulares seguramente se trabajarán con la metodología de conversación espiritual durante este año antes de la segunda sesión.¿Cuáles son, entonces, esos temas nucleares para el discernimiento?El documento está organizado de manera tripartita externa e internamente. Es decir, hay 20 temas agrupados en tres grandes bloques y luego cada uno de esos 20 capítulos está desarrollado en tres partes. Los tres grandes bloques son, el primero, el que se refiere a la teología y a la espiritualidad de la sinodalidad, como sentando unas bases argumentativas, pero vivenciales, de lo que se necesita para lograr ser “Una Iglesia sinodal en misión”, que es el nombre que le han dado a esta síntesis. El segundo, es un bloque que se detiene a pensar en las personas, en los sujetos del sentido de la fe (sensus fidei), es decir, todos los miembros del pueblo de Dios en la dinámica de sinodalidad-colegialidad episcopal-primado petrino, desde una perspectiva de comunión para la misión. Finalmente, el tercer bloque trata el tema de los procesos y de las instituciones, y la necesidad de que sean cada vez más sinodales, esto es, que promuevan y faciliten la corresponsabilidad, el liderazgo compartido en la Iglesia.¿Y esto no es demasiado teórico y quizá reiterativo?Es necesaria teología; es la sana doctrina según el principio de Tradición que nos legó san Vicente de Lérins en el siglo V: lo que se ha creído siempre, en todos los lugares y por todos. Estas bases iluminan entonces la distribución tripartita interna de cada uno de los 20 temas que han sido tratados así: convergencias, cuestiones que se deben afrontar y propuestas; podríamos decir que esta es la parte práctica; precisamente, aquí es donde se ve que el Sínodo es un órgano consultivo y no fue convocado para cambiar la doctrina. Entonces, por ejemplo, tomemos el tema tercero que es la iniciación cristiana: las convergencias son los principios basilares del tipo: “la celebración de la Eucaristía, sobre todo el domingo, es la primera y fundamental forma en la que el pueblo de Dios se reúne y encuentra” (3 e); en consecuencia, una cuestión que se debería afrontar es que “el sacramento del bautismo no puede ser entendido de manera aislada, al margen de la lógica de la iniciación cristiana, ni tampoco de manera individualista” (3 g); por ello, una propuesta es que “si la Eucaristía da forma a la sinodalidad, el primer paso es obrar en consecuencia con la gracia a través de un estilo celebrativo a la altura del don y con una auténtica fraternidad. La liturgia, celebrada con autenticidad, es la primera y fundamental escuela de discipulado y fraternidad” (3 k). Ningún buen católico podrá resistirse a este tipo de reflexión a la vez tan concreta como trascendente.¿Cómo se aterriza cada convergencia, cuestión y propuesta del documento final al discernimiento comunitario?Lo primero es que el documento debe ser leído en el contexto de una espiritualidad de la sinodalidad que tiene de base la conversión permanente, sincera y progresiva, en el ámbito personal y evangelizador. Los principales detractores del Sínodo sobre la Sinodalidad no son los que hablan prejuiciosamente de la metodología o el contenido de la Asamblea sinodal, sino aquellos que no están convencidos de que los tiempos nos desafían a ser una “Iglesia sinodal en misión”, en salida a las periferias. Son las resistencias más peligrosas, las de la inactividad. Se me viene a la cabeza una frase del papa Pío XII que habló en 1950 de “la herejía de la acción”, una acción que no se basa en la ayuda de la gracia y no busca la santidad. Pero ahora podríamos parafrasear al papa Pacelli porque el clericalismo que ha denunciado Francisco ha llevado, más bien, a una “herejía de la inacción”. En algunas comunidades eclesiales la fe dormita porque los agentes de evangelización están cansados, parece que llevaran un peso encima desde hace dos mil años. Por ejemplo, hace poco, en un encuentro ecuménico internacional, la cantidad de jóvenes saliendo a misión – que nosotros llamamos ad gentes – nos dejó atónitos a la vez que preocupados, no solo por la cantidad, sino porque ninguno era católico.Padre, creo que aún no me ha respondido la pregunta…Bueno, estaba haciendo un preámbulo, que hace parte de la respuesta: si no hay pasión por evangelizar, ni conciencia de la vocación misionera, la sinodalidad pasará a la historia como una buena idea más, sin mayor trascendencia. ¿Cómo se aterriza, entonces? En primer lugar, aparece el liderazgo de las Conferencias Episcopales; a ellas se les ha pedido que reflexionen sobre varios asuntos, por ejemplo, instituir comisiones de estudio sobre cuestiones discutidas, profundizar las relaciones con las conferencias de la vida religiosa, buscar caminos para la inculturación de la liturgia, usar un lenguaje más cercano en sus documentos, promover las pequeñas comunidades, establecer métodos para rendición de cuentas, recordar la obligatoriedad de los consejos episcopales y de pastoral, y una larga lista.Creo que las Conferencias Episcopales estudiarán los 20 capítulos de la síntesis y decidirán qué es necesario discernir a nivel parroquial, diocesano, nacional o continental, por supuesto con apoyo de los organismos de participación y corresponsabilidad según cada nivel. Algo muy concreto es que las Iglesias Particulares deberían convertir en hábito el discernimiento a través de la metodología de conversación espiritual, con las herramientas de la escucha y el silencio, haciendo uso del documento síntesis del Sínodo y la experiencia de esta primera sesión que acaba de terminar. En ello, el liderazgo de nuestros obispos, presbíteros, religiosos, religiosas, laicos y laicas es fundamental.¿Quizá el tema que va a ser más cuestionado sea el número 15 que trata del “Discernimiento eclesial y cuestiones abiertas”?Como lo decía hace un momento algunas personas se van más por las ramas que por el tronco. Ese capítulo, seguramente, será tratado y discernido sinodalmente por el pueblo de Dios, colegialmente por los obispos y, en últimas, definido por el primado petrino. Los participantes en el Sínodo han asegurado que hablando de estas cuestiones se dieron cuenta de lo importante que es escuchar y hacer silencio para entender los argumentos de los demás (cf. 15 a) sobre todo en temas “controvertidos” como los efectos antropológicos de las tecnologías digitales y la inteligencia artificial, la tensión entre no violencia y legítima defensa, las problemáticas relativas a los ministerios en la Iglesia, los temas que se conectan con la corporeidad y la sexualidad, y otros (cf. 15 b) como la identidad de género y la orientación sexual, el final de la vida, y las situaciones matrimoniales difíciles (cf. 15 g). Algo interesante es que justo en este tema, la síntesis recuerda que la Iglesia ya se ha manifestado en su magisterio sobre tales cuestiones que aguardan a ser “traducidas a iniciativas pastorales apropiadas” (15 g). Esto me parece muy iluminador porque la tendencia que algunos grupos tienen a la reivindicación es suscitada por la marginación; pero si a la persona se le integra en la comunidad de fe, el afecto suscita la conciencia. Es la pedagogía de Jesús con Zaqueo: lo integra y esta acogida le abre los ojos, reconoce sus injusticias y se convierte.¿Podría dar un ejemplo concreto respecto del ya cuestionado tema 15?Voy a poner el ejemplo de las personas con orientación sexual diversa porque es uno de los temas por ahora más visibles y controvertidos: la Iglesia tiene sobre este asunto un magisterio muy claro, pero ha costado trabajo aterrizarlo en prácticas pastorales concretas. La diversidad sexual existe, está ahí, como la diversidad religiosa también, no podemos tapar el sol con las manos. Si el Catecismo desde 1992, en el numeral 2358, afirma que las personas con tendencias homosexuales cargan sobre sus hombros “una auténtica prueba” y que “deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza”, además de evitárseles “todo signo de discriminación”, ¿cuántas son las parroquias o comunidades que después de tres décadas han considerado al menos implementar una pastoral adecuada para ellas? Las hay, pero son poquísimas. Acoger, formar, exigir, no se trata de hacer lobby por un tema, eso no, sino de ser consecuentes.El Catecismo es claro al enseñar que a las personas homosexuales se les debe ayudar a realizar en sus vidas la voluntad de Dios, a educar la libertad interior y a que descubran a Jesús como solidario en medio de las dificultades de su condición; solo así puede presentárseles la propuesta del llamado a la castidad que todos hemos recibido. Sin embargo, generalmente saltamos a lo segundo – “sean castos” –, sin haber hecho lo primero – una escuela de acogida y formación cristiana y humana. Volviendo al caso, la reivindicación de quienes solicitan, por ejemplo, la “bendición de una pareja homosexual”, es más bien una reacción de quien nunca ha recibido algo más que señalamientos: si a esa misma pareja se le acoge, se le brinda formación cristiana, se le integra en la comunidad, estoy casi seguro de que nunca exigirá una bendición de su unión, porque el solo hecho de ser acogido ya será asimilado como una bendición.¿Qué novedades cree que puede haber en este año antes de la segunda sesión del Sínodo?Me ha llamado la atención que la síntesis nos pide promover, antes de la segunda sesión, iniciativas que permitan un “discernimiento común sobre cuestiones doctrinales, pastorales y éticas controvertidas”, con base en la Palabra de Dios, en las enseñanzas de la Iglesia, en la reflexión teológica y en la experiencia sinodal (15 k). No por ser controvertidas son prohibidas; es mejor tratar estos temas y darles claridad, sobre todo en un contexto como el actual en que todo es cuestionado. Este es otro punto que debe dar tranquilidad a quienes ven con sospecha el Sínodo porque se deja en claro que las fuentes de la Revelación son la Palabra de Dios, escrita y transmitida, interpretada por el magisterio eclesial, con ayuda de los teólogos y el sensus fidei fidelium, es decir, el sentido de fe que tienen los fieles del pueblo de Dios, entre los que se encuentran aquellos estigmatizados por diversas razones: su pobreza, su condición sexual, su discapacidad, su estatus migratorio, etc.Una gran novedad es que se pide conformar una comisión intercontinental de teólogos y canonistas para estudiar las implicaciones canónicas de la sinodalidad y, al mismo tiempo, se solicita un estudio preliminar para la revisión del Código de Derecho Canónico. Otra novedad es que se invita a que en las iglesias locales haya formación para algunos ministerios como la escucha, la resolución pacífica de conflictos, la misión digital, el acompañamiento a los matrimonios y la práctica del método de conversación espiritual. Además, se recuerda que las parejas que viven “situaciones afectivas y conyugales complejas” (sobre todo los casados por la Iglesia, divorciados por lo civil y vueltos a casar) pueden ser integradas en diversos servicios eclesiales como por ejemplo los organismos de participación, tales como un consejo pastoral parroquial (18 f). Muy seguramente también asistamos, en este año, a la confección de un martirologio ecuménico y quizá la convocación de un sínodo ecuménico, según las propuestas.¿Y alguna novedad en la renovación de estructuras?A propósito, una iniciativa que ya veíamos venir, particularmente después de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, realizada en 2021, es la de empezar a pensar, eso sí sin cuestionar la existencia y permanencia de las Conferencias Episcopales, en la creación de Asambleas Eclesiales de carácter permanente, en el orden continental y nacional, con participación de todos los miembros del Pueblo de Dios, que se reúnan bien sea antes o después de las asambleas episcopales (19 m). También la síntesis invita a que en este año se tenga en cuenta en los proyectos pastorales la rendición de cuentas como buena práctica de transparencia en la administración de los bienes (11 k), así como la vinculación serena y bien pensada de sacerdotes que dejaron el ministerio presbiteral para que asuman algunos oficios pastorales discretos (11 l). Especial mención merece la petición de inclusión de mujeres en los organismos de participación eclesial donde se toman decisiones (9 m), la equidad de salarios, que puedan ser jueces en todo tipo de procesos y la continuidad de la investigación teológica y pastoral sobre su acceso al ministerio del diaconado (9 n).A propósito, ¿Qué dijo el Sínodo sobre el diaconado femenino? Quizá uno de los temas más álgidos…Algo que debe quedar claro es que la propuesta sinodal versa sobre la ministerialidad en la Iglesia y no sobre la ordenación presbiteral de las mujeres. Son dos cosas distintas y la discusión sobre el diaconado femenino se enmarca en la primera y no en la segunda. Debemos partir de lo que dice el documento Lumen Gentium, a propósito de que existe una relación intrínseca y profunda, pero también una diferencia esencial y no solo de grado, entre los ministerios bautismales y el ministerio ordenado. Me parece importante lo que ha resaltado el Sínodo acerca de la urgente necesidad de desmontar el clericalismo tanto en los presbíteros como en los laicos. Esto explica un tanto el por qué un sector reclama el acceso de la mujer a la ordenación sacerdotal: piensan que en este mundo de luchas por la equidad de género sería inconcebible sostener que un hombre tenga un privilegio y una mujer no. Pero esta lectura es propiamente mundana, en el sentido que el Papa le ha dado a esta palabra. La solución no es que la mujer acceda al presbiterado como privilegio, pues este separa al ministro de la comunidad y perpetúa el clericalismo, sino que el hombre ejerza el presbiterado como un servicio, pues este sí permite la equidad. Solo el servicio nos permite a hombres y mujeres ser las manos y el corazón de Jesús, mientras el privilegio nos separa por géneros.Ahora bien, las reflexiones sobre el diaconado femenino no van encaminadas al acceso de las mujeres al presbiterado sino al ejercicio del ministerio bautismal. El Sínodo ha expresado que el diaconado permanente fue restablecido a partir del Vaticano II como grado propio y permanente de la jerarquía, pero antes no era así. Hay que decir que, al menos en la historia de la teología, este no es un tema tabú, porque lo que sale de la investigación es que el diaconado femenino estuvo presente en la Iglesia primitiva en el contexto de la praxis bautismal, cuando se necesitaban servidoras de la comunidad para la inmersión de las mujeres adultas en el agua de regeneración; a eso puede referirse, por ejemplo, san Pablo (Rom 16, 1) a propósito de la diaconisa Febe.Pero volviendo al asunto, podríamos decir que el Papa Francisco ya ha restituido este tipo de diaconado (servicio) como ministerio bautismal sin necesidad de ubicarlo en el orden jerárquico. Esto ha sido posible desde hace un par de años gracias al acceso de las mujeres a los ministerios instituidos, reconocidos públicamente, es decir, el lectorado y el acolitado, además del ministerio de catequista. Así, a medida que se incluye más a la mujer en los ministerios bautismales, en las instancias de gobierno – como pasa ahora en varios dicasterios vaticanos – y en los organismos de participación de las iglesias locales, va cediendo el ánimo reivindicativo como síntoma de exclusión y así nadie puede acusar a la Iglesia de discriminación. A propósito, el Sínodo ha pedido que los diáconos permanentes no se limiten al servicio litúrgico, sino que se enfoquen principalmente en el servicio de caridad. De aquí que resulte muy necesaria y urgente la formación en la sinodalidad, iniciando por nosotros, los que hacemos parte del ministerio ordenado.Precisamente, no sé si está de acuerdo, en que es importante que las nuevas generaciones de presbíteros y diáconos permanentes sean más “empáticas” con el tema sinodal…Totalmente de acuerdo; por ello considero que el tema más urgente en el contexto que estamos viviendo en la Iglesia es el número 14 que versa sobre la formación con énfasis sinodal, no solo para todos los bautizados sino, específicamente, para los que optan por el sacerdocio ministerial. Además, este tema no solo está en dicho capítulo sino que aparece transversal en todo el documento; al respecto, las cinco propuestas (14 k,l,m,n,o) son todo un desafío para los obispos, los rectores de seminarios y la pastoral vocacional y sacerdotal ya que se pide una revisión de la reciente Ratio Fundamentalis, que es como la carta constitucional o la bitácora que rige los procesos de formación hacia el presbiterado y el diaconado permanente. Además, se pide que para la segunda sesión se haga una evaluación de la recepción y asimilación del proceso sinodal en estos itinerarios de formación.Esta propuesta me parece muy pertinente porque si los ministros ordenados no están permeados de la espiritualidad y la teología del Pueblo de Dios, que es la base de la sinodalidad, será difícil lograr esta renovación en la Iglesia. Esto supone seguir avanzando en la “desacademización” de la formación, es decir, que el camino hacia el presbiterado no sea simplemente matricularse en unas materias y vivir herméticamente en un recinto, lo que no pocas veces ha ocasionado ambientes artificiales y aislados de las comunidades cristianas que ocasionan inmadurez afectiva y relacional. Los llamados Seminarios Conciliares lo son porque fueron el magnífico resultado del Concilio de Trento; pero desde que San Carlos Borromeo fundó el primer seminario no han pasado más de 500 años, entonces, ¿cómo se formaron las generaciones de sacerdotes durante los anteriores 15 siglos? Debemos dirigir la mirada a las experiencias significativas y efectivas de esas épocas y a los actuales cambios socioculturales y pensar en Seminarios Sinodales que no se rijan por contenidos académicos sino por el encuentro personal con Jesucristo en las comunidades eclesiales, de tal modo que se permita una mayor inserción en el pueblo de Dios desde los inicios. Pero esto es un tema que no podemos agotar en una pregunta.¿Algo más que agregar Padre Raúl?Habría muchos otros temas por tratar, pero por ahora esto es suficiente. Pienso que este Sínodo nos confirma una vez más que la Iglesia está dirigida por el Espíritu Santo. Cuando estudiamos la historia de este misterio divino, no solo como institución humana, encontramos unos momentos especiales en los que se renueva Pentecostés, por ejemplo, la época apostólica y patrística con sus respectivos concilios, el surgimiento del monacato y de las órdenes mendicantes, la Reforma Católica de Trento y sus gloriosas consecuencias, ¡La pérdida de los Estados Pontificios! (que permitió la separación entre el poder político y el servicio eclesial), el Concilio Vaticano II y el actual Proceso Sinodal. No debemos tener la mirada y los oídos tan cerrados a la voz del Espíritu; la Iglesia tiene más de dos mil años, cuenta con la asistencia del Espíritu Santo y es de revelación divina que “el poder del infierno nunca prevalecerá contra ella”.A continuación, compartimos la versión oficial del documento de síntesis:

Vie 22 Sep 2023

¿Cura falso? ¡Cuidado con el lenguaje!

Por Pbro. Raúl Ortiz Toro- Recuerdo que hace unos años las expresiones “cura falso”, “secta” e “iglesia de garaje” eran muy frecuentes para designar a aquellos que no pertenecían a la Iglesia Católica Romana. La historia de la diversidad religiosa en Colombia ha estado llena de sinsabores para quienes no profesan la religión mayoritaria. Lo paradójico del asunto es que la Iglesia Católica ha sido desde siempre defensora del derecho a la libertad religiosa, de cultos y de conciencia porque nació en el seno de una religión que la estigmatizó y la consideró “secta”. Recordemos que san Pablo, en su testimonio, recordaba que él estaba convencido de que matando cristianos daba gloria a Dios.En muchos países del mundo el cristianismo en general, y particularmente el catoliciso romano que está en obediencia al Papa, sigue siendo una minoría. Con frecuencia nos enteramos de persecuciones y asesinatos por motivos religiosos en territorios de misión extranjera e incluso en países como Colombia, en zonas apartadas, el catolicismo es religión minoritaria. El Concilio Vaticano II en los años sesenta, leyendo los signos de los tiempos y reconociendo que el catolicismo seguía siendo minoría en muchas regiones, envió un mensaje al mundo a través de su declaración “La dignidad humana” (Dignitatis Humanae) en la que los obispos expresaron que “la persona humana tiene derecho a la libertad religiosa” y que dicha libertad consiste en la inmunidad de coacción, es decir, que “ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia, ni se le impida que actúe conforme a ella en privado y en público, sólo o asociado con otros, dentro de los límites debidos” (DH, 2).En algunas zonas del mundo que históricamente acogieron a las poblaciones migrantes de los siglos XIX y XX de manera masiva, la diversidad religiosa ha sido un tema que no ha causado mayores dificultades. Un ejemplo claro de esto es Argentina: niños y jóvenes como Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco, a mediados del siglo pasado se encontraban en la escuela para compartir la vida sin discriminaciones entre ellos: católicos, luteranos, musulmanes, judíos, y demás. En países como Colombia, donde circunstancias históricas, políticas, geográficas, entre otras, impidieron que hubiera una fuerte presencia de migrantes en siglos pasados, la diversidad religiosa se estigmatizó, la religión mayoritaria se consideró “del Estado” y los más integristas se abrogaron el derecho de creerse ya salvados por su pertenencia institucional. Y la vivencia del ser cristiano y el amor a los semejantes, ¿para cuándo? ¡Que vivan la fraternidad humana en otros países, pero en Colombia no!” – dicen algunos.Por esta razón, se llegaron a usar palabras despectivas como “secta” cuando se referían a una iglesia cristiana histórica, “cura falso” cuando se veía un pope ortodoxo, o “iglesia de garaje” cuando iban avanzando las comunidades de fe cristiana no católica. Estas son palabras que hoy en día no se usan (o no deberían usarse) porque hemos entendido, gracias al mismo magisterio de la Iglesia, y últimamente debido a la insistencia del papa Francisco, como en este pasaje de Fratelli tutti que “Las distintas religiones, a partir de la valoración de cada persona humana como criatura llamada a ser hijo o hija de Dios, ofrecen un aporte valioso para la construcción de la fraternidad y para la defensa de la justicia en la sociedad. El diálogo entre personas de distintas religiones no se hace meramente por diplomacia, amabilidad o tolerancia. Como enseñaron los Obispos de India, «el objetivo del diálogo es establecer amistad, paz, armonía y compartir valores y experiencias morales y espirituales en un espíritu de verdad y amor»” (Hermanos todos, 271).Por supuesto, tampoco podemos ser ingenuos y, con base en un falso irenismo, desconocer que, aunque la diversidad religiosa sí es una realidad que está ahí en la sociedad actual y que no podemos ocultar, y que la libertad religiosa es un derecho que nos beneficia también como católicos romanos, etcétera, no obstante el modo como en Colombia se ha tratado el tema (con base en el artículo 19 de la Constitución Política, la ley estatutaria de libertad religiosa (133 de 1994) y el decreto de Política Pública Integral de Libertad Religiosa y de Cultos de 2018) ha sido, muchas veces y, lamentablemente, desconociendo el principio de proporcionalidad que defiende los derechos adquiridos por las mayorías en la historia, y permitiendo el proselitismo político y religioso, y, tercero, aunque en menor medida, pasando por alto la supervisión, vigilancia y control que alguien debe hacer.No por casualidad, en Colombia, existen 10.600 entidades religiosas a las que el Ministerio del Interior les ha otorgado personería jurídica especial durante los últimos 30 años; a principios de este, la directora de Asuntos Religiosos (DAR) del Ministerio del Interior alertó por varios medios noticiosos de la existencia de una red de tramitadores que gestionan fraudulentamente personerías jurídicas para que terceros terminen delinquiendo, con la fachada de iglesia, a través, por ejemplo, de lavado de activos y evasión de impuestos. Sé que la DAR está comprometida en erradicar estos vicios y fraudes. Esta realidad, sin embargo, no debe llevarnos a estigmatizar a todas las entidades religiosas, pues la generalización es de insensatos. Más bien tiene que movernos a los agentes de evangelización al compromiso decidido en el cumplimiento de nuestra misión, y a todos debe motivarnos a trabajar juntos, desde nuestra propia identidad, en aquellos temas que compartimos, por ejemplo, la promoción humana integral, el cuidado de nuestra casa común, y la búsqueda de la reconciliación y la paz. P. Raúl Ortiz ToroDirector de los Departamentos de Doctrina y PUD

Vie 25 Ago 2023

Las novedades del Instrumentum Laboris

El Instrumentum Laboris: un documento de reflexión para la Iglesia sinodalPor Pbro. Raúl Ortiz ToroDirector Departamento de DoctrinaSecretariado Permanente del Episcopado ColombianoSe acerca la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que tendrá lugar en Roma en el próximo mes de octubre. Para los trabajos que se desarrollarán, la Secretaría General publicó en el pasado mes de junio el documento Instrumentum Laboris. Hay una gran expectativa en la Iglesia por las conclusiones a las que se llegará; no se pretende cambiar el dogma – como muchos detractores mal intencionados han afirmado –, ni se trata de un parlamento para socializar iniciativas que reformen la disciplina eclesiástica. El Sínodo de los Obispos inició en 1965 gracias al papa San Pablo VI y ha tratado siempre temas coyunturales en la Iglesia. Ahora habrá una novedad especial: si el Sínodo va a tratar el asunto sinodal era muy lógico que se viviera la sinodalidad en su desarrollo, por ello han sido integrados otros miembros del pueblo de Dios no obispos, en total 370 personas.Mientras se desarrollan las dos sesiones en 2023 y 2024, la Iglesia continúa el camino sinodal en las comunidades eclesiales locales. Para ello, los documentos de este proceso son siempre útiles y no pierden vigencia. Más aún, el Instrumentum Laboris (que puede encontrarse en distintos idiomas en el sitio www.synod.va) desde ya puede ser utilizado en la actividad evangelizadora de las Iglesias Particulares como incentivo de reflexión y aliciente de acción.El documento cuenta con dos grandes bloques; el primero, llamado Sección A: Por una Iglesia Sinodal. Una experiencia integral, tiene, a su vez, dos partes. En la primera se hace acopio de las síntesis continentales, nacionales y diocesanas de la escucha sinodal y llega a las siguientes conclusiones.1.Una Iglesia sinodal se funda en el reconocimiento de la dignidad común que deriva del bautismo. Esto debe verse reflejado en sus instituciones, estructuras y procedimientos.2.Una Iglesia sinodal es una Iglesia de la escucha: del Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios, de los acontecimientos de la historia, y de los otros (individuos y comunidades eclesiales). Esto debe llevar a asumir la virtud de la humildad, saber pedir perdón y reconocer que hay mucho por aprender.3.Una Iglesia sinodal es una Iglesia de encuentro y diálogo. Esta dimensión se ve reflejada en el diálogo ecuménico e interreligioso que no busca la uniformidad.4.Una Iglesia sinodal sabe relacionar Amor y Verdad como Cristo.5.Una Iglesia sinodal sabe gestionar las tensiones sin dejarse destruir por ellas y sin apresurarse a ofrecer soluciones inmediatas, sino que escucha, presta atención y se pone en contacto con la sana inquietud de lo incompleto.6.Una Iglesia sinodal se alimenta incesantemente del Misterio que celebra en la liturgia, particularmente en la Eucaristía.7.Una Iglesia sinodal es también una Iglesia del discernimiento.La segunda parte de la Sección A, trata el tema de la Conversación Espiritual como método grupal para la escucha y el discernimiento, y que se utilizará en esta sesión de la Asamblea. El documento expresa que es una prioridad de primer orden la “formación en el método, de animadores capaces de acompañar a las comunidades a practicarlo” Y concluye con contundencia: “La formación para la conversación en el Espíritu es la formación para ser una Iglesia sinodal”. Nuestros obispos colombianos en la pasada Asamblea Plenaria de julio de 2023 trabajaron profundamente con esta metodología.El segundo bloque, Sección B: “Comunión, misión, participación. Tres temas prioritarios para la Iglesia sinodal”, desarrolla la teología propia de la sinodalidad. Un gran cambio en la hermenéutica del proceso es que el orden de las tres prioridades: “comunión, participación, misión” pasa a tener la misión en el centro: “comunión, misión, participación”, por dos razones:1.La comunión y no la participación, es la condición de la credibilidad del anuncio evangelizador. Ahora bien, como “la comunión representa a la vez la fuente y el fruto de la misión porque la comunión es misionera y la misión es para la comunión” (Christifideles Laici, 32), de allí se sigue que la orientación a la misión es el único criterio evangélicamente fundado para la organización interna de la comunidad cristiana, la distribución de funciones y tareas, y la gestión de sus instituciones y estructuras.2.Es en relación con la comunión y la misión como puede entenderse la participación y por eso solo puede abordarse en tercer lugar. Se supera, así, la visión dualista según la cual la comunión indica las relaciones ad intra, mientras la misión solo tiene que ver con el impulso ad extra. Además, la participación como resultado y no como condición, adquiere una orientación finalista “que impide que se convierta en el frenesí de las reivindicaciones de derechos individuales”.Finalmente, el documento presenta como anexo las “Fichas de trabajo para la asamblea sinodal”. En total son quince fichas, cinco para cada prioridad. Cada ficha consta de una introducción, una pregunta para el discernimiento y unas sugerencias para la oración y la reflexión. Las tres preguntas nucleares son:1.Una comunión que se irradia: ¿Cómo podemos ser más plenamente signo e instrumento de la unión con Dios y de la unidad del género humano?2.Corresponsables en la misión: ¿Cómo podemos compartir dones y tareas al servicio del Evangelio?3.Participación, responsabilidad y autoridad: ¿Qué procesos, estructuras e instituciones son necesarios en una Iglesia sinodal misionera?Todos los servidores de la evangelización estamos invitados a continuar en nuestras propias comunidades eclesiales el camino sinodal, porque este no es una actividad aislada o un proyecto pontificio, es la vida misma de la Iglesia que continuamente se renueva con el ánimo de llegar a todos como Cristo lo hizo.

Mié 9 Ago 2023

El Pontífice se solidarizó con la comunidad musulmana por la quema del Corán en Suecia y Dinamarca

En los últimos meses, varios ataques discriminatorios a la comunidad musulmana se han verificado en Europa, especialmente en Suecia y Dinamarca, donde fueron quemados ejemplares del Corán, su libro sagrado. Expresando su solidaridad, el pasado 27 de julio, el papa Francisco escribió al doctor Abdul Karim Paz, representante de Diálogos Interreligiosos en la Fundación Islámica de Argentina (FIAS), de quien es amigo personal.“Querido hermano: El episodio de la quema del Sagrado Corán es, sencillamente, una salvajada. Estas cosas dañan e impiden el diálogo humano y maduro entre las personas. Que Dios lo bendiga, fraternalmente, Francisco”, es lo que se lee en el breve mensaje del pontífice.Francisco es, quizá, el Papa que más ha insistido en la necesidad de promover la fraternidad humana. Un ejemplo de esto se dio durante la reciente Jornada Mundial de la Juventud en Portugal, donde se realizó una ceremonia de plantación de árboles asociados a las seis grandes familias religiosas: taoísmo, hinduismo, budismo, judaísmo, cristianismo e islam, en el Jardín Botánico Tropical de la Universidad de Lisboa.Además, en 2019, tras el encuentro interreligioso en Abu Dabi, en el que dialogó con el Jeque Mohammed bin Rashid Al Maktum, el Gran Imán Ahmad Al-Tayyib, y con el Consejo de los de la Mezquita Sheikh Zayed, se instituyó la Jornada Internacional de la Fraternidad Humana que se celebra el 4 de febrero de cada año.En su carta encíclica titulada Hermanos todos (Fratelli Tutti), 199, sobre la fraternidad y la amistad social expresó: “Algunos tratan de huir de la realidad refugiándose en mundos privados, y otros la enfrentan con violencia destructiva, pero entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta, siempre hay una opción posible: el diálogo”.Precisamente, Francisco ha dado ejemplo de diálogo con las culturas y las religiones. El sheij Abdul Karim Paz, compartió en una entrevista al periódico argentino Cultus algunos pormenores de sus encuentros: «Desde que era Arzobispo de Buenos Aires cultivamos una relación el marco del diálogo religioso y hemos tenido varios encuentros. El Papa Francisco, cuando estaba en Buenos Aires nos regaló un árbol de olivo pequeño que plantamos en la Mezquita y que empezó a dar aceitunas cuando asumió el papado».De acuerdo con el padre Raúl Ortiz Toro, director del Departamento de Doctrina y Promoción de la Unidad y el Diálogo del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano, en Colombia el diálogo interreligioso sigue siendo un desafío.“La realidad de diversidad religiosa existe y ante ella la opción de la Iglesia no puede ser ni la estigmatización ni la discriminación, sino la cultura del encuentro y la espiritualidad de la acogida. Ya lo ha expresado también el Papa: la historia tiene dinamismos que se han fundamentado en la diversidad de etnias, sociedades y culturas; por ello, es evidente que hay dentro de nosotros una vocación natural a formar comunidad de hermanos que deben acogerse con respeto, mutuamente, y preocuparse los unos por los otros, venciendo la indiferencia”, afirma en sacerdote.

Mar 21 Mar 2023

“Es más lo que nos une que lo que nos separa”: P. Raúl Ortiz sobre diálogos en la CEC

Durante la semana del 13 al 17 de marzo, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), a través del Departamento de Promoción de la Unidad de los Cristianos y del Diálogo Interreligioso, acogió y facilitó en su sede en Bogotá tres espacios de encuentro con resonancia ecuménica e interreligiosa que tenían como objetivo central propiciar la unificación de criterios generales, en medio de la diversidad de doctrinas, en torno a temas de amplia relevancia espiritual, social y política en el contexto actual del país. La primera actividad se llevó a cabo el lunes 13 de marzo y tenía como propósito fundamental animar el aporte de ideas para la construcción y presentación de proyectos de ley en materia de defensa de la vida, la familia y la libertad religiosa. A él asistieron representantes de diferentes iglesias, universidades y sectores políticos del país, de manera especial, senadores y representantes a la cámara que conforman la Comisión Accidental creada con este enfoque en el Congreso de la República en octubre de 2022. Posteriormente, el día miércoles 15 de marzo, 40 miembros de diferentes instituciones e iglesias se dieron cita en la CECpara desarrollar, a través de sesiones plenarias y actividades grupales, el ‘Encuentro ecuménico por la reconciliación y la paz’. Este segundo espacio, que contó con la presencia de monseñor Édgar Aristizábal Quintero, obispo de la Diócesis de Yopal y presidente de la comisión episcopal que promueve este tema, estuvo guiado por el documento titulado ‘Hacia una pastoral para la reconciliación y la paz’ que construyó recientemente el Secretariado Nacional de Pastoral Social (SNPS), a partir de las orientaciones dadas en este sentido por los obispos católicos colombianos el año pasado. Finalmente, el jueves 16 de marzo, 60 personas que integran la Mesa Nacional del Sector Religioso en Colombia, se reunieron para dialogar, de manera especial, sobre dos temas de la realidad nacional, fundamentales para todas las religiones, iglesias, espiritualidades y confesiones de fe en el país: La adición del nuevo artículo autónomo en el Plan Nacional de Desarrollo para crear el Sistema Nacional de Libertad Religiosa y de Cultos, Diálogo Social, Paz Total y No Estigmatización (SNALIREC), propuesta que fue aprobada el día anterior en primer debate. Así mismo, sobre el proyecto de ley que deroga los artículos 201 a 204 del Código Penal relacionados con el derecho del sentimiento religioso. A este último diálogo asistió también la directora nacional de Asuntos Religiosos, Amelia Rocío Cotes, quién realizó aportes para el análisis de la futura creación del SNALIREC, así como del proyecto de ley que humaniza la política criminal y penitenciaria en Colombia, otro de los temas que también preocupa a este grupo. De acuerdo con el padre Raúl Ortiz Toro, director del Departamento de Promoción de la Unidad, estos espacios dan alcance concreto a la recomendación hecha por el Papa Francisco frente a la necesidad de fortalecer el diálogo con los otros, especialmente en temas de fe. Por esto, recordó que, ante los desafíos actuales que plantea el país, “es más lo que nos une que lo que nos separa”. CONOZCA TODOS LOS DETALLES Y TESTIMONIOS DE ESTOS EVENTOS A TRAVÉS DEL SIGUIENTE VIDEO: