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Plan de Predicación

Jue 2 Mar 2017

El Señor nos invita a vencer las tentaciones y crecer en el amor

El Señor nos enseña a vencer las tentaciones y quiere que saquemos provecho de las pruebas por las que vamos a pasar. Que este camino cuaresmal, vivido en oración, espíritu de mortificación y obras de caridad, nos permita crecer en amor a Dios y al prójimo. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Gn 2,7-9; 3,1-7[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo: 51(50),3-4.5-6a. 12-13.14+17 (R. cf. 3a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Rm 5,12-19 (forma larga) o Rm 5,12.17-19 (forma breve)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Mt 4,1-11[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] La CUARESMA recuerda los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto; lleno del Espíritu Santo, regresa Jesús del bautismo en el Jordán, y “fue conducido por el Espíritu al desierto (donde ayunó cuarenta días y cuarenta noches), para ser tentado por el diablo” (cf. Mt. 4, 1-2): fueron días vividos en oración y penitencia. Al finalizar estos días, tuvo lugar la escena que nos describe la liturgia en este primer domingo de cuaresma: las tentaciones de Jesús, descritas hoy por el evangelista Mateo. Las lecturas que nos presenta hoy la liturgia nos dejan ver la desobediencia del primer hombre, Adán, y toda la situación de pecado (pérdida de la amistad y de la comunión con Dios – descripción de la primera lectura del libro del Génesis); en la segunda lectura (de la Carta a los Romanos) se muestra el contraste entre el hombre viejo, Adán, y el hombre nuevo, Cristo: la acción de Dios Padre en su Hijo nos hace pasar de la desobediencia a la obediencia, de la muerte a la vida, devolviéndonos la dignidad de hijos de Dios. El Santo Evangelio describe el encuentro entre Jesús y el diablo, el cual busca tentar a Jesús al inicio de su misión y burlar – desfigurar su identidad mesiánica como Hijo de Dios; mas Jesús vence porque permanece fiel a la voluntad de Dios. Es oportuno hacer una pequeña reflexión sobre el desierto como situación humana y escenario de prueba: toda la vida está llena de pruebas y tentaciones, así el discípulo de Cristo debe manifestar su fidelidad al Señor. El desierto puede simbolizar un lugar propicio para las grandes revelaciones, en el silencio y la amistad con Dios, que posibilita el servicio a Dios y a nuestros hermanos; como también puede ser un lugar de tentación, rebelión y pecado, donde el discípulo requiere la gracia de Dios para vencer el pecado y el mal. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] A lo largo de sus enseñanzas, Jesús quiso animarnos cuando llega la prueba, la tentación: es oportuno obrar con humildad, fidelidad a la voluntad de Dios, en oración y sacrificio. “¡Feliz el hombre que soporta la prueba! Superada la prueba, recibirá la corona de la vida que ha prometido el Señor a los que le aman”, afirma el Apóstol Santiago (1,12). San Mateo describe algunas de las tentaciones más frecuentes: a. Consumismo: El Señor Jesús, después de pasar cuarenta días con sus noches ayunando, siente hambre; y el tentador le propone: “…di que estas piedras se conviertan en pan”. Es el dilema fundamental entre el ser y el tener, saber elegir cada día, tantos afanes y apegos, es la tentación del camino fácil. b. Manipulación: La segunda tentación busca desafiar a Dios – “Si eres Hijo de Dios, tírate abajo…” Cristo se niega a hacer milagros inútiles, por vanagloria; puede ser una tentación frecuente entre creyentes: el deseo de quedar bien o de exigir pruebas extraordinarias a Dios. c. Ídolos: el demonio ofrece a Jesús toda la gloria y el poder que un hombre puede ambicionar – “Todas estas cosas te daré, si te postras y me adoras”. La ambición, buscarnos a nosotros mismos, los bienes materiales que nos atraen y fascinan, etc. El Señor nos invita a estar vigilantes para no dejarnos llevar por las glorias del mundo El diablo busca inducir a Jesús hacia un falso mesianismo, el mesianismo triunfalista, terreno, que no corresponde al plan de Dios. Nosotros como discípulos, en medio del mundo, también debemos estar atentos para no dejarnos vencer por el tentador; el Señor está a nuestro lado, acompañándonos y animándonos: “En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: Yo he vencido al mundo” (Jn. 16,33). [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] El tiempo de la cuaresma que hemos iniciado nos permitirá nuevamente centrar nuestra vida en Dios, ya que tantas ofertas del mundo con facilidad nos alejan del verdadero amor a Dios y a nuestros hermanos. En el libro Jesús de Nazaret, el Santo Padre, Benedicto XVI, al desarrollar el tema de las tentaciones de Jesús insiste: “En la lucha contra Satanás ha vencido Jesús: frente a la divinización fraudulenta del poder y del bienestar, frente a la promesa mentirosa de un futuro que, a través del poder y la economía, garantiza todo a todos, Él contrapone la naturaleza divina de Dios, Dios como auténtico bien del hombre. Frente a la invitación a adorar el poder, el Señor pronuncia unas palabras del Deuteronomio: “Al Señor tu Dios, adorarás y a Él sólo darás culto” (Mt.4, 10; cf. Dt. 6,13). El precepto fundamental de Israel es también el principal precepto para los cristianos: adorar sólo a Dios” (p. 70). Pidamos al Señor que no nos deje caer en la tentación, así cada día podemos contar con su presencia para permanecer firmes y servir a Dios en la vocación a la que nos llama. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Invitar a la Campaña de la Comunicación Cristiana de Bienes que comenzó el Miércoles de Ceniza. Como fruto de las privaciones voluntarias, la ofrenda de los fieles contribuye al apoyo que la Iglesia brinda a muchas personas que son víctimas de los desastres naturales o del conflicto en Colombia. 2. Este domingo se celebra el rito «de la elección» o «inscripción del nombre» para los catecúmenos que serán admitidos a los sacramentos de Iniciación Cristiana en la Vigilia Pascual, empleando las oraciones e intercesiones propias, como se encuentran en las pp. 799-800 del Misal. Tener presente que el Prefacio en este día es propio: «Las Tentaciones del Señor», p. 79 del Misal. Aprovechar este tiempo de cuaresma para el ejercicio del Santo Vía Crucis (en especial los viernes) y de las prácticas de ayuno y abstinencia. Precisar que todos los viernes de Cuaresma son días de abstinencia de carne, que obliga a todos los mayores de catorce años.

Lun 13 Feb 2017

Amemos a quienes nos hacen daño y amemos mucho

Hoy debemos estar especialmente atentos y receptivos. Jesús nos va a dar su lección de amor máximo, de amor de infinitud divina, que a todos nos va a costar entender: nos dice que hay que amar a los enemigos. Dios es amor y el amor a los demás es la verdadera esencial del cristianismo, pero hoy el Maestro nos pide lo más difícil: amar a quienes nos hacen daño y mucho. Participemos con fe. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Lv 19,1-2.17-18[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo: 103(102),1-2.3-4.8+10.12-13 (R. 8a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 1Co 3,16-23[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Mt 5, 38-48[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] ¡El punto de referencia de toda moral es el mismo Dios! Sed santos, porque yo, el Señor vuestro Dios, soy santo. Las prescripciones que se recogen en este capítulo 19 del Levítico, atañen a todo el pueblo. La santidad según la Escritura tiene un sentido más amplio que el uso que se hace en teología y en la espiritualidad. La santidad de Dios queda esclarecida cuando se realiza su proyecto. Y siempre tiene un sentido comunitario con consecuencias para la vida cotidiana y para la vida cultual. La santidad es uno de los atributos esenciales del Dios de Israel (Lv 11,44-45; 19,2; 20,7.26; 21,8; 22,32s). Pablo quiere reafirmar la unidad de la Iglesia amenazada seriamente en Corinto. La comunidad cristiana, cuerpo de Cristo (1Cor 12; Rm 12), es el verdadero templo donde habita la gloria de Dios y donde es colocada la nueva alianza. La escuela joánica interpreta las palabras de Jesús con motivo de la expulsión de los vendedores como el cuerpo glorioso de Cristo: Pero el templo del que hablaba Jesús era su propio cuerpo (Jn 2, 21). Por tanto, sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto. En este relato del evangelio, según san Mateo, Jesús sigue explicando a sus discípulos lo que significa, no sólo cumplir la Ley, sino darle plenitud. Les pone unos ejemplos fáciles de entender para ellos: la ley del talión permitía a los judíos el cobrarse el “ojo por ojo y diente por diente” a la hora de aplicar una venganza al enemigo que les había ofendido; pues bien, Jesús les dice que la perfección de esta ley va mucho más allá que el mero cumplimiento de la misma, y aconseja a sus discípulos que no sólo no se venguen, sino que traten a los que les han ofendido con benevolencia y hasta con generosidad. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] El amor rompe la cadena del odio. En las civilizaciones mesopotámicas se estableció la Ley del Talión para evitar venganzas desmedidas. La venganza sería proporcional al daño recibido. Jesús, en cambio, propone el perdón absoluto. Amor y perdón, dos palabras claves en el mensaje de las lecturas de este domingo. Fáciles de pronunciar, pero difíciles de practicar. Amar a los que nos aman puede ser interesado. El mérito está en amar a aquél que no nos puede devolver el amor, e incluso a aquél que nos odia. El Levítico advierte al pueblo para que deje a un lado el odio, el rencor y la venganza. Llega incluso a decir que cada uno debe “amar al prójimo como a uno mismo”. Jesús no sólo habla de amor al prójimo, sino también de amor al enemigo. ¿Cómo voy a amar a quien me hace daño? ¿Pide Jesús algo imposible de practicar? Para hacer vida esta petición del Señor podemos hacer alusión a la Exhortación Apostólica del santo Padre Amoris Laetitia, cuando nos habla de la paciencia: “Tener paciencia no es dejar que nos maltraten continuamente, o tolerar agresiones físicas, o permitir que nos traten como objetos. El problema es cuando exigimos que las relaciones sean celestiales o que las personas sean perfectas, o cuando nos colocamos en el centro y esperamos que sólo se cumpla la propia voluntad (…) Esta paciencia se afianza cuando reconozco que el otro también tiene derecho a vivir en esta tierra junto a mí, así como es. No importa si es un estorbo para mí, si altera mis planes, si me molesta con su modo de ser o con sus ideas, si no es todo lo que yo esperaba.” (A.L 92) [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] El amor al enemigo es un amor que acaba con el enemigo, pero no con el hombre. Es la única fuerza que puede batirse cuerpo a cuerpo con el odio. Frente al enemigo se pueden adoptar varias actitudes: suponer que no es enemigo, imaginar que aquí no ha pasado nada y no tomarlo en cuenta, en cuyo caso todo seguirá igual; o enfrentarse al enemigo y responder a su agresión con las mismas armas, oponiendo odio al odio, en cuyo caso siempre vencerá el odio y caeremos en la espiral de la violencia; o, finalmente, y ésta es la actitud que nos pide Jesús, amar al enemigo y hacer bien a los que nos odian, conscientes de que el mejor bien que podemos hacer al enemigo es despojarlo de sus armas para ganarlo como hombre. Al rezar hoy el Padrenuestro no seamos hipócritas. Seamos sinceros al decir “perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Seamos comprensivos y compasivos como lo es Dios con nosotros. Sólo así nos daremos cuenta de que lo que parece imposible es posible. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Resaltar en cartelera la frase: “El Señor es compasivo y misericordioso”. Insistir en las palabras: amor, perdón, oración y hacer el bien. Hoy como acto penitencial al comienzo de la Misa se puede hacer el Rito para la Bendición y Aspersión con el agua, siguiendo el “Formulario I”, p. 1053 del Misal. Se puede utilizar Plegarias Eucarísticas: “De la Reconciliación II”, p. 508 del Misal. Motivar a la comunidad para que la oración del Señor sea orada de manera despacio y siendo conscientes especialmente de la súplica: “como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Enfatizar en el gesto de la paz. Que sea un momento vivido desde el corazón que lleve a la comunidad a fomentar la paz. Tener presente que esta semana, el miércoles 22, es la fiesta de la Cátedra de san Pedro, apóstol.

Jue 9 Feb 2017

"Tu Palabra, Señor, es la verdad y tu ley nuestra libertad"

Tu Palabra, Señor, es la verdad y tu ley nuestra libertad. Esta palabra que canta la ley del amor, llegue a cada corazón y señale a cada persona y a toda la comunidad su camino de esperanza y de fraternidad. Escuchemos. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Is 58,7-10[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Sir 15, 15-20[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo: 119(118), 1-2.4-5.17-18.33-34 (R. cf. 33a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Mt 5,17-37 (forma larga) o Mt 5,20-22a.27-28.33-34a.37 (forma breve).[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] El libro del Eclesiástico o Sirácide nos indicará la urgencia de vivir los mandamientos y de hacer de ellos un camino seguro para nuestra vida. La actitud del mundo frente a las normas siempre será polémica, pero los creyentes no podemos olvidar que Dios no nos ofrece los mandamientos como un código, son una amplia senda de esperanza que determina las relaciones con Dios y con los hermanos en clave de amor. El salmo 119, (118) que es el más largo de la Biblia, es un canto a la ley de Dios, pero es también un consejo prolongado y gozoso que invita al creyente a regular su vida con una ley de amor y de esperanza que se concreta en la fraternidad, en la convivencia, en la bondad. San Pablo sigue presentando su ministerio a una comunidad tan difícil como la de Corinto. Allí las actitudes del Apóstol y las instrucciones que da se convierten en un reto que contrasta con el caos moral que se vivía en aquella ciudad turbulenta, tan parecida a nuestro mundo de hoy. El Evangelio hace del Monte de las Bienaventuranzas un nuevo Sinaí, en el que Jesús no desbarata la ley sino que la clarifica la traduce en clave de misericordia, proponiéndole a aquellos testigos y a nosotros los actuales oyentes, que todo se renueva, que la ley de Dios se hace práctica y se entenderá ahora como la clave para la construcción de una sociedad que conviva en la armonía bajo el “dulce yugo” del amor. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] Vivimos hoy una tentación dramática: el relativismo. Es, no sólo una tendencia nefasta que quiere y propone un mundo sin normas y sin referentes firmes, sino también una temible escuela de vida sin compromiso y de vida sin futuro. Jesús, con paciente alegría, va releyendo la Ley. Alaba su perfección pero propone su actuación en una vida ejemplaren la que la constante “pero yo os digo” nos indica que Jesús, lee la ley con los ojos de la misericordia y, como si fuera un músico que quiere hacer una interpretación magistral de un clásico, le da los acentos nuevos para que aparezca en todo su esplendor la inspiración de Dios-amor. La Ley de Dios es perfecta, pero el corazón humano la fue volviendo una carga terrible que, en tiempos de Jesús, era puesta sobre los débiles hombros del pueblo por los fariseos. Hoy podríamos caer en una situación semejante si no renovamos nuestra fe en el amor de Dios que nos llama a la perfección y a la santidad. La clave es el amor, la inspiración es el amor, la fuerza es el amor. El amor a Dios nos pide fidelidad a su intención y fidelidad al hacer de sus leyes un camino de esperanza que debe ser recorrido por todos en comunión y en esperanza. Jesús no cambia lo esencial, le da esencia amorosa y fiel a todo lo que Dios había dispuesto, purificando la voluntad de Dios de las añadiduras y componendas de los fariseos. Estamos ante el deber de conocer el amor de Dios y vivirlo, de hacer de la nueva ley, que es la misericordia, el mejor camino para encontrar al final de la vida la corona que Dios ha preparado para el que vive en su amor y en su presencia. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] El monte de las Bienaventuranzas es un nuevo Sinaí, en el que Jesús, quiere inscribir la ley del amor en nuestros corazones y no en lajas de piedra. Aceptemos el reto y hagamos de nuestra celebración una fiesta de esperanza en la que la ley de Dios es proclamada: la antigua celebrada con amor como camino que nos preparó para la nueva alianza, la ley iluminada por cristo, como sendero por el que la Iglesia ha de seguir caminando como “pueblo que tiene como meta el Reino y como ley el precepto del amor”, de lo que habla uno de los prefacios del Misal. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Resaltar la frase: «No he venido a abolir la Ley y los Profetas (…) sino a dar cumplimiento». Insistir en las palabras: ley, amor, justicia y misericordia. Para el acto penitencial de la Misa se puede seguir el Formulario 3, con la invitación “Jesucristo, el Justo, intercede…” y con la invocación para el Tiempo Ordinario II, p. 344 del Misal. Puede ser útil emplear la Plegaria Eucarística IV, con su prefacio propio, que nos recuerda la historia de amor fiel de Dios por su pueblo que culmina en la Pascua de Jesús y se prolonga en la vida de la Iglesia. Qué bueno fuera cantar en comunión el bello himno “Dios es amor” compuesto por De Roux y Briceño, tan común en los tiempos del congreso Eucarístico que presidió entre nosotros el Beato Paulo VI. .

Mié 1 Feb 2017

Ser luz es aprender a imitar la actitud del profeta

La palabra del Señor siempre viva nos llama hoy al testimonio gozoso y al compromiso de ser luz y vida para todos. Que estas lecturas que se van a proclamar despierten en nosotros la llamada a iluminar el mundo con la luz de la fe. Escuchemos. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Is 58,7-10[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo: 112(111),4-5.6-7.8a+9 (R. 4a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 1Co 2,1-5[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Mt 5,13-16.[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] ¿Qué dice la Escritura? Isaías nos propone nuestra vocación de luz. El profeta en esta tercera parte de su libro, está empeñado en que Israel recuerde el amor de Dios y descubra cómo la vida que ha recobrado necesita signos concretos de fidelidad a Dios que se reflejen en la opción por los que sufren. El Salmo 112 insiste en la luz. Se es luz y se ofrece luz cuando el que cree hace de su vida una oportunidad para mostrar que la justicia verdadera se traduce en amor generoso, en confiada esperanza, en amor entregado con piedad a los que nos necesitan. Pablo, en la confianza que refleja este pasaje, retrata la grandeza de su ministerio como un servicio a Cristo y como un compromiso con el Crucificado que es la expresión plena del amor de Dios. El Evangelio nos recuerda, como decíamos antes, nuestra vocación de luz, la llamada que hace Jesús al comienzo de su ministerio para que lo que acaba de ser anunciado en las bienaventuranzas haga de los creyentes el faro que ilumine al mundo y la sal que de sabor a la historia. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] Acabamos de celebrar el 2 de febrero el recuerdo de la entrada de Jesús al templo, en el que se proclamaba a Cristo como “lumen Gentium”, luz de las gentes. El mundo en el que vivimos necesita de una presencia más viva y más activa de los creyentes. Hemos de ser los abanderados de la justicia, los signos vivos de la misericordia, la expresión concreta del amor de Dios que Jesús proclamaba como bienaventuranza el domingo pasado. Ser luz hoy es aprender a imitar la actitud del profeta, del apóstol, del salmista, que preparan la alegría del evangelio, anunciando al pueblo que camina en tinieblas que el que quiera ser fiel a Dios tiene que ser un signo de esperanza, una señal segura de vida y de fe para todos. Cada vez es más urgente que en un país en conflictos constantes y en incertidumbres evidentes, la fe sirva de orientación, el creyente sea como un faro que, en medio de la tormenta, le asegura a la nave que se estremece en la tempestad, la cercanía del puerto seguro. Ser sal es aprender que la vida humana, tantas veces insípida, cuando no amargada, necesita el sabor inconfundible que le puede aportar el que es fiel a Dios y traduce su fidelidad en compromiso misericordioso con el que sufre, con el que requiere compañía, con el que ha perdido la esperanza. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Convendría recordar este domingo la reciente fiesta de la luz del dos de febrero, para que cada uno sienta que la luz que ese día recibió junto a María, la Madre del Salvador, siga encendida y reflejada en una vida de fe y de compromiso. Es urgente recordar que en el Bautismo, se nos dio la luz, y que, también, en otro tiempo, se ponía un poco de sal en los labios del bautizado para recordarle su vocación de luz y de fe, para comprometerlo a formarse en la fe para ser testigo vivo del amor y de la vida de Dios. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Que los cantos hablen de ser luz y de la misión profética del creyente. En muchas comunidades se está iniciando la catequesis. Recordar que es misión de todos ser luz y ser sal de la tierra, mediante el compromiso con todos y con el testimonio de una fe que tiene raíces, pero que también da frutos. Sería oportuno utilizar el Prefacio Dominical I: «Misterio Pascual y pueblo de Dios», p. 383 del Misal, por recordar que fuimos llamados por Dios de las tinieblas a su luz admirable, para proclamar ante el mundo sus maravillas. Recordar que esta semana: Del lunes 6 al viernes 10 de febrero se llevará a cabo la CII Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano. Tener presente en as oraciones a los Señores Obispos, pidiendo por el éxito de la Asamblea y el bien de la Iglesia que peregrina en Colombia. El sábado 11 de febrero, es la memoria libre de Nuestra Señora de Lourdes y se celebra la Jornada Mundial del Enfermo.

Lun 23 Ene 2017

Las bienaventuranzas nos revelan el amor de Dios

Con frecuencia oímos hablar de planes, de proyectos o de metas. Hoy la Escritura Sagrada nos indica el programa de vida del cristiano que es el de las bienaventuranzas. Pongamos toda la atención del corazón a la proclamación de la Palabra de Dios, pues en ella encontraremos la “lámpara que guía nuestros pasos” (Sal 118,105). Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: So 2,3; 3,12-13[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo: 146(145), 6c-7.8-9a.9bc-10 (R. Mt 5,3a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 1Co 1,26-31[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Mt 5,1-12a[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] ¿Qué dice la Escritura? Hoy escuchamos, en la primera lectura, un pasaje bien conocido del profeta Sofonías. En una época dura y compleja de la vida del pueblo de Israel, cuando aparece muy cercana la perspectiva del exilio, el Señor promete un “resto fiel” que buscará al Señor con humildad y confianza. Así se introduce la figura teológica de los pobres de Yavé, que no se refiere a una clase sociológica, sino a aquellos que siguen con sencillez y humildad los caminos del Señor, que guardan sus mandamientos, que hacen depender toda su vida del amor del Señor. La misma realidad se celebra en el Salmo que, justamente, recuerda, como en un cántico sin término, las acciones de Dios a favor de los pobres en el espíritu. También el trozo que hemos escuchado de la carta a los Corintios recoge la línea veterotestamentaria que ya hemos señalado, aplicada a una comunidad cristiana. La vida en Cristo no puede fundarse en glorias o conquistas humanas, sino en el amor y misericordia de Dios que nos ha escogido. Se habla, además, del modo de proceder de Dios, en ocasiones desconcertante, porque elige lo débil, lo que no cuenta. Bien sabemos que el pasaje evangélico de San Mateo que se lee hoy en la liturgia, el de las Bienaventuranzas, introduce el llamado Discurso de la Montaña, en el que se anuncia el Reino de Dios, su identidad, su dinámica y sus exigencias. Las palabras de Jesús, que sin duda desconciertan, se refieren al modo de actuar de Dios y, de modo especialísimo, hablan del mismo Cristo en cuya vida y mensaje se refleja cada una de las bienaventuranzas. ¿Qué me dice la Escritura? Como María, en su visita a Isabel, la Iglesia debe lograr la comprensión del modo de ser y de actuar de Dios: “Él derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos…” (Lc 1, 46ss.). Sólo los humildes y sencillos, los que pertenecen al resto que Dios se ha elegido, así como los describe el profeta Sofonías, pueden descubrir el misterio de la acción misericordiosa de Dios. Lo afirma el mismo Cristo en su alabanza al Padre: “…has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla” (Lc 10,21). Dios nos ofrece la felicidad verdadera, la que no se acaba y la que no se compara con la aparente dicha que nos dejan algunas cosas del mundo. En efecto, las bienaventuranzas hacen evidente un nuevo orden, aquel que surge del plan de Dios; las bienaventuranzas nos revelan el amor de Dios, su voluntad salvífica, lo que pasa en cada persona cuando acepta el reinado de Dios en su vida. Hay que tener presente que las bienaventuranzas no proclaman una especie de resignación y de pasividad frente al sufrimiento. La dicha no está en llorar, sino en el consuelo que se recibe de Dios; no está en sufrir, sino en heredar la tierra; no está en tener hambre y sed de justicia, sino en quedar saciado. ¿Qué me sugiere la Palabra para decirle a la comunidad? Si queremos encontrar la felicidad verdadera, la que el Señor nos promete, tenemos que vivir en el espíritu de las Bienaventuranzas. El Papa Francisco nos decía en una de sus homilías: “Si alguno de ustedes hace la pregunta: ¿Qué hay que hacer para convertirse en buen cristiano?, aquí tenemos la respuesta de Jesús que nos indica tan ‘contracorriente’ respecto a lo que habitualmente se hace en el mundo”. El mismo Santo Padre afirmaba: “las bienaventuranzas son el programa de vida del cristiano”. Hay que invitar a nuestras comunidades a hacer de las bienaventuranzas no sólo el programa de cada persona, sino también el itinerario de fe y de práctica de la acción evangelizadora. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] Si miramos a nuestro alrededor, observaremos que cada vez más se impone, con fuerza destructora, un estilo de vida que etiqueta como triunfadores o vencedores a los que ostentan el poder, el tener y el placer. Y muchas dinámicas sociales sirven a estos propósitos. El Señor nos propone un ideal bien distinto: el de aceptar su reinado en nuestra vida, el de asemejarnos a Cristo, el de encontrar la dicha en su amor y misericordia. Las bienaventuranzas deben representar para cada uno y para la comunidad un desafío permanente: el de buscar la felicidad en las cosas del Señor, confiarnos totalmente en su amor, ver las cosas como Dios las ve, aceptar su reino y seguirlo fielmente. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] La Eucaristía es la fuente y cumbre de la vida cristiana; en ella escuchamos la Palabra que nos anima y recibimos el alimento que nos fortalece para caminar hacia la eterna bienaventuranza. Pidamos de manera especial en esta celebración que podamos ser testigos del Reino de Dios, o lo que es igual, que nuestra vida cristiana sea ejemplo vivo de la validez de las bienaventuranzas. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Convendría hacer una cartelera con la frase: “Dichosos los que tienen espíritu de pobres”. La Plegaria eucarística de hoy pudiera ser la de para diversas circunstancias 4: «Jesús, que pasó haciendo el bien», p. 529 del Misal, por destacar la cercanía de Jesús con los pequeños, pobres, enfermos, pecadores, oprimidos y afligidos. Tener presente que esta semana, el jueves 2 de febrero, es la fiesta de la Presentación del Señor: Jornada Mundial de la Vida Consagrada. La liturgia propone un esquema sencillo de bendición de los cirios y con procesión o sin ella, antes de comenzar la eucaristía. Recordar que del lunes 6 al viernes 10 de febrero se llevará a cabo la CII Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano. Tener presente en las oraciones a los Señores Obispos, pidiendo por el éxito de la Asamblea y el bien de la Iglesia que peregrina en Colombia.

Lun 9 Ene 2017

Él nos creó y nos llamó a la luz

Elección, misión y envió son acciones recurrentes en los textos de este día tanto del antiguo como del nuevo testamento. Experiencia que se nos propone a nuestra comunidad llamada a este encuentro, para afianzar su ser cristiano y su compromiso de anuncio del Señor. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Is 49,3.5-6[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo: 40(39),2+4ab.7.8-9.10 (R. cf. 8-9)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 1Co 1,1-3[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Jn 1,29-34[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Contemplar a Jesús, como nos refiere el propio Juan Bautista cuando dice: “yo lo he visto”, es cumplimiento y plenitud de todas nuestras búsquedas, por cuanto en Él se nos da la totalidad del don de Dios: “ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo” y por su obra la salvación llega “hasta el confín de la tierra”. Pablo entendió así toda su vocación y misión, se veía así mismo como uno que había sido llamado (elegido) para ponerse al servicio de toda la humanidad, anunciándoles que estaban también ellos convocados a ser partícipes de la gracia del Señor. La gratuidad del don recibido le imponía la generosidad en la entrega apostólica; la experiencia del amor que le había sido otorgado, le impulsaba a amar la voluntad divina que ahora lo tenía como servidor del Evangelio para todos los hermanos. Accede al contenido completo del plan

Mar 8 Nov 2016

Plan de predicación 2017 se nutre con orientaciones del Directorio Homilético

El Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia pone a disposición de ministros ordenados, religiosos y laicos el Plan Nacional de Predicación y las moniciones y oraciones de las celebraciones litúrgicas. Para la elaboración de este subsidio se han tenido presentes algunas orientaciones concretas que ofrece el Directorio Homilético, cuando afirma que al momento de preparar la homilía conviene que el homileta le dedique un tiempo prolongado de estudio, oración, reflexión y creatividad pastoral, para lo cual se recomienda un diálogo con la Palabra de Dios a través de la lectio divina. De este modo se acogen, también, las enseñanzas del Papa Francisco en Evangelii Gaudium, cuando anima a los predicadores “a ser los primeros en ser heridos por la viva y eficaz Palabra de Dios, para que esta penetre en los corazones de los que escuchan”. Como instrumento de formación, dentro de este material, se propone el tema la Espiritualidad del Año Litúrgico. “Se trata, en efecto, del seguimiento comunitario como Iglesia, a lo largo de todo el año, de la salvación de Dios realizada por medio de Jesucristo. Dicho contenido despliega el sentido, el desarrollo y la incidencia en la vida cristiana de la celebración de la pascua, la navidad y otras celebraciones menos centrales”, explica el sacerdote. El Plan Nacional de Predicación y las Moniciones y Oración Universal o de los Fieles puede ser adquirido en la librería de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC).

Mar 8 Nov 2016

Lo esencial en nuestra vida es Jesús

La Palabra de Dios para este domingo nos invita a prepararnos para el encuentro con el Señor, que podamos reconocerlo como el Hijo de Dios, a través de sus diferentes manifestaciones. Que las preocupaciones de este mundo, no nos hagan perder de su camino, que en cada momento estemos atentos a su llamado, para que fieles podamos cumplir nuestra misión. Escuchemos atentos. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Malaquías 3,19-20a[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 98(97),5-6.7-8.9 (R. cf. 9)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 2Tesalonicenses 3,7-12[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 21,5-19[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] La venida del Mesías es inminente y próxima para el pueblo de Israel, era lo que manifestaba Miqueas en su tiempo, sin embargo él denuncia que el pueblo no está preparado, se ha olvidado de la alianza, preocupándose de su propio bienestar olvidándose de Dios: «No merece la pena servir a Dios. Pues los infieles son felices; los malvados prosperan» (Miq 3,14-15). Una vida apartada de Dios, en donde la desilusión y la desesperanza acompañaban al pueblo, pues los poderosos los oprimían. De la misma manera Jesús, en el pasaje del evangelio para este domingo, constata que el pueblo ha puesto su atención en el templo, en predicciones futuras y en el fin de los tiempos, desconociendo la presencia de Jesús como el mesías, como el Hijo de Dios: “Mirad que no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo, y: El tiempo está cerca. Más no vayáis en pos de ellos” (Lc 21, 8). El apóstol Pablo, siguiendo la línea que Jesús propone en fijar la atención en lo que es esencial para la vida, centra su atención en la importancia de reconocer el mensaje de Jesús, que lleve al discípulo a ser testimonio de entrega y de trabajo por el evangelio. De frente a esta invitación, el apóstol insiste en que la misión encomendada por Jesús no es ajena a los compromisos que hemos de asumir en el diario vivir: “Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno” (2Tes 3, 11). [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] El pueblo de Israel se preocupaba en su tiempo por las cosas efímeras y pasajeras, olvidándose de las que son esenciales: El templo, el afán por saber los signos que señalaban el fin de los tiempos, acostumbrados a las posibles próximas persecuciones. Sin embargo, es una realidad que no está lejos de nosotros, pues hemos entrado en el letargo del bienestar y la satisfacción rápida, acompañado del relativismo y de tragedias que ocurren a nuestro lado, pero que en nada nos tocan, esto nos convierte en personas de corazón duro, indiferentes al sufrimiento de los hermanos y a las manifestaciones de Dios. Como Jesús en su momento invitaba a la trascendencia, a preocuparse por las cosas que son esenciales, también nosotros estamos llamados hacer vida su mensaje: “Porque yo os daré palabra y sabiduría, las cuales no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan” (Lc 21, 15). Se trata entonces de una invitación que nos hace la Palabra hoy a ser testigos en la fe y la esperanza, a ser constructores de un mundo nuevo, capaz de trasformar la realidad. Frente a una realidad tan compleja como la nuestra, es importante rescatar valores que trasformen la sociedad. Es el mensaje salvífico de Jesús, su reconocimiento entre nosotros lo que nos debe motivar en cada momento de nuestra vida. En definitiva, podremos darle explicación a las diferentes problemáticas de nuestra época, en la medida en que reconozcamos a Jesús, en nuestra propia vida y en la vida de los demás, ya que en Él tenemos la misión de trasformar la realidad en la que vivimos y en quien somos capaces de darle un espacio a Dios en nuestro ser, para que a través de nuestra historia Dios obre su salvación: “Es el momento en que el discípulo debe confiar en Jesús, el Salvador, porque sabe que su Señor lo ayudará” (21,15.18). [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] “Quien a Dios tiene Nada le falta: Sólo Dios basta” (Santa Teresa del Niño Jesús). Cuando a Dios se le lleva en el corazón, se da posibilidad de celebrar la presencia de Jesús, aunque, tantos afanes de la vida nos puedan hacer perder el horizonte, nos hacen perder de Dios, empañando nuestra alegría y felicidad. Tal vez, las tecnologías y el confort en el que vivimos nos han hecho olvidar de lo fundamental, por eso es momento de iniciar ciertos cambios, que nos permitan caminar al lado de Jesús: Es el tiempo de dar testimonio (Lc 21,13) y de fidelidad (Lc 21,19), es tiempo para celebrar la presencia de Jesús, de encontrarnos en su Palabra y en la eucaristía, para que tengamos la vida de Dios en abundancia. La invitación es a darle espacio a Jesús en nuestras vidas, en nuestra familia en nuestra comunidad, en definitiva en el mundo en que vivimos, hagamos compromisos claros y realizables delante de Dios, pues decimos que tenemos fe, pero con la menor prueba comenzamos a renegar de Dios, decimos que amamos, pero no somos capaces de tolerar al otro, también decimos que tenemos esperanza de que las cosas van a cambiar, pero somos nosotros los primeros en llenarnos de pesimismo. Así que reconocer a Jesús como el Mesías, como el Hijo de Dios, es atrevernos a dejarnos guiar por Él, en un mundo confundido, siendo sus discípulos fieles y comprometidos. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] 1. Proponer a los fieles hacer durante estas últimas semanas del Año litúrgico una seria evaluación del caminar en la fe, que permita pedir sincero perdón a Dios por lo hecho mal y presentarle los ricos frutos espirituales obtenidos, más aún cuando se está concluyendo el Año Jubilar. 2. Resaltar las expresiones: «Para ustedes brillará el sol de mi justicia», «Viene el Señor a juzgar el orbe con justicia» y «Sufriendo con entereza se salvarán» 3. Se puede seguir el Prefacio Dominical X: «El Día del Señor», p. 392 del Misal. 4. Temer presente que: Este domingo, la clausura del Año Extraordinario de la Misericordia. Se podría motivar para que en este día los fieles puedan lucrarse de las indulgencias concedidas a este Año de Gracia. El próximo domingo 20 de noviembre, solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, es el último domingo del Tiempo Ordinario, por lo mismo del Año litúrgico 2015-2016. Imagen:Francesco Gallarotti. Obtenida de: https://unsplash.com/?photo=rL6sOvctpo4