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predicación orante

Mar 28 Sep 2021

Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre

VIGESIMOSÉPTIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Octubre 3 de 2021 Primera lectura: Gn 2,18-24 Salmo: Sal 126(127),1-2.3.4-5a.5b-6 (R. cf. 5) Segunda lectura: Hb 2,9-11 Evangelio: Mc 10,2-16 (forma larga) o Mc 10, 2-12 (forma breve) I. Orientaciones para la Predicación Introducción El ser humano es la obra más excelsa de Dios, desde su creación ha tenido una misión en el orden de la salvación. El Creador ha dotado al ser humano de inteligencia y razón, y ello se representa bíblicamente con la imagen y semejanza con Dios, de esta forma tres ideas acompañan la reflexión de la Palabra para este domingo: • El ser humano está llamado a cuidar, proteger y custodiar la obra de la creación; por ello, el destino de los seres humanos tiene un fundamento en la construcción de una familia; y en la realización del Reino de Dios; • un testimonio de su edificación, está centrado en los sentimientos y corazón de los niños como ejemplo de docilidad al mensaje de salvación del evangelio. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El texto de la primera lectura del libro del Génesis hace parte de los relatos que narran la creación del mundo. El fragmento que se proclama en este domingo hace parte del segundo relato de la creación, en este se pueden extraer dos ideas fundamentales; la primera un mandato explícito de Dios para que el hombre organice dándole nombre a las creaturas creadas por sus manos. La segunda idea que presenta el relato bíblico es cómo Dios crea, para cumplir con el destino del hombre, una pareja que lo complementa, y de allí, surge la figura de la mujer como coprotagonista de la historia de salvación del ser humano. El texto del salmo 127 es un pasaje muy particular en el conjunto de los salmos, puesto que resalta y exalta la figura de la mujer en medio de un contexto religioso patriarcal. En los tres apartados recitados se destaca la importancia social que reside en la mujer israelita en su contexto social referido a la casa y a los hijos. Las estrofas del salmo ponen las tres bendiciones de un judío en primer plano, descendencia, prosperidad y tierra, de esta forma en esta triada la mujer será, como se lee en el texto del Génesis, la gran aliada del hombre para conseguir esas tres bendiciones divinas. El texto a los Hebreos contiene el fundamento de la fraternidad, este reside en la bondad que Jesús ha tenido de compartir la gracia proveniente de Dios. Así pues, todo el género humano queda recogido en la filiación divina y, por tanto, en esto consistirá que los seres humanos sean llamados a vivir en fraternidad, al estilo de Jesucristo en quien reside todo poder y honor. El texto invita a la comunidad a reconocer en todos, el valor de ser hijos de un mismo padre, Dios, y por ello, ser herederos de la hermandad de los unos con los otros. Los relatos en los evangelios de grupos, personas o situaciones que ponen a prueba a Jesús son muchos, en todos hay una constante, buscar que la situación sea favorable al que interroga. Sin embargo, se puede decir que, en la mayoría de los casos, la respuesta de Jesús desacomoda, replantea e insta a buscar una nueva forma de relacionarse con Dios. La experiencia de la Ley ya marcó un derrotero en la historia, con Jesús se renueva el pacto de la revelación, más allá del cumplimiento de los mandatos se instaura el Reino del amor, el cual sostiene la vida de la pareja y fomenta la construcción de familias como escuelas de caridad. Jesús le propone a la sociedad de su tiempo nuevas relaciones y en ellas formas renovadas de vincularse con Dios. La discusión por el divorcio en el contexto neotestamentario, se dirime con la formación de relaciones sólidas de amor, no con el rompimiento del vínculo. Es así como, el evangelista Marcos propone unas nuevas relaciones con Dios mediadas por el corazón y los sentimientos que albergan los niños en su inocencia. La relación de Jesús con los niños fue una manera de incluir en la comunidad a aquellos que eran excluidos y marginados por una incapacidad en la toma de decisiones, esto generado por su inocencia. De modo que el gesto de Jesús para con los niños, le dice a la comunidad que los valores del Reino no se miden por la madurez sino por lo propio del ser, puesto que los niños tienen la misma dignidad intrínseca que los adultos y que cualquier ser humano. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? En el contexto de la celebración del Año de la Familia Amoris Laetitia. La reflexión de la Palabra en este domingo se presenta como una oportunidad propicia para discernir las alternativas que como comunidad se pueden tomar para enfrentar la crisis vocacional que vive el matrimonio. En palabras del papa Francisco en Amoris laetitia 59: “Nuestra enseñanza sobre el matrimonio y la familia no puede dejar de inspirarse y de transfigurarse a la luz de este anuncio de amor y de ternura, para no convertirse en una mera defensa de una doctrina fría y sin vida. Porque tampoco el misterio de la familia cristiana puede entenderse plenamente si no es a la luz del infinito amor del Padre, que se manifestó en Cristo, que se entregó hasta el fin y vive entre nosotros. Por eso, quiero contemplar a Cristo vivo presente en tantas historias de amor, e invocar el fuego del Espíritu sobre todas las familias del mundo”. La vocación al matrimonio es, por tanto, una manera excelsa de reconocer el amor de Dios por la humanidad. Por ello, toda la comunidad de fe debe procurar los medios para hacer de la familia el lugar en el cual Dios se manifiesta en un amor oblativo y misericordioso, que reconoce en la unión matrimonial el gesto de entrega noble y sincera en la construcción del mandato del amor. “«Benedicto XVI, en la encíclica Deus caritas est, retomó el tema de la verdad del amor entre hombre y mujer, que se ilumina plenamente sólo a la luz del amor de Cristo crucificado. Él recalca que «el matrimonio basado en un amor exclusivo y definitivo se convierte en el icono de la relación de Dios con su pueblo y, viceversa, el modo de amar de Dios se convierte en la medida del amor humano»” Amoris laetitia, 70. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Supliquemos en esta celebración dominical para que el Señor siga regalándole a hombres y mujeres el don de la vocación al matrimonio, que él sea quien llame, elija, de los medios y haga felices a quienes optan por el matrimonio como un estilo de vida en la caridad. Que la comunidad se una a una voz por las familias para que perseveren, en medio de la crisis del matrimonio, en el amor oblativo y misericordioso de la pareja. Así mismo, Jesucristo que es cabeza de la Iglesia, sea quien siga intercediendo para que el vínculo del matrimonio se consolide en el amor de la pareja y así se mantenga en fraternal unión a la familia. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa En esta celebración dominical, el Señor nos regala en su Palabra un mensaje pertinente para este año dedicado al amor en la familia. Dispongamos nuestros corazones a escuchar y compartir en la mesa de la eucaristía el don de la vocación al matrimonio como fuente de nuevas vocaciones en la Iglesia. Bienvenidos a este encuentro comunitario como signo de la acción de Dios en el amor que mostramos por nuestros seres amados. Monición a la Liturgia de la Palabra La elección de una pareja para que el hombre no estuviera solo es un signo del amor de Dios por su creatura más amada: el ser humano. Hagamos que este mensaje de la Palabra, cale en nuestros corazones, para que sigamos atentos el precepto de cuidar, proteger y acompañar a las familias como un signo del amor que se comparte y se da entre todos. Escuchemos con atención este mensaje de salvación. Oración Universal o de los Fieles Presidente: En el referente de la familia de Nazareth está el ejemplo de un hogar que supo sobre ponerse a las dificultades, pidámosle en esta celebración al Señor que nos colme con su amor, para que podamos asumir las situaciones de crisis, con entereza y unión familiar, y supliquémosle diciendo: R. Escucha, Señor nuestra oración 1. Oremos por la Iglesia, para que promueva vocaciones al matrimonio que sean ejemplo del amor de Dios en la familia, oremos. 2. Oremos por el Papa y todos los llamados a vivir en el amor, para que su respuesta vocacional sea un testimonio de la construcción de la civilización del amor, oremos. 3. Oremos por quienes tienen la responsabilidad de promover el bien común desde sus respectivos campos de gobierno, para que sean dóciles a promover valores que animen la formación de familias estables en el amor, oremos. 4. Oremos por nuestra comunidad reunida en este domingo día del Señor para que la promoción de vocaciones sea el fermento de nuevas familias que se aman, respetan y valoran la vida en comunidad, oremos. 5. Oremos por los enfermos, para que el Señor les conceda el alivio en sus dolencias físicas y espirituales, oremos. 6. Oremos por todos los que se encuentran atravesando una crisis en su vocación matrimonial, para que recuerden que la alianza que sellaron es un signo del amor permanente de Dios por la humanidad, oremos. Se pueden añadir otras intenciones personales... Oración conclusiva Escucha, Señor, estas súplicas que desde nuestro corazón te presentamos, confiando en que serán escuchadas. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Jue 16 Sep 2021

Quien quiera ser el primero, que sea el servidor de todos

VIGESIMOQUINTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Septiembre 19 de 2021 Primera lectura: Sb 2,12.17-20 Salmo: Sal 54(53),3-4.5.6+8 (R. 6b) Segunda lectura: St 3,16–4,3 Evangelio: Mc 9,30-37 I. Orientaciones para la Predicación Introducción El Domingo XV del tiempo durante el año nos sigue conduciendo en la contemplación del misterio de Cristo, el Mesías crucificado que generoso y fiel permanece en su misión. Este domingo sigue recalcando el sentido de la entrega de Cristo y se lee el segundo anuncio de la pasión como telón de fondo de unas características muy concretas del discipulado y de la necesidad de perseverar a pesar de las dificultades y sufrimientos, en la construcción de un camino de plenitud y paz. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El discípulo del Mesías crucificado sigue recorriendo el camino de estos domingos, guiado ahora por una Palabra que le habla directamente a su corazón. Primera lectura (Sab 2,12.17-20): El autor del libro de la sabiduría quiere llamar la atención a sus oyentes sobre el peligro de abandonar la pureza de la fe, pero en este texto concreto presenta la controversia entre el impío y el justo, presentando preguntas e inquietudes que pueden mover la estabilidad del justo al plantear que, si llega el desprecio, los ultrajes, el sufrimiento y hasta la muerte, allí vendrá la verdad frente a la misión y a la fe. En definitiva, una verdad garantiza todo: “Dios lo salvará” (Sab 2,20) Salmo 54 (53): Este salmo es un salmo de súplica que parte de la certeza de la bondad de Dios. Como salmo de súplica, la protección es el hilo conductor y su mensaje reclama la bondad de Dios que mostrará no sólo Jesús sino todo el mensaje del Segundo Testamento. Segunda lectura (Sant 3,16-4,3): Toda la carta de Santiago se puede enmarcar en un lema: “vivir la fe en medio de la prueba”. Este texto sigue mostrando las maneras concretas de caminar en la fe por los senderos tortuosos de la prueba y contrapone la sabiduría a la rivalidad y la envidia. La vida cristiana es un camino que se ve marcado por tantas dificultades y muchas de ellas se podrían evitar si pensáramos más en la comunidad y menos en cada uno de nosotros. Evangelio (Mc 9,30-37): Seguimos en la gran proclamación del discipulado del Evangelio de Marcos (Mc8,27-10,52), que bien puede mirarse como seguimiento del Mesías crucificado. El texto de este domingo es el segundo anuncio de la pasión. Este texto tiene un anuncio (30-31), una reacción de los discípulos (v.32) y una instrucción de Jesús (vv. 33-37). “El Hijo del hombre va a ser entregado”, con un fuerte carácter teológico que se refiere sobre todo al sufrimiento del Bautista, a la pasión del Hijo del hombre y a la de los discípulos antes del fin. Seguramente Marcos piensa en el Siervo sufriente de Isaías que también está caracterizado por este relato. “no entendían”, De nuevo se ve que los discípulos no comprenden y que tienen miedo de saber de más, es más, no es solamente el no comprender sino el no querer comprender. “tomando un niño”, En los vv. 33-35a el camino constituye el lugar del camino del Hijo del hombre hacia la cruz, símbolo del don de sí mismo y de “perder la vida”. El abrazo a los niños no tiene nada que ver con el tema de la inocencia. El niño en esta primera parte (35b) se convierte en el símbolo de la impotencia de la cruz: una impotencia que salva. El abrazo de Jesús es un gesto de acogida y en la segunda parte (37) el niño se convierte en símbolo del hombre necesitado. El discípulo está invitado a mirar la comunión con aquel que tiene necesidad de Jesús, que con su cruz se convierte en necesitado por excelencia. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La pandemia no se ha ido y las consecuencias han sido nefastas. Aún permanece el dolor que embarga las familias y las comunidades, pero es ahora cuando el ejercicio del discipulado debe ser concreto, es ahora cuando se debe entender que, aunque seamos molestos y estorbemos para muchos, los cristianos debemos ser servidores de todos y acoger en nuestro corazón la cruz como proyecto de donación permanente. La comunidad debe preguntarse si verdaderamente está en el camino del discipulado y ha sido capaz de cargar la cruz, de pisar sobre las huellas del Mesías crucificado o si por el contrario se ha encerrado en sim misma y se querido blinda para no sufrir. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Señor del camino, varón del sufrimiento y de la entrega, ilumina nuestro caminar para no perdernos en tu seguimiento, para ser verdaderos discípulos tuyos que asumen el seguimiento y cargan la cruz con la actitud del niño. Danos la valentía de recorrer el camino de la donación y haznos fuertes frente a los embates del enemigo. Amén. Para hacer vida y proyectar esta palabra a la propia vida y a la comunidad puede proponerse como lema para esta semana: “Quien quiera ser el primero, que sea el servidor de todos”. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa En este día del Migrante hemos sido convocados como asamblea peregrina para celebrar la Eucaristía y en ella abrir nuestros oídos a la voz de Dios y al clamor del hermano que sufre y pasa por nuestra vida. Vivamos este momento como un instante salvífico de Dios y como fortaleza en nuestro ser de discípulos del Mesías crucificado en la entrega y donación por un mundo nuevo. Monición a la Liturgia de la Palabra En esta asamblea resuena hoy una Palabra de salvación que nos compromete y nos saca de nuestras seguridades, nos hace peregrinos de la fraternidad. Abramos nuestros oídos y no dejemos que nuestros ojos se cierren a Dios que sigue hablando y pasando como peregrino en nuestra existencia y hoy en esta liturgia. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Con Cristo, huésped y peregrino, presentemos nuestras súplicas al Padre celestial y digamos: R. Muéstranos tu rostro, Señor 1. Por la Iglesia, Madre y maestra de caridad y fraternidad, para que siga siendo fortaleza para los migrantes y excluidos en todos rincones del mundo. Oremos al Señor. 2. Por los Gobiernos en todas las instancias para que promuevan estructuras de justicia y fraternidad que posibiliten a los migrantes una dignidad inquebrantable. Oremos al Señor. 3. Por los enfermos y sus familias, que han tenido que ser migrantes, dentro y fuera de su entorno, por la búsqueda de soluciones y seguridad sanitaria, para que jamás se pierda el respeto y la búsqueda de condiciones humanas dignas para todos. Oremos al Señor. 4. Por esta asamblea litúrgica, que fiel a su vocación discipular, siga recorriendo el camino de la fe como servidora y entregada a la misión encomendada. Oremos al Señor. Se pueden añadir otras intenciones personales... Oración conclusiva Padre de bondad que te paseas por nuestra historia, bendiciéndonos y acompañándonos, recibe las súplicas que te presentamos con fe Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén

Jue 9 Sep 2021

La fe, si no tiene obras, está muerta

VIGESIMOCUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Septiembre 12 de 2021 Primera lectura: Is 50,5-9a Salmo: Sal 115 (114),1-2.3-4.5-6.8-9 (R. cf. Lc 9,57) Segunda lectura: St 2,14-18 Evangelio: Mc 8,27-35 I. Orientaciones para la Predicación Introducción El Domingo XXIV del tiempo durante el año nos lleva al encuentro con una Palabra en este mes de la Palabra de Dios y plantea el comienzo de un camino en torno al discipulado desde el Evangelio de Marcos y que se ve iluminado y fortalecido por los demás textos de la Sagrada Escritura. El texto tomado del tercer canto del Siervo del Señor en el Profeta Isaías (Is 50,5-9) que se proclama en la primera lectura nos abre el horizonte de comprensión de un camino en fidelidad que implica sufrimientos pero que no es camino en soledad porque la mano del Señor acompaña y por eso perfectamente responde el salmista una invocación confiada “caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos” (sal 114) en un camino que implica el don de la fe, vivida en compromiso y concretada en obras que expliciten su contenido (segunda lectura de Santiago 2,14-18). Todo este camino se vuelve camino de discipulado en una relación con Jesús que implica voluntad, negación, cruz y seguimiento (Evangelio de Marcos 8,27-35) 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El mensaje de la Palabra de Dios en este domingo va llevando un hilo conductor que es la aceptación de la cruz como punto focal del discipulado. Primera lectura (Is 50,5-9a): El tercer canto del Siervo sufriente del Señor en el profeta Isaías se enmarca en una reflexión de la autoconciencia de la misión y de sus consecuencias. El Siervo, no se menciona con el título de “Siervo” pero el lenguaje es muy cercano al de los demás cantos del siervo sufriente y muestra que la obediencia en el camino implica no reservarse nada y estar siempre dispuesto a la tarea que el Señor ha entregado, porque se está seguro de no quedar defraudado (cf. V.8) Salmo 116 (114-115): El trozo que se proclama en este domingo, hace parte de un salmo de acción de gracias por parte del salmista frente a un Dios que no abandona a quien está en la crisis o en los momentos más cruciales de la existencia. La confianza en Dios lleva a proclamar la fe en un Dios que no busca la muerte de sus fieles sino la vida y por eso saca de los lazos de la muerte, generando en el creyente un deseo de caminar en su presencia. Segunda lectura (Sant 2,14-18): Toda la carta de Santiago se puede enmarcar en un lema: “vivir la fe en medio de la prueba”. Este pasaje de la carta no quiere poner en contraposición la fe y las obras, sino que busca presentar la imagen verdadera de la religiosidad como coherencia de vida. La fe se traduce en una manera concreta de vivir y no se reduce al cumplimiento de preceptos, por eso la caridad se vuelve eje constitutivo de la vida cristiana. Evangelio (Mc 8,27-35): En el Evangelio de Marcos la gran proclamación del discipulado se encuentra en un amplio texto (Mc8,27-10,52), que bien puede mirarse como seguimiento del Mesías crucificado. El comienzo de este texto se puede dividir en dos partes: la confesión de fe mesiánica (8,27-30) y el primer anuncio de la pasión (8,31-35). El punto de insistencia discipular está en los tres imperativos del texto: Esta sentencia de Jesús viene compuesta en imperativos de tercera persona singular, es decir, que son universales e implican la libertad para aceptar a Cristo y no puede entenderse la construcción de la frase sino como que cada imperativo clarifica mejor el anterior. “Niéguese a sí mismo”, es un imperativo que sobrepasa los límites de la ascesis y de la pobreza. En época de persecución este verbo era usado para hablar de la apostasía, pero realmente significa tomar distancia, es una ruptura con el propio yo y un tomar distancia de sí mismo y para entender en qué sentido se debe tomar distancia, entonces se necesita pasar al otro imperativo. “Tome su cruz”, es mucho más que marcar en la frente una letra o un signo para ser protegidos. Los cristianos recordamos que la cruz era un medio de suplicio usado por los romanos para los esclavos y sediciosos condenados a muerte. La Cruz no es el símbolo de la ascesis cristiana ni mucho menos la invitación a aceptar pacientemente el sufrimiento. La Cruz es, sobre todo, el símbolo de una pertenencia total, donde el hombre se juega el todo por el todo. La salvación, entonces, no pasa por el camino del egoísmo y de la idolatría del EGO, sino en la relación con Cristo crucificado como elemento fundamental que da sentido a la YO y a la vida. Para cada uno se convierte en “su cruz” porque es una decisión personal. “Y me siga”, ahora el verbo es en presente y esto hace comprender plenamente lo que se dijo antes: la distancia de sí mismo como meta última y la pertenencia al camino de Cristo se expresan en el seguimiento diario. En otras palabras, se necesita la perseverancia, como explicita Lucas cuando añade que el cargar la cruz es “cada día” (Lc 9,23). El camino y la vocación se inician con el seguimiento, pero ahora este seguimiento tiene nuevas perspectivas, porque este seguimiento es en el camino del Mesías Crucificado. Por esta razón, la cruz no es derrota sino salvación, no es pérdida sino Victoria. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El tiempo durante el año es una oportunidad grandiosa para descubrir quién es Jesús en la vida de la comunidad creyente y sobre todo, para descubrir y revisar el ejercicio del discipulado en circunstancias tan difíciles como las de una pandemia que transformado la vida de la sociedad actual. Como ministro de la Palabra de Dios y llamado a ser agente de esperanza tengo que llevar a los demás una palabra de consuelo marcada por la fidelidad de Dios que se proclama hoy: “yo con mis obras te mostraré mi fe” (Sant 2,18). Es momento para hacer un examen de conciencia comunitario sobre nuestra vida fraterna como discípulos del Mesías crucificado, porque el dolor y el sufrimiento seguramente nos van a acompañar, pero siempre deberá resplandecer la cruz como signo de esperanza y no como derrota, resplandecer la fraternidad y la lucha comunitaria por vencer este enemigo invisible que se ha llevado a tantos seres queridos. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? En este domingo venimos a ti, Señor, con el firme propósito de ser tus discípulos, queremos ponernos detrás de ti y vivir nuestra existencia en la negación, en la cruz y en el seguimiento, para transformar nuestro mundo y buscar hacer siempre tu voluntad, descubriendo el valor del hermano y construyendo senderos de caridad y comunión. Amén. Para mostrar el encuentro con Cristo el camino será la fraternidad y ayudará mucho repetir insistentemente “la fe, si no tiene obras, está muerta”. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa La Iglesia, convocada por la llamada del Señor se reúne en el domingo para proclamar las maravillas del amor que se hace vida y experiencia en la comunidad cristiana. Celebremos con gozo la eucaristía, seguros de la fidelidad de Dios que nos llama y nos pone en camino para llevar una noticia de esperanza a todos los hombres. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra que se proclama es siempre una llamada y exige de la asamblea una respuesta generosa y capaz en el seguimiento fiel del Señor. Con oídos de discípulos escuchemos esta Palabra y vivamos en la generosidad del amor fraterno. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Celebremos el amor de Dios que nos llama y nos compromete en la vivencia de una religión auténtica en la fraternidad y digamos: R. Guárdanos en tu amor, Señor 1. Por el Papa Francisco, nuestro obispo N., y todos los ministros de la Iglesia, para que sean siempre testigos valientes del amor de Dios y de la caridad. Oremos al Señor. 2. Por los gobernantes de nuestra nación, sigan buscando los caminos para el desarrollo auténtico e integral de los pueblos y promuevan caminos de reconciliación fraterna. Oremos al Señor. 3. Por los enfermos y los que sufren, para lean su historia a luz de la Palabra que hemos proclamado y encuentren motivos para no perder nunca la esperanza. Oremos al Señor. 4. Por esta asamblea eucarística, que en su dimensión de discípulos siempre esté abierta a escuchar y obedecer la llamada del Señor para cargar la cruz. Oremos al Señor. Oración conclusiva Recibe, Padre santo estas oraciones que te presentamos en tu hijo, el Mesías crucificado que nos ha traído salvación y plenitud a todos los hombres. Él que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.

Vie 3 Sep 2021

Hace oír a los sordos y hablar a los mudos

VIGESIMOTERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Septiembre 5 de 2021 Primera lectura: Is 35,4-7a Salmo: Sal 146(145),7.8-9a.9bc-10 (R. 1) Segunda lectura: St 2,1-5 Evangelio: Mc 7,31-37 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La Palabra de Dios que se nos ofrece a consideración nos ofrece algunas ideas temáticas para nuestra reflexión y oración: • Dios que se encarna en Jesús, viene en persona para salvar a la humanidad. • Jesús viene a salvar a la humanidad, mediante la vivencia de la pobreza y la curación de todas las dolencias. • El testimonio de Jesús empuja a los discípulos y a la humanidad a actuar coherentemente, de acuerdo a la vivencia del estilo del Señor. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El profeta Isaías profetiza un tiempo de Gracia en el que el mismo Dios baja al mundo en persona para resarcir y salvar a la humanidad; y los signos que lo acompañan son: despegar los ojos del ciego, abrir los oídos a los sordos, el mudo cantará y el cojo saltará. El evangelista san Marcos no hace otra cosa, que testimoniar que en Jesús este tiempo ha llegado y se hace presente, mediante el hecho vivo de un acto taumatúrgico donde el Señor hace oír y hablar a un sordomudo. En realidad, lo que las Sagradas Escrituras manifiestan, es el cumplimiento de las promesas proféticas en nuestro Señor Jesucristo. Por su parte el salmo, que hace parte de los himnos veterotestamentarios, profundiza en la presencia de Dios, mediante otros signos que se complementan al anuncio profético cuando dice que las promesas de Dios se cumplirán porque Él es fiel, y viene a resarcir la justicia a los oprimidos, abrir los ojos al ciego, enderezar a los que ya se doblan, sustentar al huérfano y a la viuda, y proteger el camino de los peregrinos (forasteros, extranjeros). Consecuencia de la presencia del Señor en nuestra vida, es que como discípulos misioneros nuestra actitud como cristianos es no hacer acepción de personas, concretamente nos invita a dar testimonio en el culto y en todos los aspectos de la vida a no discriminar entre un rico y un pobre, entre uno que esté mal vestido y otro que, por su apariencia, esté en mejores condiciones económicas; este ejemplo concreto se encuentra en la segunda lectura del apóstol Santiago y la lectura cierra con una pregunta que nos debe hacer reflexionar y actuar: ¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que prometió a los que lo aman? 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El Papa Francisco, en la IV Jornada mundial de los pobres, nos exhorta a que la oración a Dios y la solidaridad con los pobres y los que sufren son inseparables. Para celebrar un culto que sea agradable al Señor, es necesario reconocer que toda persona, incluso la más indigente y despreciada, lleva impresa en sí la imagen de Dios. De tal atención deriva el don de la bendición divina, atraída por la generosidad que se practica hacia el pobre. Por lo tanto, el tiempo que se dedica a la oración nunca puede convertirse en una coartada para descuidar al prójimo necesitado, sino todo lo contrario, la bendición del Señor desciende sobre nosotros y la oración logra su propósito cuando va acompañada del servicio a los pobres. Así mismo, nos señala el papa Francisco, que no se trata simplemente de ayudar al pobre y no discriminarlo, como lo ratifica el profeta Isaías, el salmo 146, el apóstol Santiago y el evangelista san Marcos en estas lecturas. Se trata, como bautizados, de ser otros Cristos en la tierra, con el ejemplo de austeridad, pobreza; no puede ser que yo sea generoso donando desde mi comodidad y no viva la pobreza evangélica como una opción fundamental de mi testimonio. A propósito, escribe el Papa: “El encuentro con una persona en condición de pobreza siempre nos provoca e interroga. ¿Cómo podemos ayudar a eliminar o, al menos, aliviar su marginación y sufrimiento? ¿Cómo podemos ayudarla en su pobreza espiritual? La comunidad cristiana está llamada a involucrarse en esta experiencia de compartir, con la conciencia de que no le está permitido delegarla a otros. Y para apoyar a los pobres es fundamental vivir la pobreza evangélica en primera persona. No podemos sentirnos “bien” cuando un miembro de la familia humana es dejado al margen y se convierte en una sombra. El grito silencioso de tantos pobres debe encontrar al pueblo de Dios en primera línea, siempre y en todas partes, para darles voz, defenderlos y solidarizarse con ellos ante tanta hipocresía y tantas promesas incumplidas e invitarlos a participar en la vida de la comunidad”. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Suplicamos Señor que no seamos ciegos, sordos y mudos ante tantas pobrezas y miserias que vive nuestra humanidad hoy. Que como Cristo nos animemos ser el cuerpo de tu Iglesia que ayude a los hermanos más vulnerables de la sociedad: los pobres, los ciegos, los sordos, mudos, huérfanos, viudas, migrantes, enfermos y todos los que sufren en su cuerpo y en su alma. Que podamos como comunidad cristiana ser otro Cristo que ayuda a abrir las puertas de posibilidades a quienes se les han cerrado las oportunidades de vivir dignamente; que no Te ignoremos en las personas más necesitadas. Que practiquemos las obras de misericordia tanto espirituales como corporales. Que podamos romper con el egoísmo y el orgullo que nos encierra en un mundo donde la autosuficiencia y la auto referencialidad amenazan con vivir auténticamente el Evangelio. Ante esta pandemia que nos desafía y que está develando nuestra profundas contradicciones, inequidades y desigualdades, no cerremos la mano a quien lo necesita, no nos hagamos los de oído sordo o cerremos los ojos ante tantos que padecen las consecuencias de nuestras contradicciones; sino que abramos los sentidos para establecer un mundo más justo, equitativo y donde todas las personas sean tratadas con dignidad y sus limitaciones las veamos no como un obstáculo, sino como un trampolín para servirlos, ayudarlos, acogerlos, protegerlos y ser mejores cristianos que transforman de verdad el mundo con la vivencia del amor. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Señor, en la Eucaristía nos encontramos como comunidad, para darte gracias por todos los beneficios que tu infinita misericordia nos ha proveído. Hoy que también nos instruyes con tu Palabra, que no se trata de ser oyentes olvidadizos, sino que nos hace instrumentos de salvación para la humanidad, constituyéndonos desde el bautismo en otros cristos que ayuden a mitigar la multiplicidad de pobrezas que vive nuestra humanidad. Hermanos con el gozo de sentirnos hijos de Dios, participemos con fe. Monición a la Liturgia de la Palabra Las lecturas de hoy nos muestran que Dios se hace persona en Cristo y viene a reinar dando ejemplo de pobreza. Pues Él siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su Gracia. Escuchemos con atención laPalabra de Dios. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Dios Padre, rico en misericordia que te has hecho pobre en Jesucristo para enriquecernos, abre nuestro corazón a la generosidad. Humildes digámosle: R. Escucha, Padre bueno, nuestra oración 1. Por la Iglesia, para que, en sus ministros y fieles, sea testigo del amor misericordioso, viviendo, mediante el ejemplo, los valores evangélicos de la pobreza, austeridad y generosidad. Roguemos al Señor. 2. Por los gobernantes de las naciones, para que reconociendo que la autoridad que tienen procede de Dios, se preocupen por oír y atender a las necesidades que el pueblo le reclama. Roguemos al Señor. 3. Por los huérfanos, viudas, migrantes, desplazados por la violencia, víctimas de la trata de personas, para que encuentren en la comunidad cristiana, discípulos misioneros que les ayuden a mitigar y proveer sus necesidades espirituales y materiales. Roguemos al Señor. 4. Por todos los lisiados, cojos, ciegos, sordos y mudos que padecen en el cuerpo y en el alma; para que encuentren, tanto en la comunidad cristiana, como en las personas de buena voluntad, un sentido de la subsidiaridad que les ayude a vivir dignamente su condición humana. Roguemos al Señor. 5. Por nosotros, que participamos en esta Eucaristía, para que abras nuestros ojos, renueves nuestras vidas, y con tu Luz podamos iluminar nuestras tinieblas del pecado y del egoísmo. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Dios Padre, misericordioso atiende benigno, estas súplicas que te presentamos con fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Vie 27 Ago 2021

"Estos preceptos son su sabiduría e inteligencia"

VIGESIMOSEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Agosto 29 de 2021 Primera lectura: Dt 4,1-2.6-8 Salmo: Sal 15(14),2-3a.3bc-4ab.5 (R. 1a) Segunda lectura: St 1,17-18.21b-22.27 Evangelio: Mc 7,1-8.14-15. 21-23 I. Orientaciones para la Predicación Introducción El vigésimo segundo domingo del tiempo ordinario está globalmente enmarcado por los mandamientos como tema general que atraviesa todas las lecturas; enunciamos tres ideas temáticas que orientan nuestra reflexión y oración: • Los mandamientos como fuente de la normativa de un pueblo que ayuda, no solo a constituirse como un código de reglas, sino que ayuda al pueblo de Israel a constituirse como nación. De hecho, se puede observar que todos los países tienen una carta magna constitucional que les permite fijar las normas que los van a identificar y constituir como nación; en el caso de Israel, Dios dictamina la fuente de su reglamentación. • Los mandamientos como fuente de honestidad del ser humano. En este sentido se puede observar cómo el contenido del salmo 14 describe de qué manera se puede regir un hombre que quiere habitar en presencia de Dios padre; en pocas palabras se indican los parámetros para ser honesto y caminar de la mano de Dios y llegar a ser santo. • Los mandamientos brotan de las normas esenciales del interior del hombre y no se quedan en el cumplimento de las meras apariencias. El evangelio muestra a Jesús indicando esta parte fundamental de los mandamientos, no es la norma por la norma que se pega a la letra de actitudes externas, sino que es la norma que transforma al hombre de adentro a hacia fuera. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El salmo 14 2-3ª.3b-c-4ab.5 condensa el mensaje central de cómo un ser humano puede andar rectamente en la vida, a partir de configurar su vida con el mayor tesoro que puede tener su corazón en la vida: Dios. El poderse hospedar en la casa de Dios, constituye el camino y la meta del sueño del ser humano, y los mandamientos que llegan a regir este camino, como describe el salmista son: proceder honradamente, practicar la justica, tener intenciones leales, no calumniar con la lengua, no hacer mal al prójimo, ni difamarlo, honrar a los que temen al Señor, no prestar dinero a usura, ni aceptar soborno contra el inocente; y cierra el salmo diciendo: quien así obra nunca fallará. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La ley por ley no me justifica, se pueden aprender y conocer los mandamientos y ser injusto; se puedan cumplir las normas de manera externa y no producir una conversión interior. En el evangelio Jesús explica de manera extraordinaria: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos”. Jesús establece un parámetro entre cumplir los mandamientos de manera externa y cumplir los mandamientos de corazón, desde el interior. No es lo que entra de fuera lo que hace impuro al hombre, sino lo que sale de dentro. Llama la atención sobre un estilo de vida religioso que se ha apegado a la ley, pero han olvidado lo principal la misericordia, y por esto, el culto se ha vuelto vacío, porque se adora con los labios más no con el corazón; se aprenden y enseñan la doctrina de manera externa, pero no se convierten de corazón. El peligro de practicar una religión de manera externa, muy dada a las prácticas cultuales, a los largos rezos, a la multiplicidad de ejercicios devocionales; pero que olvida y descarta lo esencial del ser humano que es practicar la justicia. No se puede decir que se ama a Dios con los labios y se desprecia, ignora o discrimina al prójimo sin brindarle lo esencial para que viva con dignidad en sus necesidades como son la salud, el techo, el alimento, el trabajo, la educación. Por otra parte, Jesús proclama diáfanamente, no es lo que entra de fuera lo que hace impuro al hombre, sino lo que sale de dentro. El ser humano que quiere vivir rectamente, que quiere alcanzar la santidad, no puede aprovecharse del prójimo en sus penurias, hablando mal, explotándolo en todos los sentidos. Al respecto Jesús aclara que es del interior del hombre desde donde brotan los malos propósitos, y se convierten en las antinomias de la santidad: fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfrenos, envidias, difamaciones, orgullos, frivolidad. Contario al ser humano que quiere habitar en la tienda del Señor por siempre, y que se ilumina con su buen comportamiento ante los demás, contrasta el ser humano que se va cerrando a la gracia de Dios y la oscurece hasta convertirse en un depravado que lo hace impuro y lo corrompe por dentro. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? El papa Francisco en las encíclicas Laudato sii y Fratelli tutti, denuncia una serie de pecados sociales, que son consecuencia del egoísmo del hombre y del antropocentrismo y la demasiada auto referencialidad. Por eso, dice que no se trata de dos crisis ambientales y sociales, es una solo crisis socio ambiental, porque el hombre sin Dios va autodestruyéndose y destruyendo la naturaleza. Por eso, la economía del sistema neoliberalista y capitalista a ultranza que mata al ser humano y lo destruye todo a su alrededor. Hacerse un dios a la medida del hombre es el pecado de la idolatría que lo carcome y lo encierra en un mundo que lo va oscureciendo. En Fratelli tutti el Santo Padre dedica un capítulo a las sombras de un mundo que se va encerrando en sí mismo y que va rompiendo a pedazos los sueños de una auténtica fraternidad universal. Hechos como el descarte mundial de personas “valoradas por su utilidad”, despilfarro de alimentos, falta de hijos, ancianos abandonados, obsesión por producir los costos laborales, mientras que campea el desempleo, la inequidad y la pobreza. Si se mira la Palabra de Dios donde el miso Jesús denuncia las injusticias en una sociedad llena de leyes, el papa Francisco, denuncia esta injusticia ante los derechos humanos no suficientemente universales: injusticias nutridas por visiones antropológicas reductivas, por un modelo económico basado en las ganancias, que no duda en explotar, descartar e incluso matar al ser humano. Mujeres que sufren exclusión, maltrato, violencias; donde la persona humana es tratada como una mercancía u objeto, como un medio y no como un fin, redes criminales, abortos, secuestros, venta de órganos, trata de personas. Toso esto y mucho más vive el mundo que se va cerrando al auténtico valor de la justicia y el cumplimiento de la ley. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Al celebrar en comunidad la Palabra que transforma y la Eucaristía que nos alimenta, te damos gracias, Señor, por constituirnos en una nación santa mediante el bautismo, para que mediante la vivencia de los mandamientos nos hagas partícipes del banquete celestial en la tierra. Participemos con fe y alegría en esta celebración. Monición a la Liturgia de la Palabra Jesús, en su Palabra nos invita a purificarnos de las prácticas externas de nuestra fe, que no nos justifican; y podamos revestirnos de la práctica de la justicia que debe caracterizar a los hijos de Dios en comunidad. Vivamos el llamado a la santidad que nos hace la Palabra de Dios, purificándonos mediante las obras de caridad hacia el prójimo. Escuchemos con atención la Palabra de Dios. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Dirijamos nuestras plegarias a Dios Padre, con la certeza de que siempre nos concede lo que más nos conviene. y digámosle humildes: R. Acógenos en tu casa, Señor 1. Por tu Iglesia, para que, mediante la vivencia de la caridad el Papa Francisco, los obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos, vivamos auténticamente los mandamientos con el criterio de la caridad. Roguemos al Señor. 2. Por los gobernantes de las naciones; para que, en el reconocimiento de Dios y de sus normas, en sus constituciones y derechos humanos universales; reconozcan y defiendan la dignidad de la persona empezando por los más vulnerables. Roguemos al Señor. 3. Por quienes tienen la tarea de crear las leyes en país: congresistas, representantes a la cámara, jueces, abogados; para que, en el corazón de las leyes prime la dignidad del ser humano, la justicia, la fraternidad, la solidaridad y la misericordia. Roguemos al Señor. 4. Por los que sufren y pasan necesidad, para que experimenten la fuerza de Dios y la solidaridad de los creyentes, y nunca se dejen vencer por las dificultades de la vida. Roguemos al Señor. 5. Por los padres de familia y catequistas, para que transmitan la ley del amor de Dios, enseñando a sus hijos, niños y niñas a respetar la imagen y semejanza de Dios presente en todo ser humano que viene a la tierra y lo sirvan con amor. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Escucha Padre, las súplicas que te presentamos, por intercesión de tu Hijo, Jesucristo, Nuestro Señor. R. Amén.

Jue 19 Ago 2021

¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna

VIGESIMOPRIMER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Agosto 22 de 2021 Primera lectura: Jos 24,1-2a.15-17.18b Salmo: Sal 34(33),2-3.16-17.18-19.20-21.22-23 (R. cf. 9a) Segunda lectura: Ef 5,21-32 Evangelio: Jn 6,60-69 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La Palabra de Dios que se nos ofrece en este domingo nos presenta unas ideas temáticas que iluminan y orientan nuestra reflexión y oración: • Uno de los obstáculos para seguir a Jesús es no comprender su Palabra: Muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: “Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?” (Cfr. Jn 6,60). • Para seguir a Jesús es necesario creer en Él y en sus Palabras: “Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Pero hay algunos entre vosotros que no creen” (Cfr. Jn 6,63b-64a) • El seguimiento a Jesús siempre es y será consecuencia de una decisión personal y voluntaria: ¿También Vosotros queréis marcharos? (Cfr. Jn 6,67b). 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Podemos decir que el tramo del evangelio de Juan que nos propone la liturgia de la palabra para este domingo, está coordinado por varias preguntas que tratan de desvelar el mensaje que el autor sagrado quiere transmitir. Por ello, en nuestra lectura inicial, podríamos focalizarnos en las preguntas y tratar de dar respuesta a ellas desde el mismo texto, con la finalidad de descubrir su sentido auténtico. “Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?” (Cfr. Jn 6,60) ¿Esto os escandaliza? ¿Y cuándo veáis al hijo del hombre subir adonde estaba antes? (Cfr. 61b-62) ¿También vosotros queréis marcharos? (Cfr. Jn 6,67b). 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La invitación que nos hace Jesús a seguirlo es constante. Uno de sus grandes deseos es que lleguemos a ser auténticos discípulos suyos. El mensaje de Jesús puede resultar confuso y difícil de comprender para nosotros. Esta incomprensión podría ser un obstáculo grande para poder seguirlo, dado que puede generar una cierta sensación de incapacidad de poder en práctica sus palabras. A pesar del escándalo que puedan generar las palabras de Jesús, tendríamos que responder como Simón Pedro: ¿Dónde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna. Siempre contaremos con nuestra libertad para seguir a Jesús. Se trata de una decisión que tomamos no por ser coaccionados, sino por amor. Porque una de las características del amor es la libertad. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Nuestro compromiso como discípulos de Cristo en ocasiones no es definitivo. Puede existir en nosotros dudas o temores que nos llevan a claudicar. Por tal motivo, sería importante siempre recordarnos a nosotros mismos y a los demás, que en las Palabras de Jesús encontramos siempre vida eterna, y que aún en las noches oscuras de nuestra fe podemos mantener nuestro “sí” a Dios. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Congregados en este día celebramos el misterio de nuestra fe: la Eucaristía. En ella se nutren los hijos de Dios y se manifiesta la unidad de los creyentes en un mismo pan y un único vino convertidos en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Dispongámonos, pues, a vivir este Misterio con una actitud de adoración y contemplación. Monición a la Liturgia de la Palabra La opción del hombre frente a Dios no se hace de una vez para siempre. La interpelación de Dios, desde su Palabra o desde las situaciones cambiantes de la vida, exige una continua renovación de nuestra decisión. Así se ven interpelados los Israelitas por Josué, y los discípulos por Jesús. Está en cuestión la fidelidad al compromiso inicial. El Matrimonio, “gran misterio” para Pablo, es un caso más de esa fidelidad al compromiso empeñado. El Cónyuge cristiano deberá significar con su fidelidad inquebrantable el amor de Dios a su pueblo, desde Cristo a su Iglesia, invariable a pesar de las traiciones de ésta. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos, a Dios Padre que nos ha amado tanto, orémosle por la Iglesia y las necesidades del mundo. Digamos juntos: R. Te rogamos, óyenos 1. Por el fecundo ministerio del Papa Francisco y del Episcopado Colombiano, para que conduzcan a la Iglesia por senderos de paz y verdad, oremos. 2. Por los bautizados, para que vivan su compromiso bautismal y den testimonio de Cristo actuante en la Iglesia, oremos. 3. Por todo el pueblo santo de Dios, para que con obras muestre a los hombres que su fe es viva y operante. 4. Por los misioneros, para que sepan llevar el mensaje del Evangelio a quienes aún no lo conocen y tengan valor para sobrellevar las dificultades y las fatigas de su tarea evangelizadora. 5. Por quienes celebramos los santos misterios, para que renovemos nuestro amor y adhesión a la Iglesia y asumamos su compromiso misionero, oremos. Oración conclusiva Padre misericordioso, mira con amor a tus hijos que se reúnen para contemplar las maravillas que obras en tu Iglesia, y escucha sus plegarias. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Mié 4 Ago 2021

«Yo soy el Pan vivo que ha bajado del cielo»

DECIMONOVENO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Agosto 8 de 2021 Primera lectura:1R 19,4-8 Salmo: Sal 34(33),2-3.4-5.6-7.8-9 (R. cf. 9a) Segunda lectura: Ef 4,30–5,2 Evangelio: Jn 6,41-51 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Las lecturas de hoy tienen muchos paralelos con las lecturas del Domingo pasado: • No son los israelitas los que se lamentan porque no tienen que comer en el desierto, sino el profeta que se siente derrotado en una batalla que ha durado años contra un culto idolátrico impulsado por la reina Jezabel. • Y así como Dios da al pueblo el maná para peregrinar cuarenta años hacia la Tierra prometida, Dios da al profeta el alimento y la fuerza para peregrinar cuarenta días y cuarenta noches hasta llegar al Horeb, el monte de la Alianza. • En la segunda lectura, san Pablo sigue animando a los efesios a llevar una vida según el Espíritu Santo, como imitadores de Dios y testigos de su amor. • Y en el Evangelio Jesús continúa presentándose como el Pan vivo bajado del cielo para dar vida eterna a todos los que crean en él. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El texto del primer libro de los Reyes requiere conocer un poco el contexto del reinado de Ajab en Israel (874-853 a.C.), lleno de prosperidad, obras monumentales, comercio y pacto con los pueblos vecinos. Pero Ajab se casó con Jezabel, la hija del rey de Tiro, que quiso imponer en Israel el culto a Baal y a Astarté, ídolos paganos, alejándolos de la fe en el Dios que los había traído de Egipto a la Tierra prometida. A la persecución religiosa se sumaron la corrupción moral (y los sacrificios humanos, cf. 1Re 16) y las injusticias sociales (como el asesinato de Nabot, cf. 1 Re 21). Jezabel quiso imponer sus creencias valiéndose de numerosos “profetas” de Baal a los que se opuso el profeta Elías, quien debió enfrentar largos y numerosos conflictos y persecuciones. Pero al final, Elías se siente abandonado y derrotado, desanimado y sin fuerzas para seguir defendiendo la fe verdadera. Primero se esconde y luego quiere huir hacia el sur, hacia el Horeb, hacia el monte santo en donde cuatrocientos años antes Moisés vio al Señor e Israel hizo una Alianza con Dios. Para ello comienza a atravesar el desierto del Sinaí pero las fuerzas lo abandonan y es ahí donde se inserta el texto de la primera lectura en la que Elías se desea la muerte. Pero un ángel del Señor lo alimenta y le da fuerzas para enfrentar las penalidades de su peregrinación, y camina cuarenta días y cuarenta noches hasta llegar al Horeb. En la segunda lectura, prolongación de la del pasado Domingo, san Pablo continúa exhortando a los efesios y a nosotros, para que vivamos una vida coherente con el Espíritu Santo con el cual fuimos sellados el día de nuestro bautismo. No se trata solamente de que “nos portemos bien”, o que “seamos buena gente”, o realicemos actos de filantropía, sino de que seamos “imitadores de Dios”. Nuestra vida moral, por tanto, debe evitar los vicios y practicar las virtudes a ejemplo de Cristo, quien se ofreció en sacrificio. sacrificio (sacrum fare) es decir “consagró su vida”, al igual que nosotros debemos santificar nuestra vida, hacer presente el amor de Dios en todo lo que hacemos y decimos. Por eso el apóstol comienza por elencar seis vicios que se deben evitar en nuestras relaciones con los demás, porque en los distintos contextos en los que nos movemos, en la comunidad familiar, educativa o laboral, las dificultades y tensiones se multiplican y podemos acostumbrarnos a actuar como no debiéramos. La amargura hace ácido nuestro vocabulario y nos volvemos ofensivos. La ira nos hace perder el control frente a lo que hacemos y decimos. La cólera nos llena de furia, nos hace sordos frente a lo que nos dicen y nos hace enzarzarnos en discusiones inútiles. Los gritos tratan de acallar las palabras de la otra persona y nos tornan violentos. La maledicencia nos lleva a caer en el placer morboso del chisme, de divulgar el mal, los errores y las debilidades ajenas. Y la maldad nos daña el corazón multiplicando y atrayendo otros comportamientos que dañan a la comunidad. Pablo concluye mostrando la actitud positiva que debe caracterizar el comportamiento del cristiano, amable, compasivo y con capacidad de perdón. Como lo hace Dios con nosotros y como lo sigue haciendo Cristo a través de nosotros. El evangelio nos presenta a los judíos que reaccionan contra la pretensión de Jesús que escuchábamos el Domingo pasado: “Yo soy el pan de vida”. Por eso la lectura dice que los judíos “murmuran”, pero el verbo griego expresa mucho más que hacer comentarios en voz baja y describe a los que rechazan y consideran inaceptable que Jesús pretenda ser Dios mismo, el Señor de la Vida, que da Vida eterna porque es el Pan bajado del Cielo. A los judíos les cuesta aceptar su divinidad porque lo conocen como “el hijo del carpintero” y conocen a su familia. Por ello Jesús insiste en que descubrir, aceptar y recibir “el pan de Vida” no es una conquista del hombre sino un don de Dios. De ese Dios que enseña por medio del Espíritu. Y que el creyente que recibe este don, necesita “comer su carne”, es decir, aceptar que en esa realidad humana del “hijo del carpintero”, se manifiesta Dios en todo su poder, capaz incluso de resucitar a los creyentes. Jesús es el pan vivo, bajado del cielo, para dar vida al mundo. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La realidad de Elías es la misma nuestra, cuando los conflictos, los chismes, los problemas, la envidia y la mezquindad nos abaten y nos destruyen. A veces hasta perdemos la esperanza y nos desilusionamos de los otros, de nosotros mismos, y hasta de Dios. Por eso es importante que en medio de las dificultades seamos capaces de descubrir esos ángeles que Dios nos envía para despertarnos, para ayudarnos, para animarnos a recomenzar. Es llamativo que Dios no le evita a Elías las fatigas del viaje por el desierto, no le ahorra penas ni lo transporta milagrosamente hasta la meta. No. Le ofrece la fuerza por medio del alimento para que haga lo que tiene que hacer. Los problemas y las dificultades son para afrontarlos, no para ignorarlos. Tomemos conciencia de las circunstancias que en este momento nos causan amargura o desesperación, percibamos lo que Dios nos está pidiendo, descubramos los ángeles que nos envía y retomemos las fuerzas necesarias para llegar a nuestras metas. Y de la misma manera, esforcémonos por ser ángeles para los que a nuestro alrededor se sienten desanimados y desesperanzados. Es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio, dice el Señor. Y este proverbio se puede aplicar a lo que dice san Pablo. Vemos las fallas en los demás pero no nos damos cuenta de nuestras propias deficiencias. Por eso, tomar conciencia de nuestros errores es el primer paso para cambiar, y las palabras del apóstol nos dan la oportunidad para examinar nuestras reacciones, nuestro vocabulario, nuestro comportamiento. Y a comprometernos, delante del Señor y de nuestros hermanos, en esta Eucaristía, a eliminar la amargura, la ira, la cólera, los gritos, la maledicencia y la maldad en nuestros comportamientos y palabras. Y a imitar lo que hace Dios con nosotros, siendo benévolos, misericordiosos, amorosos, prontos al perdón. Cuando Juan en su evangelio habla de “los judíos”, no se refiere a los que habitan en Judea o a los miembros del pueblo de Israel, sino a los que se oponen a Jesús y rechazan reconocerlo como Cristo. El evangelio de hoy le habla a ese pequeño “judío” que todos llevamos dentro y que nos impide aceptar completamente a Jesús como Salvador. Es fácil, en efecto, reconocer a Jesús como un maestro, un profeta, un hombre excepcional. Pero asumirlo personalmente como Dios y salvador, y dejar moldear nuestra vida con los valores y principios de su Evangelio es muy difícil. Reconocerlo como “pan de Vida”, “comer su carne”, imitarlo y hacerlo presente con nuestras palabras y acciones, permitiendo “que se nos vea” el Espíritu que recibimos en el bautismo, es toda una misión. Pidámosle al Señor esa gracia, ese don, ese regalo en esta Eucaristía. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Después de comulgar, sacramental o espiritualmente en esta Eucaristía, hagamos un acto de fe en Jesús como Pan de Vida. Pongamos nuestras vidas en sus manos, los problemas que afrontamos, las dificultades que parecen no tener solución. Y pidámosle al señor que nos dé la fuerza y la sabiduría para salir adelante, para cambiar en nuestra vida todo aquello que debemos cambiar y para ayudar a los que enfrentan dificultades mayores que las nuestras. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hoy nos reunimos para celebrar la Eucaristía y para recibir a Jesús, el Pan de Vida que ha bajado del cielo para darnos vida eterna. Dispongámonos a reconocer a Jesús como nuestro Dios y Salvador y abramos nuestro corazón a su Palabra, que nos ofrece indicaciones muy concretas para vivir como discípulos del Señor y como hermanos todos. ¡Bienvenidos a participar con alegría! Monición a la Liturgia de la Palabra El profeta Elías se siente tan desesperado, que se desea la muerte. Muchos de nosotros también nos podemos sentir sobrepasados por los problemas y por eso escuchemos con atención lo que hace Dios con él por medio de su ángel. San Pablo continúa exhortándonos a ser santos y nos propone un camino concreto: imitar en nuestra vida, con nuestras palabras y obras el amor y la misericordia que Dios tiene con nosotros. Y el Evangelio continúa profundizando la enseñanza de Jesús que se proclama como el Pan de Vida. ¡Escuchemos con atención! Oración Universal o de los Fieles Presidente: Queridos hermanos, elevemos nuestras súplicas al Padre celestial, confiados en su infinita misericordia, porque estamos seguros que siempre nos concede lo que más nos conviene. R. ¡Dios todopoderoso, escucha nuestra oración! 1. Oremos por la Iglesia y por todas las comunidades eclesiales, para que en medio de las dificultades siga haciendo presente el mensaje de Salvación de Cristo Jesús y siga transmitiendo coraje y fortaleza a los que se sienten abatidos y desilusionados. 2. Oremos por nuestros gobernantes, para que, en medio de las dificultades derivadas de la pandemia, puedan conducir a nuestros pueblos hacia el desarrollo y la construcción de una sociedad cada vez más justa y fraterna. 3. Oremos por los enfermos, por los que pasan hambre y necesidad, por los que están solos y desconsolados, para que encuentren en la fe la fuerza necesaria para superar sus dificultades. 4. Oremos por los profetas modernos, que tienen que luchar contra corriente, que tienen que enfrentar críticas y persecuciones, para que nunca se desanimen, y oremos por cada uno de nosotros para que encarnemos en nuestra vida esa vocación que recibimos en el bautismo a ser Profetas del amor de Dios y del Evangelio de Cristo. Oración conclusiva Atiende, Padre bueno, las súplicas que te presentamos con la confianza de los hijos y que te presentamos por intercesión del Pan de Vida, Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

Vie 30 Jul 2021

El que viene a mi no tendrá hambre, y el que cree en mi no tendrá sed

DECIMOCTAVO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Agosto 1 de 2021 Primera lectura: Ex 16,2-4.12-15 Salmo: Sal 78 (77),3+4bc.23-24.25+54 (R. cf. Jn 6,32) Segunda lectura: Ef 4,17.20-24 Evangelio: Jn 6,24-35 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Los textos de la Liturgia de la Palabra nos invitan a: • Crecer en el optimismo, en la fe y en la esperanza porque Dios nunca nos abandona en las dificultades. • Pero eso implica un compromiso para que los creyentes marquemos la diferencia en nuestra forma de actuar frente a los criterios del mundo. • Y para eso necesitamos alimentarnos de Jesucristo, que se hace pan para darnos Vida Eterna. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La primera lectura nos ofrece el relato de lo acaecido inmediatamente después del éxodo, cuando los israelitas se tienen que enfrentar a las duras condiciones del desierto y empiezan a quejarse, idealizan el estado en el que vivían como esclavos, pero al menos tenían garantizada la comida. El pueblo le reclama a Moisés y a Aarón y Dios les promete un alimento de cereales en la mañana (el maná) y de proteínas en la tarde (las codornices). En la segunda lectura se toma un texto de la segunda parte de la carta a los Efesios, que, según el estilo epistolar de la época y propio de los escritos paulinos, es la parte “práctica” en la que el apóstol señala las implicaciones que la fe en Cristo tiene para la vida de los creyentes. En el fragmento de hoy se insiste en que los cristianos “no podemos comportarnos como los paganos, no podemos dejarnos engañar por las pasiones, sino que debemos llenarnos del Espíritu para ser criaturas nuevas. El Evangelio es continuación del texto del domingo pasado, el relato de san Juan de la multiplicación de los panes, y presenta lo que parece un diálogo de sordos: Jesús habla del pan celestial, que da vida al mundo, y los discípulos se ilusionar con un pan material, sin entender que lo que Jesús quiere es que experimentemos el amor del Padre y lo reconozcamos en el que Él ha enviado, su Hijo Jesucristo. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Como el pueblo de Israel peregrinó en el desierto hacia la tierra prometida, somos peregrinos en este mundo y también a nosotros se nos puede olvidar de dónde venimos y a dónde vamos. Y en medio de las circunstancias de la vida, podemos quejarnos y lamentarnos de la situación que vivimos, en esta pandemia, por las difíciles circunstancias que atravesamos (a nivel económico, laboral, relacional, etc.), y lo más fácil es caer en la tentación de compararnos, que es la fórmula infalible para llenarnos de amargura. No podemos caer en el pesimismo, en el derrotismo, en la desesperanza. Así como el Señor cuidó de su Pueblo peregrino en el desierto, sigue cuidando de nosotros y colmando de bendiciones nuestra vida. Abramos los ojos para reconocer el amor Providente de Dios y demos testimonio de los milagros y prodigios que sigue operando en la historia y en nuestra vida. Por el contrario, el Señor nos invita a abrir los ojos y a redescubrir las bendiciones con las que nos colma día tras día, para que a partir de esa experiencia podamos marcar la diferencia en nuestra vida, con la vida de personas que viven en pecado o que no han experimentado la misericordia de Dios. Siempre tenemos la tentación de volver a introducir en la propia vida la conducta y los razonamientos paganos. Hoy el Apóstol nos vuelve a decir con toda la firmeza de su argumentación: “entre ustedes, ¡no sea así!” Si a nuestro alrededor todo el mundo dice mentiras, o groserías, no es fiel a sus palabras o a sus promesas, se deja corromper en sus principios y en sus valores, el cristiano tiene que marcar la diferencia. Estamos llamados a ser testigos, a ser luz del mundo”. En el Evangelio hay una pregunta que es sumamente actual, y es cuando los discípulos interrogan a Jesús: “¿Qué debemos hacer para cumplir las obras de Dios?” y Jesús responde: “¡La obra de Dios es creer en aquel que él ha enviado!” Pero… ¿cómo vamos a creer en Él si no lo conocemos? Por eso una invitación concreta de este Domingo es a que creamos en Jesús, conociéndolo cada día más. Y ¿cómo podemos conocerlo? En primer lugar, conociendo su Palabra, leyendo y meditando la Escritura, concretamente el Nuevo Testamento. Al comienzo del texto de hoy, Jesús les dice que ellos lo buscan porque “comieron de ese alimento” (la multiplicación de los cinco panes y los dos peces). Muchos estudiosos consideran que los cinco panes se refieren a la Ley (los cinco primeros libros de la Escritura, el Pentateuco), y los dos peces señalan las otras dos grandes secciones de la Biblia hebrea (los Profetas y los “otros Escritos”). Y Jesús les dice a sus discípulos que deben buscar es “el pan que dura para la vida eterna” y luego hace referencia a sí mismo como el enviado del Padre. Si la Toráh (Ley), los Nebiim (profetas) y los Ketubiim (escritos) tienen sentido para los cristianos es porque los leemos a la luz de Jesucristo. ¡Conozcamos más el Nuevo Testamento! 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? En la Eucaristía los creyentes reconocemos a Jesucristo como el Pan que da Vida, que alimenta nuestro Espíritu, que nos orienta por medio de su Palabra. Creer en el que el Padre ha enviado es hacer vida la Vida nueva que nos ofrece, es hacer presente su amor con nuestras palabras y con nuestras obras. En medio de las dificultades e incertidumbres, pidamos con todas las fuerzas: “¡Señor, danos siempre de ese pan!”. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Bienvenidos todos a esta celebración de acción de gracias en la que experimentamos la presencia de Jesús que se hace alimento, verdadero Pan de Vida para fortalecernos en medio de las dificultades. Dispongámonos a celebrar nuestra fe y a experimentar la presencia amorosa y providente de Dios, que nos anima a ser testigos de los valores y principios del Evangelio. Participemos con fe y alegría. Monición a la Liturgia de la Palabra La angustia de los israelitas que se enfrentan a las dificultades de peregrinar el un desierto después de haber huido de Egipto nos invita a pensar en las dificultades que cada uno de nosotros vive en este momento de su existencia y que hacen que a veces nos sintamos abatidos y derrotados. Pero el Señor se hace siempre presente y Jesús, el Pan de Vida nos fortalece y nos anima para que nuestro comportamiento sea distinto, marque la diferencia, ilumine a los que están a nuestro alrededor y para que vivamos en santidad. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Dirijamos nuestras súplicas y peticiones al Padre misericordioso con la confianza de los hijos, con la certeza de que él hace posible lo que para nosotros es imposible y que nos fortalece con el Pan de Vida para enfrentar y superar las dificultades. R. ¡Escucha Padre nuestra oración! 1. Te pedimos por la Iglesia que, como el pueblo de Israel, tiene que enfrentar dificultades en su peregrinar por la historia, para que experimente siempre la presencia providente de Dios que la guía y la conforta. 2. Te pedimos por los pastores de la Iglesia para que, como Moisés y Aarón, puedan guiar siempre a su pueblo, fieles a la verdad, testimoniando el amor y orientando a toda la humanidad hacia el encuentro con Cristo, verdadero Pan de Vida. 3. Te pedimos por los que sufren y son perseguidos, y de modo especial por los que han perdido las fuerzas y la esperanza, para que encuentren en el testimonio de solidaridad y fraternidad de los que los rodean el nuevo maná que renueva la fé y la esperanza. 4. Te pedimos por todas las personas que trabajan por el desarrollo humano integral y por todos los que arriesgan su vida por ayudar a los que más sufren, para que encuentren en Cristo, Pan de Vida Eterna, la fuerza necesaria para ser incansables testigos de tu amor. Oración conclusiva Escucha, Padre bondadoso, las plegarias que te dirigimos con fe, por intercesión de tu Hijo, Jesucristo, nuestro Señor, quien vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.