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predicación orante

Jue 12 Mar 2020

El mundo de hoy se debate entre las tinieblas y la luz

Primera Lectura: Éx 17,3-7 Salmo: Sal 95(94),1-2.6-7ab.7c-9 Segunda Lectura: Rm 5,1-2.5-8 Evangelio: Jn 4,5-42 (forma larga) o Jn 4,5-15. 19b-26. 39a.40-42 (forma breve). Introducción Del evangelio que se nos ofrece para nuestra reflexión y vivencia en este domingo cuaresmal, resaltamos: • La mujer del pozo que en el diálogo con Jesús le manifiesta el deseo de beber de esa agua que Él ofrece, se puede relacionar con la sed del pueblo de Israel en el desierto del Sinaí, necesidad que produce incomodidad hasta aguantar y protestar. Un Dios que los ha conducido al desierto para exterminarlos: pecado del pueblo. Pero, por un capricho del hombre no va Dios a anular su plan de salvación. • El agua viva de que habla Jesús está relacionada con el don de Dios, porque Él es el don del Padre para la salvación del hombre; es el agua nueva y el agua del bautismo, es la gracia del Espíritu Santo, es decir el mismo Cristo “salvador del mundo”, quien se ofrece como Agua para que no tengan ya más sed. • El verdadero culto que se tributa a Dios es “en Espíritu y Verdad” 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Este cuarto Evangelio que relata el diálogo entre Jesús y la samaritana es propuesto para este tercer domingo de cuaresma como preparación y confrontación sincera para la celebración de la Pascua. Se recalcan las siguientes ideas: • Jesús entra a Sicar, ciudad de Samaria. Situación que enmarca la relación conflictiva entre judíos y samaritanos. • Jesús rompe con barreras culturales y va a lo concreto, en búsqueda de otras personas para llevarles la salvación. • Pozo de Jacob, encuentro en la hora sexta entre Jesús y una mujer de Samaria. Jesús busca conversación, el tema: la sed y el agua para calmarla. Le pide a la samaritana le dé de beber, lo cual produjo sorpresa en esta mujer, porque cómo un judío le pide agua, Jesús responde: ¡Si conocieras el don de Dios! • Jesús se presenta a la mujer y le hace la reflexión sobre el agua nueva, agua viva que llega hasta la vida eterna. • La mujer observa que Jesús no tiene como sacar agua, pero su corazón se va abriendo al diálogo y ahora, es ella quien le solicita a Jesús que le dé de esa Agua. • Continúa el diálogo, Jesús le pregunta por su marido, a lo cual ella responde que no tiene, pero el Señor le hace caer en cuenta que ha tenido cinco y el que tiene ahora no lo es. Se desvía la conversación sobre el lugar de adoración, a lo que Jesús le responde: “los que dan culto auténtico adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Porque esos son los adoradores que busca el Padre. Dios es Espíritu y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y verdad.” Jesús se le manifiesta como el Mesías. • La mujer sale corriendo al pueblo a contar la experiencia con Jesús, lo que le ha dicho y se cuestiona ¿no será el Mesías? Y se convierte en una samaritana que anuncia a Jesús, como el esperado. Se da en ella el cambio y la transformación de incrédula a creyente y misionera. • Los discípulos le ofrecen a Jesús alimentos, pero Él les responde: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a cabo su obra”. • Finaliza el texto en el encuentro de Jesús con los samaritanos quienes creen en Él, samaritanos salvados, pueblo que estaba peleando con los judíos. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? En este diálogo entre Jesús y la samaritana se observan aspectos que son importantes de identificar y reflexionar: el agua viva, la adoración a Dios y la identidad de Cristo que llegan a enmarcar la relación conflictiva entre judíos y samaritanos. La samaritana que representa al pueblo de Samaria, la región donde se daba culto a cinco dioses (2 Re 17,24ss), que representaban sus cinco maridos; el culto que daban a Yahvé era ilegítimo, no ajustado al principio del único santuario. Además, esta samaritana simboliza a quienes buscan a Dios por caminos equivocados. Importancia de conocer verdaderamente a Dios. El pozo de Jacob cobra importancia en el AT, hay que recordar que es un agua viva, la cual se debe beber para mantenerse activo, fuerte, laborioso, pero el agua de Jesús es un Don de Dios, mayor que el don de Jacob. Agua viva que se convierte en manantial al interior de la persona, no superada por ninguna otra agua. Es un don divino, Don de Dios unido al conocimiento de Cristo, porque es Él, el don del Padre, gracia del Espíritu Santo que pide y crea relaciones de Verdad: Espíritu y Verdad que es Cristo, Salvador del Mundo, como lo confiesan los samaritanos. El único interés de Cristo es la salvación de todos los hombres y el ofrecerles su Agua para que no tengan ya más sed. Este Don se identifica con el agua viva, sinónimo de salud, de vida eterna. Se encuentran textos paralelos y aclaratorios dados por el mismo Evangelio: Jn.7,37 “El que tenga sed, que venga a mí; el que cree en mí, que beba…”. Jn.3,5 En diálogo con Nicodemo: “el que no nazca del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios”. Relación agua y Espíritu en referencia al bautismo, un agua que regenera y una vida que crece en Jesús. El agua es símbolo de los bienes mesiánicos y de la sabiduría. Nosotros como pueblo de Israel, estamos sedientos de Dios. Estemos seguros que quien nos llenará la sed de felicidad es Él. Además, no hay que olvidar que el agua es considerada uno de los grandes bienes de los pueblos, especialmente de los que habitan el desierto, luego la sed puede adquirir connotaciones espirituales y materiales para quienes la viven y sacian. El lugar de adoración, se da desde los criterios de Dios y no de los hombres: en Espíritu y Verdad, porque Dios es Espíritu. La verdadera adoración está orientada solo a Dios, no a lugares humanos de culto marcados por la división. ¿En qué hacemos consistir nuestro culto a Dios? 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromi- so la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Es el momento de la intimidad con el Señor, es abrirle el corazón, es fortalecer la empatía y la confianza, dejar que de mi interior fluyan palabras de cercanía, de alabanza, de petición, de súplica, de manifestarle que tengo sed de Él y como el salmista: mi tierra árida necesita ser regada o como la samaritana dame de esa agua viva. Jesús me invita a mirar mi vida desde su propia vida, desde su amor y misericordia. Me ofrece su don: ¿Cómo podríamos silenciar nuestro canto de alabanza? ¿qué tiene que ver en mi vida este encuentro que tuvo Jesús con la samaritana? ¿será que participo en disputas religiosas y eclesiales? ¿conozco por experiencia personal que Jesús es el Salvador del mundo? RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Es importante hacer énfasis en que la Cuaresma es un tiempo para fortalecer la gracia del Bautismo y para purificar la fe recibida. 2. Se puede subrayar las palabras: agua, agua nueva, agua viva, agua bautismal; don, don de Dios, don como signo del amor del Padre; revelación, autorevelación; vida, vida plena, vida eterna; adoración, adoración al Padre, adoración en Espíritu y Verdad. 3. Es muy recomendable que, desde antes de la celebración litúrgica, se guarde silencio en el templo, en la sacristía y en los lugares anexos. De modo que todo se disponga devota y debidamente para la acción sagrada (Cfr. OGMR 45). 4. Para que favorezca la meditación de la Palabra de Dios, onviene que haya breves momentos de silencio, antes de que inicie la Liturgia de la Palabra, después de la primera y, si hay, segunda lectura, y una vez terminada la homilía. La finalidad de estos silencios es que, con la ayuda del Espíritu Santo, la asamblea medite brevemente lo que escuchó, saboree la Palabra de Dios y se prepare la respuesta más conveniente (Cfr. OGMR 45 y 56). 5. Hacer énfasis en Cristo que se hace Agua viva, especialmente, en la Eucaristía. Invitación a participar digna y convenientemente en ella. 6. El Prefacio de hoy es propio: La Samaritana, Misal, p. 95. 7. Tener presente que, el jueves, 19 de marzo, se celebra la solemnidad de san José, esposo de la Santísima Virgen María.

Jue 5 Mar 2020

La fe en Jesús y la comprensión de sus palabras son los rasgos que caracterizan al verdadero discípulo

Primera Lectura: Gn 12,1-4a Salmo: Sal 33(32),4-5.18-19. 20+22 Segunda Lectura: 2Tm 1,8b-10 Evangelio: Mt 17,1-9 Introducción Estos textos unifican la liturgia y conducen a señalar con claridad la “llamada de Dios” a hombres concretos y en contextos determinados, orientan su acción a identificar con plena certeza cómo ir logrando la unidad de la humanidad. Es la pedagogía de la fe, la forma como Dios nos comunica sus misterios en nuestro caminar. • La fe del patriarca Abrahán es de total disponibilidad y entera obediencia a Dios quien, sintiendo su llamada e invitación a salir de su tierra, patria y casa paterna, en un desarraigo total, lo conduce a convertirse en un emigrante, un apátrida y un huérfano, sin ninguna seguridad humana, solo la de Dios. • San Pablo nos recuerda que él es apóstol por la voluntad de Dios y que participa de su plan salvífico “tomando parte en los duros trabajos del Evangelio”; como Abrahán, Pablo está dispuesto a aceptar el llamado de Dios. • En el pasaje de la transfiguración, la elección de Jesús se dirige a Pedro, Santiago y Juan, quienes estarán presentes en la agonía de Getsemaní, y en el ejercicio de la subida al Tabor, el mismo Cristo nos revela su rostro auténtico y manifiesta el amor eterno e infinito de Dios hacia su criatura. ¡Es Cristo que habita la plenitud de la divinidad, es verdadero hombre y verdadero Dios! 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Los textos son una mirada para ver, cómo, a través de la historia la llamada de Dios a los hombres se da en diversos momentos, circunstancias; así, llama a personas: Abrahán, Timoteo… para que participen en el plan de salvación, en medio de las angustias, dificultades y vicisitudes. Esta llamada se hace más evidente en el llamado de Dios, en Cristo, a los apóstoles, a quienes invita a vivir su transfiguración, que explica por adelantado el camino de la pasión. Relato evangélico, ubicado después del primer anuncio de la pasión, es una palabra de ánimo para los discípulos, quienes han de seguir a Jesús en camino sinodal de entrega y olvido de sí. El texto es una narración que muestra el gozo, la gloria, la manifestación del Padre y la glorificación de Jesús, son anuncios que preludian la pasión, muerte y resurrección que comunica Jesús a sus discípulos camino a Jerusalén; propuesta ésta contraria a lo que soñaban los discípulos que esperaban un Mesías terrenal liberador. Toma Jesús a sus discípulos Pedro, Santiago y Juan y se transfigura delante de ellos, como se observa en los tres sinópticos que presentan esta narración, los cambios en el rostro de Jesús, su resplandor y el color de sus vestidos sorprenden a estos hombres, suceso acompañado de la presencia de Moisés y de Elías conversando con él, la nube luminosa de donde proclama la voz del Padre, que su Hijo es el amado, el predilecto, el escogido, a quien se le debe escuchar; Jesús los anima y los refuerza en su fe vacilante y en perspectiva de la cruz. luego, de nuevo Jesús y los tres apóstoles bajaban del monte y les recomienda hacer silencio frente a la experiencia vivida. La fe en Jesús y la comprensión de sus palabras son los rasgos que caracterizan al verdadero discípulo. Es importante detenerse en los personajes. Moisés quien sella la Alianza, mediador entre Dios y el pueblo; Elías representa la Ley y los profetas. Son ellos el resumen del A.T. Hubo un diálogo alrededor del éxodo que Jesús cumpliría en Jerusalén: pasión, muerte y resurrección: Pascua, plenitud de la liberación para quienes creemos en Él. En este pasaje evangélico se percibe un mensaje de fe, de esperanza; mensaje teológico de la fe pascual de Jesús, porque ¡es Él quien viene a dar plenitud a la Ley y a la profecía! Es en Jesús en quien se realiza la total liberación de la esclavitud, el Profeta de la última hora y Palabra total y definitiva que pronuncia el Padre: “¡Éste es mi hijo amado en quien me complazco: escúchenlo!”, y Jesús es el nuevo Templo, en el que vive totalmente el mismo Dios. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Es importante, identificar a través de estas lecturas, que el sufrimiento y el dolor son dos experiencias propias en todos los momentos del ser humano, que ponen a prueba sus más profundas convicciones, porque en el rostro transfigurado de Cristo está centrado el escándalo de la cruz, pero al mismo tiempo ayuda en la meditación serena y profunda de este acontecimiento a resolver el enigma de la vida misma en las penas y sufrimientos del hombre, y a vivir en la esperanza del encuentro definitivo con Dios. No se puede quedar en la cumbre eternamente, hay que descender, pero no para tener los primeros puestos, porque se puede afirmar que los que están arriba no saben lo que hay abajo, o los que están abajo no saben lo que sucede arriba, hay que recordar que existe un arte para conducirse en las diferentes circunstancias. En el camino del hombre hacia Dios y de Dios hacia el hombre se da un llamado y una respuesta, es una vocación a la santidad para obtener una bendición, porque es el mismo Dios quien presenta a los hombres a Jesús: a su Hijo, al amado, al predilecto para que lo escuchen y le sigan y hagan parte en su gloria, en su plan de salvación. Para participar de este proceso de salvación se requiere que el hombre esté fortalecido en la fe, que haya confianza, desinstalamiento y fidelidad en el desierto de la vida, aún en el fracaso, como lo señala Pablo, porque es en esa misma situación de flaqueza, donde se realiza la eficacia, así, Jesucristo “...actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz” (Flp 2, 7-8); es en el escarnio de la cruz, donde Jesús muestra su realeza. El mensaje litúrgico de hoy está orientado hacia un optimismo radical y de esperanza firme, porque la transfiguración es posible para el cristiano, para el hombre nuevo en una nueva sociedad, donde Jesús se convierte en compañero de camino hacia la meta final, porque él dará la gracia de superar la prueba de la fe para experimentar la grata liberación en la auto renuncia, el despojo hacia el abrazo gozoso de la cruz en la cuaresma de la vida, en camino sinodal hacia la pascua de Cristo. No hay que olvidar que en la vida parroquial se debe promover la contemplación del rostro de Cristo a través de la Eucaristía, porque en ella está Cristo real, verdadera y sustancialmente presente. Igualmente, animar la visita a Jesús Sacramentado, y otros medios que promueven el contemplar y descubrir el rostro de Cristo, para que el cristiano configure cada día más su vida con Él. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromi- so la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Este encuentro con Jesús, a través de su Palabra, conduce a contemplarlo desde la escena de la transfiguración, invitación a entrar en la montaña de la comunicación con el Señor: subir con Jesús a la montaña implica dejar momentos de la vida diaria para entrar en relación con él. Y, en ese encuentro pedirle a Jesucristo que vaya transformando la vida, para vivir el misterio de la cruz y del sufrimiento y estar en cara a la resurrección. Pedir en la oración a tener actitudes de escucha, atenta a la acción de Dios y agradecer al Señor las manifestaciones de su amor recibidas a lo largo de la vida. Orientar a los feligreses a vivir la escena de la teofanía del Padre y del Hijo, para que Jesús esté presente en medio de la comunidad y en el corazón de quienes han abierto su corazón a Dios. Es importante contemplar a Jesús radiante, lleno de gloria, plenitud de la Ley y de la Profecía e invitar a la adoración y a la alabanza: te bendecimos, te adoramos, te damos gracias… con frases como: ¡levántate, no tengas miedo!, ¡éste es mi Hijo amado…escuchadle! RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Insistir en el llamado, la escucha, la respuesta de Dios a los hombres y del hombre a Dios, teniendo en cuanta la disponibilidad para hacer su voluntad saliendo, muchas veces, de las situaciones cómodas y rutinarias en que se vive. 2. Hacer un esfuerzo por elegir los cantos que vayan en sintonía con las oraciones y los textos bíblicos del día. 3. El Prefacio de este día es propio “La Transfiguración del Señor”, Misal, p. 87 4. Animar y preparar a los equipos parroquiales para la realizar de la Lectio Divina Dominical de la Palabra de Dios.

Vie 28 Feb 2020

Podríamos pasarnos la vida reflexionando, pero es hora de actuar

Primera Lectura: Gn 2,7-9; 3,1-7 Salmo: Sal 51(50),3-4.5-6a. 12-13.14+17 (R. cf. 3a) Segunda Lectura: Rm 5,12-19 (forma larga) o Rm 5,12.17-19 (forma breve) Evangelio: Mt 4,1-11 Introducción De la Palabra de Dios que se nos ofrece para este domingo presentamos algunos temas para nuestra reflexión: • El origen del pecado y sus consecuencias en la vida del ser humano; • La vivencia de la vida cristiana en el camino de la cuaresma, un itinerario de conversión, escucha de la Palabra de Dios, vivencia de la gracia divina; • Un tercer tema de predicación nace de la confrontación Adán – Cristo, es decir subrayar la superioridad de la gracia y la nueva condición del ser humano, hijo de Dios, para afrontar con altura las tentaciones y consecuencias del pecado. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En un lenguaje pintoresco y popular, el texto de la primera lectura presenta tres escenas: en la primera, se nos presenta a Dios como un artesano, que da origen a su máxima obra, el hombre, a quien hace partícipe de su vida, lo hace “un ser vivo” (v.7); en la segunda, Dios es un jardinero, y en medio de su jardín dos árboles significativos: el árbol de la vida y el árbol del bien y del mal; aquí en este ambiente coloca su obra máxima llena de vida (vv. 8-9). En estas dos escenas la presencia dominante es Dios. En la tercera escena, el personaje dominante es la figura del “astuto” en forma de serpiente quien, a punta de mentiras, seducirá la mujer, inicia cuestionándola con una mentira “¿Cómo es que Dios les ha dicho que no coman de ningún árbol del jardín? (3,1). La mentira seductora conducirá al fracaso el plan original y se introduce en esta historia la muerte, de la cual Dios había prevenido, pero la serpiente engaña diciendo “de ninguna manera morirán… serán como dioses”. Una mentira que incita al orgullo. Fracaso total, el hombre, obra de Dios, se revela y desobedece a su Creador. Salmo penitencial, de gran alcance popular por su formulación y la historia de David pecador que recurre a la misericordia divina componiendo estas palabras. En sus dos partes refleja la situación del hombre: la oscura realidad del pecado, expresada en la confesión de pecado y suplica de purificación (vv. 1-11); que encuentra una esperanza de cambio gracias a la acción divina (vv. 12-19). Concluyendo con una especie de liturgia nacional (vv. 20-21). La segunda lectura está centrada en un paralelismo de superación entre el fracaso del primer Adán y la reparación sobreabundante del segundo Adán – Cristo. En su desarrollo se abordan diversos temas correlacionados entre sí, como la relación entre el pecado y la muerte en general, la obra de Adán y la obra de Cristo, entre las cuales no se da una proporción de igualdad, pues “no hay proporción entre la gracia que Dios concede y las consecuencias del pecado” (v.15). La conclusión hace de exhortación parenética, por el delito de uno-Adán condena para todos, por la justicia de uno-Cristo la justificación para todos; “por la desobediencia de uno todos se convirtieron en pecadores, así por la obediencia de uno todos se convertirán en justos” (Cf. vv. 18-19). El relato evangélico, está presente en la triple tradición sinóptica (Mc 1, 12-13; Lc 4, 1-13; Mt 4, 1-11), con variantes importantes. Así, Marcos solo refiere que Jesús permaneció allí “siendo tentado por Satanás”; los otros dos evangelis- tas narran las conocidas y clásicas tres tentaciones, pero cambiando el orden; Mateo las concluye con la tentación en el monte, que conecta mejor con el discurso de la montaña que aparece en el capítulo siguiente. Este pasaje se estructura en una introducción (1-2) y luego un relato trimembre, las tres tentaciones (vv. 3 - 11). La iniciativa siempre es del “tentador – del diablo”, quien se acerca (v.3) y “se lleva” a Jesús –sentido del verbo paralambanō en griego (vv. 5.8), lo saca del desierto para llevarlo al Templo y al monte; a las tentaciones Jesús responde siempre con lo que está escrito, es decir, con las Sagradas Escrituras, todas del Deuteronomio (Cf. a la primera: Dt 8, 3 y Sb 16,26; segunda Dt 6,16); a la tercera Dt 6,13). El texto posee los elementos mínimos de la narrativa, dejando que el peso se centre en estas citas bíblicas veterotestamentarias que soportan la argumentación. Por lo que algunos han visto que Jesús aparece reviviendo las tentaciones de Israel en su camino por el desierto durante cuarenta años. Se debe precisar que el texto permite una gran asociación de miradas desde los lectores, por lo que no es necesario polarizarlo solo desde una concepción. El inicio de la perícopa, “Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu…”, conecta con el relato del Bautismo y su teología (3, 13-17), en definitiva, la historia sigue siendo “empujada” por el Espíritu Santo. El diablo presenta sus tentaciones en un crecendo. El diablo no pone en duda la filiación divina de Jesús, él la sabe y la presupone; los endemoniados de Gadarenos le dicen: “¿Qué tenemos nosotros contigo, Hijo de Dios? (Mt 8,9) y es más explícito en Lucas, el endemoniado en Cafarnaúm le dice: “Sé quién eres: el Santo de Dios” (Lc 4, 34). El diablo no desconoce la condición de Hijo de Dios de Jesús, él lo que hace, aquí en las tentaciones, es someter esa identidad a prueba, inducirlo a realizar un milagro espectacular innecesario para el mesianismo. Dos veces se refiere a ella, “si eres Hijo de Dios…” (vv. 3. 6). Las respuestas de Jesús serán una forma de acreditar esta su identidad o filiación divina que se ha puesto de manifiesto desde el Bautismo, “y vino una voz desde los cielos que decía: Este es mi Hijo amado, en quien me complazco” (Mt 3,17). No logrando su deseo de meterlo a la duda, le plantea de manera directa la propuesta de la adoración del diablo, a la que Jesús responde con su rechazo definitivo. El diablo en su intento de seducción ha recurrido a diversas artimañas, como lo hizo en los orígenes de la humanidad, recurre a la mentira, se presenta como el dueño de todo, “le mostró los reinos del mundo”, que se contraponen con el mensaje que Jesús viene a anunciar “el reino de Dios, o el reino de los cielos”. Es un ser astuto, ha aprendió de la primera respuesta de Jesús a usar las Escrituras, las cuales cita de manera manipuladora para inducir al error y que se falte a la filiación divina, por ello cita de memoria las palabras del Salmo 91. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Adán – Cristo, superioridad de la Gracia La historia de la humanidad se ha jugado en dos creaciones. La primera, es la de los orígenes, con Adán, de donde se concluye el nefasto resultado, entró la muerte a causa del pecado; se da una ruptura en la relación con Dios que se califica como desobediencia, la mentira y el orgullo han reinado, el hombre quiso desconocer a Dios y ser dios; lo único que encontró fue la destrucción, el fracaso total. La segunda, es la de la nueva creación, iniciativa siempre de Dios, es la obrada en su Hijo Jesús, en quien el hombre recobra y recibe de manera mejorada su filiación divina, es nueva creatura, justificada y amada en Jesús. Esta Gracias, en todas sus dimensiones, manifiesta su superioridad respecto al pecado y sus consecuencias. Jesús se acredita en su relación con Dios y en obediencia a las Escrituras, Él es el Hijo de Dios, no un mago dispuesto a realizar “milagritos espectaculares” que desvirtúan la filiación divina. Si bien, las tentaciones de Jesús son de un corte específicamente mesiánico, es decir, se refieren directamente a él, podemos, de una manera parenética, referirlas a toda la humanidad, pero referidas principalmente a las dimensiones fundamentales de la mesianidad de Jesús, profética, sacerdotal y real. Es decir, las tentaciones de Jesús no son una narrativa que sirva de ejemplo para que los creyentes de hoy afronten las tentaciones de cada día. Estas tentaciones fueron directamente a la identidad de Jesús, Hijo de Dios, no porque el diablo la desconociera, sino porque quiso ponerla a prueba. La prueba de la filiación divina no solo se juega en una opción radicalmente opuesta, como la tercera tentación que invita a la adoración del diablo, sino que también se coloca entre dicho mediante aparentes practicas inofensivas que son innecesarias para la vivencia de la filiación divina; no es necesario andar usando el poder de la gracia bautismal como “aprendices de maguitos”. La gracia de la vida cristiana se sitúa en superioridad frente a estos “jueguitos”. Toda la vida Jesús la vivió en esta opción, siempre renunció a demostraciones innecesarias de poder divino, hasta el último momento. Él, como Hijo de Dios, se mostró siempre obediente, hasta en la cruz mediante la expresión de otros se le propuso hacer “milagritos espectaculares”, “si eres Hijo de Dios, baja de esa cruz y creeremos” (Cf. Mt 27, 40. 42), siempre en actitud de poner a prueba su filiación divina, su mesianismo. Jesús no cedió a la tentación de los reinos del mundo, por no haber perdido su filiación, recibe todo poder, Resucitado se aparece a sus discípulos, “Acercándose a ellos, Jesús les dijo: se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra” (Mt 28,18). 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Podríamos pasarnos la vida reflexionando, pero es hora de actuar. ¡No nos limitemos a oír más, leer más, sino a vivir en verdad y sinceridad la superioridad de la gracia que hemos recibido en Jesús, Hijo de Dios! El bautismo, en el orden de la gracia, nos hace superiores al primer Adán, vivamos de corazón la llamada del Espíritu Santo “que nos conduce al desierto” para vivir la identidad de Hijos de Dios. No busquemos milagritos y poderes divinos, sigamos el camino de una autentica espiritualidad cristiana que supera las tentaciones del materialismo, del sensacionalismo, y de un poder sobre el mundo. Es el momento de cerrar los ojos, hacer silencio y contemplar con recogimiento el misterio de la gracia bautismal. Es hora de aprender a responder con la Palabra de Dios. Aceptarla con amor y creerla, porque aprenderla de memoria y rebatir con ella, solo nos hará parecer al diablo, que se la sabe de memoria, pero la usa de manera manipuladora para inducir al error. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Que en el Templo haya un signo que evidencie el tiempo de Cuaresma. 2. Resaltar en cartelera la frase: “Misericordia, Señor: hemos pecado”. 3. Es muy recomendable que, desde antes de la celebración litúrgica, se guarde silencio en el templo, en la sacristía y en los lugares anexos. De modo que todo se disponga devota y debidamente para la acción sagrada (Cfr. OGMR 45). 4. Este domingo presenta Prefacio propio: “Las Tentaciones del Señor”. 5. Palabras de este tiempo como camino de catecumenado: Oración, silencio, Jesús, gracia, bautismo, caridad, etc. 6. Se podría emplear como oración de bendición sobre el pueblo, la propia para este domingo. 7. Aprovechar este tiempo de cuaresma para el ejercicio del Santo Vía Crucis (en especial los viernes) y de las prácticas de ayuno y abstinencia. 8. En estas cinco semanas de tiempo de cuaresma es, también, ocasión oportuna para motivar, preparar y desarrollar, en el día más oportuno, la jornada parroquial de los enfermos ya que, reuniéndolos en el templo para la celebración eucarística, se les puede ofrecer también los sacramentos de la Reconciliación y de la Unción de Enfermos. De este modo, no programando la llamada “Misa de enfermos” para el jueves santo, se da prelación al grandioso signo de la Sagrada Comunión llevada por el Sacerdote y ministros extraordinarios, dicho jueves, a cada uno de los enfermos de la comunidad parroquial.

Jue 20 Feb 2020

La caridad perfecta crece en el camino de la conversión continua

Primera Lectura: Lv 19,1-2.17-18 Salmo: Sal 103(102),1-2.3-4.8+10.12-13 (R. 8a) Segunda Lectura: 1Co 3,16-23 Evangelio: Mt 5,38-48. Introducción Desde la Palabra de Dios en contemplación, podemos reflexionar: • Invitados a ser santos porque el Señor, nuestro Dios, es santo. • La compasión y la misericordia de Dios nos mueven a ser felices amando a Dios y al prójimo, como a nosotros mismos. • Nuestro compromiso es amar más allá de lo ordinario, de lo legal o lo lógico. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La Palabra nos invita a mirar nuestros comportamientos y relaciones, las leyes, las costumbres, normas y principios éticos y morales, para reconocer la misericordia, la bondad y la belleza de Dios; y para que aceptemos su invitación a ser santos e ir más allá de lo común, a hacer lo que nos lleva a la perfección: • Ser sencillos, humildes y acogedores; • Amar y servir más, a los enemigos y a los que nos hacen mal; • Evitar los odios, rencores, resentimientos y deseos de venganza. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Amar y servir, para ser santos, hacer el bien a quienes nos tratan mal o nos exigen más de la cuenta y ser cristianos de verdad. Amar y hacer el bien a todos, es el signo de fidelidad en el seguimiento del Señor Jesús, y de crecimiento en santidad como discípulos servidores. El Señor Jesús nos pide una actitud moral más allá de la ordinaria, para ser santos y poder participar del Reino de los cielos; nos llama a poner por obra la caridad perfecta: se trata de una caridad en la que no caben ni el odio, ni el insulto, ni el renegar de Dios, ni el deseo de lo que es contrario a la voluntad de Dios, a vivir la caridad a medias. La caridad perfecta crece en el camino de la conversión continua; vivir la caridad tiene muchos retos, por eso es exigente y difícil, pero reconfortante y satisfactoria. La meta es llegar a participar del Reino de los cielos, vivir la caridad y ser santos para lograrlo. El medio es amar y servir, mantener la oración para suplicar ardientemente la sabiduría para seguir creciendo en caridad, que nos ayude para que el perdón sea de corazón y para que nuestras luchas y dolores se conviertan en medios y oportunidades que engrandezcan nuestro testimonio de anunciadores del amor de Dios para toda la humanidad. El Papa Francisco en La Alegría del Evangelio 4, nos recuerda que: Todos tienen el derecho de recibir el Evangelio. Los cristianos tienen el deber de anunciarlo sin excluir a nadie, no como quien impone una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello, ofrece un banquete deseable.” 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Señor, ayúdanos a alcanzar la perfección de vida por el ejercicio de la caridad fraterna vivida en familia y comunidad, según el Evangelio. Que el encuentro con el Señor Jesucristo avive el deseo de amar y servir a quienes nos niegan su amor y servicio. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Se puede resaltar la frasea: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Lv 19,18) 2. Es muy recomendable que, desde antes de la celebración litúrgica, se guarde silencio en el templo, en la sacristía y en los lugares anexos. De modo que todo se disponga devota y debidamente para la acción sagrada (Cfr. OGMR 45). 3. Sería oportuno hacer hoy el rito para la bendición y la aspersión del agua en memoria del Bautismo, que ocuparía el lugar del acto penitencial al comienzo de la Misa, siguiendo lo indicado en el Apéndice I, Formulario I, del Misal, p. 1053. 4. Se sugiere la Plegaria Eucarística “De la Reconciliación II”, Misal, p. 508 5. Propiciar un momento de silencio, después de la oración comunión, para dar gracias a Dios Padre por la presencia de Jesús en la eucaristía y en nuestras vidas. 6. Tener presente que el próximo miércoles, 26 de febrero, es Miércoles de Ceniza, inicio del Tiempo de Cuaresma; día de ayuno, abstinencia y obras de caridad; comienza la Campaña de la Comunicación Cristiana de Bienes. Liturgia de las Horas Tomo II, Salterio 4ª semana. Convendría hacer una adecuada catequesis que disponga al ayuno y a la abstinencia cuaresmales. 7. La ceniza se debe hacer de ramas de árboles o de los ramos bendecidos del año anterior y se impone sobre la frente o sobre la cabeza, directamente con los dedos (no con sellos de corcho u otro material). Se debe corregir o evitar cualquier cosa que pueda llevar a la práctica supersticiosa de la imposición de la ceniza.

Jue 20 Feb 2020

Insumos litúrgicos para el Miércoles de Ceniza y la Cuaresma

El próximo miércoles, 26 de febrero, con la celebración litúrgica en la que se impone el signo penitencial de la ceniza, la Iglesia católica da inicio al tiempo de la Cuaresma. Cristianos de todo el mundo se preparan para vivir 40 días de conversión que terminarán dando el inicio al tiempo litúrgico de la Semana Mayor. Para vivir y animar este tiempo, la Conferencia Episcopal de Colombia, a través del Departamento de Liturgia y con la colaboración del P. Diego Uribe Castrillón, doctor en Teología de la Arquidiócesis de Medellín, pone a disposición una serie de insumos que ayudarán a celebrar el tiempo de Cuaresma. Este subsidio ofrece: I. Celebración de la Palabra de Dios con imposición de la Santa Ceniza, II. Predicación orante de la Palabra, con moniciones y oración de fieles y III. Orientaciones y Esquema para la Celebración de una Liturgia Penitencial. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar insumos[/icon]

Jue 20 Feb 2020

Miércoles de Ceniza

Primera Lectura: Jl 2,12-18 Salmo: Sal 51(50),3-4.5-6a.12-13.14+17 (R. cf. 3a) Segunda Lectura: 2Co 5,20 - 6,2 Evangelio: Mt 6,1-6.16-18 Introducción La palabra de Dios presenta una viva exhortación a la conversión, a reconocer la realidad pecadora del ser humano, pero al mismo tiempo a una absoluta confianza en Dios que es generoso en misericordia. Desde estos textos se pueden abordar las prácticas y actitudes que el creyente debe vivir de manera personal y eclesial en la vivencia de la conversión. Así tenemos: conversión, misericordia de Dios y prácticas para la conversión. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El libro de Joel es corto, tan solo 4 capítulos, en dos secciones: una invasión de langostas con sus consecuencias (1-2) y la respuesta de Dios como una vuelta a la abundancia (3-4), entre las que se destaca la abundante efusión del Espíritu. Las langostas son percibidas como el ejército de Dios que viene a ejecutar su juicio, del cual uno se puede librar por la penitencia y la oración. Esta sección como respuesta a este desastre motiva una liturgia penitencial de duelo, de súplica, que concluye con la promesa profética del perdón divino. La conversión es un “volver a Dios de todo corazón”, con ayuno, con lágrimas, con dolor, convocando a la comunidad a una asamblea purificadora. Todo el pueblo, desde niños hasta los sacerdotes, está convocado a esta liturgia, “y digan: ¡Perdona, Yahvé, a tu pueblo!”. En la liturgia se reconoce la condición pecadora del hombre y la grandeza de Dios, a quien se descubre como el clemente, compasivo, lento a la cólera, rico en amor, el Dios de la bendición. Sal 51(50). Es uno de los 7 salmos penitenciales (Cf. 6, 32, 38, 51, 102, 130, 143), conocido como el Miserere. La experiencia del orante es su cruel realidad de pecado, pero de otra vertiente el poder de Dios que perdona, limpia, purifica, crea, infunde su Espíritu, devuelve la alegría, lleva a la salvación. No es un canto de simple reconocer el pecado sino ante todo el reconocimiento de Dios creador que vuelve a crear al hombre en la condición de “salvación”. Pablo presentando el ministerio apostólico destaca la responsabilidad de trasmitir la convicción de la reconciliación, y esta consiste fundamentalmente en “déjense reconciliar con Dios”. El cristiano es una nueva creatura, a quienes exhorta a no “recibir en vanagloria la gracia de Dios”, insiste que este es el momento favorable, el día de la salvación. Esto aparece articulado a partir de la convicción que Jesucristo es el centro de la nueva creación, él es el salvador; Dios ha hecho a Cristo solidario con la humanidad pecadora, gracias a su acción es posible la reconciliación. Entre la venida de Cristo al mundo y su segunda venida transcurre un tiempo intermedio que tiene las connotaciones de ser un tiempo apto para la conversión, la reconciliación, en una palabra, es tiempo de salvación. Evangelio: Mt 6,1-6.16-18. Este texto, pertenece al llamado “sermón de la montaña” o discurso inaugural del ministerio de Jesús, en el evangelio de Mateo (Mt 5 – 7); propiamente a la sección de interiorización de los deberes de piedad en el nuevo estatus del cristiano como una expresión del gran mandamiento del amor a Dios y al prójimo. Aborda la vivencia de la justicia, es decir la práctica de las buenas obras que permiten que el hombre sea justo ante Dios. Para un judío los grandes temas de la piedad son los aquí abordados en este pasaje: la limosna (6, 2-4), la oración (6, 5-6) y el ayuno (6, 16-18). Los elementos que se subrayan son una llamada a la verdadera intención, o rectitud de interioridad, a la correspondencia entre lo interior y lo externo; esto evita a proceder de manera hipócrita o por una falsa piedad que simplemente se justifica por ser ostentosa y farandulera; una vanagloria que no lleva a la salvación. Es una invitación a proceder de manera justa en todo para poder recibir la recompensa de Dios que es tu Padre y ve lo secreto del corazón y de las intenciones del proceder humano. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La homilía podría tener unas dimensiones de una excelente presentación kerygmática, no como explicación sino como anuncio que motive a la respuesta personal y eclesial de adhesión amorosa a Dios. El Dios que describen las lecturas lo muestran como el ser más misericordioso, el Dios del amor, que no se queda en las definiciones abstractas, sino que entra en contacto directo con la realidad del ser humano, en su condición absurda de pecado en las más crueles realidades, pero que no debe desesperar de esta situación, sino que debe mirar con amor y esperanza el cambio, la nueva creación, Dios ya ha actuado y lo sigue haciendo para garantizar la Salvación. El hombre todo lo que tiene que hacer es aprovechar este tiempo de gracia, este momento oportuno, para “volver de todo corazón a Dios”. Este proceso de conversión es un camino para ir hacia el Señor, se necesita actitud interior y compromiso exterior. Es un camino que se recorre de manera personal, pero en el cual no voy solo, me acompaña la Asamblea de creyentes que sigue el mismo itinerario de conversión, de salvación. Caminamos juntos, somos la Iglesia del Señor. Iniciar la Cuaresma, marcados con el signo de la Ceniza, recuerda que somos muchos los marcados con el signo del Señor y que juntos marchamos por esta historia de salvación. El camino se construye paso a paso en la confianza absoluta en Dios, entablando un encuentro personal e íntimo con Jesucristo, el centro de la nueva creación. Hacer de la Cuaresma un camino de encuentro y conversión, de salvación. Estamos convocados, por la Iglesia, como lo hizo Joel, a vivir la liturgia penitencial, a confiar en la respuesta de Dios que nos sorprenderá con la abundancia de su generosidad. Ciertamente tenemos que reconocer que personalmente y como pueblo no somos más que pecador, pero es tiempo de gracia, tiempo de aprovechar el anuncio profético del perdón, de la reconciliación. Este camino tiene un punto de partida, volverse de corazón al Señor; se recorre con la actitud de interioridad sincera y deseo de salvación; se sostiene con las practicas del amor a Dios y al prójimo, con la vivencia de las obras de piedad. La Palabra de Dios y la Iglesia nos lo recuerdan es tiempo de oración, ayuno y “limosna” – caridad. Es tiempo de inversión para recibir la recompensa de Dios Padre que ve el corazón. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Invitemos a un momento de oración reconociendo que somos pecadores, necesitados del perdón, de la misericordia, con sed de sentir la salvación. Hagamos de este momento una oración y contemplación de la acción de Jesús en nuestra vida. Gracias Señor porque has creado este tiempo de gracia para mi salvación, concédenos aprovechar la abundancia de tu amor para consolidar nuestro encuentro con Jesús y desde esos lazos de amor alcanzar la conversión, camino seguro para disfrutar de la salvación RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. La Cuaresma es el principal tiempo de penitencia, tanto para los individuos como para toda la Iglesia. Conviene, por consiguiente, que la comunidad cristina sea preparada en este tiempo, por medio de las celebraciones penitenciales, para que participe más plenamente del misterio pascual.6 Dos ejemplos de celebraciones penitenciales adaptadas al tiempo de Cuaresma.7 Otros esquemas de celebraciones penitenciales Ordinarias, con Niños, con Jóvenes y con Enfermos8. 2. Sería oportuno crear un itinerario de Asambleas penitenciales, no solo de carácter sacramental de confesión, las cuales no podrán faltar, sino también de reflexión y oración por el perdón que puedan acompañar todo el camino cuaresmal. 3. Desde el inicio de la Cuaresma se puede programar, cuando mejor convenga, una celebración penitencial, con confesión individual. Igualmente podría preparase, para un día este tiempo de cuaresma, la celebración de la Eucaristía con la administración de la Unción de los enfermos de la parroquia para quienes están en peligro de muerte por enfermedad o por vejez. Esta es la mejor preparación para la celebración de la Pascua. No recomendable pastoralmente el jueves santo en la mañana, como suele realizarse y muchos lugares. 4. Tener en cuenta para este tiempo el Mensaje del Santo Padre Francisco para la Cuaresma 2020. 5. Se recomienda, para los viernes de cuaresma, el ejercicio piadoso popular del santo Viacrucis. 6. Recordar que este día y el viernes santo es de ayuno, abstinencia y obras de caridad. 7. La ceniza se impone dentro de la Misa o en una Liturgia de la Palabra. En la Misa de hoy se omite el acto penitencial, porque luego se tendrá la imposición de la ceniza. La bendición e imposición de la ceniza tiene lugar después de la homilía y antes de la Oración Universal o de los Fieles (cf. Misal, p. 71-74; Ceremonial de los Obispos, nn 253-259). 8. Para la Eucaristía se podría tomar el Prefacio de Cuaresma III, “Frutos de la abstinencia”, Misal, p. 370. Igualmente, puede seguirse la Plegaria Eucarística II. 9. Se podría emplear como oración de bendición sobre el pueblo, la propia para el miércoles de ceniza, Misal, p. 75. Igualmente, se ofrecen para todos los días de este tiempo cuaresmal. 10. Invitar a momentos de oración, ayuno en comunidad. Un día, medio día, en el que se reflexione un salmo penitencial, se haga silencio, se ayune y al terminar un momento oración con la entrega de una ofrenda como expresión de amor. 11. Un cartel con el salmo 51, quizás la versión litúrgica, para que la gente lo vea y lo ore, o se puede prever unas copias para entregar a quienes participan. 12. En un lugar adecuado, disponer adecuadamente una cruz, desprovista de la imagen del señor, adornada con unas cadenas, espinas que inviten al arrepentimiento, dolor y confesión, para lo cual junto a ella se colocará un letrero que diga: ¿Ya, preparó su confesión? 13. Tener presente que: • El Tiempo de Cuaresma abarca desde el Miércoles de Ceniza hasta la Misa de la Cena del Señor, el Jueves Santo, exclusive. • Cada día de Cuaresma tiene Misa propia completa. • Se inicia el uso del Tomo II de la Liturgia de las Horas. • Durante la Cuaresma y hasta la Vigilia Pascual, exclusive, no se dice ni Gloria ni Aleluya (se exceptúan solemnidades y fiestas). • En el Tiempo de Cuaresma no se debe adornar el altar con flores, y se permiten los instrumentos musicales sólo para sostener el canto, como corresponde al carácter penitencial de este Tiempo (se exceptúan de esta norma el domingo IV de Cuaresma –Laetare– y las solemnidades y fiestas). 6 Ritual de la Reconciliación y Penitencia, Conferencia Episcopal de Colombia, Departamento de Liturgia, Bogotá, D.C., 1999, pág. 114ss. 7 Ídem. 8 Ídem. Pág. 144 ss.

Vie 14 Feb 2020

"El Señor Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida"

Primera Lectura: Is 58,7-10 Salmo: Sal 112(111),4-5.6-7. 8a+9 (R. 4a) Segunda Lectura: 1Co 2,1-5 Evangelio: Mt 5,13-16. Introducción A la luz de la Palabra de Dios que se proclama en este día: • El creyente está llamado a ser testigo y reflejo del amor de Dios en el mundo. • La misión del cristiano, como sal y luz, es transformar el mundo en nombre de Dios. • El compromiso creyente y la fuerza de la fe no se basan sólo en las cualidades personales, sino en la disponibilidad para ser sacramento de la misericordia de Dios. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Las lecturas de este Domingo –a poco más de dos semanas de iniciar el camino cuaresmal-, retoman algunos de los signos bautismales que caracterizarán la celebración de la Pascua. Así, el texto de Isaías plantea como un imperativo divino la fraternidad y la solidaridad con los más necesitados. Practicando la misericordia Dios se hace cercano y hace que la luz, signo de vida, brille en medio de la oscuridad. En el mismo sentido el salmo alaba al hombre que teme al Señor y que brilla en medio de las tinieblas como una luz. También alaba al creyente que administra sus bienes con justicia. San Pablo al escribir a la comunidad cristiana de Corinto, a la que había evangelizado unos años antes después de pasar por Atentas y su Areópago, evoca ese encuentro que debió ser bastante difícil: Corinto era una ciudad con mucha riqueza y con una moralidad muy deteriorada. Los valores del Evangelio debieron enfrentar muchas dificultades antes de que se hicieran vida en la vida de los corintios. Cuando Pablo vuelve la mirada sobre este proceso, invita a la comunidad a tomar conciencia de que fue obra de Dios, y no fruto de una astuta estrategia, de la capacidad persuasiva de Pablo o de su hábil oratoria. A pesar de la fragilidad y el temor del apóstol, Dios hace su obra y es él el que funda la fe de los corintios. Finalmente, el Evangelio retoma el sermón del monte para plantear un imperativo: los creyentes deben ser como la sal que da sabor a la tierra y como la luz que ilumina el mundo, para que toda la humanidad pueda experimentar la misericordia del Padre en las buenas obras de los discípulos. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El contexto de la lectura del profeta Isaías es la práctica del ayuno que realiza el pueblo de Israel al volver del exilio, a finales del siglo V a.C. El profeta critica a los que imponen privaciones al cuerpo, pero no cambian el corazón. El verdadero ayuno es el que orienta la vida a practicar la justicia, la fraternidad y la solidaridad. El profeta no se cansa de insistir en la importancia de ser sensibles frente a quienes pasan necesidad y al final de la lectura introduce el tema de la luz que se retoma en el salmo y en el Evangelio de la lectura de hoy. Es importante pensar en que, ni en la época de Jesús ni en la de Isaías, existía luz eléctrica, ni bombillos ni interruptores, ni fósforos ni encendedores, ni postes ni luminarias, ni pilas o baterías. Mucho menos teléfonos celulares con aplicaciones de linternas. La noche era un verdadero peligro y la luz un preciado tesoro. Cuando Jesús invita a sus discípulos a ser luz del mundo inmediatamente hace venir a su mente las palabras del salmo: “en las tinieblas brilla como una luz el que es honesto, compasivo, misericordioso y justo”. Por eso la meditación del texto completo del salmo 112 (111) nos invita a confrontar nuestra vida para ver si en nuestras acciones estamos siendo misericordiosos o si hemos dejado endurecer el corazón. Esa misión de ser luz del mundo fue confiada a Israel en el Antiguo Testamento y ha sido encomendada con mayor radicalidad a la Iglesia: manifestar, a lo largo de la historia y en todos los contextos y culturas, la misericordia de Dios por medio de obras concretas, verificables. En la misma línea se ubica la misión que Jesús encomienda a sus apóstoles para que sean como “una ciudad puesta en lo alto de un monte” (v. 14). Es común encontrar vestigios de ciudades y construcciones de antiguas culturas en la cima de los montes: la altura no sólo ayudaba a prever los ataques y facilitaba la defensa, sino que se constituía en bastión para toda la región. Pero cuando Jesús hace esta exhortación no invita a asumir un comportamiento llamativo o a tocar la trompeta cuando se practica la justicia o se hace limosna. Lo que hace es evocar la imagen presente en la mente de cualquier judío que proclama a Jerusalén y al monte del templo del Señor como una fuente de bendiciones para todos los pueblos (cf. Is 2, 2-5). A partir de entonces, ya no será Jerusalén sino la comunidad de sus discípulos la que irradiará bendiciones y a la que acudirán todas las gentes que buscan saciar sus necesidades, problemas y angustias. Tal vez la misión más difícil de entender es la primera que señala Jesús cuando indica la misión de ser “sal de la tierra” (v. 13). Aunque hoy en día las prescripciones médicas invitan a reducir su consumo para no afectar la tensión, na de las principales funciones de la sal es dar sabor a los alimentos. Por eso desde siempre la sal ha sido símbolo de sabiduría y en ese contexto Jesús invita a sus discípulos a ser testigos de una sabiduría que llene de sabor la vida de los que les rodean, que alimente sueños y esperanzas, que conforte en los momentos de lágrimas y sufrimientos. Pero cuando no existía energía eléctrica ni se habían inventado las neveras, la sal cumplía otra función imprescindible y era conservar los alimentos. Todavía nos quedan vestigio de ello en el pescado salado y en la carne oreada. En el mismo sentido, el cristiano debe ser sal de la tierra e impedir que el mundo se corrompa, se dañe, se pierda, se descomponga. La proclamación y vivencia de los valores del Evangelio son un testimonio que transforma la realidad y que ayuda a hacer visible el proyecto amoroso de Dios sobre el mundo. Finalmente, la sal también cumplía una función contractual: garantizaba la inviolabilidad de los pactos y servía como medio de pago de los mismos (por eso incluso hoy en día la retribución por un trabajo se llama “salario”). También los cristianos son sal de la tierra en cuanto testimonian con sus obras que Dios es siempre fiel a su amor, cuando a través de nuestras buenas obras hacemos presente la misericordia del Señor. Y es en este contexto que se puede orientar la comprensión de la segunda lectura: así como san Pablo recuerda a los Corintios que a pesar de su fragilidad Dios se hizo presente por medio suyo para transformarles la vida, Dios se sigue haciendo presente en el mundo por medio de cada uno de nosotros. El Señor necesita de nuestra inteligencia, de nuestras manos, de nuestras obras, de nuestras palabras para hacer presente su misericordia, su amor y su ternura. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromi- so la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Hagamos nuestra y hagamos vida las palabras de la oración colecta de la misa del jueves siguiente al miércoles de ceniza: “Que tu gracia, Señor, inspire, sostenga y acompañe nuestras obras, para que nuestro trabajo comience en ti, como su fuente y tienda siempre a ti, como a su fin”. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Se pueden resaltar las frases: «Ustedes son la luz del mundo» y «ustedes son la sal de la tierra» 2. Es muy recomendable que, desde antes de la celebración litúrgica, se guarde silencio en el templo, en la sacristía y en los lugares anexos. De modo que todo se disponga devota y debidamente para la acción sagrada (Cfr. OGMR 45). 3. Sería oportuno hacer hoy el rito para la bendición y la aspersión del agua en memoria del Bautismo, que ocuparía el lugar del acto penitencial al comienzo de la Misa, siguiendo lo indicado en el Apéndice I, Formulario II, del Misal, p. 1056. 4. Para que favorezca la meditación de la Palabra de Dios, conviene que haya breves momentos de silencio, antes de que inicie la Liturgia de la Palabra, después de la primera y, si hay, segunda lectura, y una vez terminada la homilía. La finalidad de estos silencios es que, con la ayuda del Espíritu Santo, la asamblea medite brevemente lo que escuchó, saboree la Palabra de Dios y se prepare la respuesta más conveniente (Cfr. OGMR 45 y 56). 5. Se sugiere el Prefacio Dominical I: Misterio Pascual y pueblo de Dios, para continuar acentuando el tema de ser luz del mundo. 6. Tener presente que el martes, 11 de febrero, se conmemora a la Bienaventurada Virgen María de Lourdes y se realiza la Jornada Mundial de Enfermo. Es una de las fechas más oportunas para motivar, preparar y desarrollar la Jornada parroquial de los enfermos ya que, reuniéndolos en el templo para la celebración eucarística, se les puede ofrecer también los sacramentos de la Reconciliación y de la Unción de Enfermos.

Vie 7 Feb 2020

Somos llamados a vivir con rectitud y a cumplir la ley plenamente

Primera Lectura: Is 58,7-10 Salmo: Sal 112(111),4-5.6-7. 8a+9 (R. 4a) Segunda Lectura: 1Co 2,1-5 Evangelio: Mt 5,13-16. Introducción A la luz de la Palabra de Dios que se proclama en este día: • El creyente está llamado a ser testigo y reflejo del amor de Dios en el mundo. • La misión del cristiano, como sal y luz, es transformar el mundo en nombre de Dios. • El compromiso creyente y la fuerza de la fe no se basan sólo en las cualidades personales, sino en la disponibilidad para ser sacramento de la misericordia de Dios. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Las lecturas de este Domingo –a poco más de dos semanas de iniciar el camino cuaresmal-, retoman algunos de los signos bautismales que caracterizarán la celebración de la Pascua. Así, el texto de Isaías plantea como un imperativo divino la fraternidad y la solidaridad con los más necesitados. Practicando la misericordia Dios se hace cercano y hace que la luz, signo de vida, brille en medio de la oscuridad. En el mismo sentido el salmo alaba al hombre que teme al Señor y que brilla en medio de las tinieblas como una luz. También alaba al creyente que administra sus bienes con justicia. San Pablo al escribir a la comunidad cristiana de Corinto, a la que había evangelizado unos años antes después de pasar por Atentas y su Areópago, evoca ese encuentro que debió ser bastante difícil: Corinto era una ciudad con mucha riqueza y con una moralidad muy deteriorada. Los valores del Evangelio debieron enfrentar muchas dificultades antes de que se hicieran vida en la vida de los corintios. Cuando Pablo vuelve la mirada sobre este proceso, invita a la comunidad a tomar conciencia de que fue obra de Dios, y no fruto de una astuta estrategia, de la capacidad persuasiva de Pablo o de su hábil oratoria. A pesar de la fragilidad y el temor del apóstol, Dios hace su obra y es él el que funda la fe de los corintios. Finalmente, el Evangelio retoma el sermón del monte para plantear un imperativo: los creyentes deben ser como la sal que da sabor a la tierra y como la luz que ilumina el mundo, para que toda la humanidad pueda experimentar la misericordia del Padre en las buenas obras de los discípulos. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El contexto de la lectura del profeta Isaías es la práctica del ayuno que realiza el pueblo de Israel al volver del exilio, a finales del siglo V a.C. El profeta critica a los que imponen privaciones al cuerpo, pero no cambian el corazón. El verdadero ayuno es el que orienta la vida a practicar la justicia, la fraternidad y la solidaridad. El profeta no se cansa de insistir en la importancia de ser sensibles frente a quienes pasan necesidad y al final de la lectura introduce el tema de la luz que se retoma en el salmo y en el Evangelio de la lectura de hoy. Es importante pensar en que, ni en la época de Jesús ni en la de Isaías, existía luz eléctrica, ni bombillos ni interruptores, ni fósforos ni encendedores, ni postes ni luminarias, ni pilas o baterías. Mucho menos teléfonos celulares con aplicaciones de linternas. La noche era un verdadero peligro y la luz un preciado tesoro. Cuando Jesús invita a sus discípulos a ser luz del mundo inmediatamente hace venir a su mente las palabras del salmo: “en las tinieblas brilla como una luz el que es honesto, compasivo, misericordioso y justo”. Por eso la meditación del texto completo del salmo 112 (111) nos invita a confrontar nuestra vida para ver si en nuestras acciones estamos siendo misericordiosos o si hemos dejado endurecer el corazón. Esa misión de ser luz del mundo fue confiada a Israel en el Antiguo Testamento y ha sido encomendada con mayor radicalidad a la Iglesia: manifestar, a lo largo de la historia y en todos los contextos y culturas, la misericordia de Dios por medio de obras concretas, verificables. En la misma línea se ubica la misión que Jesús encomienda a sus apóstoles para que sean como “una ciudad puesta en lo alto de un monte” (v. 14). Es común encontrar vestigios de ciudades y construcciones de antiguas culturas en la cima de los montes: la altura no sólo ayudaba a prever los ataques y facilitaba la defensa, sino que se constituía en bastión para toda la región. Pero cuando Jesús hace esta exhortación no invita a asumir un comportamiento llamativo o a tocar la trompeta cuando se practica la justicia o se hace limosna. Lo que hace es evocar la imagen presente en la mente de cualquier judío que proclama a Jerusalén y al monte del templo del Señor como una fuente de bendiciones para todos los pueblos (cf. Is 2, 2-5). A partir de entonces, ya no será Jerusalén sino la comunidad de sus discípulos la que irradiará bendiciones y a la que acudirán todas las gentes que buscan saciar sus necesidades, problemas y angustias. Tal vez la misión más difícil de entender es la primera que señala Jesús cuando indica la misión de ser “sal de la tierra” (v. 13). Aunque hoy en día las prescripciones médicas invitan a reducir su consumo para no afectar la tensión, na de las principales funciones de la sal es dar sabor a los alimentos. Por eso desde siempre la sal ha sido símbolo de sabiduría y en ese contexto Jesús invita a sus discípulos a ser testigos de una sabiduría que llene de sabor la vida de los que les rodean, que alimente sueños y esperanzas, que conforte en los momentos de lágrimas y sufrimientos. Pero cuando no existía energía eléctrica ni se habían inventado las neveras, la sal cumplía otra función imprescindible y era conservar los alimentos. Todavía nos quedan vestigio de ello en el pescado salado y en la carne oreada. En el mismo sentido, el cristiano debe ser sal de la tierra e impedir que el mundo se corrompa, se dañe, se pierda, se descomponga. La proclamación y vivencia de los valores del Evangelio son un testimonio que transforma la realidad y que ayuda a hacer visible el proyecto amoroso de Dios sobre el mundo. Finalmente, la sal también cumplía una función contractual: garantizaba la inviolabilidad de los pactos y servía como medio de pago de los mismos (por eso incluso hoy en día la retribución por un trabajo se llama “salario”). También los cristianos son sal de la tierra en cuanto testimonian con sus obras que Dios es siempre fiel a su amor, cuando a través de nuestras buenas obras hacemos presente la misericordia del Señor. Y es en este contexto que se puede orientar la comprensión de la segunda lectura: así como san Pablo recuerda a los Corintios que a pesar de su fragilidad Dios se hizo presente por medio suyo para transformarles la vida, Dios se sigue haciendo presente en el mundo por medio de cada uno de nosotros. El Señor necesita de nuestra inteligencia, de nuestras manos, de nuestras obras, de nuestras palabras para hacer presente su misericordia, su amor y su ternura. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromi- so la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Hagamos nuestra y hagamos vida las palabras de la oración colecta de la misa del jueves siguiente al miércoles de ceniza: “Que tu gracia, Señor, inspire, sostenga y acompañe nuestras obras, para que nuestro trabajo comience en ti, como su fuente y tienda siempre a ti, como a su fin”. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Se pueden resaltar las frases: «Ustedes son la luz del mundo» y «ustedes son la sal de la tierra» 2. Es muy recomendable que, desde antes de la celebración litúrgica, se guarde silencio en el templo, en la sacristía y en los lugares anexos. De modo que todo se disponga devota y debidamente para la acción sagrada (Cfr. OGMR 45). 3. Sería oportuno hacer hoy el rito para la bendición y la aspersión del agua en memoria del Bautismo, que ocuparía el lugar del acto penitencial al comienzo de la Misa, siguiendo lo indicado en el Apéndice I, Formulario II, del Misal, p. 1056. 4. Para que favorezca la meditación de la Palabra de Dios, conviene que haya breves momentos de silencio, antes de que inicie la Liturgia de la Palabra, después de la primera y, si hay, segunda lectura, y una vez terminada la homilía. La finalidad de estos silencios es que, con la ayuda del Espíritu Santo, la asamblea medite brevemente lo que escuchó, saboree la Palabra de Dios y se prepare la respuesta más conveniente (Cfr. OGMR 45 y 56). 5. Se sugiere el Prefacio Dominical I: Misterio Pascual y pueblo de Dios, para continuar acentuando el tema de ser luz del mundo. 6. Tener presente que el martes, 11 de febrero, se conmemora a la Bienaventurada Virgen María de Lourdes y se realiza la Jornada Mundial de Enfermo. Es una de las fechas más oportunas para motivar, preparar y desarrollar la Jornada parroquial de los enfermos ya que, reuniéndolos en el templo para la celebración eucarística, se les puede ofrecer también los sacramentos de la Reconciliación y de la Unción de Enfermos.