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reforestación

Jue 25 Mar 2021

En Diócesis de Pasto: Campaña 60 días por la vida

Desde la primera semana de marzo y todo el mes de abril la Diócesis de Pasto estará animando la campaña “60 días por la vida”, una iniciativa que busca generar acciones concretas para el cuidado de los recursos naturales a la luz de la encíclica del Papa Francisco 'Laudato Si' (Alabado seas, mi Señor), documento que propone un modelo de ecología integral. Monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro, obispo de la Diócesis de Pasto, ha dicho que la Cuaresma y la Pascua son tiempos para vivir la conversión ecológica. “Estos días son para pensar en el cuidado de la creación. Quiero invitarlos a vivir un itinerario de 60 días para cuidar la casa común”. Sus organizadores recuerdan además, que esta campaña está enmarcada en los tiempos litúrgicos de Cuaresma y Pascua, pero también en el calendario civil que nos recuerda fechas del medio ambiente tales como: día del agua, día de la tierra, día del árbol y día de los bosques, entre otros; por tanto, esta iniciativa busca ofrecer momentos de reflexión frente al cuidado de la “casa común”. Para lograr este objetivo se está publicando todos los días, a través de las redes sociales de la diócesis, una pieza gráfica en la que se proponen acciones para el cuidado del medio ambiente y frases de la encíclica 'Laudato Si'; unido a esto se ofrecen datos de interés sobre el impacto ambiental. Actividades especiales * Los Comités de Pastoral Social en las parroquias rurales de la diócesis, están realizando acciones de cuidado ambiental. * Los movimientos de pastoral juvenil de las parroquias, han convocado a un #BasuraChallenge, que consiste en elegir un lugar de su municipio de residencia con alta concentración de residuos sólidos, NO peligrosos, tales como plásticos o papeles y realizar una recolección de los mismos y dejar en video registrada esta acción. * Evento académico virtual de reflexión sobre el cuidado de la “casa común”. * Concierto virtual de acción de gracias a Dios por la creación, a cargo de los ministerios de música de la diócesis. * Como clausura de la campaña, se está adelantdo con entes gubernamentales, identificar una zona ambientalmente vulnerable del municipio de Pasto, con el compromiso de trabajar luego en la reforestación del lugar.

Jue 18 Mar 2021

Restauración forestal: reto y metáfora

Por: Mons. Fernando Chica Arellano - El 21 de marzo se celebra el Día Internacional de los Bosques, cuyo lema para este año 2021 es “Restauración forestal: un camino a la recuperación y el bienestar”. Además, el próximo 5 de junio se lanzará oficialmente el Decenio de la ONU sobre la Restauración de los Ecosistemas (2021-2030), que supone un llamamiento global para proteger y recuperar el medio ambiente. Alrededor de 1.600 millones de personas dependen directamente de los bosques para sobrevivir, proporcionándoles alimento, energía, medicina y abrigo. Sin bosques, los efectos nocivos del cambio climático se agudizan. En cambio, cuando velamos por los árboles, cuando nos ocupamos de ellos concienzudamente, estamos contribuyendo de forma significativa a la prosperidad de las generaciones presentes y futuras. Los bosques son de vital importancia en la erradicación de la pobreza y para conseguir metas de desarrollo convenidas internacionalmente, incluidos los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Pese a todos estos beneficios, la deforestación continúa de modo acelerado, a un ritmo imparable, de unos 13 millones de hectáreas al año.En vez de potenciar el verde a través de unos bosques hermosos y pujantes, un color tan unido a la esperanza, virtud imprescindible en medio de la cruel pandemia que nos está fustigando, cuando irresponsablemente arrancamos un árbol, cuando dejamos que se seque, estamos tiznando nuestro mundo de negrura, transformándolo en un erial yermo y baldío. Mientras que la pérdida y el destrozo de las selvas, de las arboledas y de los jardines originan grandes cantidades de gases dañinos que contribuyen al calentamiento de la tierra, su restauración y gestión sostenible ayudan a afrontar la doble crisis del clima y de la biodiversidad. De este modo, unos bosques sanos y vigorosos generan bienes y servicios necesarios para la tutela y el adecuado desarrollo de nuestro planeta. Así pues, el reto de impulsar la repoblación forestal se convierte en una interpelación real a nuestra conciencia y a nuestra acción. Debería ser un argumento esencial en la educación de niños, adolescentes y jóvenes. Junto a ello, la restauración de los bosques puede verse como una metáfora de carácter espiritual que, más allá de la realidad concreta, habla del compromiso de Dios con la humanidad y con toda la creación. En los párrafos siguientes brindo algunas pistas bíblicas de reflexión que, espero, nos ayuden a vivir con intensidad los días que nos quedan de la Cuaresma y a afrontar con apertura de espíritu la ya cercana Semana Santa. El sueño de Dios Desde el inicio del mundo, Dios dispuso la creación como un vergel de plenitud y gozo compartido. “El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos de ver y buenos de comer; además, el árbol de la vida en mitad del jardín y el árbol de conocer el bien y el mal. En Edén nacía un río que regaba el jardín y después se dividía en cuatro brazos” (Gen 2,9-10). Así lo expresa el salmista, mostrando la riqueza de los bosques para el conjunto de la vida vegetal y animal: “Se llenan de savia los árboles del Señor, los cedros del Líbano que Él plantó. Allí anidan los pájaros, en su cima pone casa la cigüeña. Los riscos son para las cabras y las peñas, madrigueras de tejones” (Sal 104,16-18). Otro poeta bíblico se admira al ver que “rezuman los pastos del páramo y las colinas se orlan de alegría” (Sal 65,13). Ahora bien, este sueño y promesa divina, que se ofrecen para el conjunto de la humanidad y para la creación toda, también se concretan para cada una de las personas: “El honrado florecerá como palmera, se elevará como cedro del Líbano, plantado en la casa del Señor, florecerá en los atrios de nuestro Dios. En la vejez seguirá dando fruto, y estará lozano y frondoso” (Sal 92,13-15). El hombre prudente “será como árbol plantado junto a acequias, que da fruto en su sazón, y su follaje no se marchita; todo cuanto hace prospera” (Sal 1,3). La degradación Desgraciadamente, el sueño divino se ha visto truncado y menoscabado por el pecado humano, por caprichos veleidosos, por el egoísmo convulsivo, por la tendencia a apropiarse de lo que es común, por una dinámica de depredación y devastación de la casa común. El creyente percibe la fuerza de este deterioro, como señala el profeta Nahún: “Ruge contra el mar y lo seca y evapora todos los ríos; aridecen el Basán y el Carmelo y se marchita la flor del Líbano. Las montañas tiemblan ante él, los collados se estremecen” (Nah 1,4-5). Por su parte, Miqueas vincula el arrasamiento forestal con la responsabilidad humana, cuando indica que “la tierra se convertirá en un desierto por culpa de sus habitantes y como pago de sus malas acciones” (Miq 7,13). En otras ocasiones, el salmista grita a Dios al constatar cómo se resquebraja su armónica creación: “¿Por qué has abierto brecha en su cerca para que la saqueen los viandantes, la pisoteen los jabalíes y se la coman las alimañas?” (Sal 80,13-14). Esta imagen de la viña nos es bien conocida gracias al profeta Isaías, que la emplea para hablar de la relación de Dios con su pueblo, de su cuidado y su castigo corrector. “Y ahora os diré a vosotros lo que voy a hacer con mi viña: quitar su valla para que sirva de pasto, derruir su cerca para que la pisoteen. La dejaré arrasada: no la podarán ni la escardarán, crecerán zarzas y cardos; prohibiré a las nubes que lluevan sobre ella” (Is 5,5-6). La restauración Pero no es este el final de la historia. Dios es fiel y nunca abandona a su pueblo ni se despreocupa de su creación. Así, por ejemplo, el mismo Isaías anuncia la restauración del pueblo, el anhelado regreso a la tierra prometida tras los años de destierro: “Brotará agua en el desierto, torrentes en la estepa, el páramo será un estanque, lo reseco un manantial. En la guarida donde moran los chacales verdeará la caña y el junco” (Is 35,6-7). En el último libro de la Biblia recuperamos la permanente promesa divina, que sigue actualizando el sueño primigenio del Señor: “Me mostró un río de agua viva, brillante como cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero. En medio de la plaza y en los márgenes del río crece el árbol de la vida, que da fruto doce veces: cada mes una cosecha, y sus hojas son medicinales para las naciones” (Ap 22,1-2). Lo que se dice para el pueblo en su conjunto, para la humanidad entera y para la creación como tal, se afirma igualmente para cada persona en particular. Lo atestigua sin rodeos el salmista cuando advierte que el Señor “me hace recostar en verdes praderas; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas” (Sal 23,2-3). De nuevo, es el profeta Isaías quien indica cómo, al volver al plan de Dios, somos restaurados y, así, quedamos habilitados para restaurar: “Serás un huerto bien regado, un manantial de aguas cuya vena nunca engaña, reconstruirás viejas ruinas, levantarás sobre los cimientos de antaño; te llamarán tapiador de brechas, restaurador de casas en ruinas” (Is 58,11-12). De cara a la Semana Santa Nos hallamos en el tramo final de la Cuaresma y, por tanto, a las puertas de la Semana Santa. Esta comenzará el Domingo de Ramos, entre palmas que abren paso al Señor (Mc 11,8). Evocaremos esos días también las palabras de Jesús a propósito de la higuera estéril (Mc 11,12-14) o del leño verde y el leño seco (Lc 23,31). Nos acercaremos al Árbol de la Cruz y ante él nos detendremos para fijar ahí la mirada (cf. Jn 3,13-14). Y, una vez más, el Señor Resucitado saldrá a nuestro encuentro en el Huerto (Jn 20,15). Todo nos invita a dar cada vez un mayor espacio en nuestro interior a la Palabra de Dios, a la plegaria sincera, al silencio meditativo, al examen de conciencia, al ejercicio de la caridad sin fisuras, de manera que este tiempo sea una verdadera restauración para cada uno de nosotros, en todas nuestras relaciones sociales, con las demás criaturas, con la creación y con el Creador. Mons. Fernando Chica Arellano Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, el FIDA y el PMA

Jue 5 Sep 2019

Sembratón en el Vicariato Apostólico de Puerto Inírida

La iniciativa promovida por la Iglesia Católica presente en este lugar, convocó a distintos, instituciones educativas y comunidad en general, quienes se comprometieron con el proceso reforestación del territorio. La jornada, que hace parte de las acciones programada para la Semana por la Paz, contó con la participación de más de 200 personas, de distintas edades, quienes se congregaron en el atrio de la catedral desde donde partieron para la siembra de más de quinientos árboles de varias especies que son propios de la región, "para significar nuestro compromiso con el cuidado de la Casa Común, de la Amazonía, pulmón del mundo", manifestó Mons. Joselito Carreño Quiñonez. La gestora social del Vicariato, Camila López, en entrevista con el periódico El Regional, explicó que el objetivo principal del acto de solidaridad por la Amazonía es que las personas sepan lo importante que es asumir acciones ante los problemas ambientales que se han venido presentando en la tierra a raíz de la deforestación, como consecuencia de la tala indebida de árboles. “Es importante que como comunidad nos unamos a estas causas para poner de nuestra parte, de tal forma que construyamos un mejor futuro para nosotros y las generaciones venideras”.