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Ricardo Tobón Restrepo

Mar 19 Abr 2022

Fallece hermana de monseñor Ricardo Tobón Restrepo

La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) expresa su cercanía al arzobispo de Medellín, monseñor Ricardo Tobón Restrepo, por el sensible fallecimiento de su hermana Luz Consuelo Tobón Restrepo. "El episcopado se une en oración para dar gracias a Dios por la vida de la señora Luz Consuelo, pidiendo al Señor la reciba en su Reino. Manifiesta su compañía y solidaridad con la familia de monseñor Ricardo Tobón Restrepo". Las honras fúnebres se realizarán este miércoles 20 de abril, a las 10:00 a.m., en la Capilla del Cementerio Campos de Paz de la ciudad de Medellín.

Mié 3 Jul 2019

La vida cristiana se vive en comunidad

“La vida cristiana se vive en comunidad, la misión se recibe y se hace en comunidad” fue la invitación de Monseñor Ricardo Tobón Restrepo, Arzobispo de Medellín y vicepresdiente de la Conferencia Episcopal de Colombia, a los obispos, durante la homilía del tercer día de la Asamblea Plenaria. En este día en el cual se celebra la fiesta de Santo Tomás, Monseñor recordó como los primeros cristianos vivían en comunión “se mantuvieron firmes escuchando la palabra, orando juntos, trabajando juntos la fraternidad, buscando juntos el Plan de Dios”. Y es en estos tiempos de crisis, cuando es bueno hacer memoria de los orígenes de la Iglesia y su profunda realidad, los discípulos vivieron dificultades, la persecución y el temor, sin embargo, juntos fortalecieron su fe, lo que finalmente dio sentido a su vida. “Jesús fundó la comunidad. A la misión nos envió de dos en dos y con plegaria ardiente pidió a la humanidad para que el mundo pudiera dar el paso de la fe. Es en la comunidad donde encontramos al Señor, donde recibimos al Espíritu Santo, donde experimentamos la fraternidad que nos une, donde encontramos el testimonio que nos anima, donde tenemos la posibilidad de hacer un auténtico discernimiento para encontrar la voluntad de Dios” Señaló el prelado que instó en la importancia de no ser incrédulos, sino creyentes aún sin haber visto. “El diagnóstico que venimos haciendo en estos días, y que nos muestra una sociedad tan marcada por la corrupción, el narcotráfico, la violencia la iniquidad social y la codicia, nos indican que en realidad nos decimos católicos, pero creemos más en la felicidad que da el tener, el poder y el placer, que en el proyecto del Reino de Dios.” Palabras con las que hizo un llamado a servir a nuestros hermanos. Finalmente, Monseñor Tobón, invitó a seguir el ejemplo de Jesús y como dice el Evangelista San Juan, experimentar una vida en abundancia “A Jesús más que por argumentos irrebatibles y por milagros espectaculares, lo podemos conocer tocando sus heridas en tantas hermanas y hermanos necesitados” y concluyó “entonces podemos salir a todos los Tomases de hoy necesitados de alegría y de esperanza la gran certeza. Hemos visto al Señor”.

Jue 14 Jun 2018

La familia es parte de la esperanza

Por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo - A partir del próximo 17 de junio, damos comienzo en nuestra Arquidiócesis a la Semana de la Familia. Es una nueva ocasión para que nos encontremos con la identidad y la misión de esa célula esencial constituida por un hombre y una mujer, que llamados por Dios forman una sola carne y en una experiencia de comunión fiel e indisoluble se abren al don de la vida. Es preciso que seamos capaces de reconocer y cuidar la belleza de la vocación matrimonial y la grandeza de la institución familiar. Los esposos cristianos deben ser conscientes de que su amor nace de otro amor primero que lo genera y lo fortalece. Su unión se arraiga en el amor hasta el extremo de Cristo crucificado que se entregó por su Iglesia. Su capacidad para amarse viene del Espíritu Santo que renueva cada día su corazón y su vida. Sólo sobre estas convicciones puede mantenerse una familia como la casa edificada sobre roca, que resiste los embates de las tormentas y la fuerza de los vientos. La familia es el lugar donde Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, nació y vivió. La familia es el reflejo en la tierra del misterio de comunión eterna que él vive en la intimidad de la Santa Trinidad. La familia es el hogar de la vida y el lugar donde se revela y comunica el amor. La familia es la casa donde se recibe a cada persona, se la aprecia por sí misma y se la protege de muchas amenazas. La familia es el ámbito primero y natural de la educación de los hijos, para introducirlos progresivamente en la familia humana. La familia, al llevar los hijos al bautismo, los introduce en la Iglesia y colabora en la iniciación cristiana de los miembros de la familia de Dios. Igualmente, con la luz y la fuerza del Espíritu, la familia vive la vocación y la misión que ha recibido, no obstante las dificultades y los desafíos de la vida. Por eso, a fuerza de acogida y amor, logra sanar tantas heridas de las personas y puede incluso cumplir una gran labor social ayudando, sosteniendo y protegiendo a muchos que tienen diversas necesidades. En medio de una sociedad frecuentemente convulsionada por temores y problemas, pero al mismo tiempo con tantas promesas de esperanza, la familia cristiana cumple la especial tarea de colaborar en la evangelización, mostrando, a sus miembros y a toda la sociedad, que formamos parte de una historia de amor que viene desde Dios. Este testimonio es fundamental en el contexto cultural de hoy que deja a muchas personas víctimas de la confusión y el egoísmo y necesitan un amor auténtico que las regenere y las haga capaces de vivir en la verdad y la alegría. Sin el compromiso de las familias cristianas, a la Iglesia le resulta muy difícil hoy la transmisión de la fe. Así mismo, es necesario que las familias trabajen e influyan para resolver las necesidades esenciales de vivienda, salud, trabajo y educación, que responden a derechos primarios. Tenemos, por tanto, una gran responsabilidad en la defensa y promoción de la familia, que es decisiva en los campos de la organización social, de la transformación cultural y de la nueva evangelización. Invito encarecidamente a todos los miembros de la Arquidiócesis a comprometerse seriamente con la programación de esta Semana de la Familia y con todas las demás iniciativas que vean oportunas a lo largo del trabajo pastoral para cuidar y promover la familia, ambiente privilegiado para reconstruirnos desde adentro, para mantener la estabilidad y el crecimiento armonioso de la sociedad y para proyectar el futuro con responsabilidad y esperanza. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Mié 16 Mar 2016

Iglesia se pronuncia frente a caso de sacerdote en Medellín

Frente a las denuncias por cuenta del señor Julio César Cardona López en contra del sacerdote José Elías Lopera Cárdenas, la arquidiócesis de Medellín en un comunicado lamentó y repudió este hecho. “La Iglesia Católica lamenta y reprueba no sólo las conductas punibles sino también los actos inmorales de los sacerdotes, que ofenden a Dios y atentan contra los fieles; una vez los comprueba, aplica en el fuero eclesiástico las penas establecidas por la normativa canónica”. El mensaje manifiesta la disposición de la arquidiócesis para colaborar en las investigaciones que lleven a esclarecer “la verdad y hagan justicia” y aclara además que todo sacerdote como cualquier ciudadano, debe responder por sus actos y consecuencias. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar documento[/icon]

Mar 13 Oct 2015

¿Divorcio católico?

Escrito por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo La ligereza y el sensacionalismo con los que algunos medios de comunicación acostumbran manejar la información ha causado, a partir del Motu Proprio Mitis Iudex Dominus Iesus del Papa Francisco, no pocas fantasías y suposiciones sobre la doctrina y la práctica de la Iglesia Católica con relación al matrimonio. Muchas personas han quedado con preguntas como éstas: ¿Han variado las disposiciones de la Iglesia sobre el matrimonio? ¿Ahora se pueden anular los matrimonios contraídos? ¿La necesidad de responder a la realidad de hoy ha llevado a la Iglesia a establecer una especie de "divorcio express"? Es bueno, entonces, aclarar que la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio, que viene desde Cristo, se mantiene. La nulidad de los matrimonios no se concede sino que se declara cuando se comprueba que existe desde el momento de la celebración. Por tanto, lo que el Papa ha establecido ahora es una reforma en el proceso para estudiar y declarar la nulidad de aquellos matrimonios que, por falta de consentimiento, por defecto de forma canónica o por algún impedimento, no fueron realmente válidos. Esta reforma, de otra parte, se esperaba porque la habían propuesto varios canonistas y la había pedido el Sínodo del año pasado. Desde el comienzo de su documento, el Papa subraya que este nuevo procedimiento deja a salvo "el principio de la indisolubilidad del matrimonio". El matrimonio católico sigue siendo una realidad que se configura, como dijo Jesús, con lo que Dios ha establecido desde "el principio"; no deja de ser el sacramento en el que los esposos reciben la vocación de entregarse para siempre el uno al otro, como Cristo, que amó y se entregó por la Iglesia. De ninguna manera se puede pensar que la Iglesia reconoce ahora un matrimonio temporal o menos estable. El Papa quiere hacer más ágiles los procesos para declarar la nulidad a fin de ayudar a las necesidades de las parejas cuya convivencia se hace difícil ya que no ha habido un matrimonio válido y verdadero, pues se han casado sin clara consciencia de lo que hacían, o sin la debida libertad, o con una idea falsa o incompleta del sacramento. En estos casos es normal que las parejas se pregunten si hay alguna salida para rehacer su vida o si deben cargar para siempre y con grave daño su error, su pecado, su ligereza, o las situaciones que viciaron la validez de su matrimonio. Esta reforma no es, entonces, para multiplicar los motivos que favorecen la nulidad de los matrimonios, sino para favorecer la agilidad de los procesos. El Papa no ha tomado la vía administrativa, sino que ha mantenido la vía judicial, como lo explicó en el regreso de su reciente viaje apostólico a Estados Unidos, para tutelar con el orden judicial la verdad y seriedad del vínculo matrimonial, ya que el hombre no puede separar lo que Dios ha unido. El que sea suficiente una sola instancia, manteniendo siempre el derecho de apelación, que puede llegar hasta la Santa Sede, no afecta la formalidad y prudencia de los juicios. Ahora puede ser necesario recibir algunas precisiones de tipo jurídico de parte de los Dicasterios Romanos y ciertas orientaciones de la Conferencia Episcopal para adecuar los tribunales y sus servicios a fin de que, actuando con plazos más cortos, los jueces puedan, después de serios análisis de las pruebas y los testimonios, llegar a la certeza moral que, en último término, exige dictar una sentencia. Junto a esto, es necesario, dada la confusión que se ha creado, que los sacerdotes ofrezcan una paciente y adecuada atención a los esposos que tienen dificultades para no mandarlos directamente al tribunal sino para ayudarles en un primer discernimiento que les dé los criterios precisos con que deben proceder. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín