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san juan maría vianney

Lun 3 Ago 2020

Jornada de Oración por el clero colombiano

En el contexto de la fiesta del Santo Cura de Ars, patrono de los párrocos, modelo de sacerdotes y fieles, el departamento de Ministerios Ordenados y Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), invita a los colombianos a unirse, este 4 de agosto, a un espacio de reflexión personal y oración por quienes han recibido el don del sacerdocio ministerial. Para la vivencia de este momento se ha elaborado un subsidio que se encuentra disponible aquí. Orientaciones generales para un mayor aprovechamiento del material: - Realizar este momento de oración ante el Santísimo Sacramento, ofreciendo la plegaria por los ministros ordenados en Colombia. - En los Seminarios Mayores, esta celebración debe revestir un carácter de solemnidad, de profunda reflexión de la obra y vida del Santo Cura de Ars, con intensa oración delante del Señor, en la capilla del Seminario o en el ambiente de sus casas para quienes todavía permanecen allí. - A los diáconos permanentes, en la intimidad de sus hogares y en comunión con la Iglesia, se sugiere ofrecer en este día su oración por el obispo y los presbíteros, además de sus palabras de aliento y su valiosa compañía en el servicio encomendado. - A los Institutos de Vida Consagrada y a las Sociedades de Vida Apostólica, se pide unir sus oraciones a esta intención, “que es sin duda un elocuente signo de comunión de la Iglesia que el Señor Jesús quiere; de modo especial, pedimos a las comunidades contemplativas coloquen al pie del altar del Señor, sus suplicas por la santidad de los ministros ordenados y el aumento de las vocaciones al servicio de la Iglesia”, se destalla en el insumo. - A los Movimientos Eclesiales, las Asociaciones de Laicos y los Agentes de Pastoral, “que con generosidad ayudan a la tarea evangelizadora en cada una de sus comunidades” (…) invitan a orar a Dios “para que quienes han sido elegidos para presidir la Eucaristía y celebrar el sacramento de la Reconciliación, tengan siempre presente sus compromisos sacerdotales y señalen el camino de santidad a todos los fieles”. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargue subsidio aquí[/icon]

Lun 5 Ago 2019

El Papa Francisco escribe a los sacerdotes y agradece su servicio

En el marco del 160º aniversario de la muerte de San Juan María Vianney, conocido como el Cura de Ars, el Papa Francisco envió una carta a todos los sacerdotes del mundo, en el que los alentó a reconocer “nuestra fragilidad”, pero al mismo tiempo dejar “que Jesús la transforme y nos lance una y otra vez a la misión”. “No nos perdamos la alegría de sentirnos ‘ovejas’, de saber que él es nuestro Señor y Pastor”, expresó. Esta carta, indicó, está dirigida no solo a los párrocos “sino también a todos Ustedes hermanos presbíteros que sin hacer ruido ‘lo dejan todo’ para estar empeñados en el día a día de vuestras comunidades. A Ustedes que, como el Cura de Ars, trabajan en la ‘trinchera’, llevan sobre sus espaldas el peso del día y del calor y, expuestos a un sinfín de situaciones, ‘dan la cara’ cotidianamente y sin darse tanta importancia, a fin de que el Pueblo de Dios esté cuidado y acompañado”. La misiva tiene cuatro grandes divisiones, tituladas “Dolor”, “Gratitud”, “Ánimo” y “Alabanza” En la primera parte, “Dolor”, el Papa Francisco señaló que “en estos últimos tiempos hemos podido oír con mayor claridad el grito, tantas veces silencioso y silenciado, de hermanos nuestros, víctimas de abuso de poder, conciencia y sexual por parte de ministros ordenados”. “Sin lugar a dudas es un tiempo de sufrimiento en la vida de las víctimas que padecieron las diferentes formas de abusos; también para sus familias y para todo el Pueblo de Dios”, dijo. El Papa destacó que “estamos firmemente comprometidos con la puesta en marcha de las reformas necesarias para impulsar, desde la raíz, una cultura basada en el cuidado pastoral de manera tal que la cultura del abuso no encuentre espacio para desarrollarse y, menos aún, perpetuarse”. “No es tarea fácil y de corto plazo, reclama el compromiso de todos”, dijo, y añadió que “si en el pasado la omisión pudo transformarse en una forma de respuesta, hoy queremos que la conversión, la transparencia, la sinceridad y solidaridad con las víctimas se convierta en nuestro modo de hacer la historia y nos ayude a estar más atentos ante todo sufrimiento humano”. El Santo Padre señaló que “este dolor no es indiferente tampoco a los presbíteros”. “Sin negar y repudiar el daño causado por algunos hermanos nuestros sería injusto no reconocer a tantos sacerdotes que, de manera constante y honesta, entregan todo lo que son y tienen por el bien de los demás y llevan adelante una paternidad espiritual capaz de llorar con los que lloran”. “Reconozco y agradezco vuestro valiente y constante ejemplo que, en momentos de turbulencia, vergüenza y dolor, nos manifiesta que Ustedes siguen jugándose con alegría por el Evangelio”, expresó. Bajo el título de “Gratitud”, el Papa Francisco dijo a los presbíteros que “en momentos de tribulación, fragilidad, así como en los de debilidad y manifestación de nuestros límites, cuando la peor de todas las tentaciones es quedarse rumiando la desolación fragmentando la mirada, el juicio y el corazón, en esos momentos es importante —hasta me animaría a decir crucial— no sólo no perder la memoria agradecida del paso del Señor por nuestra vida, la memoria de su mirada misericordiosa que nos invitó a jugárnosla por Él y por su Pueblo, sino también animarse a ponerla en práctica y con el salmista poder armar nuestro propio canto de alabanza porque ‘eterna es su misericordia’”. “El agradecimiento siempre es un ‘arma poderosa’. Sólo si somos capaces de contemplar y agradecer concretamente todos los gestos de amor, generosidad, solidaridad y confianza, así como de perdón, paciencia, aguante y compasión con los que fuimos tratados, dejaremos al Espíritu regalarnos ese aire fresco capaz de renovar (y no emparchar) nuestra vida y misión”, dijo. El Santo Padre agradeció luego a los sacerdotes “por vuestra fidelidad a los compromisos contraídos”, así como “por la alegría con la que han sabido entregar sus vidas”. También les agradeció por fortalecer”los vínculos de fraternidad y amistad en el presbiterio y con vuestro obispo” y por “el testimonio de perseverancia y ‘aguante’”. “Gracias por celebrar diariamente la Eucaristía y apacentar con misericordia en el sacramento de la reconciliación, sin rigorismos ni laxismos, haciéndose cargo de las personas y acompañándolas en el camino de conversión hacia la vida nueva que el Señor nos regala a todos”, añadió. En la sección de “Ánimo”, el Papa Francisco recordó a los sacerdotes que “frente a experiencias dolorosas todos tenemos necesidad de consuelo y de ánimo. La misión a la que fuimos llamados no entraña ser inmunes al sufrimiento, al dolor e inclusive a la incomprensión; al contrario, nos pide mirarlos de frente y asumirlos para dejar que el Señor los transforme y nos configure más a Él”. “Un buen ‘test’ para conocer como está nuestro corazón de pastor es preguntarnos cómo enfrentamos el dolor”, dijo, pues “muchas veces se puede actuar como el levita o el sacerdote de la parábola que dan un rodeo e ignoran al hombre caído. Otros se acercan mal, lo intelectualizan refugiándose en lugares comunes: ‘la vida es así’, ‘no se puede hacer nada’, dando lugar al fatalismo y la desazón; o se acercan con una mirada de preferencias selectivas que lo único que genera es aislamiento y exclusión”. El Papa señaló a los presbíteros que “Jesús más que nadie conoce nuestros esfuerzos y logros, así como también los fracasos y desaciertos. Él es el primero en decirnos: ‘Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre Ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrar alivio’”. “En una oración así sabemos que nunca estamos solos”, aseguró. En la parte final de su misiva, bajo el título de “Alabanza”, el Santo Padre subrayó que “es imposible hablar de gratitud y ánimo sin contemplar a María. Ella, mujer de corazón traspasado, nos enseña la alabanza capaz de abrir la mirada al futuro y devolver la esperanza al presente”. “Cada vez que voy a un Santuario Mariano, me gusta ‘ganar tiempo’ mirando y dejándome mirar por la Madre, pidiendo la confianza del niño, del pobre y del sencillo que sabe que ahí está su Madre y es capaz de mendigar un lugar en su regazo”. “Y en ese estar mirándola, escuchar una vez más como el indio Juan Diego: ‘¿Qué hay hijo mío el más pequeño?, ¿qué entristece tu corazón? ¿Acaso no estoy yo aquí, yo que tengo el honor de ser tu madre?’”, dijo. El Papa Francisco alentó a los sacerdotes a que “si alguna vez nos sentimos tentados de aislarnos y encerrarnos en nosotros mismos y en nuestros proyectos protegiéndonos de los caminos siempre polvorientos de la historia, o si el lamento, la queja, la crítica o la ironía se adueñan de nuestro accionar sin ganas de luchar, de esperar y de amar… miremos a María para que limpie nuestra mirada de toda ‘pelusa’ que puede estar impidiéndonos ser atentos y despiertos para contemplar y celebrar a Cristo que Vive en medio de su Pueblo”. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Leer carta del Papa Francisco a los sacerdotes[/icon] Fuente: Agencia católica ACIPRENSA Foto: Agencia Zenti