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víctor ochoa

Lun 19 Jun 2017

La caridad de cristo nos urge

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - Estas palabra de San Pablo, en la segunda Carta a los Corintios (2 Cor 5, 14) nos animan a dar razón de los gestos de caridad y de amor que nuestra Iglesia de Cúcuta quiere vivir de frente a los hermanos de la República Bolivariana de Venezuela que, en este momento de la historia, sufren y están necesitados de alimento y de medicinas. No podemos quedar impávidos de frente a su gran sufrimiento y necesidad, recordando que también muchos miembros de nuestra Patria, en momentos muy difíciles, fueron allí acogidos y ayudados. El Señor Jesús antes de padecer y en medio de la Última Cena, en la cual nos regaló el don más precioso que tiene la Iglesia, su Cuerpo y su Sangre, nos enseñó: “Un mandamiento nuevo os doy que os améis unos a otros como yo os he amado. En esto conocerán que sois mis discípulos” (Juan 13, 34). Este es el precepto de la caridad y del servicio, del amor y de la entrega a favor de los hermanos. Santo Tomás de Aquino, el Doctor Angélico nos enseña en la Suma Teológica que es la más noble de las virtudes que un cristiano puede vivir y experimentar (Suma Teológica II-IIae, q. 23, a. 6). La caridad hace parte de la esencia misma de la fe cristiana y de la forma concreta con la cual los que creen en Cristo se comportan. Tenemos necesariamente que compartir lo que tenemos entre nosotros, material y espiritualmente. Así lo podemos leer en el libro de los Hechos de los Apóstoles (Hechos 4,32 ss). La caridad y sus formas concretas de expresión en las obras de misericordia, tienen que ser la expresión viva de la fe en Cristo Jesús, ella nos regala la frescura del Evangelio y su alegría, con las palabras del Papa Francisco (Cf. FRANCISCO, La alegría del Evangelio, n. 1, 11). Cuando entramos a estudiar y comprender el misterio de la fe, encontramos que la caridad hace parte del contenido fundamental de la fe cristiana, el culto a Dios, y el reconocimiento de Cristo no es un culto alejado de la realidad y del contacto con los que sufren y están necesitados. La Caridad nos hace testigos creíbles del Evangelio en el mundo de hoy, nos enseñaba el Papa Emérito Benedicto XVI (Encíclica Caritas Deus est, n. 31). La caridad también nos regala esperanza y nos da la certeza de encontrar en los hermanos que sufren a Cristo el Señor que está presente entre nosotros los que tenemos la misma fe y la misma esperanza que surge de la fe en Nuestro Señor Jesucristo. La fe en Cristo Jesús se vive en medio del mundo, en confrontación y en relación con situaciones complejas y difíciles, muchas veces lejanas de la misma riqueza de la fe y de cuanto creemos en lo profundo de nuestro corazón. De frente a muchas de estas situaciones difíciles, las pruebas de la vida, nos queda la esperanza y la gracia que de Dios proviene. La fe no es solamente una actitud intelectual, de principios o verdades de fe, necesariamente nos lleva a la acción y a la realización de acciones y hechos de vida que nos muestren el camino para ponernos al servicio de los demás. La situación que vive la hermana República de Venezuela no nos puede dejar impávidos, inmóviles, nos tiene que llevar a la caridad y al servicio a la atención de los que sufren y de los que están necesitados de nuestra ayuda. Las terribles situaciones que venimos experimentando y viviendo en nuestra Ciudad de San José de Cúcuta, en la frontera, nos tienen que llevar a experimentar en nosotros el don invaluable de la caridad y del servicio, ponernos al servicio de los hermanos que sufren. Solamente un pequeño gesto de caridad ha sido difundido ampliamente, un poco de agua, un plato de alimento caliente, una palabra de consuelo o de guía son la expresión de nuestro cariño, afecto y atención hacia los hermanos en la misma fe, que sufren ampliamente en este momento. Muchos sufren, tienen limitaciones en los recursos de acceso a la salud, tienen falta de alimentos, necesitamos ayudarlos y manifestarles nuestro afecto y caridad. La vida Cristiana no puede separarse de las acciones concretas, que son signo de la misericordia, la cual esconde la caridad y la opción por los demás. Los actos de caridad, las acciones a favor de los que necesitan de nosotros, espiritualmente o materialmente, nos tienen que llevar a la práctica de otras virtudes, a expresar en nuestras acciones y en nuestra vida la caridad de Cristo, el amor de Cristo que amándonos, nos salvó y nos liberó del mal y del pecado. Gracias a todos los sacerdotes, religiosas, religiosos, laicos, fieles de las parroquias o miembros de los Movimientos Apostólicos de nuestra diócesis. El Señor bendiga abundantemente su servicio y generosidad. La caridad es signo de la actitud con la cual aceptamos la bondad de Dios y su salvación. La caridad, en la enseñanza de la teología católica es fruto del Espíritu Santo. Es la fuerza del Espíritu Santo, creador y paráclito, el que nos lleva a vivir estas acciones a favor de los demás, así lo enseña Santo Tomás de Aquino en la Suma Teológica (Suma Teológica, II-IIae, cuestión 26, números 4 al 7). El Señor nos está regalando en la caridad, en el ejercicio de este don precioso de la ayuda y el servicio a los necesitados, un don precioso para hacernos testigos de su persona en el mundo de hoy. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de Cúcuta

Mar 6 Jun 2017

Diócesis de Cúcuta aumenta su ayuda a los hermanos venezolanos

Con la apertura de una casa de paso “Divina Providencia”, la diócesis de Cúcuta sigue aumentando sus acciones de ayuda para contribuir en la problemática social que afecta a los hermanos de Venezuela. La obra que fue inaugurada el 5 de junio y se suma a las distintas acciones que la Iglesia católica de esta zona del país lidera en apoyo a la población venezolana, afectada por la crisis social, económica y política que atraviesa este país. Casa “Divina Providencia”, es el nombre de este lugar de paso, que brindará ayuda material, pastoral y espiritual a los miles de venezolanos que cada día atraviesan la frontera, hacía Cúcuta (Colombia) en busca de productos de primera necesidad: alimento, medicamentos, artículos de aseo, entre otros, y posibilidades de sostenimiento. Ubicada junto a la parroquia San Pedro Apóstol, en el sector La Parada, este lugar cuenta con una extensión de más de 1500 metros cuadrados en los que se espera, con la ayuda de movimientos apostólicos, comunidades parroquiales, universidades y personas de buena voluntad, atender diariamente, alrededor 500 personas, a quienes se les brindará una ración de comida, sopa, agua, acompañamiento espiritual y pastoral, entre otras ayudas, que con el fortalecimiento de esta obra se puedan entregar. “La Diócesis de Cúcuta quiere vivir la caridad, este es un espacio de servicio a los hermanos”, señaló Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, Obispo de Cúcuta, al referirse a esta obra, que es posible gracias a la solidaridad de los habitantes de la zona de frontera Colombo- Venezolana. “Quiero lanzar una palabra de afecto a todos los que ayudan a los hermanos de Venezuela que vienen a buscar el pan necesario a Cúcuta. Debemos querer, amar a estos hermanos necesitados; ellos son Cristo que sufre. Que está probado en este momento de la vida y de la historia”, enfatizó el prelado al tiempo que invitó a continuar apoyando esta iniciativa. “Ollas con un condimento especial” Amor y solidaridad fueron los ingredientes especiales de la primera ración de comida compartida con los venezolanos en esta casa de paso. “En el primer día se entregaron alrededor de mil almuerzos, 400 preparados en el lugar y el resto provenientes de diferentes partes de Cúcuta: Santander, Atalaya, La Libertad”, señaló el padre David Caña, sacerdote diocesano. ‘Góticas de caridad y amor’ para abrir y mantener esta casa, serán algunas de las estrategias, con las que se buscará mantener y fortalecer esta obra que da cuenta de la cercanía de dos pueblos hermanos que se encuentran en la caridad. Fuente: Of. comunicaciones diócesis de Cúcuta

Vie 2 Jun 2017

Todos por la familia

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - El mes de junio es una fecha especial, porque está dedicado a la familia, queremos poner en las manos de cada uno de ustedes un instrumento para hacer crecer y fortalecer la familia que es el centro de nuestra comunidad, un espacio creado por Dios para transmitir la vida, fortalecer y hacer crecer la vida humana, educar y hacer vigorosos a los hijos y, especialmente transmitir el don de la fe. En la realidad que vivimos, en nuestra sociedad, se siente la fuerza de una batalla sin cuartel contra una de las instituciones más bellas de la humanidad: La Familia. De muchas maneras y por muchas personas se ha querido disminuir y menospreciar el valor de la familia humana. Incluso, algunos, desean y pretenden desnaturalizar lo que la familia es, una comunidad formada por un hombre y una mujer, que en el sacramento del matrimonio, se convierte en el espacio de transmisión de la vida y espacio de comunión intima entre la pareja para amarse y vivir este espacio de “amor y responsabilidad” con la bella expresión de San Juan Pablo II. La familia es una institución querida y bendecida por Dios, ella es una síntesis de realidades admirables: Hogar, Escuela, Iglesia doméstica. En primer lugar, es en la familia donde se transmite la vida, ese don maravilloso de Dios, que entrega al hombre y a la mujer el don precioso de transmitir la vida. De procrear, con el amor, con la ternura y con la comunión de la sexualidad, “formando un solo cuerpo”, la vida humana. Es también en la familia donde se aprenden de modo definitivo los valores y las virtudes, es allí donde se graban de modo indeleble los principios y los fundamentos de toda cultura. Somos herederos de una profunda cultura de la familia, que por ideologías, pensamientos y doctrinas foráneas hemos derrumbado en nuestra sociedad. El Papa Emérito Benedicto XVI decía una vez a las familias en Valencia, España: “Junto con la transmisión de la fe y del amor del Señor, una de las tareas más grandes de la familia es la de formar personas libres y responsables. …Si estos ven que sus padres —y en general los adultos que les rodean— viven la vida con alegría y entusiasmo, incluso a pesar de las dificultades, crecerá en ellos más fácilmente ese gozo profundo de vivir que les ayudará a superar con acierto los posibles obstáculos y contrariedades que conlleva la vida humana. Además, cuando la familia no se cierra en sí misma, los hijos van aprendiendo que toda persona es digna de ser amada, y que hay una fraternidad fundamental universal entre todos los seres humanos” Es la hora de hacer opciones definitivas y estables por lo que nos dará fuerza y aliento para la vida. La Familia es, definitivamente, el campo en el que hay mayor urgencia de acciones, pues desde allí se va construyendo el futuro de toda la sociedad. La Constitución de la República de Colombia, dice que ella es “el núcleo fundamental de la sociedad” y además dice que “El Estado y la sociedad garantizan la protección integral de la familia” (Constitución, artículo 42). A veces parecería que quienes interpretan estos textos no respetan su profundo sentido y normatividad. Meditemos en lo que decíamos antes, tres elementos que nos ayudan a comprender y potenciar el valor de nuestras familias. Familia Hogar: En la antigua Roma, se conservaba en el ingreso de cada casa (Domus) el fuego sagrado, se llamaba “hogar” y representaba el lugar y las personas que allí vivían. El hogar es pues fuego, calor, comunión, espacio para compartir. Es en este espacio en el que la vida misma nace y se desarrolla de manera natural. En este espacio deben aparecer de modo visible, los sentimientos más puros, la humanidad más viva, la comunión de corazones y de experiencias que permita que cada hogar sea un núcleo indestructible en el que se sienten las verdaderas manifestaciones del afecto, las más sinceras relaciones entre las personas, los vínculos indestructibles que hacen posible un tejido social íntegro, firme y fiel. Por ello es urgente que nos formemos todos en la alegría de ser familia, de ser hijos agradecidos, hermanos fieles y. según el estado propio de cada uno saber ser padre y madre, hijo y hermano a la luz del mandato divino del amor. Familia Escuela: Si allí, humanamente, el hombre y la mujer, los hijos, aprenden a caminar, con mayor razón hemos de formar padres que sean maestros, así como es lícito esperar maestros que sean padres en cada hogar, en cada espacio familiar. Se enseña con el ejemplo, ya lo decía el Papa Emérito, haciendo que las lecciones de la vida sean testimonios de responsabilidad, de generosidad, de actitudes y aptitudes que se desarrollan en espacios libres de violencia y de confusión. Cuánto necesitamos que los hogares formen y eduquen a los niños y jóvenes, de ello depende nuestro futuro. Familia Iglesia Doméstica: Es una verdad innegable: a Dios le conocimos en la familia. La revelación de Dios ocurre en el espacio en el que se le aprende a amar y respetar, en donde surgen las primeras plegarias confiadas, donde se aprende a reconocer en la creación la obra maravillosa del Dios siempre fiel, donde unas manos maternales nos enseñaron a juntar las nuestras para confiar a Dios la vida entera. La familia es escuela de oración, es catequesis viva que sólo será posible, si hacemos del hogar, como decía bellamente la canción “un templo sagrado donde se comulga con hostias de amor” y donde el creyente se siente en pequeña comunidad que aprende a alabar, a agradecer, a suplicar y a ofrecer la vida. Centremos toda nuestra atención en la familia, como la joya más preciosa de nuestra comunidad y de nuestra realidad social, con la esperanza de fortalecerla y así fortalecer los valores materiales y espirituales de nuestra comunidad. Empeñémonos todos en construir la familia, en fortalecerla, en abrir espacios para su crecimiento y su desarrollo. El Estado, como lo hacen ya muchos países del primer mundo tiene que fortalecer la familia, ayudarla, potenciarla. ¡Alabado sea Jesucristo! + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Vie 30 Dic 2016

María nos regala la reconciliación que es Cristo

Al celebrar la solemnidad de Santa María Madre de Dios y el misterio de la maternidad divina de la Virgen María, el obispo de Cúcuta, monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid explica brevemente el sentido de esta fiesta católica. Monseñor Ochoa Cadavid recuerda que “nuestra patria necesita reconciliación y María nos regala a Cristo para que se haga efectivo este anhelo En este marco – explica el obispo- María nos regala a Cristo, quien con su ejemplo establece un nuevo orden entre las personas. “La Iglesia centró su mirada en la madre de Dios y ella es la que nos regala a Cristo el salvador, a Aquel que para todos nosotros es la reconciliación entre Dios y los hombres”, recuerda el obispo. Continúa “María se reviste hoy en toda su belleza para regalarnos al Niño Jesús, ese hijo de Dios que para nosotros es reconciliación y es vida”. La Solemnidad de Santa María Madre de Dios es la primer Fiesta Mariana que apareció en la Iglesia Occidental, su celebración se comenzó a dar en Roma hacia el siglo VI, probablemente junto con la dedicación –el 1º de enero– del templo “Santa María Antigua” en el Foro Romano, una de las primeras iglesias marianas de Roma. Audio: Mons. Víctor Ochoa Cadavid [icon class='fa fa-download fa-2x']Visita: Especial de Navidad[/icon]

Mar 27 Dic 2016

Iglesia en Cúcuta pidió mantener ayuda humanitaria a Venezuela

Ante la grave situación económica que afronta el hermano país de Venezuela, el obispo de Cúcuta, monseñor Víctor Ochoa Cadavid pidió a las autoridades civiles mantener la atención y ayuda humanitaria hacia esta población que está supliendo sus necesidades básicas en Colombia. “Estamos en el año de la misericordia y Dios llama a sus hijos a ayudar al otro, a brindarle su mano y nuestra región no puede desfallecer en colaborar a los hermanos venezolanos”, dijo el obispo encargado de esta zona del país. En declaraciones a Caracol Radio, el prelado dijo que en la actualidad y con apoyo de la pastoral social de todas las iglesias, se han adelantado una serie de acciones para contribuir en esa problemática social que afecta a la ciudad y al área metropolitana. Monseñor Ochoa Cadavid afirmó que “vemos como diariamente aumenta el flujo de personas en unas condiciones lamentables y esto nos preocupa a todos. Se requiere una solución democrática en el vecino país, pero por ahora lo que podemos hacer es brindarle toda la ayuda humanitaria a estas personas que lo necesitan”. Los obispos de Cúcuta y San Cristóbal en varias oportunidades han abogado por unir esfuerzos para superar la crisis que afecta a los venezolanos. Foto: Tomada de internet

Mar 22 Nov 2016

Clero de Cúcuta dedica su semana de formación a la familia

Como parte del proceso de formación y actualización del clero de esta iglesia particular, por estos días se encuentran participando sacerdotes diocesanos y religiosos, del seminario de Pastoral Familiar que busca fortalecer la acción pastoral en este campo. El seminario está siendo guiado por la Universidad de la Sabana, que cuenta con un Instituto para la Familia, unidad interdisciplinaria de destacada altura académica, fundado sobre principios católicos. Durante la jornada que se desarrolla del 22 al 25 de noviembre, los presbíteros en compañía de su obispo, monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, abordarán temáticas como: la antropología de la familia, la familia en la sociedad actual, la familia como comunidad de amor, espiritualidad de la vida familiar, vivencia de los valores y virtudes familiares, desafíos de la comunicación familiar, métodos de atención pastoral a las familias, modelos de asesoría familiar, cómo preparar a los novios para un matrimonio exitoso, educación de los padres y de los hijos, matrimonio, amor y sexualidad conyugal. Durante el año el clero de la Diócesis de Cúcuta participa en tres semanas formativas a nivel espiritual y pastoral, teniendo en cuenta que la formación permanente es pieza fundamenta en la vida de los presbíteros y de la pastoral de la Iglesia.

Mié 11 Mayo 2016

Obispos de Colombia y Venezuela claman reapertura de la frontera

Los jerarcas de la Iglesia Católica sostuvieron un encuentro binacional con el gobernador del Táchira, José Gregorio Vielma Mora, para solicitar reabrir con urgencia la frontera cerrada por orden de Nicolás Mauro desde el 19 de agosto de 2015. Los obispos de Cúcuta monseñor Víctor Manuel Ochoa y de San Cristobal, monseñor Mario del Valle Moronta, recalcaron al funcionario del gobierno venezolano la importancia de abrir de nuevo los pasos de la frontera colombo-venezolana, asintiendo que “resultaría altamente positivo para los dos países hermanos, para el pueblo y las comunidades de la zona”. Los prelados resaltaron la importancia de esta reunión y recordaron que su objetivo fue el de “reafirmar los vínculos de fraterna comunión entre estas Iglesias Locales y revisar la situación de la frontera” Al cierre de este diálogo los jerarcas anunciaron que el próximo encuentro se realizará en la ciudad Cúcuta, donde se espera la participación de los jerarcas de la Iglesia Católica en compañía de los directores de las CÁRITAS de ambas jurisdicciones y los Vicarios de Pastoral.