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vicariato puerto leguízamo

Mié 30 Jun 2021

Atención pastoral para indígenas de la frontera Colombia-Perú

En respuesta al Sínodo de la Amazonía, de superar fronteras y generar redes de apoyo entre iglesias vecinas, los Vicariatos Apostólicos de Puerto Leguízamo-Solano, en Colombia, y San José del Amazonas, en Perú, firmaron un decreto en el que se constituyó de manera oficial “una estación misional o centro pastoral” para acompañar a las comunidades indígenas de estos territorios de frontera. Así lo confirmó monseñor Joaquín Humberto Pinzón Güiza, vicariato apostólico de Puerto Leguízamo-Solano, durante una entrevista concedida al Departamento de Comunicaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia, donde explicó en qué consiste esta iniciativa bipartita que asumen estas Iglesias de la frontera. El prelado expuso que más allá de las barreras fronterizas que unen a estos pueblos, la Iglesia desea seguir los caminos que sugiere el Sínodo de Obispos, que consisten en crear nuevas estructuras eclesiales que permitan responder a la realidad de estos territorios indígenas. “Nosotros compartimos un territorio con San José del Amazonas en Perú, con muchas comunidades indígenas dispersas en la ladera del río Putumayo por la orilla de Colombia y Perú. Nos preguntamos cómo llegarle a estas comunidades con una presencia un poco más constante y cercana (…) Pensamos en cómo unirnos como Iglesia y crear un equipo misionero que responda a la realidad del territorio, superando lo que son las fronteras”, detalló el prelado. En este contexto, estas dos Iglesias hermanas se dieron a la tarea de constituir la estación misional, animada por un equipo intervicarial que será el encargado de la función pastoral en estos territorios. Son ellos quienes tendrán a su cargo la tarea de mantener un análisis actual de la realidad de las comunidades y sus territorios y, de acuerdo a las líneas pastorales sugeridas desde los vicariatos apostólicos de ambos países, poder dar respuesta y atención a las necesidades y los desafíos que se planteen en estos pueblos indígenas. Estos territorios adolecen de propuestas estatales Monseñor Pinzón Güiza aseguró que tanto en el territorio peruano como colombiano se comparten realidades difíciles muy concretas como son la pobreza y la violencia; ello, fruto del abandono por parte del Estado. Precisó que no hay propuestas estatales que satisfagan las necesidades de las comunidades. “En los dos países la presencia del Estado es frágil, lo que hace que se convierta en un escenario propicio para el accionar de grupos armados al margen de la ley. En estos territorios están presentes diferentes grupos auspiciados por el narcotráfico. Son todas estas problemáticas las que generan violencia y desplazamiento de las comunidades”, apuntó. Acciones concretas a cumplir en este caminar misionero El prelado aseguró que, a través del centro pastoral, la Iglesia se propone trabajar en tres metas concretas que permitirán acompañar a las comunidades. Son ellas: 1. Estar presentes. La Iglesia desea acompañar a las comunidades para ir fortaleciendo los procesos que allí se van dando. 2. Ser artífices de esperanza. En medio de un panorama sombrío donde no se vislumbra caminos amplios, entonces queremos llevar sentimientos de esperanza. 3. Juntos hacer posible ese rostro amazónico. Ir dibujando ese rostro amazónico que pide el Sínodo para estos territorios, conocer su riqueza cultural, apoyar los procesos que están viviendo y ver cómo acompañar esa dinámica de fe que existe en algunas comunidades y en otras hay que proponerlas. Un decreto que da validez a este trabajo misionero Aseguró que, con el propósito de no quedar en una propuesta de solo hechos de “buena voluntad”, la estación misional se validó desde la parte jurídica. Fue así como desde el Vicariato de Puerto Legúizamo-Solano, se constituyó un nuevo puesto de misión, lo propio hizo el Vicariato Apostólico de San José del Amazonas, en Perú. “Ambos Vicariatos firmamos un decreto de creación de la conformación de este centro pastoral o estación misional, que a su vez estará bajo la responsabilidad de un equipo que se conformó, con el fin de propender por el cuidado pastoral y territorial de las dos orillas”. Invitación a vivir una experiencia de misión Por último, el vicario apostólico explicó que al ser este un equipo abierto, se tiene la posibilidad para que sacerdotes, religiosos, religiosas, diáconos o laicos comprometidos, que deseen vivir una experiencia de misión lo puedan realizar. Observó, además, que existen diferentes formas de apoyar esta iniciativa que redundará en beneficio de las comunidades indígenas. “Si alguien se quiere animar en hacer un recorrido o realizar alguna ayuda económica para esta tarea pastoral lo puede hacer; hay la posibilidad de apoyar de diferentes maneras. Es una invitación muy bonita para cualquiera que quiera vivir una experiencia en esta Iglesia y quien quiera contribuir para que otros vengan también hay esa posibilidad”, puntualizó.

Lun 16 Sep 2019

Iglesia en Puerto Leguízamo llama a la solidaridad tras emergencia en Mecaya

Tras el incendio estructural ocurrido en el corregimiento de Mecaya, municipio de Puerto Leguízamo, el pasado 11 de septiembre del presente año, la Iglesia de este Vicariato lamentó los hechos y ofreció su ayuda solidaria a todas las familias afectadas. “Apreciados amigos el fuego de la Amazonía nos ha conmovido profundamente (…) Desafortunadamente a nosotros nos ha tocado de cerca”. A través de un comunicado firmado por el padre Jair Idrobo, administrador del Vicariato, se propuso iniciar la campaña 'El fuego no apaga la vida, pongo mi ladrillo para construir una casa', que busca pedir la ayuda solidaria de todos los colombianos que deseen apoyar las familias que lo han perdido todo. “Han sido muchas promesas de ayuda, pero nuestra gente más que promesas quiere iniciar la reconstrucción de sus casas y comenzar una nueva vida. Nosotros como Vicariato queremos unirnos en la campaña: 'El fuego no apaga la vida, pongo mi ladrillo para construir una casa'". Según lo manifestaron en su mensaje, las personas que deseen apoyar esta importante labor lo pueden hacer a través del Vicariato Apostólico de Puerto Leguízamo Solano.

Sáb 18 Ago 2018

Juventud amazónica de la frontera reunida en Puerto Leguízamo

"¡Joven, no temas, atrévete a ser custodio de la Casa Común!" es el lema de la I Jornada Amazónica de la Juventud (JAJ), a realizarse en Puerto Leguízamo (Putumayo), del 18 al 20 de agosto de 2018. Se espera la participación de 120 jóvenes delegados de todo el Vicariato de Puerto Leguízamo-Solano, de la tríplice frontera y delegados de la Diócesis de Florencia. El objetivo es generar encuentro, mística, integración, retroalimentación y júbilo entre los jóvenes, y sirviendo de base para la Escuela de Liderazgo Juvenil Amazónico y la Misión Juvenil a realizarse en los próximos meses en este espacio amazónico y fronterizo. El P. Oscar Medina, delegado de la Pastoral Juvenil del Vicariato, nos cuenta detalles del encuentro. P. Óscar, ¿cómo surgió la idea de realizar esta primera Jornada Amazónica de la Juventud? La Jornada Amazónica que estamos organizando no es el primer encuentro, en realidad es el tercer encuentro trifronterizo que realizado en ese contexto. Este año, inspirados en la Minga, por el camino del Sínodo para la Amazonía, por en el Papa Francisco, que nos ha encargado de la Casa Común a través de la Laudato Sí, y también por el Estado Colombiano que ha reconocido a la Amazonia como un sujeto de derecho, hemos querido transformar ese encuentro de hace dos años en la I Jornada Amazónica de la Juventud. El lema “¡Joven, no temas, atrévete a ser custodio de la Casa Común!” está inspirado en la Jornada Mundial de la Juventud a realizarse el año entrante y que tiene el en su lema donde el ángel le dice a María: “no temas, María, tú has a encontrar gracia delante de Dios’’. Nosotros queremos decir a los jóvenes: “joven, no temas, tú has sido escogido por Dios para ser custodio de su Creación y tú vives en esa creación como poblador que eres’’. En este marco hemos pensado, creado y transformado esta reflexión en lo que llamamos JAJ. ¿En qué contexto se realiza este evento? Esta Jornada Amazónica de la Juventud se ubica dentro de la plataforma de la Pastoral Juvenil de nuestro Vicariato, que está montada sobre cuatro pilares: lo espiritual, lo formativo, desde el encuentro y el compartir la misión. Todo está organizado e inspirado en el contexto amazónico en el que vivimos, y teniendo en cuenta la Minga Amazónica Fronteriza realizada el año pasado en Puerto Leguízamo. La Minga nos ha dado unas directrices a los jóvenes para el trabajo en el territorio como pobladores y cuidadores, con el compromiso “asumir como discípulos misioneros un estilo de vida que concretice en las acciones cotidianas el cuidado y la protección de la Casa Común”. Desde ahí, para los jóvenes que son los pobladores de esta Amazonia queremos llegarles a través de los pilares de la espiritualidad, de la formación, del compartir y de la misión. ¿Qué expectativas tienen para este trabajo juvenil en la Amazonía? Actualmente, la plataforma de nuestra Pastoral Juvenil ha desarrollado el pilar espiritual, en el mes de julio, desde un retiro espiritual donde hemos invitado a los jóvenes a cuidar de sí mismos, a través de la pedagogía del cuidado: joven, cuídate a ti mismo para que cuides el entorno que te rodea; posteriormente desarrollaremos el otro pilar, el formativo, desde el primer nivel de la Escuela de Liderazgo Juvenil Amazónico a realizarse en octubre, y la misión de los jóvenes de la Amazonía en diciembre. Este año nos reuniremos, por cuestiones de logística, sólo los jóvenes de nuestro Vicariato y con representantes de la frontera peruana y ecuatoriana, pero nuestro ideal es que un día se reúna a todos los jóvenes de la Amazonia, es decir, a jóvenes de las jurisdicciones cercanas (Puerto Leguízamo-Solano, San Vicente del Caguán, Florencia, Mocoa-Sibundoy, San Miguel de Sucumbíos de Ecuador y San José del Amazonas del Perú), porque todos hacemos parte de esta Amazonia, somos parte de las Iglesias Locales donde hay pastorales juveniles. Esperamos que, entre nosotros, unamos las fuerzas para que un día logremos reunir a todos nuestros jóvenes amazónicos. Este podría ser un paso para que surgiera en este contexto Sinodal un impulso donde el joven se convierta en custodio de la Casa Común. Por: Padre Julio Cadeira | Revista Dimensión Misionera