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"Hagan lo que Él les diga"

Jue, 13/01/2022 - 23:13 editorCEC1

Tags: predicación orante bodas de cana vino evangelio Liturgia conferencia episcopal

SEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO 
Enero 16 de 2022 

 

Primera lectura: Isaías 62,1-5 
Salmo: 96(95), 1-2a.2b-3.7-8a.9-10ac (R. cf. 97[96],6) 
Segunda lectura: 1Corintios 12, 4-11 
Evangelio: Juan 2, 1-11 

I.  Orientaciones para la Predicación

Introducción
-  Jesús y María con su presencia nos ofrecen el vino de la verdadera alegría y el amor. 
-  Los carismas que el Espíritu da a la Iglesia son para la unidad y la edificación de la misma.  
-  Hemos terminado las fiestas de navidad y empezamos un nuevo tiempo de reflexión, el tiempo ordinario.

1.  Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?
El profeta Isaías (62,1-5) trae un anuncio de gran consuelo, el pueblo de Israel que había sido desterrado, va a gozar ahora de la salvación, va a “romper   la aurora de su justicia y su salvación va a llamear como antorcha” y utiliza una bella comparación presentando a Yahvé como un esposo fiel y al pueblo de Israel como a su esposa. Durante el destierro, se le llamó a la tierra prometida “abandonada” y “devastada” pero el texto que hoy escuchamos, afirma que se acerca el día en que será llamada la “favorita” y “desposada”. Dios se presenta como un esposo fiel “te prefiere a ti… como un joven se casa con su novia, así se desposa el que te construyó”. 

El salmo 96 (95) hace una especial referencia y eco a la lectura del profeta Isaías, la oración del salmista está cargada de alegría y alabanza “Contad las maravillas del Señor a todas las naciones” “proclamad su victoria … decid a los pueblos: el Señor es Rey y Él gobierna a los pueblos rectamente”.

El apóstol san Pablo nos acompañará durante 7 domingos con la lectura continuada de la última parte de la primera carta a los Corintios, nos ofrecerá reflexiones prácticas en las que Pablo responde a la comunidad de Corinto, marcada por grandes diferencias como, por ejemplo, la brecha entre los ricos y los pobres, corrupción y desenfreno. Uno de los problemas que afectaba a la comunidad, es el de la diversidad de carismas y dones que se podían evidenciar entre ellos: sabiduría e inteligencia, milagros, profecías, don de lenguas y de interpretación… entre otros. Para Pablo lo importante es que estos dones nunca vayan a destruir la Unidad y que los miembros de la comunidad lleguen a experimentar a “un mismo Espíritu, un mismo Señor, un mismo Dios” es decir, que todos los dones y carismas que Dios nos da, deben ser “para el Bien común”. 

San Juan en el Evangelio (Jn. 2,1-11) narra el primer milagro de Jesús, la conversión del agua en vino, en el bello relato de “las bodas de Cana”. En la escena aparece la Madre del Señor que, ante la carencia de vino, recomienda a quienes sirven en la boda “Hagan lo que Él les diga”, este primer momento del relato, nos podría llevar a contemplar la valiosa intercesión de María. Igualmente, podríamos descubrir en el texto la importancia y el valor del matrimonio; sin embargo, lo que se resalta para este domingo, es la presentación de Jesús en el comienzo de su ministerio, el Señor realiza su primer signo, muestra su gloria y fortalece la fe de sus discípulos. El vino que se sirve de modo exagerado, es el mejor, esto para insistir en que ya ha pasado lo antiguo (AT) y llega lo nuevo (NT) y lo nuevo es lo mejor, es Cristo. 

2.  Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?
Recuerdo con gratitud las experiencias de los retiros espirituales durante mi proceso formativo y luego en la predicación de retiros en las etapas de la formación inicial y con sacerdotes, en estos espacios de oración y reflexión, aprendí a valorar la acción del Espíritu Santo en mi propia vida y en la vida de la Iglesia, es una gracia precisar en la propia vida el sentido del servicio al que hemos sido llamados, al igual que los dones y carismas con los que Dios enriquece a las comunidades.  

Los dones y carismas que da el Espíritu, son para el bien y la unidad de la comunidad, no son para beneficio propio, son para la edificación de la Iglesia, de tal modo que cuando nos hacemos consientes de las gracias que el Espíritu nos ha otorgado, es nuestra misión poner esos dones y carismas al servicio de la unidad de nuestras comunidades, en medio de la diversidad. El camino sinodal que ha iniciado la Iglesia de caminar juntos, implica el reconocimiento de las gracias y talentos que cada persona posee y contribuir para que los diversos dones y carismas se pongan al servicio de la unidad y edificación de la Iglesia para que ella sea casa y escuela de comunión. 

Las comunidades cristianas se enriquecen con la diversidad de servicios en los distintos espacios de la vida de la Iglesia (la autoridad, la enseñanza, la animación, la caridad, la fraternidad, la administración, la evangelización, la liturgia, etc…) estos servicios realizados con responsabilidad, ayudan a desarrollar valiosas experiencias comunitarias donde el encuentro con los hermanos, la formación permanente de los laicos, las vivas experiencias de oración y las distintas acciones misioneras contribuyen al crecimiento de la Iglesia. 

La unidad tiene un punto de referencia o una fuente de la que se nutre permanentemente, “Un solo Señor, un solo Dios, un solo Espíritu”, Dios mismo fortalece a su Iglesia, la cohesiona y la dota de lo necesario para que ella pueda crecer y servir mejor.  El Evangelio también nos ofrece el testimonio de María, que procura mantenernos unidos y confiados a su Hijo, “Hagan lo que Él les diga” Él es el vino nuevo, el mejor, que alegra el corazón y se sirve para la unidad. 

El Señor se sigue entregando y ofreciendo por la unidad de la Iglesia, Él sigue convirtiendo el agua en vino de alegría y esperanza para todos, en especial para los corazones que han perdido la alegría de haber sido llamados a la santidad, a la entrega a Dios y al seguimiento de Jesús en el matrimonio, la vida consagrada o el ministerio sacerdotal. 

Dios ama a su Iglesia como un esposo, la ama con ternura y bondad, como lo relata el profeta Isaías, lo hace de un modo exagerado, con el derroche del vino de la alegría “seis tinajas, de cien litros cada una”. Cristo bendice con su presencia una boda y convierte el agua en vino, este gesto en el Evangelio de Juan, se constituye en la manifestación de la hora de Jesús, el comienzo de su vida pública, es el momento en el que se cumplen las promesas del Antiguo Testamento y se da comienzo al Nuevo Testamento, símbolo de ello es el mejor vino, el más bueno, el que se sirve con generosidad en la mesa del altar, ese vino generoso y abundante es Cristo, vino de amor, alegría y fiesta, es con este vino que se inaugura un nuevo tiempo, que será siempre optimista y esperanzador. 

3.  Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?
Al comenzar esta nueva etapa del tiempo ordinario, tiempo litúrgico caracterizado por la esperanza, por el conocimiento de la persona de Jesús en el Evangelio de Lucas y este vivo ambiente de sinodalidad, la Palabra y la Eucaristía será nuestro alimento que ira convirtiendo nuestras tristezas y preocupaciones en alegría. Hoy le pedimos al Señor que venga a compartir con nosotros en nuestra fiesta dominical, queremos asegurarle que hemos escuchado hoy a su amada madre, María y que vamos a esforzarnos con mayor empeño en hacer lo que Él nos diga. 

Como Iglesia en camino sinodal debemos asumir el compromiso de trabajar para que a nadie le falte el vino del amor, de la unidad, de la justicia, de la fraternidad, y como María estemos siempre atentos a servir con generosidad, poniendo nuestros dones y carismas al servicio de los demás, especialmente de los más necesitados. 
__________________
Recomendaciones prácticas:
•  Al preparar la homilía, téngase en cuenta que el domingo II se refiere aún a la manifestación del Señor, celebrada en la Epifanía, por el fragmento tradicional de las bodas de Caná. A partir del domingo III, empieza la lectura semicontinua del Evangelio de San Lucas (Cfr. OLM, n., 105).

II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles 
 
Monición introductoria de la Misa 

Sean todos bienvenidos a la celebración de la Santa Misa, hoy domingo día del Señor, dispongamos nuestros corazones para escuchar atentamente la Palabra y participar dignamente de la fracción del pan. Con la celebración de la fiesta del Bautismo del Señor hemos iniciado el llamado “tiempo ordinario”, sin embargo, la liturgia de la Palabra de este domingo aún se sigue haciendo eco de la manifestación del Señor. En concreto lo descubriremos en el relato del Evangelio que nos ofrece el episodio de las Bodas de Caná. Dispongámonos, pues, a vivir este encuentro con la Palabra, entrando con audacia y libertad de corazón en un proceso de conversión.

Monición a la Liturgia de la Palabra 

La liturgia de la Palabra nos ofrece hoy la imagen de la celebración de unas bodas, el profeta Isaías presenta a Jerusalén como la novia con la que el Señor quiere contraer matrimonio, estas bodas, anunciadas en la primera lectura, se han hecho realidad en la persona de Jesús; Él no permite que se acabe el vino de la alegría, del amor, sirve el mejor de los vinos de modo abundante y manifiesta así su gloria presente en este mundo. Escuchemos con atención este mensaje. 

Oración Universal o de los Fieles.

Presidente: Elevemos nuestras súplicas al Padre, con la confianza que nos da sabernos llenos de su amor y miembros de su Iglesia y digamos:

R. Te rogamos, óyenos.  

1.  Por la Iglesia extendida por todo el mundo, para que el Señor le conceda la paz, la unidad y la alegría de la fe. Oremos. 
2.  Por los gobernantes de nuestro país, para que implementen políticas que construyan la unidad, la solidaridad y el progreso de todos los pueblos. Oremos. 
3.  Por una Iglesia que celebra, para que nuestro camino sinodal juntos en los próximos meses se base en la escucha conjunta de la Palabra de Dios y en la celebración de la Eucaristía en la comunión del Pueblo de Dios. 
4.  Por los que sufren a causa de la violencia y de la guerra, por los que están enfermos, para que probando el vino nuevo que es Cristo, alegren sus corazones y con esperanza superen sus dificultades. Oremos. 
5.  Por los que nos hemos reunido a celebrar esta Eucaristía, para que escuchemos atentamente la petición de la Madre de Dios que nos dice: “hagan lo que Él les diga”. Oremos

Oración conclusiva 

Padre, tú aprecias la obediencia de tus hijos 
y nos concedes el vino de la alegría en abundancia, 
acoge las peticiones que te hemos dirigido con fe.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amén.

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Jue 9 Mar 2023

Un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna

TERCER DOMINGO DE CUARESMA Marzo 12 de 2023 Primera Lectura: Éxodo 17,3-7 Salmo: 95(94),1-2.6-7ab.7c-9 Segunda Lectura: Romanos 5,1-2.5-8 Evangelio: Juan 4, 5-42 I. Orientaciones para la Predicación Introducción El Tercer domingo de cuaresma en la tradición catecumenal está vinculado al primer escrutinio de quienes van a ser bautizados en la Pascua y resplandece un tema muy bautismal para guiar la celebración: El agua se hace protagonista en la historia de la salvación. - El agua brotando de la roca es un signo del don y una respuesta a las necesidades de la peregrinación (primera lectura) - La ausencia de agua debe ser motivo de búsqueda y crecimiento, no un motivo de rebeldía y murmuración (salmo responsorial) - Agua y amor de Dios se reclaman para ser siempre derramados en la vida de quienes se abren a la acción de Dios. - Jesús es el agua viva que sacia y da sentido a la existencia (Evangelio). 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La peregrinación de un pueblo en camino de libertad, narrada en la primera lectura se vuelve la experiencia prototípica del inconforme que suele ver enorme los límites y muy pequeños los dones y bondades de Dios. El camino de la murmuración no resuelve nada con Dios, es el acto de confianza lo que produce resultados y la fe se vuelve acción que sacia la sed. El salmo 95 (94) es una clara respuesta a la primera lectura y un memorial continuo de que tentar a Dios y dudar no es el camino sino entrar por la voluntad del Señor. El camino de la conversación debe luchar contra el endurecimiento del corazón y en cuaresma este camino debe tomar formas concretas en un itinerario de acciones transformadoras. La segunda lectura presenta a la comunidad de Roma una realidad humana que puede ser de oscuridad pero que en el misterio pascual de Cristo se transforma y se vuelve una efusión de la gracia. Como el agua, el amor se derrama y da vida. El tercer domingo de la Cuaresma en el ciclo A, nos presenta la figura de Jesucristo como el Agua viva. Y nos pone en tónica de redescubrimiento del Bautismo. Hemos recorrido 2 domingos en los cuales hemos descubierto que los humanos tenemos la tentación a la puerta pero que igualmente el poder de Dios puede transfigurarnos y llevarnos a la experiencia de lo divino y a la certeza de la resurrección. Ahora, el camino cuaresmal nos dice que, sólo bebiendo de la fuente, que es Cristo, podemos vencer la duda y la tentación. El texto de la samaritana sigue siendo un texto catecumenal que se presenta en el movimiento del conocer de la mujer y en la auto - revelación de Jesús que finalmente se manifiesta como el agua viva, el agua corre y hace que en creyente brote esa misma agua. El movimiento del texto de este domingo empieza en el conocer y termina en el creer, pero esto pasa por la experiencia de Jesús: «Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo». En este tercer domingo, nuestra experiencia recorre la suerte de Israel y clamamos nuevamente al Señor diciendo “Danos agua que beber” (primera lectura) pero lo hacemos recordando que nuestra fe no puede titubear en el camino (salmo) debido a que “el amor ha sido derramado en nosotros por el Espíritu que se nos ha dado” (segunda lectura) y así el culmen de todo es Cristo como agua viva (Evangelio). 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? En una sociedad como la nuestra, con muchas ilusiones no alcanzadas y sueños no realizados, hay siempre la tentación de detener la marcha y hasta dudar de las promesas de Dios. La Palabra de Dios dice: “en el peligro grité al Señor y él me escuchó”, por eso hay que recordar siempre que el proceso de la fe no excluye las dificultades, sino que las interpreta y les da un sentido. En Cristo la humanidad haya una respuesta y un sentido. Proclamar que Jesús es el agua viva nos lleva a pensar que no podemos dejar de lado el agua viva que no se apaga y nos convierte en torrentes para los demás, por buscar riachuelos y pequeños estanques que nos prometen mucho y nos dejan sin esperanzas cumplidas. En Cuaresma la tentación no tiene la última palabra, es necesario dejarnos transfigurar para apagar definitivamente la sed. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? El prefacio de la Samaritana es motivo de oración y nos relata que la sed produce un efecto fundamental en la persona “encender en ella el fuego del amor divino”. Es necesario un compromiso misionero que surge del encuentro con Jesús, es necesario salir a invitar para que otros vengan a ver y a escuchar. La sed debe ser saciada en el conocer: Conocer y ser conocidos por el Señor. Para contemplar, puede servir repetir siempre la frase del evangelio que define lo que ocurre en la vida del bautizado: “Un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna” _________________________ Recomendaciones prácticas: • En este domingo se celebra el primer escrutinio de preparación para el bautismo de los catecúmenos que serán admitidos, en la Vigilia pascual a los sacramentos de la iniciación cristiana, usando las oraciones e intercesiones propias, como se encuentra en las pp. 801-803 del Misal Romano. • Se debe recordar que la eucología de este domingo en el ciclo A tiene un prefacio propio. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa La eucaristía de este domingo nos evoca un lugar, el pozo de Sicar y nos lleva al encuentro con el Señor, que sacia nuestra sed y nos reconforta en el camino. Dejemos que la acción del Resucitado sea una realidad en la vida de nuestra comunidad y oremos por los catecúmenos que recibirán el bautismo en la noche santa de la Pascua, para que juntos podamos descubrir que no hay otra fuente de vida distinta al Señor. Monición a la Liturgia de la Palabra El itinerario cuaresmal nos regala ahora una Palabra que refresca y da vida. El agua se presenta como un símbolo de la vida de Dios en una comunidad y la garantía de un Dios fiel a sus promesas. Escuchemos con fe. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Como el sol abrasador que trajo la sed, hoy presentamos nuestras ansiedades y esperanzas al Señor que siempre nos atiende. R. Sacia nuestra sed, Señor. 1. Para que El Papa Francisco y los ministros de la Iglesia sepan acompañar las esperanzas de la humanidad y ayuden a descubrir la púnica posibilidad de saciar la sed, que es Cristo, el Señor. Roguemos al Señor. 2. Para que en las naciones reine siempre la justicia y la paz y se busquen condiciones dignas para los hombres que tienen ansia de plenitud. Roguemos al Señor. 3. Para que, en medio del dolor y sufrimiento, el Señor apague la sed de quienes se ven agobiados y desesperanzados. Roguemos al Señor. 4. Para que el camino sinodal posibilite a toda la búsqueda de los intereses comunes y beneficie la humanidad, haciendo de la Iglesia un hospital de campaña que sea sensible a la sed que agobia a hombres y mujeres de las diferentes culturas, razas y credos. Roguemos al Señor. 5. Para que quienes celebramos esta liturgia veamos colmadas nuestras esperanzas y seamos fortalecidos en la fe que hace brotar agua de las peñas. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Tú que eres nuestro Dios y Señor, recibe las oraciones que te presentamos y apaga la sed de nuestra peregrinación bajo la cruz de tu Hijo Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.  

Vie 3 Mar 2023

Su rostro resplandecía como el sol

SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA Marzo 5 de 2023 Primera Lectura: Génesis 12, 1-4a Salmo: 33(32), 4-5.18-19. 20 y 22 Segunda Lectura: 2Timoteo 1, 8b-10 Evangelio: Mateo 17, 1-9. I. Orientaciones para la Predicación Introducción El camino cuaresmal en el ciclo A está marcado por un claro itinerario catecumenal que lleva a conectar la vida de la comunidad con la experiencia diaria, siempre tocada por la tentación (primera semana) pero llamada siempre a una transformación (segunda semana). De esta manera que el proceso catecumenal y la renovación bautismal para la que se prepara la comunidad cristiana y que se llevará a cabo en la Pascua parten un llamado concreto del Señor en dimensiones muy marcadas:  Toda llamada implica salir de sí mismo y de las propias seguridades para asumir un proyecto en el que el Señor traza el horizonte y la obediencia del llamado va concretando (primera lectura)  Toda esperanza se basa en la confianza de que Dios siempre cumple su palabra (Salmo responsorial)  La llamada del Señor es un camino de iluminación, como ocurre en el camino bautismal (segunda lectura)  Quien se deja llevar por el Señor y responde positivamente a su llamada, sabe que día a día su vida se transfigura y sigue un camino que le conduce a la experiencia gloriosa de la resurrección (Evangelio) 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El Texto del libro del Génesis enmarca la experiencia del llamado de Abraham en un continuo proceso de peregrinación, de salida y de búsqueda. La experiencia del llamado lleva a desposeerse y a ser motivo de bendición para los demás, de tal manera que la bendición es el resultado de la obediencia. El Salmo 33(32) canta la misericordia y fidelidad de Dios frente a quien sabe esperar. Toda esperanza se ancla en la certeza de que Dios cumple sus promesas y que su Palabra siempre se cumple. El texto de 2 Timoteo es una ayuda en el camino de este domingo porque configura la llamada con el misterio de la cruz. El hombre de Dios toma parte en el misterio pascual de Cristo y se configura de tal manera que su existencia se vuelve un resplandor del Evangelio, de la buena noticia de salvación. El centro de la liturgia de la Palabra lo ocupa en este domingo el texto de Mateo sobre la transfiguración del Señor. Mateo siguiendo el esquema del evangelista Marcos (9,2-10) presenta una reflexión sobre la misión de Jesús a partir de una experiencia judía de la revelación de Dios en el monte Sinaí y ahora muestra que esa revelación es Jesús mismo a quien se debe escuchar. Toda la narración habla de manifestación divina: un monte alto, rostro como el sol, vestidos blanquísimos, Moisés y Elías, nube, voz. En el segundo domingo de Cuaresma la liturgia de la Palabra nos recuerda que tenemos una vocación que trae bendición (primera lectura) y ello exige poder ver, contemplar y esperar (salmo responsorial) que Dios llama e ilumina (segunda lectura) y transforma radicalmente la existencia (Evangelio). El bautismo fue llamado en la antigüedad cristiana el sacramento de iluminación. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? En el camino cuaresmal, el ascenso a la montaña santa de la Pascua está marcado por unas estaciones de abastecimiento muy concretas, que son las liturgias dominicales. De manera concreta, caminar significa hacer experiencia de salida y en cuaresma esa salida implica donación y entrega de sí. El camino sinodal reclama una comunidad dispuesta a ponerse en camino, una comunidad que se renueva y resplandece por la respuesta a la llamada del Señor. No todos caminan hoy bajo la cruz de Cristo, pero sí todos pueden ver el resplandor de quienes hemos decidido hacer experiencia de Cruz. Haremos camino siendo discípulos del Mesías crucificado, viviendo nuestro bautismo como iluminación y haciendo que todos puedan ver la gloria del Señor 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? El prefacio de la misa de este día, nos insiste en que “por la pasión, se llega a la gloria de la resurrección” y eso nos lleva a dar gracias a Dios permanentemente al poder ver el resplandor de su rostro. Este misterio se refleja a la comunidad en una vida donada, en una cuaresma hecha camino y experiencia de peregrinación. Ver el resplandor del rostro me compromete con el pobre y el necesitado: Ayuno, oración y limosna tienen que ser verdaderamente pilares de vida cuaresmal y no solamente ideas bonitas de una predicación. Este domingo debe comprometer a la comunidad a dejar ver el resplandor del rostro de Dios a otros: caridad, fraternidad y diálogo. Una manera concreta de contemplar puede ser repetir siempre en la semana la frase que resuena del Evangelio: “Su rostro resplandecía como el sol” y hacer experiencia de vida esta frase. _______________________ Recomendaciones prácticas: • En este domingo II de cuaresma hay un llamado desde la oración colecta a ESCUCHAR la voz del Señor para poder contemplar. Una insistencia concreta de este día debe ser la escucha y atención a la Palabra proclamada. • Una propuesta pastoral en el camino sinodal puede hacer que haya experiencia de visita, de peregrinación, de salida de las comunidades a las periferias existenciales: el mundo del otro, del pobre, del marginado, del anciano, del que está en soledad, etc. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hoy, el Señor nos ha llamado a salir de nuestras seguridades y nos ha traído a esta celebración, como experiencia de subida al monte. Este segundo domingo de Cuaresma nos convoca junto al altar para ver resplandecer el rostro del Señor, pero gustando la grandeza de su amor en el memorial de su pasión, celebrado en la Eucaristía. Participemos con gozo de esta experiencia. Monición a la Liturgia de la Palabra Llamados a escuchar, hoy nos disponemos como comunidad a un camino de salida y de subida, a una configuración con Cristo crucificado. Dejemos que la Palabra hoy vaya haciendo su obra y nos prepare para renovar nuestra fe en la noche santa de la Pascua. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Subamos al Monte con el Señor y entreguemos nuestra plegaria para que podamos ser transfigurados y configurados como verdaderos discípulos. R. Haz brillar tu rostro sobre nosotros, Señor. 1. Que tu luz ilumine al Papa Francisco, a los obispos y ministros de la Iglesia para que siempre y en todo lugar sean signo de tu misericordia. Roguemos al Señor. 2. Que seamos una gran nación, bendecida en nuestros líderes y gobernantes, para que vivamos en la libertad y en la fidelidad de la fe. Roguemos al Señor. 3. Que tomemos parte en los padecimientos por el Evangelio y así seamos cercanos al pobre, al desvalido, al que vive en soledad y tristeza. Roguemos al Señor. 4. Que nosotros esperemos siempre en Señor y así fortalezcamos nuestros esfuerzos por hacer del camino sinodal una práctica permanente en la vida de la Iglesia. Roguemos al Señor. 5. Que podamos repetir siempre: “Qué bueno es que estemos aquí” y así seamos una asamblea contemplativa y comprometida con la transformación del mundo. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Haz, Señor, que nunca temamos y podamos contemplar tu acción en el mundo para que a la luz de tu cruz podamos siempre responder con generosidad y capacidad a tu llamado. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R. Amén.

Mié 22 Feb 2023

Jesús ayuna cuarenta días y es tentado

PRIMER DOMINGO DE CUARESMA Febrero 26 de 2023 Primera Lectura: Génesis 2, 7-9; 3,1-7 Salmo: 51(50), 3-4.5-6a. 12-13.14 y 17 (R. cf. 3a) Segunda Lectura: Romanos 5, 12-19 Evangelio: Mateo 4, 1-11 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La Iglesia, el miércoles pasado inició el camino cuaresmal con la imposición de la ceniza; así, en el primer domingo de cuaresma damos un primer paso hacia la pascua del Señor, con su testimonio como vencedor de las tentaciones. El silencio del Aleluya y del Gloria en la misa y la proclamación de la Palabra, nos preparan para hacer un camino cuaresmal, austero y, a la vez, muy profundo, en compañía del Señor Jesús; Él nos ayudara domingo tras domingo a disponer el corazón, para celebrar el acontecimiento redentor, que ofrece su vida en la cruz y resucita para nuestra salvación. Cada domingo de cuaresma será un escalón más en ese ascenso al monte santo de la pascua del Señor. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El libro del Génesis 2,7-9; 3,1-7 cuenta el origen del hombre, del pecado y la perdida de los dones originales con los que fue creada la humanidad. Hoy se nos narra cómo después de la gran obra creadora que Dios hizo, nos encontramos casi de inmediato con la división del corazón mediante el surgimiento de la tentación y el pecado. En la descripción del origen de todo lo que existe, incluida la humanidad misma, con un lenguaje lleno de sabiduría, como aquel detalle en que se recuerda que fuimos hechos de barro y que todos participamos de esa misma realidad de fragilidad. El texto señala cómo nuestros primeros padres fueros seducidos por el enemigo, quien les promete ser como dioses; el hombre alargando su mano y tomando del fruto prohibido, desobedece a la voluntad y querer de Dios. Las consecuencias de la desobediencia las contará las páginas que siguen del libro del Génesis. El salmo 50, nos invita a la oración y a la súplica de perdón: “misericordia, Señor, hemos pecado, crea en mi un corazón puro, renuévame por dentro”. Esta plegaria es con la que hoy la Iglesia, recoge nuestros sentimientos, puesto que, desde el origen de la humanidad hasta nuestros días, nos experimentamos débiles y pecadores, hechos todos del mismo barro. San Pablo en la carta a los Romanos 5,12-19 hace una especial conexión entre la primera lectura y el Evangelio, es decir entre Adán y Cristo. Las consecuencias del pecado del primer Adán, por la que vino la muerte y la condena, ha quedado superada por entero por el segundo Adán, Cristo Jesús, consiguiendo el perdón, venciendo la muerte, y rescatando a los hombres de todos los tiempos, de la muerte definitiva, empezando por el primer hombre, Adán. En el Evangelio de Mateo 4,1-11, Jesús después de ser bautizado, es llevado por el Espíritu para ser tentado, donde el tentador intenta desviarlo de su misión mesiánica. Pasados cuarenta días de ayuno, Jesús experimenta las tentaciones; esos cuarenta días nos recuerdan los cuarenta años del pueblo de Israel caminando en el desierto, superando diversas tentaciones y dificultades; en el contexto del desierto suceden las tentaciones. El demonio quiere que Jesús saque provecho para sí, de su condición mesiánica, “Si eres Hijo de Dios” … “tírate y Dios encargara a sus ángeles” … “todo esto te daré si te postras y me adoras proponiéndole a Jesús un mesianismo fácil, con prebendas y prestigio; sin embargo, Jesús sale victorioso al decirle: “No solo de pan vive el hombre…”, “No tentaras al Señor tu Dios” y “Al Señor tu Dios adorarás…”. Así, Jesús está listo para llevar a cabo su obra mesiánica, impulsado por el Espíritu, lleva consigo la Buena Noticia del Reinado de Dios. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Hoy debemos enfatizar que estos 40 días en los que vivimos la cuaresma, están íntimamente unidos a los 50 días de la pascua; es decir que tendremos 90 días para caminar con Jesús, recoger su mensaje, cambiar nuestra manera de pensar y convertirnos para participar con Él de su muerte; morir a la esclavitud del pecado y resucitar con Él a una vida nueva, de gracia y amor. A la luz de los textos litúrgicos de este domingo se puede acentuar el sentido de la cuaresma como preparación para la pascua del 2023, Hoy se inaugura ese camino hacia la pascua y nos indica el modo de vencer con Cristo las tentaciones; de tal modo que, pasando nuestra vida por el acontecimiento de la muerte del Señor, moriremos al pecado, al hombre viejo, y resucitaremos a una vida nueva, de gracia y salvación. Con esta perspectiva pascual, podemos entender el tiempo litúrgico de la cuaresma, más que un periodo estrictamente penitencial, en un tiempo de encuentro con el Señor; es un encuentro con sus actitudes y con su amor misericordioso, es decir, que la cuaresma son 40 días de gracia en los que experimentamos la fortaleza del Señor quien nos enseña en medio del desierto y con su Espíritu, a vencer la tentación y el pecado de nuestras vidas. Por una parte, Adán y Eva cedieron a la tentación, y por otra, el pueblo de Israel en su camino por el desierto y luego en la tierra prometida también cayeron en muchas tentaciones; con la persona de Jesús el adversario fue vencido y la tentación fue rechazada. La pregunta para nosotros es ¿cómo estamos enfrentando la tentación? Lo hacemos cómo Adán y Eva que desobedecieron a Dios o cómo el pueblo de la primera alianza, que se hizo indiferente e infiel a las promesas y al amor providente del Señor, o cómo Jesús que, en el desierto, después de 40 días de ayuno, enfrentó y venció con grandeza de espíritu al tentador. Ningún hombre está libre de la lucha entre las fuerzas del bien y del mal, entre la vida y la muerte por ello, debemos agudizar nuestros sentidos, nuestra fe, para evitar caer frente a las maniobras del maligno que disfraza el mal como si fuera algo bueno. Sin duda todos hemos sentido la debilidad del pecado, pero, quienes creemos en Jesús, también hemos experimentado la fuerza de su gracia y el poder de su Palabra, que con su entrega amorosa en la cruz y en su gloriosa resurrección, nos señala el camino que da vida eterna. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La Iglesia nos invita hoy a caminar juntos, de modo sinodal; ese camino no está libre de dificultades que nos hagan sufrir y dudar de la vocación a la santidad a la que fuimos llamados. Con seguridad, quienes hacen este camino en compañía de Jesús, tienden con mayor empeño, a buscar el bien y a luchar con dignidad y corazón valiente, contra las tentaciones y el pecado. Por desgracia muchos de nosotros, al igual que Adán y Eva, sedemos a la tentación y nos hacemos incapaces de contener la gracia que Dios nos otorga. Hoy la Iglesia nos regala este tiempo (cuaresma) para que, en la vivencia de las prácticas cuaresmales, se fortalezca nuestro espíritu y se consolide el Evangelio que nos hace capaces de descifrar lo que es bueno y agradable a Dios. Toda la vida de Jesús está dedicada a la lucha contra el mal; sabemos que esta escena no fue el único momento en el que el tentador quiso seducir el corazón del Señor; en la hora más difícil del ministerio del Señor, la muerte, Jesús tuvo la tentación de rechazar el cáliz de dolor que debía asumir para salvar al mundo y también venció; es decir, hasta el final supo hacer la voluntad de Dios nuestro Padre. Lo mismo pasa con nosotros, nunca vamos a dejar de tener tentaciones, lo importante es saber asumir con entereza de corazón la voluntad del Padre del cielo; “vencer” se hace todos los días pidiendo con fe la fortaleza que viene de lo alto. Finalmente, la cuaresma es la oportunidad que nos da la vida, para dar el paso de la muerte a la vida, de la esclavitud del pecado a la libertad de los hijos de Dios, es decir, que, durante el tiempo de la cuaresma y la pascua, estamos llamados a celebrarlo, con signos de conversión, de una autentica vida interior, de amor y servicio a los hermanos, sobre todo, de darle muerte al pecado para una vida nueva en Cristo resucitado. _______________________ Recomendaciones prácticas: • Este domingo se celebra el rito «de la elección» o «inscripción del nombre» para los catecúmenos que serán admitidos a los sacramentos de iniciación cristiana en la Vigilia Pascual, empleando las oraciones e intercesiones propias, como se encuentran en las páginas 799-800 del Misal Romano. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Nos hemos reunido para celebrar el día de Señor, escuchando su Palabra y participando de la fracción del pan. En esta celebración del primer domingo de cuaresma, iniciamos un camino hacia la pascua, marcado por la austeridad de los signos litúrgicos, las prácticas de cuaresma y un sincero espíritu de arrepentimiento de nuestros pecados, todo esto como preparación para la festiva celebración de la pascua del Señor. Que, al participar de esta Santa Misa, nos impregnemos de la actitud del Señor, que, venciendo la tentación, hoy da testimonio a todos los que creemos en Él, de fidelidad y obediencia al Padre del cielo. Participemos con alegría. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios en este domingo, nos señala a través del ejemplo de Jesús, el modo como debemos obedecer al Padre, haciendo gala de una decidida actitud humilde para vencer la tentación a fuerza del bien. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Pidamos al Padre del cielo que, al comenzar este camino de cuaresma, experimentemos en nuestros corazones arrepentidos su gracia y su misericordia. R. Oh Señor, escucha y ten piedad. 1. Por la Iglesia, para que se siga manteniendo firme ante las tentaciones de los poderes de este mundo. Oremos. 2. Por los ministros ordenados, para que, durante el camino de la cuaresma, reaviven en el corazón el compromiso de fidelidad y obediencia a Dios. Oremos. 3. Por los gobernantes para que el afán de poder y tener, no los lleve a despreciar a las personas y el bien común. Oremos. 4. Por los que sufren, para que, nuestra caridad y el pan de la Palabra, reavive en ellos la esperanza de tiempos mejores. Oremos. 5. Por quienes estamos aquí reunidos, para que, después de haber escuchado el Evangelio sepamos con Cristo, vencer la tentación. Oremos. Oración conclusiva Dios Padre, tú que conoces la fragilidad de la naturaleza humana, herida por el pecado de Adán, escucha las oraciones de tu pueblo para que, venciendo las tentaciones del maligno, seamos testimonio de verdadera conversión y fidelidad a tu mensaje. Por Jesucristo Nuestro Señor. R. Amén.

Vie 17 Feb 2023

Amen a sus enemigos

SÉPTIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Febrero 19 de 2023 Primera Lectura: Levítico 19,1-2.17-18 Salmo: 103(102),1-2.3-4.8 y10.12-13 (R. 8a) Segunda Lectura: 1Corintios 3, 16-23 / Evangelio: Mateo 5,38-48 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Después de proclamar el “Sermón de la Montaña”, San Mateo agrupa una serie de enseñanzas de Jesús que permiten ver cómo los discípulos deben entender y practicar la ley. No hay nada de teoría en las palabras del Maestro, ni tampoco prescripciones realmente nuevas, en todo el sentido de la palabra, sino unos cuantos ejemplos para orientar de forma correcta la conducta concreta y cotidiana de los discípulos ante algunas situaciones que un código legislativo, como tal, no puede prever. Aquel faro que puede guiar siempre a las personas es la ley del amor. Y es verdad que es algo que ya suena repetitivo y hasta etéreo, pero en realidad, este pasaje bien asumido, es la verdadera característica del cristianismo. Jesús va más allá de lo prescrito por la ley de Moisés. Amar como amó Jesús, pidiendo por ellos en la cruz, es acercarse a la perfección de Dios, que es amor. Jesús en persona es la revelación suprema de esta santidad y de este amor infinito de Dios. El apóstol Pablo, ya en la segunda lectura, nos indica que si somos “templos habitados por el Espíritu” pertenecemos a Cristo y por Cristo de Dios y seremos capaces de superar nuestras tendencias muy humanas de venganza, odio, resentimientos, es decir, la “sabiduría de este mundo” para que nos habite la verdadera sabiduría del Espíritu por lo cual “todo es de ustedes, y ustedes son de Cristo y Cristo es de Dios”. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? v. 38: “Ojo por ojo, diente por diente”. Es la ley del talión (tal-cual), que era común en la antigüedad y que tenía un propósito claro: limitar la venganza exagerada del más fuerte (cf. Gn 4, 23) y establecer así una cierta paridad. A nosotros nos parece una forma de justicia pasada de moda, pero no es así, también hoy vemos cómo hay venganzas exageradas por alguna falta cometida. Pero esto no resuelve el mal sino que lo duplica. v. 39: “Pero yo les digo”. Esta frase es el punto que hace la diferencia, porque Jesús invita a tener un punto de vista diferente, el de la “justicia excesiva del Padre” y solo esta puede romper la espiral de violencia que se genera con la venganza. En el trasfondo está la cruz de Cristo desde donde se perdona a aquellos que no saben lo que hacen. v. 39b: “Al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra”. Si la primera regla para vencer el mal es no devolver mal por mal, la segunda es la disponibilidad a “tolerarlo” que significa permitir algo que no gusta o no se aprueba del todo, es la capacidad de llevar los unos el peso de los otros. No es indiferencia frente al mal sino la fuerza de llevarlo sobre sí mismo. v. 40: “Al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto”. La tercera regla para vencer el mal es renunciar a tu derecho. En lugar de reivindicar sin amor tu túnica, has de estar dispuesto a renunciar incluso al manto. Es la desnudez de Cristo en la cruz, despojado de todo, por la salvación de la humanidad. v. 45: “Así serán hijos de su Padre del cielo”. Es actuar como lo que debemos ser desde el bautismo: hijos de Dios; es buscar la verdadera esencia del cristiano. v. 48: “Sean perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el cielo”. El hombre es imagen de Dios y será “templo del Espíritu” solamente si es como Él. Esta santidad no separa del mundo ni del pecador, sino que se transforma en compasión que se compromete en todas las situaciones, en misericordia que abraza en cada miseria. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? ¿Qué podemos hacer, como cristianos, ante la espiral de violencia que hoy azota nuestro país? ¿Cómo me pide actuar el Señor en el lugar donde Él me ha puesto para vivir el Evangelio? En el Antiguo Testamento ya la ley preveía una medida para substituir la violencia ciega y desenfrenada por una justa proporción entre la gravedad del crimen cometido y el daño causado con el castigo o la reparación. Jesús da un paso más adelante de la ley. No pide que nos comportemos como ingenuos ni mucho menos que nos inhibamos ante la injusticia y la violencia, pero sí nos invita a ser artífices de paz y reconciliación, estando incluso dispuestos a ceder algo de nosotros mimos con el fin de detener la violencia fratricida. También en este aspecto Jesús lleva la ley a plenitud en Él mismo. ¿Tiene sentido para nosotros hoy la afirmación de Jesús en el Evangelio: “Sean perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el cielo”? Jesús en persona es la revelación suprema de esta santidad y de este amor infinito de Dios. Él, el justo enviado al mundo, entregó su vida en la Cruz, por la salvación de los pecadores, Él fue el templo donde habitó el Espíritu de Dios para ser transparencia de Dios en el mundo. Si nos llamamos cristianos, ¿podemos en algo parecernos a Dios? ¿Si somos templo de Dios y el Espíritu de Dios nos habita, podemos en algo superar nuestras tendencias humanas para mirar el mundo desde la experiencia de Dios en nuestra vida? ¿Qué otra cosa entiendo por ser “templo de Dios y que el Espíritu de Dios me habite? 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? • Después de leer el texto anterior, hago una “pausa de contemplación”. • En un primer momento puedo imaginarme a Jesús que habla en el monte y proclama las bienaventuranzas. • Pido al Señor lo que deseo en este momento: ser “templo del Espíritu” para dejarme llenar por las actitudes de Cristo y tener como lema de la vida: llegar a “ser perfecto como el Padre”; particularmente pido comprender y vivir lo que Jesús dice acerca de la nueva justicia del Hijo. • Medito cada palabra de Jesús: veo cómo la vivió Él y como la vive en relación conmigo. ______________________ Recomendaciones prácticas: • En este día se puede entregar a los fieles una hoja que contenga cuatro cuadros horizontales y diez verticales. En los diez cuadros verticales se escriben los diez mandamientos. En los cuatro cuadros horizontales se hacen las siguientes preguntas: ¿Qué esclavitud quiere combatir este Mandamiento? ¿Qué valor quiere promover este Mandamiento? ¿Cómo vivo yo este Mandamiento? ¿Cómo vive el mundo este Mandamiento? Lo pueden entregar al domingo siguiente en la parroquia. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa En la liturgia de hoy, continuando con el “Sermón de la Montaña”, Jesús nos presenta su “nuevo mensaje” que es el mandamiento del amor, dándole una amplitud y una generosidad tales que hacen de este pasaje uno de los más característicos del cristianismo. La invitación a “ser templos del Espíritu” y “perfectos como el Padre celestial es perfecto”, significa que también a nosotros el Señor nos ofrece la esperanza de la plenitud que comienza con nuestro comportamiento en el tiempo presente y alcanza su plenitud en la eternidad. Monición a la Liturgia de la Palabra La primera lectura que contiene la invitación “serán santos porque yo, el Señor, su Dios soy santo” nos dice que la omnipotencia y la santidad van de la mano y Dios promulga sus Mandamientos en virtud de este doble título. Por esto es preciso cumplirlos para glorificar su autoridad y honrar su santidad. El salmo responsorial es la acción de gracias del pecador, que experimenta la alegría del perdón. La segunda lectura nos habla de “ser templos de Dios habitados por el Espíritu de Dios”: las divisiones, las rivalidades, y otras expresiones similares representan la condición humana que no es habitada por el Espíritu de Dios. También nos dice “ustedes son de Cristo” para recordarnos que desde el Bautismo somos hijos de Dios y debemos vivir nuestra vida según esta condición. El Evangelio nos presenta dos nuevos ejemplos de cómo el discípulo de Cristo debe asumir la Ley e ir, incluso, más allá de lo que la misma señala y así oponer el bien al mal. El Evangelio es un código de santidad que tiene su fuente en el Padre del cielo y que Jesús enseñó por medio de palabras y, de manera perfecta, a través de sus obras. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos y hermanas: Nosotros, que somos templo de Dios y morada del Espíritu Santo, oremos a Dios Padre por toda la humanidad, diciendo con fe: R. Bendice, Señor, a tu pueblo. 1. Por nuestra Diócesis de N. y cada una de sus parroquias, para que acojan sin temores la santidad que viene de Dios y en ellas reine el amor y el perdón, oremos al Señor. 2. Por los ministros que anuncian el Evangelio, para que lo hagan con palabras sencillas y oportunas y además lo pongan en práctica en la vida de cada día, oremos al Señor. 3. Por los que ejercen la autoridad en nuestra Patria, para que sean honestos en sus emprendimientos, en favor de todos los ciudadanos, oremos al Señor. 4. Por aquellos que alivian a los que sufren, para que sepan reconocer a Jesucristo en los pobres, en los humildes y en lo más débiles. Oremos al Señor. 5. Por nosotros aquí presentes en la casa de Dios, para que miremos a todas las personas como amigos y sepamos perdonar a quien nos ofende, oremos al Señor. Oración conclusiva Señor, Dios nuestro, que nos concedes mucho más de lo que nos atrevemos a pedir y esperar, danos un corazón confiado y atento a las sorpresas de tu amor. Por Jesucristo, Nuestro Señor. R. Amén.