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Mar adentro - blog

Vie 12 Abr 2024

La psicología pastoral: una luz para la Iglesia del siglo XXI

Por Cristian David Ortiz - “Y al desembarcar, vio tanta gente que sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas” (Mc 6,34). Antes de ser un predicador, Jesús vivía su ministerio como un auténtico pastor que daba la vida por sus ovejas, especialmente por las frágiles y necesitadas, ya que conocía profundamente la misión que le dio su Padre: “no necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal" (Mt 9,12). Las cualidades de David, pastor y rey de Israel, alcanzan su plenitud en Jesucristo que, a diferencia de los escribas y doctores de la Ley, conocía verdaderamente lo que estaba en el interior del hombre (cf. Jn 2,24), y se tomaba el tiempo de escuchar las necesidades de aquellos que acudían a Él. Como bien sabemos, Jesucristo es el Hijo de Dios y nuestro Redentor, pero me atrevo a afirmar que era, es y seguirá siendo un psicólogo pastoral que escucha a sus ovejas y les concede una vida nueva. Seguramente es la primera vez que escuchas este término, ¿Acaso podemos relacionar a Jesús con la psicología? Dilucidemos esta expresión.En primer lugar, tomando el término psicología por lo que se refiere a su etimología, se define como el tratado del estudio del alma; es decir, esta ciencia se encarga de ahondar de manera integral en la persona, teniendo en cuenta sus conductas externas que expresa por medio de su cuerpo, así como sus conductas internas: pensamientos, sentimientos, emociones, entre otros (Morris & Maisto, 2005). La psicología como ciencia inició con la figura de Wilhelm Wundt, médico alemán que fundó el primer laboratorio de psicología experimental en el año 1879; sin embargo, otros investigadores previos a esta fecha empezaron a dar pinceladas del panorama que abarca actualmente el tratado del alma. Algunos señalan que la psicología conlleva una postura atea o contraria a la fe, pero esta generalización es un error garrafal; algunos psicólogos como Abraham Maslow, Carl Rogers, Viktor Frankl, entre otros, han sido los pilares de una auténtica comprensión de la antropología cristiana, a saber, una persona que es bio-psico-socio-espiritual, y encamina sus acciones hacia la trascendencia. En la actualidad, la psicología tiene un amplio campo de acción y una riqueza de estrategias a nivel terapéutico para que cualquier persona se conozca a sí misma y desarrolle su salud mental.En cuanto a la etimología del término pastoral, viene del latín pascere que significa apacentar, por lo que la acción pastoral se presenta como un rasgo constitutivo de la Iglesia al servicio del Reino de los Cielos, que busca la salvación del género humano y la conversión; de igual manera, la acción pastoral actualiza la praxis de Jesucristo, buen pastor que da la vida por sus ovejas (cf. Jn 10,11), a través de la Palabra de Dios, los sacramentos y las obras de caridad (Floristán, 2002). Aunque el título de pastor se suele atribuir a los ministros consagrados, todos los bautizados estamos llamados a vivir esta vocación que adquirimos desde el día de nuestro bautismo, y apacentar el rebaño (grande o pequeño) que el Señor nos ha encomendado. Esta misión tiene un carácter sinodal, ya que el agente de pastoral debe comprender que solo alcanza la salvación acompañando este rebaño, pero no debe olvidar que cada oveja es totalmente diferente a la otra. Existen corderitos que tienen heridas desde su infancia, otras ovejas que crecieron de la mano de Dios, y otro grupo que prefiere los falsos pastores y se desvía de Aquél que conduce hacia fuentes tranquilas y repara sus fuerzas (cf. Sal 23,3).Después de reflexionar en cada término, es menester enmarcar el concepto de psicología pastoral. En un sentido estricto, Szentmártoni (2003) lo define como “una rama de la psicología que estudia los procesos psicológicos inherentes a las situaciones pastorales” (p.9). El término de psicología pastoral ha sido utilizado de forma ecuménica desde mediados del siglo XX, y empieza a tomar relevancia por las alusiones que el magisterio ordinario y extraordinario de la Iglesia realiza sobre la importancia de una psicología cristiana, especialmente en el Concilio Vaticano II (cf. Declaración Gravissimum educationis,1). Esta disciplina se fundamenta en Jesús que estaba dispuesto a escuchar y sanar a sus contemporáneos, sean judíos o paganos, a nivel físico, psicológico y espiritual, y tiene como objetivo la trascendencia de la persona hacia su Creador. Cristo ha inmortalizado esta obra en la Iglesia, familia que sana y libera a los más necesitados, incluso a los no creyentes; por ello, no solo es importante una formación doctrinal para el acompañamiento de grupos y comunidades parroquiales, sino el estudio de la psicología pastoral para llevar a la práctica las cualidades que caracterizaron a la persona de Jesús que sabe decir al abatido una palabra de aliento (cf. Is 50,4).Teniendo en cuenta esta definición, ¿Por qué es importante hablar de psicología pastoral? En primer lugar, esta disciplina nos brinda herramientas para formular, diseñar e implementar estrategias que complementan la vida espiritual, esto con el fin de prevenir conductas de riesgo en nuestras comunidades parroquiales, y promover líneas de acción para que los niños y jóvenes tengan un desarrollo ideal a nivel físico, psicológico y espiritual. En segundo lugar, una de las 18 conclusiones a las que llegó el Sínodo en Colombia es la necesidad de espacios para la escucha, por lo que los ministros y agentes de pastoral deben cultivar estas habilidades para acoger, a ejemplo de Cristo, a los que se sienten cansados y agobiados (cf. Mt 11,28); para ello, no debemos olvidar que cada persona, sin importar su condición, es creación de Dios y es un lugar santo que debemos abordar con respeto y amor (cf. Ex 3,5). En tercer lugar, la psicología pastoral es una luz que permite comprender la realidad tan convulsionada del hombre de hoy, y un buen ejercicio de la misma lleva a que cada persona, a través de la escucha espiritual, sienta la misericordia de Dios y desee volver arrepentida a la casa del Padre.¿Y tú, te animas a ser un promotor de la psicología pastoral?Cristian David OrtizPsicólogo y seminarista de la Diócesis de Zipaquirá.ReferenciasFloristán, C. (2002). Nuevo diccionario de pastoral. Editorial San Pablo.Morris, C. & Maisto, A. (2005). Introducción a la Psicología. Pearson Educación.Szentmártoni, M. (2003). Manual de Psicología Pastoral. Ediciones Sígueme.

Mié 10 Abr 2024

Una Iglesia Samaritana...Es la que se parece a Jesús

Por Pbro. Rafael Castillo Torres - Al dirigirme a ustedes, apreciados directores y directoras, en la apertura de nuestro encuentro nacional, quiero hacerlo a partir de la pregunta del letrado a Jesús: «Y ¿Quién es mi prójimo?». Pregunta que la Iglesia colombiana acoge y a la cual responde desde su tercera opción pastoral reafirmando que quiere ser una Iglesia Misericordiosa y solidaria como Dios Padre amoroso que sabe “contemplar, conmoverse, detenerse” y ayudar al otro, cuantas veces sea necesario.El relato del “buen samaritano” que inspira nuestro encuentro, no es una parábola más, sino la parábola que expresa, según Jesús, lo que es un verdadero ser humano. El samaritano es una persona que ve en su camino a quién está herido, se acerca, reacciona con misericordia y le ayuda en todo lo que puede. Ésta es la única manera de ser humano: reaccionar con misericordia. Por el contrario, “dar un rodeo” ante quien sufre – postura del sacerdote y el levita – es quedar deshumanizado.Las Pastoral Social Nacional, Cáritas colombiana, quiere construir juntamente con las pastorales sociales de cada jurisdicción eclesiástica el rostro de una Iglesia misericordiosa, samaritana y cordial. Por ello estamos convencidos que, este encuentro es una gran oportunidad para hacerlo. Queremos ser reflejo en nuestras acciones de una Iglesia acogedora que sale al encuentro de quien sufre acompañando integralmente a las víctimas de la injusticia, la violencia y las pandemias y de todo tipo de abusos en todas las etapas e instancias de la vida; queremos ser una Iglesia valiente, de parresía y mordedura profética cuando haga falta y sea necesario; una Iglesia que, como nos enseña la oración por la vida de San Juan Pablo II, promueva y cuide la vida querida, la vida plena y abundante; una Iglesia que defienda la dignidad humana y el cuidado de la Casa Común, así como la cultura del cuidado integral. Y ello sencillamente porque como Iglesia y dada nuestra misión, no podemos aspirar a menos. Queremos ser una Iglesia que a pesar de todo lo que sucede no ha hipotecado la esperanza de sus hijos ni la esperanza de la nación colombiana. Queremos consolidar y mantener todos nuestros esfuerzos pastorales, y hacerlo con el evangelio en nuestras manos, manteniendo la terca utopía y corriendo los riesgos que sean necesarios desde una pastoral audaz y temeraria, por seguir construyendo esa sociedad reconciliada y en paz de una humanidad fraterna. ¿Qué esperamos de este encuentro nacional de directores y directoras de la Pastoral social en Colombia?Que tengamos como referente a Jesús en su ministerio en Galilea quien siempre pensó y vivió aliviando los sufrimientos de la gente que encontraba por el camino, rompiendo si hacía falta la ley del sábado o las normas de pureza y todo legalismo que ignoraba el amor al necesitado. No son pocos quienes hoy son abatidos por la violencia, la enfermedad, la desgracia o la desesperanza. La pastoral de la consolación es para nosotros un imperativo irrenunciable.Reconocer que cuando nuestra experiencia pastoral no está centrada en un Dios, Amigo de la vida y Padre de los que sufren, nuestras demás acciones tomarán distancia de la vida profana, no tendrán ningún contacto directo con el sufrimiento de las personas y seremos insensibles y perdiendo toda capacidad de reacción frente a los que han quedado en las cunetas de la vida. Necesitamos hacerlo todo con espiritualidad, que es como decir que en la acción caritativa de la Iglesia hacemos la Experiencia de Dios para que sea Historia de Salvación. Conmovernos, como nos lo pide la Iglesia en Colombia, haciendo todo lo que podamos y esté a nuestro alcance por aquellos que se encuentran en una peor situación. ¿A quién imitaremos al encontrarnos en nuestro camino con las víctimas más golpeadas de la violencia, con los migrantes que “huyen hacia adelante” buscando una esperanza; con quienes sobreviven en la informalidad y con todas las afectaciones que sufre nuestros ecosistemas naturales y ambientales? Necesitamos, siguiendo el ejemplo de Jesús, pasar de las actitudes compasivas a las realizaciones constructivas que nos pide la construcción de la paz y la reconciliación; el cuidado de la Casa común y la protección a nuestros hermanos víctimas de todo tipo de abusos que desprecian la vida y la dignidad de la persona humana.La Iglesia en Colombia, desde sus pastorales sociales, ha decidido asumir una nueva postura que delimite hasta dónde llegan sus obligaciones a partir de las actitudes y comportamientos de sus hijos, preguntándose no sólo ¿Quién es mi prójimo? Sino también: ¿Quién está necesitado de que yo me acerque y me convierta en su prójimo?P. Rafael Castillo TorresDirector del Secretariado Nacional de Pastoral Social – Cáritas colombiana

Mié 3 Abr 2024

Mi Pascua en el Darién

Por P. Arturo Arrieta Aguas - Escrito en "Lajas Blancas", campamento en el Darién.Un sol inclemente azota uno de los campamentos a las orillas de la selva del Darién, donde día a día llegan, de diferentes partes del mundo, cientos de migrantes. Algunos, con la alegría nerviosa de haber pasado la selva, pero con el desconcierto de no saber qué les espera; otros con el corazón desgarrado por haber dejado atrás a otros que ya no llegaran; otros sencillamente llegan...Así fue, estuve en el Darién, en "Lajas Blancas", por el lado de la frontera con Panamá. La vida me trajo aquí nuevamente, y haber visto tantos videos y fotos no se compara con tener la realidad de frente. Siempre la misma escena: niños y más niños que ni entienden lo que pasa, hombres y mujeres casi sin poder caminar. A algunos, por hablar otra idioma, no les entendía lo que me decían, pero su gesto es suficientemente claro: una mano extendida con insistencia hacia nosotros, la otra señalando su estómago y una mirada desgarradora difícil de olvidar.Otra imagen se me ha quedado de manera especial. La de un joven que, con su mirada perturbada, no paraba de llorar diciéndome: "hay niños que murieron ahogados en el rio". Y hoy aquí pensaba: ¿Cómo viviré mi Pascua ahora que llegue a Colombia? ¿Qué podré decir en cada celebración? ¿No sería mejor callar? Sin embargo, ahora entiendo tal vez mejor el acontecimiento de la Pascua que, en imágenes sencillas pero certeras, ha sabido recoger lo esencial del misterio de Dios y de su entrega.Mateo nos dice que el día se tornó oscuro desde la hora sexta hasta la hora novena, desde el mediodía hasta las tres de la tarde (Mateo 27, 45). En el mundo es de noche y los hombres caminamos en tinieblas. Creemos saberlo todo y no vemos lo esencial. El relato tiene mucho de cierto. Si Dios resucita a su Hijo, siempre será para iluminar nuestra ceguera y abrir nuestros ojos al dolor del hermano que sufre.La manera más auténtica de celebrar la pasión del Señor es reavivar nuestra compasión, sin esto se diluye nuestra fe en el “Dios crucificado” y se abre la puerta a toda clase de manipulaciones. Que nuestro beso al crucificado nos ponga siempre mirando hacia quienes cerca o lejos de nosotros viven sufriendo con sus sufrimientos espirituales y materiales, hasta que un día celebremos la pascua celestial y el señor no responderá si eres de los míos “porque tuve hambre y me diste de comer”.La muerte de Jesús trajo frío y hace frío en el mundo actual. Falta el calor del verdadero amor. Se han helado muchos corazones, se han helado muchos países bloqueados por la superficialidad y el bienestar, muchas veces no somos capaces de sentir verdadera compasión por tantos crucificados vivos. El relato dice la verdad...Si Dios resucitó a su Hijo, será para poner en el mundo el calor del amor y la misericordia, este es el sentido de la Pascua.Solo hay una manera de vivir como resucitados: abandonar nuestras presunciones y seguridades, dejar de engañarnos, no confiar en tantas palabras vanas que salen de nuestra boca y tener el coraje de creer más en el amor y en la compasión. Podemos ser mejores, en el mundo puede crecer la solidaridad, pero eso sí, Dios solo puede resucitar allí donde se le deja entrar, y solo se le deja entrar allí donde se deja entrar al amor. Bendiciones.Padre Arturo Arrieta AguasDirector de Pastoral Social de la Diócesis de PalmiraDirector de la Red Clamor - Capítulo Colombia

Vie 1 Mar 2024

¡Atravesemos el Desierto!

Por el Padre Rafael Castillo TorresDirector del Secretariado Nacional de Pastoral Social - Cáritas colombianaNuestra tradición judeocristiana concede una gran importancia al libro del Éxodo y el Papa Francisco lo sabe. Por ello en su mensaje de cuaresma para este año, el cual fue entregado a la Iglesia el primer domingo del adviento, nos hace una clara exhortación: “Del mismo modo que Israel en el desierto lleva todavía a Egipto dentro de sí ―en efecto, a menudo echa de menos el pasado y murmura contra el cielo y contra Moisés―, también hoy el pueblo de Dios lleva dentro de sí ataduras opresoras que debe decidirse a abandonar”.1.Nuestro punto de partida.En la experiencia vital de Moisés, cuando él pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, un día, decidió ir, con ese rebaño, más allá del desierto. Ese fue el día en que dejó de recorrer los archiconocidos caminos de siempre y se dio a la tarea de explorar nuevas hojas de ruta. Ese día pudo llegar hasta donde ninguna caravana había llegado; ese día sucedió lo estupendo porque llegó hasta el Horeb donde Dios se le reveló y tuvo un encuentro personal con Él. Dios no se esconde, sino que arde en el misterio del desierto sin consumirse y nos llama a quitarnos, también a nosotros, las sandalias para que experimentemos la santidad de esta rica experiencia. Justo aquí, en el desierto, es donde Dios se comunica con nosotros para compartirnos una misión, tal como lo hizo con Moisés.2.El grito que debemos escuchar.La mayor afirmación y llamado del Papa Francisco en su mensaje, es invitarnos a reconocer que través del desierto Dios nos guía a la libertad y para ello nos invita a meditar el pasaje de Éxodo 3, 7-10: “Bien vista tengo la aflicción de mi pueblo en Egipto y he escuchado su clamor en presencia de sus opresores; pues ya conozco sus sufrimientos. He bajado para librarle de la mano de los egipcios y para subirle de esta tierra a una tierra buena y espaciosa. Ahora, pues, ve; yo te envío al faraón para que saques a mi pueblo, los israelitas, de Egipto”.Nosotros, por el estudio de la literatura y el conocimiento de la historia de la humanidad, sabemos que, desde Espartaco, pasando por Carlos Marx y las luchas de independencia de muchos pueblos, se han dado no pocas epopeyas de liberación. Hay, sin embargo, algo muy significativo en lo que nos propone el Papa Francisco refiriéndose a la gesta de liberación del pueblo de Israel. Muchas de esas luchas se hicieron al margen de Dios y no han faltado otras que se hayan hecho en contra de Dios. Pero esta gesta de liberación del Pueblo de Israel se hizo por inspiración de Dios. En el origen de todo, en efecto, se encuentran las palabras que Dios dirigió a Moisés y en las que el Papa Francisco enfatiza tanto. Miremos cómo, en estas palabras, hay un cambio significativo de protagonista en el discurso. Dios comienza diciendo: “he bajado...”, pero termina ordenando a Moisés: “ahora, pues, ve...”. La manera que tiene Dios de liberar a los que sufren, es mover a los hombres para que los liberen. Definitivamente cuando Dios trabaja el hombre suda.3.Es tiempo para la justicia.Esta reflexión del santo padre, nos debe llevar a reconocer que toda injusticia, toda violación de derechos, toda opresión despierta un grito que implora justicia. No se trata de reprimir o adormecer ese clamor, sino de reconocer que la voluntad de Dios está inscrita en este clamor. A Dios le ofenden las desigualdades, pero sobre todo le ofende la violación de los Derechos de sus hijos e hijas. Derecho violado al hombre es derecho violado a Dios mismo. Por eso cuando la balanza se inclina de un lado, Dios normalmente se monta del otro.Tengamos presente cómo la revelación del nombre de Dios ocurrió precisamente con ocasión de la liberación de Egipto (Ex. 3, 13-15). Y todo aquel que sepa lo que significa para los semitas conocer el nombre de alguien estará en condiciones de interpretar el significado de ese dato: ¡Israel conoció la identidad de Dios luchando por su libertad! A esto hay que añadir que fue precisamente en el Sinaí donde Israel fue invitado a formalizar la alianza con Yahvé (Ex. 19,1-8). Qué bueno que a partir de esta reflexión nosotros pudiéramos reconocer que lo específicamente cristiano no es el compromiso ético de solidaridad con los pobres en la defensa de sus derechos, ello es irrenunciable para todo hombre y mujer, sino hacer en ese compromiso la experiencia de Dios”.Necesitamos hacer el desierto cuaresmal para vivir la presencia de Dios y vivirla sin miedos y con profunda confianza. Busquemos espacios a solas con Dios. Allí encontramos la fuerza para seguir andando. Será un momento especial para silenciar nuestro sistema nervioso y tomar conciencia de que enraizarnos en Dios, no es un tiempo perdido. Es en el silencio donde Dios mejor nos trabaja, como trabajó a Moisés, es allí donde nos va restaurando, crece nuestra paz interior y nuestra vida se va unificando. Recodemos las palabras de San Juan de la Cruz nacidas del silencio y de sus soledades en muchos desiertos: “Olvido de lo creado; memoria del Creador; atención a lo interior; y estarse amando al amado”.

Jue 25 Ene 2024

Monseñor, ¡Feliz aniversario episcopal!

Por P. José Antonio Díaz - Monseñor José Mario: Al cumplirse hoy los dos años de su ordenación episcopal y posesión canónica, los sacerdotes le felicitamos en una profunda actitud de agradecimiento a Nuestro Señor Jesucristo, Buen Pastor, por el don de su persona y ministerio.Conocemos aquella frase del Sermón 340, 1 de San Agustín: “Para ustedes soy obispo, con ustedes soy cristiano”. A propósito, le decimos a Usted, Monseñor, que ha encarnado claramente la exigencia de ser modelo de obispo y pastor entregado al servicio del ministerio con claridad y decisión, teniendo presente el de Cristo, que se hace servidor de muchos, compañía cercana en el camino.Sienta el aprecio y el cariño de toda la Diócesis de Santa Marta, de tantos hombres y mujeres de buena voluntad que le estiman, entre ellos sus sacerdotes, con los que debe existir un vínculo especial. Recordemos que la unidad del presbítero con el Obispo tiene su raíz ontológica y salvífica en el don compartido del sacramento del Orden, que tiene en el episcopado su plenitud. Este sacramento funda una relación que entraña tanto igualdad, es decir, fraternidad, como obediencia al Obispo, pues es nuestro padre.Unidos en oración, en la diócesis, agradecemos a Dios por su ministerio. Pedimos al Señor Jesús que lo continúe guiando, acompañando y fortaleciendo en la misión que le ha sido encomendada, bajo el amparo de nuestra Madre, María Santísima.P. José Antonio DíazSacerdote de la Diócesis de Santa Marta

Mar 23 Ene 2024

¿Qué significa dar limosna?

Por Pbro. Rafael Castillo Torres - El próximo miércoles, 14 de febrero, con la imposición de la ceniza, sobre nuestra frente y cabeza, los cristianos católicos damos inicio al tiempo fuerte de la cuaresma. Un tiempo de reflexión y oración en el que hacemos, todos, nuestro mejor esfuerzo, por volver a Dios en espíritu de conversión y hacerlo con más verdad y amor.Desde el Secretariado Nacional de Pastoral Social/ Cáritas colombiana de la Conferencia Episcopal de Colombia, reconocemos y valoramos la generosidad de cada Iglesia particular, parroquia, pequeña comunidad, movimiento apostólico, comunidad religiosa, seminario mayor, empresa, bancos de alimentos, organizaciones de la sociedad civil y colectivos comunitarios, que, desde sus privaciones voluntarias han sido generosos con sus donaciones. Son razones suficientes para agradecer a Dios.Han sido muchos los gestos y prácticas que, en el sentido de cuanto recomendó San Juan Pablo II, nos han permitido globalizar la solidaridad en signos muy concretos como el ser más generoso, con lo cual mostramos los cambios que se van dando en nuestros corazones. Cambios que no solo nos han llevado a adoptar una postura diferente ante nuestros hermanos en necesidad sino a ver cómo, en cada uno de nosotros, está actuando una fuerza que nos atrae y empuja hacia el bien, el amor y la bondad. Es Dios queriendo una vida más digna para todos.Una de las prácticas espirituales y sociales a la cual nos exhorta la Iglesia en este tiempo de la cuaresma, y que ya es un hábito pastoral en la Iglesia de Colombia, es el ejercicio de la caridad, ayer llamado limosna, hoy, nuestra “Campaña de la Comunicación Cristiana de Bienes”. Por estos días de la cuaresma, en el desarrollo de esta iniciativa, muchos fieles verán a sus párrocos, religiosos y religiosas y a un sinnúmero de laicos, entregar unas alcancías pequeñas y organizar actividades con las familias, escuelas, colegios, oficinas y negocios, para colocar en esas alcancías las colectas de esas actividades como los pequeños ahorros de nuestras privaciones voluntarias. Todo ello como expresión del sacrifico para compartir con el otro desde nuestra pobreza.Veremos igualmente cómo se incrementa la solidaridad en los bancos de alimentos en su esfuerzo, cada vez más creciente, por sostener ese puente entre la carencia y la abundancia. Con ello mostramos tres exigencias profundas en el orden de la caridad: 1. La globalización de la solidaridad. 2. Cuando hay amor todas las cosas se multiplican. 3. Somos hijos de un Padre Providente que nos ha educado responsablemente para ser mucho con lo poco que tenemos. En virtud de ese creciente deseo que siente todo cristiano de conocer las verdades que hacen referencia a su vida de Fe, qué bueno que, en nuestro camino de preparación a la Cuaresma, nos adentremos en el sentido de la limosna, una de las prácticas cuaresmales que con el ayuno y la oración han de acompañarnos durante todo nuestro desierto cuaresmal. Partamos de reconocer que hoy por hoy, la palabra “limosna” ha quedado tan desacreditada después de varios siglos de cultura burguesa, llegándose a un punto tal en que ni siquiera puede pronunciarse. Hoy, a mucha gente, le resulta muy difícil comprender por qué la limosna recibe elogios tan extraordinarios en la Biblia y en la tradición de Iglesia. Para ellos, la palabra “limosna” evoca una práctica poco gravosa para el donante, humillante para el beneficiario e ineficaz para resolver el problema de la pobreza.Fiódor Mijáilovich Dostoyevski, escritor de la Rusia Zarista, en su obra Los demonios, en Obras completas, coloca en boca de uno de sus personajes: “El placer de la limosna es un placer altivo e inmoral, un deleite del rico en su riqueza y poder, y en la comparación de lo que él significa con lo que significa el mendigo. La limosna corrompe así tanto al que la da como al que la recibe, y, además, no alcanza su objeto porque no hace sino aumentar la mendicidad”.Considero importante que regresando a las Sagradas Escrituras como, a la sana tradición del magisterio de la Iglesia, nos apremiemos en aclarar cómo algunos contemporáneos nuestros y el mismo Dostoyevski, aunque empleen la misma palabra – limosna-, están hablando de cosas muy, pero muy diferentes.La lingüística nos ha enseñado que, con frecuencia, las palabras de un texto antiguo, que para el lector de entonces tenía un significado determinado, traducidas en pura equivalencia lingüística, evocan hoy una idea completamente distinta debido a que el lenguaje está sometido a continuos cambios. Cuando ocurre tal cosa, los traductores deberían recurrir a nuevos términos que tengan la misma capacidad expresiva que tuvieron los antiguos. Así no habrá equivalencia lingüística formal, pero sí equivalencia dinámica.Este es el caso de la palabra griega eleemosyne(limosna), que en la traducción de los 70 sabios suele traducir el hebreo Sedaqah (justicia), y con este sentido se utiliza en el Nuevo Testamento. Para la Biblia, y esto es muy importante precisarlo, dar limosna equivale a hacer justicia. Todavía hoy los mendigos judíos para pedir limosna utilizan la palabra sedaqah, esto es, justicia, o bien exhiben un letrero en el que llevan escrita esa palabra.Podríamos decir que la limosna, en sentido bíblico, es hacer justicia en nombre Dios a quienes no se la hacen los hombres. En nuestra lengua española hay una expresión muy significativa a este respecto: el mendigo es llamado “por–diosero” ya que reclama su limosna por Dios - “Háganme justicia en nombre de Dios”. Así la limosna, lejos de sustituir las reformas estructurales, tan necesarias en esta Colombia, la exige a gritos y en nombre de Dios porque está denunciando que la justicia de Dios no coincide con la justicia de los hombres, y hay que hacerlas coincidir. De aquí bien podríamos concluir que la limosna suple de momento la falta de justicia, pero sin renunciar a ella.Si desde la justicia de los hombres la limosna viene a ser para nosotros un acto voluntario, desde la justicia de Dios es obligatoria. Por ello, a la tradición cristiana le ha gustado referirse a la limosna en términos de un impuesto “no exigible por vías de apremio, sino de amor”; en relación a lo cual dice San Agustín a los cristianos: “Ustedes son cobradores de ustedes mismos”.Pidamos en esta Cuaresma, ya cercana, la gracia de descubrir que lo importante no es saber cómo podemos ganar más dinero, sino cómo podemos ser más humanos. Que lo importante no es cómo puedo llegar a conseguir algo, sino cómo puedo llegar a ser yo mismo, en mi esfuerzo por volver mi rostro a Dios.

Mar 5 Dic 2023

Una mirada a La Inmaculada

Por Pbro. Gerardo Andrés Guayacán Cruz- En este tiempo de Adviento la Iglesia nos presenta para nuestra imitación a la Virgen María, en el misterio de su Concepción Inmaculada. María no está distante de la vida del cristiano. La vida de María no debe ser distante para el creyente. Ella representa para la historia de la salvación un lugar privilegiado por ser la elegida, la “llena de Gracia”. Es nuestro deber exaltar el misterio de la Concepción Inmaculada de María que se celebra anualmente en la Iglesia.La Virgen María desde su concepción, fue preservada por Dios de toda la mancha de pecado original. Ella es privilegiada entre todas las criaturas por singular gracia y privilegio para ser la Madre del Salvador, Jesucristo el Señor. Ella, la Virgen Madre, con su “Sí”, confirmó el proyecto trazado no solamente para Ella, sino también para todo el pueblo de Dios que peregrina en este mundo, la Santa Madre Iglesia.La Bula Ineffabilis Deus [Dios inefable] promulgada por Pio IX el 8 de diciembre de 1854 con la cual se declaró el dogma de la Inmaculada Concepción, enseña que “El Dios inefable eligió y señaló, desde el principio y antes de los tiempos, una Madre, para que su unigénito Hijo, hecho carne de ella, naciese, en la dichosa plenitud de los tiempos, y en tanto grado la amó por encima de todas las criaturas, que en sola ella se complació con señaladísima benevolencia. Por lo cual tan maravillosamente la colmó de la abundancia de todos los celestiales carismas, sacada del tesoro de la divinidad, muy por encima de todos los ángeles y santos, que Ella, absolutamente siempre libre de toda mancha de pecado y toda hermosa y perfecta, manifestase tal plenitud de inocencia y santidad, que no se concibe en modo alguno mayor después de Dios y nadie puede imaginar fuera de Dios”.El Catecismo de la Iglesia Católica (CEC) recoge este magisterio en la siguiente enseñanza: “Para ser la madre del Salvador, María fue dotada por Dios con dones a la medida de una misión tan importante. El ángel Gabriel en el momento de la anunciación la saluda como “llena de Gracia”. En efecto, para poder dar el asentimiento libre de su fe al anuncio de su vocación era preciso que ella estuviese totalmente conducida por la gracia de Dios” (CEC n.490).El papa Benedicto XVI, con un lenguaje profundamente teológico-pastoral mencionó en el Ángelus del 8 de diciembre de 2012 que “María está libre del pecado porque es toda de Dios, totalmente expropiada para Él. Está llena de su Gracia, de su Amor”. El pueblo cristiano ha tenido conciencia de que María “colaboró de manera totalmente singular en la obra del Salvador, por su fe, esperanza y ardiente amor, para restablecer la vida sobrenatural de los hombres. Por esta razón es nuestra Madre en el orden de la gracia” (LG 61). Es Dios quien miró a María con amor; es Dios quien le habló y la eligió para llevar a cabo la obra más perfecta de todas; es Dios quien la consagró entera para su proyecto de salvación; es Dios quien en su seno dio a los hombres la manifestación más excepcional del amor, Cristo Nuestro Señor. Es Ella el modelo perfecto de santidad que todos estamos llamados a imitar, pero es indispensable, para imitar sus virtudes, conocerla, amarla, venerarla; actitudes de una devoción madura a la Santísima Virgen María.

Lun 4 Dic 2023

Los padres Eudistas en el Caribe colombiano

El pasado 1 de diciembre, en el claustro de Santo Domingo, en la ciudad de Cartagena de Indias, la congregación de Jesús y María, padres Eudistas, juntamente con las provincias eclesiásticas de Barranquilla y Cartagena celebraron sus 140 años de presencia misionera en Colombia, conmemorando la llegada de ese primer heraldo del Evangelio, como fue el sacerdote francés, padre Teodoro Hamón.Presencia misionera que se inició justamente en el caribe colombiano y con un doble propósito: Asumir la formación de los sacerdotes de la Diócesis de Cartagena y acompañar la cura pastoral de una Iglesia que distaba mucho de poder mantener la integridad de su fe, la piedad sincera, las buenas costumbres y el ejercicio de la misericordia. Recordemos cómo a finales del siglo XIX, esta diócesis comprendía lo que son hoy las arquidiócesis Cartagena y Barranquilla, así como las jurisdicciones eclesiásticas de Magangué, Sincelejo, Montelíbano y Montería. Llegaron a Cartagena por petición expresa de monseñor Eugenio Biffi, obispo de Cartagena y envío misionero del Papa León XII. Monseñor Biffi, durante su paso misionero por esta ciudad (1856 – 1862) antes de ser expulsado y confinado por un gobierno anticlerical, supo conocer, con su corazón de pastor, las más grandes y urgentes necesidades de esta Iglesia que ahora se le había confiado.Ya como obispo y viendo su clero, llegó a escribir: “El obispo de Cartagena es como un pobre carpintero obligado a trabajar con hierros viejos, oxidados y dañados ¿Qué hace el pobrecito? Imposibilitado para cambiarlos o reemplazarlos por otros nuevos, los limpia lo mejor posible, los hace afilar y continúa sirviéndose de ellos. Así tengo yo que hacer con mis sacerdotes que son casi todos viejos y cubiertos de óxido moral. No puedo mandarlos inmediatamente al cielo; el Señor se los llevará a su tiempo; yo procuro sacudirlos un tanto, quitarles el óxido moral, darles una limpieza general y sacarles el provecho que puedo. Así tengo siquiera quienes administren el bautismo a los niños y asistan a los moribundos.”Como evangelizador incansable que recorrió toda su diócesis y solícito por la realidad que palpaba, monseñor Biffi, quien por cierto era un muy buen fotógrafo, tomaría una foto que nos recuerda el modo cómo se organizaban y celebraban las fiestas patronales: “No basta santificar las fiestas, es menester santificarlas de un modo que no desagrade a la Majestad de Dios. Trátese por ejemplo de festejar al Santo Patrono, o a la Santísima Virgen, etc.; el pueblo se pone en movimiento, se elige una junta, se hace una cerca para toros, se buscan juegos de ruletas, no faltan sus gallos de pelea, se consideran imprescindibles los bailes públicos, y de preferencia, la censurabilísima cumbiamba (...) Dicen que van a la fiesta del santo o de la santa, pero en realidad van a divertirse al baile, a lucir vestidos, a consumir sus ahorros en la ruleta, o en el aguardiente, o en otros desórdenes más graves todavía”.A estos desafíos concretos llega la espiritualidad de los padres Eudistas, quienes desde el Seminario San Carlos Borromeo irradiarán todo un quehacer pastoral como formadores y misioneros según la voluntad de su fundador y lo harán con un llamado permanente a la conversión; viviendo en comunión íntima con Cristo; dejándose guiar por el Espíritu de Dios; manteniendo su conciencia de que han sido enviados por la Iglesia para santificar el pueblo de Dios; viviendo en comunión con la Iglesia en la persona de monseñor Biffi; manteniendo una valentía profética; amando a los hombres y mujeres como Jesús los amó y dando a todos esperanza en la hora que les tocaba vivir.Valoremos y agradezcamos a Dios este testimonio valiente de los padres Eudistas en nuestra región caribe. Ellos han sido para nuestras Iglesias testigos de oración y fraternidad; y han procurado que los corazones de Jesús y María, siempre abiertos a Dios, ardan en todos nosotros.