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Lectio Dominical

Mié 25 Ene 2023

Bienaventurados los pobres en el espíritu

CUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Enero 29 de 2023 Primera Lectura: Sofonías 2, 3; 3,12-13 Salmo: 146(145), 6c-7.8-9a.9bc-10 (R. Mateo 5, 3a) Segunda Lectura: 1Corintios 1,26-31 Evangelio: Mateo 5, 1-12a. I. Orientaciones para la Predicación Introducción • Como un nuevo Moisés, Jesús expone desde lo alto de un monte la nueva ley de su Reino; es el Sermón de la Montaña que comienza con las Bienaventuranzas, todas ellas se resumen en la primera: la de los pobres en el espíritu, aquellos que lo dejan todo para seguir e imitar a Cristo. • Ya en el Antiguo Testamento la pobreza voluntaria como signo de humildad, sinceridad y mansedumbre era la característica fundamental del resto de Israel que debía recibir en su seno al Mesías. • La Iglesia de la gran ciudad de Corinto recuerda nuestras actuales comunidades cristianas, que han de sentirse fuertemente insertadas en Cristo que es quien actúa con su poder en medio de ellas. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Hoy escuchamos, en la primera lectura, un pasaje bien conocido del profeta Sofonías. En una época dura y compleja de la vida del pueblo de Israel, cuando aparece muy cercana la perspectiva del exilio, el Señor promete un “resto fiel” que buscará al Señor con humildad y confianza. Así se introduce la figura teológica de los pobres de Yahvé, que no se refiere a una clase sociológica, sino a aquellos que siguen con sencillez y humildad los caminos del Señor, que guardan sus mandamientos, que hacen depender toda su vida del amor del Señor. La misma realidad se celebra en el Salmo que, justamente, recuerda, como en un cántico sin término, las acciones de Dios a favor de los pobres en el espíritu. También el trozo que hemos escuchado de la carta a los Corintios recoge la línea veterotestamentaria que ya hemos señalado, aplicada a una comunidad cristiana. La vida en Cristo no puede fundarse en glorias o conquistas humanas, sino en el amor y misericordia de Dios que nos ha escogido. Se habla, además, del modo de proceder de Dios, en ocasiones desconcertante, porque elige lo débil, lo que no cuenta. Bien sabemos que el pasaje evangélico de San Mateo que se lee hoy en la liturgia, el de las Bienaventuranzas, introduce el llamado Discurso de la Montaña, en el que se anuncia el Reino de Dios, su identidad, su dinámica y sus exigencias. Las palabras de Jesús, que sin duda desconciertan, se refieren al modo de actuar de Dios y, de modo especialísimo, hablan del mismo Cristo en cuya vida y mensaje se refleja cada una de las bienaventuranzas. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Como María, en su visita a Isabel, la Iglesia debe lograr la comprensión del modo de ser y de actuar de Dios: “Él derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos…” (Lc 1, 46ss). Sólo los humildes y sencillos, los que pertenecen al resto que Dios se ha elegido, así como los describe el profeta Sofonías, pueden descubrir el misterio de la acción misericordiosa de Dios. Lo afirma el mismo Cristo en su alabanza al Padre: “…has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla” (Lc 10,21). Dios nos ofrece la felicidad verdadera, la que no se acaba y la que no se compara con la aparente dicha que nos dejan algunas cosas del mundo. En efecto, las bienaventuranzas hacen evidente un nuevo orden, aquel que surge del plan de Dios; las bienaventuranzas nos revelan el amor de Dios, su voluntad salvífica, lo que pasa en cada persona cuando acepta el reinado de Dios en su vida. Hay que tener presente que las bienaventuranzas no proclaman una especie de resignación y de pasividad frente al sufrimiento. La dicha no está en llorar, sino en el consuelo que se recibe de Dios; no está en sufrir, sino en heredar la tierra; no está en tener hambre y sed de justicia, sino en quedar saciado. Si queremos encontrar la felicidad verdadera, la que el Señor nos promete, tenemos que vivir en el espíritu de las Bienaventuranzas. El Papa Francisco nos decía en una de sus homilías: “Si alguno de ustedes hace la pregunta: ¿Qué hay que hacer para convertirse en buen cristiano?, aquí tenemos la respuesta de Jesús que nos indica tan ‘contracorriente’ respecto a lo que habitualmente se hace en el mundo”. El mismo Santo Padre afirmaba: “las bienaventuranzas son el programa de vida del cristiano”. Hay que invitar a nuestras comunidades a hacer de las bienaventuranzas no sólo el programa de cada persona, sino también el itinerario de fe y de práctica de la acción evangelizadora. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Si miramos a nuestro alrededor, observaremos que cada vez más se impone, con fuerza destructora, un estilo de vida que etiqueta como triunfadores o vencedores a los que ostentan el poder, el tener y el placer. Y muchas dinámicas sociales sirven a estos propósitos. El Señor nos propone un ideal bien distinto: el de aceptar su reinado en nuestra vida, el de asemejarnos a Cristo, el de encontrar la dicha en su amor y misericordia. Las bienaventuranzas deben representar para cada uno y para la comunidad un desafío permanente: el de buscar la felicidad en las cosas del Señor, confiarnos totalmente en su amor, ver las cosas como Dios las ve, aceptar su reino y seguirlo fielmente. ______________________ Recomendaciones prácticas: • Convendría hacer una cartelera con la frase: “Dichosos los que tienen espíritu de pobres”. • La Plegaria eucarística de hoy pudiera ser la de para diversas circunstancias 4: «Jesús, que pasó haciendo el bien», p. 529 del Misal, por destacar la cercanía de Jesús con los pequeños, pobres, enfermos, pecadores, oprimidos y afligidos. • Tener presente que esta semana, el jueves 2 de febrero, es la fiesta de la Presentación del Señor: Jornada Mundial de la Vida Consagrada. La liturgia propone un esquema sencillo de bendición de los cirios y con procesión o sin ella, antes de comenzar la eucaristía. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Muy amados hermanos: nos reunimos de nuevo alrededor del altar del Señor para celebrar el misterio de nuestra fe. Hoy el Señor Jesús nos indicará el camino de la verdadera felicidad, no sólo a través de la Palabra sino también en el sacrificio de sí mismo, ofrecido al Padre. Vivamos la Eucaristía con una participación activa y consciente. Monición a la Liturgia de la Palabra Con frecuencia oímos hablar de planes, de proyectos o de metas. Hoy la Escritura Sagrada nos indica el programa de vida del cristiano que es el de las bienaventuranzas. Pongamos toda la atención del corazón a la proclamación de la Palabra de Dios, pues en ella encontraremos la “lámpara que guía nuestros pasos” (Sal 118,105). Oración Universal o de los Fieles Presidente: Al Padre, que nos promete la felicidad verdadera en la acogida de su Reino y en el seguimiento de su Hijo, presentemos nuestras súplicas confiadas, diciendo: R. Venga tu Reino, Señor 1. Por la Iglesia, el Papa, los Obispos, sacerdotes, religiosos y fieles laicos, para que nuestra existencia cristiana refleje la confianza, humildad y alegría propias de los Hijos de Dios. Roguemos al Señor. 2. Por los que ejercen el gobierno en sus comunidades, para que el Señor les concedas sabiduría y fortaleza para trabajar a favor del bien común, especialmente en medio de las comunidades más vulnerables. Roguemos al Señor. 3. Por quienes tienen hambre y sed de justicia, los perseguidos por causa de la justicia, los que trabajan por la paz: que todos se vean fortalecidos y animados para seguir buscando el bien con decisión y valentía. Roguemos al Señor. 4. Por los que sufren y los que lloran: que puedan hacer la experiencia del consuelo y del amor de Dios en la caridad de todos nosotros sus hermanos. Roguemos al Señor. 5. Por nuestra comunidad, para que viva el espíritu de las Bienaventuranzas, de manera especial, obrando con limpieza de corazón y con misericordia. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Padre, lleno de ternura, recibe complacido la oración de tu Iglesia congregada en el día de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor, R. Amén

Mié 18 Ene 2023

Se estableció en Cafarnaún, para que se cumpliera lo dicho por Isaías

TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO DOMINGO DE LA PALABRA DE DIOS Enero 22 de 2023 Primera Lectura: Isaías 8,23b - 9,3 Salmo: 27(26),1.4.13-14 (R. 1a) Evangelio: Mateo 4,12-23 I. Orientaciones para la Predicación Introducción En la Liturgia de la Palabra de este Domingo podemos encontrar tres temas propuestos para la reflexión: • En la Galilea de los gentiles el pueblo de Israel vio una gran Luz; • La unidad de los creyentes; • Jesús predica el Evangelio en Galilea y nacen las primeras vocaciones. Aunque abordaremos el primero, vale decir que necesariamente tiene relación con las otras dos temáticas. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En la Galilea de los gentiles el pueblo de Israel vio una gran Luz. Para la comprensión de este versículo (9,1), es necesario ir a 8,23b porque es el versículo que une y esclarece el anuncio dado en esta Palabra. Tal versículo alude a las campañas realizadas por Tiglat-Pilezer III, prominente rey de Asiria, en el siglo VIII antes de Cristo, quien gobernó entre el 745 y 727 a.C. Fue el fundador del imperio Neo-asirio y evoca principalmente la primera deportación israelita en el año 732, de Samaría a Asiria. Tal deportación viene narrada en 2 Re 15,29: “En tiempo de Pecaj, rey de Israel llegó Teglatfalasar, rey de Asiria, que tomó Lyón, Abel Bet Maacá, Yanoaj, Cades, Jasor, Galaad, Galilea y todo el País de Neftalí”, ciudades conquistadas por este rey en su campaña contra Filistea el 734. La mención de Galaad y Galilea engloba con estas conquistas las de la campaña del 733-732, principalmente dirigida contra Damasco. La experiencia de esta deportación fue extremadamente dolorosa: “Ultrajó a los países de Zabulón y Nefatlí”; “país abatido y hambriento, y la gente enfurecida por el hambre, maldecirá a su rey y a su Dios. Volverá su rostro hacia lo alto, luego mirará a la tierra y sólo habrá aflicción y tinieblas, angustiosa oscuridad” (Is 8,21-22). En el versículo 23, el tono cambia intempestivamente y de una desolación terrible comienza un anuncio de esperanza: vendrá un “Día del Señor” que traerá la liberación a los deportados, porque llegará el reinado pacífico de un hijo de linaje real, el Emmanuel anunciado ya en el capítulo 7: “El Señor mismo les va a dar una señal: Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo y lo llamará con el nombre de Emmanuel, es decir: “Dios con nosotros” (14). Este versículo 23 hace cambiar el rostro de la tristeza a la alegría: “Ya no habrá oscuridad allí donde reinaba la angustia”. La aparición del Mesías en Galilea, dará a esta profecía su plena realización; Galilea designa el distrito de los gentiles: “Jesús dejó Nazaret y fue a residir a Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías: Tierra de Zabulón y tierra de Nefatlí, camino del mar, allende al Jordán, Galilea de los paganos” (Mt 4,13-15). Así se comprende entonces Isaías 9,1: “El pueblo que andaba en tinieblas percibió una luz cegadora”. La imagen es como la de un reflector que encandila la vista y así como la luz de la estrella que sólo resplandece en la noche, “a los que vivían en tierra de sombras una luz brillante los cubrió”. Adquiere sentido las palabras de Zacarías que oramos diariamente en el Benedictus: “Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte” (Lc 1,78-79). Jesucristo es esta gran Luz que nace de lo alto y que ha comenzado su ministerio en la tierra de Zabulón y Neftalí, la Galilea de los gentiles, la región semipagana odiada por los judíos desde la devastación del año 734. Cuando veremos a los sacerdotes despreciar a los discípulos de Jesús por el hecho que eran galileos, nuestro pensamiento vuelve necesariamente a este momento de lucidez profética. Jesucristo ha venido para disipar las tinieblas en el ser humano y dar claridad a su existencia, porque “el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado” (GS 22). 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El evangelista Mateo está de acuerdo con Marcos cuando afirma que Jesús comenzó su actividad en Galilea, después que el Bautista había sido puesto en prisión. Es el Mesías de la Palabra, el predicador que recorre toda la Galilea, enseñando en las Sinagogas y predicando: “Desde entonces comenzó Jesús a predicar y a decir conviértanse porque el Reino de los Cielos ha llegado”. Aparece como Luz esplendorosa: “Yo soy la Luz del mundo, la persona que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la Luz de la vida” (Jn 8,12). Como en aquel momento histórico del año 734 a. C. Israel vivió la devastación por la guerra con Asiria, podemos ver nosotros también la tremenda desolación, tristeza y muerte que ha producido en nuestro País el narcoterrorismo, la corrupción, la violencia intrafamiliar, el aborto, la eutanasia, la ideología de género, la manipulación genética, el robo, los desplazamientos forzados, el crimen organizado, el feminicidio, la venganza, el odio, el trabajo explotado de los niños, la pésima atención en muchos de los establecimientos de salud, la esclavitud con las Eps, el aumento de personas marginadas, la migración venezolana, la interrupción de los diálogos de paz, la mentira, la infidelidad, los negocios torcidos, los préstamos gota a gota, el aumento de divorcio, el miedo a tener hijos, la creciente idolatría a las mascotas; el miedo al sufrimiento, la inseguridad, la depresión, la pérdida del sentido de la vida, el aumento de suicidios, la deplorable situación donde los hijos son tiranos y los padres obedientes, la pérdida de la autoridad en la guía de la familia y de la educación general, el matoneo o bullying a todo nivel, el abandono de los ancianos y tantas otras realidades que descuidan al ser humano atacando su dignidad y causando la pérdida de la paz. En esta situación desértica, podemos decir que también nosotros vivimos en tinieblas y sombras de muerte, en una soledad poblada de aullidos, en una oscuridad densa que impide ver el camino el cual aparece ante nuestros ojos incierto, hostil y amenazante. Pero la Palabra de Dios hoy nos hace cambiar el rostro: “Ya no habrá oscuridad allí donde reinaba la angustia” (Is 8,23) porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado, viene de una virgen en cinta, es el Emmanuel, es decir, Dios con nosotros. Llega con poder y sabiduría, es el príncipe de la paz. Él es el Mesías de la Palabra y la Luz que ilumina a todo hombre; Él ha destruido la muerte y ha despedazado el muro que nos separaba: el odio. Como cordero manso llevado al matadero no abrió la boca, maltratado, varón de dolores, ha padecido la cruz para devolvernos la imagen perdida a causa del pecado, ha resucitado para que todo el que crea en Él tenga la vida en abundancia. Y en este pueblo que habitaba en tinieblas una luz enceguecedora ha brillado: Jesucristo el Señor. Él es el cordero degollado, digno de abrir los sellos; siendo de condición divina no alardeó el ser Hijo de Dios, sino que se anonadó y se hizo como el más esclavo padeciendo la muerte y una muerte de cruz. Es ´por esto por lo que ante Él toda rodilla se dobla en el cielo y en la tierra y toda lengua proclama que Jesús es el Señor para la Gloria de Dios Padre (Cfr. Flp 2,6-11). 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Pidamos al Señor que fortalezca en todos los bautizados el ardor evangelizador. En esta nueva Galilea en medio de un neo paganismo, la Iglesia, cuerpo de Cristo, anuncia con gozo el Evangelio recorriendo todos los lugares para transformarlos desde dentro: “La tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de la Iglesia"; una tarea y misión que los cambios amplios y profundos de la sociedad actual hacen cada vez más urgentes. “Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar con el ejemplo, los actos y la predicación, ser canal del don de la gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la santa Misa, memorial de su muerte y resurrección gloriosa” (San Pablo VI, Evangelii Nuntiandi 14). El ser humano llega a creer en Jesús, no nace creyendo. Es necesario realizar procesos evangelizadores que, empeñando esfuerzos en itinerarios serios de iniciación cristiana, hagan madurar la fe de los bautizados, haciendo que cada uno de ellos llegue a experimentar en su existencia la victoria sobre el miedo y la muerte. Por la fe, lo que antes causaba desesperación, ahora se convierte en una oportunidad para transformar la vida; el dolor adquiere sentido porque encuentra una clara finalidad; los acontecimientos adversos llegan a ser camino de vida y esperanza. Es necesaria la escucha de la Palabra porque de ella viene la fe (Rm 10,17), y “cerca de ti está la Palabra en tus labios y en tu corazón” (Dt 30,14); en efecto, “cuando se cree con el corazón actúa la fuerza salvadora de Dios y cuando se proclama con la boca se obtiene la salvación” (Rm 10,10). Bien vale aplicar este texto de romanos en nuestra época actual: “¿cómo van a invocar a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo van a creer si no han escuchado hablar de Él? ¿Y cómo van a escuchar hablar de Él si nadie les predica? ¿Y quién va a predicar si ninguno es enviado?” (Rm 10,14-15). Es por esto por lo que la Escritura proclama: “Qué hermosos son los pies de quien trae la buena noticia a los hermanos” (Is 52,7). _______________________ Recomendaciones prácticas: • Se recomienda leer la nota sobre el Domingo de la Palabra de Dios publicada por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el 17 de diciembre de 2020. • Se sugiere exaltar el anuncio de la Palabra de Dios con el Evangeliario, inicialmente, llevado con solemnidad en la procesión de entrada y, luego, al momento de la proclamación del Evangelio, tomándolo del altar y llevándolo, precedido por el incensario y los ciriales, al ambón: La finalidad de esta solemnidad es que durante la celebración eucarística los fieles perciban la necesidad insustituible de la escucha y vivencia de la Palabra de Dios para el fortalecimiento de sus vidas (Cfr. OGMR 120,172 y 175). • También se podría entregar la Biblia o uno de sus libros a toda la asamblea, para resaltar la importancia de seguir en la vida diaria la lectura, la profundización y la oración con la Sagrada Escritura, con una particular consideración a la Lectio Divina (cfr. Aperuit Illis 3) • Se puede resaltar y colocar en cartelera la frase: “En la Galilea de los gentiles el pueblo de Israel vio una gran Luz” o “El Señor es mi luz y mi salvación” u otra apropiada para este domingo de la Palabra de Dios. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Como la Iglesia existe para Evangelizar y esa es su razón de ser más profunda, su esencia, nos reunimos para encontrarnos con Dios Padre que, en su Palabra y a través del cuerpo y sangre de su Hijo, bajo los signos sacramentales de pan y vino, nos anima y nos fortalece para que cumplamos con fidelidad la misión bautismal de evangelizar con nuestras palabras y con el testimonio de nuestra propia vida. Dispongámonos a participar con fe y alegría. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios recorre esta nueva Galilea de los gentiles en la que nos movemos hoy; viene para dar sentido y vida a toda nuestra existencia. Preparemos nuestros oídos y que el Espíritu Santo nos permita escuchar, porque la fe viene de la proclamación. Que esta palabra hoy interpele nuestra existencia y nos mueva a querer ser verdaderamente creyentes. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Elevemos nuestras súplicas al Padre Celestial con la confianza de ser escuchados y digamos: R. Padre Escucha nuestra oración. 1. Por el Santo Padre el Papa Francisco, quien con su mensaje nos ha puesto en “Una Iglesia en Salida”, protégelo y cuídalo para que, su testimonio siga impregnando la obra evangelizadora de la Iglesia. 2. Por nuestros gobernantes para que, abran su corazón al grito de un pueblo que pide justicia, paz y reconciliación, y dejándose iluminar por el Espíritu Santo sepan leer los acontecimientos históricos a la luz de la fe. 3. Por quienes se dedican al estudio de la Sagrada Escritura para que, iluminados por la efusión del Espíritu Santo, nos ayuden en la comprensión de la Palabra de Dios. 4. Por todos los que padecen enfermedad para que, el anuncio gozoso del Evangelio ilumine y dé sentido salvífico al sufrimiento, el cual, unido a la Cruz de Cristo, debe ser comprendido como el poder llevar todos los días y por todas partes el morir de Jesús, y así los demás tengan vida. 5. Por todos nosotros aquí reunidos para que, como fruto de esta celebración, salgamos con mayores deseos de convertir nuestra vida a Cristo y aumente el ardor por anunciarlo y darlo a conocer a los demás. Oración conclusiva Padre, bondadoso acoge las súplicas que te presentamos, con fe y esperanza. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

Mié 11 Ene 2023

Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo

SEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Enero 15 de 2023 Primera Lectura: Isaías 49,3.5-6 Salmo: 40(39),2 y 4ab.7.8-9.10 (R. cf. 8-9) Segunda Lectura: 1Corintios 1,1-3 Evangelio: Juan 1, 29-34. I. Orientaciones para la Predicación Introducción Desde distintos ángulos, las tres lecturas bíblicas de este segundo domingo del Tiempo Ordinario se centran en el testimonio sobre Jesucristo. A la garantía de Dios a favor de su Siervo como luz de las naciones y portador de su salvación universal, y a la confesión de Pablo que se proclama apóstol de Jesucristo, se suma el espléndido testimonio de Juan el Bautista sobre Cristo Jesús como “cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Leemos hoy el segundo de los cuatro "cánticos del Siervo" de Isaías, o mejor, del "segundo Isaías". Leemos sólo los versículos que se refieren a la misión universal del Siervo. El primero de estos poemas lo leímos el domingo pasado, la fiesta del Bautismo de Jesús. El futuro Siervo es llamado por Dios, ya desde el seno materno, para reunir al pueblo de Israel, desde su dispersión, y a la vez para ser luz de las naciones: "para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra". El salmo 40 refleja la actitud de obediencia del Siervo a la voluntad de Dios que, según van diciendo el cántico tercero y cuarto, que leemos en la Semana Santa, se ofrece a sí mismo por la salvación de todos. La antífona que repetimos es la actitud que la carta a los Hebreos atribuye a Jesús en el momento mismo de su encarnación: "tú no quisiste sacrificios ni ofrendas... Aquí́ estoy, Señor, para hacer tu voluntad". Durante siete domingos, la segunda lectura la haremos de la I carta de Pablo a los Corintios. Corinto era y es una ciudad griega de gran vitalidad, puerto de mar, con gran comercio e importantes actividades ciudadanas. Era pagana y con muy mala fama en cuanto a su moral y costumbres. En esa ciudad estuvo Pablo más de un año, entre el 51 y el 52, creando una comunidad cristiana muy viva, rica en valores, pero también en problemas que en parte se explican por su carácter de recién convertidos del paganismo. El pasaje de hoy es el inicio de la carta, y nos dice quién es su autor (Pablo, apóstol), sus destinatarios (la Iglesia de Dios que está en Corinto, el pueblo santo) y el saludo que les dirige (y que hoy haría bien el sacerdote en repetir al comienzo de la Eucaristía: "la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo, sea con ustedes"). Y en el Evangelio de Juan 1,29-34 el Bautismo de Jesús lo cuenta el evangelista con un claro testimonio del Bautista sobre Jesús. Nos dice que al principio "no lo conocía", pero vio cómo el Espíritu bajaba sobre Jesús y así́ pudo el Bautista anunciar a todos: "este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo... He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma y se posó́ sobre él". Más aún, llega a afirmar la identidad más profunda de Jesús: "Este es el Hijo de Dios". 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Los nombres que aplican a Jesús las lecturas de hoy intentan describir la rica personalidad de Cristo Jesús: el Enviado de Dios, el Mesías, el Siervo, el Hijo de Dios, el Amado y preferido del Padre, Señor nuestro. A veces él mismo se presenta como el Pastor. Pero hoy se dice de él que es "el Cordero que quita el pecado del mundo". El cordero es un animal que para los contemporáneos de Jesús estaba lleno de simbolismo y resonancias bíblicas. La primera comunidad cristiana vio en Jesús cumplidos los recuerdos y figuras de aquel "cordero pascual" cuya sangre, marcando las puertas de las familias de los judíos en Egipto, fue el inicio del éxodo y de la liberación de Israel. También tienen una relación íntima con Jesús los sacrificios diarios de corderos en el Templo, ahora sustituidos por la ofrenda que de sí mismo hace este verdadero Cordero en la cruz. También Isaías, en los cantos siguientes al que hemos leído hoy, presenta al Siervo como una oveja que llevan al matadero y se ofrece por la salvación de todos. Todo eso se realiza en plenitud en Cristo Jesús. De él sí se puede decir que es "el Cordero que quita el pecado del mundo". Recién terminadas las fiestas navideñas, hacemos bien en mirar a ese Jesús que en su Pascua se entregará por toda la humanidad y nos reconciliará con Dios. Cuando escuchamos la carta de Pablo a los Corintios, la tenemos que considerar como escrita para nosotros mismos, deseando merecer las alabanzas del apóstol y procurando corregirnos de sus reproches, si es que se nos pueden aplicar. La de Corinto es una comunidad cristiana que vive en un ambiente pagano, lo que también le da mayor actualidad ahora. La Escritura no se proclama en nuestra celebración para que nos enteremos de que hace veinte siglos las comunidades tenían tales o cuales problemas, sino para que nos miremos al espejo y procuremos que nuestros caminos vayan coincidiendo cada vez más con los de Dios. Hay abundantes luces en la Iglesia de hoy. También nuestras comunidades pueden definirse como aquella: "la Iglesia de Dios en Corinto", afincada en medio de una sociedad concreta. Y, sobre todo, también están compuestas por personas que son "los consagrados por Jesucristo, el pueblo santo que él llamó". Además, como la de Corinto, nos sentimos unidos "a todos los demás que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor nuestro y de ellos". 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? En nuestra Eucaristía, llamamos varias veces a Jesús con el apelativo que le da el Bautista, "Cordero de Dios": en el Gloria ("Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre"), en el canto del "Agnus Dei" ("Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo...") y en la invitación que el sacerdote nos hace para que nos acerquemos a comulgar ("Este es el Cordero de Dios"). Haremos bien en pronunciar esta última invitación con expresividad, recordando que la frase viene de la afirmación del Bautista y que presenta a Jesús como Salvador de la humanidad. También es de notar una afirmación que haremos en la oración sobre las ofrendas: “concédenos participar dignamente de estos santos misterios, pues cada vez que celebramos este memorial del sacrificio de Cristo se realiza la obra de nuestra redención”. Es como la definición de lo que es la celebración sacramental cristiana. Nuestra participación en la Eucaristía no es un mero cumplimiento, o un consuelo espiritual, sino la actualización del acontecimiento fundamental, la Pascua de Jesús, su entrega sacrificial en la Cruz, para que cada uno de nosotros participe de ella. Esta experiencia de encuentro con el Señor Resucitado, el Cordero que quita el pecado del mundo, debe darnos fuerzas para luego, en la vida, ser consecuentes y dar testimonio del amor de Dios que se ha manifestado en Cristo Jesús. _______________________ Recomendaciones prácticas: • Sería oportuno hacer hoy el rito para la bendición y la aspersión del agua en memoria del Bautismo, que ocuparía el lugar del acto penitencial al comienzo de la Misa, siguiendo lo indicado en el Apéndice I, Formulario I, del MR, p. 1053. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Bienvenidos a la celebración eucarística de este domingo día del Señor. Después de haber vivido con tanto entusiasmo el tiempo de la Natividad, ahora bebamos de sus frutos y dispongámonos a continuar el transcurrir de nuestros días con la certeza que Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Sólo Él puede dar respuesta a nuestras angustias y esperanzas, porque ha vencido la muerte y por el bautismo nos ha dado la entrada en la vida de Dios. Participemos con inmensa alegría. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de hoy ilumina nuestra misión en la Iglesia porque ella debe ser en el mundo luz de las naciones, sal y fermento. Un creyente vive en el mundo como otro Siervo de Yahvé y en la celebración de la Eucaristía adquiere la certeza de que Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y que, por un itinerario de crecimiento en la fe, podemos llegar a conocerlo para tener vida en abundancia. Dispongámonos para una atenta escucha. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Oremos al Señor y pidámosle que escuche compasivamente nuestras plegarias: R. Cordero de Dios, escúchanos. 1. Por la Santa Iglesia de Dios, para que Dios, nuestro Señor, le conceda la paz y la unidad, y la proteja en todo el mundo, roguemos al Señor. 2. Por los gobernantes de nuestra patria y de todas las naciones, para que Dios dirija sus pensamientos y decisiones hacia una paz verdadera, roguemos al Señor 3. Por los que están en camino de conversión y por los que se preparan a recibir el bautismo, para que Dios les abra la puerta de su misericordia y les dé parte en la vida nueva en Cristo Jesús, roguemos al Señor 4. Por nuestros familiares y amigos que no están ahora aquí con nosotros, para que Dios escuche sus oraciones y lleve a la realidad sus deseos, roguemos al Señor. 5. Por nuestra comunidad parroquial para que en cada instante se fortalezca en ella los itinerarios de iniciación cristiana, a fin que todos los miembros alcancen una verdadera madurez en la fe, roguemos al Señor. Oración conclusiva Padre todopoderoso, escucha nuestras oraciones y, con la fuerza de tu Espíritu, afianza en nosotros la gracia del bautismo, para que toda nuestra vida manifieste el mensaje alegre del Evangelio. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Dom 8 Ene 2023

Se bautizó Jesús y vio que el Espíritu de Dios se posaba sobre Él

EL BAUTISMO DEL SEÑOR Enero 9 de 2023 Primera Lectura: Isaías 42,1-4.6-7 Salmo: 29(28), 1a y 2.3ac-4. 3b y 9b-10 Segunda Lectura: Hechos de los Apóstoles 10, 34-38 Evangelio: Mateo 3, 13-17. I. Orientaciones para la Predicación Introducción Esta festividad del bautismo de Jesús cierra la navidad. Llegado a sus treinta años, Jesús es un adulto maduro, que se dispone a cumplir la misión que tiene clara, ha recibido de su Padre, para lo cual la liturgia de hoy nos propone entre otras, tres ideas fuerza: Jesús es Dios con nosotros, que recibe toda la gracia del padre y la pone al servicio de la salvación de la humanidad; el gesto de Jesús bautizándose en el Jordán, manifiesta su identidad íntima con el Padre misericordioso, al punto que el hijo plenamente justo, se solidariza con sus hermanos para patrocinar su conversión y redención y finalmente, la humanidad entera, en la medida que se une en Jesús y por Jesús, al Padre, es decir, a su voluntad, puede participar de su reinado, en cuanto podremos concretizar la capacidad de vivir el amor solidaridad, como expresión máxima de nuestra filiación divina. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El profeta Isaías, nos ofrece un perfil, de toda persona, que acoge la gracia que Dios Padre le otorga gratuitamente, que lo capacita para ser, en el hacer, como Dios: justo, recto solidario o misericordioso: Dios sostiene a todo ser humano que se mantiene fiel a su voluntad por filiación divina, en cuanto es un ser que vive a plenitud su condición de siervo fiel de su padre Yahvé. El Salmo 29 (28) nos invita a rendir honor y Gloria a Dios, la mejor forma de hacerlo, es permaneciendo en la confianza a la probidad de Dios; en su poder que radica en el amor-solidaridad y que es suficiente para superar o doblegar toda adversidad. El texto de Hechos de los apóstoles, ratifica el alcance universal de lo expresado en Isaías, en el sentido de que Dios opta por todos los hombres, varones y mujeres y por todo el hombre. El asunto está en que todo ser humano acoja su gracia y viva conforme a la voluntad de Dios, es decir, relacionándose con el prójimo y la creación, desde la verdad, la justicia y el amor solidaridad, con las obras del amor, como nos lo testimonio y enseño su hijo predilecto, Jesús.” El evangelio nos muestra a un Juan, profeta fiel que reconoce en Jesús al enviado de Dios, que no necesita su bautismo, porque ese Jesús es el Cristo que trae consigo el bautismo pleno, de ahí su reacción honesta y humilde; en correspondencia, nos muestra a Jesús consciente de que su misión en la vida, es la de pagar solidariamente, por amor pleno, la deuda de sus hermanos y afirma su compromiso, con el gesto recibir el bautismo de Juan, ante lo cual Dios Padre manifiesta su aprobación y complacencia 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La palabra de Dios que hemos escuchado hoy, nos muestra que Dios ha compartido su gracia a todos los seres humanos sin distinción, por amor, porque quiere tener en la humanidad a parte de su familia, con quien dialogar y compartir su proyecto de vida plena. Pero ante la negativa de la humanidad, que acogió el contraproyecto del demonio, de negarse a la verdad, a la justicia y al amor solidaridad, Dios Padre sigue llamando a la humanidad a volver y retornar al amor primero, a recuperar su configuración con el creador, lo hace a través de varones como Juan el bautista y mujeres como María la madre de Jesús, que acogen ese don del Espíritu, la gracia de Dios y se mantienen como siervos fieles de Yahvé, al punto de poder reconocer el momento o tiempo de la salvación, con la llegada de Jesús el Cristo y ponerse al servicio del servidor de la humanidad. Pero sobre todo, la palabra de Dios hoy nos muestra en la actitud de Jesús, al único capaz de sanar del pecado a la humanidad y aunque no participa de la deuda del pecado original, al bautizarse en el Jordán nos muestra su nombre, el de hijo amado de Dios y que, como Dios, es capaz del amor pleno cuyo máxima expresión es la misericordia, concretizada en la solidaridad, por la cual el hijo justo, no pecador, paga por sus hermanos la deuda del pecado original; pero no lo hace con paternalismo, nos invita a reconocer nuestras deudas y a buscar la justicia para no recaer en nuevas deudas, es decir sabe que su misión no es solo la de redimir, pagar la deuda, sino que va hasta la salvación, ayudarnos a vencer la tentación del pecado para no recaer y mantener vivo el espíritu de hijos de Dios. Son varios los pasajes del evangelio en los que Jesús nos sugiere o invita a todos nosotros a levantarnos del pecado, y no volver a pecar más, a liberarnos de la ambición y el egoísmo, vendiendo lo que tenemos mal habido y restituyéndoselo a quienes hemos empobrecido, se lo dijo a la mujer adúltera, a Zaqueo, al joven rico y nos lo dice a nosotros. Él pagó por nosotros y nos comparte la gracia del espíritu, para mantenernos religados al Padre eterno, si queremos, desde las prácticas de la verdad, la justicia, pero sobre todo de la solidaridad valor y principio para el desarrollo humano, que como dijo el Santo Juan Pablo II, es “el nuevo nombre de la Paz” (Sollicitudo Rei Socialis: 39-40). En fin, Jesús se unió solidariamente a todos los hombres en el bautismo de Juan, pero nos deja su propio bautismo de amor-solidaridad, sellado en la cruz, para unirnos, como lo dice Pedro en el texto que hoy hemos escuchado, en la vivencia de su bautismo a Él, como el consagrado de Dios y en Él y con Él, vencer al mundo, es decir a todo lo que niega su proyecto de justicia y amor, obrando y siendo como él, justos y solidarios. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Jesús no solo promulga y reconoce a su Padre, hace la voluntad del Padre que lo ha enviado, por eso el Padre se complace en ÉL. No basta con decir soy hijo de Dios por el bautismo, “al ser sigue el hacer” decían los latinos, la coherencia de vivir la fe que proclamamos y reconocemos nos mantiene la vida plena que la Trinidad, por la Iglesia nos comunica en el Bautismo, supliquemos al Espíritu Santo nos mantenga en la coherencia de poner en práctica los valores del evangelio, para no solo ser bautizados sino vivir como bautizados haciendo el bien como lo hizo Jesucristo, obrando desde la verdad, con justicia y solidaridad para participar con Él de la gloría plena de la resurrección al fin de los tiempos. _______________________ Recomendaciones prácticas: • Si no hay bautismos, se recomienda utilizar una de las fórmulas del rito para la bendición y aspersión del agua, en memoria del Bautismo, que ocuparía el lugar del acto penitencial al comienzo de la Misa, siguiendo lo indicado en el Apéndice I, Formulario II, del Misal, p. 1056. • Esta fiesta presenta esquema propio de celebración, incluido el Prefacio. • Propiciar un momento de silencio, después de la oración de comunión, para dar gracias a Dios Padre por la presencia de Jesús en la eucaristía y en nuestras vidas. • Hoy finaliza el tiempo de Navidad y desde mañana lunes, comienza la primera parte del Tiempo Ordinario, que se prolonga hasta el martes 21 de febrero. • Se sigue el formulario de la Misa para la semana I del Tiempo Ordinario, Misal, p. 29. • Liturgia de las Horas Tomo III, Salterio 1ª semana. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa La misa es el lugar y acción litúrgica por excelencia, punto de llegada al que traemos los esfuerzos y realizaciones para hacer la voluntad del Padre creador; por configurarnos con Cristo y de partida como lugar celebrativo en el que recibimos el pan de la palabra y el pan eucarístico que nutre nuestra conciencia y voluntad para mantener y avanzar en nuestro compromiso bautismal de ser uno con Jesús para vivir en comunidad los valores del reino de Dios, de modo que Dios se complazca con nuestras vidas como se complace eternamente con el testimonio de su Hijo Jesús; con este doble sentido celebrativo, participemos de este encuentro eucarístico en el que hoy recordamos el bautismo de Jesús. Monición a la Liturgia de la Palabra La palabra de Dios, que hoy acompaña el cierre celebrativo de la navidad, nos anima a aprovechar las gracias que trae a nosotros el bautismo, ese bautismo que nos ha proveído Jesús con su pascua, su encarnación muerte y resurrección, que completa y plenifica lo que prefiguraba el bautismo de Juan, no solo el reconocimiento de nuestros pecados, sino la posibilidad de la conversión plena y la restauración total de nuestra dignidad humana que nos hace capaces de vivir en la verdad, la justicia y el amor-solidaridad, hasta la resurrección en y con Cristo. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Dirijamos nuestras suplicas al Padre que siempre atiende a sus hijos y digámosle con fe y esperanza: R. Padre misericordioso, escúchanos. 1. Por la Iglesia universal, que peregrina en la historia, para que en cada uno sus miembros, desde el santo Padre Francisco, los obispos, ministros ordenados, religiosas, religiosos y laicos, la humanidad encuentre una manifestación de la calidad humana justa y solidaría que se cimenta y fortalece por la gracia del bautismo que nos une y configura con Jesucristo. Roguemos al Señor. 2. Por quienes, desde los distintos órganos de poder, conducen y gobiernan las naciones, especialmente a nuestro país, para que, asumiendo el poder mandatado en clave de servicio, conduzcan su respectivo país, en la escucha de sus pueblos y la búsqueda del bien común, por los senderos de la verdad, la justicia y la solidaridad- amor. Roguemos al Señor. 3. Por todos los bautizados, para que viviendo con coherencia la fe que profesamos, irradiemos a los demás la alegría de creer y contagiemos a nuestras comunidades, la voluntad de obrar siempre en función del bien común. Roguemos al señor. 4. Por las personas que sufren todo tipo de abandono, de exclusión o discriminación, para que encuentre en cada uno de nosotros a prójimos que los acompañan y apoyan en procesos de redignificación y restauración de sus derechos y dignidad humana. Roguemos al señor. 5. Por nosotros aquí reunidos, para que desde nuestra condición social pongamos nuestras capacidades y posibilidades de participación social, económica, política y cultural en función de aportar a la construcción de relaciones cada vez más justas, equitativas y solidarias que permitan avanzar hacia una paz integral, con reconciliación. Roguemos al señor. Oración conclusiva Todas estas intenciones te las presentamos, Padre bueno, por intercesión de tu Hijo Jesucristo que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. R. Amén.

Mar 3 Ene 2023

Venimos a adorar al Rey

LA EPIFANÍA DEL SEÑOR Enero 8 de 2023 Primera Lectura: Isaías 60, 1-6 Salmo: 72(71),1-2.7-8.10b-11.12-13 (R. cf. 11) Segunda Lectura: Efesios 3, 2-3a.5-6 Evangelio: Mateo 2, 1-12. I. Orientaciones para la Predicación Introducción La fiesta que hoy celebra la Iglesia, es la manifestación de Cristo a toda la humanidad. Manifestación a aquellos que los buscan como los Magos de Oriente y que nos invita a reflexionar sí estamos en la búsqueda de Dios. Manifestación que se expresa en el signo de la luz que es la gloria de Yahveh, como lo expresa el profeta Isaías, y que en el Nuevo Testamento es el mismo Cristo a quien en estos días contemplamos en el pesebre iluminando nuestras oscuridades. Manifestación que como afirma la carta a Efesios desvela el misterio escondido desde siglos para los para los paganos, es decir, para todos aquellos que no pertenecen al pueblo judío, por tanto, también para nosotros. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La Palabra de Dios en este día dirige nuestra mirada a Cristo como luz del mundo que ha venido a iluminar la existencia no solo de aquellos que creen en Él, sino de todos los hombres de buena voluntad, pues Cristo no es propiedad de un grupo privilegiado de personas, sino que es un regalo del Padre para el mundo entero. En efecto, en la primera lectura del profeta Isaías se anima al pueblo sumido en la tristeza y el dolor: “¡Arriba, ha llegado tu luz; la gloria de Yahveh sobre ti ha amanecido!”, trayendo de este modo una esperanza que se funda en la novedad que Dios siempre ofrece. Por otra parte, el evangelio según san Mateo, describe a los Magos de Oriente, quienes representan a los que no hacen parte del pueblo de Dios, a unos extranjeros que buscan la verdad y que guiados por la luz de una estrella son llevados precisamente a Jesús. Esta luz, que es Cristo, ha venido no sólo para los judíos, sino para todos los hombres, por ello, Isaías afirma: “caminarán los pueblos a tu luz y los reyes al resplandor de tu alborada” y el autor de la carta a los Efesios advierte que: “también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la Promesa en Jesucristo”. A su vez, el salmo hace eco de esta realidad al señalar: “que se postren ante él todos los reyes, y que todos los pueblos le sirvan”. Como la se observa, la Palabra de Dios hoy es una invitación constante a acoger a Cristo como luz del mundo. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El evangelio no quiere que busquemos con curiosidad en el firmamento una estrella que guíe nuestros caminar, sino que se vale de esa figura para que, fijando nuestra mirada en Cristo “luz del mundo”, comprendamos cómo Él ha venido a iluminar las tinieblas de todos aquellos que viviendo en oscuridad andan a tientas sin saber orientar sus vidas. (cf. Jn 8,12). En efecto, la palabra Epifanía es un término griego que significa manifestación de Dios para los hombres extraviados, algunos por el pecado que ha oscurecido su mente e inteligencia y otros por ignorancia, pues nunca han escuchado hablar de Cristo. Así, la fiesta de la Epifanía es un es un eco de la misma fiesta de Navidad que extiende su luz durante este tiempo sagrado que estamos celebrando y que, como escuchamos en la carta a los Efesios, nos invita a apreciar “la distribución de la gracia de Dios” que se nos ha dado en favor de toda la humanidad. Jesucristo, nuestro Señor, es luz para el mundo, su evangelio ilumina el caminar de todo hombre, sus palabras y acciones muestran el sentido de la vida, su existencia irradia el modo de ser que hace feliz al ser humano; por ello, vale la pena seguir su luz presente en los evangelios, orientar la vida según sus enseñanzas, buscar la fuerza de su amor como lo hicieron aquellos sabios Magos de Oriente, que con humildad y sin desfallecer, a pesar de los obstáculos que encontraron en su caminar, siguieron adelante hasta encontrar al Mesías. Es evidente por los evangelios y por la experiencia de vida de los siglos que Cristo es la luz del mundo, pero no basta con saberlo, es necesario buscarle, acogerle y seguirle obedeciendo su evangelio. En efecto, el texto nos dice que los sumos sacerdotes y los escribas del país sabían dónde tenía que nacer el Mesías, pero no movieron un pie para ir en su búsqueda, para dejarse iluminar por Él; prefirieron seguir anclados en sus tradiciones y no se dejaron seducir por la novedad que el Mesías ofrecía. Esto también nos puede suceder a nosotros, sí hoy después de veinte siglos, nos conformamos con una religión quieta que no transforma nuestra existencia y que no nos hace caminar hacia a Cristo con decisión y pasión. Con razón el evangelio según san Juan advierte: “la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron... vino a su casa los suyos no la recibieron” (Jn 1,5.12). También el rey Herodes se enteró de esta Luz, pero “se sobresaltó y toda Jerusalén con él”, y como sabemos por el mismo evangelio, no permitió que esta luz iluminara su corazón y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en la región. Es un gran riesgo que sigue latente en el mundo, que Dios ofreciéndonos su amistad en su Hijo Jesucristo, quiera ser ocultado e incluso enterrado por quienes prefieren las tinieblas a la luz. Aceptar esta Luz, dejar que el corazón reciba la claridad que trae este niño que en este tiempo adoramos con fervor en el pesebre, es la invitación que nos hace la Palabra, pues como dice el mismo evangelista Juan: “a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre” (Jn 1,12), por ello, muchos paganos pudieron hacer parte de la familia de Dios, porque dejaron ingresar la Luz del mundo a sus vidas hasta el punto de llegar a ser “coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la promesa en Jesucristo, por el Evangelio”. Esta es la alegría que la Epifanía nos ofrece, que Cristo sigue siendo nuestra Luz y que Él nos une a todos los hombres y mujeres que quieren unirse a esta familia que lo adora, porque como los Magos de Oriente estamos en constante búsqueda del único Señor de la historia y de los pueblos. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Con alegría respondamos al Señor que nos ofrece su Palabra, que nuestra respuesta sea adoración al niño de Belén que viene a iluminarnos. Mira Jesús del pesebre nuestra vida, muchas veces en tiniebla por la ignorancia o por el pecado que no nos deja ver con claridad. Ayúdanos a ser humildes para no enorgullecernos de nosotros mismos e ir en tu búsqueda como aquellos magos de Oriente, enséñanos a caminar iluminados por tu evangelio que siempre nos lleva a la verdad, haz que encontrándote permanezcamos contigo en adoración y demos testimonio de tu amor en medio del mundo que vive en tinieblas. ¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz! El tiempo de navidad avanza y es bueno que nos preguntemos si realmente me he dejado iluminar por la luz que Cristo ha traído con su nacimiento. Para saberlo, simplemente debemos observar si nos hemos levantado del pecado a la vida de gracia. Que todos los pueblos le sirvan. Este tiempo de navidad es una bella ocasión para mirar cómo es nuestra acogida a todos los hermanos, pues como se ha dicho, Cristo no es propiedad de un grupo privilegiado. ¿Tengo capacidad de acogida para con los demás? ¿oro por mis hermanos? Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios. La gracia de Dios ha llegado a nosotros, Dios se ha hecho hombre en Jesucristo, ha tomado nuestra misma condición humana, es Dios con nosotros, ¿soy consciente de esta gracia que el nacimiento de Jesús produce en mi vida? ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo. ¿Mi búsqueda del Señor es constante?, ¿permito que la Luz de Cristo llegue a mi corazón?, ¿oriento mi vida según la Luz del evangelio de Cristo? _______________________ Recomendaciones prácticas: • En esta solemnidad de Epifanía conviene resaltar que el personaje central es Cristo y su misterio de salvación, más que las figuras de los reyes magos. • Se puede preparar la procesión con los dones para la Eucaristía, presentado también mercados para los pobres y necesitados. • Encender una luz al frente del pesebre podría ser un elemento pedagógico importante. • Tener presente que hay un formulario distinto para la Misa de la Vigilia y del día. El Prefacio es propio de Epifanía, MR, p. 367. • Puede emplearse hoy la fórmula de bendición solemne: En la Epifanía del Señor, MR, p. 472. • Se recomienda emplear la Plegaria Eucarística I o Canon Romano, se dice el “Reunidos en comunión…”, propio de la Epifanía. • Tener presente que mañana lunes, se celebra la fiesta del Bautismo del Señor. Con esta festividad concluye el tiempo de Navidad. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hermanos hoy venimos como aquellos sabios de Oriente en búsqueda de Dios e iluminados por su luz que es Jesucristo ante quien nos postramos en el pesebre de Belén. Celebremos en esta fiesta de la Epifanía del Señor, la eucaristía, misterio de luz que nos hace presente de nuevo a Cristo en el hoy de nuestra historia y adorémosle con filian devoción participando conscientemente de la celebración de la misa. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios que se nos proclama ahora es la luz que guía nuestros pasos en medio de las tinieblas que ensombrecen el mundo; esta Palabra nos invita a ir en búsqueda de Jesús y a hacernos verdaderos adoradores suyos con otros hermanos que son llamados también a la luz de la fe. Acojamos con un corazón orante al buen Dios que nos habla en su Palabra. Oración Universal o de los Fieles Presidente: hermanos, presentemos nuestras plegarias al Padre, que en este día manifiesta su salvación a todos los hombres y digámosle: R. Que tu luz, Señor, ilumine nuestras vidas. 1. Por la Iglesia, extendida por todo el mundo; para que, llevando la luz del evangelio a todos los pueblos, sea portadora de la paz y de la esperanza de Dios. Oremos. 2. Por todas las naciones y en especial por nuestra patria; para que brille sobre todos la luz de Cristo salvación y esperanza de la humanidad. Oremos. 3. Por los cristianos perseguidos, para que el Señor premie el testimonio de su fe y haga fecunda la proclamación del evangelio en medio de la persecución. Oremos. 4. Por nuestra comunidad parroquial; para que todos podamos vivir la alegría profunda por el gran regalo de la salvación que nos ha traído Jesucristo. Oremos. Oración conclusiva Escucha nuestras oraciones, Padre bueno, y has que los que hemos conocido y adorado a tu Hijo, Luz del mundo, vivamos siempre como hijos de la luz. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

Mar 27 Dic 2022

Encontraron a María y a José y al Niño. Y a los ocho días le pusieron por nombre Jesús

SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS Enero 1° de 2023 Primera Lectura: Números 6,22-27 Salmo: 67(66) ,2-3.5.6 y 8 Segunda Lectura: Gálatas 4,4-7 Evangelio: Lucas 2,16-21. I. Orientaciones para la Predicación Introducción Las lecturas de la liturgia de hoy resaltan tres verbos, que se cumplen en la Madre de Dios: bendecir, nacer y encontrar. Bendecir: En el Libro de los Números el Señor pide que los ministros sagrados bendigan a su pueblo. El segundo verbo es nacer. San Pablo remarca que el Hijo de Dios ha «nacido de una mujer» (Gal 4,4). El tercer verbo es encontrar. El Evangelio nos dice que los pastores «encontraron a María y a José, y al Niño»  1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La primera lectura de la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios está tomada del libro, que se llama "Números" porque comienza con el censo de las tribus de Israel, los sacerdotes del AT reciben el encargo de bendecir a los fieles que acuden al lugar del culto, transmitiéndoles así́ la bendición de Dios, acompañada de su paz, sobre todo con ocasión del año nuevo. Tiene muy buen sentido este breve pasaje el día de hoy: también nosotros necesitamos, para todo el año que empieza, esa bendición de Dios, que ahora está llena de mayor contenido, desde la venida de Cristo Jesús a nuestra familia. El hermoso salmo 67 que prolonga esta lectura pide para nosotros que "el Señor tenga piedad y nos bendiga", y lo hace no sólo para nosotros, sino para todos los pueblos de la tierra, en un claro color universalista: "que te alaben todos los pueblos". La segunda lectura está tomada del Apóstol Pablo a los Gálatas. Pocas alusiones encontramos en Pablo a la Madre del Mesías. Hoy leemos cómo les dice a los cristianos de Galicia que Dios envíó a su Hijo "nacido de una mujer y nacido bajo la ley" de Moisés, integrado, por tanto, en la raza humana y en concreto en el pueblo de Israel. La finalidad de esa venida es, según Pablo, "rescatar a los que estaban bajo la ley", y sobre todo "que recibiéramos el ser hijos" y así́ poder decir, movidos por el Espíritu, "Abbá, Padre". Y si somos hijos, "también herederos". Y en el centro de la Liturgia de la Palabra encontramos el Evangelio que hoy está tomado de Lucas 2,16-21. De nuevo escuchamos, como el día de Navidad, cómo los pastores encontraron al Niño en Belén y marcharon luego gozosos, contando a todos su experiencia. Y también cómo "María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón". Aquí́ se añade además lo que sucedió́ "a los ocho días" del nacimiento de Jesús: su circuncisión y la imposición del nombre de Jesús, el nombre que ya había señalado el ángel a José́. Los padres de Jesús obedecieron la ley de su pueblo, respecto a la circuncisión, y obedecieron también la indicación del ángel respecto al nombre que le habían de poner a su Hijo. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Toda la celebración de hoy está llena de "buena noticia": estamos en la octava de la Navidad, celebrando todavía "el día santo en que la Virgen María dio a luz al Salvador del mundo" (embolismo propio en el Canon Romano). En medio de un mundo que no abunda precisamente en alegrías profundas, la fiesta de hoy nos "felicita" a todos los nuevos años proclamando la buena noticia del Dios-con-nosotros e implorando su bendición sobre nuestras vidas. Si los sacerdotes del AT bendecían a sus fieles de parte de Dios y les deseaban la paz -"ilumine su rostro sobre ti... te conceda la paz"-, los cristianos sabemos que hemos sido bendecidos todavía con mayor plenitud en el Hijo. Su venida ha sido la mejor garantía de bendición y de paz para nosotros. El ángel lo anunció a los pastores: "gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres". Vale la pena releer la "bendición solemne" que el Misal propone para hoy y que el presidente de la Eucaristía pronunciará con énfasis: "El Dios, fuente y origen de toda bendición, les conceda su gracia... y los proteja durante todo este año que hoy comenzamos... los mantenga íntegros en la fe, inconmovibles en la esperanza y perseverantes en la caridad... Les conceda un feliz y próspero año nuevo, escuche sus súplicas y los lleve a la vida eterna". Hoy cuando comenzamos el año es una buena oportunidad para pensar en lo qué significa participar en el acto de bendecir. El Papa Francisco en múltiples ocasiones lo explicado en su mensajes y homilías, rescatamos algunas de esas expresiones: • “Dios bendice, pero también los hombres bendicen, y pronto se descubre que la bendición posee una fuerza especial, que acompaña para toda la vida a quien la recibe, y dispone el corazón del hombre a dejarse cambiar por Dios”. • “La gran bendición de Dios es Jesucristo, es el gran regalo de Dios, su Hijo. Es una bendición para toda la humanidad, es una bendición que nos ha salvado a todos. Es la Palabra eterna con la que el Padre nos bendijo”. • “Dios nos enseñó a bendecir y debemos bendecirnos a nosotros mismos: es la oración de alabanza, de adoración, de acción de gracias. El Catecismo escribe: "La oración de bendición es la respuesta del hombre a los dones de Dios: ya que Dios bendice, el corazón del hombre puede responder bendiciendo a Aquel que es la fuente de toda bendición" (n. 2626). • “Si nos preocupáramos por bendecir a los demás seguramente no habría guerras. Este mundo necesita una bendición y podemos dar la bendición y recibir la bendición. El Padre nos ama. Y todo lo que nos queda es el gozo de bendecirlo y el gozo de agradecerle y aprender de él no a maldecir sino a bendecir”. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? En la oración sobre las ofrendas de este día decimos "así́ como nos llena de gozo celebrar el comienzo de nuestra salvación, nos alegremos un día de alcanzar su plenitud". La gracia fundamental de la Navidad es que Dios se ha introducido definitivamente en nuestra historia, que se ha hecho uno de nosotros para salvarnos desde dentro, por medio de su Hijo. Esta salvación ya ha empezado, pero está destinada a llegar a su plenitud al final. Es necesario, por tanto, en concreto, como dice Pablo en su carta de hoy, "envió Dios a su Hijo para que recibiéramos el ser hijos por adopción". Nuestra auténtica relación con Dios no es sólo de creaturas, y menos de esclavos. El Hijo de Dios se ha hecho hermano nuestro para que nosotros seamos hijos en la familia de Dios, "de manera que ya no eres esclavo, sino hijo, y si hijo, también heredero" junto con Cristo. Y por eso, movidos desde dentro por el mismo Espíritu que movía a Jesús, podemos exclamar en verdad "Abbá, Padre". Nos hace bien que al principio del año se nos recuerde esta convicción que da un tono distinto a nuestra historia: somos hijos en la casa de Dios. Puede ser que no gocemos de mucha salud, y que nuestra situación social no sea envidiable, y que nuestras cualidades no sean muy brillantes. Pero lo que nadie nos quita es esto: que somos hijos en la familia de Dios, que Dios nos quiere como a sus hijos. Pero la fiesta de hoy nos recuerda de modo especial a María: nos invita a "celebrar la parte que tuvo María en el misterio de la salvación y a exaltar la singular dignidad de que goza la Madre Santa, por la que merecimos recibir al Autor de la vida" (Pablo VI, Marialis Cultus). María es maestra de la espera, de la acogida y de la manifestación del Mesías al mundo. Es la persona que mejor vivió́ el Adviento y la Navidad, y la manifestación de la Epifanía. Por ello su recuerdo puede ayudarnos, junto al de Jesús, a celebrar mejor este tiempo y a empezar mejor el año. _______________________ Recomendaciones prácticas: • Jornada Mundial de Oración por la Paz. Si bien en este día no está permitido celebrar otra Misa, aun la exequial, a juicio del Ordinario del lugar se puede celebrar la Misa por la Paz. • Tener en cuenta el mensaje de la Jornada Mundial por la Paz del Papa. Este podría motivar de modo especial la oración por la paz del mundo. • Bendición solemne del Misal para el primer día del año. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hoy celebramos la Maternidad Divina de María Santísima. Ella es nuestra Madre e Intercesora y nos lleva a su Hijo Jesucristo. En esta Santa Misa pidamos a Dios que el don de la paz y la fuerza especial de la bendición se propague por todas las personas, hogares y naciones. Monición a la Liturgia de la Palabra El Señor fortalece nuestra fe con su palabra que hoy se centra en María y nos muestra su grandeza a través de la historia. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Levantemos nuestra voz suplicante al Señor –por la ponderosa intercesión de su Madre Santísima- e imploremos la misericordia divina en favor de todos los hombres: R. Que tu Santa Madre, Señor, interceda por nosotros. 1. Para que los fieles –a imitación de María- mediten y conserve en su corazón y anuncien con celo lo que han oído del Hijo de Dios, roguemos al Señor. 2. Para que los hombres de todas las razas y pueblos descubran que tienen un único Dios, Padre de todos, y nunca se comporten como enemigos unos de otros, roguemos al Señor. 3. Para que llegue a la presencia del Señor el lamento de los que sufren a causa de las guerras, y pronto puedan experimentar el retorno de la paz a sus hogares y naciones, roguemos al Señor. 4. Para que los que hoy nos hemos reunido para dedicar al Señor las primicias de este año Nuevo, vivamos en paz todos sus días y podamos ver su final con salud y alegría, roguemos al Señor. Oración conclusiva Escucha, Dios omnipotente y eterno, nuestras suplicas y bendice el año que hoy comenzamos. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Mar 27 Dic 2022

Toma al niño y a su madre y huye a Egipto

DOMINGO DENTRO DE LA OCTAVA DE NAVIDAD LA SAGRADA FAMILIA DE JESÚS, MARÍA Y JOSÉ Diciembre 30 de 2022 Primera Lectura: Eclesiástico 3,2-6.12-14 Salmo: 128(127),1-2.3.4-5 (R. cf. 84[83], 5a) Segunda Lectura: Colosenses 3,12-21 / Evangelio: Mateo 2,13-15.19-23 I. Orientaciones para la Predicación Introducción • Jesús quiso comenzar su tarea de Redención en una familia: Dios Padre regala a la humanidad entera a su Hijo amado, para ser modelo de las virtudes humanas en el seno de una familia sencilla y humilde, las cuales a su vez conllevan a una plena disposición a la voluntad del Padre • Temor de Dios: el ejemplo de la Virgen María y de José, nos muestra como este don del Espíritu Santo, nos recuerda cuán pequeños somos ante los ojos de Dios y su amor, y que nuestro bienestar está en abandonarnos con humildad, con respeto y confianza en sus manos. • La Sagrada Familia, ejemplo para todas las familias: al nacer Jesús en una familia, señala como primer medio de santificación la Iglesia Domestica. Jesús honró a la Virgen María y a José, permaneciendo sometido a la autoridad de ellos durante todo el tiempo de su infancia y adolescencia (Lc 2,51-52). Así puso en evidencia la importancia de la familia en la educación de la persona. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La lectura del libro del Eclesiástico nos lleva a recordar uno de los mandamientos de la alianza de Dios con su Pueblo. De manera particular en esta solemnidad se toma en el cuarto mandamiento: Honrar a Padre y Madre, que se encuentra también citado en los pasajes de Éx. 20, 20 y Dt. 5, 16, el cual viene acompañado de una promesa “para que tus días se alarguen en la tierra” Ex. 20, 12. Por tanto, se hace evidente la importancia que ha querido Dios Padre se le dé a la familia, ya que Él mismo es unidad y familia en la Trinidad. Juan Pablo II nos recordaba en una de sus alocuciones que “Este mandamiento tiene una importancia fundamental para el incremento de las relaciones entre las generaciones no sólo en la familia, sino también en toda la sociedad” , por eso la importancia de cultivar las raíces desde sus inicios. Por su parte, el Catecismo de la Iglesia Católica especifica que la familia “es donde se ejercita de manera privilegiada el sacerdocio bautismal del padre de familia, de la madre, de los hijos, de todos los miembros de la familia, “en la recepción de los sacramentos, en la oración y en la acción de gracias, con el testimonio de una vida santa, con la renuncia y el amor que se traduce en obras” (LG 10). El hogar es así la primera escuela de vida cristiana y “escuela del más rico humanismo” (GS 52,1). Aquí se aprende la paciencia y el gozo del trabajo, el amor fraterno, el perdón generoso, incluso reiterado, y sobre todo el culto divino por medio de la oración y la ofrenda de la propia vida” . Finalmente, al desarrollarse las virtudes humanas en el seno de la familia a través de la santificación diaria, el Espíritu Santo concede a cada miembro del núcleo el don del Temor de Dios, que su definición no es tener miedo a Dios, porque Dios es amor y en el amor no cabe el miedo, por el contrario, este don abre al hombre al amor del Padre y lo hace reconocer su pequeñez en su pobre humanidad. Esto permite que se abandone con humildad, con respeto y confianza en las manos del creador. Abandono que tuvo la Bienaventurada Virgen María cuando el Ángel Gabriel anuncio la encarnación; abandono que también tuvo José cuando el Ángel Gabriel, le advirtió el peligro que corría el niño Jesús y su madre, y por último el abandono que Jesús tuvo en manos del Padre al entregarse por la humanidad. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La celebración de esta solemnidad debe llevarnos a contemplar, “a observar, a escuchar, a meditar, a penetrar en el sentido profundo y misterioso de esta sencilla, humilde y encantadora manifestación del Hijo de Dios entre los hombres” empezando desde la pequeña Iglesia Domestica de Nazaret en donde los valores humanos y el brote de virtudes se dieron a través de una disciplina espiritual, que llevo a esta familia a apropiarse de cada página de la Escritura y hacerla viva en sus vidas con el silencio profundo que los caracterizo, haciendo todo y solo lo que la voluntad del Padre les pedía. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Supliquemos al Señor silenciar los ruidos que no nos permiten escuchar su voz, que, a ejemplo de la Sagrada Familia, obtengamos la gracia de recogernos e interiorizar con más fervor su Palabra, para acoger las inspiraciones que el Espíritu Santo va inspirando a través de la práctica de las virtudes cristianas. “Que Nazaret nos enseñe el significado de la familia, su comunión de amor, su sencilla y austera belleza, su carácter sagrado e inviolable, lo dulce e irreemplazable que es su pedagogía y lo fundamental e incomparable que es su función en el plano social.” _______________________ Recomendaciones prácticas: • Puede elaborarse una cartelera de felicitaciones a la familia, proponiendo algunos valores para motivar su vivencia en la noche de año nuevo. • La fiesta de la Sagrada Familia tiene esquema propio de celebración, MR., pág., 40. • Ténganse cantos alusivos a la familia, para la entrada a la celebración y para el momento de la comunión. • Es recomendable hacer en este día la bendición especial de las familias según está prescrita en el Bendicional, p. 37, # 63 - 64 ss. • Puede también preparar la parroquia, con su equipo pastoral, una oración de la familia en una estampa de la sagrada familia, para que sea recitada en la noche del año nuevo. • Es muy conveniente programar, como más convengan, jornadas de oración y acción de gracias con motivo del final del año e inicio del nuevo. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa En esta fiesta de la Sagrada familia de Jesús, María y José, unidos con el deseo de disfrutar las bendiciones que el Señor, démosle gracias y alabémoslo, porque nos ha hecho familia humana y parte de su familia divina. Al reconocernos hijos suyos, iniciemos alegres la celebración de esta Sagrada Eucaristía. Monición a la Liturgia de la Palabra Hoy la Palabra nos coloca frente a la familia y nos recuerda que Dios quiso hacer parte de la familia humana y hacernos familia divina, para lo que nos solicita reconocerlo, creer, compartir su presencia en medio de nosotros y hacer su voluntad, para que gocemos de sus bendiciones como hijos de Dios, que somos. Oración Universal o de los Fieles Presidente: con toda la Iglesia presentemos nuestras familias a Dios Padre, confiados en su poder, y pidámosle que, por intercesión de la Sagrada Familia, escuche nuestras oraciones, proteja nuestras vidas, remedie nuestros males y atienda a nuestras necesidades. Oremos: R. Te rogamos, óyenos. 1. Bendice, Padre, a la Iglesia, al Papa, los obispos, los sacerdotes, los diáconos, las personas consagradas, los laicos, catequistas, ministros de la Palabra, lectores, acólitos y todas las órdenes que sirven, para que permanezcan unidos y mantengan un espíritu de servicio, reconciliación, conversión y paz. 2. Bendice, Padre, a los padres en sus hijos y a los hijos en sus padres, para que se formen en la fe y en la caridad, la obediencia y el respeto, el servicio y la esperanza, y así se sirvan y amen fraternalmente y se mantengan unidos. 3. Bendice, Padre, a los gobernantes de los pueblos y naciones, para que contribuyan a crean ambientes y medios propicios para la conciliación, el perdón, la tolerancia y el florecimiento de la concordia y la paz de Cristo. 4. Bendice, Padre, a los cristianos perseguidos y a las familias que carecen de techo, alimentos, trabajo o que sufren por enfermedad, desentendimientos o falta de fe, para que se vean sanados, iluminados y reconfortados. 5. Bendícenos, Padre, a quienes estamos aquí reunidos, para que nuestras vidas de familia, sea una Iglesia doméstica, testimonio de fe y oración, de amor y servicio, de respeto y perdón, para honor y gloria tuya. Oración Conclusiva Padre, escucha las oraciones de las familias que ponen toda su confianza en Ti, llénalas de tu presencia y amor y de todos los dones del Espíritu Santo, para que lleven una vida conforme a tu voluntad. Por Jesucristo Nuestro Señor. R. Amén.

Sáb 24 Dic 2022

Y el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria

NACIMIENTO DEL SEÑOR Diciembre 25 de 2022 (Misa del día) Primera lectura: Isaías 52,7-10 Salmo: 98(97),1.2-3ab.3cd-4.5-6 (R. cf. 3c) Segunda lectura: Hebreos 1,1-6 Evangelio: Juan 1,1-18 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La solemnidad del Nacimiento del Señor no solo tiene una connotación religiosa sino, además, cultural. La celebración de este acontecimiento trasciende el espacio reservado al culto público y a la asamblea litúrgica y se instala en los espacios privados, domésticos y laborales, donde las expresiones devocionales y folclóricas tienen especial relevancia. Por otra parte, en Evangelii Gaudium 157, el Papa Francisco expresa que «una buena homilía debe contener una idea, un sentimiento, una imagen». Entonces, podríamos tomar como pautas para la predicación las siguientes recomendaciones: • Una idea: El nacimiento del Salvador se enmarca en la teología trinitaria; el evangelio de Juan en esta Solemnidad indica lo que ya desde el Concilio de Nicea fue sistematizado con respecto a Jesucristo y su doble generación: primero, engendrado eternamente (no creado) por el Padre Dios: “En el principio existía la Palabra”. Segundo, engendrado temporalmente por obra del Espíritu Santo en el seno virginal de María se hizo hombre: “La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”. • Un sentimiento: La alegría llena los corazones de quienes asimilan la experiencia de salvación. La primera lectura tomada de la profecía de Isaías y el salmo que proclamamos indican las señales de este gozo: cantos de júbilo, gritos de vítores, sonar de cítaras, clarines y trompetas, todo en un concierto de alegría por la llegada del Mesías. • Una imagen: La mejor imagen en este día es la contemplación del pesebre pues vuelve concreta la idea desarrollada (dogma) y el sentimiento que esta suscita. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Isaías detalla los comportamientos de un pueblo a la espera de una Buena Noticia: proclama que es hermoso ver en lontananza a quien trae una buena nueva; en el pueblo causa ansiedad, en el corazón de cada uno revive la esperanza. ¿Qué mensaje traerá aquel que viene? En este texto el Mesías tiene tres encargos; primero, ser “el mensajero de la paz”; segundo, “proclamar la justicia” y, finalmente, recordarle al pueblo que “Dios reina”. El pueblo expectante no puede subir hasta la atalaya para divisar a lo lejos qué tan cerca está el enviado; por eso son los vigías los primeros anunciadores de esta cercanía y posterior llegada porque son los primeros que han tenido la experiencia del encuentro: “ven cara a cara al Señor”; de modo que, al constatar su mirada cercana y presente, anuncian al resto del pueblo esa buena noticia con rostro alegre para dar paso, inmediatamente, a la celebración con gritos de júbilo. Por su parte, tanto el evangelista Juan como el autor de la carta a los hebreos presentan un resumen de la “economía de la salvación”. Han contemplado el misterio, han buscado entenderlo y lo han asimilado en su vida; solo así podrían haber escrito que el Verbo (Juan), el Hijo (Hebreos), es el eje sobre el que gira la historia, es el quicio que une el Antiguo y el Nuevo Testamento, pues es la realización actual de la promesa antigua. “El Verbo estaba junto a Dios y el Verbo era Dios” (Juan) y “Reflejo de su gloria e impronta de su ser” (Hebreos) son expresiones que usa el autor para explicar que el Padre y el Hijo son de la misma naturaleza divina (Trinidad inmanente); mientras que las expresiones: “Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” (Juan) y “habiendo realizado la purificación de los pecados” (Hebreos) indican la razón por la cual el Hijo de Dios se encarnó (Trinidad trascendente). La etapa final de la historia ha sido inaugurada por la Encarnación del Hijo de Dios (primera venida); el cristiano asume los frutos de la Redención y espera la segunda venida, el retorno glorioso de “Dios Hijo Único que está en el seno del Padre (Juan), “sentado a la derecha de la Majestad en las alturas” (Hebreos). 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El cristiano está llamado a tener un encuentro personal con Jesucristo para lograr una vida plena. El Señor ya tuvo contacto con la historia de la humanidad a través de su Encarnación y busca el contacto con la historia de cada persona. Celebrar la Navidad es celebrar el Nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo; pareciera una verdad de Perogrullo, pero es necesario insistir en ello, sobre todo en las circunstancias actuales en las que muchos celebran Navidad sin ninguna referencia espiritual, devocional o litúrgica, es decir, únicamente como fiesta secular donde se comparten regalos y cenas. En algunos casos, la tristeza y el desespero en el que viven ciertas personas – situaciones que suelen hacerse más evidentes durante la época navideña – pueden tener origen en la dificultad que algunos experimentan para descubrir el sentido de la historia personal y comunitaria, y no encuentran ni un hilo conductor ni un motivo integrador. La propuesta cristiana no produce una alegría pasajera, momentánea, como la que ofrece el mundo moderno a través de experiencias esporádicas y deletéreas de entretenimiento que suelen dejar vacíos e insatisfacciones. Jesús no es esporádico e intermitente pues su presencia es fundante, permanente; no es deletéreo porque no hace daño, sino que vivifica; para ello vino al mundo. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Le suplicamos al Señor, en esta solemnidad, que nos conceda la gracia de vivir cristianamente la Navidad; para ello, las familias y la comunidad deben encontrar en el Nacimiento de Jesús una ocasión de alegría, de fraternidad y de compromiso. Alegría al reconocerse objeto del amor de Dios; fraternidad porque la salvación es un don que vence todo individualismo y autorreferencialidad ya que está encaminada a la paz de la tierra; compromiso porque ser cristiano no es un título indiferente sino un modo de ser que redunda en beneficio de la propia persona y del prójimo al asumir el desafío de vivir de manera concreta la redención obrada por Jesús. ______________________ Recomendaciones prácticas: • Los sacerdotes pueden presidir o concelebrar tres misas, con tal que se celebren en las horas indicadas. En las misas de navidad puede elegirse, según se considere más oportuno, cualquiera de los tres formularios de lecturas. • Si se considera oportuno, puede organizarse al comienzo de la celebración una procesión interna de niños que lleven la imagen del Niño Jesús al pesebre, donde se expone a devoción de los fieles con dignidad y evitando la desagradable figura de una alcancía en la que se recoge el “aguinaldo” para el Niño. • Seguir los formularios establecidos, prefiriendo para esta celebración el Prefacio I de Navidad y la Plegaria Eucarística I o Canon Romano, en la que el “Reunidos en comunión…” es propio de Navidad. • Debe hacerse muy notorio el canto del “Gloria” a Dios en el cielo, sin cambiar su precioso texto litúrgico ni por villancicos ni por otros cantos. Su sólo texto es ya una profesión de fe en el misterio de Dios. • Tener presente el signo del Credo en el que se hace la genuflexión al momento de recordar la encarnación del Verbo. • Puede emplearse hoy la fórmula de bendición solemne “En la Navidad del Señor”, Misal, p. 471. • Tener presente un sentido y sencillo saludo de Navidad para la comunidad, aprovechando la ocasión para felicitar a todos por el nacimiento del Salvador. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Quienes han estado vigilantes para salir al encuentro del Señor que ha llegado, han podido verlo “cara a cara”. Hemos venido a esta asamblea litúrgica con la firme intención de encontrarnos con Él para contemplar su victoria y luego salir a anunciarlo hasta los confines de la tierra. Celebremos con alegría el Nacimiento de Nuestro Salvador y que el gozo que hoy experimentamos se transforme en buenas obras en beneficio de nuestros hermanos. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios ilumina nuestro camino para comprender el misterio de la salvación. Atendamos a la voz del mensajero de la paz que ha venido al mundo a proclamar el amor del Padre y escuchando su palabra transformémosla en obras de justicia y santidad. Oración Universal o de los Fieles Presidente: El Salvador del mundo ha nacido para hacer nuevas todas las cosas. Elevemos nuestras súplicas a Dios Padre, para que nos conceda la gracia de reconocer en su Hijo Jesucristo el camino que nos conduce a la vida plena y verdadera. R. “Padre de las luces”, escúchanos. 1. Por el Pueblo de Dios, orientado por el Papa y los Obispos, para que, a ejemplo de Jesucristo, tu Hijo, sea en todo tiempo y lugar una viva imagen de tu amor. Oremos. 2. Por los gobernantes de la tierra para que se dejen guiar por Jesucristo, rey del mundo, y trabajen por la promoción de la justicia y la consecución de la paz. Oremos. 3. Por los niños y los jóvenes para que encuentren en Jesús el sentido de sus vidas y la respuesta a sus inquietudes. Oremos. 4. Por los enfermos, los migrantes, los privados de la libertad, las víctimas de la violencia y por quienes en este día se sienten desmotivados y tristes por las dificultades que deben enfrentar, para que el nacimiento de Jesús les llene de gozo. Oremos. 5. Por nuestra comunidad y nuestras familias para que esta Navidad sea un incentivo para vivir en armonía buscando la reconciliación y la concordia. Oremos. Oración conclusiva Te los pedimos por Jesucristo, tu Hijo, manifestado hoy al mundo en la humildad de nuestra carne, que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.