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pentecostés

Mié 15 Mayo 2024

El Espíritu Santo, un faro de esperanza para nuestros pueblos

Por Pbro. Gerardo Andrés Guayacán Cruz - En Pentecostés celebramos la venida del Espíritu Santo dado a los apóstoles y luego a toda la Iglesia, cincuenta días después de la Resurrección del Señor. Con este acontecimiento Dios infunde valor, sabiduría y fortaleza para proclamar el Evangelio por todo el mundo.El Espíritu Santo nunca abandona su obra, Él está presente en la creación, para que el hombre busque la renovación interior a través de la oración, la adoración y la intimidad con Dios. El mundo en que vivimos no existe por sí mismo; es obra del Espíritu creador, que pone orden y armonía al mundo.En el contexto de la acción pastoral de la Iglesia en Colombia, Pentecostés tiene un significado personal, profundo y práctico. Significa renovación espiritual, fortaleza para enfrentar desafíos y sabiduría para guiar a los fieles en un entorno diverso y a menudo desafiante. Es el Espíritu Santo quien revitaliza y fortalece las comunidades cristianas, para abordar las necesidades sociales, económicas y espirituales de nuestros pueblos.En un país como el nuestro, la Iglesia desempeña un papel importante en la vida de las personas, inspirándoles a permanecer fieles al amor de Dios, aun en las pruebas difíciles, sin perder nunca la esperanza.Pentecostés impulsa a la Iglesia a trabajar por la justicia social, la paz y la reconciliación en una nación que ha experimentado conflictos prolongados. Enfrentar los problemas sociales en nuestros territorios puede ser desafiante y agotador. El Santo Espíritu de Dios puede proporcionar fortaleza espiritual y perseverancia a los que trabajan por la justicia, permitiéndoles seguir adelante incluso en la adversidad.Muchas personas se ven afectadas por los problemas sociales de manera directa o indirecta, lo que puede generar sufrimiento y desesperanza. En este panorama, solo el Señor puede consolar y lo hace a través de su Espíritu, recordándonos el amor infinito incluso en los momentos más oscuros. Es la esperanza en el amor de Dios que nos recuerda el Papa Francisco: “La esperanza efectivamente nace del amor y se funda en el amor que brota del Corazón de Jesús traspasado en la cruz”. [Bula de Convocación del Jubileo Ordinario del Año 2025. n°3].La acción del Espíritu Santo es fundamental para la vida y la misión de la Iglesia. A través de su influencia y poder, Él capacita a los líderes y fieles para enfrentar los desafíos sociales y llevar el amor de Dios a quienes más lo necesitan.En un contexto marcado por la pobreza, la violencia, la desigualdad y otros problemas que aquejan a nuestras familias, la presencia del Espíritu Santo es fuente de Luz. Es Él, quien inspira a la Iglesia a ser una fuerza transformadora en la sociedad, trabajando incansablemente por el bien común y el Reino de Dios. En última instancia, la presencia soberana del Espíritu Santo en Colombia es un recordatorio del amor incondicional de Dios y su deseo de restaurar y renovar todas las cosas en sí mismo.Es la Iglesia quien responde a la llamada del Espíritu Santo y se convierte en un faro de esperanza y transformación en medio de la oscuridad, llevando la luz del Evangelio a los más pobres y construyendo un camino hacia un futuro más justo y pacífico para todos.A medida que la Iglesia abraza plenamente el camino de Pentecostés, se convierte en un testimonio vivo del amor de Dios en el mundo, manifestando la unidad y proclamando la buena nueva de Jesús Resucitado a toda la creación.Pbro. Gerardo Andrés Guayacán CruzSacerdote de la Diócesis de Duitama Sogamoso

Mié 15 Mayo 2024

“Reciban el Espíritu Santo” (Jn 21, 22)

Por Mons. José Libardo Garcés Monsalve - Avanzamos en este Tiempo Pascual con Jesucristo Resucitado al centro de nuestra vida y preparándonos para recibir el don del Espíritu Santo, el próximo domingo en la Solemnidad de Pentecostés, cuando los apóstoles reunidos recibieron esa gracia que viene de lo alto. El Es¬píritu Santo abre el camino de la Iglesia dándole vitalidad y fortaleza para ir en salida misionera al anuncio gozoso del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo. Así lo expresa Aparecida cuando afirma: “A partir de Pentecostés, la Iglesia experimenta de inmediato fecundas irrupciones del Espíritu, vitalidad divina que se expresa en diversos dones, carismas y variados oficios que edifican la Iglesia y sirven a la evangelización” (Documento de Aparecida 150).En el proceso de evangelización de nuestra Diócesis estamos comprometidos con la salida misionera, siguiendo el mandato del Señor “Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos y bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a poner por obra todo lo que les he mandado” (Mt 28, 19-20), con la certeza que el Espíritu Santo está con nosotros porque es el alma de la Iglesia, tal como lo enseña san Pablo VI: “Gracias al apoyo del Espíritu Santo, la Iglesia crece. Él es el alma de esta Iglesia. Él es quien explica a los fieles el sentido profundo de las enseñanzas de Jesús y su misterio. Él es quien, hoy igual que en los comienzos de la Iglesia actúa en cada evangelizador que se deja poseer y conducir por Él, y pone en los labios las palabras que por sí solo no podría hallar, predisponiendo también el alma del que escucha para hacerla abierta y acogedora de la Buena Nueva y del reino anunciado” (Evangelii Nuntiandi 75).Con esta certeza entendemos que la obra evangelizadora no es nuestra, somos instrumentos dóciles del Señor, elegidos por Él para la maravillosa tarea de la evangelización, que recibimos el don del Espíritu Santo, quien pondrá en nuestros labios las palabras adecuadas, que lleven a muchos al encuentro con Jesucristo Resucitado, sin pretender obtener resultados para nuestro beneficio y vanagloria personal, porque es ese mismo Espíritu quien ayuda a quien escucha el anuncio para que abra su corazón y acoja la Buena noticia del Evangelio. Así lo ratifica san Pablo VI cuando enseña: “No habrá nunca evangelización posible sin la acción del Espíritu Santo” (EN 75).En la misión evangelizadora nuestra condición es la de elegidos por el Señor y llamados y enviados por la Iglesia para esta tarea. De nuestra parte entregamos a Jesucristo toda nuestra vida, como la ofrenda que tenemos para que nos haga instrumentos del Evangelio que estamos llamados a transmitir por todas partes. Aparecida nos ha hecho conscientes del impulso misionero que nos da el Espíritu Santo cuando afirma: “El Espíritu en la Iglesia forja misioneros decididos y valientes como Pedro y Pablo, señala los lugares que deben ser evangelizados y elige a quienes deben hacerlo” (DA 150), basta estar atentos para escuchar su voz y saber discernir lo que nos pide en cada momento de nuestra vida, para anunciar la Palabra de Dios en cada uno de los ambientes donde vivimos y nos movemos.En nuestra Diócesis estamos en estado permanente de misión, que se hace realidad en cada una de las parroquias, con los misioneros que han sido enviados en la asamblea diocesana del pasado mes de noviembre, para ir a las periferias físicas y existenciales de cada parroquia a convocar a los que no conocen a Jesús y darles la buena noticia del Reino de Dios. “Todos los miembros de la comunidad parroquial son responsables de la evan¬gelización de los hombres y muje¬res en cada ambiente. El Espíritu Santo, que actúa en Jesucristo, es también enviado a todos en cuanto miembros de la comunidad, porque su acción no se limita al ámbito individual, sino que abre siempre a las comunidades a la tarea misionera, así como ocurrió en Pentecostés” (DA 171).Con todo esto tomamos conciencia que las palabras de Jesús “reciban el Espíritu Santo” (Jn 21, 22), nos invitan a acoger en nuestro corazón todos los dones del Espíritu, que no se pueden quedar enterrados en el ámbito individual, sino que tienen que estar al servicio de la comunidad, para la tarea misionera para la que estamos convocados todos los bautizados y es el Espíritu Santo quien nos anima y fortalece para esta misión en comunión con toda la Iglesia. Así nos lo ha enseñado Aparecida: “En el pueblo de Dios, la comunión y la misión están pro-fundamente unidos entre sí. La comunión es misionera y la misión es para la comunión” (DA 163).En el desarrollo de nuestro proceso de evangelización estamos haciendo profesión de fe con el Apóstol Pedro diciendo: “Tú eres el Cristo” (Mc 8, 29) y esto es posible vivirlo desde el corazón si estamos iluminados por el Espíritu Santo, que nos ayuda a vivir en comunión, unidos a Jesucristo resucitado que fortalece nuestra fe. Preparémonos para la Solemnidad de Pentecostés con la disposición de los apóstoles y la Santísima Virgen María, cuando estaban a la espera de esta gracia especial y abramos nuestro corazón al encuentro con Jesucristo, para ir en salida misionera a comunicar por todas partes su mensaje de salvación.+José Libardo Garcés Monsalve Obispo de Cúcuta

Vie 26 Mayo 2023

La Voz del Pastor | Pentecostés | 28 de mayo de 2023

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia: Lectura del Santo Evangelio según San Juan 20, 19-23

Vie 3 Jun 2022

Diplomado virtual: “La experiencia de pentecostés como camino de unidad de los cristianos”

En el contexto de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que este año 2022 tendrá lugar del 5 al 12 de junio, el Centro Fuego Nuevo de la Facultad de Estudios Bíblicos, Pastorales y de Espiritualidad de Uniminuto, en convenio académico con la Misión Somos Uno y la Comunidad Coraçao Novo de la Arquidiócesis de Río de Janeiro han lanzado el Diplomado virtual “LA EXPERIENCIA DE PENTECOSTÉS COMO CAMINO DE UNIDAD DE LOS CRISTIANOS”. Será un proceso de formación que tendrá una duración de 90 horas e iniciará el 15 de junio. Su objetivo es identificar los elementos de la experiencia de pentecostés que aportan a la unidad de las iglesias que parten de esta espiritualidad y, con base en ello, favorecer el diálogo ecuménico católico-pentecostal en Latinoamérica. El Departamento de Promoción de la Unidad y del Diálogo- PUD del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC) desea promover este Diplomado de acuerdo al gran interés que debe existir por el tema ecuménico entre los agentes de pastoral. En efecto, la Comisión Teológica Internacionalen su documento “La sinodalidad en la vida y misión de la Iglesia” resalta el ecumenismo como uno de los desafíos prioritarios de la Iglesia, indicando el compromiso de los fieles católicos de caminar junto con los otroscristianos hacia la unidad plena y visible en la presencia del Señor Crucificado y Resucitado, reconociendo que es el Espíritu Santo quien puede dar esta unidad. En este contexto, se reconoce también la valiosa contribución de la Comisión Internacional para el Diálogo Católico-Pentecostal, que en 2022 celebrará el cincuentenario de su creación, y que hace parte de la sección occidental del diálogo ecuménico que lidera el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Está diseñado por expertos en este tema particular y con un sólido equipo de profesores que incluyen obispos, presbíteros, pastores evangélicos, teólogos y biblistas reconocidos de diversos países de Latinoamérica, el Diplomado profundizará en losnúcleos temáticos que dan sustento bíblico, teológico, histórico y pastoral al camino de diálogo y misión entre católicos y pentecostales. El público objetivo son los miembros de las redes iberoamericanas de ecumenismo, pentecostalismo y diálogo interreligioso, a los encargados de los Departamentos de Ecumenismo de las Conferencias Episcopales y de las Diócesis del continente Latinoamericano y del Caribe, a los Asesores y Coordinadores de la Renovación Católica Carismática, y en general, a los líderes de comunidades eclesiales católicas y evangélicas interesados en profundizar en esta temática. Para mayores informes puede descargar el siguiente archivo [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]

Jue 2 Jun 2022

JUNIO: El mes de la Iglesia

Por: Mons. Dario de Jesús Monsalve Mejía - Tanto el Año Litúrgico como nuestra “semana arquidiocesana” de Cali, del 13 al 20 de junio), nos invitan a profundizar en “la verdad de La Iglesia”. El calendario de celebraciones del mes y la infaltable figura de María, invocada como Nuestra Señora de Los Remedios, Patrona de la Arquidiócesis y del Valle del Cauca, nos conducen al misterio, a la comunidad misionera y a la institución eclesial que, unida por el Espíritu Santo, continúa y extiende la misión de Cristo Jesús en todos los pueblos, tiempos y culturas. Como Iglesia Particular de Cali, avanzamos con la Iglesia Universal hacia la propuesta actual de la sinodalidad, entendiéndola, más que como mero “modelo de Iglesia”, como construcción permanente del Amor de Dios en las almas y en nuestro mundo humano. Las solemnidades litúrgicas de junio inician con el Domingo de Pentecostés (día 5). La naciente Iglesia Apostólica, la que surge con la persona misma de Jesucristo, de su cruz y resurrección, proclama el Evangelio de La Vida que rompe cadenas de muerte, de odio, de mentira, de ídolos, de pecado y de culpa. Es la fuerza del Amor de Dios al mundo, la que se vuelve anuncio, testimonio y misión. Como lo anunciaron los profetas y los sabios de Israel, como lo prometió Jesús a sus discípulos, ahora el Espíritu del Padre Dios y de su Hijo, ascendido y sentado a su derecha, es derramado sobre toda carne, toda persona y nación. La comunidad cristiana es el cuerpo visible que le transmita esta Alma Divina, con sus dones diversos y sus múltiples frutos. Dios establece su “morada” en quienes acogen la palabra y acogen a Cristo Jesus como su Salvación, su Señor y Dios, como Soberanía del Amor y Reino de Dios. El fuego de este amor divino abre la libertad humana hacia la Verdad de Dios. Él revela su ser desde su actuar, desde el amar y el Amor que nuestra libertad puede reconocer en la Creación, en la Redención de la humanidad perdida y en la restauración de la armonía entre las criaturas todas, encaminadas a la perfección del Amor. Las solemnidades de la Santísima Trinidad de Dios, de la Eucaristía en el Corpus Christi, de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, del Sagrado Corazón de Jesús, de los Santos Pedro y Pablo, Apóstoles, son una procesión de imágenes y realidades que contienen el misterio, la sacramentalidad, la “antropología teológica”, la ministerialidad de Cristo entre Dios y los hombres, y la doble misión evangelizadora (Pablo) y pastoral (Pedro) de la Iglesia. Toda una “síntesis festiva y litúrgica” del ser y tarea de la Iglesia, desde el ser intratrinitario de Dios, hasta el ser comunitario y social que visibiliza este “cuerpo de Cristo”, que prolonga su encarnación en la vida e historia de la humanidad. Para los creyentes católicos, la virgen María es el precioso “ícono” de la Iglesia, mujer y madre, sierva y servidora, maestra de Cristo e Intercesora de los cristianos, protectora de la humanidad. El mes de junio nos trae el “CON MARÍA” de la comunidad de los apóstoles, antes de Pentecostés, que evoca la unidad y la continuidad con la Anunciación y la Encarnación. Por ello, la actual liturgia ha puesto la memoria obligatoria de la “Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia”, el lunes siguiente a Pentecostés. También el día 16 de junio, la tradición eclesial invoca a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, antigua imagen de la ortodoxia greco rusa y del occidente católico. Y el día 26, Nuestra Señora de la Paz, patrona de países y parroquias, es también invocada en nuestro “ordo” nacional. Son títulos, muchos de ellos también litanicos, que proclaman la histórica solidaridad de María con las luchas de los creyentes y con los pueblos que se inspiran y acuden a Ella. En el marco festivo de este “mes de la Iglesia”, miremos ahora la hermosa tradición de Nuestra Señora de Los Remedios, desde los inicios de la colonización de estos territorios ancestrales. Tradición que une a la Virgen María con la fe y la vida de los más pobres y sufridos, de los indígenas y los esclavos negros fugitivos de sus amos, los llamados “cimarrones”, refugiados en las montañas y los campos, en lugares apartados o en palenques y kilombos. A la imagen de la Virgen, que indígenas y fugitivos veneraban en la escondida montaña de los indios Calimas, en las cañadas cordilleranas de El Queremal, en la cascada que denominaron “el manto de la Virgen”, le pusieron el nombre cariñoso de “la montañerita cimarrona”, cuyo niño Jesús, cargado con su brazo izquierdo, llevaba la tradicional y silvestre fruta del chontaduro en su manita. Más tarde, trasladada a Cali por el frayle mercedario Miguel de Soto, quedó con el nombre español de “Los Remedios”, porque sus devotos la invocaban en las pestes y Ella les obtenía alivio del Cielo. Así se unieron la devoción inicial de aborígenes, afro descendientes y campesinos con la de los citadinos caleños. E instalada en Cali en el año de 1580, en el templo de Las Mercedes, aquella misteriosa talla de piedra de pedernal, labrada sobre la roca de la cascada, fue declarada Patrona de la sede diocesana de Cali y, posteriormente, de la actual arquidiócesis metropolitana del Valle del Cauca. La Semana Arquidiocesana, del 13 al 20 de junio, efectuada ya por varios años, concluye con el aniversario de la elevación de Cali como sede arzobispal, el 20 de junio de 1964, mediante la Bula “Quamquam Christi” de San Paulo VI, y la dedicación pontificia a Nuestra Señora de Los Remedios. ¿Cómo hacer la celebración en este año 2022? Sigamos el derrotero que nos trace la Vicaria de Evangelización y Pastoral. Incluyamos en ella los signos y gestos que den continuidad a nuestro “sensus ecclesiae” (sentido y sentir de Iglesia), a nuestro “sensus fidei y consensus fidelium” (sentido de fe y consenso de los fieles), de modo que el Amor a Jesús sea inseparable del Amor a María. Que cada párroco con su Asamblea de servidores, con sus fieles, tengan en esta ocasión y una vez más, la disponibilidad y el entusiasmo para testimoniar la devoción y veneración a la advocación patronal de Los Remedios. Que sea ocasión para orar juntos por nuestra Iglesia diocesana. Una procesión o peregrinación, con la imagen o pendón de nuestra Patrona, hacia el templo mariano más cercano, con el Santo Rosario y la Santa Misa por nuestra Arquidiócesis, darían ese toque de familia, de “caminar juntos”, de Pueblo de Dios. “De dos en dos”, como en el envío misionero, o “dónde dos o más se reúnan en mi nombre”, como en la promesa de JESÚS EN MEDIO, nuestras feligresías y sus pastores se unan para hacer el signo de Iglesia Particular. La oración CON MARÍA nos haga fuertes como Ella en la fe, el amor y la esperanza, especialmente en el “socorro y remedio” a los que sufren y padecen enfermedad u opresión. Los bendigo con pastoral afecto. + Dario de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali

Vie 27 Mayo 2022

Preparando la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2022

Entre el 5 y el 12 de junio de 2022 tendrá lugar la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, propuesta por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y el Consejo Mundial de Iglesias, que cada año presentan un Octavario para concentrar diversas actividades ecuménicas, sobre todo de carácter espiritual. En el contexto europeo, esta Semana se realiza en torno a la fiesta de la Conversión de San Pablo (25 de enero), pero en varios países de América Latina, como en Colombia, gira sobre la fiesta de Pentecostés. En esta ocasión el material ha sido preparado por el Consejo de Iglesias de Próximo Oriente que eligió el tema: “Nosotros hemos visto aparecer su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo” (Mt 2, 22) y ha sido adaptado para Colombia por el Departamento de Promoción de la Unidad y del Diálogo-PUD del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC). Aunque pueda parecer un tema relacionado únicamente con el contexto navideño, sin embargo, tiene una connotación cristológica para todo el año litúrgico y, sobre todo, para el ámbito de la promoción de la unidad de los cristianos en cuanto “La estrella de Belén es una señal de que Dios camina con su pueblo, siente su dolor, escucha su grito y le muestra su compasión… A través de la palabra y de la acción, los cristianos estamos llamados a iluminar el camino para que Cristo pueda revelarse de nuevo a todas las naciones”. En Colombia el Comité Ecuménico, al que pertenecen ocho Iglesias cristianas históricas, es convocado y presidido por la Iglesia Católica a través de la Comisión Episcopal para la Promoción de la Unidad y del Diálogo –PUD, presidida a su vez, por el señor Obispo de Yopal, monseñor Edgar Aristizábal Quintero; en su presentación del subsidio para esta Semana de Oración, recuerda que, de manera particular, en 2022 el Octavario está enmarcado en el retorno a la presencialidad, tras superar en parte los desafíos de la pandemia; el Proceso Sinodal que vive la Iglesia y que incentiva a caminar juntos con las Iglesias cristianas; y, finalmente, la preparación al Jubileo de la Esperanza (2025) que, en palabras del papa Francisco, ha de ser una ocasión para “hacer madurar nuevos pasos concretos hacia la meta del pleno restablecimiento de la unidad de los cristianos”. Cada uno de los días del Octavario una de las Iglesias cristianas históricas tendrá a su cargo, en sus templos, una celebración con tono ecuménico orando por la unidad de los cristianos. El viernes 10 de junio a las 7 pm se realizará un conversatorio virtual con el tema: “Las Iglesias cristianas históricas y su pastoral en las periferias sociales y existenciales” que será transmitido por las redes sociales de la Conferencia Episcopal. El sábado 11 de junio, a las 6:00 pm, en la catedral ortodoxa de Bogotá, se realizará la celebración ecuménica con los líderes de las iglesias cristianas; se podrá seguir la celebración a través de las redes sociales de la Conferencia Episcopal y del Canal Cristovisión. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar el subsidio AQUÍ[/icon]

Jue 26 Mayo 2022

Abiertas las inscripciones para el 9º Encuentro Nacional Carismático (ENCAR)

La ciudad de Pasto se prepara para celebrar del 25 al 27 de junio el lX Encuentro Nacional Carismático (ENCAR), animado bajo el lema "Que hermoso son los pies del mensajero" (Isaías 52,7).. Según los objetivos de evangelización, de la Renovación Católica CARISMÁTICA, este evento católico busca “promover en la Diócesis de Pasto, en la zona sur occidente y en todo el país, la cultura de pentecostés y extender la llama de la evangelización a través de los medios de comunicación convencionales y redes sociales, para que las comunidades carismáticas y la iglesia en general vivan el encuentro personal con Jesucristo vivo”. Por su parte, monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro, obispo de la Diócesis de Pasto, anima a los católicos para que en el contexto de la celebración del Sínodo de la sinodalidad, convocado el Papa Francisco, se unan a esta celebración que tendrá como escenario el Coliseo Sergio Antonio Ruano de la ciudad de San Juan de Pasto. "Que este encuentro en el contexto del Sínodo sobre la sinodalidad que ha convocado el Papa Francisco, sea una ocasión para reflexionar sobre la misión de bautizados, de vivir y anunciar la Buena Nueva de la salvación impulsados por el Espíritu Santo, propiciando siempre la comunión y la participación". Será un espacio donde participarán delegaciones de la Renovación Católica Carismática (RCC) de todo el país, entre los que se encuentran laicos, sacerdotes y demás miembros, quienes vivirán una experiencia de oración, fe y vivencia de los carismas abiertos a la acción del Espíritu Santo. Esta edición contará con una invitada especial, la presidenta del Consejo Nacional Renovación Católica Carismática del Brasil, Katia Roldi Zavaris, quien vendrá a compartir los espacios de evangelización y su experiencia de encuentro con Jesucristo vivo. En el marco de la celebración se tendrán momentos de adoración al Santísimo, eucaristías, testimonios y un avivamiento musical; además se desarrollarán varias líneas temáticas de riqueza espiritual comprometidos con la nueva evangelización entre las que se destacan: “Y recibirán la fuerza del Espíritu Santo, para ser mis testigos”; “Que hermosos son los pies del mensajero de la Paz”; “puestos en acción como la madre del redentor”; y “Permanezcan en mi amor”. Las personas interesadas en participar podrán solicitar información a través del celular: 3117427081

Dom 20 Mar 2022

El Papa promulga la Constitución Apostólica «Praedicate Evangelium»

En la solemnidad de San José, se ha promulgado la nueva Constitución Apostólica sobre la Curia Romana y su servicio a la Iglesia y al mundo «Praedicate Evangelium» (Predicad el Evangelio), que entrará en vigor el próximo 5 de junio, solemnidad de Pentecostés. Este documento es fruto de un largo proceso de escucha que comenzó con las Congregaciones Generales que precedieron al Cónclave de 2013, la nueva Constitución, que sustituye a la "Pastor bonus" de Juan Pablo II promulgada el 28 de junio de 1988 y vigente desde el 1 de marzo de 1989, consta de 250 artículos. El próximo lunes 21 de marzo, el texto será presentado en la Oficina de Prensa de la Santa Sede por el cardenal Marcello Semeraro, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, por monseñor Marco Mellino, Secretario del Consejo de Cardenales, y por el padre jesuita Gianfranco Ghirlanda, canonista y profesor emérito de la Pontificia Universidad Gregoriana. El texto, como se ha dicho, es el resultado de un largo trabajo colegial, que comenzó desde las reuniones del pre-cónclave de 2013 e implicó al Consejo de Cardenales con reuniones desde octubre de 2013 hasta el pasado mes de febrero, y continuó bajo la dirección del Papa con diversas aportaciones de las Iglesias de todo el mundo. Hay que destacar que la nueva Constitución confirma un camino de reforma ya aplicado casi en su totalidad en los últimos nueve años, a través de las fusiones y ajustes que se han producido y que han dado lugar al nacimiento de nuevos Dicasterios. El texto subraya que "la Curia Romana está compuesta por la Secretaría de Estado, los Dicasterios y los Órganos, todos ellos jurídicamente iguales". Entre las novedades más significativas contenidas en el documento está la unificación del Dicasterio para la Evangelización de la antigua Congregación para la Evangelización de los Pueblos y el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización: los dos responsables de los dicasterios se convierten en pro-prefectos, ya que la prefectura de este nuevo Dicasterio está reservada al Papa. De hecho, la Constitución dice: "El Dicasterio para la Evangelización está presidido directamente por el Romano Pontífice". Se crea también el Dicasterio para el Servicio de la Caridad, representado por la “Elemosineria”, que asume un papel más significativo en la Curia: "El Dicasterio +para el Servicio de la Caridad, llamado también “Elemosineria Apostólica”, es una expresión especial de la misericordia y, a partir de la opción por los pobres, los vulnerables y los excluidos, ejerce en cualquier parte del mundo la obra de asistencia y ayuda hacia ellos en nombre del Romano Pontífice, que en los casos de particular indigencia u otra necesidad, dispone personalmente las ayudas que se han de asignar". La Constitución Apostólica presenta, en este orden, los Dicasterios de la Evangelización, de la Doctrina de la Fe y del Servicio de la Caridad. Otra fusión se refiere a la Comisión para la Protección de Menores, que pasa a formar parte del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, continuando con sus propias normas y teniendo su propio presidente y secretario. Una parte fundamental del documento se refiere a los principios generales. El preámbulo recuerda que todo cristiano es un discípulo misionero. Entre los principios generales es fundamental la especificación de que todos -y por tanto también los fieles laicos- pueden ser nombrados para funciones de gobierno en la Curia Romana, en virtud del poder vicario del Sucesor de Pedro: "Todo cristiano, en virtud del Bautismo, es discípulo misionero en la medida en que ha encontrado el amor de Dios en Cristo Jesús. Esto no puede dejar de tenerse en cuenta en la actualización de la Curia, cuya reforma, por tanto, debe prever la participación de los laicos, también en funciones de gobierno y responsabilidad". Además, se subraya que la Curia es un instrumento al servicio del Obispo de Roma y en beneficio de la Iglesia universal y, por tanto, de los episcopados e Iglesias locales. "La Curia Romana no se interpone entre el Papa y los obispos, sino que está al servicio de ambos en la forma propia de la naturaleza de cada uno". Otro punto significativo se refiere a la espiritualidad: los miembros de la Curia Romana son también "discípulos misioneros". La sinodalidad, en particular, se destaca como una forma habitual de trabajar para la Curia Romana, un camino ya en marcha, que debe desarrollarse cada vez más. Otros aspectos contenidos en el documento son el subrayado de la definición de la Secretaría de Estado como "secretaría papal", el traslado de la Oficina del personal de la Curia a la Secretaría de Economía (Spe), la indicación de que la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (Apsa) debe actuar a través de la actividad instrumental del Instituto para las Obras de Religión. También se establece que para los clérigos y religiosos en servicio en la Curia Romana el mandato es de cinco años y puede ser renovado por un segundo período de cinco años, al final del cual vuelven a sus diócesis y comunidades de referencia: "Por regla general, después de cinco años, los funcionarios clericales y los miembros de los Institutos de Vida Consagrada y de las Sociedades de Vida Apostólica que han servido en las Instituciones y Oficinas Curiales vuelven a la atención pastoral en su diócesis/parroquia, o en los Institutos o Sociedades a los que pertenecen. Si los Superiores de la Curia Romana lo consideran oportuno, el servicio podrá ser prorrogado por un nuevo período de cinco años". Fuente: Agencia Vatican News Lea artículo: LA REFORMA DE LA CURIA ROMANA: UNA REFORMA SINODAL [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]