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discípulos misioneros

Dom 3 Oct 2021

Somos discípulos misioneros de Jesucristo

Por: Mons. José Libardo Garcés Monsalve - Comenzamos el mes de oc­tubre, que en la Iglesia lo aprovechamos para reflexio­nar sobre la misión que tenemos como bautizados, de anunciar por todas partes el mensaje, la palabra y la persona de nuestro Señor Je­sucristo (Cf. Mt 28, 19). Recorde­mos que el Bautismo nos convierte en miembros del Cuerpo de Cristo y nos hace entrar en el Pueblo de Dios, que es la Iglesia, un Pueblo en camino, que toma conciencia de ir sembrando la semilla del Reino de Dios por todas partes, con celo pastoral y ardor misionero. Por el bautismo cada uno se con­vierte en un discípulo misionero, llamado a llevar el Evangelio a to­das partes. Cada uno de nosotros los bautizados, cualquiera que sea nuestra función en la Iglesia es un instrumento activo para la evange­lización (Cf. EG 120). Somos dis­cípulos porque recibimos la fe y la enseñanza del Evangelio y somos misioneros porque nos compro­metemos a trasmitir la fe a tan­tas personas que aún no conocen a Jesús, que están alejados de Él o que lo rechazan. Así lo expresa el Papa Francisco cuando nos dice: “En virtud del Bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo mi­sionero” (EG 120). “En todos los bautizados, desde el primero hasta el último, actúa la fuerza santifi­cadora del Espíritu que impulsa a Evangelizar” (EG 119). En nuestra Diócesis de Cúcuta, con el desarrollo del Plan Pastoral, he­mos reflexionado durante este año en Jesucristo que es nuestra Espe­ranza, y así lo queremos vivir en este tiempo de tormenta por el que pasamos todos y como misioneros queremos ser fuente de Esperanza para muchas personas que nece­sitan una palabra de consuelo, de aliento y que cada uno puede en­tregar, dando a conocer a Jesucristo nuestra Esperanza que no defrauda. Sabemos desde nuestra experien­cia de creyentes que nadie se salva solo. Todos somos responsables de la salvación de los hermanos, por­que somos comunidad de creyen­tes; por eso, sentimos el impulso interior que da la gracia de Dios, de comunicar la verdad de la Sal­vación a todos, sobre todo a los que están alejados del Señor o lo rechazan abier­tamente, dándoles a Jesucristo a quien hemos encontrado como al mejor de los tesoros. Según el documento de Aparecida cuando afirma: “En el encuentro con Cristo queremos expresar la alegría de ser discípu­los del Señor y de haber sido envia­dos con el tesoro del Evangelio. Ser cristiano no es una carga sino un don: Dios Padre nos ha bendecido en Jesucristo su Hijo, Salvador del mundo” (DA 28). Lo que nos involucra a todos en esta misión es nuestra pertenencia a la Iglesia de Jesús. Él la quiso misio­nera, es decir, en salida anunciando la Palabra de Dios, para incluir en el proyecto de salvación a todas las gentes del mundo. El texto evangé­lico de Mateo contiene el mandato misional: “Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándo­las… y enseñándoles a cumplir todo cuanto yo les he mandado” (Mt 28, 19 - 20). Estas instruccio­nes del Señor son precedidas por un gesto de sumisión y fe de los apóstoles: Al ver a Jesús, relata el evangelista, lo adoraron, ellos que habían dudado (Cf. Mt 28, 18). El mandato de ir a bautizar hace refe­rencia a la nueva vinculación que se establece entre el bautizado y cada una de las tres Personas de la Santí­sima Trinidad que le da la identidad de Hijo de Dios al nuevo creyente. De ahí, se desprende la misión de ir a comunicar y testimoniar con la vida el Evangelio recibido y la fe asumida, para hacer crecer el Reino de Dios en el mundo, fortalecidos por la gracia de Dios, sobre todo en los mo­mentos de duda e in­certidumbre. De esto se desprende que todas las Dióce­sis, parroquias, comu­nidades eclesiales mi­sioneras, y en general, todos los bautizados, debemos escuchar con entusiasmo este mandato del envío misionero y ponerlo en práctica en cada uno de los ambientes en los que nos encon­tramos; comenzando por la familia y sembrando el Reino de Dios en el lugar de trabajo y la comunidad en la que nos movemos, con un solo propósito de dar a conocer a Jesús en todos los ambientes. Como consecuencia de nuestra condición de discípulos misione­ros, anunciando el mensaje de Je­sucristo, cosechamos en la Iglesia y en nuestra Diócesis el fruto ma­duro de la evangelización que es la caridad, en la que nuestra Iglesia Particular está comprometida, en la atención a los más pobres y ne­cesitados, a la población migrante tan necesitada de nuestra atención y misión en la siembra del Reino de Dios, tal como nos lo pide Apare­cida cuando dice: “Los discípulos y misioneros de Cristo promueven la cultura del compartir en todos los niveles en contraposición de la cultura dominante de acumulación egoísta, asumiendo con seriedad la virtud de la pobreza como estilo de vida sobrio para ir al encuentro y ayuda a las necesidades de los her­manos que viven en la indigencia” (DA 540). Desde nuestro Plan Pastoral bus­camos seguir caminando juntos, llegando a todos con el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, para transformar todas las realidades de la vida, con el propósito que la Palabra de Dios llegue a todas las periferias físicas y existenciales, para hacer crecer el Reino de Dios en esta porción del Pueblo de Dios que peregrina en nuestra Diócesis de Cúcuta y que queremos fortale­cer con la Eucaristía, la oración y la caridad. Con la conciencia de ser discípu­los misioneros de nuestro Señor Jesucristo, en familia renovamos la decisión de ser evangelizadores, in­tensificando nuestra respuesta de fe y anunciando a todos que Cristo ha redimido todos los pecados y ma­les de la humanidad. Amparados por la intercesión de la Santísima Virgen María Estrella de la Evan­gelización y del Glorioso Patriarca San José que custodia nuestra vida, vocación misión, pidamos al Señor la gracia de ser auténticos misione­ros, para hacer crecer el Reino de Dios por todas partes, cumpliendo el mandato del Señor. Para todos, mi oración y mi bendición. + José Libardo Garcés Monsalve Obispo electode la Diócesis de Cúcuta

Mié 4 Ago 2021

"Voz nuestra", listos para escucharnos en la Asamblea Eclesial

El comité de comunicación de la Asamblea Eclesial y el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) han iniciado la campaña “Voz Nuestra” para promover la participación y recibir los aportes de todo el Pueblo de Dios en el proceso de Escucha de la Asamblea Eclesial, prevista del 21 al 28 de noviembre en México bajo el lema "Todos somos discípulos misioneros en salida". A esta iniciativa se han sumado las Conferencias Episcopales, Conferencias de Religiosos, grupos, organizaciones e instituciones del continente y el Caribe, que han asumido el compromiso de llevar este mensaje a todos los miembros de la Iglesia. De igual modo, están convocados todos aquellos que deseen aportar a la Escucha, en sus distintas modalidades, este periodo cierra el próximo 30 de agosto, por lo que desde el Comité de Escucha invitan a realizar sus contribuciones antes de esta fecha. Por supuesto, la escucha será un proceso permanente en este camino sinodal, no obstante quienes deseen participar con su voz, deben hacerlo registrándose en la plataforma en https://asambleaeclesial.lat/escucha/ Vídeo promocional El siguiente es el video promocional de esta fase de escucha, elaborado por el equipo de Pastoral Juvenil de Venezuela, donde participan laicos, sacerdotes, religiosas de Venezuela, Brasil, Argentina, Bolivia, Uruguay y El Salvador, así como el Movimiento Laudato Si’, el dueto Paz y Bien y Matrimonios de Schoenstatt de Chile. Además, cuenta con la participación especial de monseñor Percy Galván, arzobispo de La Paz (Bolivia), y el crdenal Gregorio Rosa Chávez, obispo auxiliar de San Salvador. Fuente: Sitio web Asamblea Eclesial para América Latina