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familia de nazaret

Lun 6 Jun 2022

Episcopado envía carta a las familias de Colombia

A pocos días de dar inicio al X Encuentro Mundial de la Familia convocado por el Papa Francisco del 22 al 26 de junio, con el tema: “El amor familiar: vocación y camino de santidad”, Mons. Marco Antonio Merchán Ladino, obispo de Vélez-Santander y presidente de la Comisión Episcopal de Familia, extiende la invitación para que desde ya se unan en oración por esta intención. Recuerda que el Santo Padre ha querido que esta no sea una jornada solamente para quienes asistan de manera presencial en Roma, sino que se extienda a toda la Iglesia universal, por lo que invita a los obispos de Colombia, para que en cada jurisdicción eclesiástica se organicen para estos días jornadas o acciones en torno a la familia. “Estamos invitando a todos los señores obispos de Colombia para que nos congreguemos y tengamos una actividad, un acto especial, una eucaristía, donde todas las familias de nuestras diócesis y de nuestras parroquias puedan sentir esta unidad como iglesia en torno a este evento tan importante”. Carta a las familias En este contexto, la Conferencia Episcopal de Colombia, a través de la comisión responsable de animar este evento eclesial, ha presentado una carta pastoral dirigida a todas las familias, en la que se exhorta a dirigir la mirada a la Sagrada Familia de Nazaret, como modelo a seguir y vivir plenamente en el amor “fuerte, confiable, y para siempre”. Resaltan tres momentos de lo vivido dentro del hogar de la Sagrada Familia de Nazaret, que son ejemplo a imitar: fueron dóciles a las inspiraciones divinas y respondieron generosamente a la misión otorgada; supieron cultivar las características de un hogar que fructifica; y fueron ejemplo de apertura y cuidado de la vida venciendo cualquier temor e indiferencia. Finalmente, piden la intercesión de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, para afrontar los grandes retos y desafíos que plantea hoy la familia "enarbolando la bandera del amor, del perdón, de la reconciliación, del gozo y la alegría que son consecuencia de amar como Cristo nos ha amado". [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar CARTA A LAS FAMILIAS[/icon]

Sáb 19 Mar 2022

Iglesia consagra las familias y a Colombia bajo el amparo de San José

Este sábado 19 de marzo, fiesta de la Solemnidad de San José, monseñor Luis José Rueda Aparicio, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, consagró las familias y a Colombia a este Patriarca, implorando de él la paz en las familias y en nuestra nación. En una ceremonia eucarística que se realizó en la capilla del episcopado, el obispo reflexionó a la luz de la palabra sobre tres virtudes de San José, las cuales dijo “servirán para nuestra vida familiar y para toda la Iglesia”. Son ellas: San José hombre de fe, San José hombre de la ternura y San José defensor de la vida. San José hombre de fe Haciendo eco de la lectura, del apóstol Pablo en la carta a los Romanos, que recuerda la fe de Abraham, quien hizo la voluntad de Dios con su esposa Sara, así mismo dijo el prelado que “es importante pedir a San José que cada una de nuestras familias sea un santuario, una escuela de la fe, donde se viva la fe profundamente y la confianza de parte de los esposos, para lograr entender el camino que el Señor les está mostrando”. Agregó además que, “una pareja con fe es una pareja que se abre a la esperanza, una pareja con fe es una pareja que sabe que Dios tiene un plan para su familia y se dispone a caminar según su santa voluntad”. San José hombre de la ternura Al referirse a este aspecto de la ternura de José, el prelado recordó las palabras que Dios, a través del ángel, le dijo a José: "No tengas miedo, no tengas temor", éste, - agregó el obispo- “quitó el temor del corazón de José y puso la ternura, ternura que se convierte en cercanía con María y en cercanía con Jesús”. En este contexto, pidió a San José para que permita a los padres de familia redescubrir esa gran misión de ternura dentro de cada hogar, que si bien debe ir acompañada de autoridad, también sea vivida en el diálogo con las nuevas generaciones. “Le pido al Señor que, por intercesión de San José, ustedes queridos papás tengan el don de la ternura combinada con la autoridad, para que puedan defender la vida de su hogar y defendiendo la vida de su hogar puedan ustedes cumplir la misión, que como a San José el Señor les ha confiado”. San José defensor de la vida Recordó como San José, fue un gran defensor de la vida de su familia, aún en contra de todas las amenazas que padecieron. Al respecto, observó que la defensa de la vida empieza desde las familias. Asintió además, que hoy Colombia tiene distintas amenazas a la vida, desde el vientre materno y en todos los escenarios. “Lamentamos y nos dolemos cuando vemos a una Colombia que no logra salir de los conflictos militares, sociales, políticos, que causan tantas víctimas en las ciudades y en los campos colombianos”, afirmó. “Nos unimos con tantas mujeres, que han pasado por la situación dolorosa del aborto” El también arzobispo de Bogotá, envió un mensaje a todas las mujeres que han pasado por momentos difíciles para tomar una decisión en contra, incluso de la vida. “La Iglesia las ama, las sigue amando, las acoge, las comprende, les abre la puerta del corazón de la Iglesia”. “Le pedimos a San José, para que interceda ante Dios y él nos enseñe a acoger, a valorar el rostro femenino dentro de la familia, dentro de la sociedad y dentro de la Iglesia, solo así en esa combinación de la misión masculina y femenina, el hombre y la mujer y la familia entera se convertirán en defensores de la vida permanentemente, desde la fecundación hasta la muerte natural”. Durante la eucarística, monseñor Luis Manuel Alí Herrera, obispo auxiliar de Bogotá y secretario general del Episcopado, realizó el acto de Consagración e impuso la bendición a una pareja y a sus hijos, indicando que “este signo llegue a todas las familias colombianas”. Así también, consagró a San José como patrono de Colombia, pidiendo de él su intercesión para alcanzar la paz y la reconciliación de la Nación. Finalmente, el directivo de la CEC concluyó con este deseo: “Que san José acompañe nuestros hogares y hoy después de la profesión de fe queremos consagrar su familia a San José y también toda nuestra Patria para que encontremos los caminos de Dios”, concluyó.

Vie 24 Dic 2021

La Sagrada Familia de Nazaret alcance muchas bendiciones para todos

En el domingo después de Navidad, la Liturgia nos invita a celebrar la fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret, “cada pesebre nos muestra a Jesús junto a la Virgen y a San José en la gruta de Belén. Dios ha querido nacer en una familia humana, ha querido tener una madre y un padre como nosotros”, esto nos lo recuerda el padre Juan Carlos Liévano, director del departamento de Matrimonio y Familia de la Conferencia Episcopal de Colombia, en la fiesta que la Iglesia Católica celebra este 25 de diciembre. El sacerdote observa que esta festividad se debe vivir de una manera intensa, pues está enmarcada en el año de la Familia “Amoris Laetitia”, propuesto por el Papa Francisco. Así entonces, ha de ser una celebración que motive y profundice en el amor familiar. El directivo, en un mensaje dirigido en nombre de la Institución, saluda a las familias a “las que están bien y a las que están pasando por momentos difíciles; así también, queremos saludar especialmente a todos los jóvenes que se preparan para formar su propia familia”. El padre Liévano recuerda el llamado urgente que hace el Papa Francisco hoy, que consiste en imitar a la Sagrada Familia. “Estamos llamados a redescubrir el valor educativo del núcleo familiar, que debe fundamentarse en el amor que siempre regenera las relaciones abriendo horizontes de esperanza”. “En la familia se podrá experimentar una comunión sincera cuando sea una casa de oración, cuando los afectos sean profundos y puros, cuando el perdón prevalezca sobre las discordias, cuando la dureza cotidiana del vivir sea suavizada por la ternura mutua y por la serena adhesión a la voluntad de Dios”, así nos lo decía Su Santidad Francisco. Durante su intervención el directivo, destaca tres palabras claves que el santo Padre resalta para vivir la unidad en la familia: permiso, gracias y perdón. “Permiso para no ser entrometidos; decir, gracias, cuando se sirve en familia, pues, la gratitud es sangre del alma noble; y, por último, la palabra más difícil de decir: perdón. Finaliza haciendo una invitación a todas las familias para que se unan a los programas y movimientos de familia que existen en las parroquias; y a prepararse a participar en el X Encuentro Mundial de las Familias, que se llevará a cabo en Roma, del 22 al 26 de junio de 2022.

Lun 15 Mar 2021

A la Pascua con San José

Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía - “Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua”. “Cuando tuvo doce años...el niño se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres” (Lucas 2, 41 -43). Al escribir este mensaje editorial, en el año de San José y para el mes de marzo, dedicado a él y centrado en su fiesta del día 19, me viene espontánea esta imagen de la familia de Nazaret, que recorre y corre presurosa este camino de fieles peregrinantes a su “fiesta nacional”, fiesta de las fiestas. Es la imagen que recogen los misterios gozosos del Santo Rosario: “la pérdida y el dichoso reencuentro de María y José, con su hijo adolescente, Jesús” (quinto misterio). Una imagen que nos convoca como Pueblo de Dios a “caminar juntos”, Iglesia y humanidad, en esta hora de la historia. A caminar con Jesús y con María, fijando esta vez los ojos y el alma en la figura de José, el varón justo, descendiente de David, esposo de María, padre legal de Jesús, protector y custodio de la Iglesia que nace con ellos, carpintero de Nazaret. Acostumbrados a esta jornada anual, los padres de Jesús se integraban a la caravana de los hombres y a la de las mujeres, turnándose, al parecer, el llevar consigo al niño Jesús. Pero esta Pascua sería inolvidable para ellos: marcó todo un “crecimiento en la fe” para la Sagrada Familia. Descubrir los alcances de la filiación divina de Jesús; acoger, en diálogo y escucha cuidadosa, la autonomía y la “vocación” de Rabino, de Maestro, sin mengua de la sujeción y obediencia filial de Jesús a ellos; rehacer el camino de la ida y regreso pascual, por el de “angustiados te buscábamos”; superar la costumbre de suponer que Jesús estaba con ellos y ellos con Jesús; tener qué enmarcar ahora su misión de padres en la misión de Jesús, la de “ocuparse de las cosas” de su Padre: toda una “Nueva Evangelización”, diríamos hoy, para unos buenos e inmejorables cristianos convencionales, llamados a un discipulado del Padre a través del Hijo, de su hijo, su adolescente Jesús. Creyentes, esposos, padres e hijos, pastores y religiosos, todos podemos compartir esta Pascua 2021 como una prueba de Dios a nuestra fe quieta, a nuestra religiosidad de mera costumbre rutinaria, a nuestro vacío de diálogo y escucha con Dios, entre pastores y fieles, entre esposos y padres, con los hijos, especialmente los adolescentes y los jóvenes. La Pascua 2021, después del encierro por el coronavirus, que nos privó de la Semana Santa 2020, sea un “comenzar de nuevo”, después del frenazo histórico por la pandemia, nuestra relación más personalizada y cierta con Jesús y entre nosotros. Sea ésta la Pascua que recoge las angustias de una humanidad que busca superar la pandemia con la vacuna y la reactivación económica. La Pascua 2021 nos haga más espirituales, más humildes y fraternos, más unidos en cada casa, en cada parroquia, y en esta Nación y Casa Común, en el planeta Tierra de todos. A San José le encomendamos la gracia de “una buena muerte”, ahora que el virus deja tantos duelos por doquiera. Sobre todo en nuestra Colombia amada, donde “la mala muerte”, la que llega por vía del asesinato, rompiendo la ley de Dios y las leyes de la naturaleza humana, del cuidado que obliga a cada persona, sociedad e institución, con toda vida humana. Morir en los brazos de Jesús y de María; morir en el hogar de la Iglesia y por muerte natural; morir en la voluntad y la gloria de Dios, como obediencia del corazón, sean gracias que imploramos a San José, Custodio, protector e intercesor nuestro, Patrono de la Iglesia Universal. De San José aprendamos la espiritualidad del silencio, de la noche y de los sueños. Es la espiritualidad del discernimiento entre las tinieblas del alma y el amanecer de Dios y de sus planes. Es la “escucha del Ángel” que visita al corazón, cuando se debate en dudas y temores, y le susurra lo que hay qué hacer. Es responder con hechos de obediencia, ahorrándonos las palabras, haciendo de la profesión de fe una proclama de total certeza en Dios. Nos ayude, a servir a Cristo y a salvar unidos la humanidad, este varón silente y justo; este hombre que antepone a sus derechos la dignidad de la mujer y la grandeza inviolable de la vida humana; este esposo que honra a Maria y da ascendencia y ciudadanía a Jesús; este padre solícito y trabajador creativo de la carpintería; este destechado en Belén y migrante en Egipto. Difundamos el rico mensaje Josefino que nos dio el Papa Francisco con su Carta Apostólica “Patris Corde” (“Con corazón de Padre”) y veneremos con devoción y compromiso cristiano al gran San José, vinculado por Dios de manera esplendorosa al misterio de su Encarnación, del Verbo hecho carne, que “habitó entre nosotros”. +Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali