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feligreses

Jue 30 Jul 2020

Sobre el sentido de las ofrendas en la Iglesia Católica

Por: Mons. Gabriel Ángel Villa Vahos - En los últimos días han aparecido en algunos medios variadas informaciones sobre los estipendios y ofrendas en la Iglesia, debido a la publicación de unas orientaciones dadas desde El Vaticano, por la Congregación para el Clero, referente a la renovación pastoral de las parroquias titulada “La conversión pastoral de la comunidad parroquial al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia” (29 de junio de 2020). El documento en mención contiene 124 números, y muchos medios se han quedado con lo que se expresa en el numeral 118, sacado de contexto y en el que no se dice, como algunos han interpretado, que se prohíbe el estipendio para la celebración de la Misa. El número referido quiere, ante todo, llamar la atención para evitar abusos e invitar a los fieles para que se sensibilicen y contribuyan voluntariamente a las necesidades de la parroquia, indicando incluso que “con el estipendio por la Santa Misa, los fieles contribuyen al bien de la Iglesia y participan de su solicitud por sustentar a sus ministros y actividades” (118). Enfatiza además que es “bueno que (los fieles) aprendan espontáneamente a responsabilizarse, de modo especial en aquellos países donde el estipendio por la Santa Misa sigue siendo la única fuente de sustento para los sacerdotes y también de recursos para la evangelización” (119). Es conveniente leer los números 118 a 120 en su conjunto. El estipendio que se ofrece por los sacramentos no debe indicar de ningún modo que se haga negocio con ellos, debe entenderse siempre como una ofrenda que se da y que responde a los tres propósitos que debe cumplir, según lo indica el Código de Derecho Canónico: “Sostener el culto divino, sustentar honestamente al Clero y demás ministros, y hacer las obras de apostolado sagrado y de caridad, sobre todo con los necesitados” (Canon 1254 §2). Los Sacramentos no se venden en la Iglesia. Si eso ocurre se cae en el pecado de simonía que, como lo describe el Catecismo de la Iglesia Católica, en el numeral 2121, se trata de "la compra o venta de cosas espirituales. A Simón el mago, que quiso comprar el poder espiritual del que vio dotado a los apóstoles, Pedro le responde: 'Vaya tu dinero a la perdición y tú con él, pues has pensado que el don de Dios se compra con dinero' (Hch 8, 20). Así se ajustaba a las palabras de Jesús: 'Gratis lo recibieron, den gratis' (Mt 10, 8). Es imposible apropiarse de los bienes espirituales y de comportarse respecto a ellos como un poseedor o un dueño, pues tienen su fuente en Dios. Sólo es posible recibirlos gratuitamente de Él. Por otra parte, la Palabra de Dios indica también que Jesús al enviar a la misión a sus apóstoles les dice que se vayan desprovistos de todo ya que "El obrero merece su sustento" (Mateo 10, 10) y San Pablo afirma en 1 Corintios 9, 13-14: "¿No saben ustedes que los ministros del culto viven del culto, y que aquellos que sirven al altar participan del altar? De la misma manera, el Señor ordenó a los que anuncian el Evangelio que vivan del Evangelio". Y en los consejos que da Pablo a Timoteo le señala: "Los presbíteros que ejercen su cargo debidamente merecen un doble reconocimiento, sobre todo, los que dedican todo su esfuerzo a la predicación y a la enseñanza. Porque dice la Escritura: No pondrás bozal al buey que trilla, y también: El obrero tiene derecho a su salario" (1 Timoteo 5, 17-18). Precisamente por ello, el Código de Derecho Canónico trata el tema de los estipendios en los cánones 945 a 958. Por ejemplo, el 945 dice: "Según el uso aprobado de la Iglesia, todo sacerdote que celebra o concelebra la Misa puede recibir una ofrenda, para que la aplique por una determinada intención". Pero también pone en guardia: "Fuera de las ofrendas determinadas por la autoridad competente, el ministro no debe pedir nada por la administración de los sacramentos, y ha de procurar siempre que los necesitados no queden privados de la ayuda de los sacramentos por razón de su pobreza" (canon 848). Y También: "En materia de ofrendas de Misas, evítese hasta la más pequeña apariencia de negociación o comercio” (Canon 947). De modo que la ofrenda que el feligrés presenta cuando recibe un sacramento no debe ser considerada como una paga ni como un negocio, sino como una manera de solidarizarse con la Iglesia, a través de la cual recibe la gracia sacramental. Por eso se deja en claro que si, por alguna circunstancia, una persona debido a su pobreza no puede presentar la ofrenda, no por ello se le debe negar el sacramento. Otra consideración es que muchas veces la gente del común piensa que el estipendio completo pasa a ser del sacerdote celebrante, ignorando que los obispos de cada diócesis señalan mediante decreto la asignación de una ofrenda cuando se celebra un sacramento y también su distribución: una parte para el fondo parroquial (para pagar desde los empleados cuando los hay: secretaria, sacristán). Además servicios públicos de agua, energía, aseo, teléfono, seguros, ornamentos, vasos sagrados, hasta las hostias, el vino, las flores, incienso, etc.); otra parte para la Curia Diocesana a través del denominado "Arancel" que se convierte en un fondo para la administración de los bienes de la Iglesia, la ayuda a parroquias pobres y para el ejercicio de la caridad por parte del Obispo. Finalmente, una parte para el sacerdote, para su sustento. De modo que cuando el Papa Francisco y la Congregación para el Clero se han pronunciado sobre este tema, se refieren, no tanto a que se prohíba la ofrenda, sino que pone en alerta para evitar los abusos. Estoy seguro de que la Congregación para el Clero no quiere negar el sustento digno al culto, a los ministros del altar y a las obras de beneficencia y de pastoral a nivel parroquial y diocesano sino que advierte contra cualquier injusticia al respecto. Ese tema debe hacernos pensar a los ministros, en un examen pastoral sobre el modo como administramos los sacramentos y la manera como presentamos la necesidad de que el Pueblo de Dios ayude en el sostenimiento de la Iglesia. Lamentablemente, es cierto que muchas veces podemos ser presa de la tentación y del pecado de avaricia y codicia que debe ser motivo de revisión y conversón. Para entender aún mejor este tema tan sensible nos servirá saber que en el caso de Europa, la financiación de la Iglesia se da a través de dos posibilidades: Una financiación directa, o sea cuando el Estado respalda económicamente desde su presupuesto a las religiones de mayor arraigo social. Otra posibilidad es una financiación indirecta, donde el Estado ejerce una especie de mediación para recaudar el "impuesto eclesiástico" y destinarlo después a la religión que haya sido elegida por el contribuyente. En Europa, los fieles que se identifican con un credo pueden expresar en la planilla de impuestos del Estado su deseo de contribuir con su Iglesia, al marcar la respectiva casilla, el Estado direcciona este dinero a las respectivas Iglesias. Es el caso de Alemania, Italia, Gran Bretaña, Irlanda y Chipre, de este modo, en Europa los sacerdotes tienen un salario ya estipulado gracias a los recaudos fiscales y las parroquias tienen un rubro para su sostenimiento. Por ello, cuando un feligrés pide que se celebre la Eucaristía por una intención, acostumbran en Europa dar una ofrenda libre, no estipulada en ninguna lista o decreto. Muy distinta a la europea es la situación de los países de América Latina, África y otros sectores del mundo, donde encontramos muchas veces parroquias en las que el sacerdote no alcanza ni siquiera a pagar con la colecta las cosas más elementales: servicios públicos, la seguridad social (salud y pensión) y los gastos más urgentes de la parroquia. En ocasiones los fieles no escatiman gastos para festejar la celebración de los sacramentos como simples actos sociales, pero sí critican y protestan si hay que dar una ofrenda para la Parroquia y el ministro. Desde que la ofrenda sea justa, es decir, acorde al arancel diocesano, el feligrés no debería escandalizarse. Esta situación también nos llama a otra iniciativa y es la transparencia en la administración de los bienes y visibilizar aún más las inversiones que se hacen con el fondo parroquial: lo ya indicado por el Derecho Canónico y el sostenimiento de alguna fundación de caridad, los arreglos materiales del templo y la casa cural, la adquisición de paramentos litúrgicos, la financiación de iniciativas pastorales, el material de difusión litúrgico, etc. de modo que puedan apreciar en qué se invierte el dinero que generosamente aportan. Que la Virgen María, siempre atenta a hacer la voluntad de Dios y confiada a su Providencia, interceda por todos. + Gabriel Ángel Villa Vahos Arzobispo de Tunja

Vie 5 Jun 2020

¿Se reabrirán los servicios litúrgicos en templos?

La cuarentena, en búsqueda de salvaguardar la vida de las personas, nos ha puesto en situaciones de aislamiento preventivo para evitar un posible contagio; en este contexto cada día se siente un mayor anhelo sobre la posible reapertura de los servicios religiosos en los templos con alguna participación de los fieles. Por lo anterior, cada día son más las voces que con esperanza, oración y sentimientos de vida cristiana expresan este deseo y esperan que haya una luz verde sobre el tema. Al respecto el departamento de comunicaciones del Episcopado, habló con el padre Jorge Bustamante, director de los departamentos de Doctrina y Promoción de la Unidad del Diálogo de la Conferencia Episcopal de Colombia y miembro de la mesa de diálogo con el Gobierno Nacional, quien nos compartió los procedimientos y avances que se han ido dando entre las partes. Lea la entrevista completa: ¿En qué van los diálogos con el Gobierno Nacional sobre la posible reapertura de los servicios religiosos en el país? El gobierno nacional designó una mesa de interlocución en la que participan, desde luego, los respectos designados de Gobierno Nacional, y por parte de la Iglesia, el Presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Oscar Urbina Ortega; el Secretario General, monseñor Elkin Fernando Álvarez Botero; y por decisión de ellos, este su servidor, padre Jorge Enrique Bustamante Mora. Se han adelantado diálogos sobre la concertación de un protocolo de bioseguridad para implementarse en los lugares de culto de la Iglesia católica, dada su presencia en todo el territorio nacional y su especificidad en sus celebraciones; este protocolo ha sido socializado, retroalimentado y ajustado en las observaciones hechas, luego se presentó para su valoración y aval respectivo por parte del Ministerio de Salud y el Ministerio del Interior. Estamos a la espera de la respuesta que emitirán. Así mismo en la mesa de dialogo se planteó la necesidad de realizar un plan piloto previo a la reapertura gradual de los templos. ¿En qué consiste ese plan piloto y cómo se realizará? De momento se ha concertado que el Plan Piloto se realice en un municipio no covid-19, en el cual previa concertación entre las autoridades locales se implemente durante unos “tres días o más” las normas contenidas en el protocolo avalado. Sobre esta realidad se hizo la respectiva sugerencia del municipio al Ministerio del Interior en el cual se realizará el Plan Piloto previa autorización de MinInterior; igualmente al respecto estamos a la espera que ese despacho se pronuncie. ¿Realizado el pilotaje que fase continua? Una vez se tenga la aprobación sobre el protocolo y la implementación del Plan Piloto, este se llevará a cabo en el lugar y fechas que se acuerden con las autoridades competentes. Una vez culmine esta fase se valorarán los resultados para ajustar el protocolo de acuerdo a los resultados obtenidos, y así poder concertar con las autoridades nacionales las fechas de una reapertura gradual, que deberá tener en cuenta la distinción de municipios no covid 19, y aquellos con baja o alta afectación covid 19. ¿Algunas personas preguntan sobre el contenido del protocolo, qué contiene o que detalles se pueden precisar? El protocolo se enmarca dentro del cumplimiento de las normas de bioseguridad, aterrizadas en la dimensión religiosa en la especificidad de las celebraciones de la Iglesia católica. Pues también se espera por parte del Ministerio del Interior un protocolo marco general para todo el sector interreligioso. Los detalles del mismo aún no se hacen públicos por la misma circunstancia que se está en la fase de la concertación y por lo tanto alguno de sus apartes es susceptible de posibles modificaciones, ajustes o cambios, por tanto para no causar confusión deberemos esperar la versión definitiva. En términos generales se establecen normas para garantizar el cumplimiento de la normativa vigente sobre bioseguridad, como lo son el distanciamiento social o físico, la respectiva desinfección de los lugares y elementos, el uso de los elementos de protección personal, los procedimientos de comunicación y gestión de diversas situaciones, el aforo respectivo en las diversas fases de la desescalada de esta pandemia. Con toda certeza, una vez se cuente con el aval respectivo, las autoridades eclesiales competentes lo socializarán para completo conocimiento. ¿Cuál ha de ser la actitud de los fieles y pueblo en general durante este tiempo antes de la reapertura y posterior a la reapertura? Creo que el momento nos pide mostrar una actitud de confianza y esperanza en el Señor Jesús; las autoridades de la Conferencia Episcopal vienen trabajando en todo lo que les compete para gestionar este paso, debemos acompañar este momento con nuestra oración no solo para lograr la reapertura los servicios religiosos, sino también y de manera especial para que Dios nos mire con amor y nos dé la gracia de superar prontamente esta difícil situación de pandemia. Este es, además, un tiempo en que los fieles y sacerdotes, así como los agentes de pastoral lo deben aprovechar para un “alistamiento” para cuando se autorice la gradual reapertura de los lugares de culto. Es necesario prever elementos necesarios, informar y organizar la comunidad, prever la participación ordenada y segura en cada celebración, entre otras muchas cosas. Es necesario que cada uno tome conciencia de la importancia de mantener el cumplimiento de las normas de bioseguridad por bien propio y en bien de los demás, es importante que cada uno se sepa cuidarse y cuidar a los demás; por tanto es una invitación a los fieles a que asuman con responsabilidad las normas que la Iglesia presente para una participación fructuosa en los misterios de salvación, gozando de esos bienes salvíficos y cuidando de la vida de todos. Finalmente, reitero amorosamente la invitación a mantenernos unidos en la oración pidiendo al Señor y a la Virgen María su compañía y bendición.

Lun 27 Nov 2017

"Llegué feliz y así me voy": Mons. Jaramillo Monsalve

En la mañana del sábado 25 de noviembre, en la Catedral Metropolitana María Reina, atlanticenses celebraron Eucaristía en Acción de Gracias por la vida episcopal de Monseñor Jairo Jaramillo Monsalve, Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Barranquilla. En el marco de la Solemnidad de Cristo Rey del Universo, se concluyó para la Iglesia Universal el año litúrgico, y para Monseñor Jairo Jaramillo Monsalve, su ciclo en el Departamento del Atlántico luego de siete años de intenso ministerio episcopal. Monseñor Jaramillo Monsalve, nació en Antioquia pero ha sido tanto el cariño recibido en este Departamento que se siente un hijo adoptivo de Barranquilla. Desde el inicio de su episcopado, el 10 de diciembre de 2010, dejó ver su preferencia por los pobres, no escatimó esfuerzos para contribuir a procesos de transformación social, impulsar la educación y continuar el fortalecimiento de la vida pastoral en el territorio atlanticense. Durante su homilía el prelado expresó “muchas gracias por su fraternidad y cercanía, les pido que reciban a Monseñor Pablo Emiro Salas Anteliz como me han recibido a mí, que estén unidos siempre a él”; Así mismo, reiteró que llegó a Barranquilla feliz y que se va feliz, porque obedecer es cumplir la voluntad de Dios. El Administrador Apostólico recordó el compromiso adquirido con los hermanos vecinos de Venezuela “Le he pedido a los párrocos que estén atentos a esta necesidad”. Evocó las palabras de Su Santidad, el Papa Francisco diciendo, “el Cristo de la Esperanza de América Latina, tiene rostro femenino; queridas mujeres, ustedes son protagonistas de la Iglesia, son transmisoras de la fe". En signo de gratitud, la Iglesia particular de Barranquilla destacó entre muchos frutos siete signos de su misión episcopal en el Departamento, entre los que se evidenció: el fortalecimiento de la Pastoral Social, la renovación de las Estructuras Pastorales, con el nacimiento de 19 parroquias; el fortalecimiento de la vida religiosa, siendo cofundador de dos experiencias que tienen como cuna esta Iglesia particular, las religiosas Misioneras de la Sagrada Familia y las Hijas Misioneras de la Sagrada Familia; como también recibió, en nombre de la Iglesia, los votos perpetuos de la comunidad de la Sociedad de Cristo. Se destacó además el fruto de laicos mejor formados para el servicio con el nacimiento del Centro Arquidiocesano de Formación para Laicos, Formalaicos. La ordenación de 16 sacerdotes durante su siete años de servicio y el fortalecimiento de la Educación Católica con el acompañamiento a la Fundación Arquidiocesana de Educación, Funade, la Fundación San Carlos Borromeo y la naciente Universidad Católica del Caribe. En la celebración litúrgica estuvieron presentes el doctor Efraín Cepeda, presidente del Senado de la República junto a su señora esposa, el doctor Eduardo Verano de la Rosa, Gobernador del Atlántico, el Coronel Jeffer Casteblanco, Jefe del Estado Mayor de la Segunda Brigada del Ejército, el Teniente Coronel Jaime Ramírez, Jefe de Planeación de Cacom 3 y el Coronel Raúl Riaño, Comandante de la Policía Nacional. Las Autoridades y la Academia se sumaron a este signo de gratitud; El doctor Eduardo Verano de la Rosa, Gobernador del Atlántico, exaltó al Señor Arzobispo con la Medalla Puerta de Oro de Colombia, máxima distinción de la Gobernación. Por su parte la Universidad Metropolitana de manos de su rector Juan José Osío, concedió la Orden del Gran Pensador en Oro a Monseñor Jaramillo, quien en su misión como Arzobispo hizo parte de la Junta Directiva de esta universidad, debido a que hace 44 años la Arquidiócesis de Barranquilla acogió el llamado del Doctor Gabriel Acosta Bendeck y sus hermanos Eduardo, Alfonso y Jacobo para fundar tan prestigiosa universidad. Finalizada la Eucaristía, la celebración continuó con un almuerzo en el Gran Salón de Comfamiliar sede Norte, donde la sociedad barranquillera, Presbíteros, Laicos y colaboradores de las Instituciones Arquidiocesanas, rindieron homenajes a quien a partir del próximo 9 de diciembre, fecha en la que se posesiona Monseñor Pablo Emiro Salas Anteliz, será el Arzobispo Emérito de Barranquilla.