Vie 19 Ene 2024
Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios
TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIODomingo de la Palabra de DiosEnero 21 de 2024Primera Lectura: Jon 3,1-5.10Salmo: 25(24),4-5ab.6y7bc.8-9 (R. cf. 18)Segunda Lectura: 1Co 7,29-31Evangelio: Mc 1,14-20I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEn el Tercer Domingo del tiempo Ordinario, se sugieren tres temas para reflexionar y profundizar. El primero tiene que ver con el llamado a la conversión universal, que traspasa las fronteras. El profeta Jonás se resiste a obedecer a Dios, quien lo envía a un pueblo pagano a predicar la conversión de sus pecados e idolatrías, un pueblo que no es judío, por lo tanto, diferente a su cultura, religiosidad y costumbres. El segundo, se relaciona con el desapego a los bienes materiales y la invitación a asumir una actitud de indiferencia hacia los valores que presenta el mundo temporal. Y el tercero, es el llamado que Jesucristo hace a los primeros apóstoles a seguirlo, dejándolo todo.1.¿Qué dice la Sagrada Escritura?Jonás profeta, después de atravesar la etapa de discernimiento y resistencia de su vocación, acepta la misión que Dios le encomienda: predicar la conversión a un pueblo pagano. El profeta obedece en contra de su voluntad. El autor sagrado pone al Señor en ¨actitud de arrepentimiento¨, frente a la reacción del pueblo, que escucha, obedece y se convierte. El pueblo Ninivita asume gestos propios de conversión: escuchar, ayunar, dejar de obrar el mal, vestirse de saco, son señales de arrepentimiento.El Apóstol San Pablo, frente a la inminente llegada del Señor y la brevedad del tiempo, recomienda unas actitudes de desapego y relativización hacía los valores de este mundo que son pasajeros: los que tienen mujer, los que lloran, los que están alegres y los que disfrutan la vida, les recomienda vivir en una actitud de indiferencia, frente a los sentimientos, sufrimientos y alegrías del mundo. El Evangelista san Marcos, muestra a Jesús en continuidad con el llamado a la conversión del pueblo ninivita en el primer testamento, así invita a arrepentirse de los pecados y a caminar en la presencia de Dios. Sin embargo, el Evangelio observa un plus, que modifica y cualifica el esquema anterior del profetismo veterotestamentario. En efecto, en Jesucristo, Dios cualifica y altera el resultado de la conversión a través del llamado y elección de los primeros apóstoles, es decir, haciendo presente la vocación y el Reino de Dios no solo en el pueblo ninivita, sino dentro de cada uno; no solo en los pecadores y humildes de manera genérica, sino en la persona de cada apóstol o discípulo que decide dejarlo todo para comenzar una nueva vida en el Señor. Así, la vocación del apóstol y el discípulo se convierte en sí misma, en un llamado de conversión.2.¿Qué me dice la Sagrada Escritura?La Palabra pone al ministro que es un discípulo de Jesucristo, a reflexionar sobre la misión y el llamado a la conversión, mediante el testimonio de su vida. Cuando se leen estos tres testimonios de Jonás, san Pablo y de nuestro Señor Jesucristo, interroga el mismo testimonio sacerdotal. El profeta anuncia y denuncia la Palabra de Dios en la vida personal, comunitaria, en la Iglesia y en el mundo actual. Invita a la conversión mediante la confesión y reparación de los pecados propios y del pueblo, y empuja a ofrecer, como miembro de la Iglesia, el perdón, el amor y la reconciliación de Dios consigo mismo, con los hermanos, con la comunidad y con la creación entera.Sugiere revisar el contenido de la predicación, el mensaje de salvación, las injusticias que se ven y quizá se omiten por temor a sufrir las consecuencias de un anuncio profético. Pone a pensar, cómo la Palabra que se anuncia y se denuncia, se convierte para el sacerdote mismo, no solo en palabra externa, sino en tarea y compromiso de vivir con convicción, siendo testigo de una realidad que involucra y no deja pasar indiferente al ministro que la proclama. Finalmente, entusiasma a ser testigo, discípulo amado, que, con la palabra y el testimonio de conversión, ayuda a construir el Reino de Dios.3.¿Qué me sugiera la Palabra que debo decirle a la comunidad?Como pueblo de Dios, y comunidad en formación, la Palabra sugiere considerar tres dimensiones: 1. Nuestra vocación de hijos de Dios, a través del Sacramento del Bautismo, nos constituye en sacerdotes, profetas y reyes. Esta vocación profética, hace que la Palabra de Dios penetre en nuestro corazón, anuncie y denuncie lo que hay que cambiar en nuestra vida personal, para generar dinámicas de conversión que partan desde nuestra realidad. 2. El contenido del mensaje profético es el Reino de Dios manifestado en Jesucristo. Dios que se encarna para nuestra salvación y cuyo Reino se inaugura cuando nos abrimos a la conversión, nos pide despojándonos de todo aquello que no nos ayuda a caminar en la presencia del Señor. 3. Dios manifestado en Jesucristo, nos elige para ser un pueblo santo, que inicia a caminar desde el llamado a la conversión personal para seguirlo en el cuerpo que es la Iglesia; nos invita a desprendernos de todo aquello que no nos ayuda a construir el Reino de Dios en nuestras vidas. Dios que es Padre, lleno de ternura y misericordia, lento a la ira y rico en clemencia para los que lo invocan, nos motiva a reconocer con humildad que, siendo pecadores, podemos caminar en su presencia para ser acompañados y ayudados en nuestro diario acontecer.4.¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión?El encuentro con Jesucristo cambia y transforma nuestra existencia de una condición pecadora a una renovación permanente de nuestra vida. Jesús nos llama, nos convierte, nos convoca, nos elige para le sirvamos y caminemos en su presencia, para hacernos discípulos misioneros que llevemos su palabra por doquier y nos envía a dejarlo todo para seguirlo y hacer comunidad saliendo al encuentro de todas las personas que Él pone en el camino de nuestra existencia. El encuentro con Jesucristo vivo nos convierte en testigos de su amor.Las palabras del Papa Francisco en su visita a Colombia nos ayudan a reflexionar en este camino de conversión. En efecto, nos animó no solo a dar el primer paso para la paz y la reconciliación, sino a seguir caminando y dando pasos de verdadera conversión con la verdad, la justicia el amor y la reconciliación: “La palabra de Jesús tiene algo especial que no deja indiferente a nadie; su Palabra tiene poder para convertir corazones, cambiar planes y proyectos. Es una Palabra probada en la acción, no es una conclusión de escritorio, de acuerdos fríos y alejados del dolor de la gente, por eso es una Palabra que sirve tanto para la seguridad de la orilla como para la fragilidad del mar”. (Homilía, Parque Simón Bolívar, Bogotá, 7 de septiembre 2017)._______________________Recomendaciones prácticas:•Se recomienda leer la nota sobre el Domingo de la Palabra de Dios publicada por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el 17 de diciembre de 2020.•Se sugiere exaltar el anuncio de la Palabra de Dios con el Evangeliario, inicialmente, llevado con solemnidad en la procesión de entrada y, luego, al momento de la proclamación del Evangelio, tomándolo del altar y llevándolo, precedido por el incensario y los ciriales, al ambón: La finalidad de esta solemnidad es que durante la celebración eucarística los fieles perciban la necesidad insustituible de la escucha y vivencia de la Palabra de Dios para el fortalecimiento de sus vidas (Cfr. OGMR 120,172 y 175).•También se podría entregar la Biblia o uno de sus libros a toda la asamblea, para resaltar la importancia de seguir en la vida diaria la lectura, la profundización y la oración con la Sagrada Escritura, con una particular consideración a la Lectio Divina (cfr. Aperuit Illis 3)II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la MisaQueridos hermanos, en la Eucaristía nos reunimos como pueblo de Dios que conformamos la Iglesia que peregrina en camino de conversión hacia la salvación. Como Hijos de Dios, consagrados en el Bautismo, sintámonos miembros de este cuerpo, cuya cabeza es Cristo y comprometámonos a vivir el seguimiento de Cristo en la vocación a la cual hemos sido llamados. Dispongámonos a participar con fe.Monición a la Liturgia de la PalabraEn este tercer domingo del tiempo ordinario, la Palabra de Dios nos invita a renovar nuestra vocación en el seguimiento de Jesucristo, despojándonos de todo aquello que nos impide ser sus discípulos misioneros. Igualmente, somos motivados a renovar nuestros compromisos bautismales para que seamos auténticos testigos de conversión. Escuchemos atentos.Oración Universal o de los FielesPresidente: Unidos a Dios, Padre misericordioso, dirijamos nuestras plegarias y necesidades, respondiendo:R./ Dios de amor, escucha y te piedad.1.Por la Santa Iglesia de Dios que peregrina en el mundo, para que, fieles a las promesas del bautismo, lleguemos a ser auténticos discípulos misioneros que anunciemos el amor y denunciemos las injusticias.2.Por lo gobernantes de todas las naciones, especialmente por el presidente, los congresistas, alcaldes, autoridades militares y políticos de nuestro país, para que, en el ejercicio de sus funciones, trabajen por la equidad del pueblo a ellos encomendado y ejerzan un auténtico profetismo.3.Por nuestra comunidad parroquial, para que como bautizados, ejerzamos nuestra misión de ser profetas, sacerdotes y reyes, y así trabajemos en la construcción del Reino de Dios.4.Por quienes se dedican al estudio de la Sagrada Escritura para que, iluminados por la efusión del Espíritu Santo, nos ayuden en la comprensión de la Palabra de Dios. 5.Por las vocaciones a la vida sacerdotal, religiosa y matrimonial, para que, como los apóstoles, sigamos el llamado del Señor, que nos invita a dejarlo todo para seguirlo en amor, pobreza, castidad y obediencia.Oración conclusivaLas intenciones que te hemos presentado, Señoraumenten en nosotros la fe, la esperanza y la caridad,para que, iluminados por el santo Espíritu,construyamos tu reino de Amor, Verdad y Justicia.Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.R. Amén