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padres

Lun 5 Dic 2022

Se estrena en Colombia la comedia navideña “Tengamos la fiesta en paz”

Este primero de diciembre fue el estrene en las salas de cine colombianas de la película del cineasta católico Juan Manuel Cotelo, una comedia navideña titulada “Tengamos la fiesta en paz”. Se trata de la historia de un hogar en el que los tres hijos deciden castigar a sus padres, porque ambos han dañado la relación familiar al dedicarle más tiempo a sus trabajos. “Queridos Reyes Magos y querido Papá Noel: este año nos hemos portado muy mal, pero nuestros padres se han portado peor. Y por su propio bien, hemos tenido que castigarles”, escriben los tres niños en una carta. En el sitio web de la película, producida por Infinito +1, se recuerda que “el cine influye poderosamente en la construcción de valores individuales, familiares y sociales”. En ese sentido, “nosotros, conscientes de esa preciosa responsabilidad, deseamos contribuir de modo alegre en la defensa y promoción de la unidad familiar, para ofrecer esperanza a todas las familias. Amarse es posible... no es una utopía de épocas pasadas... es un reto en equipo, que merece la pena conquistar”. “Por eso, ‘Tengamos la fiesta en paz’ es una película divertida y optimista. Porque el buen humor ayuda a afrontar cualquier conflicto”, afirman sus realizadores. Asimismo, es musical “porque la música amansa a las fieras”, navideña porque “es la mayor fiesta familiar del año”. “Metamos a la Sagrada Familia en este lío”, concluyen. Salas de cine disponibles La comedia navideña “Tengamos la fiesta en paz” puede verse en Bogotá, Medellín, Cali, Chía, Soledad, Bucaramanga, Barrancabermeja, Manizales, Cartagena y Villavicencio, en las salas de Cinemas Procinal, Cinecolombia, Procinal y Cinépolis. Fuente: ACIPRENSA

Vie 22 Jun 2018

Red Clamor: Migrar no es un delito

Las organizaciones miembros de la Red Latinoamericana y Caribeña de Migración, Refugio y Trata de Personas, CLAMOR, han manifestado su preocupación “ante las graves violaciones a la dignidad y los derechos humanos que ocurrieron en los últimos días como consecuencia de la decisión de la administración del Presidente de los Estados Unidos Donald Trump, de separar a los niños, niñas y adolescentes (NNA) migrantes de sus padres y procesar penalmente a quienes ingresen a ese país de manera irregular”. “Denunciamos la fragante violación del derecho de toda familia a permanecer unida y los graves atentados contra la estabilidad sico afectiva de los niños, niñas y adolescentes, en contraposición a lo establecido en los pactos internacionales, especialmente en la Convención sobre los Derechos del Niño y la Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores Migratorios y sus familias”. A través de un comunicado, la Red “CLAMOR”, recuerda “que los derechos humanos deben ser reconocidos y asegurados por todos los gobiernos, respetando el principio del interés superior de los niños, niñas y adolescentes, que debe regir toda política gubernamental”. Y continúan “Migrar no es un delito, por lo cual rechazamos las detenciones arbitrarias y la reclusión en cárceles disfrazadas de centros migratorios, mucho más cuando se trata de niños, niñas y adolescentes”. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon] El llamamiento de la Red “CLAMOR”, Así consideran "un paso importante la firma por parte del Presidente Donald Trump de una orden ejecutiva para evitar la separación de las familias en la frontera” y realizan un llamado al Congreso de los Estados Unidos “para aprobar una ley que garantice que las familias de los migrantes, sin importar su condición legal, puedan permanecer unidas”. “Es impostergable buscar alternativas a las detenciones y deportaciones masivas, desde una perspectiva humanitaria. Oramos para que el Señor cambie corazones de piedra por corazones que sepan amar a los migrantes, especialmente a los niños, niñas y adolescentes”, concluyen. Por la Red CLAMOR firman el documento Mons. Gustavo Rodriguez Vega, Arzobispo de Yucatán y Presidente del DEJUSOL CELAM; Mons José Luis Azuaje, Presidente del SELACC y la Hna Mercedes Casas Presidenta de la CLAR. El documento está suscrito además por el Consejo Episcopal Latinoamericano CELAM, la Conferencia Latinoamericana de Religiosos y Religiosas CLAR, el Secretariado Latinoamericano y Caribeño de CARITAS, los Departamentos y secciones de Movilidad Humana de las Conferencias Episcopales de América Latina y El Caribe, las Caritas nacionales de América Latina y El Caribe, el Instituto Chileno de Migración INCAMI y el Instituto de Migración y Derechos Humanos de Brasil. También por el SIMN, el Servicio Jesuita para Refugiados, el Servicio Jesuita a Migrantes, la Red Un Grito por la Vida, la Red Kawsay, la Red Tamar, las Hermanas Scalabrinianas, la Misión Scalabriniana de Ecuador, los Padres Scalabrinianos, los Padres Salesianos, la Orden de La Merced, las Hermanas del Buen Pastor, las Hermanas Adoratrices y las de San Juan Evangelista; las Casas del Migrante de México, el IMDOSOC, y el CAFEMIN. Fuente: Vatican News

Lun 4 Abr 2016

La familia marca la conducta humana

Escrito por: Mons. Froilan Casas Ortiz. No entiendo cómo con alguna frecuencia escucho a los padres de familia sobre el incorrecto comportamiento de sus hijos. Pregunto ¿acaso no son hijos suyos? Usted cosecha lo que siembra. ¿Qué sembró usted en su hijo desde el momento mismo de la concepción? ¡Ah! Ahora, pague las consecuencias. Uno no es hijo del vecino. El ejemplo entra por casa, ¿qué formó en sus hijos? La mejor escuela de formación es el ejemplo. Si usted ha sido tramposo en los negocios, en su trabajo, ¿qué vieron sus hijos? Si usted maltrató a su cónyuge, ¿qué será de sus hijos? Si usted evadía los impuestos haciendo trampas o buscando privilegios y excepciones, ¿Qué pedirán sus hijos mañana? Si usted conduce embriagado, parquea en sitios prohibidos, no respeta las señales de tránsito, ¿qué harán sus hijos mañana? Si usted es tan desordenado en su pequeña o grande economía, en donde le debe a cada santo una vela, en donde gana diez y gasta quince, ¿qué harán sus hijos mañana? No les enseñe a sus hijos qué pueden comprar con el dinero, enséñeles qué no pueden comprar con el dinero. Si usted es alcahueta de sus hijos, cubriéndolos para que el médico les dé la incapacidad para justificar la no asistencia escolar, cuando en realidad se fueron a un paseo que usted organizó en pleno período académico, ¿sus hijos dirán la verdad mañana? A usted mismo lo engañarán. La sabiduría popular nos ofrece sendos mensajes al respecto: de tal palo, tal astilla; hijo de tigre, sale pintado; de tales padres, tales hijos. En el Altiplano Cundiboyacense se utiliza un refrán muy significativo, aplicado especialmente a las mujeres: las ovejas por la lana y las hijas por la mama. Permítanme contarles esta historia familiar del Gran Gandhi: un día Gandhi le pidió a su hijo que llevara el auto al taller de mecánica automotriz, pues tenía una pequeña avería. Habiéndolo llevado hacia las nueve de la mañana, esperó que su hijo se lo trajera antes de la cinco de la tarde, -era un taller conocido por su responsabilidad, cumplimiento y honestidad-. El famoso abogado indio esperaba el automóvil a la hora acordada, esperó hasta la seis de la tarde. Ante la tardanza, telefoneó al taller para enterarse de lo ocurrido. Del taller le respondieron que el vehículo había sido entregado a las once y media de la mañana. El Señor Gandhi decidió irse a su hogar, como era su costumbre después del trabajo del día. Se puso muy preocupado por el temor que le hubiese sucedido algo grave a su hijo. Cuando el hijo regresó a casa hacia las siete de la noche, le preguntó el padre qué había pasado. El hijo le respondió que le habían entregado el auto reparado a las seis de la tarde y por eso no le había podido cumplir el compromiso adquirido. El padre abrazó a su hijo y comenzó a llorar diciéndole: -¡Hijo mío dime cuándo te enseñé mentir, si eso ha ocurrido te pido perdón!-. El hijo comprendió perfectamente el mensaje, se arrodilló y le pidió perdón a su padre. Ante el ejemplo no hay argumentos o palabras que valgan. + Mons. Froilan Casas Ortiz Obispo de la diócesis de Neiva

Mié 7 Oct 2015

Comienza en Bogotá la Confesatón

Cuatrocientos sacerdotes procedentes de distintos lugares del país se congregarán en Bogotá los días 6 y 7 de octubre en el centro comercial Gran Estación para realizar una confesatón. Miles de ciudadanos que han transitado por las calles del Centro Comercial Gran Estación, ubicado en Bogotá, este 6 y 7 de octubre, han quedado sorprendidos y en otros casos maravillados al ver puntos donde sacerdotes hayan sido distribuidos para brindar el sacramento de la reconciliación. La sorpresa no sólo es de los fieles que se encontraron con los hombres de blanco, sino de los mismos sacerdotes que han evidenciado la necesidad de estar má cerca de la gente. Por ejemplo el padre Ariel Viáfara, sacerdote del Vicariato Apostólico de Guapi ha calificado la experiencia como exótica y diferente. "Es una oprtunidad maravillosa para llegar a la gente y para que se puedan reconciliar con Dios", destacó. El sacerdote ha recordado que sin reconciliación no puede haber paz, por ello los colombianos estamos llamados ha reconciliarnos para alcanzar la paz que tanto anhelamos. Por su parte, el padre Hernán Poveda, de la diócesis del Huila destacó esta experiencia como nueva y que responde a lo que insistentemente pide el Papa Francisco: estar más cerca de la gente. Pero no es casual que esta experiencia se haya realizado en este centro comercial. Gran Estación alberga en sus instalaciones una capilla y un oratorio que son dependientes de la parroquia El Señor de las Bienaventuranzas, administrada por el padre Hernán Baéz, de la arquidiócesis de Bogotá. "Lo que hemos logrado con estas jornadas de Confesión es demostrar que Jesús misericordioso camina por las calles, incluso las de un centro comercial, resaltó el sacerdote. Si esta experiencia ha sido novedosa para los sacerdotes, para los fieles ha representado "sorprendente". Así lo manifestó Sandra Beltrán, que destacó el cambio del confesatorio tradicional por las calles del centro comercial. "Es como si fuese en la iglesia y que bueno que los padres estén buscando un lugar diferente. Yo llegué muy triste, pero ahora me voy feliz", señaló. En las confesiones estuvieron personas de todas las edades, como el caso de Samuel Guevara, un adolescente de 16 años que junto ha su hermanita menor, recibieron el sacramento de la reconciliación. "Es extraño que se hayan visto diferentes puntos de confesión aquí, pero es bueno que haya", destacó el joven Samuel. Sacerdotes como laicos están de acuerdo que a través de este sacramento la paz para el país no está lejana, pues ella comienza en los corazones de cada uno de los colombianos. "Es bueno que nos acerquemos a Dios, que nos reconciliemos y que dejemos tanta maldad que hay", manifestó Luz Alba, una visitante de Villavicencio que por estos días visita Bogotá. El confesatón congregó a 350 sacerdotes distribuidos en 60 puntos del centro comercial Gran Estación. Ha sido una experiencia que acerca a los fieles y a la Iglesia.