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sabiduría

Vie 22 Jul 2022

INSUMOS: II Jornada Mundial de los Abuelos y las Personas Mayores

El 24 de julio de 2022 se celebrará en toda la Iglesia universal la Segunda Jornada Mundial de los Abuelos y las Personas Mayores, con el tema “En la vejez seguirán dando fruto” (Salmo 92, 15). Esta Jornada, invita a tomar conciencia del precioso don de la ancianidad, valorar la presencia de nuestros mayores, su compañía, consejos, sabiduría, capacidad de amar sin medida, sentir su presencia como una bendición, como lo recuerda el mensaje del Papa Francisco. Monseñor José Clavijo Méndez, obispo de la Diócesis de Sincelejo y responsable de la Pastoral del Adulto Mayor en la Conferencia Episcopal, resaltó que los abuelos son tradición, memoria y calor humano, por tanto, agregó "se les debe tender la mano en la familia, en la parroquia, en la comunidad y en la sociedad". "Hagamos de esta Jornada Mundial del Abuelo un elemento fundamental de nuestra sociedad, para que no sea solamente el 24 de agosto la celebración, sino a lo largo de todo el año y todos los años", agregó. El prelado exhortó para que, en esta fiesta celebrativa se construyan espacios que permita a los abuelos y personas mayores sentir que son necesarios para construir fraternidad y amistad social el mundo del mañana. Por ello, propuso realizar eucarísticas, hacer visitas a los ancianatos, brindarles calor familiar dentro del hogar, entre otros. Por su parte, la hermana Arelis Gaviria Montoya, directora del Departamento de Estado Laical, invitó a todas las personas para que hagan de esta jornada un espacio de oración, celebración y gozo hacia los abuelos y personas mayores. INSUMOS PASTORALES Para animar este momento de gracia, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, ha elaborado insumos pastorales y algunas recomendaciones que permitan vivir esta celebración en las diferentes realidades: parroquial, diocesana o asociativa. Estos son: • El Mensaje del Santo padre • La Oración oficial de la jornada • Catequesis sobre la vejez • Indicaciones pastorales • Apoyo litúrgico • Logo Oficial de la jornada • El mensaje del Santo Padre: Se sugiere que este sea leído, meditado, orado y repartido entre las personas mayores y agentes de pastoral. • La oración: se puede hacer llegar por medio de videos, estampas, pergaminos y diferentes redes sociales. • La catequesis: es un instrumento que invita a la reflexión y el reconocimiento de los mayores y debe ser difundido de una forma creativa. • indicaciones pastorales: Visita a los ancianos que están solos: “La visita manifiesta la opción personal de levantarse e ir con prontitud hacia los demás (cf. Lc 1,39), como hizo María para visitar a su anciana prima Isabel”. Esta acompañada de un detalle sencillo, pero significativo. Preparación de la jornada con los ancianos: “Los ancianos son los principales beneficiarios de las actividades de la Jornada”. Es importante garantizar que el mayor número posible de personas mayores participe de manera presencial en la liturgia dominical celebrada con motivo de la Jornada”. Preparación de la jornada con los jóvenes: Los jóvenes pueden organizar campañas sociales para difundir los contenidos de la Jornada utilizando el hashtag #AbuelosyMayores Organizar jornadas para visitar hogares y valerse de su creatividad para expresar el cariño, respeto y admiración a los mayores. Indulgencia plenaria: La Penitenciaría Apostólica promulgó un decreto por el que se concedía la indulgencia plenaria con motivo de la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores. Para los ancianos, es posible obtener la indulgencia participando en una de las eucaristías celebradas con motivo de la Jornada, la indulgencia se extiende a quienes participan a través de la televisión, la radio o la web, por motivos delicados de salud. La indulgencia se concede también a todos aquellos que, con ocasión de la Jornada, realizan una obra de misericordia visitando a un anciano que está solo. • Apoyo litúrgico: una de las eucaristías del domingo 24 de julio debe dedicarse para celebrar la Jornada con los abuelos y mayores de la parroquia o comunidad, favoreciendo la presencia de los abuelos y de los mayores, al mismo tiempo se deben programar celebraciones litúrgicas en otros centros y lugares donde estén las personas mayores. El apoyo litúrgico cuenta además con la oración de los fieles y la bendición final. • Logo Oficial de la jornada: Se sugiere hacer uso del logo en todos los documentos y publicaciones. DESCARGAR INSUMOS PASTORALES Mensaje del Santo Padre Oración oficial de la jornada Catequesis sobre la vejez Indicaciones pastorales Logo de la jornada VEA TAMBIÉN: Invitación de Sor ArelisGaviria Montoya, directora del Departamento de Estado LaicalAQUÍ

Mié 20 Jul 2022

INSUMOS: II Jornada Mundial de los Abuelos y las Personas Mayores

El 24 de julio de 2022 se celebrará en toda la Iglesia universal la Segunda Jornada Mundial de los Abuelos y las Personas Mayores, con el tema “En la vejez seguirán dando fruto” (Salmo 92, 15). Esta Jornada, invita a tomar conciencia del precioso don de la ancianidad, valorar la presencia de nuestros mayores, su compañía, consejos, sabiduría, capacidad de amar sin medida, sentir su presencia como una bendición, como lo recuerda el mensaje del Papa Francisco. Monseñor José Clavijo Méndez, obispo de la Diócesis de Sincelejo y responsable de la Pastoral del Adulto Mayor en la Conferencia Episcopal, resaltó que los abuelos son tradición, memoria y calor humano, por tanto, agregó "se les debe tender la mano en la familia, en la parroquia, en la comunidad y en la sociedad". "Hagamos de esta Jornada Mundial del Abuelo un elemento fundamental de nuestra sociedad, para que no sea solamente el 24 de agosto la celebración, sino a lo largo de todo el año y todos los años", agregó. El prelado exhortó para que, en esta fiesta celebrativa se construyan espacios que permita a los abuelos y personas mayores sentir que son necesarios para construir fraternidad y amistad social el mundo del mañana. Por ello, propuso realizar eucarísticas, hacer visitas a los ancianatos, brindarles calor familiar dentro del hogar, entre otros. Por su parte, la hermana Arelis Gaviria Montoya, directora del Departamento de Estado Laical, invitó a todas las personas para que hagan de esta jornada un espacio de oración, celebración y gozo hacia los abuelos y personas mayores. INSUMOS PASTORALES Para animar este momento de gracia, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, ha elaborado insumos pastorales y algunas recomendaciones que permitan vivir esta celebración en las diferentes realidades: parroquial, diocesana o asociativa. Estos son: • El Mensaje del Santo padre • La Oración oficial de la jornada • Catequesis sobre la vejez • Indicaciones pastorales • Apoyo litúrgico • Logo Oficial de la jornada •El mensaje del Santo Padre:Se sugiere que este sea leído, meditado, orado y repartido entre las personas mayores y agentes de pastoral. •La oración:se puede hacer llegar por medio de videos, estampas, pergaminos y diferentes redes sociales. •La catequesis:es un instrumento que invita a la reflexión y el reconocimiento de los mayores y debe ser difundido de una forma creativa. • indicaciones pastorales: Visita a los ancianos que están solos:“La visita manifiesta la opción personal de levantarse e ir con prontitud hacia los demás (cf. Lc 1,39), como hizo María para visitar a su anciana prima Isabel”. Esta acompañada de un detalle sencillo, pero significativo. Preparación de la jornada con los ancianos:“Los ancianos son los principales beneficiarios de las actividades de la Jornada”. Es importante garantizar que el mayor número posible de personas mayores participe de manera presencial en la liturgia dominical celebrada con motivo de la Jornada”. Preparación de la jornada con los jóvenes:Los jóvenes pueden organizar campañas sociales para difundir los contenidos de la Jornada utilizando el hashtag #AbuelosyMayores Organizar jornadas para visitar hogares y valerse de su creatividad para expresar el cariño, respeto y admiración a los mayores. Indulgencia plenaria:La Penitenciaría Apostólica promulgó un decreto por el que se concedía la indulgencia plenaria con motivo de la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores. Para los ancianos, es posible obtener la indulgencia participando en una de las eucaristías celebradas con motivo de la Jornada, la indulgencia se extiende a quienes participan a través de la televisión, la radio o la web, por motivos delicados de salud. La indulgencia se concede también a todos aquellos que, con ocasión de la Jornada, realizan una obra de misericordia visitando a un anciano que está solo. • Apoyo litúrgico:una de las eucaristías del domingo 24 de julio debe dedicarse para celebrar la Jornada con los abuelos y mayores de la parroquia o comunidad, favoreciendo la presencia de los abuelos y de los mayores, al mismo tiempo se deben programar celebraciones litúrgicas en otros centros y lugares donde estén las personas mayores. El apoyo litúrgico cuenta además con la oración de los fieles y la bendición final. • Logo Oficial de la jornada:Se sugiere hacer uso del logo en todos los documentos y publicaciones. DESCARGAR INSUMOS PASTORALES Mensaje del Santo Padre Oración oficial de la jornada Catequesis sobre la vejez ​Indicaciones pastorales Logo de la jornada

Mié 19 Dic 2018

Adviento: Invitación a la esperanza

Por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo - Cada etapa, en el año litúrgico de la Iglesia, tiene su índole y su peculiaridad. El Adviento es el tiempo que nos lleva a pensar en las promesas que Dios nos ha hecho en orden al proyecto que está realizando en la historia. El Adviento es, entonces, una ocasión para comprender lo que es y realiza, en la vida de cada uno y de todos nosotros, la esperanza. La esperanza como virtud que conforta y sostiene al ser humano en su camino. Nuestra sociedad está herida en la esperanza. Se percibe en la tristeza de tantos jóvenes, en la mediocridad de tantas personas, en el egoísmo que nos encierra a casi todos. Son signos de que nos falta esperanza la agitación, la amargura, la superficialidad, la inestabilidad. En la sociedad aparece la ausencia de esperanza en la falta de claridad frente al futuro, en la incoherencia que destruye la unidad interior, en la dispersión en múltiples cosas, en la deshonestidad para favorecer cualquier interés personal. Tantas caídas, desilusiones, frustraciones y crisis en la vida familiar, laboral, espiritual o apostólica tienen su origen en la ausencia de esperanza. La falta de esperanza y de fortaleza es el resultado de no tener perspectivas con relación al futuro, que termina por encerrar la persona en sí misma, por hacerle pensar que está terminada y por impedirle la libertad de ver el mañana desde el amor y el poder de Dios. Debemos preguntarnos: ¿Es posible ofrecer a tantas personas, con dolorosas señales de desesperación, manifiesta o escondida, un motivo de esperanza? ¿Se puede dar a este mundo fatigado, desilusionado y hasta enfadado un mensaje vigoroso de esperanza? Estas preguntas hay que hacerlas porque, dentro de algunos años, sólo sobrevivirán los que hayan encontrado, como los santos, motivos para tener esperanza. La esperanza no equivale a indiferencia ni a resignación ni a vivir de una ilusión. La esperanza es aprender a ver el proyecto que Dios va realizando en el mundo para colaborar con él y para animar a otros a tener la alegría de trabajar por un mundo nuevo. La esperanza es la capacidad de no aniquilarse en la rutina, de no perderse ante la incertidumbre del porvenir, de no replegarse ante los grandes proyectos de la historia. Es la fuerza que nos lanza hacia algo más allá de nosotros mismos, es la sabiduría para situarnos en los planes de Dios. La esperanza tiene dos características que el Adviento nos hace presentes. Es dinámica porque anima; hace ver la meta y, por tanto, impulsa hacia ella sin que preocupe tanto el cansancio o la distancia. Viendo la meta se corre hacia ella, como el que, perdido en una selva o en una ciudad, una vez encuentra una señal que lo oriente se apresura para alcanzar el lugar de llegada. La esperanza sostiene e impulsa para proseguir hasta el final a pesar de las dificultades que se presenten. De otra parte, la esperanza es la purificación que corrige y transforma el ser humano. Haciendo ver el objetivo que se busca, señala también aquello que falta a cada uno para poderlo alcanzar. La esperanza es como una levadura en la entraña misma de la persona, es como un acicate interior que empuja para obtener lo que se espera. Si mi esperanza es vivir la misión que he recibido, qué debo hacer todavía. Si Cristo es mi esperanza, qué me falta para alcanzarlo y tener su vida . Es necesario asumir estas dos dimensiones de la esperanza. La fuerza que estimula y hace llegar y la exigencia de cambio que evita caer en la desesperación. Aprendamos a vivir el tiempo de Adviento con los ojos fijos en Cristo que sustenta nuestra esperanza. Que desde él demos sentido a todo lo que somos y hacemos y con él tengamos sabiduría y fortaleza para llegar hasta el final. Sintamos con el salmista: el Señor es mi luz y mi salvación ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? (Sal 26,1). + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Jue 11 Oct 2018

Dios ofrece el tesoro de la sabiduría

En un mundo en el que tantos buscan tesoros que se acaban, Dios nos ofrece el tesoro de su sabiduría. La revelación del amor de Dios está en su palabra que llega a lo más hondo de la vida para transformarla. Cuando se abre el corazón al tesoro del amor de Dios, todo lo demás sobra porque no llena la vida. Primera lectura: Sb 7,7-11 Salmo Sal 90(89),12-13.14-15.16-17 Segunda lectura: Hb 4,12-13 Evangelio: Mc 10,17-30 (forma larga) o Mc 10, 17-27 (forma breve) ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La primera lectura nos muestra el único tesoro que ni se acaba ni se extingue: la Sabiduría Divina. El Salmo canta la misericordia porque es la acción de Dios en la propia vida. La Carta a los Hebreos nos desvela el valor de la Palabra que llena el corazón con la luz de la fe. El Evangelio nos recomienda buscar la verdadera riqueza que produce alegría y que nadie nos podrá arrebatar. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? Hay en el mundo una sed insaciable de honores, de glorias efímeras, de cosas que satisfacen momentáneamente, pero que definitivamente no salvan. En el amor de Dios que se nos revela en esta Palabra, hay una invitación que nos ubica, nos aterriza, nos invita a arraigar la vida en lo que de verdad vale y significa. El personaje del Evangelio, apenas sintió que le “tocaban su bolsillo”, prefirió cerrarse al novedoso camino que Jesús le ofreció. Tantas veces nos puede pasar lo mismo. Las cosas nos absorben, nos fabricamos ídolos que son capaces de ocultar las buenas intenciones que pueden darse en nuestra vida, porque encierran a la persona en sus gustos, en sus placeres, en sus bienes, impidiendo que el amor verdadero fluya en la forma siempre nueva y creativa de la misericordia. Es por eso que hemos de recordar qué tesoros nos ofrece Dios, cómo nos muestra que el camino de la humanidad se ha desviado hacia intereses que no llenan, hacia bienes que no sacian, hacia caminos que tienen como destino la oscuridad total del que termina sin amar. Con el don de la Palabra, la que se encarna para hacerse cercana, Dios quiere llegar hasta lo más hondo de las personas, entrar al corazón en el que no faltan las heridas causadas por tantas cosas que rompen la unidad que Dios quiere en nuestras vidas y hace que el corazón humano se ahogue en sus propias vanidades. El remedio a esta cárcel de ilusiones en las que nos encierra el pecado es la libertad que nos ofrece el Evangelio cuando entendemos que todo desprendimiento será colmado luego por la paz infinita y por el gozo que realiza en el creyente el saberse libre para ir en pos de Jesús. ¿Qué me sugiere la Palabra que debo decirle a la comunidad? Como orientador de una familia creyente, debo enseñarle a todos, incluso a mí mismo, que “sólo Dios basta” como lo proclama la espiritualidad carmelitana, que “todo se muda” y Dios siempre permanece, invitándonos a no quedarnos en lo efímero sino a enraizarnos en lo que Es y en lo que da vida. Hay que centrarse, por lo tanto, sólo en Jesús, permaneciendo en Él, palpando su humanidad, como nos lo enseñó el Papa Francisco: Con la mirada y los sentimientos de Jesús, que contempla la realidad no como juez, sino como buen samaritano; que reconoce los valores del pueblo con el que camina, así como sus heridas y pecados; que descubre el sufrimiento callado y se conmueve ante las necesidades de las personas, sobre todo cuando estas se ven avasalladas por la injusticia, la pobreza indigna, la indiferencia, o por la perversa acción de la corrupción y la violencia. Con los gestos y las palabras de Jesús, que expresan amor a los cercanos y búsqueda de los alejados; ternura y firmeza en la denuncia del pecado y el anuncio del Evangelio; alegría y generosidad en la entrega y el servicio, sobre todo a los más pequeños, rechazando con fuerza la tentación de dar todo por perdido, de acomodarnos o de volvernos solamente administradores de desgracias. (Papa Francisco, Encuentro don los Consagrados. Medellín, septiembre 9 de 2017) ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? Nos encontramos con Jesús que es la Sabiduría eterna del padre, la “sapiencia suma del Dios soberano” (gozos de la Novena de Navidad de Colombia) y que en su cercanía se desprendió de todo para asumirnos a todos, para congregarnos en una misma esperanza, para enseñarnos la poquedad de todo lo que no es eterno y de todo lo que perece. Liberados de las cosas, se abre en el corazón el espacio necesario para colmarlo con la experiencia de Jesús y con el gozo de después llevarlo a quien quiera vivir la vida con lo necesario para vivirla y con lo suficiente para compartirla.

Mar 16 Ene 2018

Si logras juzgarte bien a ti mismo. Eres un verdadero sabio

Por: Mons. Gonzalo Restrepo Restrepo - Una de las señales de la sabiduría de una persona es la prudencia. Alguien prudente es aquel que sabe callar cuando hay que hacerlo y sabe hablar cuando se necesita. Una persona prudente no hace juicios de nadie. Quien verdaderamente busca la sabiduría de la vida, entiende que no se debe juzgar a nadie porque el hombre no está hecho para juzgar a nadie. Sólo Dios puede juzgar a todos porque sólo él nos conoce enteramente en todo lo que somos, lo que pensamos y lo que hacemos. Sólo él conoce toda nuestra realidad, nos conoce por dentro y por fuera, íntegramente. Así que los juicios pertenecen sólo a Dios. Tú puedes y debes juzgarte a ti mismo, pero de la mejor manera. No tienes por qué ser un verdugo para ti mismo. Hay muchos que son tiranos para sí mismos. Debes mirarte con realismo, juzgarte con verdad porque cuando haces juicios exagerados sobre ti mismo, para ensalzarte o para despreciarte, te estás destruyendo. La verdadera sabiduría está en lograr juzgarte con verdad y realismo a ti mismo. ¿porqué andas buscando qué decir, qué opinar, qué pensar sobre los demás? Hay quienes viven alimentando pensamientos en contra de los demás, sueñan en lo que los demás no han hecho ni han pensado para desfigurar su imagen y esclavizarlos. Hay personas con las cuales no se puede convivir porque son tan imprudentes que no se les puede confiar nada, aunque están ávidos de saberlo todo para poder contar y tener la última noticia. No tienen el más mínimo sentido de la intimidad, del secreto, de la reserva. Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás. Cuando se trata de juzgarnos a nosotros mismos, huimos, siempre nos justificamos sea lo que sea, siempre buscamos razones que nos justifiquen y no permitimos una condena como la que normalmente hacemos de los demás. Qué difícil es juzgarse a uno mismo y juzgar a los demás. Te invito a que manifiestes tu sabiduría, tu equilibrio y tu prudencia, haciendo un esfuerzo por no juzgar a nadie y por enfrentarte a ti mismo con realismo y con verdad. Sólo Dios puede juzgar al hombre. No tienes por qué apropiarte este derecho. + Gonzalo Restrepo Restrepo Arzobispo de Manizales

Mar 5 Dic 2017

Papa Francisco pidió “por el respeto y el cuidado de los abuelos”

En su mensaje tradicional de cada mes, el papa Francisco a través de un video pidió “por el respeto y el cuidado de los abuelos”, y subrayó el papel que cumplen en la sociedad como portadores de la sabiduría y la experiencia. Además, señaló que los pueblos que se olvidan de los ancianos “no tienen futuro” porque pierden su memoria. “Tengamos presente a nuestros ancianos para que, sostenidos por las familias e instituciones, colaboren con su sabiduría y experiencia en la educación de las nuevas generaciones”, exhortó el Papa y añadió: “Las abuelas y los abuelos son nuestra fuerza y nuestra sabiduría”. La población de ancianos está creciendo a su mayor ritmo histórico en los últimos años. En 2016, más del 8% de la población del mundo estaba por encima de los 65 años. Entre los países con mayor porcentaje de ancianos se destacan Japón con 27%; Italia con 23%; Portugal y Finlandia con 21%; seguidos por Bulgaria, Grecia, Letonia y Suecia con 20%. “Cuando una sociedad pierde la memoria, está perdida. No tiene raíces”, advirtió el Papa. “A los abuelos se les ha confiado transmitir la experiencia de la vida, la historia de una familia, de una comunidad, de un pueblo y son una promesa y una garantía del futuro”, destacó. El Video del Papa es una iniciativa global, desarrollada por la Red Mundial de Oración del Papa (Apostolado de la Oración), para colaborar en la difusión de las intenciones mensuales del Santo Padre sobre los desafíos de la humanidad. Fuente: Agencia católica AICA

Vie 1 Dic 2017

Si logras juzgarte bien a ti mismo. Eres un verdadero sabio

Por: Mons. Gonzalo Restrepo Restrepo - Una de las señales de la sabiduría de una persona es la prudencia. Alguien prudente es aquel que sabe callar cuando hay que hacerlo y sabe hablar cuando se necesita. Una persona prudente no hace juicios de nadie. Quien verdaderamente busca la sabiduría de la vida, entiende que no se debe juzgar a nadie porque el hombre no está hecho para juzgar a nadie. Sólo Dios puede juzgar a todos porque sólo él nos conoce enteramente en todo lo que somos, lo que pensamos y lo que hacemos. Sólo él conoce toda nuestra realidad, nos conoce por dentro y por fuera, íntegramente. Así que los juicios pertenecen sólo a Dios. Tú puedes y debes juzgarte a ti mismo, pero de la mejor manera. No tienes por qué ser un verdugo para ti mismo. Hay muchos que son tiranos para sí mismos. Debes mirarte con realismo, juzgarte con verdad porque cuando haces juicios exagerados sobre ti mismo, para ensalzarte o para despreciarte, te estás destruyendo. La verdadera sabiduría está en lograr juzgarte con verdad y realismo a ti mismo. ¿porqué andas buscando qué decir, qué opinar, qué pensar sobre los demás? Hay quienes viven alimentando pensamientos en contra de los demás, sueñan en lo que los demás no han hecho ni han pensado para desfigurar su imagen y esclavizarlos. Hay personas con las cuales no se puede convivir porque son tan imprudentes que no se les puede confiar nada, aunque están ávidos de saberlo todo para poder contar y tener la última noticia. No tienen el más mínimo sentido de la intimidad, del secreto, de la reserva. Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás. Cuando se trata de juzgarnos a nosotros mismos, huimos, siempre nos justificamos sea lo que sea, siempre buscamos razones que nos justifiquen y no permitimos una condena como la que normalmente hacemos de los demás. Qué difícil es juzgarse a uno mismo y juzgar a los demás. Te invito a que manifiestes tu sabiduría, tu equilibrio y tu prudencia, haciendo un esfuerzo por no juzgar a nadie y por enfrentarte a ti mismo con realismo y con verdad. Sólo Dios puede juzgar al hombre. No tienes por qué apropiarte este derecho. + Gonzalo Restrepo Restrepo Arzobispo de Manizales