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2016

Dom 8 Ene 2017

Un año fructífero para el departamento de Liturgia

El Departamento de Liturgia del episcopado ha calificado como positivo el trabajo que ha realizado durante el 2016. Así lo afirmó el padre Jairo Alberto Montoya, director de Liturgia del episcopado. A nivel de publicaciones destacó el acompañamiento al proceso de edición de los cuatro primeros Leccionarios (Leccionario Dominical A, Leccionario Ferial Adviento – Pascua, Leccionario para los días feriales del tiempo litúrgico I y II). Estas publicaciones actualmente se encuentran en presentación a la Sagrada Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, para su respectiva aprobación. También se resalta la realización y entrega a tiempo de las dos publicaciones del Plan Nacional de Predicación y Moniciones y oración universal de los fieles; el ordo 2017, con una nueva presentación y la reimpresión del Misal Romano, edición 2008. Este departamento brindó apoyo con la elaboración de diversos subsidios litúrgicos: Peregrinación en el Año Jubilar de la Misericordia, Oración Intensa por Colombia, Conclusión Jubileo de la Misericordia, Consagración de Colombia al Sagrado Corazón Misericordioso de Jesús. Para dar continuidad al proyecto Aplicación Ordo Colombiano se cargó sistemáticamente tres nuevas funcionalidades para los domingo y solemnidades: audios, lectura del día y reflexión del día. En este campo se ha motivado a nivel de Comisión Episcopal de Liturgia, de Presidencia de la CEC y de Directores del SPEC, el proyecto aplicación móvil de la Liturgia de las Horas de Colombia, para dar respuesta a la necesidad que de ella se tiene, dado que se vienen empleando por parte de obispos, sacerdotes. A nivel de encuentros, el padre Montoya destaca el Encuentro Nacional de Liturgia que se realizó del 16 al 18 de mayo donde se abordó el tema del Directorio Homilético y el estado de formación de los agentes de pastoral litúrgica. “Se presentó la historia y el estado actual de la homilía para concluir con las nuevas orientaciones que presenta el Directorio Homilético de 2014. Igualmente se complementó, con la ayuda de los participantes, el cuestionario que se envió a las provincias y también por medio de éstas a las diócesis. Con este cuestionario se realizó un acercamiento al estado de formación de los agentes de pastoral litúrgica del país. Con este marco se plasmó, por parte de los participantes, los aspectos que demandan mayor atención en procura de corregir y unificar en lo relacionado con la formación, en la praxis y en la vivencia la liturgia que celebramos.”, explicó el sacerdote. Para la primera quincena del mes de enero se tiene previsto la entrega al departamento de Liturgia de la edición popular de la Liturgia de las Horas para los fieles y para los primeros meses de 2017 concluirá un subsidio con base a los Principios Generales de la Liturgia de las Horas (PGLH). Foto Archivo: Encuentro Nacional de Liturgia, 2016

Lun 9 Mayo 2016

La comunicación

Por Monseñor Fabio Suescún Mutis: La comunicación entre los humanos está al servicio de la convivencia. Es el lazo que establece la comunión entre iguales y pue¬de, mediante el dialogo, superar los conflictos. La comunicación nos permite entrar en rela¬ción con todo lo que nos rodea: el cosmos, los semejantes. Dios. Queremos y necesitamos encontramos con el otro. El contacto físico fortalece la rela¬ción. Vamos al encuentro de los familiares y amigos. El corazón necesita de la presencia de los seres amados. Los medios de transporte fa¬cilitan el deseo de quienes quieren estar juntos pero están lejos. Un abrazo muestra cercanía en el afecto, da apoyo y compañía. Una bofeta¬da es desprecio, castigo, rechazo. El estafeta corría grandes distancias para levar noticias. Las señales de humo y los tam¬bores llevaban mensajes a través de valles y montañas. El hombre ha puesto la tecnología al ser¬vicio de la comunicación humana hasta llegar a la red que nos permite ser ciudadanos del mundo y testigos directos de los acontecimientos. Dos no vive en un mundo solitario. Nos ha creado para compartir con nosotros y, ante el desprecio de la criatura se ha acercado por medio de su hijo Jesús para restablecer los vínculos de amor. Ha establecido su casa entre nosotros, y más allá de la obra creadora, se ha dado a conocer plenamente por medio de su Verba fe Palabra de Dios (Cí Jn 1.148X). De la persona sale la palabra para dar a co¬nocer (as Ideas y tos sentimientos más profun¬dos El lenguaje humano permite el encuentro de dos mundos interiores. Es pobre aquel que no tiene con quién hablar. Para que sea posible la comunicación hay que recorrer un camino de doble vía: transmitir y reatar, hablar y escuchar. La sabiduría dice que “No hay peor sordo que el que no quie¬re escuchar”. Podemos agregar que “No hay peor mudo que el que no quiere hablar”. Quien no puede oír ni puede transmitir lo que siente está fuera de la realidad, se queda encerrado en sí mismo, lo que constituye un dolor, una en¬fermedad, una soledad. Jesús liberó a un sor¬do que apenas podía hablar y lo integró a la vida de su familia y de su sociedad. El poder del Mesías le permitió a aquel pobre hombre abrirse a la alegría de la convivencia (Ct Me 7.31-37). El sordomudo del Evangelio es un hombre-símbolo. Es sordo aquel que no oye nada más que a s mismo. Quien escucha la voz de Dios y contempla sus maravillas puede des¬atar su lengua para cantar alabanzas al Buen Dios. Pero no basta el buen funcionamiento de los sentidos varios obstáculos impiden una buena sintonía con el interlocutor. Nada en¬tiende quien no conoce el idioma de aquel con quien dialoga. Más aún podemos hablar la mis¬ma lengua más no comprender muchos térmi¬nos y desconocer significados de una misma palabra. Pero ante todo bloquean la comuni¬cación los prejuicios que tenemos hacia aquel que intenta darse a conocer. Oímos muchas cosas y necesitamos sabiduría para discernir qué es Importante y qué mera palabrería. Podemos decir muchas cosas, pero necesitamos la prudencia para saber qué palabra es conveniente pronunciar y cuál debemos calar. El Dios vivo antes de la posesión de la tie¬rra prometida, hace con tos hebreos un pacto de exclusividad (Cf. Ex 24,8). Dios garantiza su protección y el pueblo será feliz en el cumpli¬miento de sus mandatos: “yo seré tu Dios y tú serás mi pueblo”. Las primeras palabras de la Ley de la Alianza son éstas 'escucha Israel' IDt 6.4X . "Escucha”, shemá en hebreo, exige varias actitudes: el interés por la persona y por las cosas que dice, la intención para entender lo que se transmite y la respuesta en acción a la palabra recibida. + Monseñor Fabio Suescún Mutis Obispo Castrense de Colombia

Vie 22 Ene 2016

Comuniquemos con misericordia

Así animó el Papa en el mensaje con motivo de la 50 Jornada Mundial de las Comunicaciones: "Comunicación y misericordia" que se presentó este viernes 22 de enero, en la oficina de prensa del Vaticano. En primera instancia Francisco, recuerda que "lo que decimos y cómo lo decimos, cada palabra y cada gesto debería expersar la compasión, la ternura y el perdón de Dios para con todos", luego asegura que a travéz de la comunicación se pueden construir puentes para "favorecer el encuentro y la inclusión", esta misma actitud - precisó- se debe realizar en el ambiente digital. También anima a que el lenguaje de la política y la diplomacia se deje "inspirar" por la misericordia. Finalmente le pontífice ha dicho que para que la sociedad humana sea una familia es fundamental escuchar. "Comunicar significa compartir, y para compartir se necesita escuchar, acoger. Escuchar es mucho más que oír. Oír hace referencia al ámbito de la información; escuchar, sin embargo, evoca la comunicación, y necesita cercanía.". Comunicación y Misericordia: un encuentro fecundo Queridos hermanos y hermanas, El Año Santo de la Misericordia nos invita a reflexionar sobre la relación entre la comunicación y la misericordia. En efecto, la Iglesia, unida a Cristo, encarnación viva de Dios Misericordioso, está llamada a vivir la misericordia como rasgo distintivo de todo su ser y actuar. Lo que decimos y cómo lo decimos, cada palabra y cada gesto debería expresar la compasión, la ternura y el perdón de Dios para con todos. El amor, por su naturaleza, es comunicación, lleva a la apertura, no al aislamiento. Y si nuestro corazón y nuestros gestos están animados por la caridad, por el amor divino, nuestra comunicación será portadora de la fuerza de Dios. Como hijos de Dios estamos llamados a comunicar con todos, sin exclusión. En particular, es característico del lenguaje y de las acciones de la Iglesia transmitir misericordia, para tocar el corazón de las personas y sostenerlas en el camino hacia la plenitud de la vida, que Jesucristo, enviado por el Padre, ha venido a traer a todos. Se trata de acoger en nosotros y de difundir a nuestro alrededor el calor de la Iglesia Madre, de modo que Jesús sea conocido y amado, ese calor que da contenido a las palabras de la fe y que enciende, en la predicación y en el testimonio, la «chispa» que los hace vivos. La comunicación tiene el poder de crear puentes, de favorecer el encuentro y la inclusión, enriqueciendo de este modo la sociedad. Es hermoso ver personas que se afanan en elegir con cuidado las palabras y los gestos para superar las incomprensiones, curar la memoria herida y construir paz y armonía. Las palabras pueden construir puentes entre las personas, las familias, los grupos sociales y los pueblos. Y esto es posible tanto en el mundo físico como en el digital. Por tanto, que las palabras y las acciones sean apropiadas para ayudarnos a salir de los círculos viciosos de las condenas y las venganzas, que siguen enmarañando a individuos y naciones, y que llevan a expresarse con mensajes de odio. La palabra del cristiano, sin embargo, se propone hacer crecer la comunión e, incluso cuando debe condenar con firmeza el mal, trata de no romper nunca la relación y la comunicación. Quisiera, por tanto, invitar a las personas de buena voluntad a descubrir el poder de la misericordia de sanar las relaciones dañadas y de volver a llevar paz y armonía a las familias y a las comunidades. Todos sabemos en qué modo las viejas heridas y los resentimientos que arrastramos pueden atrapar a las personas e impedirles comunicarse y reconciliarse. Esto vale también para las relaciones entre los pueblos. En todos estos casos la misericordia es capaz de activar un nuevo modo de hablar y dialogar, como tan elocuentemente expresó Shakespeare: «La misericordia no es obligatoria, cae como la dulce lluvia del cielo sobre la tierra que está bajo ella. Es una doble bendición: bendice al que la concede y al que la recibe» (El mercader de Venecia, Acto IV, Escena I). Es deseable que también el lenguaje de la política y de la diplomacia se deje inspirar por la misericordia, que nunca da nada por perdido. Hago un llamamiento sobre todo a cuantos tienen responsabilidades institucionales, políticas y de formar la opinión pública, a que estén siempre atentos al modo de expresase cuando se refieren a quien piensa o actúa de forma distinta, o a quienes han cometido errores. Es fácil ceder a la tentación de aprovechar estas situaciones y alimentar de ese modo las llamas de la desconfianza, del miedo, del odio. Se necesita, sin embargo, valentía para orientar a las personas hacia procesos de reconciliación. Y es precisamente esa audacia positiva y creativa la que ofrece verdaderas soluciones a antiguos conflictos así como la oportunidad de realizar una paz duradera. «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. […] Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios» (Mt 5,7.9). Cómo desearía que nuestro modo de comunicar, y también nuestro servicio de pastores de la Iglesia, nunca expresara el orgullo soberbio del triunfo sobre el enemigo, ni humillara a quienes la mentalidad del mundo considera perdedores y material de desecho. La misericordia puede ayudar a mitigar las adversidades de la vida y a ofrecer calor a quienes han conocido sólo la frialdad del juicio. Que el estilo de nuestra comunicación sea tal, que supere la lógica que separa netamente los pecadores de los justos. Nosotros podemos y debemos juzgar situaciones de pecado – violencia, corrupción, explotación, etc. –, pero no podemos juzgar a las personas, porque sólo Dios puede leer en profundidad sus corazones. Nuestra tarea es amonestar a quien se equivoca, denunciando la maldad y la injusticia de ciertos comportamientos, con el fin de liberar a las víctimas y de levantar al caído. El evangelio de Juan nos recuerda que «la verdad os hará libres» (Jn 8,32). Esta verdad es, en definitiva, Cristo mismo, cuya dulce misericordia es el modelo para nuestro modo de anunciar la verdad y condenar la injusticia. Nuestra primordial tarea es afirmar la verdad con amor (cf. Ef 4,15). Sólo palabras pronunciadas con amor y acompañadas de mansedumbre y misericordia tocan los corazones de quienes somos pecadores. Palabras y gestos duros y moralistas corren el riesgo hundir más a quienes querríamos conducir a la conversión y a la libertad, reforzando su sentido de negación y de defensa. Algunos piensan que una visión de la sociedad enraizada en la misericordia es injustificadamente idealista o excesivamente indulgente. Pero probemos a reflexionar sobre nuestras primeras experiencias de relación en el seno de la familia. Los padres nos han amado y apreciado más por lo que somos que por nuestras capacidades y nuestros éxitos. Los padres quieren naturalmente lo mejor para sus propios hijos, pero su amor nunca está condicionado por el alcance de los objetivos. La casa paterna es el lugar donde siempre eres acogido (cf. Lc 15,11-32). Quisiera alentar a todos a pensar en la sociedad humana, no como un espacio en el que los extraños compiten y buscan prevalecer, sino más bien como una casa o una familia, donde la puerta está siempre abierta y en la que sus miembros se acogen mutuamente. Para esto es fundamental escuchar. Comunicar significa compartir, y para compartir se necesita escuchar, acoger. Escuchar es mucho más que oír. Oír hace referencia al ámbito de la información; escuchar, sin embargo, evoca la comunicación, y necesita cercanía. La escucha nos permite asumir la actitud justa, dejando atrás la tranquila condición de espectadores, usuarios, consumidores. Escuchar significa también ser capaces de compartir preguntas y dudas, de recorrer un camino al lado del otro, de liberarse de cualquier presunción de omnipotencia y de poner humildemente las propias capacidades y los propios dones al servicio del bien común. Escuchar nunca es fácil. A veces es más cómodo fingir ser sordos. Escuchar significa prestar atención, tener deseo de comprender, de valorar, respetar, custodiar la palabra del otro. En la escucha se origina una especie de martirio, un sacrificio de sí mismo en el que se renueva el gesto realizado por Moisés ante la zarza ardiente: quitarse las sandalias en el «terreno sagrado» del encuentro con el otro que me habla (cf. Ex 3,5). Saber escuchar es una gracia inmensa, es un don que se ha de pedir para poder después ejercitarse practicándolo. También los correos electrónicos, los mensajes de texto, las redes sociales, los foros pueden ser formas de comunicación plenamente humanas. No es la tecnología la que determina si la comunicación es auténtica o no, sino el corazón del hombre y su capacidad para usar bien los medios a su disposición. Las redes sociales son capaces de favorecer las relaciones y de promover el bien de la sociedad, pero también pueden conducir a una ulterior polarización y división entre las personas y los grupos. El entorno digital es una plaza, un lugar de encuentro, donde se puede acariciar o herir, tener una provechosa discusión o un linchamiento moral. Pido que el Año Jubilar vivido en la misericordia «nos haga más abiertos al diálogo para conocernos y comprendernos mejor; elimine toda forma de cerrazón y desprecio, y aleje cualquier forma de violencia y de discriminación» (Misericordiae vultus, 23). También en red se construye una verdadera ciudadanía. El acceso a las redes digitales lleva consigo una responsabilidad por el otro, que no vemos pero que es real, tiene una dignidad que debe ser respetada. La red puede ser bien utilizada para hacer crecer una sociedad sana y abierta a la puesta en común. La comunicación, sus lugares y sus instrumentos han traído consigo un alargamiento de los horizontes para muchas personas. Esto es un don de Dios, y es también una gran responsabilidad. Me gusta definir este poder de la comunicación como «proximidad». El encuentro entre la comunicación y la misericordia es fecundo en la medida en que genera una proximidad que se hace cargo, consuela, cura, acompaña y celebra. En un mundo dividido, fragmentado, polarizado, comunicar con misericordia significa contribuir a la buena, libre y solidaria cercanía entre los hijos de Dios y los hermanos en humanidad. [icon class='fa fa-play' link='']Ir al mensaje[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Ir a mensajes[/icon] Foto:Internet

Vie 15 Ene 2016

2016, un año con mucho trabajo con los consagrados del país

A pesar del poco tiempo que tiene como director de los departamentos de Ministerios Ordenados y Vida Consagrada, el padre Manuel Hernando Vega al cerrar el 2015 ha compartido algunas reflexiones sobre el trabajo que se viene realizando en estas dependencias del episcopado colombiano. El sacerdote resaltó el significativo trabajo que ha realizado su antecesor, el padre Juan Álvaro Zapata, actual Secretario Adjunto del episcopado. Entre las acciones que se avanzaron en el departamento de Ministerios Ordenados subrayó la labor con los seminarios mayores, los rectores, los promotores vocacionales, los directores permanentes y la continuidad que se ha dado a la hermanada con la diócesis hermana de Aquisgrán (Alemania). Entrevista Padre Manuel Hernando Vega El presbítero adelantó que durante el nuevo año sus acciones se centrarán en dar continuidad a actividades que ya son tradicionales, como ser el encuentro con los rectores de los seminarios mayores del país. Anticipó que durante este encuentro se contará con la visita de monseñor Jorge Carlos Patrón Wong, quien compartirá la Ratio Fundamentalis, el instrumento que la Santa Sede brinda para la formación de los sacerdotes en los seminarios. Este documento posteriormente será adaptado a las realidades de nuestro país. Vida Consagrada Al referirse al departamento de Vida Consagrada, destacó los permanentes encuentros que se han realizado. Particularizó el encuentro de la Vida Contemplativa que se efectuó en instalaciones de la Conferencia Episcopal y los resultados que generó. Otro punto alto fue el Año de la Vida Consagrada que se vivió y que se cerrará el 2 de febrero de 2016. En relación a este evento, comentó se prepararán diversas actividades para cerrar este año. Finalmente aseguró que una de las tareas del 2016 será el trabajo en la formación de las comunidades nacientes, para ello, en diversos encuentros, se apoyarán con aquellas comunidades de más experiencia. Esta labor se realizará en conjunto con la Conferencia de Religiosos de Colombia (CRC).

Vie 1 Ene 2016

Mensaje de la XLIX Jornada Mundial de la Paz

Con la frase, “vence la indiferencia y conquista la paz”, el Papa Francisco ha entregado al mundo el mensaje de la XLIX Jornada Mundial de la Paz que se celebrará el próximo 1 de enero del 2016. En su mensaje, el Papa hace relación a los hechos violentos que han marcado el 2015 comparándolos como las formas, de la que podría llamar, una «tercera guerra mundial en fases». Frente a esto, el obispo de Roma, invita a no a ir más allá de los intereses individuales y a no caer en la resignación y la indiferencia ante las situaciones críticas. En el documento el pontífice también hace mención de algunos acontecimientos que se han realizado en pro del medio ambiente como por ejemplo la COP 21 y así mismo, hace relación al trabajo que ha venido desarrollando la iglesia a favor de la paz y la reconciliación, como es el caso del año de la misericordia. Debido a que el mensaje central de esta jornada se direcciona en vencer la indiferencia y conquistar la paz, el Papa desarrolla esta temática mencionando algunas de las formas en que se manifiesta la indiferencia y señala en que manera la paz se ha visto amenazada por la indiferencia global. El escrito, que se podrá obtener a través de la web, consta de otros puntos donde hace relación a la manera en que se puede vencer la indiferencia social a través de la misericordia para llegar a la paz. Por último, el Papa Francisco, cierra su documento refiriéndose a la actitud que se debe tomar frente a las personas que requieren tratamientos médicos urgentes y deseando un feliz 2016.

Mar 29 Dic 2015

Cardenal anima a que usemos el tiempo con sentido

”Que el tiempo no pase sin sentido, sino que sea signo de crecimiento”, aseguró el cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), en un mensaje difundido para el fin de año. El purpurado recordó que el cierre y el inicio de un año deben ser puntos de referencia, no sólo para saber que el tiempo está pasando, sino para comprender que nuestra existencia está en movimiento. “Preguntémonos sí en este pasar del tiempo estamos creciendo, cómo estamos viviendo y qué propósitos tenemos”, cuestionó Salazar Gómez. El jerarca de la Iglesia animó para que los creyentes asuman el nuevo año una vida nueva basada en la solidaridad, fraternidad y la transformación.

Mar 29 Dic 2015

Que el 2016 sea rico en alegrías y paz

Al concluir el 2015, los obispos expresan su deseo para que el nuevo año sea bendecido por Dios, rico en alegrías y grandes transformaciones en el ámbito social, político, educacional y económico. Así lo manifestaron a través de un mensaje a todo el pueblo colombiano. En el mensaje, firmado por el presidente del episcopado, monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, se recuerda que "Dios no es indiferente y que le preocupa la humanidad", por ello "en ningún instante hemos de sentirnos abandonados por el Señor". También hacen mención especial al tema de la paz. En este sentido, animan para que hagamos de nuestras vidas "un nuevo y gran aporte a la paz". "La paz solo será posible si cada uno hace de su existencia una obra de perdón y reconciliación, dejando atrás los odios y los deseos de venganza.", señalan los prelados. Aprovechando el marco del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, los pastores invitan a ser misericordiosos y promover los valores de la justicia, verdad, honestidad y lealtad. "Debemos ser solidarios con quienes no cuentan con lo mínimo para llevar una existencia digna, formar en valores y sólidos criterios a las nuevas generaciones". Los obispos también hacen un llamado a los nuevos gobernadores y alcaldes para que durante su administración hagan buena política y honesto uso de los recursos, así mismo animan al Gobierno Nacional para que siga buscando caminos de paz, justicia, equidad, respeto a los derechos humanos y a los valores que dignifican al ser humano. [icon class='fa fa-download' link='']DESCARGA MENSAJE[/icon]