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abuelos

Mié 20 Abr 2022

Francisco: hay que honrar a los ancianos, así se reconoce su dignidad

El Papa Francisco retomó en la Audiencia General de este miércoles 20 de abril la serie de catequesis sobre la vejez con el tema: “'Honra al padre y a la madre”: el amor de vivir la vida. Allí pidió “no descartar a los ancianos”. Durante su intervención observó que no siempre en las sociedades se presta atención a devolver a nuestros ancianos el amor recibido, con la ternura y el respeto debidos. Por eso, invitó a las familias a acercar a sus hijos a los abuelos y a no desatenderlos cuando sean huéspedes de una residencia de ancianos o de reposo. A continuación, el texto completo de la catequesis del Papa Francisco: Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! Hoy, con la ayuda de la Palabra de Dios, abrimos un pasaje a través de la fragilidad de la edad anciana, marcada de forma especial por las experiencias del desconcierto y del desánimo, de la pérdida y del abandono, de la desilusión y la duda. Naturalmente, las experiencias de nuestra fragilidad, frente a las situaciones dramáticas – a veces trágicas – de la vida, pueden suceder en todo tiempo de la existencia. Sin embargo, en la edad anciana, estas pueden suscitar menos impresión e inducir en los otros una especie de hábito, incluso de molestia. Cuántas veces hemos oído o hemos pensado que los ancianos molestan o estos ancianos siempre molestan. No digan que no, porque es sí. Lo hemos dicho y lo hemos pensado. Las heridas más graves de la infancia y de la juventud provocan, justamente, un sentido de injusticia y de rebelión, una fuerza de reacción y de lucha. Sin embargo, las heridas, también graves, de la edad anciana están acompañadas, inevitablemente, por la sensación de que, sea como sea, la vida no se contradice, porque ya ha sido vivida. Y así los ancianos se alejan un poco también de nuestra experiencia, queremos alejarlos. En la común experiencia humana, el amor – como se dice – es descendiente: no vuelve sobre la vida que está detrás de las espaldas con la misma fuerza con la que se derrama sobre la vida que está todavía delante. La gratuidad del amor aparece también en esto: los padres lo saben desde siempre, los ancianos lo aprenden pronto. A pesar de eso, la revelación abre un camino para una restitución diferente del amor: es el camino de honrar a quien nos ha precedido. La vida de honrar a las personas que nos han precedido, y de aquí honrar a los ancianos. Este amor especial que se abre el camino en la forma del honor – ternura y respeto al mismo tiempo – destinada a la edad anciana está sellado por el mandamiento de Dios. «Honrar al padre y a la madre» es un compromiso solemne, el primero de la “segunda tabla” de los diez mandamientos. No se trata solamente del propio padre y de la propia madre. Se trata de la generación y de las generaciones que preceden, cuya despedida también puede ser lenta y prolongada, creando un tiempo y un espacio de convivencia de larga duración con las otras edades de la vida. En otras palabras, se trata de la vejez de la vida. Honor es una buena palabra para enmarcar este ámbito de restitución del amor que concierne a la edad anciana. Nosotros hemos recibido el amor de nuestros padres, de nuestros abuelos, y ahora nosotros sustituimos este amor a ellos, a los ancianos, a los abuelos. Nosotros hoy hemos descubierto el término “dignidad”, para indicar el valor del respeto y del cuidado de la vida de todos. Dignidad, equivale sustancialmente al honor. Honrar a los padres y madres, honorar a los ancianos es reconocer la dignidad que tienen. Pensemos bien en esta bonita declinación del amor que es el honor. El cuidado mismo del enfermo, el apoyo a quien no es autosuficiente, la garantía del sustento, les puede faltar el honor. El honor falla cuando el exceso de confianza, en vez de decantarse como delicadeza y afecto, ternura y respeto, se convierte en rudeza y prevaricación. Cuando la debilidad es reprochada, e incluso castigada, como si fuera una culpa. Cuando el desconcierto y la confusión se convierten en una apertura para la burla y la agresividad. Puede suceder incluso entre las paredes domésticas, en las residencias, como también en las oficinas o en los espacios abiertos de la ciudad. Animar en los jóvenes, también indirectamente, una actitud de suficiencia – e incluso de desprecio – en relación con la edad anciana, de sus debilidades y de su precariedad, produce cosas horribles. Abre el camino a excesos inimaginables. Los chicos que queman la manta de un “vagabundo”, lo hemos visto, porque lo ven como un desecho humano. Muchas veces vemos a los ancianos como un descarte, o los metemos nosotros en el descarte. Estos chicos que queman la manta de un vagabundo son la punta del iceberg, es decir del desprecio por una vida que, lejos de las atracciones y de las pulsiones de la juventud, aparece ya como una vida de descarte. Descarte es la palabra que va aquí, despreciar a los ancianos y descartarlos de la vida, ponerlos a parte, echarlos fuera. Este desprecio, que deshonra al anciano, en realidad nos deshonra a todos nosotros. Si yo deshonro al anciano, me deshonro a mi mismo. El pasaje del Libro del Eclesiástico, es justamente duro en relación con este deshonor, que clama venganza a los ojos de Dios. Existe un pasaje, en la historia de Noé, muy expresivo en relación con esto. No sé si lo tienen en mente. El viejo Noé, héroe del diluvio y todavía gran trabajador, yace descompuesto después de haber bebido algún vaso de más. El anciano ha bebido demasiado. Los hijos, por no hacerle despertar en la vergüenza, lo cubren con delicadeza, con la mirada baja, con gran respeto. Este texto es muy bonito y dice todo del honor debido al anciano. Cubrir las debilidades del anciano para que no tengan vergüenza. Es un texto que nos ayuda mucho. No obstante todas las providencias materiales que las sociedades más ricas y organizadas ponen a disposición de la vejez – de las cuales podemos ciertamente estar orgullosos -, la lucha por la restitución de esa forma especial de amor que es el honor, me parece todavía frágil e inmadura. Debemos hacer de todo para sostenerla y animarla, ofreciendo mejor apoyo social y cultural a aquellos que son sensibles a esta decisiva forma de “civilización del amor”. Y sobre esto me permito aconsejar a los padres, acercar a los hijos, los niños y los jóvenes a los ancianos. Acercarles siempre, y cuando el anciano está enfermo, un poco fuera de cabeza, acercarles siempre. Que sepan que esta es nuestra carne, que esto sea lo que ha hecho posible que nosotros estemos aquí. Por favor no alejéis a los ancianos, y si no hay otra posibilidad que enviarles a una residencia, por favor ir a verles y llevar a los niños a verles. Son el honor de nuestra civilización, los ancianos que han abierto las puertas. Y muchas veces, los hijos se olvidan de esto. Os digo una cosa personal, a mi me gustaba visitar las residencias de ancianos en Buenos Aires, iba a menudo, visitaba a cada uno. Y recuerdo una vez que pregunté a una señora cuántos hijos tenía. Me dijo que tenía cuatro, todos casados con hijos, y comenzó a hablarme de su familia. Le pregunté si ellos venían y dijo “sí, vienen siempre”. Cuando salí de la habitación, la enfermera que había escuchado me dijo: “Padre, ha dicho una mentira para cubrir a sus hijos. Desde hace seis meses no viene nadie”. Esto es descartar a los ancianos y pensar que son material de descarte. Por favor, es un pecado grave. Este es el primer mandamiento y el único que dice el premio: Honrarás a tu padre y a tu madre y tendrás vida eterna en la tierra. Este mandamiento de honrar a los ancianos nos da una bendición, que se expresa en este modo de tener una larga vida. Por favor, cuiden a los ancianos, y si pierden la cabeza, cuiden a los ancianos. Porque son la presencia de la historia, la presencia de la familia, y gracias a ellos yo estoy aquí y podemos decirlo todos nosotros. Gracias a ti, abuelo y abuela, yo estoy vivo. Por favor, no le dejéis solos. Y esto de cuidar a los ancianos no es una cuestión de cosméticos y de cirugía plástica. Más bien es una cuestión de honor, que debe transformar la educación de los jóvenes respecto a la vida y a sus fases. El amor por lo humano que nos es común, incluido el honor por la vida vivida, no es una cuestión para los ancianos. Más bien, es una ambición que iluminará a la juventud que hereda sus mejores cualidades. La sabiduría del Espíritu de Dios nos conceda abrir el horizonte de esta auténtica revolución cultural con la energía necesaria.

Dom 26 Dic 2021

Papa Francisco escribe una carta a los matrimonios del mundo

El papa Francisco se dirige en una carta a los esposos y esposas del mundo con ocasión del Año Familia Amoris laetitia, en la que el pontífice se acerca a las familias para expresarles su “afecto y cercanía en este tiempo tan especial que estamos viviendo”. En las primeras líneas del texto, Francisco les dice que siempre ha tenido presente a las familias en sus oraciones, y más aún durante la pandemia, especialmente a las más vulnerables que han sido objeto de una dura prueba durante la crisis sanitaria. “El momento que estamos pasando me lleva a acercarme con humildad, cariño y acogida a cada persona, a cada matrimonio y a cada familia en las situaciones que estén experimentando” El bien de la propia familia y de la sociedad Después de destacar que este contexto particular “invita a hacer vida las palabras con las que el Señor llama a Abraham a salir de su patria y de la casa de su padre hacia una tierra desconocida que Él mismo le mostrará”, Francisco afirma que todos “hemos vivido más que nunca la incertidumbre, la soledad, la pérdida de seres queridos y nos hemos visto impulsados a salir de nuestras seguridades, de nuestros espacios de control, de nuestras propias maneras de hacer las cosas, de nuestras apetencias, para atender no sólo al bien de la propia familia, sino además al de la sociedad, que también depende de nuestros comportamientos personales”. Mientras a partir de la fe cristiana el Santo Padre les recuerda que no están solos “ya que Dios está en nosotros, con nosotros y entre nosotros: en la familia, en el barrio, en el lugar de trabajo o estudio, en la ciudad que habitamos”. Y hace un paralelismo con la vida de Abraham, puesto que también los esposos salen de su tierra tal como lo implica el mismo noviazgo que conduce al matrimonio y a las distintas situaciones de la vida. Dirigiéndose a los esposos y especialmente a los jóvenes, el Papa escribe que sus hijos “los observan con atención” y buscan en ellos “el testimonio de un amor fuerte y confiable”. “Los hijos son un regalo, siempre, cambian la historia de cada familia. Están sedientos de amor, de reconocimiento, de estima y de confianza. La paternidad y la maternidad los llaman a ser generativos para dar a sus hijos el gozo de descubrirse hijos de Dios, hijos de un Padre que ya desde el primer instante los ha amado tiernamente y los lleva de la mano cada día” Los matrimonios deben ‘primerear’ en sus comunidades Después de diversas recomendaciones inherentes al ámbito de la educación, el Papa les dice que “tienen la misión de transformar la sociedad con su presencia en el mundo del trabajo y hacer que se tengan en cuenta las necesidades de las familias”. Por otra parte, en opinión del Pontífice, “los matrimonios deben ‘primerear’ dentro de la comunidad parroquial y diocesana con sus iniciativas y su creatividad, buscando la complementariedad de los carismas y vocaciones como expresión de la comunión eclesial”. “Por tanto, los exhorto, queridos esposos, a participar en la Iglesia, especialmente en la pastoral familiar. Porque ‘la corresponsabilidad en la misión llama […] a los matrimonios y a los ministros ordenados, especialmente a los obispos, a cooperar de manera fecunda en el cuidado y la custodia de las Iglesias domésticas” Tras afirmar que “el matrimonio es realmente un proyecto de construcción de la ‘cultura del encuentro’, tal como él mismo lo ha escrito en su encíclica Fratelli tutti, Francisco dice a las familias que “tienen el desafío de tender puentes entre las generaciones para la transmisión de los valores que conforman la humanidad”. Y no duda en añadir que: "Se necesita una nueva creatividad para expresar en los desafíos actuales los valores que nos constituyen como pueblo en nuestras sociedades y en la Iglesia, Pueblo de Dios". A la vez que no olvida que “la vocación al matrimonio es una llamada a conducir un barco incierto, pero seguro por la realidad del sacramento. en un mar a veces agitado”, de manera que el Santo Padre comprende si a veces, como los apóstoles, sienten ganas de gritar: “¡Maestro! ¿No te importa que perezcamos?”. “No olvidemos que a través del sacramento del matrimonio Jesús está presente en esa barca. Él se preocupa por ustedes, permanece con ustedes en todo momento en el vaivén de la barca agitada por el mar” El Papa manifiesta la importancia de “que juntos mantengan la mirada fija en Jesús”, puesto que “sólo así encontrarán la paz, superarán los conflictos y encontrarán soluciones a muchos de sus problemas”. “Sólo abandonándose en las manos del Señor podrán vivir lo que parece imposible. El camino es reconocer la propia fragilidad y la impotencia que experimentan ante tantas situaciones que los rodean, pero al mismo tiempo tener la certeza de que de ese modo la fuerza de Cristo se manifiesta en su debilidad” A la luz de diversos pasajes bíblicos, el Papa aprovecha para reflexionar sobre algunas dificultades y oportunidades que han vivido las familias en este tiempo de pandemia, destacando una serie de oportunidades. Y les recuerda cuanto escribió en Amoris laetitia retomando el himno paulino de la caridad. De ahí su invitación a pedir el don del amor a la Sagrada Familia, releyendo “el elogio de la caridad para que sea ella la que inspire sus decisiones y acciones”. Permiso, gracias, perdón El Papa también les pide a las familias que guarden en su corazón el consejo a los novios que expresó con las tres palabras: “permiso, gracias, perdón”. Y los anima a no avergonzarse “de arrodillarse juntos ante Jesús en la Eucaristía para encontrar momentos de paz y una mirada mutua hecha de ternura y bondad. O de tomar la mano del otro, cuando esté un poco enojado, para arrancarle una sonrisa cómplice”. Sin olvidar que “para algunos matrimonios la convivencia a la que se han visto forzados durante la cuarentena ha sido especialmente difícil”, el Papa manifiesta que “los problemas que ya existían se agravaron, generando conflictos que muchas veces se han vuelto casi insoportables”, por lo que les expresa su cercanía y afecto comprensivo. También aborda el dolor de la ruptura de una relación conyugal y la falta de entendimiento. Aun así, Francisco les pide que “no dejen de buscar ayuda para que los conflictos puedan superarse”. Por esta razón les recuerda que “el perdón sana toda herida” y que “perdonarse mutuamente es el resultado de una decisión interior que madura en la oración”. “Nuestro amor humano es débil, necesita de la fuerza del amor fiel de Jesús. Con Él pueden de veras construir la ‘casa sobre la roca’” A este propósito, el pontífice se dirige a los jóvenes que se preparan al matrimonio, para decirles que “si antes de la pandemia para los novios era difícil proyectar un futuro cuando era arduo encontrar un trabajo estable, ahora aumenta aún más la situación de incerteza laboral”. Por esta razón escribe: “Invito a los novios a no desanimarse, a tener la ‘valentía creativa’ que tuvo san José, cuya memoria he querido honrar en este Año dedicado a él. Así también ustedes, cuando se trate de afrontar el camino del matrimonio, aun teniendo pocos medios, confíen siempre en la Providencia, ya que ‘a veces las dificultades son precisamente las que sacan a relucir recursos en cada uno de nosotros que ni siquiera pensábamos tener’” Un saludo especial a los abuelos y a las abuelas Antes de despedirse, Francisco envía un saludo especial a los abuelos y a las abuelas “que durante el tiempo de aislamiento se vieron privados de ver y estar con sus nietos, a las personas mayores que sufrieron de manera aún más radical la soledad”. Y no duda en reafirmar un concepto ya expresado en diversas ocasiones: “La familia no puede prescindir de los abuelos, ellos son la memoria viviente de la humanidad, ‘esta memoria puede ayudar a construir un mundo más humano, más acogedor’” Con el deseo de que “San José inspire en todas las familias la valentía creativa, tan necesaria en este cambio de época que estamos viviendo”, y que “Nuestra Señora acompañe en sus matrimonios la gestación de la ‘cultura del encuentro’, tan urgente para superar las adversidades y oposiciones que oscurecen nuestro tiempo”, Francisco les dice que: “Los numerosos desafíos no pueden robar el gozo de quienes saben que están caminando con el Señor. Vivan intensamente su vocación. No dejen que un semblante triste transforme sus rostros”. El Papa se despide “con cariño animándolos a seguir viviendo la misión que Jesús” les ha encomendado, :perseverando en la oración” y pidiéndoles que “por favor, no se olviden de rezar” por él, tal como él mismo lo hace “todos los días” por los esposos y sus familias. Fuente: Agencia católica AICA Foto: Internet Descargar carta del Papa a los matrimonios [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]

Sáb 24 Jul 2021

“Hoy la Iglesia los invita a ser transmisores de la sabiduría de vida a los jóvenes y a los niños”

Así lo expresó monseñor Nelson Jair Cardona Ramírez, obispo de San José del Guaviare y presidente de la Comisión Episcopal del Estado Laical, al dirigirse a los abuelos y personas mayores, quienes este domingo 25 de julio, por institución del Papa celebrarán la primera jornada mundial dedicada a ellos. En su saludo, les recuerda que en estos tiempos difíciles marcados por la pandemia no están solos y es Cristo quien está presente en sus vidas acompañándolos. “En estos tiempos de prueba seguramente la soledad ha sido una realidad frecuente. Pero el Señor les recuerda que está con ustedes todos los días, que él nunca los abandona y que pueden encontrarlo en el interior de sus corazones. Si ustedes lo acogen, su soledad será una soledad poblada y su silencio un silencio sonoro”. Los ancianos son parte fundamental de la sociedad, son los cimientos de nuestra historia viva. Frente a ello les recuerda, que, la etapa que viven es apta para la adquisición de la sabiduría y para interpretar los acontecimientos con la mente de Dios. “Hoy la Iglesia los invita a ser transmisores de la sabiduría de vida a los jóvenes y a los niños, tarea urgente en esta época que ha debilitado en todos la capacidad de transcender hacia ideales grandes y espirituales”. Así también, presentó la vida de todos aquellos abuelos y personas mayores que ya fueron llamados a la casa del Padre. “Aunque su muerte nos ha dejado sin el testimonio valioso de su fe y entrega, la esperanza cristiana nos asegura que nos reencontraremos en el cielo”. Finalmente, impuso la bendición sobre ellos e invitó a todos a vivir una jornada en el amor y el gozo de Cristo. Primera Jornada Mundial de los Abuelos y las Personas Mayores Esta jornada fue instituida por el Papa Francisco, el pasado 31 de mayo de 2021, durante la fiesta de la Visitación de la B.V. María. Se determinó que a partir de este año, se celebrará el cuarto domingo de julio, cerca de la memoria litúrgica de los santos Joaquín y Ana, abuelos de Jesús. En ella el Pontífice quiere reconocer la gran labor y el papel que tienen las personas mayores en la sociedad. Así también, recordarles que no están solos sino que cuentan con el amor de todos. Lema: “Yo estoy contigo todos los días” (cf. Mt 28,20). Recogiendo las palabras de Jesucristo a sus discípulos antes de subir al cielo. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Lea el mensaje de la Jornada[/icon]

Jue 24 Jun 2021

Mensaje de la Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores

Este martes, 22 de junio, la Oficina de Prensa de la Santa Sede, presentó el mensaje del Papa Francisco para la primera Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores, titulado “Yo estoy contigo todos los días”. Jornada que se celebrará el próximo domingo 25 de julio, víspera de la fiesta de San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús. En su mensaje, el Papa Francisco escribe en primera persona a los abuelos, "como obispo de Roma y como anciano, igual que tú". "Toda la Iglesia está junto a ti –digamos mejor, está junto a nosotros–, ¡se preocupa por ti, te quiere y no quiere dejarte solo!". Me gustaría que “cada abuelo, cada anciano, cada abuela, cada anciana, ¡especialmente los que están más solos, reciban la visita de un ángel!”, escribe el Papa en su mensaje. Como San Joaquín, el abuelo de Jesús, que fue sacado de la comunidad porque no tenía hijos. “Incluso cuando todo parece oscuro, como en estos meses de pandemia, el Señor sigue enviando ángeles para consolar nuestra soledad y repetirnos: 'Estoy contigo todos los días' (...) Ángeles que, en ocasiones, tendrán el rostro de nuestros nietos, otros de familiares, de viejos amigos o de los que hemos conocido en este difícil momento", señala el mensaje. El pontífice se refiere a la pandemia como una "prueba severa que golpeó la vida de todos, pero que nos dio a los ancianos un trato especial y más duro". "Muchos se fueron, o vieron morir la vida de sus cónyuges o seres queridos, demasiados se vieron obligados a la soledad durante mucho tiempo, aislados". El Papa afirma que “se necesitan ángeles para devolver los ‘abrazos y las visitas’ a los ancianos. Y recuerda que "en algunos lugares todavía no es posible". El Santo Padre invita a los ancianos a agradecer al Señor el consuelo de su presencia, "incluso en la soledad (...) En este tiempo aprendimos a comprender lo importante que son los abrazos y las visitas para cada uno de nosotros, ¡y cómo me entristece que en algunos lugares esto todavía no sea posible!” El Señor jamás se jubila Francisco también invita a reconocer la fidelidad del Señor que relatan los Evangelios, que se reza en los Salmos y que encontraron los profetas. “Yo mismo puedo testimoniar que recibí la llamada a ser obispo de Roma cuando había llegado, por así decirlo, a la edad de la jubilación, y ya me imaginaba que no podría hacer mucho más. El Señor está siempre cerca de nosotros –siempre– con nuevas invitaciones, con nuevas palabras, con su consuelo, pero siempre está cerca de nosotros. Ustedes saben que el Señor es eterno y que nunca se jubila. Nunca”. La vocación de transmitir la fe a los jóvenes Francisco introduce así el segundo tema de su mensaje, tras el del ángel consolador: la vocación de los abuelos y los ancianos. Que es la de "custodiar las raíces, transmitir la fe a los jóvenes y cuidar a los pequeños". “No importa la edad que tengas, si sigues trabajando o no, si estás solo o tienes una familia, si te convertiste en abuela o abuelo de joven o de mayor, si sigues siendo independiente o necesitas ayuda, porque no hay edad en la que puedas retirarte de la tarea de anunciar el Evangelio, de la tarea de transmitir las tradiciones a los nietos. Es necesario ponerse en marcha y, sobre todo, salir de uno mismo para emprender algo nuevo”. A las naturales dudas de quienes ven agotadas sus energías, de quienes ven difícil empezar a comportarse "de otra manera" cuando a estas alturas "la costumbre se ha convertido en norma", o dedicarse "a los más pobres" cuando ya tienen "tantos pensamientos" para sus familias, o sienten la soledad como una "carga demasiado pesada", el Pontífice responde con una invitación a abrir "el corazón a la obra del Espíritu Santo que sopla donde quiere" y "hace lo que quiere". Los ancianos son indispensables para construir el mundo del mañana El Papa Francisco retoma cuanto escribió en su encíclica Fratelli tutti, esperando que esta crisis ligada a la pandemia, "no haya sido otro grave acontecimiento histórico del que no hayamos podido aprender". Para que "un dolor tan grande no sea inútil" y podamos dar "un salto hacia una nueva forma de vivir", afirma el Papa, dirigiéndose directamente al abuelo y al anciano: “En esta perspectiva, quiero decirte que eres necesario para construir, en fraternidad y amistad social, el mundo de mañana: el mundo en el que viviremos –nosotros, y nuestros hijos y nietos– cuando la tormenta se haya calmado. Todos ‘somos parte activa en la rehabilitación y el auxilio de las sociedades heridas’” Sueños, memoria y oración Una nueva construcción con tres pilares, dice Francisco, "que tú, mejor que otros, puedes ayudar a colocar": sueños, memoria y oración. “El profeta Joel pronunció en una ocasión esta promesa: ‘Sus ancianos tendrán sueños, y sus jóvenes, visiones’”. “El futuro del mundo reside en esta alianza entre los jóvenes y los mayores. ¿Quiénes, si no los jóvenes, pueden tomar los sueños de los mayores y llevarlos adelante? Pero para ello es necesario seguir soñando: en nuestros sueños de justicia, de paz y de solidaridad está la posibilidad de que nuestros jóvenes tengan nuevas visiones, y juntos podamos construir el futuro” A lo que agrega: "Es necesario que tú también des testimonio de que es posible salir renovado de una experiencia difícil. Y estoy seguro de que no será la única, porque habrás tenido muchas en tu vida, y has conseguido salir de ellas. Aprende también de aquella experiencia para salir ahora de esta". Aquí entra en juego el segundo pilar, la memoria: del doloroso recuerdo de la guerra los jóvenes pueden aprender el valor de la paz. El recuerdo de los que tuvieron que emigrar "puede ayudar a construir un mundo más humano, más acogedor (...) Pero sin la memoria no se puede construir; sin cimientos nunca construirás una casa. Nunca. Y los cimientos de la vida son la memoria”. Una oración que protege al mundo En su mensaje, el Santo Padre cita a su predecesor, el papa Benedicto, "un santo anciano que sigue rezando y trabajando por la Iglesia" que, dijo en el año 2012, casi al final de su pontificado: "La oración de los ancianos puede proteger al mundo, ayudándolo quizá más incisivamente que el trabajo de tantos". El ejemplo es el del beato Charles de Foucauld, quien como ermitaño en Argelia, incluso en la soledad de su propio desierto, demostró que es posible "interceder por los pobres de todo el mundo y convertirse verdaderamente en un hermano y una hermana universales". “Que cada uno de nosotros aprenda a repetir a todos, y especialmente a los más jóvenes, esas palabras de consuelo que hoy hemos oído dirigidas a nosotros: ‘Yo estoy contigo todos los días’. Adelante y ánimo. Que el Señor los bendiga”, puntualiza. Fuente: Agencia católica AICA Video: Agencia Rome Reports [icon class='fa fa-download fa-2x'] Leer mensaje[/icon]

Mar 11 Ago 2020

Jóvenes colombianos usan la ‘fantasía del amor’ para llegar a sus abuelos

“Usen "la fantasía del amor" para estar cerca de sus abuelos, de los ancianos. Es importante la unión y la conexión con las raíces, pues, un árbol separado de sus raíces no crece, no da flores ni frutos. Lo que el árbol tiene de florido vive de lo que tiene sepultado”. Fueron las palabras del Papa Francisco a los jóvenes el domingo 26 de julio, fecha en que se celebró la memoria de los Santos Joaquín y Ana abuelos de Jesús. Respondiendo a este llamado y en tiempo de pandemia, la Conferencia Episcopal de Colombia, a través de la sección de juventud, invitó a los jóvenes a expresar su gratitud y cariño a los abuelos, manifestados con alegría a través de la música, cantos, poesía, abrazos y besos, para ello dispuso de las redes sociales, donde muchos jóvenes asumieron el reto propuesto. Fruto de esta invitación se elaboró un video donde se recogieron estos testimonios y al que se sumó también Monseñor José Roberto Ospina Leóngomez, obispo de Buga y Presidente de la Comisión Episcopal para el Estado Laical de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), quien saludo e impartió la bendición a todas las personas mayores. “Los jóvenes colombianos, obedeciendo al Santo Padre y usando la ‘Fantasía del Amor’, han tenido un gesto de ternura con sus abuelos y nos han hecho llegar las evidencias, las cuales queremos compartir con todos” comentó Sor Arelis Gaviria, directora encargada del Departamento del Estado Laical de la CEC. La religiosa animó para que en estos momentos de soledad y abandono que viven muchos adultos mayores, más por cuenta del confinamiento, las familias y amigos se acuerden de ellos y les brinden la protección y el cariño que merecen. Finalmente exhortó para que los jóvenes se vinculen a esta iniciativa, grabando un video con sus abuelos y lo compartan a través del Facebook de la Pastoral Juvenil de Colombia @PastoralJuvenilColombiana.

Mar 5 Dic 2017

Papa Francisco pidió “por el respeto y el cuidado de los abuelos”

En su mensaje tradicional de cada mes, el papa Francisco a través de un video pidió “por el respeto y el cuidado de los abuelos”, y subrayó el papel que cumplen en la sociedad como portadores de la sabiduría y la experiencia. Además, señaló que los pueblos que se olvidan de los ancianos “no tienen futuro” porque pierden su memoria. “Tengamos presente a nuestros ancianos para que, sostenidos por las familias e instituciones, colaboren con su sabiduría y experiencia en la educación de las nuevas generaciones”, exhortó el Papa y añadió: “Las abuelas y los abuelos son nuestra fuerza y nuestra sabiduría”. La población de ancianos está creciendo a su mayor ritmo histórico en los últimos años. En 2016, más del 8% de la población del mundo estaba por encima de los 65 años. Entre los países con mayor porcentaje de ancianos se destacan Japón con 27%; Italia con 23%; Portugal y Finlandia con 21%; seguidos por Bulgaria, Grecia, Letonia y Suecia con 20%. “Cuando una sociedad pierde la memoria, está perdida. No tiene raíces”, advirtió el Papa. “A los abuelos se les ha confiado transmitir la experiencia de la vida, la historia de una familia, de una comunidad, de un pueblo y son una promesa y una garantía del futuro”, destacó. El Video del Papa es una iniciativa global, desarrollada por la Red Mundial de Oración del Papa (Apostolado de la Oración), para colaborar en la difusión de las intenciones mensuales del Santo Padre sobre los desafíos de la humanidad. Fuente: Agencia católica AICA

Mar 23 Feb 2016

Plegarias de los abuelos

Por: Mons. Gonzalo Restrepo - Señor, gracias por habernos permitido ser padres. Los hijos que nos regalaste son frutos de tus manos, de tu inteligencia y de tu voluntad. Esos hijos han sido la alegría de nuestras vidas, y a través de ellos tenemos nuestros nietos que se convierten en doble alegría para nosotros los abuelos al atardecer de nuestra existencia. Hemos llegado a una etapa maravillosa de nuestra existencia. En estos tiempos de crisis, de inquietud, de revoluciones y de violencia, nosotros tenemos el espíritu puesto en ti. Por eso experimentamos paz, sosiego, esperanza y mucho amor. Porque tú eres la fuente de toda paz. Sólo en ti encuentra el hombre el sosiego y la esperanza tan anhelada y buscada por todos los caminos a través de la existencia. Ahora podemos gozar de la frescura de la naturaleza. Pasamos largos ratos mirándonos y agradeciendo el poder estar juntos después de tantos años de matrimonio. Es ahora cuando nos necesitamos, cuando valoramos nuestra compañía, cuando agradecemos el don maravilloso del matrimonio. Ahora Señor, estamos dispuestos para ti y todos los días nuestras plegarias se elevan a ti. Tú eres la fuente de nuestra existencia. Te queremos repetir las palabras de san Agustín, y te las decimos desde el fondo de nuestros corazones: “Nuestros corazones no descansarán hasta que no contemplemos tu rostro, hasta que no descansemos en ti”. Reconocemos que tú eres nuestro origen y nuestra meta. Estamos felices de haber cumplido la labor que nos diste. Queremos llegar a ti con las manos llenas de frutos, recogidos en varias cosechas de nuestra existencia, surgidos de las hermosas semillas que tú plantaste en nuestras vidas. Nos diste varios talentos. Gracias Señor. Queremos presentarnos ante ti con esos talentos multiplicados; por eso, mientras nos sigues prestando la existencia, ayúdanos con tu fuerza, ilumínanos con tu inteligencia y mueve nuestra voluntad para que sigamos produciendo frutos y multiplicando los talentos que nos regalaste. Sentimos la soledad de un hogar que, en un momento estuvo lleno con el calor y la alegría de los hijos, y ahora nos sentimos solos porque todos ellos han tomado su camino y están cumpliendo su deber en otros surcos. Pero esta soledad física, la llena tu presencia, la certeza que tenemos de que siempre nos acompañas y que jamás nos abandonarás. Estarás contigo hasta el final de nuestros días, y tu presencia nos colmará por toda la eternidad. Cuida de nuestros hijos y nuestros nietos. Protégelos con tu gracia y tu poder, llévalos por el camino del bien, de la verdad, de la justicia y de la paz, aliméntalos con tu palabra y no permitas que ellos se separen de ti. Un día moriremos pero estamos seguros que tú seguirás con ellos y tu protección jamás les faltará. Mientras nos vemos para siempre, cuenta con nosotros, con nuestra plegaria, nuestra fidelidad y nuestra existencia. Queremos ser abuelos alegres y llenos de fe, de amor y de mucha esperanza. Sabemos que un día llegaremos a buen puerto y que tú estarás allí para acogernos y estar con nosotros para siempre. + Gonzalo Restrepo Restrepo Arzobispo de Manizales