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arzobispo de cartagena

Jue 22 Jun 2023

Arquidiócesis de Cartagena será sede del último congreso de preparación al gran centenario misionero

Bajo el lema “Con María misionera más allá de las fronteras”, del 23 al 25 de junio, la Arquidiócesis de Cartagena acogerá el Cuarto Congreso Regional Misionero organizado por la Iglesia Católica colombiana como parte del camino de preparación para la celebración de los 100 años del Primer Congreso Nacional Misionero, conmemoración que se llevará a cabo en octubre del 2024. El espacio es impulsado por la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), a través del Centro Nacional Misionero, y por Obras Misionales Pontificias (OMP). Este nuevo congreso reunirá en la capital del departamento de Bolívar a más de 250 personas, entre obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, integrantes de las comunidades que conforman los COREMI’s (Comité Regional de Misiones) de la costa caribe y del nororiente del país, correspondientes a las provincias eclesiásticas de Cartagena, Barranquilla, Bucaramanga y Nueva Pamplona. Entre marzo de 2022 y enero de 2023 se llevaron a cabo otros tres congresos regionales en las diócesis de Pereira y Chiquinquirá y en la Arquidiócesis de Popayán. Durante este encuentro se llevarán a cabo diferentes ponencias, talleres y espacios de reflexión que, de acuerdo con el padre Samir García Valencia, director del Centro Misionero y encargado de las OMP de Colombia, permitirán reforzar el compromiso de los participantes con la naturaleza propia de la Iglesia: ser misionera, con una nueva prospectiva, especialmente de cara al gran acontecimiento centenario. Monseñor Mario de Jesús Álvarez Gómez, obispo de la Diócesis de Istmina-Tadó, administrador apostólico de la Diócesis de Quibdó y presidente de la Comisión Episcopal de Misiones, quien ha estado liderando este proceso, presidirá la Eucaristía de apertura en Cartagena durante la tarde del día viernes 23. En este caso, monseñor Francisco Múnera Correa, arzobispo de Cartagena, será el anfitrión del encuentro. Asimismo, realizando diferentes ponencias sobre aspectos relacionados con la misión estarán monseñor José Clavijo Méndez, obispo de la Diócesis de Sincelejo, monseñor Jorge Ossa Soto, arzobispo de Nueva Pamplona y monseñor Francisco Ceballos Escobar, obispo de la Diócesis de Riohacha. Al cierre, el señor Cardenal Jorge Enrique Jiménez Carvajal, celebrará la Eucaristía de clausura y envío misionero. Según lo ha indicado el padre Samir García, este último congreso regional representa “el culmen de estos cuatro momentos que han reunido a toda la Iglesia misionera en Colombia y, al mismo tiempo, será también el punto de partida para el lanzamiento oficial del XIII Congreso Nacional Misionero”, con el que se conmemora el centenario del Primer Congreso Nacional celebrado en 1924 y que será inspirado por el lema “En la Iglesia misionera, Colombia de primera”.

Sáb 24 Dic 2022

Fallece madre de monseñor Francisco Javier Múnera Correa

La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) expresa sus más sentidas condolencias a monseñor Francisco Javier Múnera Correa, arzobispo de Cartagena, por el sensible fallecimiento de su querida madre Margarita Correa de Múnera, ocurrida este 23 de diciembre. El episcopado colombiano al elevar sus plegarias por el eterno descanso de la señora Margarita, manifiesta su compañía y solidaridad con la familia de monseñor Múnera Correa. Sus exequias se realizarán este 24 de diciembre a las 3:00 p,m, en la parroquia San Cayetano, municipio de La Ceja - Antioquia.

Lun 10 Mayo 2021

"Les pido que me acompañen con la oración para que yo pueda servir a la paz"

Esta fue una de las frases expresadas por monseñor Francisco Múnera Correa, obispo saliente de la Diócesis de San Vicente del Caguán, durante la eucaristía que en acción de gracias la Provincia Eclesiástica de Florencia ofreció al prelado por sus 22 años de servicio pastoral en los extensos y hermosos territorios del Caquetá y Putumayo. A partir del 25 de mayo, por designación del Papa Francisco, el obispo asumirá su misión episcopal en la Arquidiócesis de Cartagena. Monseñor Múnera en su homilía tomó algunos apartes del evangelista Juan donde se entrelaza un diálogo de comunión entre Jesús y sus discípulos. Se proclama la bienaventuranza de la alegría:“Allí Juan resalta la alegría que debe sentir un discípulo de Jesús cuando sirve, cuando se abaja como el maestro a lavar los pies a sus hermanos y la alegría y la felicidad que experimenta el discípulo cuando cree sin haber visto”. Al respecto mencionó cómo entre los ministros, servidores de la iglesia, fieles cristianos laicos y el pueblo de Dios, no hay ascensos ni descensos y explicó de una manera bella como el Papa Francisco está ayudando a invertir al interior de la Iglesia lapirámide “que nosotros teníamos muy bien construida con el Papa arriba”.El Papa, asegura el prelado, se puso abajo para indicar que todo ministerio o servicio dentro de la Iglesia es, sencillamente, un llamado para que“el discípulo de Jesús se parezca en lo que más pueda a su Maestro y Señor”. “Yo siento que esta es la óptica con la que tenemos que mirar la vida de la Iglesia que, entre comillas, los ascensos son descensos en realidad, porque para nosotros los cristianos, solo existe una posibilidad: Abrazar la cruz del Señor”,afirmó. En este contexto, indicó que todos en la vida de la Iglesia están llamados al servicio. Por lo que observó que el envío que hoy recibe para atender otra jurisdicción, lo asume como un envío misionero. Resalta que todo cristiano debe poner al servicio de los demás sus capacidades, es decir, donarse con gratuidad y generosidad hacia los demás. “Entonces, es desde este punto de vista que acojo de verdad, de corazón, esta celebración de fe a la cual nos ha convocado monseñor Omar Mejía, como un envío misionero que ustedes comunidad de fe de esta Iglesia arquidiocesana y de la provincia, de ustedes queridísimas autoridades civiles, militares y de policía, de ustedes queridos fieles, quieren hoy acompañarme y se los agradezco de todo corazón”. Se mostró agradecido con Dios por haberle concedido el privilegio, a lo largo de 22 años, de prestar su servicio evangelizador como misionero de la Consolata en esas tierras caqueteñas y putumayenses. Rememoró los 70 años de historia eclesial en estos territorios y el aporte que desde la Iglesia se ha alcanzado en materia eclesial, de paz, educativa, social, salud y cultural, ayudando de esta manera a alcanzar el desarrollo y el crecimiento de la Iglesia y sus comunidades. Resaltó cómo a través de esta cultura caqueteña y su gente, creció como persona, como sacerdote, como obispo:“Espero con lo aprendido con ustedes en este caminar, en este trasegar, en ese navegar de los hermosos ríos de esta amazonia caqueteña que me harán mucha falta en las zonas del caribe, acompañar al pueblo de Dios que me ha sido confiado (…) Yo les pido que me acompañen con la oración para que yo también pueda servir a la paz y la reconciliación en esa ciudad, en esa arquidiócesis, en esa costa caribe, con toda esa iglesia hermosa, alegre, querendona que me espera”. Finalmente, compartió que, a través de una carta dirigida al Papa Francisco, se comprometió a trabajar en estos territorios bolivarenses, para que“esta Iglesia siga siendo una iglesia en salida misionera, entendiendo todos los desafíos que allí puedan existir (…) Quiero contribuir para que esa Iglesia, como intentamos también con los obispos de la Amazonía y con todos ustedes, trabajar por el cuidado de los pobres y de la casa común, y en Cartagena sí que hay contrastes tremendos”. Cumpliendo con los protocolos de bioseguridad, en la celebración eucarística le acompañaron el arzobispo de Florencia, monseñor Omar Mejía Giraldo, el clero de la diócesis de San Vicente del Caguán y de la arquidiócesis de Florencia. Además asistieron a la ceremonia el Gobernador del Caquetá,Arnulfo Gasca Trujillo, las principales autoridades militares y de policía de la zona, así como un gran número de fieles laicos.

Vie 26 Mar 2021

“Aquí estoy, dispuesto a empezar esa tarea con todos ustedes”

Así lo expresó el arzobispo electo de Cartagena, monseñor Francisco Múnera Correa, quien se mostró agradecido con Dios por este nuevo llamado misionero que la Iglesia le ha hecho para evangelizar en estas tierras amuralladas. Al dirigirse a la comunidad cartagenera, les manifestó su alegría y disponibilidad para acompañarlos y caminar juntos en esta nueva etapa eclesial de la vida arquidiocesana. Resaltó de manera especial las manifestaciones de aprecio expresadas por el obispo saliente, monseñor Jorge Enrique Jiménez Carvajal. Aseguró estar presto a iniciar esta tarea con todos los que habitan estos territorios, atendiendo las recomendaciones del Papa Francisco, “caminar de manera sinodal y en una actitud de Iglesia en salida”. Así también, dijo estar dispuesto a aportar desde su experiencia como pastor, misionero y obispo a la tarea de esta Iglesia particular. “Pido al Señor la fuerza y la bendición de todos los grandes misioneros, de todos los santos que nos han precedido, de todos esos hombres y mujeres laicos y laicas que han sostenido la tarea en todas y cada una de las comunidades, en los distintos ambientes barriales, campesinos y citadinos, de esta Iglesia cartagenera”. El prelado, en un video mensaje enviado desde las bellas tierras de San Vicente del Caguán, se dirigió a los sacerdotes, religiosas, seminaristas, laicos y laicas, ministros instituidos, animadores de las comunidades eclesiales y a los animadores de los distintos movimientos eclesiales, a quienes les expresó su gratitud por las manifestaciones de cercanía ante su nombramiento. Igualmente, extendió un saludo a cada uno de los obispos que conforman la provincia eclesiástica de Cartagena, representadas en las Jurisdicciones de Magangué, Sincelejo, Montería, Montelíbano y Vicariato Apostólico de San Andrés y Providencia. Así también, saludo a la ciudadanía del distrito de Cartagena, a toda la comunidad bolivarense, a las autoridades civiles, militares y de policía y a las instituciones presentes en esa ciudad heroica de Cartagena de Indias. Finalmente, al mencionar a san Pedro Claver, santa María Bernarda Bütler y al obispo, monseñor Eugenio Biffi, en camino de canonización, quienes fueron ejemplo de vida en esta Iglesia arquidiocesana, pidió la intercesión de ellos para este nuevo caminar de evangelización.

Sáb 4 Abr 2020

Actitudes para vivir la Semana Santa en familia

Por: Mons. Jorge Enrique Jiménez Carvajal - Estamos a las puertas de iniciar una experiencia inédita: SEMANA SANTA EN FAMILIA. No podemos decir: ¡cómo la de tal año! Las circunstancias en que la vamos a vivir son totalmente nuevas para todos. Y teñidas del mismo color para todos los habitantes del planeta. Será una experiencia “en tiempos difíciles”, en “tiempos extraños”, en “tiempos de encerrona”, en “tiempos de aislamiento”, en fin, “tiempos radicalmente diferentes” a aquellos en los cuales ha trascurrido la vida de todos nosotros. Una pregunta se impone: ¿con qué actitudes la vamos a vivir? Lógicamente, para quienes hemos optado por ser discípulos de Jesús en nuestra vida, afloran ciertas actitudes, es decir estados de nuestra mente, pero sobre todo de nuestro corazón, que son importantes para vivir este acontecimiento, mucho más cuando se trata de un momento tan significativo que marcó para siempre nuestras vidas, cuando tuvimos la alegría enorme de encontrarnos con Jesucristo Vivo. En este mensaje quiero compartir algunos de estas actitudes. Se trata de descubrirlas en Jesús, para hacer otro tanto. Nos hace bien tenerlas en cuenta al inicio de esta semana, que en el lenguaje de nuestra Iglesia la llamamos: “Semana Mayor”. La más importante del año. Y cuando deseamos, con todo el corazón, que Papá Dios pare la pandemia y podamos salir a construir una tierra nueva donde se viva el amor y la justicia. Al estilo de Jesús En la cena de despedida, que Jesús vivió en con sus discípulos, las palabras de Jesús adquieren un tono solemne. Han de quedar bien grabadas en todos: “éste es mi mandato: que se amen unos a otros como yo los he amado”. Jesús no quiere que su estilo de amar se pierda entre los suyos. Si un día lo olvidan, nadie los podrá reconocer como discípulos suyos. De Jesús quedó un recuerdo imborrable. Las primeras generaciones lo definían así: “pasó por todas partes haciendo el bien”. Era bueno encontrarse con Él. Buscaba siempre el bien de las personas. Ayudaba a vivir. Su vida fue una Buena Noticia. Se podía descubrir en él la cercanía buena de Dios. Jesús tiene un estilo de amar inconfundible. Es muy sensible al sufrimiento de la gente. No puede pasar de largo ante quien está sufriendo. Los relatos de los Evangelios recuerdan, en diversas ocasiones, cómo Jesús captaba con su mirada el sufrimiento de la gente. Los miraba y se conmovía. Los veía sufriendo o abatidos como ovejas sin pastor. Rápidamente se ponía a curar a los enfermos o alimentarlos con sus palabras. A un mendigo ciego que le pide compasión mientras va de camino, lo acoge con estas palabras “¿qué quieres que haga por ti?” Con esta actitud anda por la vida quien ama como Jesús. Jesús sabe estar junto a los más miserables. No hace falta que se lo pidan. Hace lo que puede por curar sus dolencias, liberar sus conciencias o contagiar su confianza en Dios. Pero no puede resolver todos los problemas de aquellas gentes. Entonces se dedica a hacer gestos de bondad: abraza a los niños de la calle; no quiere que nadie se sienta huérfano; bendice a los enfermos: no quiere que se sientan olvidados por Dios. Acaricia la piel de los leprosos, no quiere que se vean excluidos. Así son los gestos de quien ama como Jesús. Acoger a Jesús en nuestro hogar Abrirle las puertas. Invitarlo a entrar. Saludarlo y presentarle a cada uno de los que estamos compartiendo en este momento en la casa. Y confiarle lo miedos que estamos sintiendo y las esperanzas que tenemos, a pesar de la crueldad de la pandemia que estamos sufriendo. Como Marta, la hermana de Lázaro, que se desvivía porque Jesús encontrara todo ordenado y limpio. Y con buena cocina. O como María, la otra hermana, que se sentaba a los pies de Jesús para escucharlo. No separarnos de Jesús Ser cristiano hoy exige una experiencia vital de Jesucristo, un conocimiento interior de su persona y una pasión por su proyecto. Si no aprendemos a vivir de un contacto más inmediato y apasionado con Jesús, la decadencia de nuestro cristianismo se puede convertir en una enfermedad mortal. Los cristianos vivimos hoy preocupados y distraídos por muchas cuestiones. No puede ser de otra manera. Pero no hemos de olvidar lo esencial. Jesús nos dice que tenemos que estar unidos como “los sarmientos pegados a la vid”. Lo decisivo en este momento es “permanecer en él”; aplicar toda nuestra atención al Evangelio. Alimentar en nuestra familia y en nuestras comunidades el contacto vivo con él; no apartarnos de su proyecto. En oración con nuestra familia “Donde dos o tres se reúnan para orar, yo estoy en medio de ellos”. Y utilizar las diversas clases de oración: la de súplica por que hoy estamos muy urgidos para que El “que puede lograr lo imposible”, pare la pandemia. Y también la de acción de gracias: no nos abandona nunca y ahí está con nosotros hasta el fin del mundo. Y la de petición de perdón: porque nosotros también perdonamos a quienes nos han ofendido. Y la de alabanza: te bendecimos Señor, porque eres el mejor de los Padres. En un encuentro personal con Jesucristo Vivo La fe no es una emoción del corazón. Sin duda el creyente siente su fe, la experimenta y la disfruta, pero sería un error reducirla a sentimentalismo. La fe no es algo que depende de los sentimientos: “ya no siento nada…debo estar perdiendo la fe”. Ser creyente es una actitud responsable y razonada. La fe no es tampoco una opinión personal. El creyente vive poniendo su confianza personal en Dios, pero la fe no se puede reducir a un subjetivismo: “yo tengo mis ideas y creo lo que a mí me parece”. La realidad de Dios no depende de mí, ni el cristianismo es fabricación de cada uno. La fe no es tampoco una receta moral… Creer en Dios tiene sus exigencias, pero sería un error reducirlo todo a moralismo. “Yo respeto a todos y no hago mal a nadie”. La fe es además amor a Dios, compromiso por un mundo más humano, esperanza de vida eterna, acción de gracias, celebración. La fe no es tampoco un tranquilizante. Creer en Dios es sin duda, fuente de paz, consuelo y serenidad, pero la fe no es solo un “agarradero” para los momentos críticos. “Yo cuando me encuentro en apuros, acudo a la Virgen”. Creer es el mejor estímulo para luchar, trabajar y vivir de manera digna y responsable. La fe es un encuentro con Jesucristo. El cristiano es una Persona que se encuentra con Cristo y en Él va descubriendo a un Dios Amor que cada día lo convence y lo atrae más. Lo dice muy bien San Juan: “Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor” (1 Juan 4,16). Esta fe solo da frutos cuando vivimos cada día unidos a Cristo, es decir, motivados y sostenidos por su Espíritu y su Palabra: “el que permanece en él, ese da fruto abundante, porque sin mí, no pueden hacer nada”. Con una confianza total en la Palabra “Quien cree en mí, tendrá vida eterna”. “Su Palabra me da vida, confío en ti Señor; su Palabra es eterna, en ella esperaré”. “Todo el que invoque el nombre del Señor, se salvará”. Confianza absoluta Nadie ni nada puede separarnos del Amor de Jesucristo. “¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, la espada?... Estoy seguro que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni las potestades, ni el presente, ni el futuro, ni poderes, ni altura, ni hondura, ni criatura alguna nos podrá separar del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro”. (Romanos 8,35 y 37-39). Queridos hermanos, celebrar la SEMANA SANTA EN FAMILIA es una oportunidad increíble. Yo y mi familia saldremos mejores, y la oración en familia nos sostendrá y nos animará. +Jorge Enrique Jiménez Carvajal Arzobispo de Cartagena

Vie 27 Sep 2019

Iglesia en Cartagena rechaza hechos de corrupción política

Ante los hechos de corrupción de campañas que se han conocido en los últimos días en la ciudad de Cartagena y el Departamento de Bolívar, el Arzobispo de esta ciudad, monseñor Jorge Enrique Jiménez Carvajal, ha emitido un comunicado en el que rechaza estos hechos e invita a la ciudadanía a no ser indiferentes "frente al momento de especial vergüenza que vivimos ante la opinión pública, lo cual nos ha hecho objeto de burlas y rechazo a nivel nacional". FOTO: Tomada de Internet

Vie 3 Ago 2018

Fallece hermano del arzobispo de Cartagena

La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) expresa sus más sentidas condolencias al arzobispo de Cartagena, monseñor Jorge Enrique Jiménez Carvajal, por el sensible fallecimiento de su hermano Jaime Jiménez Carvajal. Las honras fúnebres se celebrarán este sábado 4 de agosto, a las 9:00 a.m., en la parroquia de San Lucas (Carrera 25 N° 20S-35, Poblado, San Lucas - Medellín). El episcopado colombiano eleva sus plegarias por el eterno descanso del señor Jaime, manifiesta su compañía y solidaridad con la familia del arzobispo de Cartagena. Jaime Jiménez Carvajal Nació el 12 de junio del 1947. Se formó en la Escuela Naval de Cadetes de Cartagena y perteneció a la Armada Nacional hasta cuando se retiró, siendo capitán de reserva. Le sobreviven su esposa Graciela, sus tres hijas: Tatiana, Liliana y Natalia, y tres nietos. Era un Católico practicante, persona de mucha responsabilidad en su vida y dedicado a su trabajo y a su hogar. Su salud fue muy frágil y los últimos años especialmente difíciles por la complicación de diversas enfermedades. Desde hace 10 años trasladó su hogar de Cartagena a Medellín, particularmente por motivos de salud.

Mié 13 Jun 2018

CEC lamenta fallecimiento de la hermana de Mons. Jiménez

La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) expresa sus más sentidas condolencias a monseñor Jorge Enrique Jiménez Carvajal , por el sensible fallecimiento de su hermana la señora INÉS JIMÉNEZ CARVAJAL. El episcopado colombiano al elevar sus plegarias por el eterno descanso de la señora Inés Jiménez Carvajal, manifiesta su compañía y solidaridad con la familia del señor arzobispo de Cartagena. Las exequias, se realizarán mañana jueves 14 de junio en la Parroquia del Espíritu Santo en la ciudad de Bucaramanga.