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carlos arturo quintero

Mar 22 Feb 2022

¿En Crisis?

Por: Mons. Carlos Arturo Quintero Gómez - No hay duda, apreciados lectores, que hoy asistimos a múltiples crisis que oprimen al ser humano y lo llevan a una aflicción postrera: crisis ante la pandemia, crisis en el seno de nuestras familias, crisis en el orden económico, político, religioso; crisis social, crisis de ‘esperanza’, crisis de ‘paternidad’ y ‘filiación’, crisis de autoridad, crisis moral, crisis en las instituciones, crisis en el periodismo; en fin, lo que quiero advertir, es que no deberíamos sumirnos en estados depresivos y en tristezas y ayes lastimeros ante las crisis; debería ser más bien una oportunidad para brillar de nuevo y recuperar el esplendor que se ha ido apagando en diversos escenarios. Soy muy optimista, cuando se trata de ‘crisis’; pues el gran desafío es buscar siempre el equilibrio. Aunque esta crisis ha tocado también al periodismo, quiero rendir un sentido homenaje a los periodistas, por su labor incansable de informar, formarse y ser testigos de la verdad. No podemos ignorar que tenemos periodistas espirituales, académicos y profesionales, a quienes les duele la ciudad, el departamento, el país, interesados siempre por la búsqueda de la verdad, alejados de sensacionalismos y exhibicionismos, consagrados lectores y servidores de la comunidad, capaces de escuchar, de ser solidarios, sensibles ante el dolor del otro, excelentes padres, esposos, amigos, colegas, compañeros de trabajo, con una alta dimensión humana y a veces, mal remunerados, pero jamás ‘vendidos’ ni sectarios, ni cizañeros; hombres y mujeres, con un alto sentido de patria y humanidad. Quizás uno de esos periodistas sea usted y le felicito de corazón, por su vocación y su capacidad de resiliencia. Sin embargo, hay una crisis en el periodismo hoy, que raya con la ‘banalidad de los medios’, el sensacionalismo y el amarillismo; irresponsablemente hay periodistas y comunicadores sociales que primero ponen en la ‘picota pública’ a personas e instituciones y luego, llaman, -ni siquiera hacen presencia física- o lo hacen a través de terceras personas, para corroborar una noticia que ya ha sido puesta a la luz pública. Hay personas que se presentan como ‘periodistas’, pero siempre en busca del morbo, de la denuncia dañina, de la verdad a medias, sin importar las consecuencias. Hay periodistas que han creado sus propios medios o usan las redes sociales para ensañarse contra las personas e instituciones, desconociendo la ética periodística, el valor de la verdad y la sana réplica. Se convierten con facilidad en jueces, dictan sentencias y señalan a sus interlocutores; se presentan como ‘investigadores’; eso le está haciendo mucho daño al periodismo. Hay periodistas que ya no buscan las ‘fuentes’, sino que se han dedicado a hacer un periodismo de escritorio, impersonal e inhumano; llaman desde su celular a quien desean entrevistar o le escriben a través de un correo electrónico las preguntas para que sean respondidas en el menor tiempo posible, de lo contrario serán blanco de críticas e improperios. Hay periodistas que no van a una rueda de prensa y luego llaman a sus interlocutores, con actitudes déspotas como si el periodismo fuera una profesión u oficio, para sembrar miedo y terror. Es una crisis, real, no es una percepción y lo sabemos; en nuestro departamento urge un trabajo articulado del círculo y del colegio de periodistas, de ACORD, y de las distintas agremiaciones, en orden a ‘recuperar’ un rol social fundamental que consiste en ser constructores de paz, libertad, verdad, democracia y justicia. Podríamos preguntarnos: ¿qué referente en el periodismo tengo? Valdría la pena hacer un examen de conciencia y sentir que de verdad el periodismo es una hermosa vocación, que no se reduce al hacer, sino que, desde el ser, produce lo mejor para la sociedad; que no se reduce a la pluma, al lenguaje, a la voz, sino que va más allá, porque toca lo esencial de los seres humanos: su corazón. Así que les invito a ser agradecidos con los periodistas que hacen su trabajo bien y a exigir a quienes no lo hacen bien a que se formen y aprendan. ¡Feliz día del periodista! + Carlos Arturo Quintero Gómez Obispo de Armenia

Mar 25 Ene 2022

¡Un Año más!

Por: Mons. Carlos Arturo Quintero Gómez - El próximo 25 de enero se cumple un aniversario más del terremoto que azotó el eje cafetero en el año 1999; han pasado 23 años desde ese fatal día, en el que miles de víctimas y cientos de familias damnificadas vieron esfumar sus esperanzas. Aun así, de entre los escombros, han brotado semillas de alegría y nuevas ilusiones. Este día se ha ido convirtiendo en una fecha conmemorativa importante, grabada en la mente y en el corazón de los quindianos; sin embargo, con el paso de los años, puede convertirse en ‘una fecha para ‘recordar’. A lo que me refiero es que, con el paso de los años, se puede adormecer nuestra alma y nuestro corazón, o podemos aprovechar estas fechas para reflexionar sobre nuestra vida personal, familiar y comunitaria, asumiendo compromisos serios que nos permita soñar y construir juntos la vida. Es innegable que la decisión es de cada uno. Hoy quiero, precisamente invitar a los lectores, a devolver la cinta del casete y hacer un esfuerzo mental, pensando en lo que ocurrió aquel día: ¿dónde me encontraba? ¿qué estaba haciendo? ¿qué pasó? ¿Cuáles fueron las pérdidas humanas? –familiares, amigos, cercanos- los bienes materiales –mi casa, mi estabilidad laboral, mi carro, etc.- El dolor vivido ese día, a la 1 y 19 de la tarde, quizás, marcó la existencia de muchos. Ahora bien, el tiempo ha ido transcurriendo en medio de avances significativos: un proceso de reconstrucción exitoso, la solidaridad nacional e internacional, con una mirada del mundo hacia este territorio cafetero; el gesto de fraternidad de las instituciones que se unieron para ayudar; una Iglesia que caminó al ritmo del dolor y sufrimiento de hombres y mujeres viviendo en cambuches, en tiendas de campaña y carpas improvisadas, racionando los alimentos para que los miembros de una familia o comunidad pudieran disponer de lo necesario, mientras, los niños, sin entender lo que estaba sucediendo, corrían, jugaban, lloraban, buscaban el abrazo de sus papás, rezaban. A esta memoria histórica de nuestro pasado doloroso e ingrato podemos agregar algo más: después de 23 años, seguimos conmemorando este día: ofrendas florales, plegarias de acción de gracias, santa misa, homenaje a la vida, sendos discursos de nuestros mandatarios. Todo esto es muy buen recurso para que la memoria siga intacta, sin embargo, tiene que haber un compromiso más exigente en cada corazón, en cada alma y en cada institución. ¿En qué consiste este compromiso? Aprender a valorar nuestra vida y la de nuestros semejantes, superar nuestros egoísmos y evitar las riñas entre vecinos, ser responsables con nuestra vida cuando asumimos el rol de conductores de una moto, una bicicleta, un vehículo y manejar con prudencia por calles, carreras y autopistas; ayudar a nuestros niños, adolescentes y jóvenes, a que entiendan su misión en el mundo y rescatar a ‘aquellos’ que se han dejado atrapar por las garras de las adicciones; rendir homenaje a los familiares y amigos que murieron, concientizándonos que no tenemos la vida comprada y por lo mismo, debemos esforzarnos por ser servidores, pensando en los demás, comprometidos con el medio ambiente, y ante esta pandemia, haciéndonos vacunar, como ‘un acto de amor’. Los adultos, tenemos la gran responsabilidad de construir esta patria chica con amor, sembrando alegría y esperanza para recoger los frutos de la paz y la justicia; nos ‘toca’ dejar este mundo mejor de lo que lo hemos encontrado. O nos seguimos quejando de nuestra realidad, o cambiamos de actitud y nos sentimos co-responsables en la construcción de nuestra ciudad y departamento; no basta una reconstrucción material, hay que apostarle a una reconstrucción espiritual que implica volver la mirada a Dios y despertar en nuestro corazón la fe y la confianza en Dios y en nuestros hermanos. ¡Salud por la vida! Carlos Arturo Quintero Gómez Obispo de Armenia

Vie 14 Dic 2018

Obispo comunicador trabajará por la evangelización de sus comunidades

La comunicación como pedagogía, el perdón y la reconciliación, serán los ejes trasversales que marcarán el caminar pastoral del padre Carlos Arturo Quintero Gómez, obispo electo de la diócesis de Armenia. En diálogo con la oficina de comunicaciones de la Conferencia Episcopal, el nuevo prelado nos compartió la alegría por su designación como obispo y aseguró que recibe este nombramiento con mucha humildad, sencillez y con el deber de servirle fielmente a la Iglesia universal y a la diócesis de Armenia. Reconoce que ser oriundo del Quindío y haber prestado en el último año su servicio como administrador diocesano de la diócesis, le hace enfrentar un reto más exigente y de mayor responsabilidad con la comunidad. “Yo creo que el conocimiento de esta región y el haber estado como administrador diocesano, me va a permitir junto con el clero, grupos apostólicos y las diversas realidades pastorales que caminan en el Quindío dar respuesta a las necesidades pastorales y espirituales de esta región cafetera (…) En este sentido me siento muy alagado porque la llamada que me hace el Señor a vivir este ministerio y entregar mi vida ahora al servicio de esta Iglesia particular me exige más.”, señaló. Nos compartió además la cercanía que le han manifestado el clero y las comunidades, tras conocerse la noticia de su nombramiento. “Siento un cariño muy grande en todo el pueblo, ha habido una gran acogida y hay grandes expectativas”. Al referirse a los señores Obispos resaltó la acogida que ha recibido de parte de ellos. “Cuando he podido asistir como administrador diocesano a los diferentes eventos con los obispos he sentido de ellos el respeto, cariño, cercanía y oración”, señaló. El padre Quintero Gómez, además de guiar las almas, es profesional en psicología y comunicación. Sobre esta última dijo que su episcopado estará marcado por una profunda impronta comunicativa. “Como obispo seguiré la misión de comunicar aprovechando al máximo las nuevas tecnologías en los medios de comunicación, poniéndolas al servicio de la Evangelización (…) Hay una buena sinergia con los medios de comunicación de esta región y con los periodistas existe una relación de respeto, cercanía y acogida sincera”. En su plan pastoral apostará al trabajo con la niñez, la juventud, la familia y los abuelos, para lograr este objetivo se apoyará en instituciones gubernamentales y organismos privados. “Hay dificultades y sombras pero creemos que podemos salir adelante uniendo esfuerzos, trabajando de la mano con las instituciones gubernamentales y con organismos privados, aquí todos podemos apostarle a ese desarrollo y prosperidad que no solo es material sino espiritual. En este mismo sentido, dijo que para lograr un trabajo integral se “requiere un presbiterio fortalecido, donde podamos afianzar esa identidad sacerdotal y lograr consolidar lo que somos y lo que tenemos al servicio de la Iglesia y de la nueva Evangelización”. Finalmente, aseguró que haber recibido el anuncio de su nombramiento en esta fecha de Adviento, “cuando nos preparamos para la llegada del Niño Jesús, implica también una preparación personal para asumir esta nueva responsabilidad y continuar trabajando hacia la construcción de una Iglesia que sea misionera, evangelizada y evangelizadora”. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Leer: Papa Francisco nombra nuevo Obispo de Armenia[/icon]