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crisis climática

Lun 24 Oct 2022

Diálogo Abierto por el Cuidado de la Casa Común, defiende abandono de combustibles fósiles

La crisis climática y el Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, fue el tema de reflexión que convocó a esta jornada que se celebró el 19 de octubre, gracias a la unión de seis plataformas globales, dentro de las que se encuentra la Iglesia católica. “Hoy más que nunca, urge la necesidad de escuchar las voces de las sociedades ancestrales y milenarias a través de sus herederos, los pueblos indígenas para fortalecer el cuidado de la vida de nuestra hermana y madre tierra". Esta fue una de las invitaciones de los asistentes al Diálogo Abierto por el Cuidado de la Casa Común en su deseo de ofrecer una vía estructural de salida a la crisis climática del planeta. Una reflexión efectuada a la luz del Evangelio, la Doctrina Social de la Iglesia y el conocimiento científico, tomando como punto de partida el llamado moral a los gobiernos del continente, para impulsar un Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles en la próxima Cumbre Climática COP 27. "Apoyamos moralmente a nuestros gobiernos en la consecución de un Tratado global y vinculante a fin de abandonar pronta y gradualmente los combustibles fósiles y apoyar una transición energética justa, impulsada por las energías limpias localmente accesibles, y un futuro de desarrollo integral y sostenible para todos",afirma el mensaje final de la actividad impulsada por el Movimiento Laudato Si’, el secretariado Nacional de Pastoral Social Cáritas Colombiana, el Servicio Cristiano de Solidaridad con los Pueblos de América Latina Oscar Romero (SICSAL), la Alianza Global Con Vida 20, la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR), la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) y la Red Iglesias y Minería. Diálogo sin diferencias En el evento efectuado desde lo virtual y presencial desde la sede del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño en Bogotá; se escucharon voces con experiencias diversas, aportes desde la sociedad civil, más allá de las confesiones religiosas, las tendencias políticas o las experiencias de vida. Aquí hay algo que une y supera cualquier diferencia y es la preocupación por el planeta. El Cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, Monseñor Jorge Lozano, secretario general del Celam, Susana Muhamad, ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible en Colombia y Teresa Subieta, embajadora de Bolivia ante la Santa Sede, hicieron parte de la lista de personas involucradas desde sus roles en este ejercicio de escucha, diálogo interreligioso, reflexión y aportes para el cambio. El encuentro, recordó el llamado contundente de la ciencia climática publicado en el informe sobre Mitigación al Cambio Climático del Panel de Expertos de Naciones Unidas, que confirma la necesidad de trabajar para que se reduzca a la mitad, el nivel de emisiones de gases de efecto invernadero. Particularmente del dióxido de carbono, si es que se busca no sobrepasar el límite del calentamiento global, latente en el aumento de la temperatura. Actualmente ya hay un aumento de 1,2°C; sin mencionar los cambios en el clima que han provocado cientos de catástrofes en el mundo. La meta trazada en la Cumbre Climática de 2015 en el Acuerdo de París es de 1,5°C. Energías alternativas Así, científicos, líderes y políticos advirtieron que la mitigación incluye la adopción e implementación de temas como la desinversión y el abandono rápido y gradual de los combustibles fósiles como energía de base; por lo que plantearon en el mensaje final del Diálogo Abierto por el Cuidado de la Casa Común que se trabaje para desafiar los efectos de lo que definen como el colonialismo del carbono. Esto implicará fortalecer el trabajo en el desarrollo de energías alternativas y la financiación para que el proceso de transición se realice con justicia para los países que tienen más necesidades económicas. "Las negociaciones internacionales no pueden avanzar significativamente por las posiciones de los países que privilegian sus intereses nacionales sobre el bien común global",argumentan. En este sentido el Diálogo Abierto por el Cuidado de la Casa Común hizo eco de la urgente e imperiosa necesidad de desarrollar políticas para que en los próximos años se reduzcan las emisiones de gases altamente contaminantes, desarrollando fuentes de energía renovable. Ideas que expresan su adhesión a las reflexiones del Santo Padre en cartas encíclicas como Laudato Si’ o exhortaciones Apostólicas Post sinodales como Querida Amazonía. Voces desde la Iglesia Ante este clamor y desde la perspectiva de la Iglesia universal, el Cardenal Michael Czerny recordó que el Papa Francisco ha implorado al mundo que se escuche la voz de la creación que alaba al Creador con dulzura y al mismo tiempo lamenta el maltrato a la naturaleza, por lo que llamó a todas las naciones a comprometerse con acciones más audaces durante las cumbres COP27 y COP15. El Santo Padre, -afirma el cardenal- está unido a los científicos para que se mantengan las metas sobre el aumento de la temperatura del acuerdo de Paris, asegurando que "toda nueva exploración y producción de carbón, petróleo y gas, debe cesar inmediatamente y la producción ya existente de combustibles fósiles debe ser urgentemente eliminada. Esta eliminación gradual debe incluir una transición justa para los trabajadores afectados hacia alternativas ambientalmente saludables". El purpurado considera que el Tratado de No proliferación de Combustibles Fósiles es muy prometedor para complementar y mejorar el acuerdo de Paris una razón para que "muchas instituciones católicas ya estén desinvirtiendo en compañías de combustibles fósiles y esforzándose por lograr un impacto climático neto nulo". Resaltando la importancia del encuentro la Hna. Alessandra Smerilli, secretaria del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, indicó que es necesario buscar juntos caminos de liberación para el planeta. "Hoy en día sabemos que dialogar con todos, escuchar a todos, quiere decir Sínodo y por naturaleza, la Doctrina Social de la Iglesia está en diálogo con otros saberes para nutrirse de ello y aportar perspectivas de significado y valor que orienten la acción hacia el bien común" y ante la COP27 la expectativa es que la comunidad de naciones ofrezca toda su cooperación para que los cambios sean tangibles. Hablando de su experiencia pastoral al servicio del continente Monseñor Jorge Lozano, secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM), advirtió que es imperioso que los pocos que conducen los destinos del mundo escuchen y atiendan a los muchos que reclaman sobre el compromiso con la Creación. "En el fondo decimos no al abuso de poder y la prepotencia de los intereses económicos" dijo y ante la gravedad de la situación es necesario que paralelo a las disposiciones legales emprendidas por los gobiernos las personas adelanten cambios en sus estilos de vida, "los programas en las instituciones educativas y la educación en la familia deben cuidar de no introducir en la cultura del uso y tiro; desde la alimentación a la vestimenta; desde los envoltorios a los juguetes. Digámoslo con claridad y firmeza. No hay tiempo que perder para tomar las decisiones políticas necesarias", agregó. Por su parte Monseñor Juan Carlos Barreto, obispo de Soacha y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral social en Colombia, recordó que es necesario pasar de los discursos a las acciones concretas y este diálogo entre diferentes actores de la sociedad civil debe permitir que se encuentren las propuestas necesarias para que se trabaje en el acompañamiento a las poblaciones que actualmente luchan solas por sus territorios. El prelado insistió en trabajar desde la formación, porque si bien existe un avance en la conciencia ambiental, urge emprender acciones pedagógicas para evitar que los intentos de manipulación y engaño sobre esta problemática tengan efectos y se fortalezcan la visibilización y denuncia de lo que sucede en los territorios, buscando caminos de incidencia ante organismos del estado y organizaciones internacionales. "Hay que seguir generando herramientas que nos permitan trabajar en redes, trabajos conjuntos que nos ayuden a ser más fuertes frente a los grandes poderes económicos y políticos que van sembrando división entre las comunidades más afectadas por la destrucción del medio ambiente", concluyó. La tarea De esta forma el Diálogo Abierto por el Cuidado de la Casa Común, reconoce que la cuestión energética ante la emergencia climática propone muchos desafíos para la humanidad ante los que no se puede claudicar, por ello invita a la ciudadanía global a descubrir la importancia del Vivir Bien, entendido como el firme deseo de construir cada día en armonía con la tierra, como uno aporte individual para superar la crisis climática. "Estamos llamados a unirnos en un camino de esfuerzo junto a otros hermanos y hermanas, pueblos indígenas, líderes de la sociedad civil, jóvenes, gobiernos de ciudades, académicos y científicos, que hoy claman por un Tratado”. Hacer visible la gravedad del problema es una de las tareas, en segundo lugar, está emprender actitudes de cambio ante los malos hábitos para reflejar el nivel de conciencia que llevará a la sociedad civil a manifestarse para que los gobiernos actúen. DESCARGAR MENSAJE FINAL LE PUEDE INTERASAR TAMBIÉN | «Lograr acuerdos y compromisos firmes», una meta de Mons. Jorge Lozano para la COP 27

Dom 5 Jun 2022

Los límites planetarios del crecimiento

Por: Fernando Chica Arellano - En 1972 –es decir, hace cincuenta años– se publicó un influyente estudio titulado “Los límites del crecimiento”. Lo encargó el Club de Roma al Massachussets Institute of Technology (MIT) y fue realizado por un equipo de investigadores liderado por Donella y Dennis Meadows. En su estela las décadas posteriores han visto la aparición de una serie de informes que, de algún modo, han contribuido a marcar los términos de la investigación científica y del debate político. Una contribución muy significativa apareció en 2009, cuando otro grupo de científicos, coordinados por el sueco Johan Rockström y el estadounidense Will Steffen, introdujeron el concepto de “límites planetarios”, identificando nueve procesos fundamentales para la estabilidad del planeta y proponiendo unos umbrales para estos procesos que, en caso de ser superados, pueden poner en peligro la habitabilidad de la tierra. Los nueve límites planetarios son la crisis climática, la acidificación de los océanos, el agujero de ozono, el ciclo del nitrógeno y fósforo, el uso del agua, la deforestación y otros cambios de uso del suelo, la pérdida de biodiversidad, la contaminación de partículas de la atmósfera y la contaminación química. El marco que proporcionan los límites planetarios es sumamente importante y, sin embargo, no es muy conocido por el gran público. Por este motivo, quiero aprovechar estos párrafos para detenerme en ellos, aprovechando la ocasión del Día del Medio Ambiente, que se celebra cada año el 5 de junio. De acuerdo con las últimas actualizaciones, cinco de los nueve procesos ya han superado los límites indicados por los científicos, poniendo en riesgo la seguridad del planeta. Los dos más alarmantes, según los datos de este modelo, se refieren a la pérdida de biodiversidad y al ciclo del nitrógeno y el fósforo. La pérdida de la biodiversidad se mide por la tasa de extinción (E/MSY, siglas en inglés de extinciones por millón de especies-años); mientras que el límite se establece en 10 E/MSY, los datos actuales superan esa cifra, multiplicándola por 10 o por 100. Además, se ha ampliado el indicador para incorporar otros cambios en la integridad de la biosfera y no solo la tasa de extinción. El ciclo del nitrógeno se refiere a los millones de toneladas de este elemento químico que, por la acción humana, se extraen de la atmósfera, mientras que el ciclo del fósforo alude a la cantidad de fósforo antropogénico depositado en los océanos. En ambos casos los datos actuales duplican los límites seguros establecidos por los científicos. El dramático caso de la masiva muerte de peces en el Mar Menor (Murcia), en los dos últimos años, parece guardar estrecha relación con este fenómeno de eutrofización y es un ejemplo concreto del impacto de este límite planetario. El segundo grupo de fenómenos –según la gravedad de los datos– está formado por la deforestación, el cambio climático y la contaminación química. En cuanto a la deforestación, solo el 62% de los bosques del planeta permanecen intactos (cuando el límite está establecido en el 75%, con un 85% para los bosques boreales y tropicales y un 50% para los bosques templados). La contaminación química ha sido renombrada como introducción de nuevas entidades, para incluir el impacto de otros materiales generados por la acción humana. Se incluyen sustancias tóxicas, plásticos, metales pesados, contaminación radioactiva o interruptores hormonales. El cambio climático, vinculado a los gases de efecto invernadero y al aumento de la temperatura global, es el límite planetario que más atención científica, mediática y política está recibiendo; su impacto es muy serio, pero debe recordarse que no es el único, ni tampoco el que peores datos presenta. En este sentido, conviene advertir que la encíclica Laudato Si’ habla, por supuesto, de cambio climático (LS 23-26), pero dedica tanta o más extensión a la contaminación (LS 20-22), al agua (LS 27-31) o a la biodiversidad (LS 32-42). Finalmente, los científicos consideran que, en estos momentos, otros cuatro procesos claves no han superado los límites planetarios (en parte porque no hay datos claros o concluyentes). Se trata del agujero de ozono, el uso del agua, la acidificación de los océanos y la contaminación de partículas de la atmósfera. Obviamente, esto no quiere decir que no debamos preocuparnos por estas importantes cuestiones, sino que los datos no son tan graves o claros como en otros casos. Además, esto muestra que no debemos caer en un escenario catastrofista y, a la vez, indica que cuando los científicos presentan datos alarmantes, conviene tomarlos en consideración, reflexionar y actuar con responsabilidad. Dicho todo esto, podemos ahora escuchar lo que el papa Francisco ha indicado respecto a estas cuestiones en la encíclica Laudato Si’. De entrada, advierte que “ya se han rebasado ciertos límites máximos de explotación del planeta, sin que hayamos resuelto el problema de la pobreza” (LS 27). Además, señala que, “si reconocemos el valor y la fragilidad de la naturaleza, y al mismo tiempo las capacidades que el Creador nos otorgó, esto nos permite terminar hoy con el mito moderno del progreso material sin límites” (LS 78). Y concluye: “Ha llegado el momento de volver a prestar atención a la realidad con los límites que ella impone, que a su vez son la posibilidad de un desarrollo humano y social más sano y fecundo” (LS 116). Podemos terminar regresando al vínculo entre los límites planetarios y los límites del crecimiento, citando de nuevo al Obispo de Roma: “Si en algunos casos el desarrollo sostenible implicará nuevas formas de crecer, en otros casos, frente al crecimiento voraz e irresponsable que se produjo durante muchas décadas, hay que pensar también en detener un poco la marcha, en poner algunos límites racionales e incluso en volver atrás antes que sea tarde. […] Por eso ha llegado la hora de aceptar cierto decrecimiento en algunas partes del mundo aportando recursos para que se pueda crecer sanamente en otras partes” (LS 193). Son palabras que no pueden caer en el vacío. Es importante que nos interpelen y nutran nuestra oración y compromiso, de manera que no nos dejemos llevar por un dinamismo compulsivo, por elecciones nocivas y perjudiciales en términos de alimentos, consumo, desplazamientos, empleo del agua, de la energía y de tantos recursos naturales, que a menudo desperdiciamos o usamos insensatamente, dañando así nuestra relación con el medio ambiente. Tenemos una sola Tierra, como dice el lema de la presente Jornada Mundial. De ahí la necesidad de velar por ella, protegerla y salvaguardarla con hábitos limpios y ecológicos. En este sentido, son las nuevas generaciones las que están emprendiendo iniciativas audaces y atinadas, reclamando que tanto global como localmente se multipliquen gestos tangibles y medidas incisivas y certeras para que el planeta no siga deteriorándose. Al respecto, los jóvenes están decepcionados por tantas promesas incumplidas y tantas declaraciones solemnes, que luego no se ven realizadas. Al contrario, se postergan y descuidan por intereses sesgados o conveniencias partidistas. Lejos de esto, los jóvenes exigen un cambio de rumbo. En palabras del Papa, ellos “nos recuerdan que la Tierra no es un bien para estropear, sino un legado que transmitir; esperar el mañana no es un hermoso sentimiento, sino una tarea que requiere acciones concretas hoy. A ellos debemos responder con la verdad, no con palabras vacías; con hechos, no ilusiones” (Mensaje para la Jornada Mundial de oración por el cuidado de la Creación. 1 septiembre de 2019). ¡Ojalá todos pongamos de nuestra parte y les demos respuestas convincentes! Mons. Fernando Chica Arellano Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, el FIDA y el PMA