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Dios envió a su Hijo para que el mundo se salve por Él

Jue 11 Mar 2021

Dios envió a su Hijo para que el mundo se salve por Él

CUARTO DOMINGO DE CUARESMA «Laetare» Marzo 14 de 2021 Primera Lectura: 2Cro 36,14-16.19-23 Salmo: 137(136), 1-2.3.4-5.6 (R. 6a) Segunda Lectura: Ef 2,4-10 Evangelio: Jn 3,14-21 I. Orientaciones para la Predicación Introducción De la Palabra de Dios ofrecida en consideración para nuestra oración en este domingo, podemos entresacar los siguientes temas: • La alianza de Dios con los hombres • Contemplar a Cristo en la Cruz • La muerte y la resurrección como glorificación y como muestra suprema del amor que Dios tiene por el mundo 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El nexo de las lecturas de este cuarto domingo de cuaresma lo podemos encontrar a partir de la frase: “Tanto amó Dios al mundo...”: este es el mensaje que la Iglesia nos transmite mediante los textos litúrgicos. Ese amor infinito de Dios ha recorrido un largo camino en la historia de la salvación, antes de llegar a expresarse en forma definitiva y última en Jesucristo (Evangelio). La lectura del segundo libro de Crónicas nos muestra en acción el amor de Dios de un modo sorprendente, como ira y castigo, para así suscitar en el pueblo el arrepentimiento y la conversión (primera lectura). La carta de san Pablo a los Efesios resalta, por una parte, nuestra falta de amor que causa la muerte, y el amor de Dios que nos hace retornar a la vida junto con Jesucristo (segunda lectura). En todo y por encima de todo, el amor de Dios en Cristo Jesús. El autor del libro de las Crónicas interpreta el gran desastre de la cautividad del pueblo en Babilonia como castigo de sus pecados. Empezando por las clases dirigentes, los israelitas "multiplicaron sus infidelidades, según las costumbres abominables de los gentiles". Aunque Dios "tenía compasión de su pueblo" y les envió́ profetas que les avisaran, no les hicieron caso. La dramática destrucción de Jerusalén y de su Templo y el destierro fueron la corrección que Dios aplicó al pueblo por su infidelidad a la Alianza. Pero Dios nunca cierra todas las puertas: una vez cumplido el tiempo debido, suscitó a un pagano, Ciro, rey de Persia, que permitió́ que volvieran a Jerusalén los que quisieran. El salmo 136 expresa muy bien los sentimientos que debieron tener, en tierra extranjera, los que todavía se "acordaban de Jerusalén" y de la Ley de Dios, de la Alianza. Ahora, "junto a los canales de Babilonia", echan de menos los cantos de Sion y piden a Dios que termine con sus enemigos. San Pablo, consciente del pecado al que todos somos propensos, destaca la fuerza del amor de Dios que supera nuestro pecado y nos salva: "por el gran amor con que nos amó́", "nos ha hecho vivir con Cristo". Para expresar lo que nos sucede a los que nos incorporamos a Cristo, Pablo tiene que inventar neologismos: "con-vivir, con-resucitar, con-sentarse a la derecha de Dios" junto con Cristo. Todo es don gratuito de Dios, que espera de nosotros fe y buenas obras. Así́, la lectura de Pablo nos prepara para escuchar el evangelio, que también insiste en este amor gratuito de Dios para con nosotros pecadores. En el evangelio de san Juan leemos hoy la segunda parte del diálogo de Jesús con Nicodemo, que ya no es tanto diálogo, sino monólogo teológico en labios de Jesús. Después de haber hecho las afirmaciones que apuntan a la "iniciación" en el Reino y la fe en Cristo Jesús, que nos hace nacer de nuevo "por el agua y el Espíritu", Jesús recuerda la imagen de la serpiente que Moisés levantó en el desierto y que, para los que la miraban con fe, producía la curación. Se centra todo el discurso -la catequesis- del Maestro en el amor que Dios tiene a la humanidad, y que se ha mostrado sobre todo al enviarles a su propio Hijo, para que se salven todos los que creen en él. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Ya a mitad de la Cuaresma nuestro camino de conversión ha venido avanzando y, aunque débiles y vulnerables como los israelitas, estamos decididos a continuar experimentando el amor de Dios que acompaña, fortalece y nos invita a cambiar de vida. La primera lectura hace una descripción que puede ser también la nuestra. A pesar de la elección y de los dones de Dios, y de los profetas que sigue enviando para enseñanza nuestra, y, sobre todo, a pesar de habernos dado como Maestro y Salvador a su propio Hijo, seguimos claramente en déficit respecto a la Nueva Alianza que él nos ha ofrecido. Parece que nosotros hemos hecho una elección por las tinieblas y no por la luz, porque no alcanzamos a admitir en nuestra existencia la luz de Cristo y seguimos inclinados por lo efímero, superficial y por una mentalidad de pecado que ejerce sobre nosotros una fuerza avasalladora. El tiempo litúrgico de la Cuaresma es tiempo de evaluación, de camino espiritual, de autocrítica sincera, de conversión. A la luz de ese Cristo que camina hacia su entrega total en la cruz, sus seguidores nos tenemos que plantear si nuestra vida va respondiendo a ese amor de Dios manifestado en Cristo Jesús o hemos caído en una inercia espiritual que hace peligrar que la Pascua de este año 2021 sea una Pascua provechosa para nuestro crecimiento en la fe. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único. Esta frase de Jesús, que se puede considerar como centro y síntesis del evangelio de Juan nos da la clave para hacer las opciones que debemos hacer en esta Cuaresma: no al pecado, si a la gracia de Dios; no a la vida de oscuridad, si a la vida eterna; no a la esclavitud, si al amor de Dios que libera. Sobre todo, es en el NT cuando experimentamos este amor de una manera más profunda. San Pablo nos dice que "Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó́, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo". Este amor de Dios es totalmente gratuito, no lo habíamos merecido: "por pura gracia estamos salvados", "así́ muestra en todos los tiempos la inmensa riqueza de su gracia, su bondad para con nosotros en Cristo Jesús", "no se debe a ustedes, sino que es un don de Dios". 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? En Cuaresma somos invitados a confiar en la misericordia de Dios y a reconciliarnos con él. Como a Israel, se nos presenta el camino para volver del pecado a la Alianza y reedificar los valores que habíamos perdido. Cada uno sabrá́ qué tiene que reedificar en su vida, de qué pecados tiene que convertirse, qué valores tiene que recuperar. Por eso hemos depositado hoy nuestra atención en la frase: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único”. Esta palabra, que es el núcleo del Evangelio, produce una fuerte sacudida en nuestro interior. Desafía a nuestra tristeza individualista que pretende guardar la vida para salvarla, olvidando que guardar es perder y entregar es ganar. Invita a gozar de la dulce alegría de su amor; de su fuente nacen las alegrías más verdaderas. La entrega de Jesús nos hace palpitar por el deseo de hacer el bien, nos empuja a correr el riesgo de compartir gratuitamente esta alegría. La mirada contemplativa al amor entregado de Jesús nos lleva a superar la exclusión; los demás no son una amenaza a nuestra alegría, sino su fuente. ¡Qué alegría saber que muchos dan la vida por amor, y que lo hacen inspirados por la presencia de Jesús! En cada persona que se entrega resuena para nosotros el primer anuncio: ‘Jesús te ama, dio la vida para salvarte, para iluminarte, para fortalecer. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos nos estamos acercando a la gran fiesta de la Pascua, y por eso la Iglesia reflexiona en el gran amor que Dios nos tiene. Él amó al mundo hasta el extremo de entregar a su Hijo Único, con el fin que todos nos salváramos. Respondamos con fe, con entrega y oración al celebrar este gran acto de amor, la Eucaristía: sacrificio y banquete. Bienvenidos. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios nos hace conscientes de que todos somos propensos al pecado y nos invita de manera especial a destacar la fuerza del amor de Dios que es capaz de superar nuestra condición de fragilidad. Atentos escuchemos este mensaje. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Oremos a Dios Padre. Él es rico en misericordia y nos muestra su amor en Cristo Jesús. Digamos: R. Escúchanos, Dios de amor 1. Por la Iglesia, en su avance por el desierto de la Cuaresma hacia la luz de la Pascua. Roguemos al Señor. 2. Por los gobernantes para sean reflejo del amor de Dios. Roguemos al Señor. 3. Por los que se alejan del amor de Cristo a causa del mal ejemplo de sus hermanos cristianos. Roguemos al Señor. 4. Por los que, sin fe, presumen salvarse por sí mismos con sus obras. Roguemos al Señor. 5. Por nosotros, que fijamos nuestros ojos en Cristo, luz del mundo, y queremos realizar la verdad con nuestras obras, hechas según Dios. Roguemos al Señor. Oración Conclusiva Señor, Dios nuestro, que no quieres que nadie perezca, sino que todos se conviertan y tengan vida eterna; escucha nuestras súplicas. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén