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edgar de jesús garcía gil

Lun 9 Nov 2015

La arrogancia de ir contra Dios

Por: Mons. Edgar de Jesús García Gil -Esta noticia: “Los magistrados de la Corte Constitucional en su Sala Plena aprobaron la adopción igualitaria sin condiciones en Colombia con 6 votos a favor y 2 en contra”, es sin lugar a dudas la señal más clara de cómo en nuestra querida patria Colombia estos señores y señoras que cuidan e interpretan nuestra carta magna han realizado un atentado grave no sólo contra la dignidad y respeto de los niños, no sólo contra lo sagrado que es la familia, no sólo contra la Iglesia que siempre defiende los derechos y deberes de cada persona y de todas las personas, sino directamente contra Dios. Manipulados por las ideologías del género han querido imponer una orientación completamente contraria a lo propuesto por Dios desde el comienzo de la creación. Sería bueno preguntarles a ellos mismos si devolviendo su vida a la primera infancia ¿estarían de acuerdo para ser criados y educados por parejas de homosexuales y lesbianas? Lo que son ahora se lo deben a que tuvieron una familia que los acogió y les brindó con mucho esfuerzo una calidad de vida que siempre tuvo como referentes a un varón papá, a una mujer mamá y a unos hermanitos. ¿O acaso, ellos se creen más que Dios para cambiar las reglas del delicado juego de la vida? Durante milenios de milenios la humanidad se ha multiplicado respetando la propuesta natural del matrimonio y de la familia. Por eso, ahora, no vengan a decirnos cómo debemos manejar la vida de los niños y niñas de Colombia, que pueden ser adoptados perfectamente por matrimonios y familias bien constituidas. La vida de cada ser humano tiene su verdadera cuna de formación básica en las familias como Dios las estableció desde el comienzo de la creación. Génesis 1, 27 Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó. 28 Y los bendijo Dios, y les dijo Dios: «Sean fecundos y multiplíquense y llenen la tierra y sométanla» Nosotros obedecemos a Dios y no a los hombres.