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encuentro mundial de la familia

Mié 27 Oct 2021

Caminando hacia el Encuentro Mundial de las familias

Por: Mons. Marco Antonio Merchán Ladino - En el contexto de la fiesta de San Juan Pablo II, aquel santo abanderado de la pastoral familiar, y precisamente en el día del agente de pastoral familiar, Como presidente de la comisión episcopal de familia, presento mi saludo muy especial y fraterno, unido a mi felicitación por ser ustedes los designados por Dios para que sean los agentes de pastoral familiar en este momento histórico que vivimos. Mi saludo a cada uno de los Señores Obispos, a los sacerdotes miembros de la comisión nacional, a cada una de las familias y de los laicos comprometidos en esta preciosa tarea que nos empeña a trabajar por resaltar la belleza del matrimonio y de la familia y por defender a nuestras familias de los tantos ataques de las que son objeto en la actualidad. Que el Señor bendiga, sus vidas, los esfuerzos y sacrificios que el cumplimiento fiel de esta misión, conlleva, pero estamos convencidos que valen la pena, en realidad todo aquello que se haga en bien de la familia, del matrimonio y de la defensa de la vida siempre valdrá la pena, no importan los sacrificios que se tengan que afrontar. Estamos ya en el contexto de preparación del encuentro mundial de familias que como bien sabemos, por querer del Santo Padre, tendrá lugar al mismo tiempo en Roma, como sede principal, y en cada diócesis, del 22 al 26 de junio de 2022 bajo el lema: “El amor familiar: vocación y camino de santidad”. Como ha subrayado el Santo Padre, se desarrollará de forma inédita y multicéntrica, con iniciativas locales en las diócesis de todo el mundo, similares a las que tendrán lugar simultáneamente en Roma, con lo que se favorece la implicación de las comunidades diocesanas de toda la Iglesia universal. Con esto, cada diócesis podrá, o mejor tendrá que ser el centro de un encuentro local para sus propias familias y comunidades, con el fin de que todos se sientan protagonistas. En Roma, durante estos tres días, se celebrará: el Festival de las Familias y el Congreso Teológico-Pastoral, en el Aula Pablo VI; y una solemne Eucaristía presidida por el Santo Padre y que tendrá lugar en la Plaza de San Pedro. En particular, se espera que participen algunos delegados de las conferencias episcopales y de los movimientos internacionales comprometidos con la pastoral familiar. Pero el querer del Santo Padre es que, al mismo tiempo, en cada una de las diócesis, los obispos puedan actuar a nivel local, organizando iniciativas similares, partiendo del tema del Encuentro y utilizando los símbolos que la Iglesia ha ya predispuesto como son (el logotipo, la oración, el himno y la imagen). El Papa Francisco nos ha recordado que, en los Encuentros anteriores, la mayoría de las familias se quedaban en casa y se percibía el Encuentro como una realidad lejana, a lo sumo seguida por televisión, y normalmente desconocida para la mayoría de las familias”. “Esta vez en cambio, seguirá una modalidad inédita: será una oportunidad para realizar un evento mundial capaz de involucrar a todas las familias que quieran sentirse parte de la comunidad eclesial”. Esto porque en realidad las familias son y están llamadas a ser parte esencial, célula básica, columna y fundamento de la Iglesia El Santo Padre nos pide y nos anima a todos como miembros de la Iglesia ser “dinámicos, activos y creativos para organizarse con las familias, en sintonía con lo que se celebrará en Roma”. “Es una oportunidad maravillosa para dedicarnos con entusiasmo a la pastoral familiar: ¿quiénes?: los esposos, las familias y nosotros los pastores, Obispos y sacerdotes, siempre en clave de sinodalidad que es el contexto en el cual debemos movernos. El Cardenal Farrell Prefecto del Dicasterio Vaticano para los Laicos, la Familia y la Vida nos hace ver que “No debemos ver esta modalidad inédita y multicéntrica como un límite. Al contrario, será una preciosa oportunidad, para hacer que las familias de cada diócesis se vinculen, se encuentren y participen”. Además, “las familias no pueden ser vistas como si fueran un terreno de irrigar que solo reciben pasivamente discursos, enseñanzas e iniciativas pastorales desde ‘el alto’, sino que son la semilla que puede (y agrego, que debe) fecundar el mundo, son ellos los evangelizadores, pues más que los discursos abstractos, ellos son los verdaderamente llamados a testimoniar al mundo la belleza del mundo familiar”. Esto como vemos, coincide con la propuesta del caminar juntos, camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio, camino que es propio de su naturaleza y de su misión: Obispos, sacerdotes, religiosos, laicos, familias, profesionales, etc. caminar juntos, que es el camino propio de la sinodalidad que estamos redescubriendo en toda su profundidad e iniciando en cada diócesis desde el pasado domingo. Debemos ver entonces esta propuesta y aprovecharla como “una oportunidad preciosa y única para reiniciar la pastoral familiar con renovado impulso misionero y creatividad, a partir de las indicaciones que nos da el Santo Padre en la exhortación Amoris Laetitia, es decir, con la implicación de los esposos, las familias y los pastores juntos”, como comentaba el también cardenal vicario para la diócesis de Roma, Angelo De Donatis. Logotipo Considero que el logotipo del evento, promovido por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida y organizado por la Diócesis de Roma, nos presenta todo un programa de pastoral para las familias y para nuestras realidades de la pastoral diocesana. Permítanme resaltar los elementos de este logotipo, ya por todos ustedes muy bien conocido: La forma elíptica, que recuerda el columnario de Bernini de la Plaza de San Pedro, hace referencia a su significado original, que es el abrazo acogedor e inclusivo de la Madre Iglesia de Roma y su Obispo dirigido a todos los hombres y mujeres de todos los tiempos. Las figuras humanas que se encuentran bajo la cúpula, representan al marido, la mujer, los hijos, los abuelos, los nietos, los enfermos. Se trata de evocar la imagen de la Iglesia como “familia de familias” propuesta por Amoris Laetitia (AL 87) en la que “el amor vivido en las familias es una fuerza constante para la vida de la Iglesia” (AL 88). La cruz de Cristo que se alza hacia el cielo y los muros que protegen, son sostenidos por las familias, pues son ellas auténticas piedras vivas de la construcción eclesial. En el lado izquierdo, en la delgada línea de la columnata, se observa la presencia de una familia en la misma posición que las estatuas de los santos colocadas en las columnas de la plaza. Éstos nos recuerdan que la vocación a la santidad es una meta posible para todos en la vida ordinaria. La familia de la izquierda, que aparece detrás de la línea de la columnata, indica también a todas las familias no católicas, alejadas de la fe y ajenas a la Iglesia, que miran desde fuera el acontecimiento eclesial que está teniendo lugar. La comunidad eclesial siempre las ha mirado atentamente, subraya la explicación oficial. El dinamismo de las figuras que se mueven hacia la derecha. Se mueven hacia el exterior. Son familias en salida, testigos de una Iglesia no autorreferencial. Van en busca de otras familias para intentar acercarse a ellas y compartir con ellas la experiencia de la misericordia de Dios. Resumiendo: Hay una propuesta clara para la Iglesia, imagen del Padre misericordioso, y para cada uno de nosotros, llamados a abrazar, a acoger, a incluir a todos, pues todos somos llamados a la salvación, ninguno puede ser excluido o considerado como irrecuperable. La Iglesia está llamada a ser una familia, conformada por todas las familias, y cada una de las familias a su vez, está llamada a dar con su amor, fuerza y vigor a la gran familia que es la Iglesia, y a recibir de a Iglesia todo lo necesario para su salvación; es una retroalimentación recíproca. Las familias están llamadas también a ser piedras vivas, y a sostener a la Iglesia en este momento difícil que atravesamos; el Señor hace a cada familia, la misma llamada que hizo a San Francisco de Asís: Ven a reconstruir, a revigorizar, ven a sostener la Iglesia. La vocación al amor familiar, es definitivamente una llamada a buscar la santidad, meta última de todo nuestro peregrinar. El fin del matrimonio es la santidad de los dos cónyuges, junto a sus hijos, esto no lo podemos olvidar nunca, sucede a menudo que hasta en los cursos prematrimoniales se nos olvida hablar de la santidad como la meta última del proyecto de vida matrimonial. Los no católicos, los alejados de la fe, los ajenos a la Iglesia, también son llamados a la salvación, de manera que la pastoral familiar debe abrir los espacios de participación de acuerdo a la situación que estén viviendo y de acuerdo a las posibilidades, que siempre serán muchas en la Iglesia. Finalmente, la misión que nos urge a todos y que nace de la experiencia de comunión y de participación propia de la sinodalidad. Esta propuesta contrasta con la realidad que nos hacía ver Mons. Mauricio Vélez en el pasado encuentro con la comisión nacional: La creciente violencia intrafamiliar La crisis económica, La falta de solidaridad y de comunión familiar Los procesos de descristianización y la baja nupcialidad. De manera que el horizonte para nuestra misión es demasiado grande, y que trabajo por hacer tenemos y bastante… ORACION POR EL X ENCUENTRO MUNDIAL DE FAMILIAS El amor familiar: vocación y camino de santidad Padre Santo, estamos aquí ante Ti para alabarte y agradecerte el gran don de la familia. Te pedimos por las familias consagradas en el sacramento del matrimonio, para que redescubran cada día la gracia recibida y, como pequeñas Iglesias domésticas, sepan dar testimonio de tu Presencia y del amor con el que Cristo ama a la Iglesia. Te pedimos por las familias que pasan por dificultades y sufrimientos, por enfermedad, o aprietos que sólo Tú conoces: Sostenlas y hazlas conscientes del camino de santificación al que las llamas, para que puedan experimentar Tu infinita misericordia y encontrar nuevas formas de crecer en el amor. Te pedimos por los niños y los jóvenes, para que puedan encontrarte y responder con alegría a la vocación que has pensado para ellos; por los padres y los abuelos, para que sean conscientes de que son signo de la paternidad y maternidad de Dios en el cuidado de los niños que, en la carne y en el espíritu, Tú les encomiendas; y por la experiencia de fraternidad que la familia puede dar al mundo. Señor, haz que cada familia pueda vivir su propia vocación a la santidad en la Iglesia como una llamada a ser protagonista de la evangelización, al servicio de la vida y de la paz, en comunión con los sacerdotes y todo estado de vida. Bendice el Encuentro Mundial de las Familias. Amén + Marco Antonio Merchán Ladino Obispo de Vélez - Santander

Mié 10 Mar 2021

Iglesia celebrará año especial dedicado a la ‘familia’

El próximo 19 de marzo la Iglesia universal celebra cinco años de la publicación de la exhortación apostólica 'Amoris laetitia' sobre la belleza y la alegría del amor familiar. Este mismo día, el Papa Francisco inaugurará el “Año 'Amoris laetitia'”, un periodo especial que se dedicará a la familia y que terminará el 26 de junio de 2022, con ocasión del X Encuentro Mundial de las Familias que se celebrará en Roma. En este contexto, monseñor Edgar de Jesús García Gil, obispo de Palmira y presidente de la Comisión Episcopal de Familia, ha extendido una invitación a todos los obispos del país y a los agentes de la pastoral familiar, para que en esta fecha se unan al acto de inauguración que se está preparando con este motivo. “Es una oportunidad y año de gracia para que nosotros podamos trabajar por la comunión de amor que es una familia y por la belleza que Dios nos ha regalado en los valores familiares que tanto necesita el pueblo colombiano”, expresó el prelado. El año dedicado a la familia fue anunciado a través de una carta enviada por el prefecto del dicasterio para los Laicos, Familia y Vida, Kevin Joseph Farrell, a las Conferencias Episcopales del mundo, en la que se invita a vivir de lleno esta experiencia de fe. La misiva enviada por este dicasterio señala que la experiencia de la pandemia “ha puesto de relieve el papel central de la familia como Iglesia doméstica y ha subrayado la importancia de los vínculos entre las familias". En este contexto animan para que, a lo largo de este año, en las parroquias, diócesis, universidades, movimientos eclesiales y asociaciones familiares, se realicen iniciativas de carácter espiritual, pastoral, cultural y formativo. Según lo ha indicado el dicasterio, con la animación de este año especial de la familia, se busca ofrecer a la Iglesia oportunidades de reflexión y profundización para vivir concretamente la riqueza de la exhortación apostólica 'Amoris laetitia'. Además, "hacer experimentar que el Evangelio para la familia es alegría que llena el corazón y la vida entera". Igualmente, es deseo dar una mayor participación de los matrimonios en las estructuras diocesanas y parroquiales “para establecer la pastoral familiar y una profundización en la formación de los agentes pastorales, seminaristas y sacerdotes para que, trabajando con las familias, estén a la altura de los desafíos del mundo actual”. Continúa el mensaje señalando que es importante "promover en las familias su natural vocación misionera creando momentos de formación para la evangelización e iniciativas misioneras", en ocasiones como la formación para los sacramentos de los niños, bodas, aniversarios o momentos litúrgicos importantes. Para vivir este año de la familia, el dicasterio ha elaborado un folleto informativo que brinda algunas sugerencias a seguir. Entre ellos: La realización de foros, conversatorios, elaboración de videos testimoniales, momentos litúrgicos, propuestas pastorales, catequesis, celebración de una jornada para los abuelos y las personas mayores, doce itinerarios con las familias para poner en práctica 'Amoris laetitia', entre otros. Carta del prefecto del dicasterio para los Laicos, Familia y Vida[icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar carta[/icon] Folleto informativodel dicasterio para los Laicos, Familia y Vida[icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar folleto[/icon]