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fin año

Jue 29 Dic 2016

“Que el nuevo año sea una oportunidad para crecer como persona”: Cardenal Salazar

Al llegar un nuevo año el cardenal colombiano Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), invita a reflexionar sobre cómo estamos viviendo y que significa nuestra existencia. “Que al empezar un nuevo año, nosotros tomemos conciencia del sentido que tiene nuestra existencia. No nos dejemos embotar por acontecimientos o por la búsqueda del placer, nuestra vida debe tener un sentido porque tiene una meta y es la de llegar al encuentro definitivo con Dios”, dijo el prelado El arzobispo de Bogotá, afirma que este nuevo año debe ser una oportunidad para crecer como personas, como verdaderos ciudadanos y así contribuir de una manera más eficaz a la construcción de un mejor país. Audio: Cardenal Rubén Salazar Gómez [icon class='fa fa-download fa-2x']Visitar: Especial de Navidad[/icon]

Mié 28 Dic 2016

Nuncio apostólico en Colombia pone bajo el amparo de María el nuevo año

El Nuncio Apostólico del Vaticano, monseñor Ettore Balestrero, expresa al pueblo colombiano sus buenos deseos por un nuevo año lleno de felicidad. El representante del Papa Francisco, dice que este fin de año ha de ser un momento especial para presentar a Dios, como en un ofertorio, lo que hemos hecho y agradecer por todo lo recibido. “Un canto de alabanza que nosotros elevamos a Dios al final del año para darle gracias por habernos acompañado a lo largo del año, porque muchas veces ha estado cerca de nosotros”, señala el jerarca. Finalmente, monseñor Balestrero encomienda el nuevo año al amparo y protección de la Virgen María “a ella le pedimos que nos ayude a caminar, que nos proteja y nos acompañe en todas las dificultades”. Audio: Mons. Ettore Balestrero, Nuncio Apostólico [icon class='fa fa-download fa-2x']Visite: Especial de Navidad[/icon]

Mar 27 Dic 2016

“Den gracias a Dios por todo”

Por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo - Cercanos a concluir este año, tenemos la ocasión de vivir la recomendación del apóstol Pablo: “Den gracias a Dios por todo” (1 Tes 5,18). Dar gracias es una forma de leer la historia en clave de verdad y de bondad, es asumir la vida que tiene raíces en el pasado y que extiende sus ramas hacia el futuro, es percibir el paso sigiloso o clamoroso de Aquel que siendo eterno nos acompaña con paternal solicitud en el tiempo. Dar gracias es algo fundamental en el arte de vivir. En este año que culminamos, Dios nos ha mantenido en el milagro de la vida, nos ha permitido avanzar en el cumplimiento de una misión, ha hecho posible el fortalecimiento de relaciones entrañables con tantas personas y el nacimiento de nuevos encuentros por la amistad o el servicio, nos ha dado fortaleza para sobrellevar las pruebas y nos ha llenado los ojos de esperanza para proseguir el camino. Un año atesora tantas experiencias originales e irrepetibles que marcan la más honda identidad de cada persona. A nivel mundial, en este año, hemos vivido acontecimientos que han desconcertado a los sabios, que han mostrado el magnífico e impredecible juego de la libertad humana, que nos han dejado desconcertados al ver que la maldad llega tan lejos o al percibir que la ciencia y la técnica escalan metas tan altas. Nos sentimos protagonistas y a la vez prisioneros en un proceso que en ocasiones nos desespera con su lentitud y en ocasiones nos asusta con su velocidad. Entonces, como Jesús, alabamos al Padre porque a él le ha parecido bien así (Lc 10,21). Este año, en Colombia, todos hemos sentido la necesidad de la paz. Hemos aportado ideas y esfuerzos para diseñarla, conquistarla, protegerla. Como, fundamentalmente, la paz no está por fuera sino por dentro, cada uno le pone su rostro y su medida. Esto mismo nos enfrenta y nos divide. Es dramático y apasionante ser personas humanas, construir juntos una sociedad, establecer un proyecto seguro hacia el mañana. Cuando, al final de todo, no sabemos o no podemos ponemos en las manos de Dios nuestros sueños y nuestras luchas. Entonces, nos da paz saber que él nos lleva y nos hace capaces de crear el futuro. En la Iglesia, entre luces y sombras, hemos continuado la misión de anunciar la fuerza salvadora del Evangelio, de trabajar por la dignidad y los derechos de todo ser humano, de sembrar fraternidad y solidaridad en todos los surcos que se abren, de invitar a levantar el corazón a Dios, fuente de la verdadera alegría. En este sentido, damos gracias por la vida litúrgica en las parroquias, por las iniciativas de evangelización en tantos campos, por el acompañamiento, muchas veces desconocido pero siempre valioso, a los que sufren. Debemos dar gracias por este año que nos condujo de modo particular a contemplar, vivir e irradiar la misericordia de Dios, por la oración silenciosa pero fecunda de tantas personas que ha puesto cimiento a todo lo bueno que hemos hecho, por la vocación de servicio que hemos mantenido en medio de múltiples dificultades, por todos los apóstoles del bien que han surgido y se van formado entre los laicos, por la multiforme labor de las congregaciones religiosas y demás asociaciones católicas, por las pequeñas comunidades eclesiales que se van configurando y están trabajando para que Dios viva y reine en todo. Dar gracias a Dios por lo que hemos vivido en este año nos reconcilia con los demás y con nosotros mismos, nos hace valorar lo que hemos realizado aunque muchas veces no tenga la perfección que queríamos, nos da seguridad y pasión para afrontar con valores ciertos e ideales grandes el año que viene, nos llena de luz y de fuerza al sentir una Providencia que nos supera y que amorosamente nos cuida y nos guía. Como enseña San Pablo, demos gracias a Dios por todo. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín