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Fortaleciendo

Jue 29 Nov 2018

Programa FortaleSCiendo de Pastoral Social recibe distinción

Por su aporte al crecimiento del sector social, el Secretariado de Pastoral Social a través de su Programa FortaleSCiendo, recibe reconocimiento. El Programa FortaleSCiendoacompaña a 100 organizaciones de la sociedad civil – OSC – y 17 organizaciones de apoyo – jurisdicciones eclesiásticas – de 39 municipios distribuidos en 6 regionales del país, para que estas organizaciones establezcan relaciones positivas con el Estado y logren incidir con propuestas de transformación social para sus comunidades. El reconocimiento lo otorgó la Fundación Bolívar Davivienda, a través de su Programa Aflora en el evento Conquista Social 2018 que este año, además de hacer un reconocimiento a la dedicación, participación y disciplina de organizaciones sociales, voluntarios y aliados de la Fundación, hizo énfasis en la importancia de marcar tendencias para impulsar el sector social. FortaleSCiendo se viene implementando desde el año 2015 con el objetivo de fortalecer la capacidad de las organizaciones de la sociedad civil para promover la presencia efectiva de las instituciones y procesos democráticos en sus territorios. Durante los 4 años del programa las organizaciones han realizado acciones de incidencia tales como: jornadas de cabildeo para la socialización de estrategias y búsqueda de aliados, incidencia en espacios de participación y control social, formalizaron de alianzas para la gestión de recursos, formación, investigación e intercambio de experiencias para la incidencia; dinamización de políticas públicas y programas sectoriales, entre otras acciones para el acceso a la justicia, la protección y derechos humanos. También han fortalecido sus procesos de sostenibilidad, hoy el 99% de las OSC locales están legalmente constituidas, registradas o en proceso de registro, elaboraron sus portafolios de servicios, implementaron planes de bienestar, establecieron alianzas con otras organizaciones, instituciones y 57 OSC locales desarrollaron acciones de relacionamiento y coordinación con programas como los de USAID. Algunos de los logros de las organizaciones participantes van desde introducir, adoptar e implementar cerca de 42 políticas, planes, programas y presupuestos con participación de las organizaciones, hasta la gestión con instituciones gubernamentales para obras de infraestructura. Es el caso de la Asociación de Mujeres Unidas de San Isidro –AMUSI, que producto de un proceso de incidencia y diálogo con la Alcaldía municipal de El Carmen de Bolívar y la Gobernación del departamento de Bolívar logró la adecuación de 12 kilómetros de la vía entre el corregimiento San Isidro y la carretera que comunica con cabecera municipal, así mismo la construcción de un puente en San Isidro como parte de la iniciativa Puentes para la Paz de la Gobernación de Bolívar con una inversión de $819 millones, beneficiándose la comunidad en su movilidad y la salida a mercados locales de los productos agrícolas que cultivan más de 2.000 campesinos de la zona de Montes de María. También la Asociación Afrocolombiana del Sur del Tolima Damagua – ASADAMAGUA-, logró que su propuesta de Cátedra de Afrocolobianidad fuera tenida en cuenta por la Secretaría de Educación del Departamento y se socializara con docentes y rectores para que sea acogida en sus programas académicos. Por su parte, la Asociación de Mujeres Artesanas de San Jacinto, logró que la alcaldía implementara la oficina de la mujer en el municipio. Organizaciones como las diócesis de Buenaventura, Tibú y Tumaco han sido claves en los procesos de movilización, “Paro Cívico de Buenaventura” que logró la creación de un fondo para solucionar los problemas de abandono de esta región. “La Caravana de la Esperanza SOS Catatumbo”, donde se hacía un llamado al cese de hostilidades de los actores armados, y “Tumaco No Aguanta Más” impulsada por el Comité Tumaco Unidos por la Vida y la Justicia que logró que el gobierno creara una Mesa Permanente para resolver los 54 puntos presentados por los tumaqueños sobre la grave situación de seguridad, pobreza, educación, infraestructura entre otros. En temas de sostenibilidad, por ejemplo Asudelma, de Florencia Caquetá estableció una alianza con la empresa Biogar para mejorar sus procesos administrativos y de comercialización de sus artículos de lencería para el hogar y, ACNUR de Santander de Quilichao en el Cauca, estableció un mercado campesino con el apoyo de instituciones gubernamentales. Estos son solo algunos ejemplos de los avances de las organizaciones de la sociedad civil participantes de FortaleSCiendo, acompañadas por el SNPS y que se constituyen en experiencias de construcción de paz y gobernabilidad. Fuente: Fortaleciendo / Pastoral Social

Jue 21 Sep 2017

Así avanza Semana por la Paz en Tumaco

En el marco de la Semana por la Paz, la diócesis de Tumaco a través de la Pastoral Social y con el apoyo del proyecto Fortaleciendo, realizó el encuentro juvenil por la paz, evento que convocó cerca de 400 jóvenes de diversas instituciones educativas. Durante este espacio los jóvenes tuvieron la oportunidad de compartir sus vivencias en torno a la práctica de la paz en sus familias, su comunidad y el colegio. La lúdica y la recreación, fueron las herramientas pedagógicas para lograr que los jóvenes hicieran conciencia del flagelo de la violencia para luego constituirse en gestores de paz y reconciliación. Los profesionales de la diócesis de Tumaco, facilitaron el encuentro en donde les enseñaban a los muchachos métodos de paz y reconciliación. "Los salahondeños, viven la Semana por la paz" Así mismo, durante una jornada por la paz, programada para este viernes 22 de septiembre, en el municipio es Francisco Pizarro, cabecera municipal es Salahonda sus habitantesvivirán un camino intenso de sensibilización acerca de la importancia de la paz en los corazones de cada persona, de la familia y la comunidad. La jornada por la paz, tendrá inicio en el parque principal del municipio de Francisco Pizarro, con el concurso de pintura infantil para niños (as); posteriormente el concurso de canto para los jóvenes, con mensajes alusivos a la paz y finalmente a las 12 m. se presentará el teatro por la paz de la diócesis de Tumaco, este último visibilizará el flagelo de la violencia en este territorio y la importancia que la paz tiene para el desarrollo humano integral en las comunidades.

Jue 6 Abr 2017

“Debemos sembrar esperanza en Putumayo”: Obispo de Mocoa

Por las calles de la ciudad de Mocoa, en el departamento de Putumayo, el panorama es de angustia. Sin agua, sin energía eléctrica, con helicópteros sobrevolando los cielos mocuanos, camiones cisternas por todos lados, un caos que hasta ahora adquiere orden, pese a la adversidad. Personal de una centena de instituciones, así como también organismos nacionales e internacionales llegan día a día a ofrecer su formación y habilidades para tratar de mitigar la crisis humanitaria que se evidencia en cada esquina, en casa albergue; y que se resume al ver a los ojos a cualquier habitante de los barrios arrasados por la avalancha en la capital putumayense. Las quebradas La Taruca, El Mulato, y los ríos Sangoyaco y El Mocoa ya no serán vistos de la misma forma por los habitantes de los 17 barrios y asentamientos que fueron borrados de la geografía mocuana. El polvo de las calles de la capital de Putumayo nos recuerda cómo el lodo invadió el 60 por ciento de la ciudad. Uno de los sobrevivientes fue Silvio Edgar Burgos, uno de los habitantes del barrio San Fernando, quien recordó que algunos conocidos de él murieron de paro cardiaco, solo por ver la dimensión de la tragedia. “Eso fue impresionante. Yo logré salir porque la avalancha fue como en dos etapas. Una fue más suave, y en esa fue donde salí con los míos. Luego como a las 11 de la noche se vino la segunda tanda de la avalancha, y ahí sí se llevó todo”, puntualizó el hombre, quien trabaja como vigilante de seguridad privada. Lo perdí todo, puntualizó. Las zonas afectadas por la avalancha fueron los barrios Esmeralda, Los Bosques, Junín, San Fernando, Los Pinos, El Progreso, La Independencia, Miraflores, El Carmen, Villa del Norte, San Miguel, Laureles, San Agustín, Los Chíparos, José Homero Bajo, vereda San Antonio y la salida al municipio de Pitalito. “Aún estoy viva, papá” Mireya Hernández López, docente en el municipio de Puerto Asís, hace parte de una de las 1850 familias damnificadas de la avalancha de la madrugada del primero de abril. Cuenta que aquella noche se encontraba visitando a su familia y debido a la torrencial lluvia, que se precipitó con fuerza sobre las casas, decidió quedarse para viajar al siguiente día a su lugar de trabajo. “Gracias a Dios logramos salir mis padres, mis hermanos, pero tenemos familiares que aún están desaparecidos. Hoy acabamos de enterrar a la esposa de un primo”, resaltó. Pese a que logró sobrevivir, el dolor que despierta el desarraigo calcina aún su corazón. “Yo le pido a todas mis amistades, a la comunidad internacional, al presidente de la República que se solidaricen con mi pueblo, porque no solo me duele mi familia sino todo mi pueblo”, dijo entre sollozos la mujer. Y puntualizó: “También quiero enviar un mensaje a mi padre donde quiera que se encuentre, en cualquier rincón de Colombia, quien es el señor Sigifredo Hernández Guerrero, hijo de la señora Gloria Guerrero, que aún estoy viva. Hemos soportado dos avalanchas en éste pueblo, pero aún estoy viva, papá”. Como hormiguitas en la Diócesis Estas historias recorren los contornos de ése municipio putumayense, cargado de simbolismo amazónico y riqueza ancestral. Y son precisamente por éstas y otras vivencias que la Iglesia Católica viene trabajando para mitigar la grave crisis humanitaria que viven hoy los mocuanos. Las oficinas de la Diócesis de Mocoa-Sibundoy, que una vez fueron unas sigilosas dependencias donde el caminar tranquilo de sus visitantes apenas se notaba, se convirtieron a partir de esta semana en una completa sala de operaciones, dinámica y mucho ajetreo. Una veintena de colaboradores, voluntarios y “cómplices de la esperanza”, como los llamó el Pbro. Oscar Claros Artunduaga, coordinador, vienen estos días trabajando como hormiguitas en las labores de asistencia social. “Puedo decirles que tenemos una bodega llena de mucha ayuda que han traído de varias zonas del país, y que se ha llevado a varios centros de albergue, para veredas, para núcleos familiares. Aquí tenemos lo que nos ha llegado en víveres, en colchonetas, en ropa, en agua y demás. Tenemos una coordinación, y desde allí sale el equipo de logística a llevar a éstos lugares”, explicó Monseñor Maldonado Monsalve. Un trabajo que “rompe el alma” Todos los días en la mañana, el comité de voluntariado de la Diócesis se reúne para coordinar las acciones de cara a mitigar la situación en la capital putumayense. Toneladas de ayuda entre lunes y martes se ha recibido por parte de organizaciones y entidades de Caquetá, Huila y otras latitudes de Colombia. El equipo diocesano ha solicitado a la comunidad en general que por favor envíen ropa en buen estado, pues están enviando piezas muy deterioradas. Pero una de las labores más difíciles y que “desgarra el alma”, como lo describió Monseñor Maldonado, es la que tienen que vivir sacerdotes Nelson Cruz y los frailes provenientes del municipio de Oporapa, Huila. Mientras las autoridades forenses, la Sijín de la Policía y el CTI de la Fiscalía, van avanzando en la identificación de cuerpos, los religiosos son los que muchas veces les toca ayudar a los familiares a abrir los huecos para enterrar a los cadáveres ya en estado de descomposición. "Nuestro trabajo caritativo ha sido un acompañamiento espiritual, celebrando eucaristías en el cementerio y en algunos barrios de Mocoa. Muchos familiares de fallecidos llegan sin alguien que les ayude a abrir la fosa para enterrar a sus muertos. Entonces, hemos también ayudado a abrir las fosas para los cadáveres", dijo el Pbro. Fray Lorenzo María del Buen Pastor, uno de los nueve franciscanos que llegaron desde el Huila a ayudar en las labores humanitarias. A ellos, Monseñor Maldonado les agradeció por su entrega y loable labor caritativa para con la comunidad afectada por la tragedia que hoy enluta al mundo. “La realidad más dura de Mocoa está en el cementerio. Quiero agradecer a los monjes franciscanos por su loable labor", dijo el señor obispo, quien agregó que de ahora en adelante la labor de la Iglesia para con la gente de Putumayo será la de “sembrar la esperanza en los corazones para así reconstruir nuestro pueblo”. La cifra oficial son, hasta este jueves, 308 muertos, de los cuales han entregado 195. En las horas de la tarde de ayer martes fueron encontrados siete cuerpos, uno de los cuales fue encontrado en inmediaciones del municipio de Curillo (Caquetá). Igualmente, han sido atendidas 332 personas en el Hospital José María Hernández de Mocoa. Fuente: Jhon Fredy Nagles Soto, Comunicador Social.